Junhong miraba a Youngjae, y Youngjae le miraba de vuelta. Daehyun y Jongup alternaba miradas entre Junhong y Youngjae, esperando a que Junhong hiciera el movimiento. Youngjae sostenía las dos opciones en frente de él, con una suave sonrisa.
“Vamos, Junhonggie”, le animó Youngjae, “pierdas o ganes, te daré galletas”, aclaró.
Pero Junhong odiaba perder.
Daehyun y Jongup observaron al menor estirando una mano y decidiéndose por una carta. La sostuvo en sus dedos y la trajo hasta sí, para darse cuenta con decepción que no era la que hacía par con la que tenía en su mano. Youngjae le sonrió y con un rápido movimiento tomó su siete y lo emparejó con el que le había quedado en la mano. Junhong tenía la bomba en su mano.
“Ahh”, soltó con enojo por haber perdido, “no es justo, Youngjae-hyung no ha perdido en seis rondas”, alegó de inmediato.
El aludido rió suavemente, ordenando las cartas en medio de la mesa.
“No te sientas mal, Junhonggie”, le dijo Daehyun con una sonrisa, “Youngjae es bueno para estas cosas.”
El menor hizo un puchero. De verdad odiaba perder.
“Ya no quiero seguir jugando”, decidió, cruzándose de brazos en su lugar.
Daehyun negó con la cabeza por la actitud de su hermano menor.
“No te enfades por perder, ya estas grande”, le dijo a su hermanito sin mirarlo y ayudar al otro mayor a ordenar.
Jongup seguía mirando a Junhong, así que supo en qué momento exacto Junhong se puso de pie y subió corriendo por las escaleras.
“¡No corras por las escaleras!”, le regañó Daehyun, siendo respondido por un fuerte portazo en su habitación, “¡cuidado con las puertas!”, volvió a gritarle hacia el segundo piso, teniendo como respuesta otro portazo.
Daehyun soltó aire y negó con la cabeza.
“Tranquilo, Daehyun, es solo un niño”, comentó Youngjae a su lado, revolviendo las cartas.
“Eso no justifica que haga berrinche”, respondió.
Youngjae asintió.
“¿Quieres seguir jugando Jonguppie?”, le preguntó al otro menor a su lado, quien asintió con una pequeña sonrisa, así que Youngjae repartió cartas a todos, “algunos niños son más temperamentales, y no hay que regañarlos sino tratarlos con paciencia”, dijo Youngjae a Daehyun, quien suspiró.
“Hemos tenido paciencia, pero no cambia”, musitó tomando sus cartas, “¿por qué no es más como Jonguppie?”, preguntó.
Youngjae le miró y frunció el ceño.
“No está bien que los compares, ¿sabes?”, le dijo seriamente.
Daehyun le miró de vuelta, arrepintiéndose por haber dicho eso ante la mirada desaprobatoria del muchacho. Daehyun se inclinó hacia Youngjae y le dio un beso en la mejilla.
“Lo siento”, pidió, ante lo que el menor solo suspiró.
“Solo digo que Junhong es diferente y deberías valorarlo tal y como es”, dijo luego, comenzando a tomar una carta de Jongup.
Daehyun asintió. A pesar de su enojo, sabía que el otro tenía razón.
Siguieron jugando a las cartas, robando cartas de cada uno, hasta que quedaban menos y Jongup ya había salido del juego. Junhong bajó por la escalera con paso calladito y se quedó mirando desde arriba cómo jugaban. Youngjae lo notó y sonrió un poco, indicándoselo a Daehyun en voz baja.
Fingieron que no se habían dado cuenta, y siguieron jugando bajo la mirada del menor de la casa, ahora aburriéndose de las cartas y buscando otro juego de mesa. Avanzaba el tiempo y Junhong cada vez bajaba más la escalera, hasta llegar al sofá y quedarse mirando desde ahí, sin hacer un solo sonido, como esperando ser notado.
Daehyun decidió que ya le había estado ignorando lo suficiente.
“¿Quieres jugar, Junhonggie?”, le preguntó al menor, quien negó con la cabeza, aun pareciendo molesto.
“Youngjae-hyung me iba a dar galleta”, musitó, mirando de cabeza baja al aludido.
Youngjae sonrió.
“Es verdad”, admitió, poniéndose de pie, “vamos a la cocina”, le dijo, ante lo que Junhong de inmediato sonrió y caminó hasta donde estaba el mayor, siguiéndolo hasta la cocina.
Daehyun suspiró. Jongup siguió jugando.
En la cocina, Youngjae subió a Junhong a la mesa y buscó en uno de los gabinetes por los snacks que había comprado con Daehyun con anterioridad.
“¿Chocolate o Vainilla?”, le preguntó al menor, quien rápidamente respondió por la segunda opción.
Le entregó un pequeño empaque con las galletas de tal sabor y le sonrió tiernamente cuando Junhong comenzó a comer rápidamente.
Decidió que alimentaría a los otros muchachos también.
“¿Le damos a tus hermanos, Junhonggie?”, le preguntó con tono amable.
El menor asintió, pareciendo entender a medias la pregunta del mayor debido a que estaba concentrado en comer sus galletas.
Youngjae buscó un plato en la cocina y vació varios paquetitos de galletas, luego buscó vasos y sacó la leche.
“Lleva la leche a la mesa, por favor”, le pidió al menor, quien sostuvo el cartón de leche y con extremo cuidado caminó a paso lento para no derramar nada. Youngjae puso los vasos uno dentro del otro y llevó el plato con las galletas cuando ya estuvo listo.
Daehyun gritó de la felicidad dentro de la sala al ver la comida. Junhong dejó la leche al mismo tiempo que Daehyun se ponía de pie y ayudaba a Youngjae con lo vasos.
Ambos mayores se aseguraron de que los pequeños no comieran tantas galletas de chocolate, porque ya pronto sería la hora de dormir y luego costaría que se cansaran. Jongup casi no bebió leche, todo lo contrario a Junhong.
“Bebe más leche, Jonguppie, te hará crecer”, le decía Daehyun, llenándose la boca con dulces ante lo que Youngjae rodaba los ojos.
El menor le miraba con algo de desgana, solo dando pequeños sorbos. Junhong ya iba por el segundo vaso de leche.
A la hora en que Himchan les había pedido que acostaron a los niños, Daehyun les pidió a ambos que subieran a cepillar sus dientes mientras ellos retiraban la mesa y, rápidamente, los dos menores corrieron por las escaleras echando carrera (en donde Daehyun le volvió a gritar que no se corre en las escaleras).
“Siento que hayamos tenido que pasar la tarde así”, soltó Daehyun en la cocina, mientras Youngjae mojaba los vasos que antes tenían leche.
El mayor avanzó hasta quedar a su lado y con mantel rosado comenzó a secar.
“Se supone que iba a ser una cita”, agregó luego con un tono algo lastimero, pero Youngjae rió suavemente.
“Descuida”, soltó, “me gustan tus hermanos, y tus padres necesitaban un descanso; es una forma de devolverles la mano”, explicó con una sonrisa, cerrando la llave de agua.
Daehyun sonrió y asintió, terminando de secar, para después guardar los vasos en el gabinete y volver hacia su novio, quien como si fuera atracción eléctrica puso ambas manos sobre sus hombros.
“A demás, así puedo ver que serías un pésimo padre”, musitó con una gran sonrisa, denotando que era chiste.
Daehyun rió un poco, atrayendo al otro muchacho con sus manos en sus costados y besó sus labios un momento.
“Ven, vamos a cómo van”, susurró Daehyun tomando al otro de la mano y sacándolo fuera de la cocina.
Subieron de esa forma la escalera, descubriendo que los dos hermanos menores ya se habían lavado y ahora estaban en sus habitaciones, buscando sus pijamas.
Daehyun ayudó a Junhong a vestirse (era casi invierno y el menor siempre se terminaba quitando las sábanas, así que Yongguk le había regalado un pijama de cuerpo entero, que Himchan aún le agradece por lo adorable que hacer ver al menor), mientras Youngjae le abría la cama a Jongup (que usaba un pijama de dos partes bastante grueso y suave, y con un enorme pikachu en el pecho) y lo tapaba bien con las sábanas, sentándose en el borde y acomodando sus almohadas.
Daehyun hizo igual con Junhong, arropándolo firmemente, preguntando:
“¿Quieren oír un cuento antes de dormir?”, con una suave sonrisa, ante lo que Junhong abrió ambos ojos y frunció un poco el ceño.
“Hyung, ya somos grandes”, le respondió.
“Si, Daehyunnie-hyung, escuchar historias es para bebés”, comentó Jongup desde la cama gemela de la habitación.
El aludido escuchó a Youngjae reírse bajito por como los dos senores trataban a su novio, haciendo que el mayor se sonrojara levemente por la pequeña humillación.
“De acuerdo, sin cuento entonces”, respondió Daehyun escondiendo su pesar. Cuando Junhong cerró los ojos de nuevo, el mayor se inclinó para darle un beso sobre su sien, haciendo que su hermano menor volviera a abrir los ojos, “¿qué?, ¿ya estas grande para el beso de buenas noches?”, inquirió.
Contrario a lo que pensó que sucedería, Junhong le sonrió amistosamente y negó con la cabeza un poco antes de volver a cerrar los ojos.
Daehyun sonrió.
“Buenas noches, Jonguppie”, escuchó a Youngjae decirle a su otro hermano, y vio como le acariciaba un poco sus cabellos antes de ponerse de pie. Daehyun le imitó y ahora le dio un beso en la frente a Jongup, antes de quedarse en la puerta y esperar a que Youngjae terminara de despedirse de Junhong.
Youngjae prendió la luz de noche que estaba en el buró y Daehyun apagó la luz de la habitación, así que pronto él estaba caminando hacia la salida también, cerrando bien la puerta detrás de ellos.
No era remotamente tarde para ninguno de los dos, eran a penas las diez de la noche, así que volvieron a bajar a la sala de estar y decidieron ver algo de televisión bajo una gruesa manta de polar donde podrían enredar sus piernas bajo ella.
Habían pasado casi tres horas, después de varios programas de cocina y caricaturas, que Daehyun bostezó y Youngjae hizo igual por reflejo. Ambos se rieron y decidieron que era mejor ir a dormir.
Ambos volvieron a subir las escaleras, esta vez en el mayor silencio que pudieran (Youngjae apenas podía contener las risitas por las cosquillas que sentía en sus costillas, ya que Daehyun usualmente le sostenía de ahí cuando quería hacerlo reír, y entre tanto intento de golpe y tratar de no reír, lograron llegar a la habitación del mayor a penas sin matarse en las escaleras.)
Daehyun no tuvo problemas en meterse en su cama en ropa interior y una playera de manga larga, y Youngjae hizo igual solo que con una playera de manga corta; con Daehyun siendo una estufa viviente, no necesitaba vestirse tanto a pesar de que pronto llegaría el invierno.
Rápidamente se acurrucaron y de pronto recordaron que no se habían cepillado los dientes, sacándoles risas ahogadas. Las luces se volvieron a prender, y ambos partieron para el baño, y minutos después ya estaban de vuelta en la misma posición. Daehyun pasó un brazo por el cuello de Youngjae y así este lo usara como almohada, Youngjae dormía mirando hacia el techo, pero no dudaba que avanzada la noche se voltearía para alguno de los dos lados y podría abrazarlo mejor.
Estuvieron cerca de media hora hablando de cosas pequeñas, y cuando Daehyun estaba a punto de quedarse dormido, inspirando el olor de Youngjae, un grito de la habitación de los niños los volvió a poner a alerta.
Youngjae se sentó en la cama, asustado, y Daehyun rápidamente salió de la habitación seguido del otro muchacho.
Daehyun abrió la puerta, y lo primero que vio fue que en la cama de Jongup, estaba el mismo sentado y gritando. Daehyun encendió la luz de habitación y fue hasta Jongup, sentándose a su lado y abrazándolo.
“Jonguppie, Jonguppie, ¿estás bien?”, le preguntaba al menor, pero este no respondió. Seguía llorando y gritaba. Daehyun lo abrazó aún más, asustado por el comportamiento del menor.
Youngjae notó que Junhong había empezado a despertar por los gritos de su hermano, así que fue hasta su cama y se quedó con él un momento.
“¿Qué pasa?”, pudo articular el recién despertado. Youngjae le sonrió.
“Parece que Jonguppie tuvo una pesadilla, está bien, Junhonggie”, respondió.
El menor pareció no entender bien a la primera, aturdido por los gritos de su hermano, pero cuando comprendió qué pasaba, se sentó y abrazó a Youngjae. Estaba asustado por los chillidos.
Después de un rato, Jongup se tranquilizó, pero por más que Daehyun le hablara, él no respondía; era como que estuviera sonámbulo pero no caminaba. Pronto, su hermano menor volvió a quedarse dormido, Daehyun arropándolo con amor, pero aún muy preocupado.
Youngjae miró a su novio y notó la angustia presente en su rostro.
“¿Llamamos a alguien?”, le preguntó, ante lo que Daehyun asintió rápidamente, poniéndose de pie y volviendo a la habitación a buscar su celular.
Junhong seguía abrazado de Youngjae, y este no tenía intenciones de apartarlo, puesto que si él estaba algo asustado, podía imaginar cómo estaba el menor.
Daehyun volvió unos segundos después, con su celular contra su oreja, probablemente esperando a que la línea fuese contestada. Se sentó en la cama de Jongup, de frente a Youngjae que intentaba mantenerse serio para no alterar más a su novio.
“Hola, Yonggukie-hyung, siento molestarlos, pero algo pasó con Jongup”, informó el mayor, ahora concentrado en la conversación que tenía con su padre, “si, verás, de repente se puso a gritar en medio de la noche, pero no estaba despierto… no sé cómo-, de acuerdo”, dijo.
Youngjae le miró con un expresión de duda.
“Va a preguntarle a Himchan”, respondió, y luego respondió a la otra línea, “si… si… ¿de verdad? Bueno, de acuerdo, gracias hyung… buenas noches”, musitó, antes de cortar la llamada y mirar asombrado, “bueno, Himchan-hyung dice que es normal…”, le dijo a Youngjae, quien igualmente le miró extrañado.
“¿En serio?”, inquirió, mirando de nuevo al lugar de Jongup y notar cómo dormía plácidamente sobre su costado. “Bueno, ahora se ve normal”, comentó, “¿quieres quedarte con él, o?”, le preguntó ante lo que Daehyun negó con la cabeza.
“Himchan-hyung debe estar en lo correcto, solo vamos a dormir”, explicó, con voz cansada, ahora mirando a Junhong, “a dormir”, ante lo que el muchacho asintió sin más porque sus ojitos ya se estaban cerrado.
Youngjae lo arropó y Daehyun apagó la luz. Como si nada hubiera sucedido.