La hermosa casa se vislumbraba a lo lejos pero lo único que contemplaban los ojos de Anna Kamijou era a su hijo practicando Kendo contra el viejo Roble, una mirada triste se reflejó en ella.
-No- Akihiko la volteó a ver mientras ella suspiraba por lo bajo,
-¿Qué pasó?- preguntó pero la abuela lo miró seria mientras Anna llamaba a su hijo quien por el casco no podía escuchar nada.
-Seguro algo malo pasó, será mejor dejar a Hiroki solo- comentó la abuela mientras Akihiko dirigía su mirada violácea a los movimientos bruscos de Hiroki contra el árbol, aquello no era Kendo de seguro.
Usami iba con una idea fija, preguntarle a Hiroki sobre Kiyomi, pero aquella idea se había desvanecido en el camino de regreso a casa pues sus manos estaban completamente rojas de tanto haberlas lavado y aún así se sentía sucio por lo que pasó a la par de Hiroki evitando ser visto y dirigiéndose a la mansión a la cual Anna ya había entrado cada vez más enojada.
Entró en la mansión dirigiéndose inmediatamente al segundo nivel pero no pudo evitar escuchar el grito de Anna Kamijou desde la sala, lo que le hizo detener sus pasos.
-¡Tres días! ¡Sólo vino por tres días y está en el roble de nuevo! ¿Qué le dijiste?- Los grandes ojos achocolatados de Anna miraban a Sato con duda y a la vez enojo.
-Sólo hablé con él sobre sus obligaciones como Kamijou- respondió monótonamente el anciano señor
-¿Le dijiste eso?, genial, ahora sí puedo asegurar que ya no volverá a casa-
-Heredará mi compañía, está obligado a regresar-
-¿Eso crees?, ¿sabes? Puedes ser el rey del Mundo pero eso no hará que Hiroki…
-Él regresará, y sabes que tengo el dinero para hacerlo- se levantó Sato del sillón en el que se encontraba viendo televisión hacía unos instantes.
-Eso no hará que Hiroki te considere siquiera familia- Respondió quedamente Anna enfrentando la mirada de su marido. –Es tú hijo y mío y solo lo vemos cada tres años y estoy segura que no es porque esté ocupado, ¡es por ti!-
-Sabes que solo quiero lo mejor para él-
-Y ya lo tiene, el trabajo que ama y el hombre que ama, ¿qué no estás satisfecho?- respondió la mujer mientras Akihiko desde el otro lado de la pared quedaba escuchando la escena.
-Te voy a decir algo Anna, no; no estoy satisfecho. Porque conozco a mi hijo y lo eduqué para que fuera el orgullo de la familia. Y lo que le ofrezco, va acorde a su sueño.
-¿Eh?- parpadeó momentáneamente Anna mientras Akihiko hacía lo mismo desde su posición.
-Estoy en planes de negociación para fusionar parte de la compañía con la fábrica Usami, heredar la compañía significaría la unión de ambas familias. Creí que era una burla que Hiroki hubiera presentado como novio al hijo de Kanou Usami para que ya no le ofreciera mi compañía; pero sé que esa no es la razón por la que tiene pareja. Por ello sí se casa con el heredero de la compañía Usami, el trabajo que le ofrezco es perfecto para él.
-Sato…
-Y, como egresado de la Universidad de Tokio, siendo la mejor nota en su rama; ser Rector es el sueño de todo ex alumno. ¡Le estoy dando a Hiroki lo que quiere! Y no lo quiere, y no lo entiendo…- Respondió más enojado Sato al tratarle de explicar a su esposa sus motivos, cerró los ojos y suspiró mientras se volvía a recostar en el sofá; la mirada de Anna le había dado a entender que comprendía la situación.
-¿Y por qué Hiroki no quiere?, ¿seguro que le explicaste todo?.-
-Ya lo sabía desde antes de venir acá-
Akihiko se quedó extrañado del giro de la conversación pero no pudo seguir escuchando de ésta pues la conversación se dio por terminada cuando llamaron a Sato y éste salió. Sin emitir sonido alguno caminó lo más rápido que pudo hacia la habitación. Lo que necesitaba ahora no era averiguar la vida de Hiroki sino más bien sacar de su vida la última hora que acababa de vivir.
AxH AxH
Se quitó la máscara para practicar Kendo a penas vio que Akihiko entraba a la casa. En verdad no quería hablar con él, no quería verlo siquiera ya que por culpa de él había vuelto a pelear con su padre.
Suspiró con resignación, en verdad la culpa no era de Usami, era suya por aferrarse al pasado. Frunció el ceño con desgana mientras subía por la puerta trasera hacia el segundo nivel y entraba directamente al baño de su cuarto para encender los chorros de la gran tina. ¿Cómo contrariar a su padre?, era simplemente ilógico que rechazara aquellas ofertas que bien podrían ser el sueño de su vida. Pero para su desgracia el apellido Usami, incluso en su vida profesional le causaba estragos.
Ser rector de la universidad donde vivió su pesadilla de no ser correspondido y ser heredero de la próxima compañía Usami-Kamijou; era lo único que le venía a la mente de las ofertas de su padre. Y siéndose sincero, había intentado desde los veintiuno alejarse de Akihiko y para su desgracia, siempre volvía a aparecer en su camino; siempre.
Salió del baño a buscar en el salón de lavandería una toalla, enfrascado en sus pensamientos que no notó al peligris entrando a la habitación segundos después de él. Por su parte Akihiko le carcomía la curiosidad sobre la conversación que acaba de oír, pero apenas vio la ducha llenándose, le tomó nula importancia y sin pensarlo se quitó la ropa lanzándola lo más lejos que podía para quitarse la sensación del bar introduciéndose lentamente en el agua casi hirviendo. Sentía que le quemaba y le ponía la piel roja pero era una forma de sentirse que eliminaba bacterias que este stripper había emanado en el aire.
Hiroki regresó aún con el ceño fruncido, se había puesto a pensar en todos los momentos en que el escritor famoso estaba de colado en su vida, y estaba consciente que Nowaki lo había dejado por la misma razón, a pesar de los veinte años que lo llevaba conociendo, su vida de una u otra forma se inmiscuía con Usami. Se desvistió sin siquiera fijarse que alguien había apagado la llave del agua y sin reparar siquiera en la persona dentro de la tina, se metió cerrando los ojos; se perjuraba que el idiota de Akihiko aunque se muriera, permanecería entrometiéndose en su vida siendo un fantasma.
-Hola-
-¡Mierda!- abrió los ojos ante la voz ronca de Akihiko que estaba cómodamente sentado del otro lado de la tina.
-Shhh, estoy descansando-
-¿Qu-qué carajos? ¡Akihiko!- le grito Hiroki al contemplar a la pasible figura viéndolo fijamente con una sonrisa de lado, a tal punto que no se atrevía a salir de la tina pues no le quitaba la mirada de encima. Le pasó por la mente pensar que lo acababa de ver entrar a la bañera pero desvió lo más pronto que pudo ese pensamiento para no sonrojarse tal y como lo estaba mostrando ahora.
-¿Qué?-
-¿Q…qué demonios estás haciendo aquí?, automáticamente Hiroki cubrió sus hombros con sus brazos y se adentró en el agua. Quería una explicación ¡y una lógica! Pero la respuesta de Akihiko lo hizo hacer un puchero de disgusto disminuyéndole un tanto sus pómulos rosas.
-Ya te lo había dicho, descansando.- se limitó a responder Akihiko divertido de la vergüenza reflejada en el rostro de Hiroki.
-¿En mi bañera?
-¿Pensé que lo habías hecho para mí?
-Ajá- “tonto escritor sobrevaulado” pensó Hiroki desviándole la mirada, pero sintiendo esos penetrantes ojos calarle hasta los huesos. -Y cuánto tiempo planeas quedarte viendo, ¡fuera!- gritó Hiroki pero para su desgracia Akihiko se acomodó en la misma, no estaba de ánimos para enfrentarse al frío viento de Sitka mientras estaba sumergido en agua casi hirviendo. No podía creer que a Hiroki aún le gustara esa temperatura de agua, de pequeños Tanaka siempre les calentaba a esa temperatura el agua, cuando Usami arrastraba a Hiroki a la tina, después de haberse empapado por la lluvia.
-¿Estás escuchando?-
-¿Eh? Perdón, ¿Qué decías?- respondió Usami despertando de aquel recuerdo.
-Genial, te dejo quedarte y no me escuchas, ¿te pregunté a dónde fuiste?- refunfuñó Hiroki que se había resignado a decirle un “haz lo que quieras” que el tonto de su futuro esposo pasó por alto.
-Sabes, hay cosas que es mejor no preguntar- respondió por fin desviando la mirada, Hiroki lo vio, pensó que esa sería la oportunidad perfecta para irse, pero esa mirada que cargaba Akihiko la conocía muy bien.
-Oye..-
-Pasé la tarde con Kiyomi- contestó por fin, él no era de las personas que se guardaban las cosas, por lo que sin mayor preocupación dijo aquello-
-Ummm-
-¿Por qué no me dijiste que estabas comprometido?- soltó por fin la pregunta que quería hacerle desde que había regresado.
-No, era necesario- contestó dudando de la pregunta de Usami,
-No hubiéramos hecho esta farsa-
-No pensaba casarme con ella de todos modos-
-¿A no?-
-Es solo una amiga-
-Ella no piensa lo mismo-
-¿Eh?-
-Me lo dijo-
-De cualquier forma yo no la quiero como esposa- Hiroki frunció el ceño, Akihiko seguía desviando la mirada y contestando monótonamente, muy inquisitivo para su gusto.
-Claro…-
-Oye, es cierto… la verdad nunca pensé en casarme- respondió Hiroki ante la mueca de mal gusto de Usami que le había contestado sarcásticamente.
-Hm-
-¿Y tú?- Akihiko, se dio cuenta inmediatamente de lo que le estaba reclamando a Hiroki y lo volteó a ver. Esos hermosos ojos marrones eran ahora los que lo miraban tímidamente, sonrió por inercia; adoraba esa fina cara, que desde niños la seguía haciendo; un puchero adorable, cejas levemente fruncidas y una mirada esperando respuesta. Así lo conoció, increíble que después de tanto la cara de niño de Hiroki no hubiera cambiado mucho.
-Pensé eso a los 10-
-¿Ah?-
-¿Recuerdas “el príncipe de la constelación oso y la princesa de la constelación panda”?- Sus ojos violeta dejaron de contemplar al moreno, tragó en seco esperando la respuesta de Hiroki porque por lo menos, para él, sí era importante…
-Mjm, cómo olvidarlo, fue el primer libro que te presté ¿no?-
-Terminaba en el matrimonio de ambos osos, creo que ha sido la única vez en mi vida que he querido casarme- sonrió monótonamente, aliviado de ver que Hiroki recordaba el cuento porque enfrente podría jurar que tenía a la princesa de la constelación panda…
-¿Eh, pero a los diez…-Hiroki calló en lo que analizaba las palabras de Akihiko dándole tiempo a éste de salir de la ducha sin que notara su expresión de cansancio.
Y en lo que Hiroki desviaba la mirada, Akihiko agarraba una de las toallas y se dirigía fuera de la habitación. La verdad no estaba de humor para que Hiroki alegara; toda su vida había sido lo mismo: él le daba una indirecta y Hiroki de una u otra forma lo rechazaba.
Ahora es cuando volvía a recordar por qué se había alejado de Hiroki. Se vistió en silencio mientras se dirigía hacia su cama improvisada sabiendo que aunque Hiroki hubiera entendido la indirecta, jamás le respondería
-Oye Akihiko, puedes pasarme una toalla- respondió Hiroki desde el baño, desconcentrando a Usami momentáneamente-
-Claro- entró al baño y se la dio, no quería demostrarlo pero su disgusto era fácilmente notorio, aunque no podía culparlo; Hiroki siempre había sido ajeno a sus sentimientos después de todo.
-Gracias-
-No hay de qué, ahora si me disculpas, saldré en lo que te cambias.- Hiroki miró extrañado a Akihiko.
-¿Y ahora por qué tan amable?- sonrió sarcásticamente mientras salía del agua colocándose rápidamente la toalla en la cintura.
-Es lo menos que como tu prometido puedo hacer- le dijo desde la puerta
-Es lo menos que como cualquier persona debe hacer-
-Claro, como la princesa de la constelación panda desee- Lo dijo en tono de burla, aunque hablase en serio.
-¡Baka! Además tú eras la princesa-
-¿Desde cuándo?-
-¡Desde que yo lo digo!- Hiroki salió enojado del baño mientras Akihiko reía por lo bajo, la costumbre de él de ser fastidioso y de Hiroki de ser enojado no se les quitarían nunca supuso.
A penas Hiroki hubo terminado de ponerse la pijama, llamó a Akihiko y ambos se acostaron en sus respectivos lugares en un monótono silencio cortado por el sonido de sus respiraciones.
-Oye Hiroki, y no me vas a decir qué pasó entre tú y tu padre- suspiró Akihiko desde el suelo; ahora que recordaba, nadie de la familia los había ido a molestar en un buen tiempo y eso era extraño por lo que rápidamente lo atribuyó a la conversación que había espiado hace unas horas.
-¡Hey y por qué el tema! Frunció el ceño Hiroki acostado desde su posición…
-Se supone que ya que vamos a ser pareja, tengo que saber todo de ti, desde cuántos lunares tienes hasta cuántas veces al día te mastur…
-ya entendí, ya entendí- Para la lengua suelta y desvergonzada que tenía Akihiko, era mejor contestar. –sabes que mi madre te considera su segundo hijo ¿verdad?, pues si no lo recuerdas, de todo el tiempo que pasabas en mi casa, nunca viste a mi padre-
-Es un hombre de negocios como el mío-
-Sí, pero a diferencia de Usami Kanou que te dejó independizarte, mi padre me sigue viendo como su marioneta personal que seguirá sus pasos- respondió cerrando los ojos molesto, aunque consideraba un milagro haber podido seguir literatura en la Universidad, claro gracias a su madre.
-¿Acaso te olvidas que seguí Derecho por complacerlo?-
-Sí, pero no te obligó a heredar su compañía, ni te obligó a casarte, ni te obligó a todas esas clases que yo de pequeño tuve-
-Mmmm, ¿te obligó a casarte?-
-Entre el montón de cosas que te dije, sí; pero como todo lo demás, ya me alejé de eso- respondió escuetamente Hiroki y volvió a reinar el silencio entre ambos. Silencio que duraba cada vez más, solo conscientes de sus respiraciones.
-No creo que te hayas alejado, después de todo nos vamos a casar no- respondió burlonamente Akihiko ante la situación en la que se encontraban.
-Mjm, supongo entonces que debo agradecerte, una cuestión menos por la que mi papá ya no me odia.-
-No creo que tu papá te odie del todo, te está dando todo lo que tiene ¿no?- respondió al recordar la conversación que había escuchado en secreto.
-No me malinterpretes pero no quiero todo lo que me da, eso no me haría feliz, como él supone.- bufó Hiroki recordando esa excusa que su padre le ponía cada vez que charlaban. El silencio se volvió a hacer presente pero Usami lo cortó de inmediato
-y, Hiroki… ¿qué te haría feliz?- Hiroki abrió los ojos al escuchar las palabras de Akihiko, mientras su corazón se detenía por un segundo. Chasqueó la lengua, esa pregunta era un tanto estúpida. A la mente le volvía el recuerdo que siempre soñaba...