Capítulo 7: Conversando.
Sasuke siente que alguien le toca el hombro y se voltea a ver.
— ¿Tú?
—Hola Sasuke —le saludó con alegría aquella persona.
—Suigetsu —sonríe—. Cuanto tiempo —se acerca y le da un pequeño abrazo a su amigo.
—Lo mismo digo —contestó sonriente el peli celeste mientras se separaba del azabache—. No me lo podía creer cuando te vi desde lejos. Me pregunté: ¿ese será o no Sasuke?, pero luego me dije: Sasuke está en Suna, aun así de todos modos, decidí acercarme y cuando te tuve lo suficientemente cerca, ya no me cabía ninguna duda. Ese peinado, como el de una cacatúa, no lo tiene nadie más que Sasuke.
—Ya veo —Sasuke prefirió pasar por alto el que Suigetsu le haya dicho que parecía una cacatúa. Después de todo, no era la primera vez que se lo decía. Ya cuando estudiaban en la universidad solía decirle así.
— ¿Ya te ibas?
—Bueno sí, me iba a casa de Itachi. Me estoy quedando ahí en lo que encuentro donde vivir.
— ¿Por qué no vamos por un café a la cafetería de allí? —señaló una que se encontraba en la esquina de la acera de enfrente—. Yo invito. Así aprovechamos para conversar un poco.
Sasuke lo meditó un rato. La casa de Itachi no quedaba muy lejos y a él le tomaría unos 15 minutos estar ahí. Mientras que su madre, quien vivía en las afueras de Konoha, le tomaría como una hora el llegar. Le quedaba tiempo de sobra para ir a tomar ese café con Suigetsu.
—Está bien, pero será solo un rato ya que debo reunirme con mi madre en casa de Itachi.
— ¡Perfecto! Entonces vamos —lo coge de un brazo y ambos cruzan la calle ya que el semáforo se encontraba en verde en ese momento.
Cuando llegaron a la cafetería, Suigetsu pidió un café normal y una rebanada de pastel de chocolate con nueces, mientras que Sasuke solo pidió un cappuccino.
— ¿Van bien las cosas con tus padres? —le preguntó Suigetsu cuando la mesera se hubo ido.
—Sí, bueno, con el tiempo ha ido mejorando —contestó Sasuke.
— ¡Qué bien! Por aquel entonces, te veías bastante mal porque no se llevaban bien.
—Pasaron cosas, más bien, yo hice cosas que los decepcionaron.
—Nunca nos quisiste decir que pasó y eso que fuimos amigos durante años. Bueno, todavía los somos.
—Es algo feo y…
—Aquí están sus órdenes —llegó la mesera y le dejó el café y el pastel a Suigetsu, mientras que a Sasuke le dejó el cappuccino y un pequeño papelito debajo de la taza.
—Gracias —agradece Suigetsu y la mesera se retira con un gran sonrojo sin dejar de mirar a Sasuke ni un segundo— ¿Qué te dejó? —preguntó Suigetsu cuando la mesera salió de su rango de visión.
—No lo sé —Sasuke levantó su taza y sacó el papel viendo que se trataba de un número de teléfono.
— ¿Es su número?
—Sí —Sasuke simplemente arrugó el papelito y lo dejó sobre la mesa.
— ¿No lo vas a guardar? —Sasuke negó con la cabeza— Pero si la mesera estaba muy buena con unas curvas que…
—Suigetsu —le cortó Sasuke—. Esa chica ni siquiera ha de pasar los 20 y yo no soy ningún asaltacunas.
—Todavía sigues igual de amargado. Recuerdo que cuando estábamos en la universidad, eras igual. Muchas chicas y donceles lindos se te declararon, pero tú no le hiciste caso a ninguno. Si yo tuviera esa suerte —se lamentó—, bueno, la tengo, pero no en demasía como tú. Te aseguro que si tuviera tus fachas, ligaría todos los días —puso una expresión melodramática.
—No me interesa ligar con gente que no me gusta. Yo solo… —la imagen de Naruto pasó por su cabeza— tengo ojos para una persona.
— ¿No me digas que te casaste? —Suigetsu puso una cara de completo horror.
—No.
—Entonces ¿tienes pareja?
—No. Pero eso no quiere decir que no esté enamorado.
—Vaya. Quién lo diría; Sasuke Uchiha enamorado ¿y quién es el afortunado o afortunada?
—Un doncel.
— ¿Es lindo?
—Mucho —Sasuke sonrió. La verdad, es que no sabía por qué se estaba sincerando ahora y no cuando eran compañeros y amigos hace años. Tal vez, le hizo mal el guardarse todo eso.
— ¿Es un amor no correspondido? —siguió Suigetsu.
—No lo sé.
— ¿Cómo que no lo sabes? —preguntó curioso.
—Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi.
—Oh, ¿Cuánto?
Sasuke no respondió de inmediato. Es más, se cuestionó a sí mismo el responder o no ya que sabía que si le decía la verdad, el peli celeste continuaría con el interrogatorio el cual, no terminaría hasta haberle sacado toda la verdad.
Al final, se decidió por responder.
—Más de 15 años.
—Ya veo —respondió como si nada Suigetsu, pero luego se dio cuenta de la cantidad de años—. Espera, ¿dijiste 15 años?
—Sí. Mi historia con él, empezó cuando ambos teníamos 15.
—Pero eso… —vaciló un poco— es mucho tiempo.
—Sí. En realidad, pasó algo con él. Fue a él al que le hice eso tan terrible que mis padres saben.
— ¿Y por qué se lo hiciste si me acabas de decir que lo amas?
—Por idiota. Fui un completo imbécil —se quedó mirando fijamente su cappuccino, del cual, aun no probaba ni un sorbo.
—Bien. No ahondaré más en el tema y esperaré a que te sientas seguro de contarme —le regaló una sonrisa que Sasuke vio luego de escuchar aquellas palabras.
—Gracias. La verdad, no es algo de lo que me sienta orgulloso y que me guste andar contando como si nada —volvió a fijar su vista en el cappuccino.
—Entonces, hablemos de otra cosa, como por ejemplo de que hemos hecho desde que salimos de la universidad —se metió un pedazo de pastel a la boca.
—Ok.
—Bueno, yo empiezo. Cuando salí, ingresé de inmediato a trabajar al periódico de mi hermano. Tú ya sabes que él me dijo que no me iba a recibir a menos que le llegara con un título ya que no por ser su hermano, iba a tener preferencias ¿lo recuerdas? —Sasuke asintió con la cabeza. Como no recordarlo, si Suigetsu repetía el mismo discurso cada tantos, sobre todo cuando su hermano le echaba la bronca, que era casi siempre—. Fue entonces, que conocí a mucha gente, en su mayoría, chicas y donceles bien lindos que bueno, siempre aceptaban con gusto mis invitaciones —contó orgulloso de sí mismo con una sonrisa.
— ¿Y Karin? —preguntó Sasuke, ya que éste sabía que Suigetsu estaba enamorado de la chica pelirroja cuando estaban en la universidad, pero que ésta no le daba ni la hora al peli celeste.
Suigetsu quitó de inmediato su sonrisa ante la mención de la chica y puso una expresión en su rostro que Sasuke no pudo identificar.
—Hablamos de vez en cuando, u otras veces nos reunimos los tres con Juugo a tomar unas copas —contestó encogiéndose de hombros—. Estoy seguro de que se pondrán felices cuando les diga que estás de vuelta. Es más, podríamos reunirnos algún día a recordar viejos tiempos ¿te parece?
—Claro. Me agradará mucho volver a ver a toda la pandilla.
—Hace mucho que Taka no se reunía completa —dijo con nostalgia Suigetsu.
— ¿Todavía nos podemos llamar así?
—Por supuesto. Después de todo, tú nos pusiste antes ese nombre.
—Por mí no hay problema.
—No se diga más. ¡Este es el regreso triunfal de Taka! —exclamó con alegría Suigetsu.
—Claro.
Ambos siguieron hablando durante un buen rato de lo que habían hecho después de separarse y de cosas triviales, hasta que Sasuke vio la hora en su reloj de mano y se dio cuenta de que ya era hora de despedirse de Suigetsu.
—Suigetsu —le cortó mientras éste se quejaba acerca de un doncel que lo traía loco pero que siempre le rechazaba.
—Dime.
—Ya me tengo que ir. Mi madre ya debe estar por llegar, si es que ya llegó.
—Oh, ya veo. Voy a pedir la cuenta —llamó a la misma mesera que les había atendido y pagó lo consumido, además de dejar una buena propina.
Después de eso, los dos varones salieron de la cafetería y se dirigieron a la calle en donde Suigetsu decidió preguntar:
— ¿Te vas en taxi?
—Sí, le dejé el auto a Itachi.
— ¿Si quieres te puedo llevar?
—No hace falta.
—Dices que tienes prisa ¿no? —Sasuke asiente— Y a esta hora, es muy difícil pillar transporte ya que la mayoría sale del trabajo.
—Eso es cierto —Sasuke meditó un poco—. La verdad, me harías un gran favor…
—No se diga más. Tengo mi auto en el estacionamiento del periódico, aquí a la vuelta ¿vamos?
—Sí, y gracias.
—No hay de qué.
Ambos fueron hasta el estacionamiento en donde abordaron el jaguar rojo de Suigetsu quien siguiendo las indicaciones de Sasuke, no tardó en llegar a la casa de Itachi.
Suigetsu detuvo el auto y miró a Sasuke.
—Es aquí ¿no? —preguntó.
—Sí. Muchas gracias por traerme.
—Te has vuelto muy agradecido últimamente.
—No me había dado cuenta —abre la puerta del auto, pero antes de que pueda salir, Suigetsu le detiene.
— ¡Espera, no me has dado tu número!
—Es cierto —luego de intercambiar números, Sasuke sale del auto y se despide—. Nos vemos.
—Claro. Dale saludos de mi parte a tu familia.
—Eso haré —Sasuke vio como el auto de Suigetsu se alejaba por lo que se aventuró a entrar a la casa. Cuando abrió la puerta con sus llaves y entró, vio a Deidara sirviéndoles té a sus padres quienes al oírlo entrar, voltearon de inmediato a verlo.
—Hola hijo —le saludó Mikoto con una sonrisa.
—Hola madre —Sasuke dejó su maletín en el suelo y se quitó el abrigo, colgándolo en el perchero de la entrada para después, acercarse a su madre y darle un beso en la mejilla—. Hola, padre.
Fugaku se mantuvo igual. Al parecer, no tenía ni la más mínima intención de saludar a su hijo menor. Justo en ese momento, aparece Itachi.
—Vaya, y yo que te hacia hace mucho aquí hermanito ¿Qué te entretuvo?
—Me encontré con Suigetsu y me invitó a tomar un café para charlar —Sasuke tomó asiento en uno de los sillones individuales, frente al de dos personas en el que se encontraban sus padres mientras que Itachi se sentó en el otro individual y Deidara en uno de los brazos del sillón de Itachi.
—Oh, ese chico que era tu amigo en la universidad ¿no? —dijo Mikoto.
—Sí, es más, hasta me trajo en su auto y les mandó saludos a todos —informó Sasuke.
—Entonces dale las gracias la próxima vez que hables con él —le dijo Mikoto con una sonrisa.
—Eso haré.
Fugaku soltó la taza de té de la cual bebía, para dejarla sobre la mesita de centro y hablar.
—Vamos a lo que vinimos —miro a Sasuke por primera vez desde que éste había llegado.
—Sí, tienes razón padre —contestó.
—Hijo —habló Mikoto dejando su taza de té en la mesita y todos los presentes le pusieron atención—. Dime ¿de verdad lo encontraste? porque ya antes te has hecho ilusiones y a la final…
—No madre —le interrumpió Sasuke—. Esta vez, sí es él.
Sasuke procedió a contarles todo; como lo conoció, la relación maestro-alumno que ahora llevarían y además, el cómo comprobaron en su expediente, que éste era hijo de Naruto.
—Entonces, si lo es —dijo Mikoto al borde de las lágrimas.
—Sí madre. Es mi hijo. Naruto si lo tuvo, de… —Sasuke se vio interrumpido por el sorpresivo abrazo de su madre, quien lloraba amargamente. Sasuke le correspondió el abrazo y hundió el rostro en la curvatura del cuello de su madre.
—Estoy tan feliz —expresó entre sollozos Mikoto.
—Yo también.
Mikoto se separó de Sasuke, se secó las lágrimas del rostro con la manga de su chaleco y le miró.
— ¿Cómo se llama? —preguntó.
—Hiroshi —respondió Sasuke.
—Hiroshi —repitió Mikoto con emoción—, es un nombre muy bonito. Es un doncel ¿verdad?
—Sí, y uno muy lindo. Tiene los mismos ojos de Naruto; de un bello azul cielo.
—Yo puedo corroborar eso —dijo Itachi para después, sacar su celular del bolsillo de su pantalón y mostrar frente a Sasuke y Mikoto, una foto de Hiroshi en clase de Ed. Física.
—Itachi ¿Cómo hiciste eso? —Sasuke frunció el ceño y le miró mal.
—Solo fingí que veía la hora en mi celular. No fue algo realmente difícil —contestó como si nada para después, entregarle el celular a Mikoto para que lo vea bien.
—Es tan lindo, Fugaku —a la mujer se le iluminaron los ojos de la emoción y se acercó a su marido para mostrarle la foto—. Se parece mucho a ti Sasuke, excepto porque tiene las facciones de un doncel y los ojos azules.
—Yo pienso igual. No hay duda de que es el hijo de mi hermanito ¡Es mi lindo y adorable sobrinito! —exclamó Itachi con alegría.
—Yo también quiero verlo —dijo Deidara con entusiasmo y se acercó a sus suegros para ver la foto—. Es tan lindo y adorable.
— ¿Verdad que sí? —preguntó, o más bien, afirmó Mikoto.
— ¡Claro! —respondió Deidara.
—Fugaku, ¿tienes algo que decir? —le preguntó su esposa.
— ¿Qué piensas hacer ahora? —habló mirando a Sasuke fijamente—. Tú no sabes cómo ese chico va a reaccionar, tampoco sabes qué es lo que le han dicho de ti. Si te odia o no, aunque yo en su lugar, claro que odiaría a un bastardo que no quiso saber nada de mí.
— ¡Fugaku! —le regañó Mikoto.
—Solo estoy diciendo la verdad y siendo realista.
—No…
—Madre —Sasuke la interrumpió—, mi padre tiene razón, aunque la verdad sea cruel es cierta. Además, yo no sé qué es lo que le ha dicho Naruto. Está claro que en algún momento debe de haber preguntado acerca de su padre si es que… —se detuvo un momento. No quería pensar en eso, pero cabía una posibilidad de que así fuera— si es que ya no tiene uno porque puede ser que Naruto haya rehecho su vida, que le haya dado hermanos…
—Sasuke —Itachi le detuvo—, no te pongas tan grave.
— ¡Pero cabe la maldita posibilidad de que así sea! —exclamó frustrado.
—Ok, pero eso no quita que Hiroshi-kun sea tu hijo. Además, si caes en cuenta, salía registrado solo por su padre doncel. Si tuviera otro padre varón ¿no crees que le hubiera dado su apellido? —cuestionó Itachi.
—Sí, pero… —intentó protestar Sasuke, pero no encontró un buen argumento para contrarrestar lo dicho por su hermano— tienes razón. Es solo que, no me agradaría la idea de que Naruto estuviera con otro —dijo con pesar.
—Te entiendo, pero no quiero que te mortifiques con suposiciones vanas —le dijo Itachi con comprensión.
—Itachi tiene razón, Sasuke —le dijo Mikoto con una sonrisa tranquilizadora.
—Sí, entiendo —dijo Sasuke ya más calmado.
—Bueno. Nuestra estrategia de avance ya está planeada —dijo Itachi.
— ¿En serio? —le preguntó su esposo.
—Por supuesto. Lo primero que Sasuke hará, será usar su posición como profesor para entablar una buena relación con Hiroshi-kun… —siguió explicando Itachi mientras todos los presentes le ponían atención al plan el cual, modificaron agregándole cosas entre todos.
— ¡Chicos, despierten! —gritó Kushina por el pasillo, sobresaltando, tanto a Naruto, como a Hiroshi.
—Mamá ¿Por qué tanta gritadera tan temprano? —preguntó Naruto somnoliento desde la cama al ver a su madre parada en la puerta de su cuarto.
— ¡Porque son las 7:35!, ¡me he quedado dormida! —gritó.
— ¡¿Qué?! —gritaron Naruto y Hiroshi al unísono y en un abrir y cerrar de ojos, estaban listos, Naruto vistiendo unos pantalones negros, un polerón azul y una chaqueta delgada café claro, Hiroshi su uniforme plomo, tratando de tragar apenas una tostada con un vaso de jugo mientras Kushina, vistiendo un vestido azul con un delantal rosa, les preparaba unos sándwiches para que lleven.
—Bien, tienen menos de 15 minutos para llegar y Hiroshi no puede llegar tarde por lo que será mejor que tú lo lleves —le dijo a Naruto.
—Está bien.
—Perfecto. Y esto les va a servir para que aprendan a hacerle caso a sus despertadores, cuando suenan ¿entendido? —frunció el ceño y le extendió unas bolsas con sándwich a cada uno.
— ¡Sí! —afirmaron ambos al más puro estilo militar tomando las bolsitas.
—Entonces, ya váyanse que los minutos pasan.
Naruto agarró su bolso y Hiroshi su mochila dando ambos, gracias a dios que tenían la manía de dejar las cosas listas la noche anterior y entonces luego de salir de la casa partieron lo más rápido posible en el auto de Naruto.
Por suerte, el Konoha High School, no quedaba tan lejos y tres minutos antes de las 8:00 hrs, Naruto se estacionaba en el estacionamiento del recinto.
—Gracias oto-chan por venir a dejarme.
—No me quedaba de otra —respondió de manera seca Naruto.
—Sí, bueno, adiós, nos vemos —Hiroshi abrió la puerta y salió del auto entonces, Naruto vio que Hiroshi estaba dejando su bolsita de sándwiches en el auto por lo que la cogió y se bajó del auto para gritarle a Hiroshi.
— ¡Hiroshi, se te queda esto! —le mostró la bolsa y Hiroshi retrocedió en sus pasos para ir a buscar la bolsa.
Un poco más allá, venia llegando un auto Mercedes Benz del cual bajó Sasuke, quien vestía un pantalón café y una camisa blanca e Itachi, quien iba con su ropa deportiva, buzo, polera y chándal rojos.
—Eso nos pasa por quedarnos hablando hasta tarde anoche —Itachi bostezó luego de decir eso—. Segundo día y ya estamos dando una mala imagen llegando tarde —Itachi comenzó a caminar hacia el interior del recinto.
—Ya nos disculparemos —dijo Sasuke siguiéndole, pero algo no supo qué, le hizo voltear la vista hacia su derecha encontrándose con algo que jamás imaginó. Allí estaba Hiroshi, pero no estaba solo sino que estaba con—. Naruto —susurró al ver al rubio mucho más adulto, pero igual o tan más bello de cómo le recordaba, con su cabello rubio un poco más largo meciéndose por el viento matinal.
Itachi, al ver que su hermano no le seguía y que tenía la vista fija en algo, se volvió y miró hacia el mismo lugar que su hermano veía para quedarse tan sorprendido como Sasuke. Lo reconocía. Era el mismo doncel que había visto en la foto que Sasuke le había mostrado. Era el mismo doncel al que Sasuke tanto daño le había hecho. Y también era, el padre doncel del hijo de Sasuke.
Continuará…