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Amor en el tiempo por Misaki Heartfilia

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Notas del capitulo:

Misa, Sasu y Naru: hola ^^

Misa: bueno, después de casi 3 meses sin actualizar, reviví de las profundidades del inframundo llamado instituto, más especifícamente, del área de diseño xD

que más puedo decir, estoy a finales de semestre, muy, muy contenta de que mi país haya ganado una copa y feliz de por fin poder actualizar ^^

No les daré más lata, porque de seguro al ver el título del capi, querrán leer, por lo que el palabreo largo, lo dejaré para las notas finales.

Disfruten, sufran, lloren (?

PD; todos sus reviews contestados

Capítulo 15: Reencuentro (Parte 1)

 

 

Naruto acompañó a Neji hasta un restaurante de ambiente muy tranquilo. En un principio, le había sorprendido la repentina llamada de Neji, en la cual le invitaba a almorzar que, según él, tenía algo importante que contarle y por eso había aceptado.

Después de ordenar y que les trajeran su comida, Neji procedió a hablar.

 

—Espero estés cómodo.

—Sí, es un bonito lugar.

—El otro día vine aquí con mis primas, ellas me lo recomendaron y pensé de inmediato en que a ti te gustaría.

—Ya veo.

—Bien, acerca de lo que te quería decir, es sobre algo de lo que quiero hacer.

—Te escucho.

—He pensado en invertir mi dinero en un bufete de abogados.

—Esa es una muy buena idea.

—Sí, y además, pienso contratar sólo a gente recién graduada de derecho, ya que sé lo difícil que es conseguir trabajo cuando no se tiene experiencia.

—Eso suena aún mejor. Y me parece muy bien lo que estás haciendo.

—Gracias.

 

Neji siguió contándole acerca de sus planes y también le pedía consejos para llevar a cabo, todo bien.

Naruto estaba feliz por volver a tener una relación de amistad con Neji, aunque éste no quisiera lo mismo.

 

A eso de las 6 y 15, Suigetsu entraba en la cafetería yendo a la misma mesa en la que habían estado aquella vez, suponiendo que Sasuke estaría ahí. Y no se equivocó cuando le vio ahí sentado. Se le veía muy impaciente y desesperado.

 

—Hola Sasuke —le saludó extendiéndole la mano, la cual Sasuke aceptó.

—Hola Suigetsu.

 

Suigetsu se sentó a su lado viendo con preocupación a su amigo.

 

—Bien, dime para que soy bueno. Porque por tu cara, algo te pasa y si me llamaste, es porque te puedo ayudar, supongo.

—Supones bien. No estoy seguro de si me puedas ayudar o no, pero lo intentaré.

—Dime. ¡Mesera, un café y un pastel de chocolate! —pidió Suigetsu.

—Verás, la otra semana, habrá una reunión de padres y maestros y yo debo de dirigir la de mi salón, lo que quiere decir que...

—Te tendrás que enfrentar a Naruto —le completó Suigetsu mientras la mesera, le dejaba su orden.

—Así es.

—Entonces, he de suponer que quieres que yo haga algo para distraerlo.

—¿Puedes hacerlo?  —preguntó esperanzado Sasuke.

—Mira, no se me ocurre que es lo que pueda hacer.

—Ya veo.

—Aunque, quizá podría dejarle trabajo ese día, haciéndole quedarse hasta más tarde. ¿A qué hora es la reunión?

—A las 7.

—Entonces estará bastante complicado.

—Pero ¿podrás hacer algo?

—Tal vez, aun así, no te puedo prometer nada.

—Con que lo intentes basta.

—¿Qué día es?

—El próximo jueves.

—Genial, entonces tengo bastante tiempo para pensar que trabajo darle a Naruto.

—Gracias amigo, no sé qué haría sin tu ayuda.

—Pero tienes que ver, que esta será la única vez que te podré ayudar. No puedes seguir rehuyéndole, tarde o temprano tendrás que enfrentarle.

—Eso lo sé, pero aún no es el momento. No estoy preparado, y además, necesito conocer a mi hijo un poco más, si Naruto me descubre, pienso que me alejará de él, que le dirá toda la verdad y que yo no podré hacer nada —se tapó la cara con sus manos en un gesto de desesperación.

—Trata de no ponerte grave, pensar así no te hace bien.

—Tienes razón. Pero no puedo evitar asustarme al pensar en eso —Sasuke miró a Suigetsu, al escuchar como éste soltaba una carcajada de la nada— ¿Qué mierda te parece tan gracioso?

—Es que —Suigetsu trataba a duras penas de dejar de reír—, me parece gracioso oírte decir que tienes miedo de Naruto —volvió a reír nuevamente.

—Yo no le tengo miedo a Naruto, sino a enfrentarlo en esta situación, que es distinto.

—Sí, lo que tú digas.

 

Sasuke le miró mal, pero decidió no discutir más.

 

—Ah —Suigetsu pareció recordar algo—, se me estaba olvidando decirte algo que podría interesarte y en cierta forma, complicarte —Suigetsu puso una cara muy seria.

—¿Qué es?

—Hace un rato, a la hora de almuerzo vi a Naruto irse con un hombre.

—¡¿Qué?!

—Y ese hombre, era Neji Hyuga, el tipo del que te hablé la otra vez.

—Ese tipo ¿tiene algún interés amoroso en Naruto? —preguntó Sasuke, necesitaba saber a qué atenerse.

—Yo te puedo decir que no me cabe la menor duda que así es. Neji Hyuga jamás hizo ningún esfuerzo en ocultarlo.

—¿Y Naruto? —esa pregunta, a Sasuke le daba miedo saber la respuesta, pero debía saberla.

—Naruto se llevaba muy bien con él, es más, creo que es el único hombre con el que Naruto se lleva realmente bien y acepta.

—Ya veo.

—Yo pienso que Neji Hyuga ha de estar de paso, porque dudo que haya vuelto definitivamente.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Porque yo mismo me encargué de que se fuera para siempre.

—¿Qué?

 

Suigetsu ahí se dio cuenta de que había soltado información de más.

 

—Bueno... ¿no te parece un lindo día? —preguntó Suigetsu tratando de distraer a Sasuke.

—Habla.

—No...

—Habla.

 

A Suigetsu no le quedó de otra más que decir la verdad. La mirada de Sasuke y su tono demandante, realmente intimidaban.

 

—Bien, te contaré lo que pasó hace tres años.

—Te escucho.

—Verás, una persona importante se enojó con nosotros debido a un artículo que publicamos, la cosa se nos fue de las manos y el tipo nos demandó. Tuvimos que recurrir a un abogado y ese abogado fue Neji Hyuga. Mi hermano le pidió a Naruto que le informara de todo al abogado y en eso pues, ambos empezaron a llevarse muy bien, demasiado diría yo. Neji Hyuga empezó a frecuentar mucho las oficinas debido al caso y ya te imaginarás que aprovechaba cada oportunidad para estar con Naruto. Cuando pasó todo y ganamos el caso gracias a él, me enteré de que él tenía como sueño trabajar en uno de los mejores bufetes de otro país, por lo que moví algunos hilos y le conseguí un trabajo en el extranjero.

—Entonces ¿hiciste todo eso sólo para alejarlo de Naruto? —preguntó Sasuke arqueando una ceja.

—Jeje —rio nervioso Suigetsu—, pues sí, pero oye, te hice un favor. Porque te aseguro que si no hubiera hecho eso, ahora mismo te hubieras encontrado con un Naruto casado con Neji Hyuga y con hijos de él. Dime ¿eso te hubiera gustado?

Sasuke entrecerró los ojos. No sabía si alabar la rara obsesión de Suigetsu con Naruto o simplemente darle un golpe en la cara. Porque en parte tenía razón, sino hubiera alejado en ese entonces al tal Neji Hyuga, ahora muy probablemente se estaría dando el panorama descrito por Suigetsu. Pero ahora el tipo había vuelto y eso podría complicarle mucho las cosas.

—Bien supongo que ¿gracias?

—De nada amigo.

—Oye, ¿y no podrías volver a deshacerte de él? —preguntó a modo de broma con una sonrisa.

—Qué más quisiera yo, ese tipo es un lobo con piel de oveja, pero la misma estrategia no me funcionará una segunda vez. Aun así —esta vez puso una cara seria—, ten cuidado amigo, como te dije, Neji Hyuga es un lobo con piel de oveja.

—No te preocupes, tendré cuidado, no dejaré que él arruine mis planes.

—Bien, y además, en caso de que moleste mucho, bien podremos meterlo en un saco y mandarlo en un avión al desierto —propuso Suigetsu contento sacándole una risita a Sasuke. Definitivamente, Suigetsu era todo un caso.

 

El viernes, Hiroshi llegaba agotado a su casa. Esa semana había sido realmente pesada, ya que había tenido examen todos los días, pero se había esforzado mucho estudiando, así que suponía que tendría notas pasables, eso esperaba.

En cuanto atravesó la puerta, se tiró en el sofá, tirando su mochila en algún rincón de la casa. En eso aparece Kushina algo molesta.

—¿Necesita algo su majestad? —preguntó Kushina a modo de sarcasmo.

—Sí, que me dejen descansar un rato —Hiroshi se acomodó en el sofá e ignoró a Kushina.

—¡¿Qué dijiste mocoso?! Levántate de ahí —Kushina empezó a golpearle con el cucharon de la sopa que llevaba en la mano.

—¡Auch! —Hiroshi se levantó sobresaltado.

—Recoge tu mochila y ve a bañarte.

—Tengo flojera —se quejó Hiroshi, pero al ver que Kushina levantaba nuevamente el cucharon, se apresuró a arrancar, coger su mochila y huir, pero luego recordó algo— Oh, por cierto, el próximo jueves hay reunión de padres y maestros —informó.

—El jueves, supongo que Naruto irá, como siempre —frunció el ceño, Naruto le había prohibido hace bastante tiempo a ella ir a las reuniones, no después del escándalo que había armado en cierta ocasión, cuando Hiroshi se sacó una mala nota.

—Dime, ¿van a entregar notas?

—Eh —Hiroshi se puso nervioso. Kushina, ya no le armaba los escándalos en la escuela, pero sí en la casa, y era terrible—… sí —contestó finalmente—. Entregarán las notas parciales.

—Ya veo, más te vale no tener ningún rojo, porque si no —le amenazó con el cucharon, por tercera vez.

—Yo… me esforcé, lo juro.

—Bien, vete a bañarte. Naruto ya ha de estar por llegar —Kushina regresó a la cocina y Hiroshi hizo lo que le mandó a hacer.

 

 

 

 

Naruto se veía en un lugar oscuro y vacío. Comenzó a caminar, pero eso solo lo hizo sentir más perdido.

—Naruto —escuchó que alguien le habló. Era una voz lejana, que todavía no podía identificar—. Naruto —se volvió a escuchar y él empezó a caminar hacia la voz. Tenía intriga por saber quién era el que le hablaba—. Naruto —se empezó a escuchar cada vez más cerca, por lo que empezó a correr, aumentando cada vez más la velocidad hasta que finalmente, se encontró con la persona que le llamaba, quien era nada más y nada menos que Sasuke. Este le miró y de repente, él se vio de nuevo de 15 años y el ambiente oscuro se convirtió en el patio de la escuela, en donde solían juntarse allí, en el árbol. No supo cómo, ni cuándo, pero Sasuke apareció abrazándole por detrás y susurrándole al oído—. Mi Naru, ya es hora.

Naruto se despertó muy sobresaltado y con lágrimas en los ojos. No entendía el porqué de ese sueño, ese había sido muy distinto al que usualmente tenía. Pero lo que más le confundía, eran las palabras de Sasuke: ya es hora ¿Qué significaban exactamente?, ¿Era hora de qué?

Confundido, se incorporó en su cama y se frotó los ojos para quitarse las pequeñas lágrimas que habían caído.

Algo le decía que ese sueño era un aviso para algo y tenía miedo, tenía miedo de saber cuál era ese aviso.

—¡Naruto, apúrate, que se te hará tarde! —Le gritó Kushina desde el piso de abajo.

—¡Ya voy! —gritó y se apresuró a meterse al baño. Debía sacarse esas raras ideas de la cabeza e ignorar aquel sueño. No tenía caso mortificarse por eso.

Rápidamente, estuvo bañado y vestido, por lo que bajó a tomar desayuno, en donde vio que Kushina y Hiroshi, ya estaban casi terminando de desayunar, se acercó y tomó asiento al lado de su madre.

—Te he dicho muchas veces que dejes una alarma, pero nunca me haces caso-ttebane —le regañó Kushina.

—Se me olvida —fue lo único que contestó.

—Espero que no se te haya olvidado que hoy tienes que ir a la reunión de Hiroshi.

—No, eso no se me ha olvidado.

—Por cierto ¿no debes irte ya Hiroshi? —Kushina miró a su nieto, quien rápidamente, terminó de comerse la tostada que se había preparado.

—Ya me voy —Hiroshi se levantó y cogió su mochila, dirigiéndose hacia la puerta para abrirla—. Nos vemos —y salió de la casa cerrando la puerta tras de sí.

Naruto se quedó mirando la puerta por donde había salido su hijo.

La verdad era que sí se le había olvidado que ese día tenía que ir a la reunión de Hiroshi y lo peor, es que no tenía ni la más mínima gana de ir. Podría pedirle a su madre que fuera, pero sabía que eso decepcionaría a Hiroshi y él ya era lo suficientemente mal padre, como para hacerle ese desaire a su hijo.

Sin ánimos de nada, partió hacia su trabajo y cuando ingresó a su cubículo, se le acercó Suigetsu. Ese día, no estaba para aguantar a ese tipo.

—Qué lindo es empezar el día y que tu linda cara sea una de las primeras cosas que veo —le sonrió.

—Largo.

—Vaya, hoy amaneciste de mal humor ¿te levantaste con el pie equivocado?

—En serio, no estoy de ánimos para aguantar tus estupideces, así que déjame en paz —le dijo en un tono bastante serio, por lo que Suigetsu, no dijo nada más y se retiró rápidamente.

Yugito, quien vio todo, prefirió no acercarse a Naruto, al menos, no por el momento.

 

Todo el día, Naruto se la pasó distraído. Había querido ignorar lo del sueño, pero no había podido. Todavía estaba inquieto y eso le molestaba. Necesitaba distraerse, esperaba que la reunión lo distrajera lo suficiente.

Miró la hora en su reloj, viendo que ya daban las 6. Iría a dar una vuelta por ahí para hacer tiempo hasta las 7. Después de guardar sus cosas y ya dispuesto a irse, apareció Suigetsu a detenerlo.

—Naruto —Naruto le miró feo—. No me pongas esa cara por favor.

—¿Qué quieres?

—Mira, en la edición del viernes pondré una sección de artículos, en donde la gente podrá poner sus reclamos ya sea por injusticias y esas cosas y aquí —le mostró la carpeta que llevaba en su mano—, tengo muchas y me gustaría que buscaras las 5 mejores para ponerlas.

—¿Y por qué no lo haces tú? —Naruto arqueó una ceja.

—Porque aquí todos saben, que tú eres el mejor en esto —le respondió de manera simple Suigetsu.

—Bien, déjamelo en mi escritorio y mañana temprano lo veo.

—No, es que lo necesito mañana a primera hora listo.

—¿Y no pudiste pedírmelo antes? —Naruto se estaba molestando.

—Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para recordar.

—¿No puedes recordar cosas de tu trabajo? —A Naruto eso ya le parecía el colmo— Eso suena patético.

—Puedes llamarme patético todo lo que quieras, pero necesito que acabes esto hoy para que yo mañana apenas llegue lo pueda preparar para llevarlo a impresión.

—Está bien, dámelo. Me lo llevaré a mi casa.

—Sería preferente, que lo hicieras aquí estarías tranquilo y nadie te molestaría, además, quien quita y mañana se te olvida traerlo.

—A mí no se me olvidan las cosas, no soy tú.

—Pero por seguridad, hazlo aquí —le pasa la carpeta—. Tómalo como horas extras. Adiós.

—Oye espera —Naruto le habló a Suigetsu al ver que este se iba—. Yo no pienso quedarme aquí, tengo algo que hacer.

—Pues qué pena, pero quizá si te apuras, puedas terminar pronto.

—No me pienso quedar —le refutó.

—Es una orden —dictaminó en un tono muy serio Suigetsu, cosa extraña en él, por lo que a Naruto no le quedó de otra más que aceptar.

—Bien, me quedaré aquí a hacerlo.

—Perfecto, así se habla. Cuando acabes, me dejas la carpeta en mi oficina. Nos vemos. Suerte.

Naruto resignado se sienta en su silla mientras ve como Suigetsu se va tan campante. Abrió la carpeta y vio que había demasiados casos a revisar. Eso le tomaría tiempo. Si de aquí a las 6:30, veía que no tenía como terminar, llamaría a su mamá para decirle que vaya ella a la reunión.

Media hora después, viendo que, en efecto, se tendría que quedar hasta posiblemente, más de las 7:30, cogió su celular y llamó a su madre.

Aló.

—Mamá.

Naru ¿Dónde estás? Hiroshi te está esperando.

—Dile que no podré ir, ¿puedes ir tú?

Sí, sí puedo, pero ¿ocurrió algo?

—Me dejaron un trabajo de última hora y obligadamente tuve que quedarme y es mucho trabajo por lo que no sé hasta qué hora tendré que quedarme.

Ya veo. Pero no te preocupes, yo iré en tu lugar y promete que si te desocupas y alcanzas a ir, irás.

—Claro. Y procura no ser muy dura con Hiroshi.

No prometo nada jeje. Entonces te dejo, debo ir a arreglarme.

—Bien, adiós —y cortó. De seguro Hiroshi se molestaría con él, pero no era su culpa, sino la del jodido de Suigetsu. Como lo maldecía.

 

 

—¿Era oto-chan? —le preguntó Hiroshi a Kushina.

—Sí, y dice que no podrá ir, que vaya yo en su lugar porque le dejaron trabajo urgente de última hora.

—Ya veo —Hiroshi agachó su mirada triste.

—Tranquilo, él me prometió que si se desocupa a tiempo, irá —le contó Kushina.

—¿De verdad?

—Sí. Así que ahora me iré a echar una arreglada rápido y nos vamos-ttebane.

—Claro, yo espero —le sonrió disimulando lo mal que se sentía. Las reuniones en la escuela, eran una de las pocas cosas que hacía junto a su oto-chan y una de las pocas a las cuales nunca les había fallado, por lo que esta era la primera vez.

Esperaba con todo su corazón, que su oto-chan pudiera llegar. Estaba seguro de que le agradaría conocer a Sasuke-sensei.

15 minutos después, Kushina y Hiroshi salían de la casa a tomar un taxi, pues ellos sólo poseían un auto y ese lo tenía Naruto, además, que como decía el mismo Naruto, Kushina era muy loca para conducir, por lo que le prohibió hacerlo.

 

 

Ya daban casi las 7 de la tarde y Sasuke daba vueltas como león enjaulado.

Estaba nervioso, a pesar de que había recibido la llamada de Suigetsu, diciéndole que todo estaba bien, que le había dejado el suficiente trabajo a Naruto como para que éste no se presentara a la reunión, aun así, no podía evitar estar nervioso.

—No vas a lograr nada poniéndote de esa forma —ese era Itachi—, además, no querrás que los padres de tus alumnos te vean así ¿verdad? Ya luego terminarán pensando que eres un maestro raro con ataques de niervos y que no eres lo suficientemente capaz de enseñarle a sus hijos. Ya sabes cómo es la gente snob —arrugó la nariz.

—Tienes algo de razón. Tengo que confiar, en que todo irá bien —Sasuke le dedicó una pequeña sonrisa a su hermano.

—¡Así se habla! Ahora, sal afuera y recibe a esos padres ricachones.

—Sí, eso haré —Sasuke salió de la sala de profesores, inhaló profundamente y fue a recibir a los padres. Según, lo que le había comunicado la directora Tsunade, la primera media hora, era para que los padres hablaran con los diversos profesores de sus hijos, ya para después, pasar a la reunión en el salón.

No pasó mucho, cuando ya conoció a casi todos los padres de sus alumnos, con los cuales, se había llevado muy bien. Al parecer les había caído bien a ellos.

—Entonces, ¿es usted el nuevo sensei de mi hija? —escuchó que alguien le habló a sus espaldas, cuando se despidió de la hermana mayor de Kiba. Era una mujer de cabello rojo corto, un poco por debajo de los hombros, ojos marrones y un gran cuerpo. Vio que Tayuya estaba a su lado y por el gran parecido entre ambas, supuso que ella era su madre.

—Así es. Mucho gusto. Soy Sasuke Uchiha —a Sasuke le incomodó mucho el ver que la mujer le echó una mirada de arriba abajo, pero a pesar de eso, sonrió.

—Me llamo Yoko y soy la madre de Tayuya, el gusto es mío —Sasuke iba a extender su mano para saludar, pero se detuvo al ver que Yoko se le acercó para darle un beso en la mejilla—. Debo decir que Tayuya se quedó corta cuando dijo que usted era muy guapo.

—¡Mamá!

—¿Qué? Sólo estoy siendo honesta. Estoy segura de que al sensei no le molesta ¿verdad?

—Eh, no, para nada.

—¿Ya ves?

Tayuya sólo rodó los ojos. Su madre a veces podía ser muy impertinente.

Unos minutos después, lo único que hacía Sasuke, era asentir cada tantos. Yoko, parecía —más bien, era— ser una mujer a la que le gustaba tener la atención. Sobre todo, porque le hablaba de cosas que nada tenían que ver con asuntos estudiantiles.

Él no quería sonar grosero, pero si seguía con ella, no alcanzaría a hablar con los demás padres. Debía ponerle punto final.

—Disculpe, Yoko-san —le interrumpió Sasuke.

—Puede decirme Yoko —le sonrió coquetamente.

—Ok, Yoko, verá, todavía me faltan padres con los que hablar y se me acaba el tiempo.

—Oh, cuanto lo siento. No era mi intención acaparar su tiempo —fingió estar arrepentida.

—No se preocupe.

—Entonces no le quito más tiempo. Fue un gusto hablar con usted —le guiñó un ojo.

—El gusto también fue mío.

—Vamos Tayuya.

Yoko se alejó junto con Tayuya y Sasuke pudo ver a lo lejos a Hiroshi acercarse. Sudó frío, pero luego se calmó al ver a la persona que venía detrás de Hiroshi. Era una mujer pelirroja, muy bonita a juzgar de Sasuke. No sabía quién era, pero al menos no se trataba de Naruto.

 

—Hola sensei.

—Namikaze, pensé que no vendrías.

—Lo siento mucho. Se nos presentó un inconveniente y por eso tardamos.

—No te preocupes.

—Gracias. Sensei, le presento a mi abuela, Kushina Uzumaki.

—Mucho gusto —le saludó Kushina.

—Sasuke Uchiha, a su servicio —le saludó. Entonces ella era la madre de Naruto.

—Se ve que usted es un sensei muy amable. Hiroshi ha hablado maravillas de usted y yo quería juzgarlo por mí misma-ttebane.

—Obaa-chan —Hiroshi parecía abochornado por lo dicho por su abuela.

Sasuke no pudo evitar quedarse mirando a Kushina con curiosidad. Ahora entendía el porqué de la extraña muletilla de Naruto, su madre tenía una igual.

—Oh, sé perfectamente lo que está pensando —le habló Kushina al ver que él se le había quedado viendo como idiota—. De seguro se estará preguntando, cómo es que yo puedo ser la abuela de Hiroshi, siendo que parezco más ser su madre —hizo una pequeña pausa—. Es culpa de mi hijo, metió la pata muy joven, usted entiende —dio una pequeña risita.

Sasuke asintió. Claro que entendía a la perfección. Si esa mujer supiera que la persona con la que había metido la pata Naruto, era él, no quería ni imaginarlo.

—Por cierto, a mi hijo se le presentó trabajo y no pudo venir, por eso vine yo en su lugar. Supongo que no hay problema ¿verdad? —preguntó Kushina.

—No, no se preocupe. A la reunión puede asistir cualquier familiar o responsable del alumno, por lo tanto, no hay ningún problema —Sasuke le sonríe.

—Oh, qué bien. Por cierto, quisiera saber qué tal es mi nieto como alumno. Debe de causarle muchos problemas ¿no es así?

—¡Obaa-chan! —le reclamó Hiroshi.

—No te metas niño, te conozco lo suficiente como para saber lo problemático que eres —Kushina frunció el ceño.

A Sasuke no le había gustado para nada la forma en la que había tratado a Hiroshi, ni mucho menos cuando vio que éste había bajado la cabeza triste, por lo que se apresuró a defenderle.

—Se equivoca —Kushina le miró—. Hiroshi es un muy buen alumno. Quizá, le cueste entender un poco las materias, pero es muy responsable y ordenado, además, de que siempre está dispuesto a aprender y a preguntar.

Hiroshi no pudo evitar sonreír y sonrojarse un poco con las palabras dichas por su sensei. Estaba sumamente agradecido con él.

—Oh, ya veo —Kushina se veía algo apenada. Hiroshi estuvo a punto de echarse a reír, pero no lo hizo. No quería ganarse un regaño más tarde.

—Gracias sensei —le agradeció Hiroshi.

—No tienes nada que agradecerme, sólo dije la verdad.

Kushina miraba atentamente a su nieto y al sensei de éste. Ambos parecían llevarse extremadamente bien, cosa que le parecía muy extraña, ya que Hiroshi solía ser bastante cerrado con las personas que no eran cercanas. Pero con ese sensei, parecía ser muy distinto. Quizá en él, Hiroshi veía al padre que no tenía.

—Bueno, nosotros ya no le molestamos más. Me gustaría poder hablar con los demás senseis —dijo Kushina.

—Claro.

—Fue un gusto conocerle-ttebane.

—El gusto fue mío.

 

Kushina se alejó de Sasuke junto a Hiroshi y cuando estuvieron lo suficientemente lejos, le murmuró a su nieto:

—Él parece agradarte bastante, cosa rara en ti.

—Oh bueno, Sasuke-sensei es una gran persona. Verás obaa-chan, yo le conocí poco antes de que entrara como profesor. Él me salvó de ser atropellado.

—¿Cómo que casi te atropellan-ttebane?, ¿Por qué no me habías dicho? —Kushina se cruzó de brazos, molesta e indignada.

—¿Quizá será porque nunca me escuchas? Además, estaba seguro de que lo único que harías, sería regañarme aun cuando no fuera mi culpa.

—Pues claro, de seguro andabas de distraído.

Bien, eso era exactamente lo que él había supuesto que ella le diría, si le contaba lo de aquel incidente.

No hablaron más del tema, ya que apareció Kurenai, quien se puso a hablar con Kushina. Al menos, ella también habló bien de él.

 

Naruto estaba harto. Quería romper esa maldita carpeta y mandar todo a la mierda. Si ese día había empezado mal con ese sueño, ahora todo empeoraba con Suigetsu. No sabía si algo peor podía pasar, pero ya nada le extrañaba.

—¿Naruto? —escuchó una voz, la cual pertenecía a su jefe, Mangetsu Hozuki.

—Jefe.

—¿Qué haces aquí?, ¿También se te olvidó algo?

—Eh, no, estoy terminando un trabajo que me encargó su hermano.

—¿Cómo?

—Me lo dio a última hora, diciendo que lo necesitaba para mañana temprano.

—Suigetsu no tiene derecho a dejarte trabajo extra, ni mucho menos fuera del horario laboral.

—Dijo que contaban como horas extras.

Mangetsu negó con la cabeza.

—Deja eso ahí. Yo hablaré mañana con él, y va a tener que escucharme —dijo muy seriamente esto último.

—Gracias.

—No tienes que agradecerme. Hoy tenías un compromiso con tu hijo ¿no?

—Sí —Naruto vio la hora en su reloj de mano, viendo que eran las 19:17—, y todavía estoy a tiempo.

—Pues entonces vete.

Naruto recogió sus cosas y se despidió de su jefe.

—Gracias jefe, y adiós.

—Adiós Naruto.

Naruto, se apresuró a ir a su auto, estando allí le mandó un mensaje de texto a Hiroshi —porque le parecía más confiable, enviárselo a él que a su madre— diciéndole que iba para allá y que lo fueran a buscar a la entrada. Manejó a toda velocidad y en menos de 10 minutos, ya estaba estacionando su auto. Se bajó y se dirigió hacia la entrada, en donde Hiroshi ya le esperaba con una sonrisa.

—Me alegra que pudieras venir oto-chan. No creo que hubiera podido lidiar con obaa-chan todo este rato —le dijo Hiroshi.

—Lo sé. Por suerte, pude venir. Y a todo esto ¿Dónde está mi mamá?

—Se quedó hablando con Kurenai-sensei y ya sabes que cuando se ponen a hablar, es muy difícil separarlas.

—Eso es cierto —Naruto y Hiroshi, empezaron a caminar hacia adentro del recinto— ¿Y mamá ya habló con algún maestro aparte de Kurenai?

—Sí, habló con el sensei que está a cargo de mi salón y por lo que vi, a obaa-chan le agradó mucho. De seguro a ti también te agrada, él es muy buen maestro y persona —puso una sonrisa después de decir eso.

—Entonces, eso me dan más ganas de conocerlo. Es raro verte hablar tan bien de alguien y más de un maestro.

—Yo sólo digo la verdad —se sonrojó un poco y Naruto sonrió ante el gesto hecho por su hijo.

—Vaya, y yo que creí que hoy me libraría de ti, pero ya veo que no tengo tanta suerte.

Esa voz, esa maldita voz tan ácida sólo era de...

—Yoko —pronunció Naruto con desagrado.

—Naruto —Yoko hizo lo mismo que Naruto—. Dime ¿ya conociste al nuevo sensei?

—No.

—Pues, trata de no coquetearle porque no te servirá de nada.

—Ja ¿Qué acaso tú ya lo intentaste y no te funcionó? —Vio como Yoko fruncía el ceño— Querida, yo no soy como tú.

—Eso dices tú.

—No es mi culpa que todos caigan ante mi encanto natural y que no tenga que valerme de otras artimañas para eso.

—¡¿Qué insinúas?!

—Tú lo sabes bien querida, así que mejor déjate de joder, que no tengo tiempo para perderlo contigo. Con permiso —cogió a Hiroshi de la muñeca y se lo llevó—. Dios, como odio a esa mujer.

A Hiroshi ya no le extrañaba para nada esas peleas que su oto-chan tenía con la madre de Tayuya. Siempre que había reuniones sucedía, pero Naruto le había explicado que ella le tenía envidia, puesto que Naruto había triunfado en lo del modelaje sin esfuerzos, mientras que ella se había valido de varios métodos que Naruto prefirió no mencionarle y por los cuales, Hiroshi tampoco había querido preguntar.

—Eh, oto-chan.

—¿Qué?

—Nos estamos yendo por otro camino, mi salón queda por el otro lado —apuntó Hiroshi con el dedo.

Naruto se detuvo y dio un suspiro. Como había estado centrado en alejar a Hiroshi —y a su persona— de esa mujer, ni siquiera se había fijado en qué camino había tomado.

—Oh, bien, entonces volvamos.

Tras regresar, Hiroshi pudo divisar a lo lejos a su sensei. Estaba muy entusiasmado con que éste conociera a su oto-chan, estaba seguro de que se llevarían muy bien, ya que parecían tener la misma edad.

—Oto-chan, me gustaría presentarte a mi nuevo sensei, está más allá.

—Claro, me dan muchas ganas de conocer a alguien que te agrada de verdad.

—Vamos —Hiroshi guio a Naruto hacia donde estaba su sensei.

Naruto estaba tan distraído, mirando hacia los lados que Yoko no estuviera por ahí, que no se fijó en la persona a la cual se dirigían, sino hasta que Hiroshi los presentó.

—Sensei —habló Hiroshi, llamando la atención de Sasuke, quien volteó al escuchar que le hablaban—, le presento a mi oto-chan. Oto-chan, él es mi nuevo sensei.

Naruto miró al hombre en cuestión y no podía creer lo que sus ojos veían. Esa persona no era nada más, ni nada menos que Sasuke Uchiha. Ahora entendía todo, aquel sueño era una premonición, un aviso que le decía lo que le pasaría ese día.

Ya es hora. Esa frase significaba, que era hora de reencontrarse con Sasuke y con su pasado.

Continuará…

Notas finales:

Misa: ya, sé lo que están pensando ¿cómo puede ser tan malvada de dejarla ahí? o también, su nivel de maldad es impresionante xD entonces yo les respondo, si saben como soy, pa' que me leen jajaja no, ya en serio, por eso dividí el capi en dos partes, jeje en el próximo, se viene lo bueno, y prometo traerles el capi antes de que se acaben mis vacaciones.

Tenía tantas cosas de qué hablarles, pero con la emoción, se me olvidó todo xD

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Matta ne n.n


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