Estaba teniendo un sueño súper raro en el que los chicos, Chanyeol y yo vivíamos en una isla desierta llena de tiendas de ropa y delineadores, cuando sentí el caliente cuerpo de Chanyeol pegándose al mío.
-Mi vida hay que despertarse, que nos están esperando- soltó Chanyeol con su característica sonrisa justo en el momento en el que abrí mis ojos.
Al principio me encontraba tan dormido que no me di ni cuenta de donde estaba. Las sábanas que cubrían mi cuerpo eran de rayas azules, la cama estaba colocada en un sitio completamente diferente y el color de la pared no tenía nada que ver con el nuestro. Al ver una de las fotos de la mesita de noche, en la que aparecían Sehun y Luhan dándose un beso con unos fuegos artificiales de fondo, recordé que nos habíamos quedado a dormir en casa de la pareja porque Chanyeol tenía un trabajo que hacer con Sehun, y, entre unas cosas y otras, se nos había hecho demasiado tarde.
-Buenos días Channie- dije mucho más despierto estirándome ligeramente dentro de la cama.
-Buenos días- sentí sus gustosos labios en mi frente- ¿qué tal has dormido?- se interesó mientras me echaba para los lados los pelos del flequillo.
-Muy bien ¿y tú?
-De maravilla- me sonrió con felicidad- aunque Luhan no ha dormido muy bien, dice que tiene un dolor en el cuello insoportable- se rió un poco, fijando su mirada en la puerta de la habitación.
-Les dije que podía dormir en el sofá, ellos fueron los que insistieron una y otra vez- me quejé con un adorable aegyo- y tú aprovechaste la ocasión para venirte conmigo.
-No quería dormir en el incómodo sofá- confesó sonriente recorriendo mi cuerpo con sus largos brazos.
Nos quedamos tumbados un rato más, hasta que vino Luhan sacándonos a gritos de su colchón. Según él, llevaba ya un buen rato despierto y tenía demasiada hambre como para esperar a que termináramos de nuestro momento tierno.
Anoche, poco antes de dar por terminado el día, decidimos que los cuatro saldríamos a desayunar fuera y que, sin importar si querían o no, les íbamos a invitar. Nos arreglamos en escasos minutos para salir lo antes posible, era algo tarde y todos teníamos bastantes ganas de nuestro desayuno.
Salimos del edificio con felicidad notando como el sol alegraba esa mañana de domingo. Sin darle mucha atención al sitio, acabamos entrando en una moderna cafetería de la zona que, afortunadamente, tenía varias mesas libres. Los cuatro tomamos asiento con rapidez, sorprendiéndonos al momento por la colorida decoración del lugar, llamativas mariposas adornaban la pared y las mesas tenían velas con olores a diferentes frutas. Pedimos tres cafés; una infusión; dos gofres de chocolate, nata y helado de vainilla; un pastel de crema y un trozo de tarta de fresa especialidad de la casa.
-Sois unos bestias- comenté al verles comer con unas ganas impresionantes.
-Exagerado- se quejó Sehun manchándose la mejilla izquierda con el sirope de chocolate.
-Sehunnie- le llamó Luhan con cariño retirando la mancha con su servilleta.
-¿Tenéis pensado hacer algo esta tarde?- se interesó Sehun mientras que cogía a Luhan por los hombros, pegándole un poco más a él.
-Vamos a ir a casa de mis padres a comer- contestó Chanyeol con una sonrisa fijando su atenta mirada en mi.
-¿Queréis llevaros nuestro coche?- aquella pregunta nos pilló por sorpresa.
Kris había tenido que llevar el coche al taller para que le cambiaran las ruedas por unas mucho más nuevas. Al no tener vehículo tuvimos que buscarnos una alternativa para ir en autobús. Sin embargo, tras estudiar detenidamente las tres rutas que había, nos percatamos de que ninguna pasaba cerca de nuestro destino. Viendo que no podíamos hacer otra cosa teníamos planeado montarnos en el segundo bus, y después andar quince minutos hasta llegar a la casa de sus padres.
-¿Nos lo dejaríais?- se cuestionó con ilusión tomando mi mano por debajo de la mesa.
-Claro, hoy no lo necesitamos para nada. Mientras que nos lo devolváis sin ningún roce, no hay problema.
-Muchas gracias- Chanyeol se levantó con alegría colocándose entre los dos chicos con la clara intención de abrazarles.
Luhan aceptó gustoso el espontáneo abrazo mientras que Sehun no paraba de protestar por la inesperada muestra de cariño. Yo también les agradecí imitando la reacción de Chanyeol, solo con imaginar que no íbamos a tener que pasar ese rato andando por el pueblo, una sonrisa se apoderaba de mi rostro.
Volvimos a casa de los chicos en busca de las llaves de su coche. Ambos nos acompañaron hasta su cochera comunitaria, en donde volvieron a insistir en que tuviéramos cuidado con el automóvil.
Salimos del amplio garaje del edificio tras despedirnos cariñosamente de ellos. En tanto que Chanyeol tomaba la carretera principal con dirección a casa, aproveché para preguntarle algunas cosas sobre el trabajo que había tenido que hacer con Sehun.
Apenas tardamos unos diez minutos en llegar a nuestro bloque, no pillamos mucho tráfico y afortunadamente encontramos aparcamiento a dos pasos de la entrada principal. Íbamos algo tarde, por lo que Chanyeol propuso dividirnos el trabajo, mientras que él se acercaba ala pastelería de al lado, yo me encargaba de coger todo lo que necesitábamos: una chaqueta por si refrescaba, algo de dinero, sus gafas de sol junto con las mías, mis pastillas para el molesto dolor de espalda que me había dado estos días y el regalo adelantado de cumpleaños de su madre.
Cerré la puerta de casa con velocidad con el pensamiento de que había tardado demasiado. Sin embargo, una vez que llegué junto al coche, comprobé que me había adelantado.
Tras cinco minutos de espera, en los que me apoyé en el vehículo masajeando en círculos mis abultada barriga, Chanyeol apareció corriendo con los pasteles en la mano. En ese momento se me aceleró el corazón solo con pensar que la merienda se caería al suelo, no obstante al verle a mi lado e intacto pude suspirar tranquilo. Me dio un dulce beso en la mejilla antes de meter las cosas en el maletero y arrancar el motor conmigo sentado de copiloto.
-¿Has estado esperando mucho?- se interesó poniéndose las gafas de sol durante la corta espera de un semáforo en rojo.
-No, acababa de salir- acaricié su brazo derecho, tranquilizando la tensión que ponía en agarrar las marchas.
-Me ha llamado Xiu Min. Estoy algo preocupado, dice que quiere darnos una noticia, que nos espera en la cafetería de siempre.
-Ya verás, conociéndoles seguro que es una tontería. ¿Te acuerdas aquella vez que nos avisaron a los diez solo porque se habían pasado un juego de lucha en menos de veinticuatro horas?
-Tienes que admitir que nuestra cara de sorpresa fue épica- se le escapó una ligera carcajada- este tonto no sabe conducir, como me roce el coche va a ver- me señaló con la mirada aquel molesto automóvil.
-Tú intenta adelantarlo, de todas formas estoy memorizando la matrícula por si acaso- bromeé buscando alguna forma de aliviar la momentánea molestia- Por cierto, ¿sabes algo de Suho?- pregunté al perder el vehículo de nuestra vista.
-Ni idea, espero que ya esté mejor del resfriado.
-Pues si- suspiré echándome sobre el asiento.
-¿Te duele la espalda?- asentí sutilmente con una pequeña sonrisa.
-Solo un poco, seguro que pronto se pasa.
-Si te quieres tomar la pastilla me dices y paro en la primera salida que me encuentre- apartó la mirada de la carretera durante poco más de dos segundos, en los que me miró fijamente a los ojos.
-Esperaré- dije restándole importancia, observando maravilloso paisaje.
Después de un rato en silencio propuse poner algo de música. La radio no funcionaba del todo bien por culpa de las altas montañas y los discos que tenían no eran de nuestro estilo. Al final acabamos por encender el móvil y reproducir las canciones que teníamos guardadas.
Llegamos a nuestro destino a los pocos minutos de parar a echar gasolina, en donde me tomé la pastilla buscando aliviar el fuerte dolor de espalda. Nada más aparcar nos encaminamos decididos a la puerta principal de la gigantesca casa. Su madre nos abrió saludándonos con un fuerte abrazo, se le notaba en la mirada que estaba muy feliz.
-Baek- me saludó su hermana por el pasillo nada más entrar- ¿qué tal estás?
-Muy bien- contesté animado repitiendo el cariñoso gesto con ella.
-Por fin llegáis. Tenéis que probar la tarta de manzana, me ha salido deliciosa- intervino su padre desde la puerta de la cocina con el delantal manchado de sirope de fresa.
Como en las visitas anteriores sus padres se interesaron por las últimas consultas con el médico. También nos preguntaron por la habitación de Haeyoung. Les dijimos que ya estaba casi lista y, en ese momento, los dos se miraron sonrientes para después comunicarnos que querían pagarnos la cuna. Intenté quitarles aquella idea de la cabeza al contarles que ya la habíamos pagado, pero lo único que conseguí fue que cambiaran la idea de la cuna por el carro del bebé.
-Es un regalo que queremos haceros, nos hace mucha ilusión.
-No hace falta-insistió Chanyeol probando los postres que su padre había hecho.
-Chanyeol, cariño- su madre suspiró antes de seguir- no hemos sido los mejores padres en un principio, ni nos hemos comportado como tal- aquella frase me hizo recordar aquellos tristes momentos en los que no nos querían juntos- pero ahora que las cosas están mejor y que Baekhyun es uno más de la familia queremos que aceptéis nuestro regalo y que, si necesitáis cualquier cosa, acudáis a nosotros.
-Mamá- Chanyeol parecía realmente impresionado, ninguno de los dos nos imaginábamos esta conversación.
-Tu padre y yo hemos hablado mucho de esto, estamos muy arrepentidos de nuestro comportamiento- una lágrima traviesa cayó por mi mejilla- Chanyeol por favor, perdonanos.
-No es necesario, no tenéis que pedir disculpas ni nada.
-Lo sentimos mucho- ambos me miraron centrándose en mi- Baekhyun tendríamos que haber hecho esto mucho antes, te juzgamos sin conocerte y no nos fiábamos de la elección que había hecho nuestro hijo al elegirte como su novio. Eres maravilloso, para nosotros eres el mejor novio que podría tener- me retiré las lágrimas con la mano derecha- Por favor perdonanos.
-Yo... no sé que decir. Al principio las cosas no fueron bien pero ahora ya está arreglado- noté la mano de Chanyeol acariciándome el hombro- no son necesarias sus disculpas, para mi se han convertido en mi familia y no saben lo agradecido que estoy por su apoyo, tanto el que me dan a mi como el que le dan a Chanyeol o el de nuestra pequeña- mis lágrimas cayeron descontroladas, al verlo todos corrieron a abrazarme rápidamente.
-Te estamos haciendo pasar un mal rato- bromeó su padre dándome palmaditas en la espalda.
-Mi pequeño está un poco sensible, no nos esperábamos esto- confesó Chanyeol secándome las lágrimas con un pañuelo.
-Eso significa que nos dejáis regalaros eso ¿no?- todos nos reímos ante la broma.
Rápidamente el tiempo fue pasando y el ambiente fue tranquilizándose hasta volver al ánimo del principio. Teníamos pensado habernos quedado un poco más aquel día, pero al haber quedado con Xiu Min tuvimos que despedirnos antes. Les dejamos los pasteles preparados, le dimos el regalo de cumpleaños anticipado a su madre y le cantamos en familia un acelerado ''Feliz cumpleaños''.
-Chanyeol- le llamé dentro del coche, llevábamos un rato de camino completamente en silencio-lo que han hecho tus padres hoy no era necesario pero ha sido precioso, no nos tendrían que haber pedido perdón pero han dicho unas palabras preciosas- confesé pensativo centrado en el azul del cielo.
-Lo sé, se me han escapado algunas lágrimas hasta a mi.
-Tu familia es increíble- le miré dedicándole una sonrisa.
-Nuestra familia- me corrigió decidido- y mi madre es bastante orgullosa, has tenido suerte.
-Soy una persona afortunada- le besé velozmente en la mejilla.
Continuamos hablando durante todo el trayecto hasta que nos desviamos dejando de lado la autovía, adentrándonos en la zona céntrica de Seúl. Aparcamos el coche dos calles detrás del lugar en el que habíamos quedado con los chicos. Aún nos faltaban veinte minutos para la hora acordada, por lo que nos dimos un pequeño paseo viendo algunas tiendas.
Cuando entramos en la conocida cafetería Luhan y Sehun ya se encontraban allí. Tomamos asiento en la mesa de siempre, en tanto que se interesaban con diversión por el estado de su coche.
Los siguientes en llegar fueron Kris y Tao, seguidos por unos metros de Lay y Suho, que venía cubriendo su boca con una mascarilla blanca. Los que organizaron todo esto no tardaron en aparecer, acompañados de un feliz Kyungsoo que había dejado a Kai aparcando la moto.
Una vez que estábamos todos el ambiente se llenó de expectación. Chen no dejaba de sonreír y Xiu Min no paraba de morderse las uñas.
-Soltarlo ya, me estáis poniendo de los nervios- protestó Luhan dándole un sorbo al refresco que se había pedido.
-Bueno, a ver- suspiró tomándose unos segundos- como os dije aprobé el examen para ser profesor, pero todavía me faltaban que me hicieran la entrevista, que me dieran la plaza y esas cosas- todos asentimos deseando que continuara- la semana que viene empezaré a dar clase- Jongdae estaba tan orgulloso de él que no dejaba de repetir que era el mejor novio del mundo.
Los diez fuimos en orden a felicitarle, sabíamos las ganas que tenía de ser profesor y el esfuerzo que le había puesto en estudiar ese complicado examen.
-Vamos a salir ¿no? Esto se merece celebrarlo- soltó Suho olvidando completamente su resfriado.
-Bueno, pero algo suave- respondió Minseok ganándose otro beso por parte de Chen.
Nos terminamos lo que habíamos pedido, pagamos la cuenta y salimos del lugar con decisión. Aprovechamos que nosotros teníamos el coche de Luhan para llevar a Sehun y a Suho, mientras que Kai llevaba a D.O en su moto y los demás iban andando.
Nos reunimos en la casa de la pareja cada grupo con lo necesario. Nosotros nos habíamos encargado del alcohol y de los refrescos, mientras que los demás se ocupaban de la cena. Suho y yo teníamos prohibido beber alcohol, él por las pastillas que se estaba tomando y yo por mi pequeña Haeyoung. Kai también se unió a nosotros por culpa de aquella noche de borrachera con la empresa, Kyungsoo le tenía castigado desde entonces.
Con los primeros brindis, que nosotros tres hicimos con refrescos o agua, los chicos se fueron emborrachando poco a poco. Conforme la noche pasaba el cansancio y el agotamiento se fueron haciendo dueños de mi cuerpo. Los ojos se me fueron cerrando con una tranquilidad impresionante, quería abrirlos pero apenas tenía fuerzas para nada. En escasos segundos había pasado de estar en aquel ruidoso local a encontrarme tranquilamente en casa tumbado en el sofá, viendo una de las películas cursis y románticas que me gustaban.
Justo en el emocionante momento en el que los dos protagonistas iban a asegurar su apasionado amor con un dulce beso, una pequeña cabeza de pelo moreno tapó la pantalla de la televisión.
-Haeyoung, cariño, ¿ya has terminado de jugar con papá?- la pequeña asintió apretando su peluche contra su pecho- ven aquí con papi- me incorporé haciéndole sitio en el sofá.
-Papá se ha quedado dormido- confesó sentándose a mi lado.
-Está cansado, hoy ha tenido que trabajar mucho- le aparté los pelos del flequillo, poniéndole una adorable horquilla que había sobre la mesa.
-Yo quería jugar- hizo un aegyo súper tierno que me hizo apagar la televisión.
-Vamos a jugar un ratito entonces, pero sin hacer mucho ruido para no despertar a papá.
-Vale- sonrió dulcemente- gracias papi- me dio un rápido beso en la mejilla antes de correr emocionada hasta su cuarto.
-Baek. Baekhyunnie- abrí ligeramente los ojos encontrándome con Chanyeol- cariño te has quedado dormido- me estiré con delicadeza recordando el el precioso sueño que había tenido.
-Channie- le llamé con cariño sin apartar mis ojos de los suyos.
-Ya es tarde, vámonos a casa- asentí dedicándole un apasionado beso.
Pedimos un taxi que no tardó mucho en llegar, nos despedimos de los chicos y, en el corto trayecto, le conté cada segundo de ese espectacular sueño.
-Espero no tener tanto trabajo en el futuro, quiero jugar con mi princesa- comentó con alegría rodeando mi cintura con sus brazos.
-Podríamos jugar los tres- me apoyé en su pecho escuchando los relajados latidos de su corazón.
-Ya es tarde, tenemos que descansar- llevábamos un rato tumbados en la gustosa cama, por lo que el sueño se estaba empezando a hacer presente.
Cerré los ojos deseando continuar o repetir el sueño, sin embargo, en las ocho horas y media de descanso mi mente no pudo volver a imaginar el futuro de nuestra pequeña Haeyoung.