Los días fueron pasando poco a poco con una pesada lentitud. Las pastillas que me recetó el médico no llegaron a funcionar en ningún solo momento, e incluso unos fuertes mareos se hicieron presentes de vez en cuando. Chanyeol me insistía cada mañana para que llamara al trabajo y así pudiera descansar un poco, sin embargo, no era de esas personas a las que les gusta faltar ,por lo que aunque cada día me sentía peor, seguí yendo al trabajo.
Aquella tarde me levanté del sofá, aprovechando que Chanyeol estaba en el baño, para servirme un vaso de agua de la cocina. Estaba sacando el vaso de cristal de unos de los muebles cuando sentí mi cabeza dar vueltas. Me hubiese estampado fuertemente contra el suelo si Chanyeol no hubiera corrido para cogerme.
-Gracias Channie -le agradecí intentando recuperarme desde el frío suelo de la cocina donde Chanyeol acababa de tumbarme.
-Cariño no vamos a seguir así- por primera vez en mucho tiempo su voz sonaba tremendamente triste -voy a llevarte al médico.
-Channie -intenté hacer aegyo, pero a estas alturas incluso yo sabía que no iba a funcionar.
-Nada de ''Channie''. Baek ¿Te estás viendo? -no me dejó responder mirándome con cara de enfado -¿Cuánto peso has perdido? ¿ Cuatro kilos? - giré mi cabeza un poco, no podía verle a los ojos – llevas así más de una semana -me ayudó a reincorporarme.
-Está bien- me resigné al comprobar que Chanyeol tenía toda la razón.
Y así fue como, tras coger los móviles, las chaquetas y las llaves, pedimos un taxi que nos dejó justo en la entrada de urgencias. Al entrar una enfermera nos preguntó corriendo qué nos pasaba: le explicamos brevemente, tomó nota en una libreta y nos indicó que nos sentáramos en la sala de espera hasta que fuera llamado. Nos entretuvimos un par de horas escuchando música con los auriculares mientras que jugábamos a un par de juegos que teníamos en el móvil.
-Byun Baek Hyun pase a la consulta siete -rápidamente nos levantamos, entrando en la séptima puerta.
-Hola, soy el doctor Kim – nos tendió la mano.
-Hola -contestamos educadamente correspondiendo a su saludo.
-Diganme -nos señaló los asientos en los que ambos nos sentamos.
-Vinimos hace una semana porque vomitaba todo lo que comía -explicó Chanyeol con un tono de molestia en su voz -nos mandó unas pastillas pero no han dado resultado. Los vómitos siguen y de vez en cuando tiene mareos.
-Voy a dejarte un par de horas en observación, te vamos a hacer un par de pruebas a ver que tal -asentimos.
El doctor se levantó, nosotros le imitamos. Nos acompañó a la puerta donde una enfermera nos esperaba. Esa mujer mayor de unos aproximadamente cincuenta años nos dirigió a una enorme sala llena de camas. Me indicó que me acomodara sobre una de ellas, me inyectó el suero y me sacó sangre.
Allí tumbado sentí como Chanyeol me agarraba con cariño la mano. La enfermera se fue para llevarse la muestra de sangre que había extraído.
-Lo siento mucho. Se que no es agradable estar aquí pero es que me tenías preocupado -confesó sintiéndose culpable por verme tumbado en aquella camilla.
-Da igual cariño, si te hubiese hecho caso antes seguro que ahora ya estaría bien.
Chanyeol acercó una de las sillas, que se encontraban pegadas a la pared, y se sentó haciéndome pequeños movimientos circulares sobre la mano que se encontraba libre.
-Señor Byun -nos interrumpió la enfermera mientras, entre nosotros dos, nos dedicábamos dulces sonrisas- necesito que rellene este bote para una prueba de orina -me ruboricé ante aquello, sin embargo, la enfermera me lo indicaba de una forma tan corriente que me hizo restarle un poco de importancia -¿Necesita que le acompañe? -preguntó ayudándome a levantarme de la cama.
-No hace falta, muchas gracias. Channie ¿Me acompañas?
-Claro.
La enfermera nos indicó, antes de irse a atender a otros pacientes, donde se encontraba el baño. Nos dirigimos hasta allí con lentitud, agarrando con una mano el brazo de Chanyeol y con la otra mano sujetando con fuerza la barra del suero.
Llegamos a aquel pequeño cuarto, con una extraña e incómoda postura logré llenar el pequeño bote transparente. Una vez que terminamos de cerrarlo y de limpiarlo por el exterior con un poco de agua, nos encaminamos a la camilla.
-Voy a llevarle esto a la enfermera -asentí viendo como desaparecía entre tanta gente.
Centré mi vista en la bolsa de suero que desembocaba en mi brazo, hacía tantos días que la comida no se quedaba en mi cuerpo que incluso el suero me estaba sentando de maravilla.
-Ya estoy aquí -le sonreí indicándole que se sentara en la misma silla de antes.
Pasaron un par de horas hasta que, por fin, el médico se acercó a nuestra camilla.
-Enfermera retirele el suero, por favor -mandó logrando con un pequeño dolor que retirase aquello- vengan por aquí -seguimos sus instrucciones un tanto inquietados por los resultados.
Nos llevó a una pequeña sala con exactamente el mismo mobiliario que el del anterior cuarto. Nos indicó, como hacían todos los doctores, que nos sentáramos cómodamente en las sillas.
-Doctor ¿Tienen ya los resultados? -pregunté con miedo al notar la lentitud del médico de sacar el tema.
-Sí, de eso quería hablarles -el nerviosismo cada vez se hacía más grande, Chanyeol pareció notar aquello, ya que agarró mi mano con un cariño reconfortador – señor Byun -paró unos segundos antes de continuar – se suelen dar muy pocos casos en el mundo, según las pruebas , … Señor Byun, van a tener un bebé, está embarazado.
-Pero, pero … ¿Qué está diciendo? -mi asombro inundó la habitación, por el rabillo del ojo me fijé en Chanyeol para ver su reacción, una sonrisa de oreja a oreja llenaba su cara de alegría.
-Es extraño. He llamado al especialista, tiene que estar a punto de llegar -se levantó de su asiento para buscarle fuera.
Chanyeol y yo nos miramos sin decirnos nada. Sentía la necesidad de hablar con él pero las palabras no salían.
-Perdonen, me acaban de informar de que al doctor le ha surgido una urgencia y ahora mismo no puede venir. De todas maneras ya es muy tarde , así que si se pasan mañana, a eso de las once, les explicaremos con más detenimiento.- asentimos dándole las gracias -antes de que se vayan -nos avisó en cuanto movimos las sillas para irnos -he estado viendo la medicación que le mandó el doctor que le atendió la otra vez. Es bastante fuerte y puede ser perjudicial para el bebé, así que interrumpa el tratamiento. Mañana el doctor le dirá con más certeza que debe tomar en su lugar.
-Muchas gracias -agradecimos antes de salir.
Una vez fuera del enorme edificio, pedimos un taxi que nos llevara a casa.
-¿Quieres algo de cenar? - me preguntó Chanyeol nada más dejar las llaves sobre la mesita de la entrada.
-No, no me apetece nada. Voy a tumbarme en la cama.
-Te acompaño.
Por primera vez en mucho tiempo, ambos nos pusimos el pijama en vez de dormir solo en bóxer. Chanyeol se tumbó fijándose con detalle en el techo, como si este tuviese alguna especie de mensaje que tontamente le sacaba una sonrisa. En tanto, yo intentaba leer un libro que se encontraba en mi mesita de noche desde hacía meses. Intenté centrarme en las palabras ,sin embargo, con cada frase mi mente se iba a otro lado.
Cerré el libro pasados unos minutos al comprobar que no estaba pillando la trama de la historia. Imité a Chanyeol intentado relajarme, no obstante, aquello no sirvió para nada, unas lágrimas de incredulidad descendieron sin rumbo por mis mejillas.
-¡Oh Baek! -me descubrió Chanyeol. Se acercó a mi cuerpo con la finalidad de darme el mejor de los abrazos -Baekhyun -mi cabeza descansaba sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón.
-Channie … -intenté levantar la cabeza, sin darme cuenta mis lágrimas se habían intensificado en segundos.
-Baekhyun no llores, por favor – me pidió acariciándome, con una dulzura extrema, el pelo.
-Chanyeol vamos a tener un hijo -le miré a los ojos. No podía creerme esas palabras-tu y yo vamos a tener un bebé -los sollozos se mezclaron con las palabras.
-Baekhyun -me secó las gotas saladas de mis mejillas con las sábanas de la cama -me estás haciendo la persona más feliz de este mundo -esa frase me llegó al corazón, sintiendo como desgraciadamente las lágrimas que acababan de desaparecer, gracias a él, volvieran. Sentí sus labios acercarse y los míos corresponderle gustosamente al maravilloso beso.
Tiernamente abrazados noté como mis ojos poco a poco se iban cerrando. Chanyeol siguió acariciándome el rostro hasta que me quedé dormido.
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