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Un, dos, tres… Splash! por Kristy

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Era su cumpleaños. Estaba contento y triste a la vez. Todos estaban ocupados y no les vería a lo largo del día. Encima, por la tarde tenía entrenamiento para su salto del siguiente programa y tampoco podría estar con ellos hasta bien llegada la noche.

No es que le molestase, porque normalmente este tipo de cosas le habían pasado a Sandeul y a CNU otros años y habían tratado de solucionarlo de otra forma. No dudaba de sus Hyungs y de su capacidad de sorprenderle. Además, seguían preocupados por él, ya que la noche anterior les había comentado que sus entrenadores seguían empeñados en que saltase desde lo más alto de la plataforma y le daba miedo. Normalmente, Gongchan no tenía miedo de muchas cosas. Podía ver películas de terror sin inmutarse, comer como si nada sabores que a la mayoría de la gente suele sentir pánico solo de escuchar su nombre (por el recuerdo agrio) como el limón o la guindilla, para él era como comer macarrones. Cuando sus Hyungs no eran osados, el primero en empujarlos era él. Por tanto, estaban sorprendidos de su confesión.

Pero claro, quería él ver a sus Hyungs subidos a la plataforma y que mirasen hacia abajo. Debías fiarte de la profundidad, de tu propio salto (una mala posición de entrada en el agua podía ocasionarte lesiones muy graves), por no hablar de que la distancia entre donde se suponía que tenías que caer en el agua y donde estaba la orilla de la piscina era… demasiado corta. Para encima, habían ensayado con los cámaras que estaban en el agua y tenía verdadero terror de tirarse y caer encima de uno de ellos (no entendía por qué diablos se ponían tan cerca de su punto de entrada del agua).

La cuestión es que eso le quitaba el sueño por las noches. Bueno, era una parte importante sí. Luego estaba Tao que también le quitaba el sueño… de otra forma.

Esta parte no se lo había dicho a nadie. Aquel chico flacucho y con ojos de panda estaba instalándose en su interior de una forma extraña. A veces tenía que sentarse, calmarse y ponerse a analizar qué demonios pasaba. Se paralizaba cuando sonreía.  Quedaba hipnotizado cuando se tiraba desde la plataforma, tan grácil y elegante. Le encantaba escuchar su voz, tan entusiasta y llena de errores gramaticales (a veces se emocionaba tanto hablando que pasaba a hablar chino sin darse cuenta). Pero sentía una conexión con él que no había sentido con ninguna otra persona.

Al principio pensó que el sentimiento se acercaba a lo que sentía por sus compañeros de grupo. Esa camarería profunda, emocionante, de confianza absoluta, de cariño de hermandad… Pero claro, con ellos no tenía “sueños raros”… y mucho menos su cuerpo se convertía en gelatina o se “despertaba alegre”. Era muy raro. Cuando estaba cerca de Tao su interior se transformaba de una forma que no podía controlar. Estaba excitado, emocionado, como si alguien estuviera inflándole la droga de felicidad por vena, sin ser consciente de ello. Cuando Tao se marchaba o no podía verlo, su cuerpo empezaba a deprimirse y a estar ansioso, como si contase por sí mismo las horas de la siguiente vez. Ciertamente se deprimía cuando tenía que irse del recinto y su ansiedad crecía y no se calmaba hasta que no volvía a la piscina y veía a Tao ahí, cerca de él.  

Quiso creer que era producto de la novedad. A fin de cuentas era la primera vez en mucho tiempo que estaba solo (sin sus compañeros como apoyo) y estaba haciendo amigos ajenos al grupo. Se sentía culpable por ello, como si haciéndose amigo de Tao estuviese traicionado a sus hermanos mayores. Era extraño decirlo y sentirlo, pero era así. Y podía pasarse horas muertas intentando dormir, torturándose con ese pensamiento, sintiéndose el peor amigo y compañero del mundo.

Afortunadamente, CNU, ahora compañero suyo de cuarto, normalmente tranquilo y a su bola, solía quedarse despierto con él por las noches (también era cierto que tenía que ir a la radio solo y volvía a las tantas) y charlaban. Gongchan le preguntaba sobre cómo se sentía uno cuando conectabas con alguien por primera vez y cómo sabías que había alguna probabilidad de que fuese tu amigo más tarde. CNU le escuchaba con paciencia y sonriente y le tranquilizaba. Sus respuestas siempre eran concisas y, si no lo entendía, ponía ejemplos de experiencias personales o de gente que conocía. Esas charlas le reconfortaban y conseguían que no se volviese loco. Confiaba en él, no solo por ser el mayor de todos y su compañero de cuarto, más que su amigo (porque en realidad consideraba más como amigo y mejor amigo a Sandeul) era como su hermano mayor. El que le hubiera gustado tener de no haber sido él el hermano mayor en su casa. Y como hermano mayor que era, sabía que Shinwoo le diría las cosas claramente y no se andaría por las ramas. Shinwoo siempre había sido rígido e inflexible con él cuando estaba creciendo. Si hacía algo mal, se lo remarcaba. Si hacía algo muy mal o desobedecía el único que le echaba el sermón o le reñía seriamente era él. Los demás, actuaban más como los colegas y participaban con él de sus fechorías o se las encubrían porque era el pequeño. Por decirlo de alguna manera, Jinyoung, Baro y Sandeul tendían a malcriarlo y Shinwoo a criarlo como debía ser. Tal vez por eso, aunque tenía una personalidad extraña (demasiado tranquila) y a veces huraña, si había algo que le volviese loco o que necesitaba confiar a alguien lo hacía en Shinwoo. Porque era como acudir a su padre, si él estuviese ahí. Pero como no estaba, el que hacía el papel era Shinwoo. Su amigo tenía defectos, pero le apreciaba por sus virtudes… Y escuchar y dar consejos era una de sus mayores virtudes.

CNU le comentó que no se agobiase por el sentimiento y simplemente dejase que las cosas fluyeran. Estaba contento por que hubiese encontrado alguien afín a él fuera del grupo y que siguiera así. Que no se preocupase en exceso y simplemente disfrutase.

Por eso le había pedido el número de teléfono a Tao. Para saber a qué hora iba a entrenar. De esta forma, iba a antes y cuando terminaba su entrenamiento ayudaba a Tao a entrenarse, ejerciendo de mediador entre aquellos “dictatoriales” entrenadores y Tao. A veces les daba tiempo ir a una cafetería que había cerca del recinto a tomarse unos batidos antes de que los managers de cada uno fuesen a buscarlos. Aunque tenía que hablarle despacio, era muy divertido. Tao era una persona muy espontánea, graciosa y muy sensible. En muchos sentidos era una fangirl oculta (igual que muchas de sus fans). Los ojos le brillaban cuando le hablaba de las artes marciales, de la ropa y de los peluches que le gustaban. Parecía obsesionado con la Torre de Namsan. Parecía decidido a llevarle ahí, tras saber que Gongchan solo había estado una vez y fue debido a la grabación de un programa. De hecho quedó escandalizado porque no había visto las vistas de Seúl de noche.

Fue extraño decir que sí y quedar con él. Extraño no era la palabra correcta, sino la sensación.  Nunca había salido con nadie, así que salir con otra persona ajena a las personas que conocía para él era como si saliera de cita. Eran dos chicos… ¿Eso estaba bien?  Por prudencia, se lo ocultó a sus compañeros. Aún no habían tenido esa cita, pero… ojalá hubiera sido esa noche. Era su cumpleaños y Tao, ese día en concreto, no iba a entrenar porque tenía un fanmeeting. Al final, las personas con las que quería estar ninguna iba a estar en su día.

Desganado y todavía asustado ante la posibilidad de tener que saltar desde lo más alto de la plataforma, se cambió de ropa en los vestuarios y se puso aquel bañador incómodo, pero necesario. El entrenamiento iba en su rutina, cuando de repente se apagaron las luces y entraron en tromba  sus compañeros con su tarta y cantándole el cumpleaños feliz. Baro, Sandeul y CNU le habían engañado y se habían “escapado” de sus obligaciones solo para ir hasta ahí con él.

En condiciones normales, Gongchan hubiera gritado y saltado como un crío pequeño. Pero entre que estaban sus entrenadores y grabándole los del programa y la impresión de la sorpresa, solo pudo quedarse mudo y cohibido ante tal acto de generosidad de sus compañeros. Además, por alguna razón se sentía incompleto. El día hubiera sido perfecto si Tao hubiera podido unirse a la celebración.

Baro y Sandeul decidieron saltar con él para ayudarle a afrontar sus miedos, mientras Shinwoo simplemente se quedó sentado (hacer ejercicio extra no era lo suyo), observando y apoyando cual madre fan de su hijo. Fue una tarde memorable para un día que se había avecinado triste. Sin embargo, cuando se estaba cambiando de ropa, le llamó Tao. No sabía cómo se había enterado que era su cumpleaños (no se lo había dicho o no recordaba habérselo dicho). Estuvieron hablando un rato y hasta le cantó el cumpleaños feliz en chino. Fue entonces, bajo la atenta mirada de sus Hyungs, quienes se habían pegado como locos a su oreja, entendió un poco que aquello que sentía no era amistad. Sonrojado, riéndose como un tonto cuando colgó el teléfono y nervioso ante sus amigos, se topó con dos caras emocionadas y una comprensiva y sonriente.

Ya en el coche y tras haber recibido Sandeul su ración de “paliza” por parte de CNU (siempre estaban a la gresca a su manera) y Baro haber bromeado un montón con él… siguieron charlando sobre el miedo que daban las plataformas y la altura.

- Joder, tío, ¡Qué miedo! –Baro hizo como que temblaba.

- Ya te digo… Es que además, como saltes mal… -Sandeul comentó con cierto reparo.

- Nuestro maknae ha crecido. ¡Eres muy valiente! –El rapero estaba totalmente enérgico.

- Gracias por saltar conmigo, chicos. Hyung, gracias por haber venido también.

Shinwoo saludó con la mano, desde el asiento delantero, dando a entender que por él estaba bien.

- Entonces… ¿desde qué altura saltarás el próximo día? –Sandeul estaba muy curioso.

- Creo que me decidiré por la de cinco metros. De momento me siento confiado en que puedo saltar bien desde ahí. –Sonrió.

- Um…  Entonces dejarías la de diez metros para el siguiente programa, ¿no? Para hacerlo progresivo, tal y como nos ha dicho tu entrenadora, ¿verdad?

- Lánzate. –Dijo CNU, apoyado contra el respaldo, medio adormilado.

Baro, Sandeul y el mismo Gongchan se adelantaron para observarle, ya que estaban sentados en los asientos de atrás, sin entender muy bien a qué se refería su compañero.

- ¿Eh? –Baro no entendía la interrupción de su Hyung en la conversación.

- Hablaba con nuestro Channie. Digo que si te gusta, que te lances.  No pierdes nada por intentarlo. Quién sabe, a lo mejor está con la misma duda que tú.

Gongchan se quedó callado, observando fijamente a Shinwoo. ¿Cómo podía haber dado con la cuestión como si nada? Se suponía que no se enteraba nunca de nada. A lo mejor era más perceptivo de lo que aparentaba y como era “vago” seguramente le daba flojera comunicar todas las cosas de las que se daba cuenta, pero no lo decía. Pero, por otro lado, estaba profundamente agradecido por esas palabras y esa conversación aleatoria, natural y sincera que estaba teniendo el mayor, sin complejo alguno. Un acto de valentía por su parte y un gesto de empuje total, porque estaba involucrando a sus compañeros sin querer.

- ¡Pero de qué estamos hablando! –Sandeul perdió la paciencia, totalmente descolocado. Mientras tanto Baro, miraba a Shinwoo y a Gongchan de hito en hito.

- De Tao. –CNU se giró en su asiento, para encarar a sus dongsaengs. – Este idiota que tenemos por maknae está enamorado de Tao, por eso está en las nubes. Y por lo que yo he visto hoy, el sentimiento es mutuo.

Silencio sepulcral por parte de los otros dos. CNU mantuvo su mirada fija en el maknae, seguro y decidido. Gongchan no sabía qué decir, así que no dijo nada. Shinwoo finalmente se cansó de la incómoda postura y volvió a recolocarse en su asiento.

- Esa es mi opinión, por supuesto. Puedo estar equivocado, pero como he dicho, no pierdes nada por intentarlo. Si te decides… que sepas que te apoyamos, salga bien o mal. Pero al menos inténtalo.  

- Hyung… -Baro rompió la tensión que se había instalado durante un minuto. -¿Desde cuándo eres tan perceptivo? ¡Joder, me has dejado impresionado!

Se escuchó una risa franca procedente de la parte delantera del coche en el que iban.

- Baro… nunca te fíes de las apariencias. Que yo no diga en voz alta la mitad de lo que pienso, no me convierte eso en un idiota. Simplemente lo dejo correr…

Sandeul y Baro se miraron mutuamente sorprendidos. Gongchan no lo estaba tanto, pero se sentía oprimido. Angustiado porque, aunque quería creer en el criterio de su Hyung, sabía que podía no ser cierto y equivocarse.

- Shinwoo Hyung, creo que te equivocas en lo que dices y…

- Haz lo que quieras, Channie. Pero siempre es mejor intentarlo que quedarte con la duda el resto de tu vida. Sinceramente si no te lanzases, me decepcionarías bastante. Eres un chico listo. Sabrás manejar esto muy bien, solo fíate de tu instinto. Pero si decides dejarlo como está…  Ya te he dicho… decidas lo que decidas te apoyaremos totalmente.  –Le interrumpió con voz seria y hasta cierto punto paternal.

- Espera… A ver si lo entiendo… ¡¿Te gusta Tao?! ¡Ese esmirriado! –Sandeul fue incapaz de contenerse en su intento de reconducir la conversación. Le miró sorprendido a Gongchan. El mencionado se limitó a asentir, desviando la mirada.

Escucharon reírse a Shinwoo, como si en realidad aquello fuese una broma. Sandeul se quedó callado intentando digerir la situación.

- Esmirriado o no, es quién le gusta, Sandeul. Vosotros dos sois una pareja muy peculiar y que yo sepa ni Gongchan, ni Jinyoung, ni yo nos hemos puesto pegas. –Sentenció.

Sandeul no fue capaz de replicar y Baro decidió cerrar la boca. Gongchan simplemente no sabía muy bien cómo expresar su agradecimiento interno ante lo que acababa de pasar.

- Prometo intentarlo, Hyungs.

Tres caras sonrientes le devolvieron la confianza.

Por supuesto que lo intentaría. No tenía nada que perder, ¿verdad?

Notas finales:

¡Tachán! ¡Segundo capi y último narrado por el maknae de B1A4! Nuestro querido saltarín ya se ha aclarado. ¿Logrará declararse a Tao? ¿Tao seguirá receptivo? ¿Realmente le corresponde? ¿Y qué opina el panda de todo esto de saltar y del compi ese raro coreano que es tan amable con él? ¡Lo sabremos en el próximo capítulo! ¡Hasta el viernes que viene!


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