Caminaba por los pasillos de su Universidad, que le traía tan dolorosos recuerdos, había seguido la carrera de abogado, alejándose cada vez más de su moreno amor platónico que había seguido la carrera de Literatura, en ese tiempo el publicar libros, las exigencias de la universidad, y la sustitución de Hiroki por Takahiro definitivamente había destrozado su relación con Hiroki; pero ahora era diferente, casi diez años después era total y completamente diferente.
-Buenos días, caballero, ¿le puedo ayudar en algo?- respondió la secretaria dentro del salón de Rectoría, la más alta autoridad dentro de la Universidad.
-Sí, me es importante hablar con el Rector en privado, no tengo cita previa pero sería tan amable de decirle que necesito que me atienda, es con carácter urgente-
-Por supuesto sólo dígame su nombre- respondió amablemente la secretaria levantándose de su asiento para dirigirse a la puerta principal del Rector de la Universidad de Tokio.
-Usami A; no, dígale por favor que es un exalumno de Derecho- sonrió Akihiko a lo que ella asintió y se dirigió directamente a la gran puerta de caoba para con un poco de miedo abrirla e informar del visitante.
Pocos segundos después, la secretaria salió de la inmensa puerta para dirigirse hacia su escritorio en donde se hallaba Usami esperando.
-Disculpe la demora, ayer fue nombrado Rector y se encuentra algo ocupado pero puede atenderlo siempre y cuando sea por breve tiempo, si no me pidió que por favor apuntara su nombre para poder concertar una cita lo antes posible- indico la secretaria a lo que Akihiko frunció levemente el ceño, cambiándolo luego por una sonrisa amplia
-El tiempo que tarde depende de él, feliz día- respondió escuetamente y sin decir más se dirigió hacia la gran puerta alterando a la secretaria quien no pudo dirigirle palabra alguna a quien se ya había entrado sin siquiera tocar la puerta. Su semblante cambió a preocupación mientras contemplaba como la puerta se cerraba.
-¿Qué dijo el ex alumno, pasara ahora?- respondió sentado en su elegante silla mientras no despegaba la vista de los papeles que tenía enfrente.
-La verdad, ya entré- sonrió, lo que hizo que Hiroki dejara de analizar el papeleo y dirigiera su vista a Usami.
-Akihiko- el aludido colocó su mano tras su espalda y hecho cerrojo a la puerta mientras caminaba hacia el enorme escritorio en el que se encontraba sentado el nuevo Decano General de la Universidad.
-Felicidades por tu primer día como Rector- esbozó poniendo encima del escritorio del moreno un pequeño maletín del cual sacaba una botella de Champagne y un par de copas de cristal.
-¿Por qué no dijiste que eras tú?-
-Supuse no me dejarías pasar- dejó la botella a un lado mientras daba la vuelta quedando del mismo lado del escritorio que Hiroki quien soltó una pequeña risa resignada. Akihiko representaba una enorme distracción para él y su nuevo trabajo, que apenas acaba de comenzar esa mañana, si la secretaria le hubiera avisado que era Akihiko probablemente el hubiera salido de la oficina a decirle que no tenía tiempo y que se verían en la casa pero ahora el peliplateado estaba frente a él con una sonrisa seductora en sus labios y una mirada tan fija que le incomodaba.
-Supusiste bien, Akihiko yo…- Usami no quería escuchar reproches ni reclamos por parte de Hiroki, si estaba cien por ciento seguro que el que debía reclamar aquí era él. Desde que el padre de Hiroki hubo arreglado todo para que Hiroki tuviera ese nuevo trabajo, a penas y Hiroki se había molestado en hablarle; entre reuniones para saber cómo tomar el cargo, empacar y renunciar a la Universidad Mitsuhashi, lidear con la prensa por ser el Rector más joven de aquella tricentenaria Universidad, y acomodarse para empezar sus funciones; Hiroki a penas y había tenido tiempo para estar con su recientemente esposo. Por ello a penas había visto la hermosa boquita de Hiroki abrirse, si pensarlo dos veces se había inclinado hacia el asiento del moreno para callarlo con sus labios.
Eso era lo que había necesitado desde que se había levantado, pero para su desgracia desde la mañana que Hiroki no se encontraba, así que aprovecho para cobrarle el beso que le debía de buenos días, de hasta luego, de te amo y de prácticamente todas las semanas en que había estado ocupado preparándose para su nuevo puesto. Solamente había juntado sus labios, cerrando los ojos y sintiendo los cálidos labios del moreno sobre los suyos, se separaba levemente y los volvía a juntar relamiendo la comisura para que Hiroki los abriera, cuestión que el más bajito hacía a penas sentir aquella húmeda sensación. A penas Hiroki abrió su boca Akihiko enredo su lengua con la ajena, sintiendo esa sensación placentera de acariciar suavemente cada rincón de esa hermosa boca que empezaba a emitir leves sonidos parecidos a gemidos que Hiroki de inmediato callaba.
Hiroki hizo ademán de separarse por falta de aire pero Akihiko se negaba a soltarlo mordiendo suavemente su labio inferior y estirándolo, provocando que el moreno se quejara; Hiroki, cuando ya no pudo aguantar la falta de aire tomó a Akihiko levemente de su pecho y lo separó por instantes en que el peliplateado se dirigía directamente a su cuello pasando su nariz fría por este y provocando que el moreno temblara levemente.
-Akihiko ya..- intentó detenerlo al sentir como el calor del aliento del contrario se posaba justamente debajo de su oreja. Respiró entrecortadamente al sentir de nuevo la lengua de Usami pero esta vez en su cuello, saboreándola dando besos en donde pasaba su lengua y succionando de apoco cada que podía.
-Mjm, esto te va a dejar marca- comentó satisfecho Usami y Hiroki de inmediato lo aparto al recordar que estaba en su oficina y que ahora gracias al ojivioleta tenía un enorme chupon rojo en su cuello-
-¡Bakahiko!- Pero el mencionado no le hizo caso alguno; ¿acaso sabía Hiroki desde hace cuanto que no lo hacían?, solo porque le había marcado la piel no era suficiente excusa para seguir con lo que había planeado hacer desde un principio. La botella de champagne era una excusa pero ver a Hiroki ya ruborizado le hacía pensar que ya no era necesaria. Hiroki en verdad había sido oportuno al separarlo pues ahora su visión era un hermoso moreno sonrojado hasta las orejas, con el labio inferior mordido y un chupón en el cuello; la visión perfecta… hasta ahora.
Usami empezó a quitarse el saco dejándolo tirado a un lado y a desabotonarse la camisa blanca de manga larga que traía, dejando ver de apoco su pecho blanco lo cual hizo a Hiroki desviar la mirada hacia otro lugar, específicamente hacia el enorme ventanal que estaba justo detrás de su escritorio. Akihiko reía inconscientemente, llevaban más de medio año como esposos pero aún así Hiroki seguía mostrando su faceta avergonzada; realmente era encantador ver a Hiroki siendo tímido cuando Akihiko a penas y había descubierto su piel. Sin querer esperar más se quitó la camisa y se inclinó levemente hacia Hiroki de nuevo, besando su cuello ya que Hiroki había desviado su mirada hacia el ventanal.
-Aki-… la puerta-
-cerrada con llave- Hiroki suspiró, no sabía si era por lo que Usami le dijo o por sentir cómo Akihiko le comenzaba a quitar el saco que llevaba puesto y desabotonar igualmente uno a uno los botones de la camisa; acto que agradeció el moreno, porque conociendo a Usami y como lo había tratado desde que se confesaron sus sentimientos, era más que sabido que le arrancaría la ropa a tirones; sin embargo, Usami se concentraba ahora en el beso de su cuello mientras con cuidado le quitaba la camisa. Era increíble sentir los besos húmedos sobre su piel por lo que Hiroki lo único que podía atinar a hacer era pasar sus manos por el cuello ajeno y atraer esa boca que se esmeraba en complacerlo. Era entonces cuando oía su propia respiración errática que Usami se esmeraba en sacar y con un repentino escalofrío tapaba su boca con una de sus manos.
-No hagas eso- reprimió de pronto Usami que había terminado de desabotonar la camisa, quitó la mano del moreno de su boca y paso sus frías manos por los hombros de Hiroki provocándolo otro escalofrío que el mayor notó, sin embargo no se detuvo en bajar la blanca camisa, dejando al descubierto esa piel morena que se movía acompasadamente con la respiración no tan controlada de Hiroki. Ante aquella visión perfecta que ofrecía el moreno, se hincó y de su cuello paso al pecho de Hiroki colocando sus manos alrededor de la cintura del moreno.
Sonrió mientras besaba con atención la piel morena que encontraba a su paso, hubiese pensado que Hiroki pondría oposición a lo que hacía pero al ver que no había siquiera alegado, o al menos no mucho, le hizo pensar que no era el único que en verdad necesitaba hacer el amor; después de todo, ya había transcurrido una semana desde la última vez y para Akihiko, eso ya era una tortura. Pronto pasó su boca por el pezón derecho del moreno el cual atrapó con sus dientes.
-¡Ah..ah!- en verdad intentaba pero no podía pronunciar palabra alguna al momento de sentir aquellos dientes sobre su pezón. Tensó su cuerpo y a cambio escuchó el sonido de un tierno beso dado a su botón palo rosa que lo hizo sonrojarse inmediatamente
-¿se siente bien?- pregunto con una sonrisa pícara y en respuesta Hiroki frunció levemente el ceño el cual no logro mantener cuando una de sus manos de AKihiko pasó por el pezón izquierdo del castaño acariciándolo con su dedo índice y pulgar, haciendo pequeños círculos que hicieron en un instante que se pusieran erectos. Hiroki suspiro al sentir las frías manos de Akihiko haciendo ese movimiento circular y constante; pero su atención dejó de enfocarse en ello cuando reparó que empezaba a sentir como comenzaba a despertarse su miembro.
La lengua de Akihiko pasaba con parsimonía sobre los botones rosas de Hiroki que tanto le gustaba tocar, era siempre lo primero que hacía al hacerle el amor, eran simplemente perfectos y ahora más que se resaltaban sobre su pecho desnudo. Pasaba entonces su mano por encima del pecho que no succionaba, para sentir bajo su palma como aquel botoncito rosa resaltaba por sobre su piel. Hubiese querido quedarse así para siempre si fuese posible pero la erección que se comenzaba a formar en su pantalón le pedía hacer otra cosa.
-Mmmn- pronunciaba levemente mientras dirigía sus manos al cinturón de Hiroki y bajaba el cierre del pantalón, encontraba entonces la tela blanca que cubría el abultado miembro del moreno. No podía evitar pasar su mano por encima de la ropa interior visible de Hiroki y sentir como ese delagado cuerpo culminaba en un semi erecto miembro que sobresalía por sobre la tela blanca, justamente en la única parte del pantalón que había quitado. Metió su hábil mano por los pliegues de la ropa interior sacando así el miembro de Hiroki.
-¡Aghr!- suspiró audiblemente el moreno quien había sido espectador de Akihiko y su entretención principal que resultaba ser el cuerpo del moreno. Hiroki cubría su boca con el dorso de su mano mientras contemplaba la escena de cómo Usami había pasado su lengua y sus manos por sus pezones y bajado poco a poco hacia su pantalón. Hiroki se le hacía la visión perfecta, como la mirada concentrada de Usami era igual a la de sus libros, podría hasta jurar que Usami se encontraba en su propio mundo, cuando leía los libros de Hiroki con admiración; simplemente que ahora lo que Akihiko veía con admiración no eran precisamente sus libros. De pronto perdió la concentración al ver como Usami abría su boca y metía la punta de la cabeza de su miembro dentro.
-¡Aki!- instintivamente mordió el dorso de su brazo para no terminar gimiendo el nombre de su esposo y con la otra mano libre tomaba los cabellos plateados de Akihiko, haciendo leve presión para que no siguiera; porque por muy masoquista o pervertido que sonara, Hiroki prefería que Usami se quedara entretenido por un tiempo con la punta de su pene.
Por su parte el ojivioleta sabía perfectamente esa acción del moreno por lo que con sus manos frías agarro el falo de Hiroki y acarició la base de su miembro, pasando sus finos dedos por la piel sensible y suave de Hiroki, la sensación era tan cálida que si lo presionaba una milésima más podía sentir perfectamente los latidos del corazón del moreno, cómo la sangre bombeaba a tal velocidad que poco a poco se iba endureciendo. Era entonces que Akihiko aprovechaba para jugar con la punta de Hiroki, doblando su lengua para que cupiera perfectamente por el pequeño orificio que adornaba su pene. Escuchaba entonces un suspiro de satisfacción y sabía que Hiroki disfrutaba de aquello.
Presionó levemente sus labios apretando la cabeza del miembro ya más erecto del moreno y sacándolo un gemido sonoro, por lo cual se disculpaba mentalmente, pues a este punto ya le empezaba a dólar su erección desatendida. Akihiko bajó su mano por su pantalón y sin mucho esfuerzo logro bajar el cierre de éste, pero antes que pudiera tocarse él mismo; se detuvo fugazmente para sacar de su bolsillo el condón que había traído para la ocasión. Solamente uno, porque tenía otros planes para el semen del moreno. Y , mientras engullía por completo el pene de Hiroki con ambas manos libres sacaba el condón de su empaque y se lo colocaba despacio, procurando que quedara lo mejor posible, al lograr meterlo no podía evitar pasar su mano por toda su extensión sintiendo como su miembro se encontraba igual de erecto que el que tenía en la boca.
Hiroki suspiraba al tener la visión erótica de Akihiko tocándose a sí mismo; era simplemente perfecto, pero volvía su pensamiento al sentir que una de las manos de Akihiko comenzaba a acariciar más su miembro, esas manos frías que tanto adoraba y amaba, que tocaban con sumo cuidado su cabeza, que le secaban las lágrimas cuando lloraba de felicidad, de dolor, de tristeza; esas manos frías que tocaban sus pezones cada que podía y a veces sin siquiera involucrar sexo, solamente por el hecho de consentir los caprichos de Usami; esas manos frías que ahora lo masturbaban era las que adoraba y no podía evitar agarrar los hermosos cabellos peliplateados de Usami y resbalarse un poco sobre su silla para acomodarse y empezar a mover su cadera de a poco, para no ahogar a Usami, para controlar el ritmo que se aceleraba pero más que nada para alargar el tiempo de la felación que estaba recibiendo.
-Mnnn ahjh mmn- Akihiko sacó un momento el miembro del moreno para poder tragar el líquido pre-seminal que comenzaba a salir, y es que esa sensación de tener en su boca el pre-semen que él había logrado sacarle a Hiroki era simplemente adictivo, por lo que lo retenía en su boca por un momento y despacio lo tragaba viendo así a Hiroki por primera vez desde que había empezado. Sonrió; Hiroki tenía los ojos húmedos, la boca tapada por el dorso de su mano y las mejillas tan rojas que lo rojizo llegaba incluso a su pequeña nariz y sus orejas. No pudo evitarlo más y se levantó de su asiento atrapando en un beso fugaz los labios del moreno mientras le pasaba un poquito de su propia esencia a la boca ajena.
-Mnghn,- tragó el moreno mientras sentía su miembro ponerse más erecto si eso se podía, incluso no pudo aguantar y mientras profundizaba su beso, tomaba su propio miembro para empezarse a masturbar dejándose llevar por la boca ajena; por su parte Akihiko había notado aquello por lo que colocó una rodilla en la enorme silla para que así sus miembros estuvieren más cerca, agarró la mano de Hiroki y la llevo justo a su miembro mientras el tomaba el del moreno. Quedándose así por unos instantes, sintiendo sus lenguas envolverse unay otra vez mientras acariciaban el miembro ajeno.
-Aki… aghh… agh… hiko- pronunciaba entre susurros Hiroki que volvía a expulsar pre-semen
-No… ahh… te corras aún- Usami volvió a hincarse y dejó a un lado el pene de Hiroki, para sacar y tomar con su boca uno de los testículos del moreno; suficiente para que en vez de acariciar su miembro empezar a tirar de él lo más rápido y fuerte que podía logrando así expulsar toda su semilla dentro del condón que se había puesto, soltó el testículo de Hiroki y cayó a la par de su muslo recuperando su respiración agitada.
-Ahgh…- Hiroki iba a hablar pero Usami al apenas notarlo, y sabiendo lo que el moreno le pediría, esbozo una amplia sonrisa y con sus brazos tomó la cintura del moreno hacia la orilla de la silla y para sorpresa de Hiroki, Akihiko volvía a meter su miembro a su boca y alzaba su mano hacia el escritorio, alcanzando la botella que había traído y abriéndola sin mucho cuidado.
-¿Me haces un favor?- comentó pícaramente mientras Hiroki intentaba recuperar el aliento que no tenía mientras lo miraba confundido, Akihiko agarró con su mano libre el miembro de Hiroki al cual se le podían notar ya las venas sobresaliendo de la delicada piel, y posó delicadamente sus labios en la punta del pene de Hiroki acercando entonces la botella. –La boca de la botella es pequeña, intenta venirte despacio-
A penas Hiroki escuchó aquello sus ojos chocolate se abrieron de golpe, asustándose por la petición de Akihiko pero no le dio tiempo a reclamar al sentir que los dedos fríos de Usami pasaban rápidamente por toda su extensión no dejándole tiempo a pensar bien aquello-
-¡Ya! Ahh..ha..agh…des…pa… ah.. Aki- Akihiko detuvo su mano y Hiroki cerró sus ojos con fuerza mientras poco a poco el líquido blanco iba saliendo despacio y cayendo directamente por la boquilla de la botella. Akihiko miraba absorto aquella imagen mientras Hiroki aún con los ojos cerrados controlaba con todas sus fuerzas posibles el expulsar todo de un solo, sintiendo tortuosamente como retrasaba su orgasmo para dejar salir su semen lo más despacio que podía, sintiendo los dedos fríos de Usami presionar la punta de su miembro limpiarla con su dedo pulgar al haber terminado. Abrió los ojos y lo primero que vio fue a Usami con una sonrisa amplia y seductora pasar su lengua por su pulgar, y sin dirigirle aún palabra alguna Akihiko se volteaba para servir champagne en una de las copas que había traído, dejando ver un tono más claro en el vino rojo tinto sabiendo perfectamente a qué se debía.
-Tú… - Hiroki frunció el ceño al ver la sonrisa divertida de Akihiko que había notado la expresión con que Hiroki miraba la botella. Definitivamente era imposible no amarlo a él y sus sonrojos evidentes, y su seño fruncido y su sorpresa al ver como tomaba tranquilamente de aquella copa de cristal.
-¡Hey! ¡espe!- unos labios sellaron los suyos mientras Hiroki pasaba de alarmado a petrificado con las acciones tan impulsivas que siempre caracterizaban a su antigua amor platónico. Sintió entonces como un fino líquido pasaba de la boca de Usami a la suya; un sabor dulzón, y se alegraba interiormente, porque su esposo podía ser un Bakahiko muy grande por haber hecho todo lo que hizo, pero a su parecer y por raro que sonase, sentía que ésa era una de las formas más románticas en que Akihiko le decía que lo amaba.