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El Amor Después por clumsykitty

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EL AMOR DESPUES.



Capítulo 14. Ritmo y Contraste.


-Repíteme por qué acepté esta invitación.
-Porque necesitas relajarte más, koneko mío.
-Relajarme. No veo como –gruñó el ojiazul mirando alrededor de la mesa- Apenas si puedo oírme.
-¡Oh, koneko! –exclamó Joey, palmeando su mano- Haz el esfuerzo.
-Primero: no puedo en un lugar así. Segundo: si sigues tocándome de esa manera, mucho menos y Tercero: ya me harté de que me llames koneko. No soy un gato.
-Gatito.
-Lo que sea.
-¿Prefieres Kitten?
-Tampoco.
-No, a mí tampoco me gusta –replicó burlón el rubio- Se te ve mejor koneko.

Kaiba bufó desesperado. La “reunión” en un club no era lo que esperaba. Y no esperaba mucho. Pero la música, la gente –que era demasiada- y el olor de cigarros, alcohol entre otras cosas estaba empezando a crearle un dolor de cabeza.

En cambio Joey no podía estar más feliz. Seto lucía endemoniadamente sensual y el ego del rubio había llegado hasta el espacio exterior cuando entraron al lugar y fueron objeto de miradas, haciendo que el ojiazul tomara del brazo a Joey de manera inconsciente. No existía nada que pudiera borrar su sonrisa de oreja a oreja.

Blind talking (blind talking)
Take us so far (take us so far)
Broken down cars (broken down cars)
Like stronger old stars (like stronger old stars)
Blind talking (blind talking)
Served us so well (served us so well)
Travelled trough hell (travelled trough hell)
We know how it felt (we know how it felt)
Lift me up, lift me up
Aiah Nouwamba
Lift me up, lift me up
Aiah Nouwamba

La música se hizo más lenta aunque movida y Joey vio la oportunidad que estaba esperando toda la noche.

-Ven –le invitó a Seto extendiendo su mano.
-¿Qué intentas?
-Tu cuerpo necesita soltarse un poco, y nada mejor que el baile para lograrlo. Te prometo que te relajarás y te sentirás mucho mejor.

Blind talking (blind talking)
Making us cold (making us cold)
So strong out and cold (so strong out and cold)
Feeling so old (feeling so old)
Blind talking (blind talking)
Has ruined us now (has ruined us now)
You never know how (you never know how)
Sweeter then tough (sweeter then tough)

Seto miró la mano que tenía al frente como si fuera un bicho raro pero luego levantó la suya para tomar la de Joey que lo guió hasta el centro de la pista antes de hablarle con calma y en un tono bajo.

-¿Confías en mí? –preguntó frente a Kaiba.
-Muy poco –replicó el ojiazul desviando su mirada.
-Con eso es suficiente, yo te guío y tú me sigues ¿Estás de acuerdo?
-Bien.

El rubio comenzó a moverse lentamente para mostrarle a Seto como hacerlo, cuando éste lo logró aunque un poco tenso, Joey se acercó más a él.

-Ahora trata esto –le indicó con esa voz aterciopelada que ya le había escuchado antes.

Reach out and touch faith

Las caderas de Joey tomaron un ritmo y movimiento provocativo que hicieron sonrojar a Kaiba que miraba con ojos sorprendidos como bailaba el rubio.

Your own Personal Jesus
Someone to hear your prayers
Someone who cares

-¡Mira nada más! –rió provocativo Joey- Al fin algo que Seto Kaiba no puede hacer.

Eso era un reto, algo a lo que el ojiazul no podía rehusarse. Mirando al otro fijamente comenzó a imitarlo hasta que ambos se movían como un espejo.

-Ahora cierra tus ojos y deja que la música te guíe –susurró Joey.

Your own Personal Jesus
Someone to hear your prayers
Someone who's there

Feeling's unknown and you're all alone
Flesh and bone by the telephone
Lift up the receiver
I'll make you believer

Así lo hizo Seto y le pareció una maravilla, ese tipo de música y ambiente que le parecían tan estresante se convirtieron en una experiencia agradable. Se sentía muy bien bailando de esa manera, aunque fuera frente a Joey. Un rico calorcillo se esparció por todo su cuerpo, pero no sólo era eso; sino también la presencia del rubio tan cerca de él. Un brazo le tomó suavemente por la cintura pegando su cuerpo con el otro. El ojiazul respingó abriendo sus ojos.

-Joey… -trató de separarse pero el rubio le sujetó con fuerza.
-Shh… tranquilo koneko. Solo sígueme. Confía en mí –murmuró lentamente. Seto podía sentir esos labios rozando su oreja.

Take second best
Put me to the test
Things on your shest
You need to confess
I will deliver
You know I'm a forgiver
Reach out and touch faith

Volviendo a cerrar sus ojos, Kaiba se dejó llevar por el movimiento de Joey, sintiendo como ese calor en su cuerpo se elevaba y un rubor en sus mejillas aparecía.

I feel it deep inside me
I wanna ride it
I can't fight it
I might as well rely on the drum beat
dj pumps a low-end frequency
I Can't hide it
I won't deny it
cause i'm addicted to drums
and i'm a slave to the dark beat.

La música cambió a un ritmo más acelerado y el rubio le llevó a un baile más movido. Cuando sus caderas chocaron, Seto dejó escapar un suave gemido que excitó a Joey. Tenía a su ojiazul pegado a él y su aroma le embargaba; escuchar ese sonido salir de sus labios era un regalo de los dioses. Recorriendo con su otro brazo la espalda de Kaiba hasta llegar a su cadera, decidió iniciar el baile en el siguiente nivel.

I feel it deep inside me
I wanna ride it
I can't fight it
I might as well rely on the drum beat
dj pumps a low-end frequency
I Can't hide it
I won't deny it
cause i'm addicted to drums
and i'm a slave to the dark beat.

Seto no podía creer lo que estaba sintiendo. La manera suave pero firme en que Joey le sujetaba mientras bailaban le proporcionaba una especie de seguridad que no había experimentado. Percibió el provocador recorrido del brazo del rubio bajando por su espalda y el rubor en su rostro se incrementó. Fue entonces cuando Joey se pegó completamente a él mientras una mano tomaba su cadera sincronizando su movimiento con el del otro. Sin pensarlo, un jadeo ahogado brotó de su garganta. El ojiazul se dio cuenta de que el rubio estaba tan excitado como él. Girando su cabeza, abrió lo ojos para encontrarse con los dorados de Joey que brillaban de una manera tan especial provocando un cosquilleo en todo el cuerpo de Seto.

I feel it deep inside me
I wanna ride it
I can't fight it
I might as well rely on the drum beat
dj pumps a low-end frequency
I Can't hide it
I won't deny it
cause i'm addicted to drums
and i'm a slave to the dark beat.

Sus rostros casi se tocaban, Joey notó gotas de sudor resbalar en el cuello de Kaiba. Su sonrojo y sus labios entreabiertos eran demasiada tentación y ya no pudo resistirse. Cerró el espacio que les separaba y unió sus labios a los del ojiazul.

El beso fue tan intenso como Seto lo había imaginado, era como si volara. El contacto parecía quemar sus labios pero también era más delicioso de lo que había soñado. Abrió sus labios tratando de hablarle a Joey que aprovechó la oportunidad para introducir su lengua y profundizar el beso, volviéndolo más furioso, con sus caderas rozando para ahogar la presión que sentían. El rubio se retiró un poco pero las manos de Kaiba tomaron su rostro para regresarlo con fuerza no dejándolo ir. El ojiazul nunca se había sentido así, con tan grata sensación que mantenía su mente en blanco y su cuerpo ardiendo de placer. Su alrededor parecía desaparecer y sólo estaba consciente de los labios y la lengua de Joey que le invitaban a seguir en una danza erótica; el calor de sus cuerpos que se acentuaba en su parte baja con la fricción de sus caderas.

De repente todo se detuvo, ese placer, ese baile y ese beso desaparecieron abruptamente. Kaiba parpadeó varias veces antes de que su razón volviera a él. Aún algo mareado, se dio cuenta de que Joey se había detenido aunque lo seguía sujetando con fuerza, incluso más de lo debido pues comenzó a percatarse de que le estaba costando trabajo respirar. Pero el rubio miraba por encima de su hombro y no lucía nada feliz. Estaba enojado y apretaba fuertemente su mandíbula. Algo había ocurrido y no se había dado cuenta. En ese momento una voz detrás de él habló.

-¡Oh, vamos muchacho!¡No puedes tener esa belleza para ti solo!

El ojiazul viró su cabeza para mirar a un hombre entrado en sus cuarentas y algo bebido que les había interrumpido. Rabia y frustración nacieron en su corazón. Ese ebrio había interrumpido un beso prometedor y también una buena velada. Seto se dio cuenta de la manera en que los ojos del hombre recorrían su cuerpo. El brazo alrededor de su cintura le apretó aún más y se obligó a voltear hacia Joey para pedirle que lo soltara para respirar y también darle una lección al otro, pero calló al ver el rostro furioso del rubio.

-Lárgate, anciano –siseó Joey entre dientes- si valoras tu vida.
-¡Ja!

El hombre dio un paso hacia ellos tratando de tocar a Seto, pero Joey se interpuso dando un certero puñetazo en la nariz del individuo que cayó pesadamente al suelo. Los demás en la pista de baile se detuvieron al ver la escena. El rubio tomó a Kaiba de la mano y lo jaló fuera del club. El ojiazul estaba muy ocupado tratando de recuperar su aliento y asimilar el comportamiento de Joey como para oponerse. Cuando el aire fresco les tocó, dio un tirón del rubio para detenerlo.

-Cachorro, espera… -llamó zafándose- ¿Por qué hiciste eso?
-¡Ese imbécil te faltó al respeto!¡POR ESO! –gritó iracundo Joey.
Seto tenía que aceptar que se sentía halagado… y contento. Joey estaba celoso.
-Pero no vas a tirarle los dientes a todo el que lo haga ¿o sí? –preguntó sonriendo- Porque tendré que llamar a mis abogados.
-… uh… lo siento Seto –contestó el rubio, dándose cuenta de que pudo haber metido en problemas al ojiazul- No fue mi intención.
El otro levantó una ceja incrédulo.
-Sí, claro.

De pronto, el hombre que Joey había dejado tirado en el club los alcanzó nada contento, con una mano en la nariz. Su camisa estaba manchada de sangre. No venía solo. Un par de hombres, al parecer guardaespaldas le acompañaban.

-Esto te va salir caro, muchachito –amenazó el hombre- Te vas a arrepentir…

Seto gruñó malhumorado. Era el colmo. Además de privarle del gozo de un gran momento, ese individuo venía como un cobarde con sus gorilas a golpear al rubio. Con los puños apretados se adelantó ante el hombre.

-Tú eres el que lo va a pagar, estúpido –dijo antes de lanzarse sobre el ebrio.

Los otros dos hombres se acercaron a Joey para golpearlo, pero Kaiba tacleó a uno de ellos. Una mano le apretó su muñeca jaloneándolo violentamente.

-No, corazón, tú vienes conmigo –habló el ebrio con soltura y mirándolo con lujuria.

El ojiazul se sorprendió de ver tan coherente al otro pero se distrajo cuando Joey cayó al suelo víctima de un golpe en su estómago, y luego una patada aterrizar directamente en el rostro del rubio. Esta distracción la aprovechó el hombre para atraparlo con sus brazos y jalarlo lejos de la pelea.

-¡Suéltame! –gritó Seto tratando de zafarse de un individuo que sabía como sujetarlo.

Una lluvia de golpes y puntapiés caían sobre Joey que se encogía ante el ataque desigual de los guardaespaldas.

El hombre arrastró al ojiazul hacia el callejón al lado del club. Seto se revolvía furioso lanzando golpes bien pensados al otro pero no conseguía tumbarlo. La razón le dijo que el individuo no estaba ebrio, estaba drogado. Temor y desesperación le embargaron. Joey estaba siendo muerto a palos y el iba a ser violado si no hacía algo pronto. El hombre lo estrelló salvajemente contra la pared, sujetando su barbilla con una mano y sus cabellos por detrás con la otra, obligándolo a echar su cabeza hacia atrás para intentar besarlo. Kaiba comenzó a patearlo y empujarlo con sus puños pero el individuo parecía inmune a sus golpes gracias a la droga.

-Calma, ángel mío. Te va a gustar –le dijo soplándolo su aliento podrido- Tú necesitas a un varón como yo, no un alfeñique como tu novio…
-Pues este alfeñique es suficiente para patearte el trasero –habló Joey parado a mitad de la entrada del callejón.
-¡¿Qué?! –el hombre no creía lo que veía- ¡TU!

Joey tenía las ropas hechas jirones y mucha sangre en ellas, como en su rostro y nudillos. Su respiración era entrecortada y tenía los puños apretados. Su cabello era un completo desorden.

-Vamos –reto levantando una mano para llamarlo.
El hombre soltó a Seto, que resbaló contra la pared agotado.
-Tú lo pediste, imbécil –dijo poniéndose en guardia- Después de mandarte el infierno, voy a montar toda la noche a tu precioso chico.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Joey se abalanzó contra el hombre que no esperaba tal velocidad y ambos cayeron al suelo. El rubio se dio cuenta de que su atacante sabía de artes marciales, pero no estaba a su nivel. En cuestión de minutos le había noqueado. Se sentó en el piso para tomar aire y limpiarse el rostro con su antebrazo.

-¿Estás bien? –preguntó a Kaiba sin despegar la mirada del cuerpo inconsciente frente a él.
-Sí, gracias –contestó atónito el ojiazul.

Ya conocía la manera en que Joey solía pelear, porque la recordaba desde la preparatoria, pero ahora era mucho más letal y llena de ira. Un deja vu brotó en su corazón.

/No… es la primera vez que le veo transformarse así…/ pensó inmediatamente. Seto se preguntaba donde había aprendido a moverse así.

-Cuando eres un fotógrafo de mi clase, aprendes muchos trucos –habló Joey como leyendo sus pensamientos- El peligro te hace más fuerte…
El otro se levantó y ayudó a Joey a ponerse de pie.
-Cachorro tonto, ¿Y si te hubieran matado?
-Dije que moriría por ti ¿no? –contestó el rubio mirándolo fijamente.

Kaiba se quedó en silencio, el deja vu no se desvanecía pero intentaba concentrarse en la expresión de Joey, que sin aviso lo jaló hacia él para besarlo con brusquedad. El ojiazul levantó sus manos para despegarse de él pero el rubio usó ambos brazos para rodear su cintura al tiempo que comenzaba a besar su cuello desesperado, la adrenalina de la pelea aún no se mermaba de su sangre. Seto miró una de sus manos al sentirla húmeda, al pegarse a Joey se había manchado de sangre…

Sangre…

El deja vu se convirtió en un miedo inexplicable. Se revolvió inquieto.

-No… -musitó inconscientemente.

El rubio volvió en sí al sentir un temblor en el cuerpo de Seto cuando murmuró ese no. Creyendo que había asustado al ojiazul se separó de éste. No iba a lastimarlo así. No otra vez. Sin mirarlo se dirigió al estacionamiento. Kaiba lo siguió confundido, le pidió a Joey conducir pero el otro se limitó a subirse y encender el motor.

Viajaron en silencio. El rubio con la vista plantada en el camino, limpiándose de vez en cuando la sangre de su rostro y el ojiazul mirándolo para luego girar hacia la ventanilla herido.

¿Joey estaba jugando con él? Le había permitido entrar en su vida personal y le concedía cierto acercamiento físico, así como sus bromas e insinuaciones. Pero esta noche, Joey le había tocado de una manera más íntima, había incluso mostrado una cara violenta que no le agradaba, pero sobre todo le había besado dos veces.

Y él no hizo nada para evitarlo.

Seto se encontró girando su anillo de bodas distraídamente. Si bien aceptó que ya no deseaba seguir con Atemu, serle infiel en su ausencia, no era la manera correcta de solucionar su problema. De nuevo esa extraña sensación en su corazón volvió a aparecer. Ese dolor que le decía que algo no estaba bien. ¿Y si Joey estaba jugando con él y ponía en riesgo su matrimonio? Con el Faraón tenía al menos un futuro asegurado, y el de Mokuba naturalmente. Pero Joey le había hecho sentirse tan especial…

/¿Y si sólo es un juego para él?/ se preguntaba mordiéndose un labio /¿Una treta para burlarse de mí?/

El dolor en su pecho aumentó y reprimió un sollozo, apretando más sus labios mientras escondía su rostro bajo sus mechones castaños. No iba a llorar ahora.

El auto viró de pronto, saliendo de la carretera y estacionándose a un lado. Sorprendido, Kaiba volteó hacia Joey mientras éste apagaba el motor y se giraba hacia él con una expresión de disgusto.

No se había dado cuenta de que Joey lo había estado observando.

-Mírame, Seto –ordenó enojado y cansado a la vez.

Pero éste bajo de nuevo la cabeza. Con fuerza, el rubio le sujetó su barbilla para obligarlo a subir su mirada. Aún reacio, el ojiazul cerró sus ojos. El miedo y dolor aumentaron. Un par de lágrimas resbalaron de sus párpados.

-Koneko, veme a los ojos, por favor –suplicó más calmado Joey.

Unos vidriosos ojos azules le miraron heridos y asustados. Para Joey era una evidencia clara de que había empujado demasiado lejos a Seto.

-En ningún momento fue mi intención hacerte sentir culpable. Te pido perdón por haberte besado sin tu consentimiento. Rompí mi promesa y lo siento. No volverá a suceder… -explicó con amargura el rubio- … perdóname por ser tan idiota. Regresaremos a ser dos perfectos extraños.

Sin esperar contestación, Joey soltó al ojiazul y se giró para regresar a su asiento y volver a manejar. Seto estaba confundido y quería hacérselo saber al rubio, pero la expresión triste y desconsolada le robó las palabras. De nuevo en silencio, llegaron a la Mansión Kaiba, pero al llegar a la puerta, Seto no se atrevía a moverse tratando de juntar fuerzas para hablarle a Joey.

Con un suspiro, el rubio se inclinó ante él para abrir la portezuela.

-Buenas noches, Kaiba –despidió con dolor sin mirarlo.

El ojiazul se congeló unos segundos ante las palabras de Joey antes de saltar del jeep y meterse a la carrera sin decir nada.

No quería que Joey lo viera llorar.

El jeep se marchó a toda velocidad. Seto fue directo a su recámara y se hundió en la cama dejando escapar su llanto que liberaba el dolor retenido.

/¿Por qué?¿Por qué? Siempre que me acerco a su lado aparece esta sensación. Pero yo quiero estar con él y parece como si eso me lastimara… ¿Por qué?.../

El timbre del teléfono de su habitación sonó desde su buró. Levantó la cabeza para mirarlo indeciso si contestar o no. Con reacio estiró su brazo para tomarlo. El identificador mostró un número y clave extranjero.

Era Atemu.

Con rapidez se sentó y limpió sus lágrimas para contestar.

-Mi Tesoro, perdón por despertarte pero al fin tuve oportunidad de llamarte ¿Cómo te encuentras?
-Bien –contestó Seto tratando de disimular su sollozo- … Mi Faraón.
-¿Qué ocurre amor mío? Te escucho alterado.
-No, estoy bien, de verdad –replicó haciendo un esfuerzo titánico por sonar normal- sólo cansado.
-No me mientas Mi Tesoro –el tono de Atemu hizo estremecer a Kaiba
-Yo… yo… -trató de ahogar un nuevo sollozo, pero falló.
-Seto, cariño, si ocurre algo malo, dímelo.
El ojiazul se mordía los labios tratando de buscar una respuesta rápida.
-Te extraño demasiado –mintió.
-Estás mintiendo, Mi Tesoro y lo sabemos. Escucha, si está ocurriendo algo voy a tomar un vuelo de regreso ahora.
-¡No! –exclamó Kaiba temeroso- Estoy diciendo la verdad. Te extraño, eso es todo.
-Tu llanto no suena a melancolía, amor. Por última vez, en el nombre de Ra ¿Qué ocurre?
Seto se cubrió los ojos con su mano. El Faraón le inducía un miedo que le impedía pensar rápido.
-Mi Tesoro… -dijo Atemu con tono frío de advertencia.
Una mano le arrebató el teléfono.
-Lo que sucede es que Seto se siente muy solo sin ti Atemu y hoy se puso a recordar el día del aniversario. Ahora está llorando como Magdalena. Ya traté de calmarlo, pero ya conoces a mi hermano…
-Oh, buenas noches, Mokuba –replicó el Faraón- ¿Me está diciendo la verdad?¿No es algo más grave?
-¿Qué podría ser más grave que mi hermano llore por ti? –preguntó el chico mirando enojado a su hermano mayor.
-Es verdad –contestó riendo Atemu- Déjame hablar con él…
Mokuba le tendió el aparato a Seto que lo tomó asombrado ante la actitud del chico. Sin dejar de mirarlo, se colocó el teléfono en el oído.
-Mi Faraón.
-Amor, deja de llorar. No voy a estar tranquilo aquí sabiendo que estás en ese estado. Si lo deseas, puedo cancelar la exhibición y regresar…
-No, no. Prometo tranquilizarme. Solo fue un momento de debilidad.
-Voy a creerte. Ya no te desvelo más, Mi Tesoro, me despido parta que descanses. Recuerda que te amo.
-Sí, Mi Faraón –contestó triste el ojiazul- yo también.
-Adiós, Mi Tesoro.
-Adiós, Mi Faraón.

Kaiba colgó dejando caer el teléfono en su regazo. Mokuba estaba a punto de explotar y él lo sabía.

-Moki… yo… gracias –comenzó indeciso.
-¿Qué te hizo? –gruñó el adolescente- Ese miserable perro…
-¡No! No es lo que tú crees, Mokuba –le interrumpió- fui yo el culpable. Me porté como un estúpido con Joey y no sé que…
-Que te lo crea alguien más –replicó el chico girándose en sus talones para salir de la habitación dejando boquiabierto a su hermano mayor.

Seto vio resignado salir a Mokuba. Se levantó para cambiarse y dormir. Al mirarse al espejo, comprendió el motivo de su hermanito. Estaba manchado de sangre y eso le dio a pensar al chico que Joey lo había lastimado. Salió de prisa hacia el pasillo pero Mokuba ya había cerrado su recámara. Regresó cansado al baño para tomar un baño. Al menos ya se había controlado. En pijama se acurrucó en la cama pensando en como explicarle en la mañana a Mokuba lo ocurrido esa noche y más en particular como decirle a Joey que no lo obligó a besarlo. Eso era algo que ya deseaba hace tiempo. Ahora quería repetirlo. Estar con él.

Cansado miró su anillo. Cayó en la cuenta de que siempre que se trataba de ellos dos un extraño dolor aparecía y siempre comenzaba en esa mano.

/Esto tiene algo que ver. Estoy seguro/

Demasiadas emociones lo habían agotado y sus párpados cedían ante el cansancio. Acomodó mejor su cabeza para disponerse a dormir.

/Me pregunto el porqué siento que ya he visto a Joey enfurecerse así…/ pensó antes de caer exhausto de sueño.

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