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The Proposal por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Hello de nuevo!

Ahora sí, actualizando a tiempo.  Siempre mil gracias por seguirme en esta adaptación ¡de verdad lo aprecio! y más por el tipo de pareja que trato :3

 

Etto, siempre haciendo disclaimer que el argumento de la peli, ni personajes ni algunas conversaciones me pertenecen.  El lío en que meto a ambos, ese sí me pertenece ;)

 

Sin más los dejo con el nuevo cap!

Salieron el sábado por la madrugada hacia al aeropuerto, con los boletos aéreos de primera clase que Isaka, por influencia, les había conseguido pues aunque Hiroki cargara el suyo, era en segunda clase y todos los de esa categoría estaban agotados.

-Así que esto es lo que debemos contestar-  Akihiko observó el manual pasando las hojas de manera pausada, el enorme libro que habían pasado trayendo de la oficina de inmigración resaltaba todas y cada una de las posibles preguntas que normalmente hacía el Director de Inmigración para corroborar la falsedad de los matrimonios que llegaban con él; a leguas se podía notar que era un trabajo hecho exclusivamente por ese señor de peluquín raro y mirada de halcón que Akihiko aún sentía a pesar de haber corroborado con una rápida mirada a su alrededor, que él inspector no estaba en el vuelo.

Siguió observando el documento, dándose cuenta de algo muy curioso; ninguna pregunta le parecía extraña, es más, todas las había contestado mentalmente mientras las leía; surcó sus labios en una sonrisa, o Hiroki era muy predecible o él lo conocía de pies a cabeza.

-Vaya, lo bueno es que sé todo sobre ti, pero tú tienes tres días para saber todo sobre mí- inquirió Akihiko quien no pudo terminar de leer el manual  ya que Hiroki  se lo arrebató.

-¿Crees que conoces todo sobre mí?- frunció el ceño Hiroki al escuchar la prepotencia con que hablaba Akihiko, aquella de seguro era una broma de mal gusto, por muy cierto que fuera el hecho que fueron mejores amigos por diez años, también lo era que en los últimos diez años se habían alejado inimaginablemente, ¿cómo podía saber todo sobre él?  De pronto la voz de Akihiko calló sus pensamientos.

-¿Te asusta verdad?- le sonrió a Hiroki, y como respuesta Hiroki lo ignoró volviendo al manual.

-A ver… ¿a qué soy alérgico? Lanzó una pregunta al aire de todas las contenidas en el manual.

-Fácil, a la langosta,- respondió inmediatamente, -¿y yo?-  Preguntó Akihiko a lo que Hiroki suspiró con resignación

-A todas las nueces excepto la de macadamia- desvió la mirada, al menos eso era un empate, pero igual no se convencía en lo absoluto que Akihiko supiera todas las respuestas; así que empezó a ojear el manual, debía encontrar algo muy difícil que el peliblanco no supiera por lo que desvió la vista al libreto y comenzó a leerlo detenidamente y para su sorpresa, varias de las preguntas podía responderlas, ¿color favorito?, ¿tipo de sangre? ¿empleos que ha tenido?, siguió ojeando el manual percatándose que desgraciadamente parecía que su obsesión compulsiva que tuvo en algún momento por Akihiko lo había llevado a saberse todas esas preguntas lo cual le resultó en un sabor amargo a la boca; sin embargo, entre tantas encontró una que no pudo responder; si tanto se jactaba Akihiko de que sabía sobre él, ésa era la pregunta correcta

-Ummm, esta no la responderás, ¿sabes si tengo cicatrices?- Pero a penas la pronuncio Hiroki se arrepintió de lo dicho pues ahora que lo pensaba…

-Estoy seguro que todavía tienes esa cicatriz en la cara interna de tu pierna derecha- respondió con naturalidad Akihiko mientras a Hiroki se le subían los colores; jamás se lo había contado a nadie de cómo en una competencia de Kendo había perdido el equilibrio y por mal pulso de su contrincante le rasgo la pierna; una cicatriz invisible a menos que…se ruborizó aún más, no podía creer que aquel día, después de que le quitara la venda Akihiko incluso había tenido el descaro de poder ver su cicatriz.

-Umm- un silencio incómodo después de aquello, Akihiko no le había quitado la vista de encima mientras Hiroki no la quitaba del libro de preguntas.  Ambos sabían cómo el ojivioleta sabía esa respuesta, pero Akihiko no se percataba del por qué Hiroki se molestaba ante aquello; conociéndolo como lo conocía, sabía que el moreno estaba molesto. 

Akihiko frunció el ceño también, ¿por qué se enojaba Hiroki si fue él, quien hizo la pregunta? claro eso traía recuerdos que los dos querían obviar, pero de cualquier forma a  Akihiko le molestaba  que el enojo de Hiroki se debiera a que rememoró esa noche en que Hiroki le hizo el amor por lástima; se supone que él tendría que ser el molesto,  pero no era momento para recordar a amores no correpondidos que le tuvieron lástima; por lo que Akihiko cambió su expresión a una más calmada, después de todo su amor platónico le estaba ayudando en su actual situación, mejor era que ambos se llevaran bien como los buenos viejos amigos que se suponen debían ser aunque Akihiko nunca lo hubiera visto a él como tal.

-Oye,- Akihiko rompió el silencio, intentando que Hiroki dejase de fruncir el ceño.

-Hm, respondió Hiroki mientras fingía leer el libro pues en un comienzo lo estaba leyendo pero cuando se dio cuenta que nuevamente sabía las preguntas, decidió solamente fingir.

-Yo sí tengo una cicatriz que no sabes dónde está-  La vista achocolatada de Hiroki volteó hacia Akihiko y este le sonrió de vuelta.

-¿Y se puede saber cuál es? Respondió Hiroki tratando de hacer buena cara a la situación, siempre lo había sabido, Akihiko estaba inconsciente de cómo se sentía así que decidió obviar aquel sentimiento amargo que empezaba a aparecer desde hacía tantos años en que se tragaba su dolor de no ser correspondido y en un grado más punzante, el que la otra persona ni siquiera lo supiera y actuara como si nada hubiera pasado.

-Aquí-  y con su dedo índice toco la punta de la nariz de Hiroki que cerró los ojos por inercia.  Y al apenas abrirlos vio un ligero rayón en el dedo índice derecho de Akihiko; sin poder evitarlo, sonrió.

-Tal vez no sabía de esa cicatriz pero creo saber por qué fue-

-¿A sí?-

-Fácil, te lastimaste en la cocina y ya que ni siquiera sabes cocinar supondré que fue por algo tan simple como servir café en un vaso de vidrio- y la risa de Akihiko contagió a Hiroki quien sonrió ampliamente, había atinado en el clavo. Rieron un par de segundos más en los que Akihiko al ver el rostro de Hiroki calló de inmediato en la cuenta que hacía demasiado tiempo no lo había visto así, sin embargo le duró poco pues al dejar de reírse, luego lo hizo Hiroki suavizando su sonrisa hasta cambiar abruptamente de tema desviándole la mirada.

 -Mira, aquí hay otra pregunta… ¿en qué … casa vivimos?- y antes de darle tiempo a Hiroki siquiera de sonrojarse Akihiko contestó

-Mmm  sencillo la mía-

-¿Hey y por qué no en la mía? Respondió el profesor de inmediato

-Ahh porque yo vivo en la ciudad Central de Tokio donde todo queda a la mano, además me mantengo todo el tiempo allí a diferencia de ti que creo fervientemente que vives en la Universidad más que en tu propia casa-

-Damas y Caballeros, por favor abrochen sus cinturones- fueron las palabras de una de las aeromozas que había interrumpido a Hiroki que estaba a punto de insultar a su falso prometido. –Tendremos nuestro descenso en Yuno-

-¿Yuno? ¿no se supone que íbamos a Sitka?- Preguntó Akihiko al escuchar la voz a través del interlocutor.

-Claro que iremos a Sitka-

-¿y cómo?- Hubiese deseado mejor no preguntar aunque eso no evitaría que el trasvuelo hubiera sido en una pequeña avioneta para apenas cincuenta pasajeros.  Con lo claustrofóbico que era hubiera pedido a Isaka un avión privado pero para su desgracia ya estaban en camino…  su piel pálida le impedía disimular su profunda tensión.

-Toma- de pronto sus orbes violetas se reflejaron en el líquido cristalino de la botella de agua que le ofrecía Hiroki, junto con una capsula rosa.

-¿Y esto?-

-Si mal no recuerdo eres algo claustrofóbico ¿no?, solo… las traje por si te sentías mal- confesó Hiroki quien la noche pasada había preparado todo para el viaje recordando que tendrían que llegar en dos aviones y siendo que desde pequeños Akihiko no viajaba en bus escolar por ser claustrofóbico, no pudo evitar buscar una farmacia que vendiera, sin receta médica, la medicina que tomaba Akihiko cuando se enfrentaba a aquellos reducidos espacios. 

-Gracias, sabes, la verdad no creo que no podamos pasar ese examen de parejas- respondió Akihiko mientras gustoso recibía la pastilla y agua que le ofrecía.-  Hiroki asintió dándose cuenta que por mucho que odiaba admitirlo, Akihiko era la única persona que él conocía a cabalidad y al parecer, también viceversa.

Bajó del avión, y lo primero que vio fue a su madre y a su abuela, las cuales portaban un cartel gigante que señalaba “Bienvenidos”, suspiró levemente, hacía muchísimo no veía a su familia.  No es que no le gustase pasar tiempo con ellos, sino que Miyagi y él siempre estaban atiborrados de trabajo lo que les ocupaba todo su tiempo. 

Adoraba ser profesor de literatura, después de todo ese había sido su sueño desde pequeño y gracias a Anna Kamijou que siempre lo había apoyado en todo, Hiroki lo había logrado, aunque eso le había costado muchísimas cosas en su vida, y estaba muy consciente de ello, porque desde que su enfoque fueron los estudios no sólo su vida amorosa había sido afectada sino de paso toda su vida personal se había ido al caño al aceptar entrar a la Universidad Mitsuhashi; pero no se arrepentía, aunque tal vez un poco al observar que tanto su madre como su abuela lo veían desde lo lejos con nostalgia.

Hubiese querido mantenerse así, sumido en ese momento feliz de poder encontrarse con su familia, excepto al sentir el olor a cigarro y voltear levemente a su derecha; sí, se acababa de recordar que no iba sólo, llevaba a cuestas una mentira que estaba fumando a la par suya; y el recuerdo feliz desapareció.

Por una milésima de segundo se puso a pensar en que estaba a punto de engañar a toda su familia con la farsa más grande de su vida y que la poca vida familiar y las buenas relaciones que tenía al menos con su madre y su abuela se convertirían en cenizas si se llegaran a enterar del compromiso…  Y mientras se iban acercando rápidamente tomó el cigarro de los labios de Akihiko, lo tiró al suelo y con una mirada fulminante que Akihiko entendió a la perfección, le prohibió fumar.

-¡Hiroki! ¡corazón!- gritó Anna Kamijou mientras abrazaba a su hijo como si no lo hubiera visto en años, y efectivamente así era.

-¡Lo estas sofocando Anna!- y con un jalón del cuello del suéter de Hiroki la abuela lo jaló hacía sí -¡Hiro-chan! Comenzó a apretujarlo con la poca fuerza que tenía según ella, según Hiroki podría morir por falta de aire si no lo soltaba

-De-ten..- y fue soltado por ella, por un segundo las contempló sonrientes a ambas pero no tardó en notar que faltaba alguien, no quería preguntar, ya sabía la respuesta pero por cortesía lo haría, después de todo era su padre. -¿y dónde está papá?-

-Ah, ya lo conoces, trabajando, como siempre- trató Anna de disimular su sonrisa pero Hiroki sabía que no había llegado porque no quería verlo.  Supuso de inmediato que era por haber rechazado la oferta de trabajo de ser el Rector de la Universidad de Tokio, pero Hiroki no quería aceptar un trabajo que había sido influenciado por los negocios de su padre y menos para estar al mando de la universidad más prestigiosa de Japón, además, esa Universidad de la cual se habían graduado él y Akihiko, le traía muy malos recuerdos… De pronto la voz de su abuela lo sacó de sus pensamientos

-¡Olvídate de él! Quiero ver a tu pareja de la que nos hablaste por teléfono- gritó la abuela enfocando hacia varios lados su vista para distinguir cualquier hermosa mujer que estuviera cerca, y mientras la abuela buscaba, Anna Kamijou se quedaba con la boca abierta contemplando al hombre de mirada violácea que veía divertido la búsqueda de la abuela…

-¡Akihiko!- y Anna Kamijou corrió hacia Usami que se había quedado varios pasos atrás esperando que Hiroki se atreviera a presentarlo, pero no hubo necesidad.

-¡Por Dios, Akihiko! ¡Akihiko!- y la mamá lo abrazaba mucho más fuerte que como había abrazado a su propio hijo.  -¡Hiro-chan! ¡¿por qué no me dijiste que era él?!-  Mientras que la abuela al escuchar  aquello volteaba a ver a Hiroki extrañada

-Supongo que lo de “chica” no es lo más apropiado, ¿no Hiro-chan?- mencionó la abuela mientras enfocaba su vista en la persona que Anna Kamijou estaba abrazando, la abuela había insistido en que no necesitaba lentes y que de ninguna forma los usaría aunque debía admitir que de lejos apenas podía distinguir si aquella persona era un hombre o una mujer un tanto alta y cuadrada.

-No, abuela, es mi pareja- lo dijo en un susurro esperando que su abuela no dijera ni hiciera algo imprudente porque conociéndola…

-¡Oye tú!, hombre o mujer ¡saluda a tus mayores!- a grandes pasos llegó hasta Akihiko que no podía moverse por estar aprisionado por su futura suegra.

Hiroki suspiró hondo, solo eran tres días, nada podía ni debía salir mal… al menos eso esperaba.

-Buenos días, Kamijou Yukiko, ¿cierto?, Muchas gracias por permitirme acompañarlos este fin de semana- respondió amablemente Akihiko inclinandose mientras Anna Kamijou lo aflojaba el agarre sin soltarlo, a lo que Hiroki interpretó de mal augurio.

-Pff, ¡o-ba-san (1)! ¿se te quedó?, ahora que eres novio de Hiroki tienes que llamarme abuela ¿de acuerdo?-

-Hai, Oba-san- había tardado en responder unos cuantos segundos, lo suficiente como para poder asimilar la confianza que la familia de Hiroki tenía, un calor familiar que siempre le había sido tan lejano y que ahora lo demostraban la abuela y madre de Hiroki tan abiertamente que un ligero escalofrío le recorrió la espalda a Akihiko, busco automáticamente en su chaqueta un cigarro pero observó a lo lejos la mirada de Hiroki lo que lo detuvo de sacar la cajetilla.

-Akihiko, eres bienvenido, gracias a ti por venir- respondió Anna contemplando al pequeño niño de hacía varios años.

-Ven, quiero que veas al resto de la familia- respondió animada la abuela mientras Hiroki empalidecía, ‘maldito cumpleaños noventa de la abuela’ pensó mientras maldecía el día en que Akihiko había pedido realizar aquella farsa, 365 días del año, y el único día en que toda la familia Kamijou se juntaba era el día en que tenía que aparecer Akihiko.

Desvió la mirada ante la escena que tenía enfrente, su madre y su abuela hablando con su “prometido”; chasqueó la lengua y su mirada comenzó a ensombrecerse ¿cuántas veces había pensado en eso?, en estúpidas fantasías de enamorado en que Akihiko le correspondía y él lo presentaba a su familia… y el karma le hacía el desgraciado favor de que esa fantasía de sus diecisiete años fuera un infierno ahora a sus treinta.

El camino del aeropuerto hacia el yate que los llevaría a la mansión fue tediosamente largo para Hiroki que ya estaba harto de escuchar a su madre decir que tenía la corazonada de que algún día se casaría con Akihiko, claro sin saber en ese momento que estaban comprometidos.

Al principio fue una punzada grande el escuchar esas palabras de su madre sabiendo que era una mentira siquiera el hecho de que Akihiko y él fueran novios, luego ese sentimiento cambió a vergüenza porque Akihiko probablemente a ese punto sabría que Hiroki siempre estuvo enamorado de él, pero las reacciones de Akihiko hacia su madre de decirle “sí” a todo lo que ella decía lo hizo pensar que tal vez no se había dado cuenta y que eran puras especulaciones de la adoración de Anna Kamijou hacia Akihiko; después de todo, en demasiadas ocasiones Anna  jugó el papel de madre de Usami.

Finalmente ese sentimiento de vergüenza había cambiado a desesperación después de media hora en el carro escuchando cómo su madre le relataba a la abuela todas las cualidades de Akihiko, ¿en serio sabía tanto?, esa mujer parecía conocer más a Akihiko que a Hiroki, aunque eso era perfectamente atribuible a que Akihiko en la infancia parecía vivir en la casa de los Kamijou más que en la suya propia.

Pasaron del gran camino poblado de árboles para dirigirse hacia el pueblo de Sitka, en donde la familia Kamijou tenía todo el monopolio del mercado.

Akihiko visualizó por la ventana los grandes almacenes comerciales y tiendas con el apellido Kamijou, curvó sus labios en una sonrisa.  Sabía de antemano que la familia de Hiroki era una de las más adineradas de Japón, y aparentemente no le iba nada mal a nivel internacional.  Era por eso que Akihiko y Hiroki eran vecinos, ambos vivían en la mejor residencia de la nación nipona. 

Sin embargo, Akihiko agradecía que a diferencia de tener grandes cantidades de dinero Hiroki se había esforzado por sus propios medios en conseguir un puesto importante en la universidad Mitsuhashi y vivir sin necesitar el dinero de su familia, y aún estando sentado en la limosina que los llevaba, podía notar con facilidad que la familia Kamijou no era ostentosa.  Cerraba los ojos y respiraba profundo, la mamá de Hiroki siempre lo había tratado como uno más de la familia y estar en aquel lugar le traía una sensación de paz por lo menos mientras evadía la culpa que sentía por la mentira que estaba dramatizando junto con el castaño que miraba las afueras del pueblo a través del vidrio polarizado.

El muelle se comenzó a divisar y cuando bajaron de la limosina y se subieron al yate que los esperaba, Hiroki desvió por un segundo la mirada a Akihiko, sabía que él no sabía nadar pero jamás pensó que de verdad meditara el subirse al yate.

-¿Akihiko?-

-Yo…-

-Lo sé,- sonrió levemente, mientras ya en el yate le extendía la mano a Akihiko para que subiera también, un paso y Akihiko tomó firmemente la mano de Hiroki para subir, mientras un flashazo los dejaba ciegos por unos segundos.

-Para recuerdo- sonrió Anna mientras Hiroki volvía a fruncir el ceño, pensó que a su madre se le había quitado esa manía pero lastimosamente allí estaba, sacando fotos de ambos como si fueran un animal exótico que jamás volvería a ver en su vida, y sin exagerar Anna Kamijou desde pequeños los fotografiaba cada que podía y ahora no podía ser más feliz para añadir a su gigantesco álbum fotos de ambos chicos ya adultos, sí definitivamente ese sería su regalo personalizado de bodas

Notas finales:

¿Y qué les pareció?

Antes que todo, quiero aclarar que voy a tratar más de los sentimientos de Akihiko ya que aquí puse como la punta del iceberg que ya desarrollé de la trama de Usami, así que si no se entiende igual díganmelo para corregir ello, porque con lo poco que escribí de los sentimientos de Akihiko quise dar a entender el mismo amor oculto que Hiroki tuvo para con él.  En fin, me cuentan oki ;)

Por otro lado, solo aclarar que puse dos números así que he aquí mis aclaraciones:

(1) Oba-san es como se dice a las abuelas en Japón, pero creo que solo lo usaré aquí y lo demás escribiré abuela.

No me queda más que decir, que hasta prontito :D un abrazo!!!


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