Eran las seis y media de la mañana y el incansable despertador no se hartaba de sonar por toda la habitación. Tanto Chanyeol como yo nos levantamos deseando que el molesto ruido parara aunque fuera para dejarnos cinco minutos más. Sin embargo, no hubo forma de que eso sucediera. Chanyeol se movió repartiendo quejidos por haber interrumpido su sueño, no obstante, alargó su brazo hasta su mesita de noche apagando el pesado aparato.
-Venga Baek, que hay que levantarse- me movió ligeramente.
-Lo sé- me destapó calmando el repentino frío con un beso.
-Anda levantate- avisó sentado en el borde de su lado de la cama-voy a la cocina para preparar el desayuno. No te vayas a quedar dormido, que te conozco- asentí escondiendo mi cabeza debajo de la almohada.
Le escuché irse y encender las luces. Salí de la cama golpeándome, por culpa de seguir medio dormido, con la esquina de uno de los muebles de la habitación.
Recuerdo a la perfección como, días antes, ambos tuvimos que hacer un turno de tarde para poder faltar ese viernes al trabajo. La noche anterior habíamos cenado a las ocho con la intención de irnos a dormir temprano, supuestamente así estaríamos menos cansados.
-Baek no estarás dormido ¿Verdad?- gritó desde la cocina.
-No, ya voy- me dirigí a donde él estaba notando como el olor a café invadía parte de la casa.
-Creo que es la primera vez que nos levantamos tan temprano, ni siquiera a salido el sol- informó, con un toque de humor, calentando el agua de mi infusión.
-Cuando lleguemos de la boda nos vamos directos a la cama, necesitamos dormir- asintió bostezando sacando las galletas del mueble.
Llevamos el café tamaño gigante, mi infusión y las galletas a la mesa, donde nos sentamos disfrutando del desayuno.
Los padres de Chanyeol nos insistieron una y otra vez en que nos quedáramos aquella noche en su casa o en algún hotel cercano que a ellos no les importaría pagar, así estaríamos mucho más cerca y no tendríamos que levantarnos tan temprano. No obstante, nosotros preferimos estar en casa y poner el despertador a esa hora.
-Cariño ¿Quieres ducharte primero? -preguntó al terminarse, antes que yo, su café.
-Ve tú, así voy sacando la ropa del armario- dejó su taza en el fregadero depositando un beso en mi mejilla.
Vacié completamente mi taza colocándola junto con la de Chanyeol. Me dirigí al cuarto escuchando, de fondo, el sonido del agua cayendo. Abrí el armario descolgando de la percha el traje oscuro de Chanyeol, junto con una camisa blanca que habíamos planchado la tarde anterior.
Si no hubiese sido por la tonta idea que se nos ocurrió la tarde de antes, después de la siesta, en ese momento no sabría que ponerme. Normalmente, para ese tipo de celebraciones, solía llevar una vestimenta bastante parecida a la de Chanyeol. Ninguno de los dos nos acordamos de que, con los meses que llevaba del embarazo, la ropa no me entraba. Tuvimos que salir corriendo de casa, a las seis de la parte, en busca de cualquier cosa elegante pero anchita que nos sirviera.
Al final, después de recorrernos más de cuatro tiendas en las que nos sacaron casi todo lo que vendían, decidimos comprar un jersey relativamente arreglado que me estaba bien. Iba a destacar bastante, de eso estaba completamente seguro.
-¿Qué te pasa Baekhyunnie? -se interesó nada más salir del baño con solo la toalla puesta.
-Que somos unos torpes- le señalé mi jersey colocado encima de la cama.
-Solo un poco- rió sonriente dándome un último beso antes de adentrarme en el cuarto de baño.
Me bajé los bóxer dejándolos tirados en el suelo junto con los de Chanyeol, me metí en la ducha y dejé que el agua recorriera todo mi cuerpo.
-¿Qué tal estoy? -Chanyeol entró en el cuarto en el mismo instante en el que me estaba secando- ¿Me queda bien? - se dio la vuelta enseñándome todo el conjunto, estaba irresistible.
-Muy guapo, no voy a poder dejarte solo- bromeé saboreando sus gustosos labios.
-No me dejes solo- se apoyó en mi cuello acariciando la zona con delicados besos.
La toalla cayó al suelo dejándome completamente desnudo, dándole entrada libre a Chanyeol para que recorriera mi cuerpo con sus largos brazos. Llevó sus manos a mi trasero acariciándolo con movimientos circulares.
-Channie si querías que nos lo montáramos por la mañana nos tendríamos que haber despertado un poco más temprano- le mordí la oreja disfrutando del roce de nuestros cuerpos.
-Joo … , yo quería uno mañanero- volvimos a besarnos recreando una importante batalla con nuestras lenguas.
Me hubiera encantado tener diez minutos más para seguir aunque solo fuera besándonos de esa manera. Desgraciadamente teníamos que ir hasta el sitio donde se celebraba la boda, que nos pillaba bastante lejos de donde vivíamos.
Nos separamos con pesadez planteándonos, por un repentino momento, olvidarnos de la boda. Me vestí centrándome en mi imagen reflejada en el espejo, no es que estuviera mal o que el jersey no me quedara bien, simplemente me sentía muy raro al pensar que todos irían con sus trajes y yo así.
-Baek ¿Te pasa algo?- se preocupó mirándome directamente a los ojos.
-No, no pasa nada- sonreí retirando mi vista del espejo.
-No me mientas, Baek, te conozco- se encaminó al dormitorio deshaciéndose de la chaqueta del conjunto.
-¿Qué haces? -le seguí expectante.
-Dame dos minutos- continuó quitándose la camisa. ''Pero … ¿Para qué quiere dos minutos?'' pensé mentalmente.
Abrió el armario comparando toda su ropa con el jersey que yo llevaba, me estaba poniendo de los nervios cada vez que turnaba su vista entre mi ropa y el interior del armario.
-Este sirve- sacó un jersey bastante parecido al mío.
-Channie quitate eso y ponte el traje- medio ordené al entender lo que estaba tramando. Negó con aegyo poniéndose una vestimenta casi igual a la mía- Park Chanyeol hazme caso antes de que me enfade.
-Baekhyunnie no tenemos tiempo, vámonos que es muy tarde-me pegué a él dejando que unas lágrimas descendieran por mis mejillas- estás muy sensible- informó abrazándome fuertemente.
-Gracias- le vi negar con la cabeza- muchas gracias.
-Baek no seas tonto- su mano acarició mi cuello- otro día simplemente me lo dices, a mi no me importa – nos besamos de una forma suave, disfrutando del roce de nuestros labios.
Nos separamos con prisa ocupándonos de los detalles que nos faltaban: el delineador, los zapatos, los chaquetones, los móviles, las llaves …
Salimos de casa bajando por el ascensor con el abrigo y la bufanda puestos. Unos días antes Kris nos había vuelto a dejar su coche aparcado en la misma calle de nuestro portal. Pensamos que nos dejaría el todoterreno, ya que seguramente él prefería llevarse el Mercedes deportivo que siempre nos dejaba, sin embargo prefirió llevar su Audi rojo descapotable.
-Creo que vamos a tener que comprarnos un coche- comentó en el interior del automóvil.
-Después de tener al bebé. Uno normalito para los tres- asintió sonriente arrancando el motor.
Pasamos hora y media metidos en la carretera intentando, de alguna forma, no aburrirnos: cantamos, hablamos sobre tonterías, me tocó el muslo izquierdo a cada segundo, me fijé en el paisaje …
Llegamos a el enorme y precioso castillo en donde se celebraba la boda. Nos bajamos del automóvil justo en la entrada. Unos jóvenes encargados por los novios se ocuparon de aparcar el coche a unos metros de allí.
Nos adentramos en el castillo por una enorme puerta de madera. Era un lugar precioso, pequeño y alejado pero maravilloso. Una de las chicas, que esperaban en la entrada, nos acompañó al jardín tras preguntarnos nuestros nombres y comprobar que estábamos en la lista.
Todo estaba lleno de gente, no conocíamos a nadie, y para colmo todos tenían una pinta de ricos engreídos. Por suerte, no tardamos mucho en encontrarnos con Tao y con Kris. Los dos iban vestidos con unos elegantes trajes de pareja de alguna marca importante.
-Hola chicos ¿Qué tal estáis? -preguntaron animados cogidos de las manos.
-Cansadisimos- respondimos los dos casi a la vez.
Continuamos hablando con ellos por un rato hasta que Kris reconoció a uno de los amigos de su padre. Tao se encogió de hombros disculpándose por la interrupción, se giró presentándose a aquel hombre.
Nos separamos de ellos para que estuvieran más tranquilos. Dimos un paseo por todo el precioso jardín hasta que dimos con sus padres.
-¡Buenos días!- les saludamos mucho más cómodos que hace unos meses.
-Buenos días- se alegraron de encontrarnos- ¿Qué tal el viaje?
-Largo, parecía que no íbamos a llegar nunca- se quejó Chanyeol sin eliminar su sonrisa.
-¿Y qué tal está nuestra pequeñita? -fijaron sus miradas en mi barriga, una semana atrás les habíamos contado la maravillosa noticia de la última revisión.
-Muy bien- contesté feliz sin soltar la mano de Chanyeol.
Dejamos que el tiempo pasara tranquilamente. Comimos el delicioso menú que había preparado un famoso cocinero coreano, los platos tenían nombres muy raros pero sin duda estaban riquisimos. Nos sentamos en una mesa junto con sus padres y algunos desconocidos.
-Baek necesito ir al baño ¿Me acompañas, por fi? -me pidió Tao acercándose a nuestra mesa completamente solo.
-Claro- me levanté de mi asiento excusándome con todos los de la mesa.
Entramos en el interior del castillo preguntándole a un par de camareros por la localización del baño. Después de mucho buscar, y subir a la segunda planta, conseguimos dar con el lugar.
-Tao ¿Tu crees que estoy muy mal con esta ropa?- las dudas volvieron a mi al mirarme en el espejo mientras que él hacía sus necesidades.
-Estáis muy guapos los dos, no te preocupes.
-¿Qué tal os va a vosotros? -cambié de tema rápidamente.
-Bien, nos hemos quedado a dormir en un hotel cercano y nos lo hemos pasado muy bien- sonrió tímidamente- lleva unos días centrado en el trabajo pero está bien, siempre saca un ratito para disfrutar los dos juntos.
-Que bien lo pasáis -reí saliendo del cuarto de baño.
Volvimos al jardín junto con nuestras parejas. Los cuatro nos liamos a hablar en el momento en el que aparecieron los padres de Chanyeol, que al reconocer a Kris no pudieron evitar rememorar viejos tiempos.
-Señores Park les presento a mi novio Tao- ambos se inclinaron saludándose.
-Encantados- le sonrieron animando a Tao que parecía un poco nervioso.
Kris, el padre de Chanyeol y Chanyeol se interesaron por temas de negocios que parecían gustarles bastante, en cambio su madre y Tao preferían los temas de ropa. Me estaba aburriendo tanto que no pude evitar centrarme en los demás invitados. Los llamativos vestidos de las hijas de importantes empresarios y los trajes de marca de casi todos los hombres llamaron mi atención. Unos pantalones negros combinados con una chaqueta roja me hicieron recordar a cuando era pequeño, mi madre siempre solía arreglarse con ese tipo de ropa para ese tipo de ceremonias. Me fijé detenidamente en la mujer, no podía ser, se parecía tanto a mi madre.
Mis ojos se abrieron como platos al comprobar que, efectivamente, aquella mujer y su acompañante eran mis padres. Les miré con atención hasta que fui descubierto, bajé mi rostro deseando que no me hubiesen visto, que no se hubieran dado cuenta de mi presencia.
-¿Qué haces aquí? -esa voz fuerte que había escuchado desde pequeño interrumpió las demás conversaciones.
-Nos han invitado a la boda- contesté con un tono tranquilo en un intento de no mostrarles lo nervioso que estaba.
-No se cómo os han podido invitar- intenté normalizar mi respiración mentalmente- como le has comido la cabeza -se dirigió a Chanyeol con cara de enfado.
-No digas eso- protesté defendiéndole.
-Sigues arruinándole la vida- mi madre asintió completamente de acuerdo con él.
-Deja de decir tonterías, sabes que eso es mentira- las últimas palabras consiguieron molestarle, lo que ocasionó que acortara su distancia con Chanyeol propinándole un fuerte golpe en la mejilla con su mano derecha.
-¡¿ Qué estás haciendo?! -grité enfurecido fijándome en como Tao cerraba sus puños y Kris daba un paso conteniéndose de defendernos.
-Perdone- el padre de Chanyeol se metió en la conversación- ¿Por qué tiene que pegarle?- preguntó tranquilo.
-¿No sabes que es de mala educación meterse en conversaciones ajenas?- soltó con un tono de superioridad.
-Lo sé, pero creo que puedo meterme si un desconocido pega a mi hijo en mi propia cara.
-¡Ah! Es que es el padre del imbécil del novio de mi hijo, el mismo que le está hundiendo la vida- Chanyeol bajó su mirada.
No sé en que momento de las más de tres años que llevábamos de relación mis padres se habían inventado todas esas cosas.
-Papá, por favor- le agarré del brazo impidiendo que se acercara aun más a los demás.
-Dejame en paz, eres un idiota que ni siquiera se da cuenta de que le están utilizando.
-Para, por favor- unas lágrimas descendieron por mis mejillas. Yo no quería que las cosas llegaran a esto, que se complicaran de esa manera.
-¿ Ya estás llorando? - Chanyeol levantó su cabeza mirándome atentamente- siempre has sido así, haz el favor de comportarte- movió su brazo bruscamente con la intención de que le soltara de mi agarre. Vi a Chanyeol corriendo hacía mi a cámara lenta, caí de culo contra el suelo, afortunadamente la caída no había sido dolorosa ni había afectado al bebé.
-¿Estás bien? -Chanyeol se acercó a mi preocupado, con el miedo reflejado en sus ojos. Tao y su madre también se agacharon comprobando que no me había hecho daño.
-Le voy a pedir que se vaya- dijo el padre de Chanyeol sin alzar la voz. Se alejaron replicando que habían sido defraudados por su hijo.
Chanyeol me tendió su mano ayudándome a levantarme. Nos abrazamos notando el cariño del otro a través de nuestros brazos. Para los demás invitados aquella escena podría parecerles romántica o incluso cursi, pero para nosotros era mucho más que eso.
Nos pudimos tirar así minutos sin que ninguno de los dos nos quisiéramos separar. Volvimos a la mesa y Chanyeol les explicó con brevedad lo que había pasado aquel día que les contamos lo del bebé.
-Baek ¿Te puedo decir una cosa?- las cosas ya se habían relajado y Tao se acercó a nuestra mesa por culpa del aburrido tema de conversación que mantenía Kris con sus conocidos.
-Claro, dime -me giré ligeramente dedicándole toda mi atención.
-Quiero tener un hijo con Kris- confesó sin rodeos.
-¿Y eso?
-Quiero un mini Kris- sus mejillas se fueron poniendo rojas.
-¿Y si en vez de un mini Kris sale un mini panda?- sonreí molestándole.
-Pues me pondría muy celoso- hizo aegyo en tanto que se aseguraba de que nadie más, aparte de mi, le escuchara.
-Diselo, no creo que tarde mucho en ceder-Kris no era una persona fácil de convencer, pero si se trataba de Tao no tardaba mucho en hacer lo que su queridísimo novio quería.
-Ya lo he hecho, dice que soy muy joven y que es muy pronto- suspiró apenado.
-Bueno... eso es cosa vuestra, aunque sinceramente no creo que tardes mucho en convencerle, planea un plan y ya está.
Continuamos con la celebración sentados cómodamente, llevábamos todo el día allí y estábamos agotados. Mis padres no volvieron a aparecer en ningún momento.
La noche se apoderó del día consiguiendo que nuestros cuerpos temblaran por el frío, lo que ocasionó que nos trasladaran a una enorme sala interior en donde reprodujeron unas fotos de los novios. Me apoyé en el hombro de Chanyeol dejando que mis ojos se cerraran con la idea de descansar.
-Baekhyunnie te estás quedando dormido. Ya queda poco, aguanta un poquito más- me sonrió acariciándome el pelo.
-Vale- abrí mis ojos sin separarme de su lado.
Por suerte, en una media hora más, aquello terminó completamente para nosotros. Chanyeol se excusó con sus padres por irnos antes de que terminara pero es que nos quedaba un buen rato de coche hasta llegar a casa y encima estábamos reventados. Nos habíamos levantado demasiado temprano como para seguir allí, con la fiesta que acababa de empezar.
Nos trajeron el coche de Kris dejándolo en la misma entrada del castillo. Hacía tanto frío que no tardamos ni diez segundos en meternos en el interior del coche con los cinturones de seguridad abrochados.
-Channie voy a poner la radio- informé encendiendo el aparato.
-Mejor apagalo, así no te molesta mientras te echas un rato- contestó sin apartar la vista de la oscura carretera.
-No me voy a dormir. Esta carretera es muy peligrosa y quiero estar contigo cantando.
-Como quieras, pero si te entra sueño ya sabes- asentí comenzando a cantar la canción que sonaba a esas horas en la radio.
No llevábamos ni media hora de camino cuando, el coche que iba delante de nosotros fue saliéndose de las líneas de pintura blanca que indicaban el trayecto.
-¿Qué le pasa a ese coche?- centré mi mirada en intentar ver a los del interior del automóvil.
-No sé, ira borracho o algo- aprovechó que había dos carriles para quitarse de en medio- voy a adelantarle.
Justo en el momento en el que los dos coches iban casi paralelos aquel automóvil negro se echó para nuestro lado. Si no hubiera sudo por los rápidos reflejos de Chanyeol, que se quitó colocándose detrás, hubiéramos tenido un accidente bastante grave, ya que como seguíamos en carretera de montaña podríamos haber caído por el precipicio.
-Casi se me sale el corazón, que susto- intenté tranquilizarme.
-No me fío- disminuyó la velocidad alejándose poco a poco.
-Creo que van discutiendo- supuse viendo como se perdía en la oscuridad de la noche.
Afortunadamente, al desviarnos adentrándonos en la autovía, perdimos totalmente al coche problemático. Chanyeol se entretuvo cambiando las luces largas por las normales cada vez que aparecía algún tipo de movimiento por la carretera. Mientras que yo observaba lo poco que las luces llegaban a iluminar.
Pasada una hora más llegamos a casa, conseguimos un aparcamiento libre dos calles detrás del portal. Nos adentramos en casa dejando las llaves donde siempre, quitándonos los chaquetones y las bufandas que colocamos en la percha de la entrada. Encendimos las luces del dormitorio, nos sentamos en el filo de la cama y nos deshicimos de los zapatos y de parte de la ropa.
-Estoy agotado- confesé tirándome en la cama con solo los bóxer puestos.
-Yo igual- salió del baño con sus bóxer azules.
Apagó las luces del techo antes de tumbarse a mi lado y acurrucarse conmigo.
-Channie- me giré mirándole directamente a los ojos- lo siento.
-¿Y eso? ¿Por qué te disculpas?- se sorprendió sin entender nada.
-Por lo de mis padres- acaricié, con mi mano derecha, la mejilla que había sido golpeada por mi padre.
-No tienes que disculparte por nada porque no tienes la culpa. Soy yo el que siempre se queda bloqueado y no te ayudo. Cuando te vi caer al suelo volví a asustarme – junté nuestros labios con desesperación, le necesitaba, necesitaba vivir el resto de mi vida con él y con nuestra hija.
-Te amo, te amamos- me corregí con rapidez sintiendo los latidos de su corazón al acomodarme en su pecho.
-Yo también os amo- me acarició el pelo, apagó la luz de la mesita y repartió besos tanto por mi frente como por mis mejillas.
-Channie nunca te creas lo que te dicen mis padres, por favor. Eres lo que más quiero junto con nuestra pequeña, eres mi felicidad de cada mañana.
-Tu también eres mi felicidad de cada mañana- nos abrazamos sintiendo el calor del cuerpo del otro.
Cerré mis ojos al tercer intento de mantenerme despierto. El cansancio pudo con mi cuerpo dejándome tranquilamente dormido encima del pecho de Chanyeol.
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