-Jongin, ¿se puede saber qué estás haciendo?- pregunté sin tener ni idea de lo que tramaba a esas horas de la mañana.
Sus continuos movimientos me habían sacado de mi profundo sueño. Me quedé durante un par de minutos con los ojos cerrados, intentando adivinar mediante los sonidos el por qué de sus salidas y entradas a la cama. No tuve mucho éxito, por lo que acabé despertándome con la curiosidad de descubrirlo.
-¿Te he molestado?- se interesó con inocencia pegándose a mi lado- lo siento.
-Me has despertado- miré la hora en mi reloj- todavía tenemos media hora, vamos a descansar hasta que suene el despertador- me acurruqué en en su pecho, notando su acogedor calor corporal.
-Kyungsoo, es que … me apetece mucho hacerlo- confesó ganándose una de mis sorprendidas miradas.
-¿Ahora?- asintió animado- ¿me has levantado antes para hacerlo?
-No quería interrumpir tu precioso sueño. He estado yendo y viniendo del cuarto de baño una y otra vez, no quería tocarme, me apetece hacer el amor contigo, pero estabas tan tierno dormido- usó una de sus irresistibles sonrisas.
-Jongin sabes que no me puedo resistir a tus encantos ¿verdad?- acaricié sus morenos brazos, notando sus gustosos músculos.
-Algo me habían dicho- bromeó soltando una ruidosa risa que no tardé en imitar- me encanta cuando sonríes, eres muy adorable y me pones mucho- dijo con el tono seductor que siempre usaba en estos momentos de pasión.
Antes de que pudiera continuar con comentarios del mismo estilo, que siempre alegraban a nuestros miembros, haciéndoles notables con la ropa puesta, sus labios taparon velozmente mi boca, descubriendo cada centímetro de ella con su traviesa lengua. Mis brazos no tardaron nada en engancharse con fuerza a su cuello, intensificando cada vez más el contacto de nuestros cuerpos. Nos separamos para tomar aire, dedicándonos adorables sonrisas durante la corta espera.
-¿Crees que nos dará tiempo?- preguntó dudoso en tanto que recorría el contorno de mi cintura con ambas manos.
-Seguro que si. Me has calentado, ahora no vas a poder escapar- tonteé deshaciéndome del suave pantalón del pijama, junto con su oscuro bóxer.
-No escaparé, no te preocupes- mordió mi oreja con deseo, animando a mi cuerpo a querer más.
Le quité su molesta camiseta blanca del pijama, él hizo lo mismo, cambiando de objetivo, dirigiéndose a mis sensibles pezones. Solté un descontrolado gemido al notar su lengua por la zona. Estaba encima de mi, recorriendo todo mi cuerpo con sus manos mientras que yo le agarraba con fuerza del pelo, completamente ido por el placer. Nuestros miembros se rozaron, y ahí fue donde me perdí. Me di la vuelta con decisión, dejando a Kai debajo de mi, sin poder salir de mi agarre. Ataqué con desesperación su boca en tanto que mis manos se aferraban a sus marcados pectorales.
-Kai me pones mucho- me miró con su clásica sonrisa seductora- mucho, mucho- confesé acariciando su miembro, notando como su expresión facial cambiaba al instante debido a la inesperada sorpresa.
-¡Kyungsoo!- gritó acalorado con sus ojos clavados en mi.
-Te quiero- le ignoré por completo, centrado en cubrir su miembro con el lubricante de chocolate que había cogido con velocidad de debajo de la cama.
Se le escaparon numerosos gemidos que me hicieron volverme completamente loco. Llevé mi boca a la zona, saboreando el dulce sabor del lubricante, jugando con mi lengua.
Me aparté al poco tiempo al notar su flequillo empapado por el sudor, acompañado de su acelerada respiración. Sus labios atacaron los míos, aprovechando el momento para cubrirse, con mucha determinación, sus dedos con aquel gel transparente.
Uno de sus dedos se metió delicadamente en mi entrada, tras haber hecho un pequeño circuito por la zona. Al notar el extraño pero gustoso contacto, mis labios acabaron abriéndose ligeramente, permitiendo que los suyos controlaran toda mi boca. Me aferré con fuerza a su cuello, dejando que preparara mi entrada con delicadeza mientras nuestros miembros se rozaban el uno con el otro.
-Ya, ya- le susurré débilmente al oído.
-¿Seguro?- comprobó haciéndome enloquecer.
-Sí, sí. Muy seguro- pedí desesperadamente, notando como rápidamente sus dos dedos salían de mi interior.
Me tumbé cuidadosamente apoyando mi espalda en el colchón, buscando la forma de relajarme para evitar un poco el dolor. Una de sus manos cogió la mía cariñosamente, posando un delicado beso en la palma. Introdujo su miembro en mi entrada, con delicadeza, distrayéndome con sus labios en tanto que el dolor pasaba.
Poco a poco empecé a moverme, Kai no tardó mucho en imitar mi ritmo, siguiendo mis movimientos mientras que acariciaba con maestría mi miembro. Nos movíamos con tanto entusiasmo que la cama chocaba contra la pared haciendo un ruido increíble, acompañado por nuestros fuertes gemidos.
Continuamos así, acelerando y aumentando la fuerza que poníamos. Lo que más me ponía era escuchar mi nombre saliendo de su boca, con ese tono de placer y esa mirada salvaje que me echaba.
Terminamos corriéndonos casi al mismo tiempo, Kai lo hizo en mi interior, mientras que yo manché mi barriga y parte de sus manos. Jongin se levantó de la cama para traer un par de toallitas húmedas, limpió mi barriga con dulzura, repartiendo leves caricias por la zona.
-Te quiero mucho- comentó echándose sobre mi, abrazando mi cuerpo contra el suyo.
-Yo también- posé delicadamente mis labios en su mejilla.
En ese momento recordé que no habíamos usado protección, me llevé las manos a la cara regañándole por el descuido.
-Eres un torpe, ¿cómo se te ha podido olvidar?- me hice el enfadado, separándome unos centímetros de él.
-No pasa nada, no te preocupes. Luego compramos unas pastillas de esas en la farmacia- se tumbó de nuevo a mi lado, restándole importancia al asunto.
-Si no me la tomo seguro que me quedo embarazado- me resigné suspirando pesadamente.
-Entonces mejor no la compramos- bromeó volviendo a sacar el tema que tantas veces habíamos discutido.
-Kai te he dicho mil veces que no quiero ser padre. Sabes que estoy muy ilusionado con nuestra sobrina pero no me veo cuidando de un niño- solté cansado.
Hacia menos de un mes que habíamos tenido una fuerte pelea por ese tema. Ambos se lo contamos a Luhan y a Sehun, cada uno a su respectivo compañero de trabajo, con mucha discreción, no queríamos que Chanyeol y Baekhyun se enteraran y malinterpretaran la situación. Al final lo dejamos pasar, como algo que veríamos en el futuro, pero ambos sabíamos que lo que opinaba el otro no iba a cambiar con el paso del tiempo.
-Un niño nuestro- insistió con una sonrisa.
-Jongin …
-Vale, ya lo dejo- se acercó a mi rostro, saboreando mis labios.
Nos quedamos un rato tumbados en la cama, disfrutando del relajado momento. El tiempo había pasado demasiado rápido, por lo que tuvimos que darnos prisa si queríamos llegar a tiempo al trabajo. Desayunamos con velocidad nuestro desayuno tradicional coreano de todas las mañanas.
-Voy a ducharme- le informé al colocar juntos los platos sucios en el lavavajillas.
-¿Quieres que vaya contigo?- se ofreció acariciando mi cintura.
-No creo que a tus trabajadores les guste mucho que uno de los jefes principales llegue tarde- le dediqué un fugaz beso antes de salir de su gustoso agarre.
Me adentré en la bañera dejando que el agua y el gel limpiaran mi sudado cuerpo. Le dediqué un par de minutos, para después secarlo y masajearle la suave crema de aloe vera que Jongin me había comprado.
-¿No te duchas?- me interesé nada más verle poniéndose la ropa.
-Anoche me di un gustoso baño, además quiero bailar un rato- ya se había colocado el pantalón y tenía el torso al descubierto.
-¿Y entonces lo de bañarte conmigo?- protesté sonriente.
-Contigo me baño las veces que haga falta- soltamos una risa a la vez.
-¿Vas a llevar a Sehun?- intenté centrarme en otra cosa, entre los comentarios y su impresionante cuerpo me estaba costando no distraerme.
-No lo sé, él quiere pero no creo que sea lo mejor. Apenas le quedan unas semanas de rehabilitación, esperar será lo mejor.
-Solo te digo que ya sabes como es.
-Lo sé- suspiró agotado- ¿qué tal sigue Baek?- se interesó cubriendo sus dientes con la pasta dental.
-Intuyo que pronto me quedaré solo con Luhan. Haeyoung está traviesa, no le deja dormir muy bien y para colmo tiene los pies súper hinchados- fui vistiéndome: una camiseta de manga corta negra, con una sudadera negra y unos pantalones negros.
-Es normal, tiene ocho meses ya.
-Cada vez queda menos, estamos desando que nazca.
-Nos estamos haciendo viejos.
-Unos más que otros- le saqué la lengua bromeando con su comentario.
Terminamos de arreglarnos en apenas un par de minutos más. Cogimos todo lo necesario para el día: el carné de conducir; dinero; el móvil de Kai, ya que el mío se estaba cargando; los papeles que necesitaba para el trabajo ... Salimos de casa cerrando perfectamente la puerta de la entrada, bajamos por el ascensor del edificio, aprovechando el trayecto para mirarnos en el espejo y jugar, con controlados movimientos, con las llaves de la moto.
Cruzamos la calle y, justo a nuestra derecha, nos encontramos la zona reservada para motos en la que Jongin siempre aparcaba. Cada uno habíamos cogido nuestro respectivo casco, así que nos lo pusimos nada más arrancar el motor. Kai fue el primero en subirse, estabilizando el vehículo para que no me cayera torpemente al montarme.
Siempre me habían dado mucho miedo las motos, las veía realmente peligrosas, sin embargo, con el paso de los días, acabé acostumbrándome a la rutina de todas las mañanas. Además, había empezado a verle el lado positivo, durante todo el trayecto mis brazos estaban abrazados a su cintura y, de vez en cuando, podía echarme en su gustosa espalda.
-¿Quieres que paremos en la farmacia?- me cuestionó al detenerse en un semáforo en rojo.
-Vale, así me puedo tomar la pastilla en la oficina antes de que lleguen los chicos- pensé en voz alta- no les vayas a contar nada, que te conozco- asintió sonriente en respuesta.
Giró hacia la derecha tomando el camino de todos los días. Normalmente solíamos pillar el siguiente semáforo en rojo, afortunadamente, aquella mañana tuvimos suerte, siguiendo todo recto sin tener que detenernos.
Justo en el momento en el que íbamos a pasar por el cruce de la otra calle, un coche de color negro hizo caso omiso a las indicaciones de tráfico, consiguiendo que Kai girara la moto evitando chocar con el automóvil. Jongin y yo caímos estampando el lado derecho de nuestro cuerpo contra el duro asfalto de la calle.
-Kyungsoo … - soltó débilmente incorporándose del suelo- Kyungsoo- sus ojos se centraron en los míos con preocupación.
-Kai- tenía todo el lateral del traje rasgado, no se le veía ninguna herida, exceptuando un pequeño roce sangrante en la frente.
-¿Estás bien?- asentí incorporándome, sintiendo en ese momento un insoportable dolor en la zona entre el cuello y el hombro.
Moví mi cuello mirando al doloroso lugar, en la zona en la que estaba la clavícula había aparecido un extraño bulto. Jongin también pareció darse cuenta, llenando su rostro con una clara expresión de preocupación.
-Lo siento- se le veía realmente asustado, con los ojos aguados- lo siento mucho.
-Estoy bien- le sonreí dejando de lado el dolor- estamos bien, eso es lo importante.
La gente que caminaba a esas horas por la calle, e incluso algunos coches que se detuvieron para ayudar, se encargaron de llamar a la ambulancia y avisar a la policía de que aquel coche había desaparecido sin ni siquiera interesarse por el accidente que había causado.
La característica sirena de la ambulancia no tardó en escucharse, parando por completo el tráfico de la calle. Nos atendieron al instante, haciéndonos las preguntas rutinarias y curando de forma rápida nuestras heridas. Aquel fuerte dolor era insoportable, por lo que me pincharon un analgésico y me colocaron el brazo pegado al cuerpo de forma que no se empeorase durante el trayecto en aquel vehículo especializado. Nos mantuvimos todo el camino en silencio, mirándonos, dejando que hicieran su trabajo.
No tardamos mucho en llegar a la zona de urgencias del hospital, en donde nos vimos rodeados de personas con numerosas molestias o golpes. Afortunadamente fui llamado rápidamente a la consulta trece, donde me llevaron subido en una camilla. Una amable médica nos atendió, preguntándonos acerca del golpe y de las molestias que tenía.
-Vamos a hacerte unas radiografías para ver el estado del hueso- concluyó tras una tranquila revisión.
Tal y como había dicho fui llevado a la zona de rayos X, no dejaron pasar a Jongin así que mi mente se dejó llevar por los pensamientos. Jongin estaba bien y yo también, eso era lo principal.
-Kyungsoo- Kai se levantó velozmente al verme aparecer de nuevo- ¿ qué tal te ha ido?
-Bien- contesté sonriente.
-Ha llamado Luhan, le he dicho lo que ha pasado- me informó apenado guardando su teléfono en el bolsillo izquierdo de su pantalón.
-Se van a preocupar- suspiré imaginando a Luhan contándoselo a Baek.
-Ya están los resultados- nos avisó la médica invitándonos a entrar en su amplia consulta.
Sacó de un sobre marrón bastante grande los resultados. Con destreza colocó aquel grueso papel en diferentes tonalidades de negro sobre una placa de luz. No hizo falta prestar mucha atención a la imagen para ver el hueso de la clavícula roto.
-Hay una fractura en la clavícula derecha- se mordió el labio mientras pensaba- voy a avisar al especialista.
Esperamos un par de minutos, en los que apenas se escuchó un solo ruido, a que llegara el doctor. Le informamos de nuevo de lo que había pasado y, tras ver los resultados, nos indicó que había que operar. Nos explicó con detenimiento como sería el procedimiento, volverían a colocar el hueso en su sitio atornillándolo a una placa de metal.
-Kyungsoo lo siento mucho, de verdad, si hubiera visto el coche antes esto no hubiera pasado- le paré antes de que siguiera, regañándole con mi tono amenazante.
-Que sea la última vez que dices eso, si no hubiera sido por tus buenos reflejos nos hubiéramos estampado contra el coche. Acercate anda- se agachó un poco, dejando que mis labios se posaran en los suyos- no va a pasar nada- le guiñé el ojo buscando relajarle- te quiero mucho- confesé notando sus lágrimas descendiendo por sus mejillas.
Nos habían llevado a una habitación para darnos tiempo mientras preparaban todo para la operación. Kai y yo nos quedamos juntos hasta que una enfermera vino por mi, le volví a repetir que le quería y el respondió con un cariñoso ''Te amo''. Al separarnos cambiaron todo la ropa destrozada que llevaba por una bata del hospital, me pincharon una cosa en el suero, que me dejó realmente relajado, y me trasportaron hasta el quirófano.
Me sumieron en un profundo sueño gracias a la anestesia general, que se encargó de dormir cada centímetro de mi cuerpo. Lo único que captaron mis ojos antes de cerrarlos fueron aquellas intensas luces del techo.
Las pestañas me pesaban, me notaba tremendamente cansado y la escasa luz del cuarto no me animaba a despertarme. Ante mi mirada apareció Jongin, se le notaba preocupado pero aún así tenía una mueca de felicidad en su rostro. Sonreí inconscientemente percatándome del cariñoso agarre que tenía en mi mano izquierda.
-¿Qué tal te encuentras?- preguntó con delicadeza.
-Cansado- respondí dándome cuenta del estado de mi brazo.
-Todo ha salido bien- confesó posando sus labios en mi mano.
-Te lo dije- bromeé haciéndole sonreír.
El médico no tardó mucho en aparecer, interesándose por mi estado, especialmente por si tenía alguna molestia. Al ver que todo estaba más o menos bien, el doctor decidió trasladarme a otra habitación.
-Kai deberías irte a casa, se te ve muy cansado.
-Estoy bien- se sentó en una silla, apenas separado de mi.
-No estoy muy seguro de eso- comenté poco convencido- ¿qué tal tu frente?
-Me han puesto dos puntos- se le escapó una pequeña risa- el enfermero ha intentado ligar conmigo.
-¿Enserio? No puedo dejarte solo ni un momento, mira lo que pasa- bromeamos dejando que el ambiente se relajara bastante.
-Tengo que ir a avisar a los chicos. Enseguida vengo- salió corriendo de la habitación dejándome sorprendido.
No pasó ni un minuto cuando Baek ya estaba entrando por la puerta como un loco, acercándose a mi e interesándose por mi estado. Luhan, Xiu Min, Suho y Chanyeol le siguieron imitándole. Entre los diez llenaron la habitación de preguntas y quejas por haberles dado ese susto.
-No vuelvas a hacer eso. Haeyoung y yo estábamos muy preocupados- comentó haciendo su tierno aegyo.
-Todos estábamos preocupados- le corrigió Sehun llevándose una mirada de amor/odio por parte de Baekhyun.
Los chicos se quedaron allí un buen rato haciéndonos compañía. Todos se ofrecieron a quedarse cuidándome pero Kai no tardó en decirles que no hacía falta, que él se encargaría. Una vez que se fueron el ambiente se quedó demasiado tranquilo. Kai me ayudó con todo, contándome la que le habían liado los chicos al llegar al hospital. El efecto de los anteriores medicamentos no tardó en desaparecer, por lo que comencé a sentir una clara molestia que únicamente pude evitar con unas fuertes pastillas que me dieron un sueño increíble. Gracias a Kai, y sus relajantes dedos que se encargaron de masajear mi brazo izquierdo, conseguí dormirme profundamente tumbado en aquella cama.