Al día siguiente por la mañana
Masaru miraba su desayuno con desdén, desde hacía un rato que no podía concentrarse en nada más que en aquella revelación, se sentía perdido de mil maneras diferentes, no tenía ni idea de que hacer o cómo hacer que las cosas de alguna manera no resultaran tan extrañas. Después del reencuentro de los niños en el hospital cada uno de ellos les agradeció por a ver cuidado de sus hijos, ellos simplemente no podían dejar de sonreír. Habían hecho lo correcto de eso no cabía duda.
Pero como en todas las cosas debían seguir su curso, una trabajadora social les dijo que debido a que aún eran menores de edad serían llevados a una verdadera casa hogar, ellos al no tener más opciones aceptaron, tal vez esa era una buena oportunidad de empezar de nuevo: ¿El Problema?, al parecer no era huérfano como siempre creyó.
Podía ser una simple mentira de aquel hombre pero se pregunta ¿Qué ganaría con mentir? Estaba confundido, demasiado como para consultar con sus hermanos, siempre pensó que la posibilidad de si quiera encontrarse con sus padres sería imposible, ellos no estaban interesados en conocerlos además de que según le habían dicho su madre estaba muerta y su padre en prisión. Pero; ¡Oh sorpresa! Su padre no parecía nada de lo que le habían contado. No, simplemente no era nada de lo que le habían contado.
Más bien era ¿Cómo explicarlo?, reflexionó durante más de cinco minutos, no podía simplemente dar una descripción de esa persona.
— ¿Estas bien Masaru?— pregunto Loise cuando noto que simplemente había dejado de comer para ponerse a pensar. Cosa que era bastante extraña.
—Si… lo siento — ciertamente al ver a sus hermanos tan calmados lo hacía feliz, ya no tenía que preocuparse por muchas cosas y el lugar de verdad parecía lo que debía ser: Un hogar para quienes lo necesitan. — Solo me preguntaba como estaría Taisei— aunque le preciaba su hermano sabía que estaba en buenas manos.
—Los doctores dijeron que perdió mucha sangre, pero que estaría bien en unos días — menciono Natsuki con emoción. Al fin un poco de paz.
Otra idea paso por la cabeza de Masaru; En todo caso que fuera verdad aquella revelación. ¿Qué significaría en su vida?, acaso ¿Debía irse con ellos?, eso no le agrado… su familia, la familia que conocía estaba reunida en ese lugar, no podía dejarlos. Todo menos dejarlos.
Al terminar el desayuno la encargada los llamo para explicarles las reglas, desafortunadamente debido a que no tenían mucho espacio serian reasignados a diferentes lugares a lo cual respondieron que no era necesario pues primero muertos antes de separarse.
Con eso en mente salieron de la oficina dirigiéndose cada quien a su habitación, por el momento no podían hacer nada.
Afuera el lugar era bastante grande para que los niños salieran a jugar e hicieran lo que quisieran, aun mejor podían reír sin que nadie los regañara por ello, Loise preocupada por su hermano decido hacerle compañía, no sabía lo que le pasaba pero esperaba que su presencia fuera de ayuda.
— ¿Qué sucede?— le pregunto directamente cuando se sentó junto a él.
—No es nada —
—Vamos, sé que no soy muy lista pero he vivido contigo los suficiente para saber que es algo tienes —menciono mientras intentaba mirar a su hermano, este solo bajo la cabeza. — No tienes que cargar con lo que sea que te preocupa, para eso está la familia. Para apoyarnos — intento sonar bastante segura.
— ¿Qué pasaría si de pronto tus padres aparecieran?— ese tema los perseguía y ella sabía que aunque no quisiera probablemente en lo que le restara de vida siempre se lo estaría preguntando.
—Es complicado, primero quisiera saber quiénes son — rio antes eso — después juntarnos, si es que quieren si quiera verme… yo creo que nunca quisieron, solo quisiera que me digieran si…— en el momento no sabía cómo expresar su idea, si bien quería conocerlos y hacerles millones de preguntas. Quizá después de ver el sueño realizado se desvaneciera para dar paso a una dura verdad— A veces creo que debo de dejar eso por la paz, pero ¿Por qué preguntas?, ¿Acaso tu padre te contacto?— no era una secreto que la mujer que administraba el lugar gritara a los cuatro vientos.
—No… no es eso — la miro intentando no sonar angustiado.
— ¿Y bien?—
—Creo que se quiénes son, pero sin tener una prueba concreta yo no sé qué hacer, porque si es verdad… — Loise se quedó sorprendida, por un momento quiso descifrar sus palabras como si lo que había dicho fuera más una ilusión que una verdad.
— ¿Quiénes son?— esa era una pregunta difícil. Masaru tardo en contestar por lo que ella comenzó a desesperarse, temía por algo…
—Solo te diere que no son nada de lo que me dijeron, no creo que sean malas personas y tampoco creo que me hayan abandonado… pero es difícil si quiera aceptar esa idea. — Volvió a suspirar para luego encontrarse con la mirada de su hermana.
—Entonces… ¿Por qué?—
—No sé, además de que no si quiero que sea verdad o mentira, porque si es mentira lo olvidare fácilmente , pero si es verdad Loise, si es verdad… —se quedó callado —creo que … estaría más asustado — definió asustado como nervioso. El evitar ese sentimiento era complicado.
—Nosotros estaremos contigo, si es mentira para darte un fuerte abrazo y si es verdad, si ellos no son malas personas, si quieres conocerlos… si quieres todo eso, estaremos muy felices por ti no lo dudes, estaremos bien con que enantes a tu familia verdadera — eso le hizo enderezarse ¿Verdadera familia?
—Ustedes son mi verdadera familia, siempre lo serán — la abrazo fuerte para darle a entender que no se alejaría, sinceramente entendía el miedo con que había dicho lo último, aún estaba confundido pero eso le dio la suficiente confianza como para enfrentar la verdad sea cual sea.
Por su parte Akashi y Aomine se encontraban en una de las oficinas de la policía, además de tener que esperar a que mandaran las pruebas de ADN al laboratorio estaban bastante tensos.
—Cálmate Daiki — le pidió mientras lo veía ir de un lado a otro.
—No puedo, simplemente no puedo, el maldito esposo de mi mejor amiga secuestro a mi hija, la vendió… —no sonaba enojado — debiste ver el rostro de Satsuki cuando se lo dije, probablemente tarde en aceptarlo, además estaba el otro asunto — habían encontrado pruebas sobre el paradero de sus hijos, si era cierto…
—Como dije antes, necesitamos estar en calma, si fuera cierto necesitaremos una estrategia — aclaro mientras le miraba firmemente.
— ¿Qué se puede necesitar para de decir: ¡Hay soy tu padre!?— pregunto consternado, Akashi casi lo golpea por tremenda tontería dicha.
—Fingiré que no oí eso, Daiki ellos son solo niños, toda su vida han pasado por muchas cosas, no puedes simplemente decirle que eres su padre, porque gran ejemplo al abandonarla— intento ser claro.
— ¡Nadie la abandono!—
—Pero ellos no lo saben, nadie lo sabe, para ellos somos simples extraños y admítelo que si no pasaba esto los hubiéramos dejado irse sin decirles nada, estarían nuestros hijos delante de nosotros y simplemente de nuevo los dejamos ir — esta vez respondió más serio— ellos no nos ven como sus padres, por que podremos serlo biológicamente, pero en su vida no somos ni nos acercamos a ser eso — lo dijo con algo de culpa— Solo somos extraños.
Aomine no quería admitirlo pero el enano tenía un punto, a decir verdad si fuera el, entendería que su hija lo odiara, pero sin duda alguna lucharía por ganarse su amor, un padre generalmente da por hecho el amor de sus hijos hacia ellos. Pero en esas circunstancias sin duda tendrían ganárselo. Y no dudarían ni un momento en hacerlo.
—Solo espero que sea verdad, no quiero simplemente imaginar que hubiese pasado si — la conversación se vio interrumpida cuando su celular sonó. Midorima le llamo para decirle que Kagami había despertado.
—Hasta que estemos segures les diremos, no pienso crear falsas ilusiones — en eso estaban de acuerdo, edemas era el momento de visitar a Kagami, quien estaría como loco buscando a sus hijos.
Él no era un chico mal agradecido, quizá era un poco insensato y bastante impulsivo, a pesar de todo tenía que agradecerle a aquel hombre que le protegiera, solo era por eso, no había ido al hospital nada más que para agradecer. Pregunto a la enfermera donde estaba su habitación y esta inmediatamente respondió diciéndole con una gran sonrisa que el paciente había despertado, al parecer estaba un poco adolorido más se pondría bien en unos días.
También pregunto por Taisei, la enfermera le dijo que debido a la anestesia y los calmantes seguramente dormiría hasta mañana pues había sido una cirugía complicada ya que hubo un poco de infección. Masaru se sintió tranquilo al escuchar que su hermano estaba fuera de peligro.
Al estar frente a la puerta toco sin pensarlos muchos, si no seguramente saldría corriendo para esconderse, a pesar de todo no era un enfrentamiento que estuviera mentalizado para hacerlo. Pero mejor temprano que nunca… tal vez así no iba el refrán pero no tenía tiempo para pensarlo.
—Pase — escucho, cuando abrió la puerta y vio a aquel hombre acostado mirándolo con sorpresa no pudo imaginar nada.
—Hola — dijo ya estando adentro, observo a su al redor, esa sí que era un habitación de lujo.
—Hola…— Kagami por su parte estaba tan confundido que no supo que más decir.
—Solo viene para agradecerle que me protegiera — el silencio era algo incómodo y la mirada de esperanza De Kagami al verlo no hacía más que ponerlo aún más nervioso.
—Yo…— intento no sonar cruel —yo no creo que lo que dijo ese hombre sea verdad — hablo lentamente mirándolo —Yo no puedo ser su hijo —aseguro.
—Eso lo sabremos pronto — respondió rápidamente. Tal vez era que era muy confiado o simplemente quería con toso su ser que fuera verdad que no quería que el chico pensara mucho las cosas.
—Supongo…— definitivamente tenía ganas de llorar —
—No tenemos que hablar sobre eso ahora— le estiro la mano para que el chico la tomara, este tímidamente la tomo —A Masaru no le gusta la mostaza, nunca supe porque — lo menciono sin pretender darle a entender nada — Si es verdad y eres mi hijo, espero que quieras vernos de nuevo. Kuroko… aun no despierta pero esto seguramente le agradara — sonrió —
—No me gusta la mostaza — simplemente respondió, para después alejar su mano —Tengo miedo Sr Taiga, porque la única familia que conozco son mis hermanos, no pienso dejarlos — se sentía un poco mejor.
—Nadie te pediría eso créeme — de alguna manera todo parecía ir bien.
—Me voy, tengo toque de queda y mis hermanos se preocuparan — intento no sonar desesperado —Gracias de nuevo…— rápidamente salió de la habitación.
Cuando vio al chico irse no puso como pero sintió que su primera conversación no había salido del todo mal, pensó en que tendría esa platica cuando su esposo estuviera consiente, de esa manera no echaría a perder su primer encontró. Kagami no pudo evitar sonreír mientras lagrimas traicioneras salían, es que simplemente no podía creer que su pequeño Masaru hubiera crecido tanto, en su cabeza su hijo era pequeño, indefenso, son una gran sonrisa, era solo un niño… esos recuerdos eran lo único que tenia de él, ahora frente a él había un chico que no conocía, que no sabía cómo era su carácter… pero sabía una cosa a Masaru nunca le iba a gustar la Mostaza.
Ahora solamente le queda esperar, esperar por los resultados, esperar porque su esposo despertara, esperar porque al fin pudieran volver a ser una familia, cosa que el resultaba un poco extraño. Se sintió tranquilo cuando Takao le menciono que los chicos fueron llevados a un lugar seguro por la policía, no debía decir nada de momento a sus amigos, de alguna forma la noticia debía ser dada con propiedad, solo que no esperaba que el chico en cuestión se apareciera delante suyo, eso sí había sido una sorpresa, pero en el fondo quería correr y abrazarlo, así como cuando era pequeño… pero por ahora eso tendría que estar pausado.
Seguramente si ese chico era su hija, puy probablemente los demás tuvieran alguna relación con sus amigos. Tantas teorías lo dejaba algo cansado así que simplemente decido quedarse acostado hasta que sus amigos fueran a verle.
Esperaba pronto ver a su hija, le habían dicho que estaba bien, que por el momento estaba con sus amigos, además de que eran constantemente vigilados, aun tendrían que enfrentar muchas cosas, así que por el momento solo le quedaba: Tener paciencia y que todo quedara como desde un principio debió ser.