Seis de la mañana y Akihiko frunció el ceño, con este era el segundo día que un maldito teléfono lo despertaba de su profundo sueño. No podía creer que había vuelto a soñar el primer día en que fumó.
Frunció el ceño automáticamente y se tapó con las sábanas, “que estupidez” pensó para sí al recordar que en su sueño Hiroki lo había ido a buscar a la estación, supuso que si así hubiera sido, el no sería el fumador empedernido que era ahora, bufó mientras ignoraba el insistente teléfono, hasta que una pequeña vocecita que conocía bien, lo obligó a abrir los ojos de nuevo.
-Akihiko, el teléfono- respondió entre sueños Hiroki que había rodado por la cama matrimonial llegando a ambas mesitas de noche y corroborando que no estaba al alcance de su mano.
-Sigo dormido- contestó dándose cuenta que ésa era la misma vocecita del sueño del cual se acababa de despertar.
-Sí claro, ¡responde!-
-No- se limitó a responder mientras bostezaba adormilado.
-Sólo respóndele al mayordomo que desayunamos en una hora quieres- Escuchado aquello Akihiko desperezadamente se levantó encarando la mirada de Hiroki que había prendido una lámpara.
-Es tú teléfono, no el del cuarto-
-¡¿Qué?!, y como pudo se levantó de la cama dejando todo tirado y casi lanzándose sobre su maleta. Vista perfecta para Akihiko que había adivinado correctamente el estrés de su amigo si se enteraba qué teléfono era. Levantarse había valido la pena.
-Aló, aló- repetía Hiroki sabiendo que era Miyagi el único que lo llamaba a horas tan altas de la madrugada.
-H-r-ki- fue lo poco que pudo escuchar desde la otra línea.
-Profesor, ¿me escucha?- ‘mierda’ pensó al ver que a penas y oía a Miyagi –la señal es baja no cuelgue, solo deme un minuto-
-Hiroki, sal de la habitación no dejas dormir- respondió Akihiko bostezando abiertamente mientras se reincorporaba en la cama improvisada-
-¡Baka!-
-¡¿Ah?!-
-No a usted no profesor- Cerró la puerta de la habitación, saliendo con una bata hacia el jardín principal .
-My sweetheart puedes oírme-
-No me diga así-
-Qué bien que me puedas oír, escucha hay problemas en la Universidad-
-Siempre hay problemas cuando no estoy,- respondió Hiroki mientras caminaba afuera del jardín con su semblante fruncido, sabía que nunca tuvo que venir
-Corrieron la fecha de calendarización para la planificación del siguiente semestre en la Universidad y lo quieren para ya-
-Ya lo tengo hecho-
-¿Ya?-
-Y me tomé la libertad de hacer el…- y de pronto un ladrido lo desconcertó; era el Pomerania blanco que lo estaba siguiendo.-
-Shh sentado-
-Estoy sentado-
-A usted no profesor- desvió la mirada y corroboró que el perro efectivamente se había sentado. Bufó por lo bajo y siguió caminando.
-Como le decía, hice también el suyo porque supuse lo pedirían con antelación pero nunca pensé que lo pedirían un mes antes-
-Vaya se nota que tienes tiempo honey-
-Yo lo aprovecho, no como usted que se la pasa todo el día con su novio… cállate-
-Pero ni no estoy hablando-
-a usted no profesor- respondió molesto Hiroki al ver que el pomerania seguía ladrando alrededor suyo.
–Cómo sea, profesor usted solo tiene que ir a…- ‘que demonios es esa cosa negra’ – solo tiene que ir a mi computadora, ingrese la contraseña de respaldo y –‘un águila’ pensó – cuando entre vaya a la carpeta… ¡cállate perro!-
-¿Hiroki?-
-¡Que no me diga así!-
-¿Eh?-
-Espere, me llamó por mi nombre, entonces sí dígame así-
-¿Sweetheart todo bien?-
-¡Profesor!-
-Deberías ser menos estresado-
-Y usted debería ¡…!- contuvo el aliento de inmediato al ver cómo aquella cosa negra que había estado observándolo desde un árbol, cogía vuelo para ir contra el Pomerania. ‘no’, ahora la abuela sí lo mataría, porque ante los ojos de Hiroki el pomerania estaba a ocho metros de altura entre las garras de una inmensa ave negra.
-Miyagi, espera-
-¿Amor?-
-¡Espera!, ¡dámelo!- sus grandes y achocolatados ojos miraban que se iba más lejos el perro y acto reflejó le tiró al ave lo único que tenía en la mano haciendo que ésta soltara al perro.
-¡Kevin!- y a penas lo logró sostener al perro, cayó con él al suelo. Abrió los ojos adolorido de la espalda porque logró dar la vuelta para no caer encima del pequeño Pomerania. Pero a penas visualizó su teléfono éste fue cogido por el águila a lo cual Hiroki abrió la boca sorprendido mientras Kevin lamía su mejilla y de inmediato la cara de furia de Hiroki al ver a Kevin, hizo que éste agachara las orejas
-¡Mierda!, ¡estúpida ave lo quieres! ¡aquí está!- y sin dudarlo levantó al blanco animal sobre su cabeza para ir tras el ave de rapiña que tenía entre sus garras la única conexión con su trabajo.
-¡Toma a Kevin, maldición!- corría tras el ave que para su mala suerte ya lo había visto e ignorado para seguir sosteniendo el teléfono. Hiroki perjuraba que tenía un tic en el ojo mientras por la ventana Anna y la abuela Kamijou miraban con ternura la escena.
-Sabes, oba-san, a Hiroki de pequeño nunca le gustaron los perros-
-ah querida Anna, Hiro-chan siempre nos va a sorprender, eso te lo aseguro-
-Buenos días, disculpen han visto a… ah- no siguió preguntando al ver a su esposo moviendo a Kevin de un lado a otro mientras corría por el jardín.
-Sí, está jugando con Kevin-
-¿No quieres traerlo? Ya está listo el desayuno además apuesto a que quiere pasar la última media hora contigo.
-¿A qué se refiere oba-san?- preguntó Akihiko volteando a ver a la abuela que no le dejaba de guiñar un ojo al punto de confundirse si tenía un tic o le insinuaba algo.
-¿No te dijo Anna?, ella y yo tenemos una salida para ti, todo el día, ¿te apuntas?-
-Ustedes serán mi familia, como no agradecer lo que hacen por mí- inquirió Akihiko mientras les desviaba la mirada, mentir de esa manera no le agradaba y menos a personas que no tuvieron que haberse involucrado en la farsa que él empezó pero por el momento lo único que podía hacer era seguir el plan al pie de la letra y ello conllevaba hacerle caso a todo lo que dijera esa mujer canosa con mirada… morbosa sería la palabra adecuada para su mente.
-¡Hiroki!-
-¡Ven!- le hizo señas a Akihiko para que llegara a donde él se encontraba mientras movía a Kevin con más fuerza.
-¿Qué quieres?-
-¡Eres más fuerte, lanza el perro al ave!- decía mientras se movía más a la derecha para captar el ojo del águila. –¡pero ya!-
-Eh, ¿Hiroki?-
-La pútrida ave se llevó mi teléfono y lo necesito más que a Kevin o mi madre así que… ¿y el águila?
-Allá- señaló Akihiko al ave que se había marchado del lugar dejando a Hiroki casi azul de pánico viendo como se iba su única conexión con la universidad.
-Mi vida se fue en ese teléfono-
-Circunscribes tu vida a un simple teléfono-
-Como tú a tus libros-
-De acuerdo, cálmate, compraremos otro y recuperamos el número, ¿te parece?; no soy el mejor ejemplo pero no deberías enfocarte sólo en el trabajo-.
Aquellas palabras de Akihiko le cayeron como balde de agua fría a Hiroki, ésta era la primera vez en lo que tenía de memoria que dejaba el trabajo; y no, no se refería a perder el teléfono. Se refería a preferir a Akihiko antes que el trabajo, ni siquiera con Nowaki dentro de la ciudad había tenido una cita en donde no llevara al menos un libro y ahora estaba aquí, con Akihiko, sin ningún libro consigo y ahora sin ningún tipo de telecomunicación y aunque eso último fuera por casualidad, desde que empezaron el viaje, no se había enfocado en el trabajo. Su mente se mantenía ocupada en la culpabilidad, el miedo y recuerdos dolorosos del pasado, pero más que nada una lucha con él mismo, empezando por no ver tan seguido a Usami como fue una de sus manías en la secundaria y que aparentemente lo seguía haciendo pues tenía la mirada perdida en esos ojos violeta que lo miraban comprensivo.
-¿Puedes quedarte sin celular por un día?-
-Ehh, umm- respondió volviendo en sí inmediatamente y dándose cuenta que seguía apretujando al pobre perro blanco que tenía consigo.
-¿De acuerdo?-
-Está bien, creo que para mañana podré aguantar-
-De acuerdo entonces ven, vamos a desayunar que tu abuela me dijo que me quería llevar a algún lado por una sorpresa o algo así- entonces sus ojos chocolate se abrieron sobremanera ante lo que Akihiko acababa de decir.
-¿Eh?-
-Me dijeron algo de que te quedarías con tu padre y que me tienen algo preparado.-
-No, no no no, ¡no!- inmediatamente Hiroki volteó a ver a la ventana mientras la abuela guiñaba el ojo y su madre lo saludaba desde afuera. –no, definitivamente no-
-¿No qué?-
-No vayas-
-Iré-
-No, Akihiko-
-Sí, Hiroki- le dibujo una sonrisa de lado mientras Hiroki le dibujó un ceño fruncido.
-Escucha, mi familia está loca, ¡loca!,
-No me van a matar te lo aseguro-
-Sólo no hagas contacto visual con ellas, ¡no!, ¿de acuerdo?- empezó ponerse nervioso al voltear a ver la cara, morbosa diría él, de su abuela – Sólo cuídate y cualquier cosa llámame… mierda-
-el águila-
-maldita águila, pero escucha Akihiko yo yo…-
-ya lo sé, me amas- sonrió, era divertido molestar a Hiroki aún cuando no sabía el por qué de su exasperación, la verdad prefería ocultar la desazón que le provocó la pesadilla
-¡eso no! quiero decir… me refiero a…
-¡Hijo!- Llamó el señor Kamijou desde el otro lado.
-Akihiko yo-
-es tu familia, ¿qué puede salir mal?, ahora ven ya que tu familia está viendo y parecemos peleados, dame un abrazo.
-¡¿Qué?!-
-Así- y con una mano jaló rápidamente el cuerpo delgado del moreno cuya primera reacción iba a ser golpearlo de no ser porque su familia los veía, respiró profundo, le incomodaba y mucho, más cuando su piel estaba comenzando a erizarse.
-Oi Hiroki- bajó la mirada, desde pequeños lo había intentado, abrazar a Hiroki pero él jamás se dejaba, las cosas no habían cambiado mucho desde ese entonces. Hiroki no le recibía los abrazos y Akihiko no había dejado de pensar que él era el único que tenía en esta vida, aunque fuese rechazado; de nuevo.
-Sí- esbozó suavemente al ver que Akihiko no tenía intenciones de soltarlo, bajó su mirada oculta en el pecho del peligris. Ese abrazo, al igual que la relación eran falsos. Dolía que se sintiera tan real, dolía más saber que aquello que pensó no le afectaría, le estaba afectando; dolía volver a escuchar, pero más que todo a sentir ese palpitar desenfrenado de tenerlo tan cerca… dolía.
-… nada- sin ganas de dejarlo se separó encontrándose con unos ojos canela que rápido le desviaron la mirada.
-Pues yo sí tengo algo que decirte, solo… cuídate de la abuela ¿sí?-
-es solo una salida, ya te lo había dicho ¿qué puede salir mal?-
Ahhh, esto puede salir mal.