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Marioneta De Cristal por Satan666

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Capítulo LI. (Hacker)

POV Adrián

 

—Recuerda que no importa lo que pase, no te salgas de tu personaje. Si ocurre algo importante yo voy a encargarme de la situación, y en caso de que no pueda entonces te pasaré un arma.

—No te preocupes, haré lo posible por mantener mi posición. — Evite hacer contacto visual con él, porque era la primera vez que lo veía vestido de traje y estaba demasiado cautivado.

—Recuerda usar los códigos de Diego. Si tenemos suerte acabaremos a la hora de la salida.

—De acuerdo. — Asintió y suspiré cuando se fue.

El trabajo que nos asignaron me saco al principio de mi zona de comodidad, porque a pesar de que me considero capaz en todos los campos académicos, no soy un experto en números, códigos y programas. M por otro lado, siempre busca una solución para todo lo que encarguen en la carpeta, aunque no lo hubiera hecho antes. De alguna forma consiguió meternos el banco central de la ciudad, como empleados regulares, para poder tener acceso al sistema.

No le pregunté como lo hizo o con quién hablo, simplemente me limite a tomar mi posición en el escritorio y seguir paso a paso las instrucciones que Diego nos había dado para poder hacer nuestro trabajo. Por eso es que ahora mismo me encuentro en frente de una computadora. Vestido de traje, zapatos de vestir, una corbata y anteojos de montura gruesa; tecleando como si estuviera completamente acostumbrado a ello.

Es divertido pensar que hasta el momento pude ser empleado en muchos lugares que nunca imagine, por trabajar en la zona roja. Me acostumbro fácilmente a los cambios de ambiente, porque me gusta probar cosas nuevas. Y sé que me elijen para este tipo de trabajos porque soy alguien que puede pasar desapercibido, como un ciudadano completamente normal.

Yo no tengo tatuajes, perforaciones o señales que puedan dar posibles alertas de que vengo de la zona roja. M por otro lado… No sé como hace para ser encantador y pasar desapercibido con su apariencia, su presencia y su mirada. En realidad no podría decir que es exactamente la apariencia o personalidad de un asesino, porque he conocido muchos y todos son distintos unos de los otros ¿Cómo las personas podrían saber que están hablando con uno? Ahora que estoy del otro lado, siento escalofríos de pensar que antes pude haberme sentado al lado de muchos.

Cuando estaba encerrado en mi burbuja de ignorancia.

—Hey, novato ¿Puedes traer café para todos en la oficina? — Me pidió el hombre junto a mi escritorio. Ya era bastante mayor, y tenía una enorme barriga que presionaba los botones de su camisa, como si estuviera a punto de estallar. Su sonrisa me recordó a la de un zorro, como si estuviera pensando en algo malo; y aunque su tono de voz no era hostil, su forma de hablar si era autoritaria.

En resumen, es la clase de persona que piensa “vas a hacer lo que yo te diga, porque eres el nuevo.”

—Por supuesto. — Le dije.

Me levante y camine fuera de la oficina para el área de descanso, puse a funcionar la cafetera y me cruce de brazos esperando que estuviera listo. Tuve que mover el cuello porque estar sentado toda la mañana me hizo sentir tenso.

Supongo que soportar órdenes de los superiores es parte del proceso de tener un nuevo trabajo. Pude observar muchas veces trabajar a mi padre y la manera en la que trataba a sus asistentes. Nunca fue abusivo, pero obviamente existía un orden de jerarquía basado en las posiciones sociales. En aquellos momentos no podía imaginarme haciendo eso, tomando esa posición tan imponente, pero ahora me preguntó si sería capaz de hacerlo.

Tome los pequeños vasos desechables y comencé a llenarlos de café negro sobre una bandeja, la tome y regresé para repartirlos por los escritorios y después de regresarla me senté de nuevo en el escritorio. Le regale una sonrisa nada sincera al obeso con sonrisa de zorro y regrese a lo que estaba haciendo.

Mi trabajo era mantener el teatro del empleado nuevo, mientras que introducía códigos en el sistema para que me arrojara información, datos y contraseñas de relevancia para nuestro cliente. Ya que el sistema del banco era avanzado y tenía un sistema de alerta para detectar a los intrusos o cualquier intento de filtrar datos desconocidos, M estaba haciendo la otra parte del trabajo, desviar todas esas señales para que no fueran detectadas en la oficina de central.  

Me aclaré la garganta antes de beber el café que pasó hirviendo por mi garganta y estire los dedos antes de acomodarlos sobre el teclado y comenzar a escribir rápidamente. Le dedique un minuto al trabajo de oficina y treinta segundos para introducir todos los códigos. Y durante cada cinco minutos estiraba el cuerpo hacía atrás para poder hacer un recorrido por la oficina y los empleados, para saber que tan al tanto estaban de mi trabajo.

Todo el mundo estaba metido en sus propios asuntos, pero sé que hay muchas personas que prefieren estar al tanto de lo que hacen los demás; de juzgar el trabajo que no están haciendo. Es normal que me vigilen, soy el chico nuevo y los adultos creen que lo saben todo, solo porque pasan la vida atrapados en una rutina de trabajo constante que consume su juventud y motivaciones. Esa es mi propia perspectiva del asunto, por supuesto. Nunca he podido evitar sentirme ansioso por el hecho de imaginar que tendría que pasar el resto de mi vida lleno de responsabilidades que no pedí tener nunca.

Y las personas siempre creen que nacer en una familia pudiente es lo mejor que te puede pasar. Es una estupidez.

Desvié la mirada al puesto conjunto por instinto y encontré a mi vecino observándome. Levante una ceja, intentando imaginar que estaría pensando o porque el interés que tenia puesto en mí desde que entré a la oficina en la mañana. No me dijo nada, solo sonrió y volvió a su trabajo; no sé porque me dio la sensación de que él sabía que estaba haciendo algo malo.

Me concentré solo en el trabajo de la oficina por diez minutos y al cabo de ese tiempo dieron las 12 PM. Todos fueron saliendo poco a poco, y me aseguré de bloquear la computadora antes de dejar el escritorio. Salí hasta la cafetería del lugar y me senté en la mesa que estaba M, jugando con una botella de agua.

— ¿No piensas comer nada? — Le pregunté.

—No tengo apetito ¿Se te ha hecho complicado?

—No tanto como pensé. Antes de venir Diego me enseño la mejor forma de hacerlo, soy mucho más lento que él, pero el trabajo se está haciendo, y eso es todo lo que importa. Tengo conmigo la memoria con lo que tenemos hasta ahora, pero hay algo que me gustaría que tuvieras en cuenta.

— ¿De qué se trata? — Enfoco en mí toda su atención en mí.

—Si escuchas algo inusual en mi oficina, ven de inmediato. — Me miro interrogante, y tuve que relamerme los labios antes de seguir hablando.

— ¿Hay algún problema? — Bajo la voz.

—La persona que está sentada a mi lado me presta mucha más atención de la necesaria, me está haciendo sentir incómodo.

— ¿Crees que se diera cuenta de algo?

—No estoy seguro, la verdad es que no lo creo. Parece el típico sujeto que disfruta acosar a los demás y mostrar su poder. Pero mi cuerpo reacciono cuando me estaba mirando y sentí como si fuera capaz de darle un golpe, por eso te digo que si escuchas algo vengas de inmediato.

—Debes estar cansado y estresado. —Sonrió con los labios y con mucho cuidado acaricio mi mano (que aun seguía vendada) sobre las mesa.

—Me siento bien, lo suficiente como para ser racional, pero por un instante pensé que si hubiera tenido una pistola en la mano, le habría disparado.

—Entonces, si después de este turno sientes que pasa algo extraño con esa persona, intenta darme una señal de ello. No quiero que te encargues personalmente del problema.

— ¿Por qué?

— ¿Olvidas que te dije a tu novio que te cuidaría? Simplemente voy a cumplir con mi palabra. Aunque puedas cuidar bien de ti mismo. — Dijo la último parte antes de que pudiera dar algún tipo de réplica.

—De acuerdo, dejaré que te encargues si surge algo fuera de lo usual. — Apreté los labios.

— ¿Qué sucede Adrián? ¿No te sientes bien? — Negué.

—No es eso, estaba pensando sobre esto ¿Piensas que estoy loco? Ahora cada vez que estoy trabajando siento que algo no está bien o que alguien está prestando mucha más atención de la que debería. Si bien algunas veces es cierto, me preguntó si la mayoría del tiempo es a causa de mis propios delirios.

—No, es eso. No sientas que ahora te estás volviendo loco o que imaginas cosas. Lo que sucede es que ahora eres capaz de ver y percibir cosas que antes ignorabas del todo, porque tu cuerpo se acostumbro a trabajar de esa forma. Ahora tu mente y tu cuerpo están en otra sintió diferente, si es bueno o es malo es algo que debes decidir tu mismo, en base a tu propio beneficio personal; sin embargo, yo pienso que todos los que viven en la zona roja aprenden a vivir de ese modo, es algo bueno.

—No lo había pensado de esa forma, supongo que tienes razón. —Suspiré y mire los alrededores.

—Por favor come algo, necesitas tener fuerzas. Vamos a acabar con todo esto cuando terminé el turno de la tarde.

— ¿Cuáles serán las intenciones de nuestro cliente con todos estos datos? ¿Robar el banco? ¿Datos de los usuarios? Las personas nos piden hacer cosas que realmente se salen de todo lo que una vez considere normal.

—Es que el mundo está jodido y las personas son porquería.

—Supongo que eso nos incluye a nosotros. — Dije entre dientes.

—Somos la más gran porquería, pero somos los que tenemos el poder de sobrevivir. —Se levanto de la mesa.

— ¿Para dónde vas? Todavía quedan como treinta minutos antes de regresar. — Lo mire.

—A buscarte algo de comer y no me refutes. —Toco mi barbilla y se fue caminando hasta los contenedores dónde estaba la comida.

No pude evitar sonreír por el gesto y apoye los brazos en la mesa que por suerte, estaba limpia. Me quede pensando en todo lo que habíamos hablado y pensé en la idea de que también era bueno poder hablarlo con Ronald, porque de alguna forma me terminaba confortando bastante; y no es que M no lo hiciera. Simplemente con Ronald era un sentimiento diferente, como si estuviera con un padre que me entendiera y escuchara por primera vez.

Aunque eso puede ser extraño para él, que siendo tan joven yo lo vea como una figura paterna; sin embargo, eso me pasa desde la primera vez que lo vi. Todos son un poco mayores que yo, pero siguen siendo jóvenes; tienen más experiencias de vida, cicatrices y pensamientos oscuros. Es por eso su madurez no tiene punto de comparación con la mía. 

Y eso nunca va a cambiar.

El turno de la tarde se hizo mucho más tedioso, porque a pesar de estar trabajando al mismo ritmo de la mañana, a mi vecino no se le ocurrió mejor idea que hablar por teléfono con quien sabe que persona, de forma ruidosa y molesta. No era el tipo de persona que pudiera censurar sus palabras, su risa o su forma de decir las cosas; era fácil darse cuenta de ello sin ser atento a los detalles.

Nunca antes había agradecido tanto la idea de no tener un arma, porque a pesar de estar haciendo mi mejor esfuerzo por ignorarlo, me estaba sacando de quicio. Lo peor del asunto es que solo con mi instinto pude asegurar que lo estaba haciendo a propósito, aun sin pruebas. Cuando nuestras miradas se encontraron le sonreí de la forma más amable posible, para no darle el placer de saber que me estaba irritando.

Lo único que no pude entender fue el hecho de que era el único que parecía molesto por el asunto, todos los demás en la oficina solo estaba enfocados en lo suyo, sin perder el enfoque. Entonces pensé que era algo que pasaba frecuentemente; o ellos no tenían intenciones de meterse en asuntos ajenos.

Por un momento se me cruzo por la cabeza la idea de llamar a M para que de alguna forma se hiciera cargo, pero no era prudente. Bruno me matara si arruino el trabajo, por el simple hecho de que siempre vela continuamente para que haga algo muy mal; eso le daría un buen pretexto para poder enfrentarme.

Tal como estaban haciendo los demás, me concentre en la pantalla y los códigos que estaba metiendo para violar el sistema. Estaba a punto de terminar, así que me llene de ansiedad durante el último minuto de esa hora. Mi dedo se levanto para presionar la tecla de enter, pero en lugar de presionarla levante el teclado y la pantalla en un impulso por el liquido que ahora estaba corriendo sobre el escritorio. Maldije tantas veces en mi mente que estaba seguro de que podría haber invocado al diablo.

La pantalla no solo pesa bastante, mi mano sigue recuperándose.

— ¡Oh, lo siento mucho!

— ¿Entonces fue un accidente? — Le pregunté entre dientes, de manera que fuera el único en escucharme.

— ¡Por supuesto! Pediré que limpien esto. — Él se levanto de su escritorio y salió, pero nunca dejo de hablar y reírse por teléfono.

—No pienses como alguien de la zona roja Adrián, no te puedes dejar llevar siempre por tus impulsos. No puede pasar lo mismo que paso cuando murió Egan. — Susurré para mí mismo.

Puse la pantalla en un área que el líquido no había invadido, sobre el escritorio. No tuve que pensarlo mucho, termine de mandar los códigos justo en el momento que mi vecino estaba regresando con la mujer de limpieza. Tuve que levantarme del escritorio para que pudiera limpiar sin entorpecerla y me disculpe antes de salir de la oficina.

Camine por el pasillo hasta la zona dónde estaba trabajando M y me asome con cuidado antes de tocar la puerta con los nudillos para que todos pudieran notar mi presencia, a pesar de que estaba abierta. M me vio de inmediato y se disculpo con el compañero que estaba trabajando para acercarse y salir conmigo.

— ¿Ocurrió algo? — Preguntó preocupado.

—Sí, la torpeza humana. — Me miro interrogante y negué.

— ¿No pasa nada? — Él me observo de pies a cabeza, buscando algo que no estuviera bien conmigo.

—Solo quería avisarte que acabo de terminar mi trabajo, ahora tú tienes que terminar de hacer tu parte ¿Estás seguro que no van a poder detectar todo lo que pusimos en su sistema de seguridad? Yo no sé mucho de informática, pero los códigos eran invasivos y fáciles de ver.

—No te preocupes, yo tengo mis trucos. Buen trabajo, parece que podremos regresar a casa cuando terminé el turno. — Se giro con intención de volver a entrar a la oficina, pero tome su camisa para detenerlo. Me miro preocupado.

—También quería avisarte que si mato a alguien hoy y me meten preso, debes hacer todo lo posible para sacarme de prisión. — Se rio por lo bajo y me abrazo por un instante. Pude sentir ese sutil olor a cigarro y su perfume.

Me temblaron las piernas.

—Adrián, no me rio porque realmente encuentre divertido lo que me dices; sé que eres completamente capaz de hacerlo, y eso es lo que me divierte. No sé si me gusta que ahora seas capaz de hacer todo por ti mismo o si lo odio porque no puedes depender de mí.

—Yo siempre dependo de ti. No digas estupideces. — Toco mi barbilla y me miro antes de entrar con una sonrisa a la oficina.

Sentí vibrar mi teléfono y lo busque dentro del bolsillo interno de la chaqueta para revisarlo, era un mensaje de Bruno.

Necesito que hagas algo cuando regreses. Avísame.

—Perfecto, más trabajo. — Susurré.

Regrese caminando lo más lento que me fue posible, porque ya no sentía tener la paciencia suficiente como para seguir soportando a esa persona; pero inevitablemente llegue a la oficina. Me senté en frente del escritorio y mire el reloj de la pared, que parecía estarse burlando de mí. Nada había cambiado a mi lado seguía en tiempo una ruidosa conversación por teléfono y nadie en la oficina estaba estresado o perturbado como yo.

¿Es por qué me estoy volviendo más sensible?

Si ese resulta ser el caso, de verdad lo odio. Soy un ser humano, y tengo mis sentimientos como todos, pero nunca fui una persona sensible, que se deja afectar por las cosas hasta que lo torturan de forma poco sana. Una de las pocas cualidades que siempre admire de mí mismo, es mi fuerza mental para soportar las dificultades.

Si no puedo soportar a un molesto compañero de trabajo ¿Cómo seguiré adelante en la zona roja? ¿Y con todo el asunto de los que ahora se desafiaron por mi culpa? Probablemente solo sea una de esas nuevas etapas de locura que trae vivir en la zona roja. Todo lo que me toco vivir este año ya me parece bastante difícil, y para poder convivir con ello hice todo lo posible, pero ¿Vendrán cosas mucho peores?

Mire de reojo a el hombre de la estrepitosa risa y estire la pierna lo suficiente como para poder interponerla entre las ruedas de la silla que no dejaba de mover de un lado para el otro; entonces este perdió el equilibrio y se cayó el piso. Apreté los labios para que nadie pudiera notar ningún tipo de satisfacción de mi parte por el hecho.

Por supuesto, y recogí la pierna antes de que diera cuenta de que era el culpable de su desgracia.

— ¡Mierda!

— ¡Hernández no puede maldecir en la oficina! — Le dijo nuestra supervisora de oficina, que estaba pasando por el pasillo en ese preciso momento.

—Lo lamento. —Dijo entre dientes.

—Venga a hablar conmigo a mi oficina ¿Por qué su traje esta tan mal arreglado? Parece un vagabundo. —Dijo la señora.

Se levanto del piso como un gran esfuerzo. Estuve consciente de que me miro por un momento, pero me hice el desentendido. Y después de que salió tuve el momento más feliz el día, porque por fin había un poco de silencio.

Me estire sobre la silla y comencé a masajear mi mano, que estaba sanando lentamente, pero aun me causaba molestia hacer grandes esfuerzos con ella. No me arrepentía de esa herida o del hecho de haber salvado la vida de Masato, pero ciertamente me puse en una desventaja bastante grande por un tiempo.

Aunque mi vecino regreso pasado unos veinte minutos, cortando mis pensamientos y torturas mentales, ya había finalizado el turno de la tarde. Me levante tan rápido de mí puesto que cuando estuvo a punto de decirme algo lo deje con la palabra en la boca. Camine hasta la oficina de M y lo espere hasta que salió con una carpeta llena de documentos.

— ¿Buscando a tu novio después del trabajo? — Me preguntó.

—Muy divertido ¿Podemos irnos? Me duele el… olvídalo.

—Por favor termina de decirlo, yo quiero escucharlo.

—Mejor cállate y vámonos. — Sonrió satisfecho y me entregó la carpeta antes de comenzar a caminar por el pasillo. Lo seguí.

—Eso es para Bruno.

— ¿Esa una comprobación de nuestro trabajo?

—Algo parecido, en otro momento te lo explico, aquí las paredes nos escuchan y hay ojos por todos lados. — Señalo con la cabeza las cámaras de seguridad y asentí.

—Estoy agotado. Lo que me resulta un poco ridículo porque solo estuve sentado en una oficina todo el día. — Suspiré.

—Eso también es agotador ¿Cómo fue tu tarde de trabajo?

—Le metí el pie a la silla de un hombre insoportable para que se callara la boca un rato ¿Eso me convierte en una mala persona? — Lo mire.

—Yo lo encuentro bastante divertido.

—No sé porque hablo contigo. Llévame por un trago.

— ¿Ahora?

—Sí, ahora. Siento que lo necesito para reponer mis baterías.

—A sus ordenes mi señor. — Él mantuvo su tonta sonrisa hasta que salimos y yo intente ignorarlo para que no se diera cuenta de lo mucho que me gustaba verlo sonreír.

Nos subimos en la moto en el preciso momento que un auto se estrello con otro en la calle, reventando el parabrisas. Mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza, y sin darme cuenta con los dedos me termine aferrando a M hasta que llegamos a la zona roja. En el momento que lo solté me di cuenta de que definitivamente algo en mí estaba mucho más alterable que antes.

¿Por lo que paso con Egan? ¿Por la situación con los chicos? ¿Por haber visto a mi padre?

Necesitaba hablar pronto con Ronald.

Nos tuvimos en La Cueva por el trago. Seguíamos vestidos con el traje, así que más de una mirada estuvo atenta a nosotros, pero no había persona en la zona roja que no conociera a M, yo lo sabía. Me acompaño por un rato con la bebida y después de verlo fumar regresamos a la casa para entregar el reporte.

Le deje la carpeta a M y subí las escaleras lentamente, porque me dolían los pies por los zapatos de vestir, que no me ponía hace un largo tiempo. Empuje la puerta de la habitación y la escena que encontré bien podría haber salido de una película.

Darío estaba sentado sobre su cama y en el piso estaba el cuerpo de un hombre joven.

—Darío, voy a preguntar esto con toda la tranquilidad que pueda ¡¿Qué hace un muerto en medio de la habitación?!

—Adrián relájate, todo tiene una explicación. — Me cruce de brazos esperando una realmente razonable.

—Bien, entonces te escuchó.

—Mejor siéntate, el cuento es largo. — Pase evitando el cuerpo del hombre hasta mi cama y me senté.

—De acuerdo, todo comenzó esta mañana.


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