La mansión de invierno de la familia Kamijou se alzaba esplendorosamente en la pequeña isla repleta de árboles. Pero a penas bajaron, Hiroki visualizó a varias personas que lo saludaban desde lejos.
-¿Mamá? ¿qué hiciste?- Preguntó automáticamente Hiroki obviando el saludo de las personas a la distancia.
-Sólo una pequeña fiesta de bienvenida, no siempre te tenemos aquí para las fiestas, y menos con novio- Hiroki juraba y perjuraba que le iba a dar un tic en el ojo seguido de un derrame y quedaría tirado, o al menos eso deseaba antes que enfrentarse a la gente que calculó…
-Sólo cincuenta de nuestros parientes y vecinos más cercanos Hiro-chan- contestó la abuela que pareció leer sus pensamientos; Hiroki tragó en seco, sí Oba-san leía sus pensamientos seguro diría…
-Relájate Hiro-chan, la mayoría de ellos acepta las relaciones gay, creo…- y mientras Akihiko reía levemente Hiroki perdía el color y disminuía sus pasos esperando que justo enfrente de la puerta de entrada la tierra se abriera y se lo tragara, pero para su desgracia, ambas puertas de la mansión se abrieron de par en par dejando ver a la gente sorprendida, no sabía si por su llegada o por el hombre que entraba a la par suya…
Respiró hondo, simplemente nadie tenía que enterarse de que estaban comprometidos, es más, ni siquiera tenían que enterarse que eran “novios”, solo lo presentaría con su nombre y si alguien preguntaba si eran algo el solo diría “sí” y listo; Hiroki estaba seguro que en su mundo fantasioso aquella expectativa ocurriría.
-Encantado mucho gusto- y esa frase después de repetirla hasta el cansancio, se veía obligado a decirla cada que caminaba unos cuantos pasos. Aquel lugar era idéntico a sus entrevistas de publicación de sus novelas, excepto que no lo felicitaban por el nuevo libro sino por su noviazgo con Hiroki. Supuso ésa era la razón por la que no encontraba tedioso el que lo felicitaran, o tal vez era el hecho de ver a Hiroki cada vez más ruborizado cuando más de algún familiar le decía que siempre creyó que le gustaban los hombres.
-Con que aquí era en donde pasabas tus vacaciones de pequeño- le susurró Akihiko mientras caminaban por fin sin toparse a alguien que los felicitara.
-La mayoría de las veces, mi padre tiene algunos negocios aquí que tenía que mantener y me llevaba con él-
-Entonces es culpa de él que no te viera esos meses-
-¿Reclamo?-
-Tal vez- comentó serio Akihiko al recordar las vacaciones que se mantenía encerrado en su habitación contando los días porque Hiroki regresara de viaje. La verdad desde pequeños siempre se habían mantenido juntos, dado que eran mejores amigos, vecinos e iban al mismo colegio, además de la base secreta; podía decirse que nunca habían estado separados.
Una pareja de esposos los llegó a saludar pero Akihiko se quedó ido en sus pensamientos, desde que lo conoció en la base secreta no había día que Akihiko pudiera estar sin Hiroki, en ese entonces tenía diez años, pero conforme el tiempo pasaba Hiroki se mostraba más renuente a él; ¿cuándo había sido la última vez que lo había siquiera abrazado?, ya no lo recordaba, tal vez la secundaria; pero lo que sí recordaba era que cada vez que quería acercarse al moreno, sin razón aparente lo rechazaba al punto que Akihiko no podía ni tocarlo porque Hiroki se molestaba. Akihiko suspiró, de verdad hubiera deseado que Hiroki hubiera sido un capricho, de los que se olvidan fácilmente para continuar viviendo como si nunca hubo sentimientos como había pasado con Takahiro. Pero allí se encontraba Akihiko, ido contemplando a Hiroki sin que éste lo viera, como tantas veces que lo había hecho en la base secreta; pero pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz femenina que se les acercaba.
-Hiroki, siempre he querido saber ¿qué tal es ser profesor de Literatura?- y Hiroki tuvo ganas de besar a esa mujer, o al menos hincarse hasta el suelo y besarle los pies por hacerle una pregunta que no tuviera que ver con su sexualidad. Por fin alguien le cambiaba de tema y al menos podría tener una conversación decente y no con la sonrisa fingida que había cargado todo el tiempo; pero para su desgracia aquella pregunta no fue la idónea en aquellos momentos
-Bien… es una buena pregunta, tengo curiosidad por oír la respuesta aunque la sé de antemano, Hiroki te dirá que no es profesor de Literatura, es auxiliar de cátedra ¿no es cierto Hiroki?-
-Hola, papá- respondió Hiroki molesto mientras Akihiko volvía en sí para mirar con cara de fastidio a su futuro suegro cuya sonrisa de hipocresía se expandía a sus anchas.
-Él debe ser Usami Akihiko, heredero de la corporación de Usami Kanou -
-Sólo Usami está bien- respondió cortésmente y tratando de hacer la mejor mueca posible de cortesía, pero sus violáceos ojos parecían delatar lo contrario.
-Un placer de verdad-
-El placer es mío- respondió Usami siguiendo las tediosas muestras de cortesía que un hombre tan conservador como lo era Sato Kamijou, mantenía perfectamente arraigadas.
-Debido a que el trabajo de mi hijo es de muy poca relevancia, no te importará que preguntemos cómo es el trabajo de escritor que realizas, claro además del dinero y la fama que van implícitas-
-Suena divertido,- trató de apaciguar la conversación la invitada que había quedado secundaria en aquella conversación bizarra en que Sato se encargaba de hacer sentir a Hiroki como un fracasado
-Hiroki tendría lo mismo si aceptara superarse y obtener mejor empleo, pero aún no entiendo por qué se rehúsa a ello… con permiso, rellenaré mi vaso- le dedicó una mirada fría a su hijo y salió de la habitación dejando a Hiroki con un amargo sabor en la boca, y a Akihiko con ganas de querer asesinar a su nuevo suegro, ahora estaba seguro que la indiferencia de su padre en su niñez y adolescencia no era nada con respecto a lo que tenía que soportar Hiroki con su padre.
-Sabes Hiroki, yo sí me quedé con las ganas de saber qué hace un profesor de Literatura- Hiroki aflojó la mandíbula que demostraba su reciente ira contenida y cambió a una expresión un tanto más pasible para responderle a los invitados, por su parte Akihiko, a diferencia de Hiroki, no se podía ni quería quedarse callado y mientras Hiroki respondía, salió hacia la habitación contigua dejando a su futuro prometido solo.
-Que buena primera impresión, señor Sato Kamijou- mencionó una vez lo hubo visto sirviéndose otro trago en la barra de la lujosa casa.
-No me malinterpretes Usami Akihiko, ¿te puedo llamar solo Akihiko? Ya que tu padre y yo somos grandes amigos en el club de golf-
-Cómo el jefe de la corporación Kamijou desee- espetó sarcásticamente Akihiko.
-Akihiko, no me juzges, un padre tiene derecho a reclamarle al hijo que desobedece y más aún cuando es primogénito-
-Lo que sucedió haya no fue un reclamo…-
-Te diré algo; Hiroki me ha fallado como hijo- encaró la mirada seria de Akihiko –y tú más que nadie lo sabe. Le di todo y se mudó solo a un apartamento de un barrio medio, le di carros y los rechazó, le di dinero para su universidad y lo rechazó queriendo pagárselo él sólo, le ofrezco empleo como rector de la Universidad de Tokio y lo rechaza. La verdad no sé qué pasa por esa cabeza que tiene pero seguro nada para enorgullecer a la familia Kamijou.-
-Usted sabe que eso no es cierto- frunció el ceño al escuchar aquellas palabras
-Sí, no es cierto, al menos estás tú. Le dije que lo desheredaría si llegaba a cumplir treinta y cinco y no se casaba , así que es un alivio que al menos tenga novio y que seas tú, heredero de la corporación de Kanou Usami…-
-Sólo Akihiko está bien- comenzó a rechinar los dientes sabiéndose observado de pies a cabeza por Kamijou.
-Akihiko- suspiró tomando un trago del vaso lleno que el bar tender le había servido, -me pregunto cómo un hombre tan importante como tú está saliendo con mi hijo, de seguro te pagó…
-¡El no me compró!- le gritó enojado ante lo que el señor Kamijou, después de un breve lapso de sorpresa retomó su compostura,
-Hiroki es mi prometido- Akihiko habló más calmado al haber notado la expresión de asombro de Sato, y curvando sus labios en una sonrisa; antes que pudiera hablar, Akihiko lo interrumpió
-Sí, escuchó bien, nos vamos a casar- y sin esperar respuesta del padre de Hiroki, Akihiko se dirigió a la sala principal.
-Damas y caballeros, tengo un anuncio muy importante qué hacer- A penas escuchó aquellas palabras provenientes de esa voz profunda, supo que era hora de entrar en pánico, parpadeo dos veces recordando si Akihiko había bebido, pero el desgraciado estaba sobrio por lo que aseguraba que las palabras que iba a decir, las iba a decir consciente de ellas. Si Akihiko soltaba algo de su matrimonio se perjuro que en ese mismo instante lo castraría aunque toda su familia lo estuviera viendo…
-Hiroki y yo nos vamos a casar- y el tic en el ojo derecho de Hiroki se hizo más que evidente. Ese era el momento, nadie lo veía, había una ventana cerca y si calculaba que estaba en el segundo nivel de la mansión y caía de costado, sólo tendría tal vez una costilla rota pero eso no importaba, lo que importaba era salir de allí antes que
-¿Hiroki? ¿dónde estás?, ven acá- Tragó en seco Hiroki mientras la gente lo volteaba a ver, no quedándole más opción que caminar lentamente hacia su pesadilla, mientras miraba las caras de todos sus vecinos y familiares, comenzó a sudar frío
-Ah, aquí está- exclamó Akihiko con una sonrisa en sus labios mientras Hiroki con la mirada intentaba vagamente matarlo. Se acercó a Usami y mientras lo hacía la gente dispersa por el segundo nivel aplaudía y se acercaba a la sala de estar, incluyendo a Sato Kamijou, que miraba expectante la escena de brazos cruzados.
-Muy amables por los aplausos, muchas gracias- saludaba amablemente Akihiko tal y como le había enseñado Isaka al presentar sus novelas, excepto que a la par tenía a Hiroki que no podía ni siquiera hacerle daño pues eran el centro de atención de aquel lugar. Se abrieron varias botellas de champagne que fue servido al mismo tiempo en que todos los invitados fueron a felicitarlos.
Hiroki tuvo que justificarse varias veces que la presión del trabajo le daba ese tic nervioso, por su parte Akihiko sonreía gustosamente ante las felicitaciones, y de vez en cuando mientras lo felicitaba, venía a su memoria las veces en que había pensado en aquella situación… claro, antes de que Hiroki lo rechazara cada vez más, no quedándole opción que reprimir sus sentimientos.
-Te dije que yo diría lo del compromiso- refutó Hiroki enojado sacando a Akihiko de sus pensamientos.
-Lo hice para que tu papá se callara la boca de una vez, con todo respeto- aclaró Akihiko
-Mi padre es un idiota, desde hace mucho que no le hago caso y tú, tienes que aprender a ignorarlo también…-
-¿Hiroki?- Una chica de ojos celestes que combinaban con su blusa y con un hermoso cabello rubio interrumpió la conversación que ambos tenían.
-¿Kiyomi? Ablandó su ceño fruncido para saludar a la chica que contraria a los modales de Japón lo abrazó rodeando sus brazos alrededor del cuello de Hiroki, que para sorpresa de Akihiko que siempre lo había visto tan ajeno a las muestras de cariño para con él, le correspondía a ella el abrazo cargándola levemente.
-No sabía que ibas a estar aquí- respondió Hiroki al ver a su prometida de infancia que solo la miraba para aquellas fechas ocasionales pues vivía en Sitka.
-Tu mamá quería que fuera una sorpresa y aquí estoy- sonrió levemente la chica ruborizada aunque su sonrisa se desvanecía de apoco, de pronto desvió la vista hacia su izquierda para observar unos ojos violeta que la miraban amenazadores. –Oye Hiro-chan, estamos siendo muy groseros-
-Gomen- se disculpó Hiroki al recordar a Akihiko a la par suya. –Ella, es mi ex…-
-Kiyomi, Kiyomi ¿qué tal?- interrumpió la rubia inmediatamente, era preferible faltarle el respeto a Hiroki a escuchar aquella palabra que tenía como prefijo “ex” que le recordaba la razón por la que había llegado en primer lugar, y que ahora era un sinsentido.
-Bien gracias- sonrió jalando automáticamente el brazo de Hiroki para que se colocara a la par suya y no al lado de ella.
-Felicitaciones- le intentó sonreír de vuelta algo intimidada por la reacción de Akihiko pero haciendo la mejor expresión de empatía posible. –Y bien, ¿me perdí la historia?-
-¿Qué historia?-
-Ya saben, del compromiso…-
-Oigan, Hiroki va a contar de cómo se comprometieron-
-¡Oba-san!- miro de reojo a la entrometida mujer que había atraído la atención del lugar.
-Hiro-chan, la propuesta de un hombre dice mucho de su carácter- le guiño un ojo mientras se sentaba en el sofá.
-Sí, así es- respondió Akihiko empatizando con la anciana que orgullosa se sentaba cómodamente en el sofá.
-De hecho, me encantaría escuchar esa historia Hiro-chan, ¿nos la cuentas?- respondió Anna Kamijou sentándose a la par de la abuela mientras Sato se quedaba en una esquina de la gran sala esperando, como todos, la respuesta.
-Etto, cl-claro- un pequeño escalofrío le recorrió la espalda, sabía que no era bueno para mentir, y menos para mentir algo no planeado como lo era una completa desfachatez como casarse con el famoso escritor de novelas románticas. Vio todo el lugar, nadie hablaba, inclusive los meseros se habían detenido de pasar ofreciendo comida y las miradas puestas en su persona le hacían contener el aliento.
Blanco. Su mente estaba en un blanco absoluto, no sabía ni qué decir y al igual que las personas, era espectador esperando porque ese silencio incómodo que reinaba en el salón desapareciera, y para su desgracia así fue.
-Si no es molestia me gustaría contar la historia de cómo se lo pedí- Definitivamente eso había comenzado mal, Hiroki se recriminó interiormente por ser tan lento, ahora era él quien había sido desposado y aunque en parte era cierto, jamás pensó jugar el papel de mujer en esa farsa ilógica.
-No querrás decir que Yo te lo pedí- Remarcó Hiroki para que entendiera la indirecta; si Akihiko tenía una pizca de algo llamado prudencia, debía saber que por lo menos ante la familia Kamijou, Hiroki debía quedar en una posición un poco más digna.
-Como iba diciendo, Hiroki y yo íbamos a cumplir un año de estar saliendo juntos como pareja…-comenzó a relatar la historia Akihiko sin prestarle la mínima atención al reclamo de Hiroki, la verdad ni siquiera lo escuchaba pues su vista se mantenía fija en el hombre de negocios que lo miraba fijamente igual y es que Sato Kamijou no era una persona fácil de convencer.
-Y en ese tiempo yo estaba planeando decirle que nos casáramos- interrumpió en voz alta Hiroki haciendo que Akihiko desviara su vista hacia él. Hiroki lo miró fijamente esperando que de nuevo entendiera la indirecta pero Akihiko estaba determinado a demostrarle al señor Kamijou que sin que hubiera dinero ni intereses de por medio, Akihiko había sido quien se le había propuesto a Hiroki, después de todo supuso eso sería suficiente para que Sato Kamijou se retractara de las palabras que le había dicho.
-Pero Hiroki estaba asustado- le devolvió la mirada esperando que Hiroki entendiera que él debía contar la historia, a lo que Hiroki en negación frunció el ceño.
-¿en serio? Pero igual Tú no tomaste la iniciativa- y Akihiko también frunció el ceño, maltratándolo con la mirada.
-La verdad sí tomé la iniciativa indirectamente, pues te daba señales para que te declararas ya que estabas petrificado de hacerlo tú sólo, así que yo vine y…-
“¡Qué!” Hiroki abrió los ojos de sorpresa combinado con unas ganas grandísimas de querer tirársele encima y golpearlo hasta que no pudiera usar esa boca ni para comer. No sabía qué estaba tramando, pero se las pagaría, por Dios que se las pagaría…
-¡Eso no fue lo que pasó!, ¿verdad?- dijo lo último en un tono más calmado sabiendo que no era ni el momento ni el lugar para enojarse.
-Ah, ¿no?- respondió Akihiko mirándolo detenidamente mientras Hiroki evadía esa mirada inquisidora-
-No. En realidad sí entendí tus señales por lo que no tuviste que hacer Na-da más- pronunció sus palabras con firmeza mientras Akihiko se sentaba en uno de los brazos del sofá más cerca y dejaba a Hiroki a merced de ser el centro de atención.
-Tienes razón, no hice nada más, sólo esperé a que tomarás el valor de declararte- Hiroki lo volteó a ver, y su corazón se detuvo por un instante, esa frase se oía tan dolorosa, él una vez se le declaró… fingiendo ser otra persona
Akihiko se le quedó viendo, algo en la expresión de Hiroki había cambiado y no le daba buena señal, exhaló sonriente, al notar que Hiroki había quedado fuera del juego por lo que aprovechó la situación para continuar con su versión de la historia.
-Y justo como ahora, en el momento en que se me iba a declarar se quedó sin palabras- Akihiko se levantó del sofá y camino atrás de Hiroki posando su mano levemente en el hombro del más bajito para quedar luego a la par de él.
-Así que lo tomé de la barbilla- y Akihiko lo tomó en ese mismo instante mientras Hiroki volvía en sí- y le dije, “ya sé lo que me quieres decir, y acepto”.
Se escucharon varios aplausos y suspiros de la gente que los escuchaba mientras Hiroki con delicadeza fingida quitaba la mano de Akihiko y se cruzaba de brazos enojado de no haber podido hacer nada al respecto.
-Que romántico eres Hiro-chan- se burló la abuela mientras agarraba la mano de Hiroki,
-Linda historia, corazones- mencionó Anna Kamijou aún ida en la visión de Akihiko siendo su nuevo yerno- De pronto se oyó un sonido de copas mientras uno de los invitados llamaba la atención.
-Oigan, dense un beso delante de nosotros- Hiroki le lanzó una mirada de enojo pero Akihiko lo apretó de la mano para que lo volteara a ver, diciéndole con la mirada que la farsa debía mantenerse. Así que Hiroki puso la mejor sonrisa.
-Saben no creo que sea lo correcto, no muchos están a favor del matrimonio gay así que…
-no seas marica y bésalo- gritó la abuela a lo que Hiroki la volteó a ver con desconcierto, mientras los invitados asentían y animaban aquella petición, Akihiko en respuesta se volteó hacia Hiroki.
-Ustedes ganan- e inmediatamente agarró la mano de Akihiko y la besó con sutileza. -¿felices?-
-¡¿Qué es eso?! ¡bésalo en la boca!- respondió otro invitado en lo que las ovaciones subían de tono…
-¡Demuestra que eres el activo Hiro-chan!- gritó la abuela entusiasmada a lo que Hiroki sólo atinó a desviarle la mirada sintiendo al instante que lo agarraban de la cintura.
-Mejor, eso lo demuestro yo- y los labios de Akihiko aprisionaron los labios de Hiroki. Su piel al tacto se erizó mientras un escalofrío recorría sus brazos, su espalda y su corazón se comprimía a tal punto que estaba seguro que tenía taquicardia; ¿hacía cuánto Hiroki no sentía eso?, y no supo por qué pero cuando Akihiko hizo ademán de terminarlo el moreno acercó más su rostro que hervía de nervios, y Akihiko siguiéndole la corriente profundizó el beso.
Varios aplausos se comenzaron a escuchar y apenas llegaron a los oídos de Hiroki se quitó inmediatamente del beso impulsivo que estaba dando para ver cómo rápido su abuela se levantaba del sofá con una expresión entre pícara y de felicidad.
-Ohh, soy tan feliz por los dos- y sus delgados brazos abrazaron a ambos chicos mientras Hiroki planeaba como evitar la mirada de Akihiko, si era posible por el resto del viaje…
-Oi Hiroki ,¿Está llorando?- Preguntó Akihiko a lo que Hiroki tuvo que encararlo con la mirada
-Déjala, es una exagerada en todo- le dio leves palmadas en la espalda a la anciana que mantenía la cabeza baja entre ellos. Akihiko sonrió, su nueva familia era algo interesante…