Silencio, era lo que reinaba en la casa, ningún grito o regaño que lo hiciera intentar saltar por la ventana más cercana.
La puerta se abrió dando paso a un hombre que se sorprendió por el silencio en casa, con cuidado se acerco a la sala donde encontró a dos pequeños que más que nada estaban sentados sin hacer ningún movimiento.
— ¿Y bien? — pregunto a sus hijos que claramente estaban algo anormales.
—Mamá dijo: Un solo ruido y a los dos los encierro en el sótano— menciono uno de ellos.
—Ok, entonces están sentados sin hacer nada desde… — sus hijos se parecían bastante a Makoto igual de extraños.
—Desde que llagamos de la escuela, las cosas para ir a dormir ya están preparadas solo hacía falta que llegaras tu para poder irnos — aseguro otro sin hacer ningún movimientos en falso.
—Está bien, entonces ¿Nos vamos? —de inmediato los niños se movieron, era claro que tenían ganas de ir y molestar a su amigo por lo que optaron por la mejor opción que era mantenerse bien calladitos.
Ahora que lo pensaba ¿Dónde estaba su esposo?, tanta paz no solo se debía a que los gemelos estuvieran callados.
Al llegar a la planta de arriba vio a sus hijos quienes claramente estaban planeando algo, lo veía en sus inocentes caritas. Ken y Kazuma eran todo en alboroto, los dos se entendían bastante bien y siempre estaban de acuerdo en todo. Incluso en lo que comerían.
—Uno… dos…— escucho contar — tres…— abrieron la puerta de la habitación para correr inmediatamente a la cama matrimonial donde yacía un cuerpo inerte — ¡Llego Papá!— gritaron los dos quienes sin consideración alguna se le echaron encima.
Makoto sintió la presión ejercida por ambos cuerpos que parecían estar a punto de caer de la cama. No les dio tiempo de huir pues inmediatamente los capturo a los dejándolos inmovilizados.
— ¡Que les dije!— grito al tenerlos bien agarrados.
—Que miremos hacia ambos lados antes de cruzar la calle—
—La hora de dormir es a las 9:00 pm — claramente se estaban burlando de él, pero que niños tan atrevidos; fingía no saber de dónde lo habían sacado.
—Tranquilo Mako-chan los niños solo querían darte una sospesa — e inmediatamente se gano una mirada de ¡No los defiendas!
—Vamos ya llego, es hora de irnos — agrego Ken al ver que sus padres ya no se movían de su posición , enseguida Makoto los soltó no tenía la intención de no dejarlos ir pues ya necesitaba un día sin gritarle a sus hijos por sus actos que de igual forma aprobaba muy a su manera.
—Si ¡Vamos!— agrego Kazuma quien parecía ser el más emocionado de los dos.
E inmediatamente salieron del cuarto para terminar de prepararse.
—Estoy en casa— sonrió Kiyoshi al notar que el otro solo podía dar suspiros por que fue despertado.
—No… ¿En serio? — agrego levantándose de la cama, sin que este se lo esperara le dio un beso en los labios que este no rechazo.
Hace a apneas algunos años ambos decidieron dejar que Taisei descansara en paz, para su sorpresa había algo con lo que ellos no contaban y era que al parecer no sería uno si no dos pequeños que debían cuidar, al enterarse a Makoto casi le da un infarto, por que más le diera vueltas no entendía por qué lo castigaban de esa manera. Después de la notica definitivamente se dedico a trabajar en casa, simplemente no podía dejar a dos niños en casa solos con una nana, dos pequeños grandes problemas que no lo dejaban hacer absolutamente nada.
Ambos requerían de su atención aunque a veces deseara tomar por sus pañales y decirles que aprendieran rápido a ir al baño. En esa edad ellos solo se reían de los movimientos que recibían, Makoto tenía que repetirse una y otra vez que solo eran bebes. Para su fortuna sus bebes.
Tener dos fue más difícil de lo que pensó e incluso mucho más difícil contratar a alguien que le ayudara con los quehaceres de la casa, no a cuidar a sus hijos él podía hacerlo, pero si a que limpiara.
Para su mala suerte ni Ken ni Kazuma querían extraños en su casa, cada nana que les presentaban salían corriendo por su vida, alguna si se la habían ganado pues sabían perfectamente que clase de mujeres eran, mas por su casi inocente padre que solía ser demasiado amable.
Si había algo que ellos defendían a capa y espada era el matrimonio de sus padres, les gustaba su familia, no querían que nadie se entrometiera en su relación.
Fue una sorpresa el poder contratar a Gina quien cuidaba de ambos, ellos la aceptaron a pesar de ser bonita, joven, ya que estaba claro que estaba muy enamorada, a punto de casarse, los gemelos le creyeron pues siempre buscaba cosas divertidas para ellos, aparte de eso casi nunca buscaba quedarse a solas con su padre.
No como su vecina que siempre estaba al asecho.
— ¿Y cuántos días se quedaran?—
—Todo el fin de semana —
— ¿Cuándo regresan?—
—El lunes por la tarde, Kise dijo que los llevaría a la escuela el mismo, me aseguro y más le vale cumplir que estos vándalos llegarían temprano — aseguro mientras revisa que todo estuviera en orden.
— ¡Listos niños! — al parecer los mas emocionados eran los padres por deshacerse una horas de su amados hijos quienes no podían evitar sentir que les urgía ponerse a jugar con su amigo.
— ¡Sí!— dijeron ambos al mismo tiempo.
—Entonces vámonos, dejemos que mamá siga descansado no queremos morir antes de tiempo —abrió la puerta para que los gemelos salieran, pero antes regresaron para hacer lo que siempre les daba risa.
Ambos en ambas mejillas de Makoto le daban un sonoro beso, el otro no le parecía divertido que por todos lados estuviera babeado, pero que le iba hacer.
—Enseguida vuelvo — aseguro mientras los otros dos se subían corriendo a la camioneta.
Kiyoshi subió para después voltear a ver a sus hijos quienes sabían que debían poner el cinturón de seguridad y siempre permanecer sentado en todo momento dentro del auto.
—Vamos entonces— durante el camino se escucharon las risas de los niños que tenían más de una historia que contar, principalmente porque su maestra había tomado vacaciones por lo problemático de los niños.
La entendía, después de todo tener en su clase a: Akashi Mei, Midorima Yuki, Aomine Taiki, Kiyoshi Ken y Kiyoshi Kazuma, no, no pobre si merecía unas vacaciones.
El camino fue corto ya que Vivian en el mismo vecindario. Para mala suerte de Makoto quien entre más quería evitarlo más se le acercaban.
Kise salió corriendo a recibirlos pues estaba ansioso esa era la primera noche de chicos de su hijo con sus amigos, lamentaba que ni Meichi, ni Yukichi pudieran asistir pero eran niñas ellas tendrían su propia noche de chicas.
—Hola —
—Hola Kyoshichi y Makochi no me dirá que está muy cansado para no venir a saludar— se cruzo de brazos para mostrar enojo.
—De hecho sí, quiere disfrutar el no tener a los gemelos después de tanto tiempo — rio sintiéndose apenado.
—No te preocupes esta noche se la pasaran genial — aseguro ayudando a los niños para que metieran sus cosas a la casa.
—Adiós Papá — se despidieron los dos caundo ya estaban listos para entrar a la casa.
—Pórtense bien quieren, no quiero más facturas de hospital — les dijo tranquilamente.
En cuanto subió a su camioneta se fue dándole una adiós con las manos, a veces creía que retenía mucho a sus hijos, mucho más después de lo sucedido con Taisei pero por ahora esperaba que Kise no terminara por volverse loco… si eso esperaba.
Mientras tanto Kise quien cerró la puerta, se encontró con tres pares que al hacer una simple petición hicieron que ese día terminara pero de lo que imagino.
— ¿Y?, ¿Qué vamos a comer? — una simple pregunta que los llevo al lugar del terror: La cocina.