Luego del desastre ocasionado por kuroro, abi se dirigió a las estanterías a recoger los libros, no sin antes haberle gritado a su amigo por dejar un gran desorden, fue levantando uno por uno y acomodándolos nuevamente en su lugar maldición en voz baja por las horas extras que deberá hacer el día de hoy. Mientras abi arreglaba el desastre, kuroro permanecía sentado junto a kurapika sin decir una palabra haciendo incomoda la situación permanecieron asi un tiempo mas hasta que kurapika rompió con el silencio.
-¿y como has estado kuroro?- le preguntó
-he tenido peores días- contestó mientras se encogía de hombros y se sacudía el polvo de su cabeza
-¿como ayer, cuando te derramaste el café encima?-preguntó nuevamente pero esta vez se reía por lo que había sucedido-
-¿te divierte ver como sufro no es verdad?- lo acusó mientras se cruzaba de brazos
-para nada, solo me parece divertido que las dos veces que nos hemos encontrado siempre te encuentra en una situación poco favorable- se aguantar mas se echó a reír
-si pero esta vez no fue culpa mía, de verdad, sino fuera porque me obligaron a acomodar esos libros ya que cierta persona no se digna a crecer mas o me hubiera enterrado un mar de libros-dicho esto miro con los ojos entrecerrados a abi quien había escuchado el comentario de kuroro.
-de haber sabido que los titanes colosales son tan torpes no te hubiera pedido el favor, estúpido itzi bitzi- se giró para devolverle la mirada pero en vez de verlo con una mirada molesta lo hizo con una de burla, kuroro quedó mudo al escuchar que su amiga lo llamara por su apodo había pasado tiempo desde la ultima vez que ella lo llamó así.
-¿itzi bitzi?- kurapika volteo a ver a kuroro quien estaba sonrojado y molesto por el atrevimiento de abi, cosa que para el le hizo mucha gracia haciendo que volviera a reír pero esta vez con mas fuerza.
-si tu sabes como la canción itzi bitzi araña-dice abi mientras empieza a cantarla desafinado y a todo pulmón. Luego de que terminara de cantar por quinta vez la canción y de atormentan a kuroro, volvió a su tarea de ordenar los libros el cual no le tomo mucho tiempo ya que kuroro y kurapika la ayudaron a organizar. Una vez que finalizado su tarea fueron hasta el mostrador donde los tres entablaron una conversación, al principio fue divertida, hasta que abi cayó en cuenta de un detalle.
-¡ah!- gritó como si hubiera recordado algo importante
-¿sucede algo?-preguntó kurapika
-¡ustedes!- señalo a ambos con su dedo índice- ¿Cómo es que se conocen?
-pues verá lo que sucedió fue…-kurapika le relató toda la historia a la chica quien escuchaba atentamente y de vez en cuando miraba a kuroro quien permanecía en silencio- y esa es la historia bastante rara debo de admitir.
-ya veo- permaneció en silencio hasta que volvió a gritar quedando con la boca abierta y señalando esta vez a kuroro- ¡tú!- fue todo lo que logró decir hasta que kuroro con mucha rapidez cubrió con su mano la boca de su escandalosa amiga y se la llevó arrastrando detrás de la tienda, dejando sólo y confundido al rubio.
-antes de que digas algo déjame explicarte- se defendió kuroro al ver la cara de impresión que tenía.
-¿¡no me digas que te enamoraste de él!?- contestó emocionada por el gran descubrimiento que había hecho.
-por supuesto que no y podrías bajar la voz- le volvió a cubrir la boca esperando a que se calmara- solo me parece una persona interesante eso es todo- retiró su mano nuevamente esperando a que diera alguna respuesta
-oye no te juzgaré, eres mi mejor amigo además- esta asoma su cabeza por la puerta y mira nuevamente a kurapika- es muy lindo, ya veo el porque te vestiste de esa forma hoy
-te dije que no es eso- sin embargo no importar cuanto tratara en explicarle que todo era un malentendido ya que una vez que algo se le mete a la cabeza es difícil volverla hacer a entrar en razón así que solo se limitó a suspirar y salir del almacén. Estando ambos nuevamente fuera de allí se dirigieron hacia kurapika quien volteó a verlos y les sonrió
-se habían tardado un poco- en sus manos sostenía un libro rojo algo grueso
-¿tanto tardamos que ya llevas la mitad de ese libro tan enorme?- preguntó inocente abi mientras lo observaba, kurapika rió por la ocurrencia de la chica y kuroro volvió a revolver sus cabellos mientras que en su rostro posaba una cálida sonrisa. Ambos salieron de la tienda, kurapika caminaba feliz porque por fin había podido comprar un libro que llevaba meses esperándolo, en cuanto a kuroro solo miraba de reojo aquel chico, caminaban sin rumbo alguno hablando sobre cualquier cosa, conociéndose un poco mas, su caminata se extendió hasta que llegaron en el parque donde decidieron descansar un poco compraron un helado y se sentaron en una banca que estaba ubicada debajo de un gran árbol.
-¿no crees que el día es perfecto? El sol esta radiante y la brisa de verano es refrescante
-la verdad prefiero las noches, no me gusta mucho el sol- contestó con desinterés mientras disfrutaba de su refrescante helado de mantecado
-no pues se nota, estas tan blanco como un fantasma- cuando terminó de hablar kuroro le lanzó en el rostro su helado dejando a kurapika sorprendido
-¿ahora quien es blanco como un fantasma?- fue su turno para burlarse pero su diversión no duro mucho porque kurapika le había devuelto la acción llenando todo su rostro de helado de chocolate
-ahora si tienes color- ambos se miraron y arrancaron en un ataque de risa, sabían que su comportamiento no había sido mas que el de un niño de 5 años sin embargo no le tomaron mucha importancia ya que eso fue algo que a ambos le causo mucha gracia.
Teniendo el rostro libre de helado retomaron su caminata pasando por varios lugares, comieron rieron y hablaron, ninguno cayó en cuenta de que las horas pasaron volando, es cierto lo que dicen cuando la estas pasando de maravillo el tiempo pasa volando. El sol había caído, las estrellas adornaban el inmenso cielo y el aire era cada vez mas frio, se dirigieron a una plaza para poder contemplar las estrellas lo que no sabían es que aquella plaza era conocida porque las parejas se juntaban ahí a pasar el rato, para no sentirse incómodos por la cantidad de demostraciones vergonzosas y empalagosas se dirigieron hacia unos arboles, el lugar les pareció apropiado, sin rodeos se sentaron ahí y continuaron su charla.
-ya hemos hablado sobre nuestros gustos asi que ¿de que quieres hablar ahora?- preguntó kuroro quien miraba al cielo contemplando las estrellas
-cuéntame de abi, ¿como es posible que una chica tan enérgica como ella puede ser amiga de una persona tan seria?
-quien sabe, supongo que eso de los opuestos se atraen es cierto- respondió mientras una sonrisa fue dibujada en su rostro inconscientemente.
-si supongo que tienen razón- susurro para sí mismo.
Habían permanecido en silencio un rato observando el cielo estrellado, el frio se hacia cada vez mas presente haciendo que kurapika temblara un poco cosa que no pasó desapercibido por kuroro, asi que se levanto para poder quitarse su camisón y colocarlo en los hombros del rubio
-pensé que tendrías frio, puedes usarlo para cubrirte- dijo con un ligero sonrojo el cual trataba de ocultar pero debido al ángulo en donde se encontraba pudo notarse con claridad- creo que veo una luces por allá- camino en dirección hacia las luces
-está muy oscuro mejor ten cuidado- advirtió con preocupación cosa que fue inútil porque kuroro había caído cuesta abajo, sin pensarlo dos veces se levanto con rapidez y corrió en su auxilio pero sin darse cuenta tropezó con una piedra y también rodo cuesta abajo aterrizando encima de kuroro, ambos al mismo tiempo levantaron sus rostros quedando a escasos centímetros de sus labios, podían sentir sus respiraciones chocando, ninguno apartaba la vista del otro, kurapika contemplaba maravillado los hermosos ojos negro de kuroro que en ellos se reflejaba un brillo, en cuanto a kuroro, podía observar su rostro se reflejaba en aquellos hermosos ojos azules. Kuroro llevo una de sus manos al rostro del rubio acariciándolo con delicadeza cerciorándose de que este no tuviera un daño alguno
-¿te encuentras bien?- en sus ojos se reflejaban la preocupación que tenia por el rubio, quien solo asintió en respuesta a su pregunta. Sin darse cuenta sus rostros empezaban a acercarse cada vez mas, ambos cerraron los ojos dejándose llevar por aquel maravilloso momento pero para su mala suerte el teléfono de kurapika empezó a sonar haciendo que abrieran completamente sus ojos, kurapika se quito encima sonrojado, quien decidió darle la espalda por la vergüenza y asi poder contestar rápidamente el celular. El corazón de kuroro latía con tanta intensidad que sentía que podía salirse de su pecho, eso era algo nuevo no entendía porque latía tan fuerte, permaneció sentado inmóvil tratando de analizar lo que hace unos momentos sucedió e imaginándose como hubiera terminado de no ser por que su celular había sonado.
-disculpa- dijo kurapika quien aun permanecía de espalda- eran mis padres, dicen que ya es tarde y que debería estar en casa- corrió nuevamente en dirección por donde habían caído subiendo poco a poco para evitar volverse a caer. Kuroro reacciono y lo siguió hasta el árbol en silencio- pasé una tarde agradable pero es hora de irme cada vez oscurece mas
-si quieres puedo acompañarte a casa, así sabré de que llegarás a salvo- dijo kuroro con total tranquilidad a pesar de que su corazón seguía latiendo sin cesar
-no es necesario- rechazo con amabilidad pero sin mirarlo a los ojos- no quisiera causarte mas molestias
-no eres una molestia, al contrario estaría encantado de acompañarte- y sin mas que agregar se dirigieron a la casa del rubio, no quedaba muy lejos solo estaba a media hora. Su recorrido fue silencioso, ninguno de los dos había dicho una sola palabra hasta que llegaron a su casa
-gracias por acompañarme a casa, me divertí mucho esta tarde
-yo también-
Y nuevamente quedaron en silencio hasta que kuroro volvió a hablar
-sabes, si quieres puedes darme tu numero, asi estaremos en contacto y quien sabe tal vez salir a pasara el rato- dijo un tanto nervioso mientras rascaba la parte trasera de su cabeza
-claro eso me gustaría- sacó su celular para registrar su número- listo, ahora podemos contactarnos
-si, bueno va siendo hora de que me vaya te enviaré un mensaje en cuanto llegue- dio media vuelta para despedirse pero una mano sostuvo su hombro haciendo que kuroro detuviera su paso, giro su cabeza en dirección a kurapika quien se le había acercado y plantado un beso en su mejilla
-buenas noches- bajó la mirada avergonzado y corrió al interior de su casa sin esperar respuesta
-buenas noches kurapika- llevo su mano a su mejilla y sin mas que agregar se fue de allí totalmente feliz.
Continuara……