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The Proposal por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Ya sé, ahora respondo reviews primero y  luego publico o si no nunca! xD lamento haberlas hecho esperar de nuevo u.u pero heme aquí, con un (creo) penúltimo capítulo cortito O.o vamos llegando entonces a la recta final! Y yo que tantas ideas tengo para esta pareja, supongo irán para la segunda ronda! Bueno chicas nos leemos al final Besoooo

Hiroki nunca había sentido un viaje tan corto, había tardado aproximadamente cuatro horas en llegar a Japón pero la mayor parte del tiempo se había consumido en quedarse ido pensando en Akihiko y lo que sentía por él; pero aún más importante, qué iría a pasar cuando lo encontrase.

Había llegado a Japón sin tener siquiera un plan, más que un reclamo por desvelar el fraude y probablemente mentirle en una nota; aunque para lo segundo no tuviera fundamento, a cada minuto que pasaba Hiroki presentía cada vez más que la nota había sido una mera distracción.  Echó su cabeza atrás cerrando los ojos instantáneamente, dejando emitir un sonoro suspiro  mientras inconscientemente cerraba sus puños.

Un jueves 30 de junio, después de su curso de Kendo, cuando aún no comenzaban las lluvias típicas de verano.  No era necesario ver su celular para corroborar qué fecha era hoy, su memoria le hacía el favor de recordarle todos los años al niño de ojos violetas que encontró en su base secreta.  Soltó un leve sonidito de risa, ésa no era la única fecha que recordaba:  su cumpleaños, el único campamento al que fueron de niños, el primer día de San Valentín que pasaron juntos, la fecha en que le regaló a Suzuki-san, la fecha en que entraron a la casa de la millonaria Nakamura,  la fecha de la primera publicación del libro de Akihiko;  si hacía cuentas recordaba hasta la más estúpida fecha siempre y cuando le trajera a la memoria a Akihiko, y aquello incluía aquél catorce de febrero en que se hizo pasar por Takahiro.

De verdad lo amaba ¿no?, Hiroki abrió los ojos de apoco mientras mantenía la vista fija hacia arriba, toda una vida tratando de huir de Akihiko ocultando sus sentimientos no correspondidos y en tres días, se encontraba yendo tras de Akihiko… “todo es su culpa” se repetía mentalmente mientras automáticamente dibujaba una sonrisa inconsciente en su rostro, se lo diría; aunque la nota fuera una total mentira y prácticamente fuera la excusa para que Akihiko se alejase de él, no importaba, ahora que Akihiko había tomado su decisión de separarse, aquella era la única oportunidad que Hiorki hallaba coherente para decir lo que calló hacía tanto tiempo.  Se lo diría y por fin, sus vidas tomarían rumbos distintos como se suponía siempre debió ser.  Su vista fija al techo se desvaneció por un instante para bajar su mirada ahora cristalina hacia su celular, corroborando que hoy era 30 de junio.

-Kamijou sama, ya puede bajar del avión-  Hiroki reaccionó de inmediato ante el piloto del avión, difuminando una ligera mueca de aprobación, sintiendo como al parpadear sus largas pestañas se encontraban húmedas, suspiro molesto porque comenzaba a sentir ese sabor amargo a tristeza que se había esfumado en esos tres días en que había tenido tan de cerca a Akihiko.  Por fin, del mar de sentimientos incomprensibles que tenía, ése salía a luz; sin embargo no era tiempo para aquello, si Akihiko iba a ser deportado significaba que probablemente en un par de horas él tomaría vuelo y sin sus documentos aún, sería prácticamente imposible seguirlo.

Se bajó del avión, sin necesidad de detenerse en el camino por sus maletas, las cuales obviamente no había tenido tiempo de empacar, por lo que contaba solamente con su billetera, y un elegante traje formal que había olvidado quitarse.  Atravesó el gran aeropuerto topándose inconsciente con algunas personas en el camino; mientras intentaba dirigirse a la salida en donde había una cola enorme de taxis amarillos esperando.  El primero que vio frente suya fue el que decidió tomar, y la primera dirección que le vino a la mente fue Inmigración; pues el responsable de traer de regreso a Akihiko a Japón había sido nada menos que el dueño de aquella oficina en que había comenzado todo.

Había transcurrido un poco más de mediodía, cuando llegó a la oficina de Gilbertson que se encontraba tranquilamente ordenando su papelería sobre el escritorio, algunas personas fuera de la oficina se le habían quedado viendo, pues Hiroki sin mediar palabra había atravesado prácticamente Inmigración no importándole si nadie le había dado permiso para entrar al área donde solamente se permitían trabajadores de la institución.  Dos fuertes golpes a la puerta y Gilbertson notó a Hiroki tras la puerta de vidrio, dibujando una sonrisa socarrona se dirigió a abrirle.  Esos ojos vidriosos y ceño fruncido que tenía enfrente le daban una muy buena idea de qué iba a preguntarle.

-¿Dónde está?-

-¿Te refieres al criminal?-

-De Akihiko estoy hablando, Sobornador- se cruzó de brazos y la sonrisa socarrona de Gilbertson se esfumó

-Llámame como quieras, no quita el hecho que Usami se entregó sólo y yo… solo cumplo con la ley-  Le devolvió la mirada retadora que Hiroki desvió inmediatamente, Hiroki sabía que estaba en desventaja, necesitaba información y no venía precisamente para reclamarle al sujeto con complejo de superioridad que tenía enfrente.

-Sólo, dígame dónde está- se limitó a decir, Gilbertson por su parte amplió su sonrisa, porque ver a Hiroki en ese estado solo podía significar que en aquella lucha indirecta que tenían, él había ganado.

-Mmm, tiene hasta mañana a las 7 de la mañana para irse a Inglaterra, le dejé el día para que empacara- respondió tratando puntualizar su muestra de falsa compasión lo cual solo causó que Hiroki lo ignorara prácticamente dándole la espalda para salir de aquel lugar.

Una vez fuera las preocupaciones del castaño se desvanecieron de apoco, ya que tenía tiempo suficiente de ir a su apartamento.  Recordando exactamente dónde quedaba, tomó el tren bala y en media hora se encontraba frente a su puerta, Hiroki se detuvo un instante antes de tocar la puerta cuando cayó en la cuenta de la situación en la que se encontraba, ¿de verdad iba a hacerlo? Respiró profundo, ahora ni siquiera sabía si quería escuchar la respuesta del peliblanco respecto a la nota, la huída, la cancelación, todo.  Tocó un par de veces esperando le abrieran, pero no hubo respuesta.  Tal vez no había escuchado, pensó, así que volvió a tocar la puerta un poco más fuerte que la vez pasada y volvió a esperar por más tiempo pero, aun así no le abría.

Sus orbes castañas denotaron preocupación por lo que sacó su teléfono celular y marco el número que recordaba de memoria aunque nunca lo hubiera marcado; escuchó un par de veces el sonar de la llamada entrante pero no obtuvo respuesta, suspiró.  Iba a irse cuando recordó que el casero del edificio tenía una llave extra por lo que, bajó por ésta.   Al subir de nuevo a la puerta de Usami, abrió la puerta de la casa, y puso un pie adentro, momento, ¿estaba entrando en una casa ajena sin permiso? Agrando sus ojos achocolatados y de un portón cerró la puerta quedándose de nuevo afuera.

-¿Qué me pasa?- se dijo a sí mismo, mientras se recostaba tras la puerta, tal vez era el hecho que aquello era incorrecto, o tal vez era una excusa para no querer verlo puesto que entrar a su casa no daría problema alguno por ser al menos un conocido para Akihiko porque ahora ya no sabía si Akihiko lo quería siquiera como amigo, o cómo qué… de pronto cayó en la cuenta que había somatado la puerta lo que hacía obvia su presencia en la casa de Akihiko por lo que suspirando resignado volvió a abrir la puerta y se encontró con un cuarto claro por las luces de la tarde, sin embargo había un silencio sordo que le preocupó.

Lo primero que vio fue la sala el comedor y la cocina que, por su ubicación, se podían ver en todo el primer piso, Hiroki camino hacia las habitaciones de abajo mientras el silencio total de la casa le daba a entender que muy probablemente no estuviera en ella, hasta que recordó que faltaba el lugar más importante de seguro en donde él se encontraba.  Vio las gradas hacia el segundo nivel y se dirigió hacia ellas, visualizando desde arriba la habitación de Usami; recordaba vagamente haber estado en aquel apartamento que adquirió Akihiko cuando ambos cumplieron 17, Akihiko era demasiado predecible pues con una sola mirada a la casa se había dado cuenta que nada había cambiado.

Subió las escaleras y se detuvo frente a la puerta del cuarto, podía jurar que encontraría a Usami empacando todos sus juguetes, respiró profundo y tocó la puerta pero ésta no se abrió, un poco más molesto tocó de nuevo sin obtener respuesta alguna.  Su paciencia estaba llegando a su límite, por lo que sin considerar de nuevo la abrió y vio el cuarto en completa oscuridad con  un enorme bulto durmiendo en la cama; Hiroki lo miró atónito ¿en verdad estaba durmiendo? ¡si le dieron menos de 24 horas para marcharse!,

-¡Akihiko!- encendió la luz para proceder a despertar al holgazán que se hallaba entre las cobijas pero  quedo en el marco de la puerta.  Mientras miraba un par de ojos negros y una carita felpuda coquetona entre las sábanas,   Hiroki pestañeó un par de veces acercándose inconscientemente al oso de felpa que se hallaba perfectamente acomodado en la cama, solamente con la cabecita fuera de las cobijas.

Sus avellanados ojos no lo podían creer, era nada más que el adorado oso de felpa que le había regalado a Akihiko, Suzuki-san, ¿aún lo conservaba? Su corazón se detuvo por un milisegundo en que su piel se erizaba y sentía arder su rostro.  Se dirigió inconscientemente a su peluche y al tocar su suave piel no pudo evitar sentir un escalofrío enorme que le hizo quitar la mano de nervios.  En verdad no lo podía creer, por un momento se fueron sus preocupaciones quedando ido en Suzuki y cómo éste se encontraba en las mismas perfectas condiciones en que se lo había dado.

-Akihiko- susurró a la habitación vacía, dándose cuenta hasta ese momento que seguía solo en el gran apartamento.  Desvió su rostro de Suzuki y miró la habitación dándose cuenta de ello y formulando otro lugar en el que el peliplata podría estar, aunque era obvio que el único lugar en el que debería estar por su actual situación era en su apartamento arreglando sus cosas.

El primer lugar que le pasó por la mente fue Marukawa Shoten en donde posiblemente Akihiko estuviera matando a Isaka por haberlo metido en esto, tal como le había explicado anteriormente.  Buscó en la página web de la editorial el número y llamó a las oficinas trasladándolo con Isaka inmediatamente.

-¿Isaka-san?-

-¿Hiroki?- habló el aludido a través de la línea mientras Hiroki caminaba fuera del apartamento de Akihiko.

-Con que sigues vivo-

-Y por qué no iba a…. espera, ¿Akihiko regresó a Japón?-

-Sí, pensé que ya se encontraba contigo, pero como sigues respirando..-

-¡¿Viene para acá?!Eh, ¡espera detenlo! Sé que dijo que se lo dijera a Asahina, pero no pude..

-¿Eh?, para empezar no está conmigo- Interrumpió el sermón que empezaba a dar Isaka a través de la línea.

-¿Ah no? ¿Y dónde está?-

-No lo sé, por eso te llamaba… espera- respondió Hiroki mientras ya abajo en el lobby le devolvía la llave al conserje y le pedía que se comunicará con él si el dueño del penthause volvía a su hogar, le dejó su número apuntado y volvió a hablar con Isaka, -va a ser deportado mañana y no lo encuentro- mencionó con un sentimiento de vacío al escuchar sus propias palabras

-Yo… es mi culpa- escuchó Hiroki del otro lado de la línea, -haré lo que pueda para buscarlo-

-De acuerdo- se despidió de Isaka y cortó la llamada mientras quedaba parado fuera del edificio de Usami sin saber qué hacer. Usami podría estar prácticamente en cualquier parte, pero estaba seguro que conocía al peliblanco y él no era de las personas que se iba a un parque a llorar porque su Mundo se acababa.

Tragó en seco, dirigiendo sus pasos a la biblioteca central, el único lugar con suficientes libros que el escritor usaba como salida cuando no tenía inspiración para escribir.  Sin embargo detuvo sus pasos a medio camino, no, había otro lugar que tenía más libros que la biblioteca central, “tu maniática colección no se compara con las librerías que hay por allí” una débil sonrisa fugaz apareció en su rostro y retornó sus pasos a la universidad Mitsuhashi, intentó llamar a Miyagi pero la hora le indicaba que estaba dando clases de Historia por lo que una vez le bastó llamar y lo siguiente que hizo fue dirigir sus pasos hacia la universidad.  Al llegar vio su puerta entre abierta, Miyagi jamás la dejaba así, por lo que exhaló un suspiro de alivio y tomo la perilla de la puerta; era increíble que hacía tres días hubiese estado él dentro y Akihiko entrara a la misma habitación para darle un giro de 180 grados a su vida; y ahora sería otro giro pero él sería quien abriría la puerta.

Empujó levemente ésta dejando a su vista la enorme pila de libros que siempre cargaba en su escritorio; el olor a cigarro inundaba el ambiente, pero era opacado por los enormes ventanales que dejaban ver a una figura fina ojeando sus libros. Suspiró

-Oye, no deberías estar aquí, ¿lo sabes?- habló calmadamente, -y menos ojear libros ajenos…-

El aludido se ruborizó inmediatamente al ser pillado en la oficina de profesores, dejando el libro a un lado; quería darle una sorpresa a su amante apareciendo en su oficina pero había olvidado que ésta era compartida.

-Takatsuki Shinobu-

-Demo, digo Kamijou-sensei-  hizo una referencia tratando de opacar su sonrojo evidente mientras hacía ademán de irse.

-Espera, solo… ¿no has visto a nadie más entrar aquí?- el aludido se quedó estático al ver la apacible figura del tan afamado demonio Kamijou, que en más de una ocasión le había lanzado libros desde su primer año de carrera hasta el último.

-Ehh, no, aparte del viejo, quiero decir Miyagi-sensei- cerró sus ojos fuertemente por la torpeza que había dicho pero Hiroki ignoró aquel hecho después de todo, Bakahiko también era un apodo que inevitablemente lo decía.–

-Gracias- fue simplemente lo que dijo retirándose del lugar con unos azul marino confundidos.  Salió de su universidad sin pista alguna de Usami, cuestión que lo dejaba más frustrado, ya faltaba aproximadamente una hora para que anocheciera y no había rastro de él.

Su vista fija al cielo, pedía por un milagro, aunque fuera una corta señal que diera con el paradero de Akihiko, en verdad no tenía idea alguna donde podría estar y su cabeza vista al cielo bajó al suelo; tal vez, solo tal vez debería dejar las cosas como estaban, quedándose con una nota de engaño o verdadera; con un sentimiento correspondido o el agradable sentimiento de la duda para no sufrir por una mentira; con las palabras en la boca, en vez de la mueca de disgusto al ser escuchadas y rechazadas por el otro; tal vez, debería quedarse así como estaba con sus hermosos ojos derramando lágrimas de nuevo.

Ya no quería llorar, le pesaba demasiado que en tres días, aquel sentimiento que le había costado tanto tiempo en socavar se estuviera desbordando con cada minuto que pasaba, emitió un pequeño suspiro entrecortado mientras paraba sus lágrimas con el dorso de su mano.  Sonrió, tal vez un conjuro de Usami para no llorar sería bueno en ese momento… abrió sus ojos llorosos de par en par; y sin pensarlo dos veces caminó y conforme lo hacía comenzó a correr hacia el lugar que, apostaba su vida, ninguno de los dos había visitado desde los 16 años.

cuando me siento agotado y en apuros siempre voy a ese lugar, mi base secreta.  Que se encuentra pasando un túnel verde…En donde, en medio de los árboles se puede ver el cielo, el verde, azul y blanco; es precioso”

Se dio cuenta que aquel pequeño agujero por el que pasaba perfectamente a los 10 años… era igual de perfecto para su edad ahora, lo cual le hizo bajar su autoestima inmediatamente, ¿en serio era igual de delgado?, cruzó sin problemas y lo primero que se topó fue un enorme bosque perfectamente cuidado, los árboles, aunque él hubiera crecido, seguían viéndose igual de inmensamente altos como los recordaba y ése túnel verde no había cambiado en absoluto.  Los colores del atardecer eran hermosos y el frío viento que se colaba ya  a unos minutos del anochecer le indicaban que comenzaría la época de lluvia en verano. Dio unos pasos más recordando en un segundo como había llegado llorando a la base secreta; la situación no había cambiado porque sus ojos castaños estaban aún húmedos de haber llorado cuando encontró a un elegante hombre entacuchado, con los ojos cerrados, descansando en la grama.

Su corazón se detuvo al igual que sus pasos.  Lo había encontrado.

Notas finales:

Wuaaaaa moriré porque quiero saber qué pasara y no lo sé xD ok medio sé pero no las spoileo igual xD lamento lo corto pero tengo que perfeccionar un poco lo que sigue  J  por cierto dije el finde y lo subí como mil años después gomen chicas!!! u.u espero no tardar tanto para la otra que se me volvió más larga que de costumbre

Siempre agradecida con sus reviews chicas porque significa que después de tanto tiempo siguen por aquí en este long fic mínimum –maximum :D las adorooo y ahora si ya saldada con ustedes y habiéndoles periqueado en respuestas a reviews quedo con cara de cachorro esperando saber de ustedes!!! J Bye bye!!!


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