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Marioneta De Cristal por Satan666

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Capítulo XLIX. (Desafío)

POV Adrián

 

—Pueden dejarme aquí y regresar, estaré bien.

— ¿Vas a estar bien? — Me preguntó Oliver.

—Completamente, soy cercano a uno de los doctores, fue el que me reviso en primer lugar, así que se volverá a encargar de mí.

— ¿No quieres que te acompañe? — Me preguntó S.

—Sabes que los Halcones no pueden verme contigo, estaré bien, no me duele tanto. — Puse la mano detrás de mi espalda.

—Eres un terrible mentiroso, no sé cómo es que engañas a todo el mundo. — Suspiro.

—Basta de mencionar mis defectos, y váyanse a trabajar, sé que están preocupados pero les avisare cuando termine. — Mi novio dudo durante un instante, pero finalmente asintió.

— ¿Adrián? — Me gire bruscamente y el movimiento hizo que me golpeara la mano.

—Maldita sea. — Dije entre dientes.

— ¿Qué sucede? — M se acercó rápidamente y tomo mi mano para revisarla.

No hizo falta que volteara, sabía qué tipo de expresión era la que tenia S. Siempre hay un momento en el que deseamos que la tierra nos trague para desaparecer, y este es mi momento. Mire de reojo a los Red K para ver que tan grave era el ambiente, y como supuse S estaba apretando la moto con tanta fuerza que pude ver como se le marcaban las venas en la mano; por otro lado Oliver estaba confundido y no dejaba de mirar de un lado hacia el otro.

Tome aire antes de dar un paso lejos de ambos hombres y sostuve mi mano, que seguía sangrando por el esfuerzo del trabajo esa tarde.

 

—No es tan grave, solo me duele un poco. — Le explique a M.

—Adrián eso no es lo que parece.

—Y ustedes váyanse por favor, estaré perfectamente bien.

— ¿Seguro? — Preguntó Oliver, sin dejar de sentir el ambiente que se formo.

—Yo cuídate de él. — Dijo M, lo mire y después a S.

 

Sentí como si mi cuerpo hubiera recordado respirar, mi novio lo miro con esos ojos grises de los que fui víctima hace un tiempo, de los que era dueño ese asesino de la zona roja tan peligroso. M no se inmuto y también mantuvo su misma expresión, analizando todo con sus ojos negros y penetrantes. El aire a nuestro alrededor podía cortar peor que el cuchillo que detuve con mi mano.

 

—Adrián ¿Qué estás haciendo? Te estoy esperando. — Preguntó Marcos, saliendo del hospital.

—Oh, mi salvador. — Susurré y tome su mano para jalarlo.

—Está bien, cuídalo. Pero si le pasa algo como de esa mano de nuevo, te haré el único responsable y tendrás que rendirme cuentas. — Le dijo S a M.

—Trato hecho. — M sonrió y mi novio arranco la moto antes de verme para irse. Oliver lo siguió de inmediato.

 —Creo que me va a dar un infarto. — Dije y Marcos me sostuvo preocupado.

— ¿Qué sucede? — Preguntó.

—No estaba respirando. — Tome aire con brusquedad y mire a M.

—Conste que yo no estaba discutiendo, estaba y sigo preocupado por ti. — Me dijo.

—Pero ¿Por qué tienes que mirarlo así cuando se encuentran?

—Porque yo también tengo mi orgullo, Adrian. — Llego a mi lado y me toco la barbilla con el dedo.

—Por cierto ¿Qué estás haciendo aquí? — Pregunté.

—Yo lo llame, para discutir ciertos asuntos. —Dijo Marcos, por un momento me había olvidado de su presencia.

—Lamento molestarte con mis cosas. — Le dije y negó.

—Tú eres más importante. — Me dijo antes de tomar mi mano para verla.

—Exactamente. — Dijo M.

Mi reporte: Ya me revisaron, la herida no se abrió demasiado. Sobreviviré.

Lo envié y suspire antes de recostarme un rato en la camilla del consultorio de Ronald. Estaba esperando que M terminara con su reunión, porque no puedo regresar por mi cuenta, y me rehusó a caminar hasta la casa por las calles y subidas tan largas de la zona roja. Me tome un calmante por sugerencia del doctor y me tome un momento para mí mismo, y avisarle a S de mi estado.

Espero que sobrevivas entero la próxima vez. Si te veo herido, ya tengo quien pague las consecuencias.

Suspire y mire el techo blanco, con esa luz tan fea y opaca que no alumbra realmente nada.

El hecho de que ellos discutan me pone nervioso, pero el hecho de que se hablen y discutan en silencio me pone mucho peor. No sé que se les cruza por la cabeza, o que son capaces de hacer para perjudicar al otro. La verdadera pregunta es ¿Qué hare yo?

¿Debo quedarme en el medio?

No me da miedo lo que pueda pasarme, porque yo mentalice mi futuro desde que tome la decisión de quedarme aquí, pero si me consterna la idea de que les pase algo a ellos. Es horrible pensar que mi decisión es el detonante de sus ideas y razones.

 

—Mierda. — Me senté en la camilla y desordene mi cabello.

 

Mi cuerpo se estremeció cuando escuche que alguien estaba tocando la puerta, inmediatamente supe que no era Marcos y tampoco M, porque es el consultorio del primero, y el segundo no es tan educado.

 

—Adelante.

—Permiso. — Me sorprendió enormemente ver a Masato, sentí como si fuera una aparición.

— ¿Ocurrió algo malo? — Le pregunté, porque fue lo primero que se me paso por la cabeza.

—No, solo vine a verte.

— ¿A mí? — No podía ver mi expresión, pero imaginaba que era la de un idiota, porque me miro con paciencia y se sentó en la silla junto a la camilla, en la que estaba Marcos hace rato.

—Es mi culpa que estés así, y me siento culpable. Yo le pedí a M que me avisara si pasaba algo contigo o tu herida, espero que eso no te moleste.

—No me molesta, pero estoy sorprendido. — Porque Masato es la persona menos expresiva que he conocido en mi vida. Y nunca espere que se preocupara por sus compañeros.

— ¿Te duele mucho? — Preguntó, mirando mi mano vendada.

—Ahora mismo no, porque me tome un calmante, pero no fue tan grave. Me dijeron que la cuidara y me vi forzado a hacer mucho más esfuerzo del debido.

—Fue por mi descuido que terminaste así y no sé qué hacer para agradecer el hecho de que me salvaras la vida.

—Somos compañeros, no es necesario que hagas nada, se que en otras circunstancias habrías hecho lo mismo por cualquiera de nosotros. — Asintió.

—Pero de todos modos me gustaría hacer algo, y pensé que si te gusta la idea, podría enseñarte algunos movimientos.  — Lo mire sorprendido y me quede en silencio durante un momento. Eso no pareció molestarlo.

— ¿Tienes tiempo para las clases?

—Sí, no tengo tanto trabajo estos días.

—Seria un estúpido si dijera que no. — Y Ronald probablemente me insultaría.

— ¿Eso es un sí?

—Por supuesto.

 

POV M

 

Ustedes tenían razón, el cadáver pertenece a un chico que se llamaba Simón Jonás CalderónGarcía, tenia 16 anos, estaba en proceso de entrar a los triangulo inverso, ya sabes lo que se identifican con un triangulo de cabeza en el brazo. — Me entregó una carpeta y la tome para revisar los papeles.

— ¿Crees que lo hicieran ellos?

— ¿Asesinarlo? No estoy seguro. Mi hermano conoce a uno de esos chicos, a veces van a tomar juntos, le preguntaré si puedes reunirte con él para que hablen.

—Estaría muy agradecido. Apoye una pierna sobre la otra y comencé a morderme los labios.

— ¿Qué sucede? — Me preguntó.

—Los grupos de la zona roja no son tan descuidados; los Red K hacen lo que quieren, pero es porque existe un orden de jerarquía, y sin embargo, suelen tener mucho cuidado cuando se trata de asuntos importantes. No puedo dejar de preguntarme que es lo que quieren ¿Una guerra?

—Probablemente, deben ser chicos aburridos a la expectativa de desatar un infierno.

—Tal vez quieren tener a la gente de la zona roja bajo su control, ya sabes, destronar a los reyes.

—Pero los Red K no lo van a permitir.

—Por supuesto que no. Ningún grupo tiene más gente que los Red K, pero ellos se mueven en otros lugares y suelen borrar sus pasos después de que trabajan. Me atrevería a pensar que quieren una guerra contra ellos, pero en la nota que estaba dentro del chico señalaban que era una amenaza general.

—Creo que deberías discutir todo esto con Bruno.

—No es como si tuviera opción. Bruno es inteligente y sabrá que hacer si se desata un baño de sangre.

— ¿Y lo que me habías mencionado con respecto a…?

—Adrian no va a acceder irse para otro lugar, se pone ansioso cuando estamos lejos mucho tiempo, y eso puede llevarlo a hacer cosas imprudentes. El mejor lugar dónde puede estar es conmigo. Además, hay una persona a la que tengo que demostrarle que el mejor lugar para él es este. — Me levante. 

—Cuenta conmigo para lo que necesites, para lo que necesiten todos.

—Gracias Marcos, tengo la confianza de que todo saldrá bien.

— ¿Por qué no me preguntaste sobre mi nombre?

— ¿Qué?

—Lo escuchaste cuando estábamos en ese local, el otro día.

—Es cierto, lo había olvidado. Al principio quería hablar al respecto, pero luego deseche la idea porque pensé que si no me lo habías dicho era por alguna razón importante. — Forme una sonrisa con los labios.

—Adrián ¿Crees que yo no te respondería algo? — Me apoye de lado sobre la cama para observarlo.

—A veces censuras las cosas cuando hablas, no creas que no me doy cuenta. Puede que no sea tan atento como ustedes, pero las cosas que antes eran invisibles, ahora son muy notables.

—Maldición, por eso debes gustarme tanto. — Me lanzo una almohada en la cara.

—Entonces ¿Por qué me ocultas cosas?

—Por seguridad, no por falta de confianza. Si me atrapa un enemigo y me tortura hasta la muerte, estoy seguro de que tienes en cuenta lo que pasaría, yo moriría con los secretos de nuestra gente, porque eso es lo que nos mantiene fuertes. Ahora déjame preguntarte Adrián ¿Qué harías si te torturan hasta la muerte para que reveles nuestros secretos? — Lo pensó durante un momento.

—No tengo la menor idea.

—Exactamente, ese es mi punto. Te diré todo cuando tengas una respuesta honesta a esa pregunta.

— ¿Realmente morirías sin pensar en nada más? — Lo mire.

— ¿La idea te molesta?

—Bastante. — Sonreí y lo atraje hacia mi pecho.

—Eres lo único en lo que pensaría, cada segundo.

—Eso no me hace sentir mejor.

—Lo lamento.

—Mauricio. — Me estremecí cuando dijo mi nombre.

— ¿Si?

—Si nunca llegas a morir; si ninguno de nosotros lo hace. Si tenemos una vida por delante ¿Cuánto tiempo te quedarías en mi vida?

—Todo el tiempo que me necesites en ella.

Cerró los ojos y acaricie su cabello hasta que se quedo dormido. Después de salir del hospital tome la decisión de venir a mi casa, para que pudiera descansar sin que lo estuvieran agobiando con preguntas innecesarias. Aunque no me hablo de todo lo que hizo, sé que está bastante cansado y no puedo hacer más que cuidar su tranquilidad, mientras pueda tenerla en mis manos.

Me levante con mucho cuidado cuando escuche el primer suspiro y tome las armas antes de salir de la casa. Me subí a la moto y baje hasta la zona media de la zona roja. Me estacione cerca de un pequeño local la mayor parte del tiempo vacio. Entre y busque con la mirada hasta que encontré la mesa correcta y me senté con un movimiento.

 

—Hola Darío ¿Para que querías que habláramos? 

—Ya llegaste. — Susurró y aparto la botella de cerveza que se estaba tomando.

—Tengo que pedirte un favor. Y lamento que seas tú, pero no puede ser otra persona.

—Dime de qué se trata.

—Primero necesito que me jures que nada de lo que hablemos saldrá de aquí, tampoco lo puede saber Adrian, sé que las promesas para nosotros no valen nada, pero lo necesito. — Apreté los labios y terminé asintiendo.

—Te lo prometo y soy todo oídos.

—Muy bien caballeros, puede que estemos en época decembrina, pero eso no nos libera del trabajo; quiero advertirles que este va a ser un mes muy ocupado.

—Bruno ¿Es que tú nunca puedes dar buenas noticias? Cómo que nos vas a aumentar la paga por ejemplo. — Dijo Darío, sonreí con los labios.

—Lo haré si hacen todo su trabajo como se debe.

—Dios mío.

 Mire de reojo a Darío, que estaba tomando la mano de Adrián y además de replicarle a Bruno, estaban hablando en silencio. El gesto me pareció inocente y agradable. Por otro lado las miradas de George para conmigo eran tan pesadas que bien podría haberme hecho explotar la cabeza, de tener ese tipo de capacidades. Suspire resignado a que nada de eso cambiaria, no en estos momentos.

—Jefe, yo estoy seguro de que ahora vas a decir muchas cosas de verdad fascinantes, pero voy a trabajar, con lo que me pediste.

—De acuerdo, puedes irte primero. Los demás deben quedarse aquí. — Amenazo.

Mire a Adrián un instante y no fue difícil saber que estaba ansioso de nuevo, por no saber a dónde me dirigía, por no saber si esta noche dormiríamos juntos. Intente calmarlo con un gesto y me dirigí hasta la puerta para salir y encender un cigarro.

—Pronto voy a decirte todo, lo prometo.

— ¿Estás seguro de que es sensato seguir con esa guerra infantil? La única persona perjudicada con todo esto será Adrián, no sabes si va a poder soportar el cargo de conciencia.

—Adrián es bastante fuerte Joshua; además admito que esto lo hago por mí también, es una cuestión de orgullo. 

—Infantil.

—Puede ser.

—No creo que M quiera desaprovechar la oportunidad de pelear directamente con un Red K.

—Muy bien Max, gracias por entenderme. — Terminé la cerveza que tenía en mis manos y me levante de la mesa.

— ¿A dónde vas? —Preguntó Lucas.

—El baño, ya regresó.

Camine hasta el baño y cerré la puerta con fuerza. La persona que estaba dentro se estremeció y me miro sorprendido, antes de darse cuenta de quién era yo; entonces sonrió, como si encontrara muy divertida la situación.

—Pero que honor, me viene a visitar la realeza.

— ¿Jasper, cierto?

—M. —Lo mire con paciencia.

—No vine a hablarte de lo que piensas. Decide si vas a cooperar conmigo por las buenas o las malas.

—No hacen falta las amenazas, conozco bien lo que haces, eres muy bueno con tu trabajo, no soy estúpido.

—Muy bien, entonces vas a decirme ya mismo todo lo que sabes sobre Simón Jonás CalderónGarcía. — Sus ojos no dejaron de luchar con los míos en ningún momento. Ni después de escuchar ese nombre.

—Solo vi al chico un par de veces, sé que era bastante joven, el jefe es quien entrevista y entrena a los chicos nuevos. Pero creo recordar que tenían dudas en admitirlo por su juventud.

— ¿Tu jefe suele matar a las personas que quiere fuera de su camino?

—Ese no es el estilo de mi jefe, no es nuestro estilo de trabajo, nosotros no somos ustedes. — Sonrió y suspire suavemente para relajarme y no dejarme llevar por su altanería.

— ¿Sabes que paso con el chico?

—No tengo idea, tiene semanas sin aparecer en nuestro territorio.

—De acuerdo, supongo que no serás tan imprudente como para censurarme lo que sabes. — Negó lentamente. 

— ¿De qué me serviría mentirle a una persona que es experta en leer el lenguaje corporal? No soy tan buen mentiroso.

—No dudaría en que buscaras la forma de hacerlo, pero de todos modos voy a poner en dudas tus palabras, porque si esa amenaza vino de su parte no duden que todos van a ir por sus cabezas, y me preguntó cómo piensan salir de esto. — Por primera vez en la conversación sus ojos se oscurecieron.

—Ustedes se desenvuelven en muchas actividades, pero nosotros solo sabemos asesinar, es para lo que existimos, y aunque no estoy negando o afirmando nada, no me gusta el hecho de que nos subestimes, es una imprudencia de tu parte.

—Puede ser, pero no tengo miedo. Las consecuencias de todas mis palabras, las enfrentare yo mismo, y si debo poner mi vida en una balanza que así sea.

—Eres exactamente como me dijeron, un idiota petulante, pero fuera de todo este problema, de verdad admiro tu trabajo, ya veremos que sucede.

—Lo mismo digo. — Me cruce de brazos.

—Con permiso de su majestad, debo volver a trabajar. — Le di paso hasta la puerta y tome un cigarro para encenderlo de prisa.

—Maldita sea.

Regresé a la casa pasada la media noche y como Adrián no estaba el estómago se me contrajo por la ansiedad. Tome mi celular para revisarlo y suspire aliviado cuando encontré el mensaje que no había visto con su aviso Estoy con los chicos me deje caer sobre la cama y puse un brazo detrás de mi cabeza para mirar el techo y dejarme sumir en todos los pensamientos que no dejaban de dar vueltas durante esos días.

 

POV Adrián

 

—No, ellos estaban seguros de quién era yo, en el instante que tome un arma me quedo más que claro, estaban seguros de que no saldrían vivos de ese lugar. —Le explique a Darío.

—Bueno, por todo lo que me contaste, lo único que puedo asegurarte es que esa casa era probablemente uno de los lugares que pertenecieron a los Halcones en su momento. Yo nunca visite ese lugar, pero creo que otros chicos que siguen trabajando aquí, si. Podemos preguntar para saber qué fue lo que paso en ese lugar, si todo estaba lleno de de sangre, probablemente fue una batalla lo que los obligo a dejar el lugar justo como estaba.

—Yo pensé lo mismo cuando vi las listas y los documentos que estaban sobre las mesas.

—Ahora la pregunta realmente es ¿Cuál fue el propósito de llevarnos hasta ese lugar? Ahora me resulta más que lógico que fue a propósito hacernos caer por ese risco, ellos sabían que alguno de nosotros encontraría ese lugar.

—Si tenían todo premeditado, eso quiere decir que la persona que nos acorralo conocía bien ese lugar.

— ¿Insinúas que pudo ser alguien de los Halcones? 

—Exactamente.

—Eso es un poco delicado de hablar con los demás; y más en estas circunstancias. Todo el mundo está nervioso últimamente.

— ¿Crees que puedas hablar con Bruno sobre esto? Es decir, no le cuentes de la sospecha, solo de que otros lugares usaban los Halcones y porque los dejaron. Si existió algún problema interno en el grupo con los miembros.

—Eso tendría bastante sentido. Supongo que puedo sentarme a conversar con él, cuando no esté tan ocupado.

—Sería muy útil saber un poco más, y Bruno te escucha. —Formo una mueca con los labios.

—Él no me escucha todo el tiempo Adrian, solo cuando le grito.

—Solo intenta descubrir lo que puedas, dentro de tu zona de comodidad.

—Se me metió una idea a la cabeza y aunque es extraña, tiene bastante sentido. —Lo mire.

— ¿De qué se trata?

—Sé que George y Jacobo los llevaron hasta el bosque para poder encargarse de ellos en esa zona, me llegaron a comentar que les pareció extraño en ese momento. Y siento que ellos sabían que tú terminarías entrando a esa casa, no me preguntes como o por qué, es solo una idea que se me ocurrió.

—También se me paso por la cabeza, pero no me considero tan importante como para que algo así suceda de verdad. — Se giro de lado y apoyo su cabeza en el brazo para mirarme, porque los dos estamos acostados en su cama.

—Adrián piensa con un poco de sentido, ya el hecho de que ellos supieran que debían tener cuidado por tu puntería es sospechoso, es muy extraño. Así que no es tan descabellada la idea de que el propósito de todo ese accidente fuera eliminar a todo el que ellos consideren un problema.

— ¿Pero quiénes son ellos?

—Es exactamente lo que debemos descubrir ahora, puede que me odies, pero me estoy emocionando. —Me paso por encima y se levanto de la cama.

—Yo no sé si estoy emocionado o lleno de ansiedad, pero tengo tantas preguntas sin respuesta en mi cabeza que me terminaré volviendo loco.

—Vamos a descubrir poco a poco las respuestas. — Me levante y baje con él para la sala.

George y Jacobo estaban entrando y Bruno saliendo de la cocina, todos intercambiamos una mirada y no pude evitar contener una risa. Me aclare la garganta y me acerque a los chicos.

—Vamos, tengo que hablar con ustedes.

—Y yo tengo que hablar contigo. —Le dijo Darío a Bruno, que estaba a media mordida de su sándwich.

— ¿Puedes esperar que termine de comer? — Preguntó Bruno con la boca llena.

—Por supuesto que no, te vas a escapar.

Entonces lo tomo del brazo y se lo llevo hasta su oficina. Ya que la diferencia de alturas entre ellos era bastante evidente, no dejo de resultarme gracioso que el carácter de Darío y su imponencia fuera mucho más grande que el de Bruno. Pero de alguna forma, es lo que más me gusta de mi amigo. 

Me senté con George y Jacobo para explicarles lo mismo que había estado hablando con Darío, porque hice la promesa de ser mucho más abierto con ellos en cuanto a mis problemas, y quería que lo sintieran, que estaba confiando en ellos. Pensaron de forma similar a nosotros y quedamos en descubrir mucho más sobre ese lugar y esos hombres que nos atacaron.

Una hora después salió Darío de la oficina con Bruno y como el ambiente entre ellos no era hostil, supuse que todo había salido bien, ya hablaríamos de eso en otro momento. Pedimos comida y nos quedamos en la sala hasta la noche, cuando Bruno llego con unas carpetas que puso sobre la mesa.

Por supuesto, más trabajo.

Estábamos revisando los papeles cuando M entró por la puerta, todos me miraron y me disculpe para levantarme y subir con él a su habitación.

— ¿Está todo bien? —Le pregunté cuando cerré la puerta.

—Sí, solo estaba un poco ansioso. Verte me hace sentir mucho mejor. — Se sentó sobre la cama y acomode a su lado, sin dejar de mirarlo.

—Pero pasa algo más. — Aseguré.

—Solo estoy estresado por todo lo que está pasando. Me voy a bañar, quédate aquí por favor.

—De acuerdo.

Lo mire salir de la habitación y suspire antes de recostarme sobre la cama y cerrar los ojos para descansar. Pasaron como unos diez minutos antes de que volviera a sonar la puerta y me senté para mirarlo. Estaba con el cabello mojado y una toalla alrededor de la cintura, apreté los labios.

Me miro y sonrió con los labios antes de acercarse al armario y buscar ropa. Me levante y rápidamente me interpuse entre él y la puerta corrediza. Me miro fijamente y le sostuve la mirada, aun cuando sus ojos negros pudieran descubrir todo lo que estaba pensando en esos momentos.

— ¿Vas a decirme que has estado haciendo? Saliste a escondidas cuando estaba durmiendo. Estoy seguro de que andas en algo peligroso y por eso no me quieres decir nada. — Le dije, suspiro suavemente.

—Estuve averiguando algunas cosas, tienes razón. No te lleve conmigo porque siento que algo grande esta por pasar, y no es que te este subestimando o que no sienta que puedes defenderte solo, estoy seguro de que puedes salvar mi culo mucho más que yo el tuyo.

— ¿Entonces?

—Tienes la mano herida, y le dije a novio que te cuidaría, si te pasa algo estaré realmente frustrado conmigo mismo.

—Ninguno puede evitar siempre que pase algo. Mira lo que me paso en la mano, y fue mi culpa, no pudieron evitarlo.

—Pero haré lo posible. — Susurró.

Lo mire seriamente y empuje su cuerpo pecho sutilmente hasta la cama, apoyando las manos sobre su pecho. Me senté sobre su pelvis y me incline hacia adelante para poder verlo, y hacer todo lo posible por no intimidarme por la situación y mis nervios en esos momentos.

—De todos modos me estas escondiendo algo más.

—Diablos Adrián, podría atacarte en este preciso momento.

—No me importa si lo haces, no es como si a estas alturas yo pudiera ocultar lo que siento por ti, o la situación en la que encuentro por ustedes. — Dije frustrado, y él levanto la mano para acariciar mis labios con los dedos.

—Está bien, te lo voy decir todo, pero bájate o tendré que volver a meterme en el baño por tu culpa. — Apretó los ojos y yo me baje de su cuerpo antes de desviar la mirada.

—Vístete de una vez.

—Conste que me diste completo permiso para que esto pase en algún momento.

Tome una almohada y se la puse sobre la cabeza.


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