Era la quinta noche seguida que su esposo llegaba tarde. Se había vuelto una costumbre que luego de que el llegara del trabajo LuHan se vistiera de esa forma provocadora y sexy, se vestía delante de él, como si quisiera mostrarle lo bien formado que estaba o lo increíblemente caliente que lo podía poner, solo viéndolo ponerse unos simples pantalones. Desde que había cancelado su encuentro con BaekHyun hace cinco días, no lo había visto más, y es que no se le antojaba estar con otro que no fuera su esposo. Cada vez que cerraba los ojos podía imaginarlo desnudo, debajo de su cuerpo, jadeando por aire y rogándole que le diera más, más fuerte, más profundo, la imagen hacia que su entrepierna doliera, poniéndose tan dura como nunca antes. No podía sacárselo de la cabeza.
Había procurado llegar temprano a la casa con alguna vaga excusa, pero siempre era lo mismo, ahora LuHan ni siquiera le prepara la cena, solo le repetía las mismas palabras antes de irse “pide algo para cenar” no tenía ni idea de cuantas veces le había dicho el mismo esas palabras a el, pero se dio cuenta de que después de tres veces comenzaban a sonar diferentes y se sentían diferentes.
Se quitó el saco y la corbata de camino a la alcoba, pensaba invitarlo a cenar y que así pudieran pasar tiempo juntos. Todas las palabras que iba a decirle murieron en su boca. LuHan estaba de espaldas a SeHun, ya estaba completamente arreglado pero eso no le evito la erección que se formaba en sus pantalones cuando lo veía vestirse delante de él, al contrario. Lu estaba increíble mente caliente con ese pantalón realmente ajustado, no pudo evitar que sus ojos lo recorrieran completo. Desde los pies hasta las rodillas de ahí hasta las hermosas piernas y por ultimo su redondo trasero.
LuHan giro dejándole ver su abdomen con una camisa sin mangas transparente. Estaba hablándole, tal vez le decía la misma excusa de cada noche, que pidiera comida y no lo esperará temprano.
Frustrado e irritado porque su esposo había salido de nuevo y él se había quedado como pelele, mirándolo sin decir nada, tomo su teléfono celular y marco a BaekHyun. Si su esposo podía salir y llegar a la hora que le diera la gana, él también podía.
Una hora después tocaba la puerta del apartamento de su castaño colega. Nunca había ido allí, ya que le parecía demasiado íntimo y lo que compartía con el era solo sexo, nada importante y sin compromisos. Pero el lo invito a cenar y no pudo negarse. BaekHyun abrió la puerta con una sonrisa coqueta, sexy y cautivadora.
—Pasa, la comida estará lista dentro de poco. — SeHun dio un paso dentro del departamento y en cuanto fijo su atención en el vestíbulo, supo que era un error haber ido. Había fotos familiares y de BaekHyun por toda la pared, llegaron a la sala y lo recibió un ambiente cálido y acogedor. Eso no era lo que quería, él no buscaba eso en BaekHyun, quería pasión y sexo, de modo que apenas se dio la vuelta y lo vio tan cerca, lo tomo en sus brazos y lo beso. El beso era brusco y demandante, pero el jamás se le resistió, por el contrario, le devolvió todo lo que él le daba.
Lo empujo al sofá y se acostó apoyando todo su cuerpo sobre el. BaekHyun no perdió el tiempo y comenzó a deslizarle el saco beige, que se había colocado a cambio del de traje, de los brazos. Cuando el saco termino en el piso, SeHun lo hizo sentarse, para quitarle el suéter de el, que cayó con la camisa al piso, se detuvo un instante a admirarlo y toda la excitación que recorría su cuerpo murió inmediatamente. Sus pezones eran lindos rosados y formados, había pasado horas, jugando divertido con ellos, lamiendo y chupando, hasta que Baek le rogaba por más, pero ahora que los veía, le parecían simples, solo unos pezones inserbibles en un chico cualquiera, que no era su esposo.
Y cuando la imagen de LuHan paso por su mente se dio cuenta de que ya no quería estar con BaekHyun, que ya no le interesaba.
—¿Te pasa algo malo, Hunnie?. — el levanto su cabeza y lo vio a los ojos, eran café con un toque muy profundo de verde, preciosos, no los marrones con que observo por los últimos ocho años. La extraña punzada que sintió en el pecho, lo hizo saltar del sofá.
—No, lo siento. Me olvide que tenía que hacer algo. Tengo que irme. — mientras recogía su saco del suelo se dio cuenta de que todo lo que había dicho, había sonado a excusa y mentira barata, pero la verdad, no quería estar más allí. Salió por la puerta dejando a al castaño mirándolo desconcertado, seguro que pensaba que se había vuelto loco, lo que era probable, ya que había dejado a un chico muy lindo, medio desnudo y totalmente dispuesto, solo.
Comenzó a conducir sin rumbo. La extraña forma, en que su cuerpo se había apagado con BaekHyun y el hecho de que su esposo, no estuviera en casa, lo llevaron a un bar a las afueras de la cuidad. El no bebía y ciertamente no le gustaba, pero muchas veces escucho a sus compañeros de trabajo decir que ayudaba a olvidar las penas y en eso momento, lo que más quería, era olvidar, porque no entendía nada, y el sentimiento no era nada agradable.