Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Doce Veces Después de Hades por Aurora Execution

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aldebarán jamás se arrepintió de nada.

—Yo, Aldebarán de Tauro juro ante usted, seguir protegiéndola, así como al Santuario y a la casa de Tauro, aun a costa de mi vida.

 

—Muchas gracias, bienvenido, Santo Dorado de Tauro.

 

Y así, Aldebarán, volvió a ocupar su puesto, en la elite de la orden ateniense.

 

**

 

Brasil siempre había sido samba y futbol, lejos estaba en los pensamientos del pequeño Djavan el destino que las estrellas le habían impuesto.

Todas las tardes se armaba el partidito de "potrero" donde él y sus compañeros jugaban, y se divertían con el deteriorado balón de futbol. Él era la estrella en la cancha. A sus cinco años era por mucho, más alto y robusto que sus compañeros, lo que le daba ventaja, ocasionando en algunas oportunidades, alguna que otra burla por parte de los demás niños, pero nunca con maldad, todos en el orfanato "Nuestra Señora de la Concepción Aparecida" eran buenos amigos, por eso el día que un hombre extraño apareció para llevarse al pequeño Djavan, todos saltaron a defenderlo, para que eso no ocurriera. Pero como se sabía, no podía escaparle a su destino.

 

—Tal vez no lo comprendas en este momento, pero tú vida ha sido designada por los Dioses para que te conviertas en un Santo protector de la Diosa Athena, entrenarás para ganarte la Armadura Dorada de Tauro, y ser fiel servidor al Santuario y al mundo en el que vivimos, protegiéndolo para que el mal no triunfe, aun a costa de tu vida.

 

Djavan no entendía absolutamente nada de lo que le habían dicho, él sólo quería volver a su hogar, ver a sus "hermanos y hermanas" él no quería ser Santo, sea lo que fuere que eso significara.

 

—Quiero volver a mi hogar, las hermanas se preocuparan porque me fui.

 

—Ellas ya están enteradas y me dieron el permiso de llevarte conmigo, debes comprender que de ahora en adelante sólo responderás ante mí, entrenarás, lucharás y vivirás como aprendiz de Santo, hasta que tu cosmos sea digno de la Armadura Dorada, debes entenderlo Djavan, no eres un niño común.

 

Y así, sin entenderlo del todo, su destino se forjó. Durante tres años entrenó sin cesar, comprendiendo poco a poco, porque estaba en este mundo, adueñándose de su destino, alimentando el deseo de ser fuerte y digno de su Diosa, y haciendo explotar su cosmos hasta el séptimo sentido necesario para ser un Dorado, lo que logró esa tarde de diciembre, con un calor que abrasaba la tierra y curtía su piel, Djavan derrotó a su maestro con el Gran Cuerno, tomando posesión de su Armadura y su rango en el Santuario. Tenía tan solo ocho años.

 

—Olvidarás quien fuiste, olvidarás toda vida pasada a partir de este momento… Camina de aquí en adelante con la frente en alto y el orgullo en tus venas….

 

Esa tarde Djavan y su pasado habían muerto, esa tarde había nacido Aldebarán de Tauro.

Aldebarán miraba hacia el firmamento nocturno en la lejana Grecia, se puso a pensar en aquel niño que enterró para convertirse en Santo, sonrió, no se arrepentía de nada, nacería y viviría una y mil veces esa vida que tenía, porque si bien había perdido a sus amigos, el destino le dio once hermanos. Aldebarán era querido y respetado por todos sus colegas Dorados, así como también había sido estimado por Shion y la mismísima Athena.

Y no sólo en el Santuario, Aldebarán era tal vez el Santo más respetado, conocido y querido en las aldeas aledañas a las Doce Casas, colaboraba en todo lo que pudiera ser útil, ayudando a ancianos y niños, bien decían ellos, que un corazón tan grande sólo podía caber en ese enorme cuerpo, porque Aldebarán era todo bondad, y eso era su mayor característica y orgullo.

Ese niño que enterró soñaba con ser mayor, casarse y tener hijos al cual cuidar con su alma, darle lo que él no tuvo al no conocer a sus padres, y tal vez, era el único deseo que seguía compartiendo con su yo pasado. Añoraba encontrar una buena mujer a la cual amar y tener hijos, tal vez tres.

Pero bueno, el bonachón del toro tenía la filosofía de "mientras llega la indicada, disfrutemos de las equivocadas" y es que no se privaba de nada a la hora de cortejar doncellas y Amazonas, quienes encontraban un atractivo irresistible en el enorme Toro Dorado, y él disfrutaba de todas las atenciones que su condición de elite le ofrecía.

Era un amante tierno y delicado. Considerado, nunca faltaba el respeto a ninguna mujer ¡antes muerto! Él les ofrecía una cena y pasar un buen momento, si la compañía de turno no quería llegar a más, no insistía y escoltaba a la dama hasta su hogar, prometiendo si así lo deseaba, volverse a ver.

Volvió a sonreír al cielo, esa noche tendría una cena con la Amazona de Plata Hikari de Grulla, a quien accidentalmente le vio el rostro en un entrenamiento, quedando prendido de ella. La mujer algo tímida aceptó la invitación a conocerse.

Tal vez el destino empezaba a forjar un nuevo camino en la vida del pequeño Djavan… Hoy Aldebarán de Tauro.

Pero no seamos curiosos, y confiemos en que el amor por fin hizo aparición en la vida de nuestro querido Toro.

Dejando atrás Tauro, las escaleras nos invitan a la casa de Géminis, donde los bellos y particulares gemelos nos esperan.

Notas finales:

Muchas gracias por su tiempo en leer. Nos leemos en el proximo capitulo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).