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Egoistas por Rikka Yamato

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Notas del capitulo:

No tengo como disculparme por el gran atraso.

 

Nadar, nadar, nadar, nadar, rápido, rápido, más rápido, más fuerte, más... libre.


Quiero nadar hasta desfallecer, desahogarme. Nadar hasta morir. Dejar todo atrás y ser solo yo en medio de la nada más absoluta.


¿Hace cuánto no nado? ¿Cuándo fue la última vez que me sumergí en el agua? ¿La última vez en que deje mi alma en algo que amo con todo el corazón? ¿La última vez que me sentí libre?


¿Cuándo fue la última vez que me sentí como yo?


No lo sé, en estos momentos no sé ni quien soy en realidad. No sé dónde me encuentro, donde es arriba ni donde abajo. No sé qué es realidad y que ficción.


¿Lastimare a alguien? ¿Romperé a más de una persona? ¿Saldré lastimado de todo esto? ¿Pueden herir aún más esta alma?


— ¡Makoto! — un grito lo saca de su trance justo antes de que impacte contra el límite de la piscina.


Se detiene, respira agitadamente y siente unas inexplicables ganas de estrellar el puño contra el concreto, pero se detiene, su mano aún está herida de la última vez.


— ¡¿En qué rayos estás pensando?! — el grito asustado lo trae de vuelta al mundo completamente.


—... —No contesta y sólo observa, no quiere hablar, ni con él ni con nadie, siente que si abre la boca todo lo que saldrá serán palabras hirientes y estúpidas.


No quiere alejar a más personas, no quiere lastimar a nadie más. Y sobre todo no quiere ver lágrimas en aquellos ojos azules que lo ven con tanto cariño. Con un cariño que quisiera no ver en esos ojos tan malditamente sinceros.


—Lo siento... No sé qué me pasa— sale con ayuda de la otra persona.


—Ah, no sé qué hacer contigo— unas manos delicadas le ayudan a secarse, se siente bien, su tacto a través de la toalla le hace sentir calma. Y es extraño, nunca nadie le había hecho sentir así por actos tan simples como estos.


—Lo siento, no quiero preocuparte—


Y lo dice en serio, lo único que quiere de aquella persona son sus sonrisas, sus caricias, miradas como aquella, llenas de un cariño que no se puede expresar en palabras y besos que le hagan olvidar todo a su alrededor.


Baja la mirada sintiendo un vacío. Imaginar que sería de su vida sin él, le hace sentir triste y con ganas de morir. Se da cuenta que su vida sin esa persona sería otra y posiblemente, y muy a su pesar, seguiría en un amor unilateral, sufriendo en silencios y mostrando sonrisas rotas a todos.


Y no le gusta, y no quiere que eso suceda, tampoco quiere alejar esta persona que en tan poco tiempo se convirtió en alguien tan especial y de alguna forma extraña y que rápidamente se ganó su cariño como nadie antes lo había hecho.


No quiere alejarse de Nathan.


— ¿Todo bien? — una mirada preocupada y una mueca en los labios es todo lo que necesita para cortar la distancia entre ellos y apoderarse de aquellos labios rosados y suaves. Aquellos que hacen latir su corazón y realizan algo mágico en su interior logrando que olvide cosas.


—Todo bien—se separa con una sonrisa que llega a sus ojos y su corazón acelerado como nunca antes había sentido—Todo está perfecto— lo mira a los ojos y vuelve a besarlo.


Escucha gritos desde una parte lejana y separa del chico entre sus brazos.


— ¡Oigan! Ustedes dos dejen de besuquearse y comencemos con esto— una voz femenina logra hacer que volteen y observan a tres personas con trajes de baño y toallas.


— ¿Qué es esto? ¿Una lección para niños? —se burla al ver los trajes tan coloridos e infantiles de sus amigos.


—Sí, papá tiene que ayudar a sus bebés— uno de ellos habla de forma aniñada y hace gestos lindos. Sus rubios cabellos desordenados y sus ojos de color aqua demostrando diversión hacen que Makoto piense que su amigo es verdademente un niño pequeño que necesita ser cuidado.


Si pequeño amigo Alex, quien le hace reír cuando en necesario y que siempre le ayuda cuando lo necesita.


— ¡Oh! ¿Y dónde está su padre? —una sonrisa se forma en sus labios y pretende buscar a su alrededor a un hombre de familia —No veo a nadie lo suficientemente feo como para tener a monstruos en lugar de humanos—su sonrisa se ensancha y observa las caras indignadas de los chicos.


— Entonces deberías verte en un espejo... papá— la única chica del grupo le dice con sorna en cada una de sus palabras.


Y ella, la chica de aspecto duro y fama de conquistadora, pero que en realidad es una chica dulce y tierna con temores como todos los demás. Con quien puede hablar del miedo que algunas cosas le provocan y siempre le dará un buen consejo seguido de su típica frase "Y no importa si el mundo se va al carajo estaré a tu lado. Siempre estaré a tu lado para molestarte" un golpe y unas risas después. Y sabe que no podrá encontrar palabras tan verdearas como esas en el mundo como las que siempre le da Riko.


—Por favor. Dejen de comportarse como críos— la voz calmada de Marco se deja oír entre todo el alboroto, pero es ignorado por todos, menos Makoto, que le da una vista rápida.


Que haría sin el extraño y callado chico que puede sorprenderte al dejarse llevar por juegos infantiles y que siempre que quieras se quedara junto a ti callado y esperando a que te sientas listo para hablar de tus problemas.


—Ya, todos ustedes, detengan esto ahora mismo antes de que enoje— la voz de la persona a su lado se deja escuchar clara y fuerte, dando a entender que si las cosas siguen así alguien sufrirá.


Todos le miran, observan y analizan las acciones del chico, sonríen y corren hacia ellos.


— ¡Mamá! —gritan antes de empujar a los mayores a la piscina.


Un chapuzón, maldiciones, risas, bromas. Sus amigos, algo locos, que no cambiaría por nada y su novio, aquel peli rosa que le hace ver estrellas aún en los noches más oscuras.


Eso es todo lo que necesita para olvidas y vivir. Embriagarse de la vida y de las maravillosas personas que lo rodean.


Su pequeño deseo egoísta sobre una estabilidad. Su primer y único deseo egoísta que podría cumplirse.


. . .


Por otro lado se encuentra él. Con sus propios problemas y el peso de sus acciones pasadas y las consecuencias.


Su ilusión por un amor infantil, por un amor que parecía verdadero, por una persona que le daba- aparentemente- una vida llena de retos y de todo aquello que posiblemente quería, pero no era lo que verdaderamente anhelaba. Se dejó embriagar por una hermosa ilusión que con el tiempo se fue haciendo añicos sin esperar su opinión.


Dejó ir a la persona que podría verdaderamente darle todo aquello que buscará -en cualquier momento de su vida- pero no se dio cuenta, lo ignoro y no vio más allá de la bonita sonrisa y los amables ojos. No pudo ver las promesas de un futuro mejor, no vio los buenos momentos, las risas compartidas y los abrazos reconfortantes, las palabras de aliento ni el futuro brillante.


No vio nada o mejor dicho no quiso ver nada. Pensó que todo aquello que tenía con el de ojos verdes podría volverse mierda y eso era lo que menos quería. Así que fingió no ver nada y dejar que el otro chico se adentrara en si vida como si fuera lo verdaderamente correcto.


Y eligió el amor infantil, pero nada fue como lo espero, el cariño que buscaba se esfumó en las primeras semanas, las miradas no decían más que pasión, cuando buscaba hablar con la mirada el contrario no entendía, no existía esa complicidad en donde podía dejar de hablar y con solo una mirada podía decir mil cosas y alguien le entendería.


Aquellos días en donde alguien le esperaba del lado de la meta con una mano tendida, una sonrisa y una mirada amable de desvanecieron antes de lo esperado.


Las pláticas nocturnas se fueron, los regaños llenos de preocupación se vieron reemplazados por miradas cargadas de enojo, los abrazos se vieron transformados en besos pasionales y ardientes disfrazados de amor.


Se dio cuenta muy tarde de que su vida se estaba volviendo en justamente aquello que no deseaba, todo aquello a lo que tenía miedo de entrar cuando decidió ignorar a la persona que parecía ofrecerlo, lo encontró en quien parecía lo mantendría alejado.


Todos sus miedos se volvieron realidad y no existía forma alguna de que eso cambiara. La única persona capaz de hacer que la vida de Haruka Nanase se tornara en aquello que necesitaba se había marchado sin mirar atrás y pensar en el de ojos azules.


Y en las noches que el pelinegro se ponía a pensar en sus acciones se preguntaba si lo que Makoto había hecho era porque él lo había orillado a tal punto. Si fue su egoísmo por querer mantener una relación estable con Tachibana lo que al final habia desencadeno aquella ruptura en su amistad y la decisión del más alto en alejarse definitivamente o fue alguna otra cosa que no veía o no quería ver.


Cuando le vio de nuevo su corazón volvió a latir, rugió por un abrazo, una mirada cálida, unas palabras, un poco de atención, pero rápidamente se marchito, todo aquello fue roto por personas que nunca había visto, por personas que parecían tener un mundo de diferencia con él, pero parecía encajar tan bien.


Aquellas personas parecían una obra de arte. El ver a Makoto junto a aquellos 'inadaptados' era la más hermosa exhibición que alguien podría ver en su vida. Tantos colores y emociones diferentes que transmitían aquellas personas era lo más perfecto que alguien podría observar en su vida. Un cuadro lleno de vida y cariño que nadie podría describir con palabras.


Pero aunque fuese diferente a como recordaba pudo ver un pequeño, y casi inexistente anhelo por el pasado y lo que ahora podría ser su futuro y eso fue suficiente para lograr que la esperanza se alojará en su corazón y dejará raíces de poder recuperar aquello que alguna vez consideró suyo, pero aquello también murió cuando lo vio en brazos de otro, con una sonrisa resplandeciente, llena de amor -que pudo ser para él- con palabras de cariño hacia otra persona, que antes eran para él, con caricias delicadas, que nunca antes había visto, con besos que roban el alma, como aquellos que nunca recibió y que no sabía habia anhelado.


Aquella pequeña esperanza se esfumó cuando observó nuevamente la mirada verdosa. El anhelo del pasado desapareció, pero no así sus ganas por encontrar un amor como aquel que tanto quería. Y aún pese a que su deseo fuera egoísta lo haría. Derrumbaría aquel, aparentemente, falso mundo que se había construido en tan poco tiempo.


Porque él es así y no le importa lastimar si es por su propio bien, tampoco le importa lastimar a su persona amada y destruir su seguridad, es egoísta y aquello lo sabía cuándo se enamoró.

Notas finales:

Es como que la calma antes de la tormenta (?) Un par de cosas más para entrar en la recta final.


Si alguien todavía me lee. MUCHAS GRACIAS DE CORAZÓN.


Espero poder traerles el próximo capítulo pronto


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