Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Amor Después por clumsykitty

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

EL AMOR DESPUES.


Un amigo vale más que cien sacerdotes.
…………….. Voltaire.

La prosperidad hace amigos, la adversidad los prueba.
……………... Napoleón.



Capítulo 19. Camaradas.


-No tenemos que hacer esto. Joey prefirió a Kaiba por sobre nosotros. Deberíamos olvidarlo.
-No, Tea. …l me dijo que nos explicaría todo. Aún confío en él.
-Siempre tan dócil, Yugi. Pero a Joey se le zafaron los tornillos y por culpa de Kaiba –le espetó Tristán cruzándose de brazos.
-Pues yo creo que deberíamos escuchar a Joey. Ninguno de nosotros sabe lo que le ha ocurrido todo este tiempo y será mejor saber la verdad ¿no creen? –opinó Ryou mirando la expresión de los demás.
-Tú también has estado fuera Ryou y eso no cambió el hecho de que siempre supiéramos de ti –contestó Tea, frunciendo el ceño.
-Yo sigo creyendo que Kaiba es el único culpable –comentó Tristán.

Todos se quedaron callados en la mesa del restaurante donde Joey los había citado para hablar con ellos. Yugi estaba desconsolado, pues para él, Atemu era el más inocente en todo esto. Pero Joey era su mejor amigo y quería aclararlo todo.

-¡Vaya! Veo que aún tengo su confianza –habló el rubio, llegando a su mesa y tomando un asiento.
-No te sientas tan confiado, Joey –le advirtió Tea- Ya veo que Tristán tenía razón. Hice bien venir.
-¿Viajaste desde Londres, sólo por mí?
-Sí, Joey. Pero no esperaba ver una escena como ésa.
-¿Qué te pasa viejo? ¿Qué no andabas con Mai? ¿Desde cuándo eres gay? –preguntó Tristán enfadado- ¿Y un adúltero?
-Hey chicos, denle espacio a Joey. Estoy seguro que nos puede explicar todo –intervino Ryou.
-Opino lo mismo –se unió Yugi mirando a sus amigos.
-Gracias, Yugi y Ryou. Sí, voy a explicarlo todo, pero vamos por partes. Primero: gracias Tea por venir a verme. Segundo: Mai y yo hace tiempo que nos separamos, Tristán, he sido gay desde siempre y no soy un adúltero
-No, ése es Kaiba –habló Tea.
-…l es inocente –reclamó el rubio.
-¿Cómo que siempre has sido gay, hermano? –inquirió Tristán asombrado.
-Todos tranquilos –ordenó Yugi- No entiendo, Joey. Explícate mejor.
-Ahora lo voy a hacer, pero no me interrumpan hasta que haya acabado ¿De acuerdo? –dijo observando cada rostro.
-Adelante –le animó Ryou.
-Bien… pues verán… eh… todo comenzó el último día de clases en la preparatoria, Seto me dejó un recado en mi casillero citándome en el Parque a las cinco de la tarde. Exacto -asintió al ver la expresión de los otros- yo también pensé lo mismo. Ese ricachón que siempre me había humillado quería hablar conmigo. Con ese pensamiento fui al lugar y me encontré con él. Para mi sorpresa, lo único que quería era decirme que se había enamorado de mí. Debieron haber visto su rostro, chicos, y temblaba de pies a cabeza con una mirada que me hizo sentir incómodo…
-¿Qué hiciste? –preguntó Tristán- Oh, lo siento –se disculpó al ver la mirada reprobatoria de Joey.
-… fue horrible, le comencé a gritar muchas cosas. Por favor, no quiero repetirlas aquí, sólo puedo decirles que al irme Seto estaba casi muerto por mis propios puños…
-¡Se lo merecía! –exclamó Tea pero esta vez Yugi la calló.
-No, Tea. Eso estuvo muy mal. Continúa, Joey.
-Yugi tiene razón. Seto se había confesado ante mí y sólo me dijo que me amaba. Fui peor que él en ese momento –confesó escondiendo su cabeza entre sus hombros- por eso viajé a América con Serenity, chicos. Huí de aquí porque poco después me di cuenta de que él también me gustaba… Ahí conocí a un fotógrafo que me indujo a su mundo. Decidí iniciar mi carrera en la universidad, con el apoyo de sus contactos y pronto descubrí un talento nato que me hizo ser muy solicitado al empezar con mis muestras de trabajo, pero abandoné los estudios y me dediqué a viajar… buscando no se qué… creo que un alivio para mi culpa. Nunca pude olvidar a Seto muriéndose por mi culpa…
-¿Por qué no nos lo dijiste? –preguntó Tea.
-Porque me sentía muy mal conmigo mismo. Me enfrasqué en riesgos muy extremos para huir de mi conciencia, y morir también; hasta que decidí hacerle frente al hecho de que extrañaba a Seto y quería verlo para pedirle perdón… y una oportunidad. Fue cuando decidí volver.
-Oh, Joey –dijo compasivo Yugi.
-¡Hey! ¡Tiempo fuera! ¿Cómo explicas lo de Mai? –preguntó Tristán- Tu hermana nos dijo a todos que eran pareja…
-En mi estancia en América la busqué intentando sepultar el hecho de que me gustaban los hombres… y por eso anduvimos juntos. Pero ella me descubrió…
-¿Qué quieres decir? –inquirió Ryou preocupado- ¿Qué descubrió?
-…ramos amantes pero yo siempre tenía “escapadas”. Cada vez que estaba con ella, me iba a algún club gay a buscar un revolcón. La verdad es que no sé como pude hacerle eso. No la respetaba ni como amiga. En uno de esas aventuras encontré a Angie.
-La famosa Angie –comentó Tea.
-¿Angie es un travesti? –quiso saber Tristán, inducido por la plática.
-No. Ella es sólo una buena chica. Estudiaba conmigo en la universidad, pero nunca nos habíamos hablado hasta aquella noche que me vio desesperado, buscando con quien acostarme. Me sacó del lugar y me llevó a su casa, donde por primera vez acepté lo que era y lo que andaba haciendo. Cuando regresé, Mai me esperaba para hablar conmigo; contrario a todo, me dio una oportunidad y decidimos “darnos” un tiempo. Fue en ese lapso que abandoné la universidad. Estaba decepcionado de mi persona, mis valores y mi vida, amigos. Ustedes más que nadie saben por todo lo que he pasado desde que se divorciaron mis padres. Yo quise borrar todo eso poniendo en riesgo mi vida a cada segundo. Estuve entre guerrilleros, traficantes, turbas hambrientas; sacaba fotos por instinto que luego resultaban muy buenas. Tal vez, pero no me satisfacían. En un enfrentamiento en Corea mi padre murió de la manera que ustedes ya conocen. Yo creí que fue mi culpa por haberlo abandonado. Poco después recibí una carta de Mai, diciéndome que había conocido a alguien. Volví a verla…se merecía ser feliz… le dije que debía quedarse con él y así lo hizo, me despedí de ella el día de su boda…
-¡Mai se casó! ¿Con quién si no nos lo ha dicho? –exclamó Tristán sorprendido.
-Ella me pidió no decir nada, su esposo… bueno, digamos que no quería darme más problemas. Esperaba el día en que volviera a mis cabales… ¡cielos! Ese matrimonio se convirtió en mi protector y patrocinador con el paso del tiempo…
-¿Quién es su esposo? –inquirió confundida Tea- Debe ser alguien de su medio porque no se le ve junto a ella…
-Duke Devlin.
-¡¿Qué?! –exclamaron cuatro rostros atónitos.
-…l me patrocinó y cuidó de no morir en mis travesías, con el apoyo de Mai. Sus ánimos me trajeron de vuelta a Ciudad Domino cuando Seto ya se había casado con Atemu…
-Joey… –murmuró Ryou.
-Pero hay una historia que ustedes deben saber antes de seguir aclarando sus dudas.
-¿Cuál es? –habló Yugi.
-Esto me lo dijo Mokuba, así que no es un invento mío o de alguien más: después de esa tarde en el Parque, Seto cayó en la más negra depresión e intentó quitarse la vida varias veces. Sólo la voluntad y esfuerzo del chibi lo impidió. Así fue durante tres años hasta que una noche Marik le llamó para pedirle que llevara a Seto hasta Egipto donde Atemu los esperaba…
-Espera, ¿Marik Ishtar se contactó con Mokuba? ¿Cómo lo sabía?
-Eso es algo que aún me pregunto, Tristán.
-Y agrega el hecho de que nadie sabía de esto. ¿O alguno de ustedes tenía conocimiento de lo que ocurrió?
-No –respondió al unísono Ryou y Tristán.
-Yo tampoco –dijo Yugi- De hecho me preguntaba por qué la Corporación se estancó ese tiempo. Pero Atemu nos dijo que fue Kaiba el que lo encontró recién él había vuelto a la vida, que Kaiba fue quien le pidió matrimonio ¿cómo explicas eso, Joey?
-Espera un poco, lo mejor está por venir –continuó Joey- Mokuba jura que Atemu parecía un cadáver vendado cuando llegaron y que en ese estado hicieron la boda, que a mitad de ceremonia tuvo la dicha de ser engalanada por el Reino de las Sombras…
-¡¿Qué?! –exclamaron de nuevo los cuatro.
-Atemu y Seto fueron envueltos por las Sombras durante unos minutos y cuando éstas desaparecieron, el Faraón ya tenía un cuerpo completo. Seto recobró sus fuerzas y sanaron sus heridas. Para Mokuba, Atemu le hizo algo a su hermano porque se dio cuenta de que Seto no recordaba nuestro encuentro en el Parque y mucho menos sentir algo por mí. Para él, su soledad le había enfermado y Atemu lo había sanado. Como Yugi dijo, Seto insistía en ser él quien buscó al Faraón porque era “su amor oculto”, y cuando regresó de entre los muertos le pidió ayuda y también que se casaran, Atemu y él nunca estuvieron en el Reino de las Sombras. A Mokuba no le quedó más remedio que seguir con la farsa porque incluso los Ishtar apoyaban la historia de Seto, como si el único que supiera la verdad fuera el pobre chico. Pero el cuento no acaba ahí, este nuevo Faraón encarnado resultó ser una bestia con Seto.
-¡Eso es mentira! –defendió Yugi.
-Tú no has vivido en la Mansión Kaiba, Yugi, con todo respeto, no creo que sepas que sucede entre esas paredes. Mokuba sí. Su hermano fue sometido a las reglas y castigos de Atemu. Ese fue el momento cuando yo llegué; yo no sabía nada de ello y creí que Seto me odiaba, corrí de vuelta hacia América como bien lo recuerdan, hecho un cobarde, a decir verdad. Angie volvió a ayudarme, y tomé la decisión de reconquistar a Seto… bueno, conquistarlo, porque nunca lo había hecho. Les parecerá desagradable oír esto, pero fui yo quien lo sedujo… yo estuve tras él hasta hacerlo mío. Mokuba se dio cuenta y habló conmigo lo que les acabo de decir. El y yo estamos de acuerdo en que la llave del poder del Faraón sobre Seto es ese anillo nupcial que misteriosamente no puede quitarse. Por eso voy a esperar a Atemu para enfrentarlo y liberar a Seto de su dominio…

El rubio calló para que sus amigos pudieran digerir sus palabras. Estaban asombrados, confundidos y molestos. Yugi fue el primero en hablar.

-Si te he comprendido, Joey; Atemu está usando el poder del Reino de las Sombras en Kaiba para poder controlarlo a través de su anillo… pero ¿y su amor?
Joey bufó.
-Créeme cuando te digo que si hay algo que Atemu no tiene es amor hacia Seto, sé que es muy posesivo con él pero no por auténtico cariño.
-¿Estás seguro? –preguntó Ryou- Creo que todos estarán de acuerdo en que Atemu es muy considerado con Kaiba. Bueno, al menos siempre se les ve muy unidos y el Faraón le cuida mucho…
-Y en casa se convierte en un monstruo.
-Joey…
-Es la verdad, Yugi. Mi pobre koneko la ha estado pasando muy mal.
-Dale con el nombrecito -comentó Tristán- Pues tú y Atemu se parecen en eso, “Mi Tesoro”.
-No sabes como odio esas palabras, siempre le han provocado dolor a mi gatito…
-Un momento muchachos, -intervino Tea- aquí estamos hablando de Atemu, nuestro amigo, de Joey, también amigo y de Kaiba, en un triángulo amoroso…
-Corrección, Tea. El que sobra es el Faraón. Seto y yo sí somos pareja.
-Como sea, Joey. El hecho es que están casados.
-¿Y?
-Me parece que lo que Tea quiere decir es que provocaste que Kaiba le fuera infiel a Yami. Si no recuerda lo que sintió… siente… o como sea, por ti, aún debe debatirse entre seguir con el matrimonio o arriesgarse a una relación contigo –explicó Yugi.
-Y conociendo como conocemos a Kaiba, te cambiará por el Faraón, Joey. No niegues que él tiene lo que el ricachón siempre busca –dijo Tristán mirando a su amigo.
Joey sonrió victorioso.
-Yo no estaría tan seguro ¿Por qué crees que ya me pertenece?

Tea hizo una cara de disgusto, Yugi se sonrojó, Tristán se llevó las manos a la cara y Ryou abrió sus ojos como platos antes de hablar.
-Así que le has ganado la primera partida al Faraón.
-Algo así, viejo. Pero Atemu aún lo controla.
-Yami tiene unos métodos poco ortodoxos para obtener lo que quiere, lo sé por experiencia. Pero no es una mala persona –confesó Yugi melancólico- Tal vez lo único que quiere es proteger a la única familia que le queda en este tiempo. Es una manera de compensar a Seth por lo que pasó en el antiguo Egipto. Es difícil creerte, Joey.
-No necesitas decírmelo, Yugi. …l salvó mi vida varias veces y se convirtió en un amigo invaluable. No fue fácil asimilar que pelearíamos por Seto…
-¡Escúchate, Joey! –Tea estaba perpleja- Tú y Atemu enfrentándose por el frío e insensible de Kaiba.
-No lo conoces –le espetó el rubio.
-Pero no me negarás que si no le ocurre nada si llega a recordar lo del Parque, tal vez te odie por lo que le hiciste.
-Estoy consciente de eso, pero no puedo quedarme así, observando sin hacer nada, como sufre por amarme. Es espantoso, amigos. Si tan sólo llega a pensar en mí con cariño, casi se muere. Admitan que no es justo que se encuentre esclavizado por el Reino de las Sombras.
-Oye Joey –habló Ryou pensativo- Es el Reino de las Sombras, es magia antigua y poderosa… ¿Alguien te ayudará con eso? Digo, el Faraón será muy poderoso en ese aspecto y tú… bueno… no tienes poder alguno…
-No, no tengo manera aún de hacerle frente al poder milenario que ostenta Atemu. Por eso es que necesito de ustedes, mis amigos. Hemos compartido muchas aventuras juntos y ahora quiero que me ayuden. Sé que Seto no es de su agrado, pero él es lo único para mí. Yo lo amo. Por favor, suena estúpido, pero, quiero su perdón, quiero su amor. Y lo quiero libre, que no exista este muro entre nosotros. Tengo mucho que perder, pero ya me cansé de fantasear con ideas falsas que no nos van a hacer felices si esto sigue así. Prefiero volver a luchar por su cariño que verlo atormentado de esta manera… Ryou dice la verdad, soy un pobre mortal frente al Faraón ¿cómo voy a romper ese anillo? Lo único que atino a pensar es lo que Mokuba me comentó sobre Marik, él sabe todo de Atemu y su regreso, tal vez tenga el método para liberar a mi koneko…

Volvieron a quedarse en silencio unos minutos. Joey enlazó sus manos, esperanzado.

-Entonces, ¿Kaiba te ama sí o no? –inquirió Tristán confundido.
-Pongámoslo así: me ama pero no es libre de expresarlo. Es confuso para ustedes… lo sé… pero para mí, él me ama aún después de que el Faraón borró su amor de su memoria. Eso es prueba suficiente de que lo nuestro vale la pena.
-Y exactamente ¿cómo encontraríamos a Marik Ishtar? –quiso saber Tea.
-¿Tendríamos que ir a Egipto? –Ryou no ocultó su asombro ante la idea.
-Me parece que por el momento, primero hay que hacer un plan para separar a Kaiba de Yami, sin arriesgarlo a él o a Joey. Tendrá que haber un conflicto, pero me parece que a nuestro amigo le preocupa que Kaiba salga herido… o Mokuba –opinó Yugi.
-Es cierto, viejo. Joey tiene que enfrentar a Atemu sin nadie entre ellos, pero también necesitará algunos trucos mágicos por ahí. Ryou puede ayudarle ya que es traductor, todo lo que sea mágico, será bienvenido. Pero ¿cómo le haremos ver esto al niño rico?, Si no tenemos un plan bien hecho, nos tachará de imbéciles y poco cuidadosos –Tristán se recargó en la mesa.
-Hay maneras de convencer a un Kaiba –aseguró Tea- y sobre todo si su talón de Aquiles es su hermano menor.
-Cierto, con hablar con Mokuba bastará –intervino Ryou- Y puedo empezar a buscar viejos textos de hechizos egipcios, tengo contactos en Louvre…

El rubio rió llamando la atención de los otros.

-Veo que sí me ayudarán…
-Claro –dijo Tea sonriéndole- Siempre hemos sido un equipo y nunca te dejaremos solo, Joey. Ya verás que todo se aclarará sin mayores problemas.
-Pero aún queremos saber más de tu vida.
-Está bien, Tristán y gracias a todos por su ayuda.
-De nada, amigo –contestó Ryou- Supongo que tienes alguna idea ¿verdad?
-… eh, claro.
-No cambias, Joey –Yugi rió- Pero creo que eso te hace ser tú.
-Gracias de nuevo. Si lo consigo, serán mis invitados de honor en mi boda.
Tea rodó sus ojos.
-Será mejor llamar al mesero…

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Valle de los Reyes, Egipto.

Todo su cuerpo hervía, el ardor era insoportable y sus pulmones parecían quemarse a cada bocanada de aire que trataba de dar. El mareo aún no cedía, sus huesos gritaban agonizantes por el dolor de la caída.

/ ¿A quién diablos se le ocurre hacer un sarcófago tan alto?/

Pero daba gracias de que no hubiera objetos cerca que lo hubieran lastimado más. Ahora su cerebro estaba trabajando a marchas forzadas tratando de reaccionar para pensar en como salir de ahí. Con un último esfuerzo, se apoyó de sus codos para levantarse del suelo.

-¡BAKURA! –oyó exclamar a Ishizu que entraba a la cámara antes de caer inconsciente.

Ishizu corrió hacia el albino que despedía humo por todo el cuerpo; girándolo, se dio cuenta de la sangre resbalando de sus ojos y boca. Quitándose su manto, limpió su rostro de la ceniza y arena para revisar si tenía herida alguna. Tenía muchos rasguños y cortadas extrañas, pero estaban cauterizadas. Sus signos vitales eran débiles. Inspeccionando su cuerpo, se topó con la mano de Bakura que sujetaba con fuerza una piedra. La egipcia la sacó de entre sus dedos. Estaba rota pero pudo distinguir el tallado.

El Ojo de Horus.

-Por Ra, Bakura. Desafiaste al dios para buscar una visión. ¿Querías la premonición del Faraón? Tienes suerte que haya hecho caso a mi presentimiento… ¡Odión! ¡Odión!

…ste entró abriendo las puertas por completo, para dejar pasar las luces de las antorchas en el pasillo.

-¿Bakura? ¿Cómo llegó aquí? ¿Y que le sucedió?
-Es obra de los Dioses, mira –le mostró la roca- Ha visto lo que sólo el Faraón podía.
-Y aún vive –Odión se arrodilló para examinarlo.
-A duras penas, tenemos que llevarlo a un hospital, puede morir.
-El Ladrón de Tumbas se ha robado la visión de un dios, Ishizu, además de otros delitos ¿piensas ayudarlo?
-Si está aquí es porque Ra así lo ordena, Odión. Sólo los Dioses saben lo que el Faraón necesita.
-Hay que decírselo a Marik.
-Primero tenemos que llevárnoslo a…
El albino abrió sus ojos como resucitado y su cuerpo se convulsionó.
-¡VA A MATARLOS! –gritó antes de volver a desmayarse.

Ishizu y Odion se miraron asustados.
-Busca a mi hermano, Odión…

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).