Luego de que Yugi y Yami se retiraran el espiri… quiero decir Bakura, me enrollo sus brazos por la cintura atrayéndome al interior del departamento, parece haberle cogido manía a abrazarme pues no me soltaba, caminamos hasta el sofá en el que Yugi se había sentado mientras almorzábamos y veíamos la película, el sentó justo en la esquina y me recostó contra él, me sentía muy apenado pues no me quitaba le mirada de encima así que baje mi rostro, podía sentir a través de nuestro “vinculo mental” como había dicho Yugi, sus emociones y podía notar la curiosidad que tenía al mirarme ¿qué ocurría?
Cuando sus ojos se enfocaron en mi rostro ladeo su cara, tome un poco de valor para hablar.
─ ¿Pasa algo?
─Nada, solo me da curiosidad… tú también lo sientes ¿no?
De alguna manera supe que se refería a nuestra conexión ─ Hablas del vínculo ¿cierto? Sí, es… raro.
Él sonrío, su sonrisa tenía un tinte travieso que ya parecía ser característico en la personalidad que empezaba a descubrirle ─ ¿raro? Yo diría… diferente, ¿especial?
Yo respondí con una sencilla sonrisa ─si, es especial… porque, es únicamente de los dos ─ no sé por qué, pero mi rostro empezó a colorearse un poco.
─Eres adorable ¿lo sabias?─ tras este comentario parpadee un par de veces sorprendido y mi rostro adquirió más color.
─Eh… yo-yo─ ciertamente no sabía que decir.
Él se rio un poquito por lo bajo. Yo cerré los ojos unos segundos esperando que el tono de mi rostro se normalizará y de pronto mi reloj biológico pareció re-activarse; yo suelo dormir un rato luego del almuerzo, más o menos a esta hora. Así que un bostezo escapo de mi boca. Su mirada entonces se suavizo y me miro con una pequeña sonrisa.
─Ya es hora de la siesta ¿no? Anda, ve a la cama pequeño─ me indico mientras me soltaba, y en ese momento me sentí extraño, era como si mi cuerpo reconociera su presencia como algo totalmente normal y anhelara su contacto. Él pareció sentirse igual pues una pequeña mueca de molestia o incomodidad -realmente no lo sé- se plasmó en su rosto.
Cuando me levante del sofá le dirigí un pequeño cabeceo antes de irme a mi habitación, él pareció entenderme puesto que se levantó tras de mí y me siguió con una sonrisa, esta vez un tanto arrogante que logro hacerme sonrojar de nueva cuenta.
Cuando llegue a mi habitación me saque la chaqueta azul colgándola en el respaldo de la silla de mi escritorio, igualmente desabroche el primer botón de mi pantalón (N/A: hagamos como que el jean de Ryou es de esos con dos o tres botones xD). Cerré las ventanas y la puerta y encendí el aire acondicionado para que refrescará la habitación, es decir, no tan fría. Mientras hacía todo esto Bakura se había sentado en la mesa de mi escritorio y me miraba sin decir palabra alguna, no me di cuenta en que momento él también se había sacado la chaqueta -que ciertamente no veía por ningún lado-además de estar descalzo.
Tras haber “acondicionado” la habitación tome la colcha de mi cama y la retire hasta lo último por si acaso me entraban ganas de cubrirme, palmee un poco las dos almohadas y me acomode acercándome a la pared de frente al escritorio de donde Bakura ya se había bajado.
─Supongo que regresare un rato a la sortija─ dijo con una voz inexpresiva, como si quisiera ocultar algo.
─Si… si quieres puedes dormir aquí conmigo─ él me miró fijamente, un tanto incrédulo─ la-la cama es… suficiente para ambos ¿no? Si te apetece más estar aquí, que dentro ─llevo una mano a la sortija─ yo no tengo ningún problema─ consintió con una dulce sonrisa que incluso logro sonrojar a Bakura, lástima que Ryou no pudo verlo puesto que se estaba acurrucando suavemente en el lecho de manera tal que a Bakura se le antojo como un pequeño conejito que se revolvía en la suave hierva.
─Keh!─bufo el espíritu ─ supongo que es más agradable estar aquí contigo que allí dentro ─ dijo de manera distraída, como quien habla del clima, mientras que se acostaba en el otro lado de la cama llevando sus manos tras la cabeza y cruzar una pierna sobre la otra demostrando la comodidad con la que se manejaba en la vivienda de su luz.
Ryou por un momento comenzó a sentirse ofendido tras su comentario, pero a través de su nexo con el espíritu sintió que él no lo hacía con esa intención, sencillamente era parte de su personalidad, decir las cosas con un tanto de brusquedad, así que sencillamente lo ignoro y se acomodó bocabajo con los brazos cruzados bajo la cara que tenía hacia el lado de Bakura.
─Que descanses Bakura─ dijo con una pequeña sonrisa.
─Que descanses… Ryou─ dijo con voz suave cerrando los ojos.
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Me desperté con un débil dolor de cabeza y una sensación de incomodidad en todo el cuerpo, supuse que no había pasado mucho tiempo desde que me acosté puesto que no me sentía descansado como de costumbre tras la siesta, así me revolví en la cama para quedar de costado y levantarme un poco para ver el reloj digital en mi escritorio. Comprobé que apenas había pasado cerca de media hora, dirigí mi vista a mi compañero quien seguía casi en la misma posición -solamente había bajado los brazos- pero no se notaba tranquilo. Un escalofrió me recorrió completamente dándome a entender el motivo de mi despertar, la habitación se había enfriado bastante y yo mi cuerpo ya no aguantaba el frio así que me senté para tomar la manta tras frotar mis brazos un poco, regrese mi vista a Bakura y le vi fruncir levemente el ceño y moverse un poco, pensé que quizás también podría tener frio por lo que acomode la colcha para que le cubriera hasta las caderas y yo me cubrí hasta el pecho poniéndome esta vez de costado de espaldas a la pared.
Me revolví un poco acurrucándome para que el frio se fuera pronto y sin quererlo rose por breves segundos una de mis manos con una de las de Bakura y descubrí que, a pesar de lo que creía, su tacto era tibio, aun así aleje mi mano rápidamente no queriendo despertarle. Cerré los ojos esperando volver a dormirme hasta que sentí movimiento a mi lado.
─Estas helado─ murmuro a mi lado.
─Si, me dio frio, por eso me eh arropado─ conteste entreabriendo lo ojos, sin embargo los abrí completamente al ver que el rostro de Bakura estaba a escasos centímetros del mío, él sonrió ante esto.
Tras mi respuesta él ladeo el rosto un poco y luego volvió a recostarse, ahora de costado y más cerca de mí. Volví a cerrar los ojos, extrañamente cómodo con su cercanía con toda la intención de dormirme de nuevo cuando sentí como él pasaba su brazo por mi cintura y me jalaba contra sí, sorprendí bastante con su acción pero pronto me invadió una agradable calidez que emanaba de su cuerpo que me era totalmente confortante así que recosté mi cabeza contra su pecho notando la tranquilidad y seguridad que me traía. Tantas sensaciones me adormilaron fácilmente y pronto caí ante el sueño.
Fin de Pov’s Ryou
Pov’s Bakura
Me sorprendí bastante de que mi yadonushi me ofreciera dormir con él ya que sabía perfectamente lo tímido que es este niño, aun así aproveche la oportunidad y accedí, era extrañamente agradable y tranquilizante el tenerlo cerca así que pensé que podría abrazarle de nuevo cuando ya estuviera dormido para poder dormir yo también por lo que me acomode a su lado esperado el tiempo prudente hasta que se durmiera, pero justo cuando iba a hacerlo pude sentir una perturbación en su sueño a través de nuestro nexo así que fingí dormir esperando a ver qué pasaba.
Enfocándome en la sortija del milenio pude ver que se levantó y dio un vistazo a la habitación, pareció mirar algo en la mesa que había tras mío y también a mí, luego pude notar que tembló un poco y froto sus brazos con sus manos, ¿tendría frio? En la habitación la temperatura había descendió, pero a mi poco me molestaba, perece que a él sí.
Tomo las mantas que había retirado antes de acostarse y volvió a mirarme, luego me cubrió hasta las caderas con ella antes de cubrirse a sí mismo hasta el pecho, mi mejillas se calentaron ante su gesto, él era el que tenía frio, aun así también se preocupaba por mí a pesar de ser un espíritu y lo más lógico sería que no sintiera la temperatura -contrario a la realidad, cosa que no sabía explicar- segundos después mientras volvía a acomodarse rozo una de sus manos con la mía y pude sentir como su piel estaba muy fría, me preocupe un poco por lo que mande al dem*nio lo de esperar a que se durmiera y me acerque a él.
─Estas helado.
─Si, me dio frio, por eso me eh arropado─ contesto entreabriendo lo ojos pero tuve el orgullo de verlos abrir completamente por la sorpresa cuando noto mi rostro estaba a escasos centímetros del suyo, definitivamente mi cercanía le afectaba jeje. (N/A: imaginen un chibi Bakura que se inflaba poquito a poquito por el orgullo xD) Y fue lo que me dio más impulso a hacer lo que tenía pensado así que me volví a recostar, esta vez de costado y ahora más cerca de él, cuando cerró los ojos pase mi brazo por su cintura, era un tanto estrecha para un chico, pero me gustaba agarrarlo por allí por esa misma razón así que deje mi mano en la parte baja de su espalda y lo atraje hacia mi sintiendo por medio de nuestro vinculo todas las emociones que lo invadieron en ese momento, sorpresa, un tanto de vergüenza, tranquilidad y confort. El correspondió a mi gesto recostando su cabeza por mi pecho.
Puede sentir que se durmió pronto y la sensación de él tranquilo e indefenso entre mis brazos junto a la suave calidez que su piel empezaba a recuperar me llevo a mí a dormirme también. Y por primera vez en mucho tiempo, dormí con una sonrisa en el rostro.
Fin de Pov’s Bakura
Dos horas más tarde el menor de los albinos empezó a revolverse en su cama, ya totalmente descansado y con energías renovadas despertó de su siesta vespertina. Ryuo había dormido como hacia muchísimo tiempo no lo hacía, se sentía envuelto en una calidez y comodidad impresionantes, froto uno de mis ojos para despabilarse y pronto se percató de dos fuertes brazos que le sujetaban por la cintura, se dio cuenta de que había terminado con la mitad del cuerpo recostado en el pecho de Bakura quien se había echado bocabajo y las mantas ahora le cubrían hasta la mitad de la espalda, realmente se sentía muy cómodo entre sus brazos, sentía que podría dormir horas y horas en esta misma posición, solo percibiendo la tibieza de su compañero, el ligero olor a sándalo y vainilla que despedía su ‘cuerpo’; aun así sabía que tenía que levantarse para hacer los deberes escolares y no quería despertarlo así que lento pero seguro se deslizo entre sus brazos hasta lograr sentarse en la cama y estirarse para desperezarse, bostezo un poco y se movió suavemente hasta sentarse en el borde de la cama pero justo cuando iba a levantarse unos brazos conocidos le retuvieron desde atrás impidiendo la acción. Bakura recostó su cabeza en la espalda de su luz.
─Ah dónde vas?─ cuestiono con una voz adormilada que le saco una risita.
─ ¿Te desperté? Discúlpame, es que debo hacer los deberes que me dejaron en clases ahora, para no tener que hacerlas el fin de semana─ el mayor solo respondió con un bufido de molestia─ si quieres puedes seguir durmiendo en lo que yo las hago, prometo que en cuanto termine saldremos a pasear o hacer que tú quieras─ contesto el oji-verde.
─Hummmm… de acuerdo─ fue la sencilla respuesta del mayor mientras soltaba a su par y regresaba acomodarse en la cama, aunque ya sin la intensión de dormir… dormiría solo cuando su hikari regresará a sus brazos.
Ryou recogió su maleta, trajo su computadora y se sentó en el escritorio dispuesto a hacer sus tareas
Unas horas después el pequeño oji-esmeralda se estiraba en su silla cansado tras haber terminado sus deberes. Se giró para ver a su yami en la cama, el espíritu estaba sentado contra la pared de piernas cruzadas, al parecer, bastante entretenido con su deck de duelo de monstruos.
Segundos después el espíritu levanto la mirada para dirigirla hacia su hikari
─Has terminado ya, Yadonushi?
─Si, finalmente. Que haces?─ respondió mientras se levantaba para regresar a sentarse a su lado.
─Estaba revisando tus cartas, tienes una baraja bastante buena, con un par de cartas de trampas seria aún más fuerte.
─Sabes bastante de duelo de monstruos? Te gusta?
─Si, se bastante─ dijo con rostro inexpresivo por lo que pensé que no debería preguntar sobre eso por ahora
─Ya veo… Oye! Que te parece si damos un paseo por el parque de aquí cerca, hace un tiempo descubrí que tiene una zona medio oculta, bastante linda y tranquila ¿te apetecería ir?─ pregunto bastante tímido.
─Hummmmm… si, suena bien.
Ryou sonrió feliz, tenía muchas ganas de pasar tiempo con Bakura, anhelaba poder reforzar ese vínculo que apenas estaba descubriendo con él. Le gustaba esa sensación de unión con su yami. Parecía brindarle algo a su vida, algo a lo que todavía no le tenía nombre, pero simple y sencillamente le daba energías y voluntad para tener una sonrisa en el rostro sin importar nada más, le brindaba un motivo para vivir el día a día. Es como si hubiera encontrado una parte de sí mismo que no sabía que tenía, y que le había sido arrebatado al momento de nacer. Una sensación de plenitud, de estar completo, de tener alguien especial contigo. Era felicidad en su máxima expresión.
Y así paso, Ryou se acomodó la ropa, se vistió su chaqueta, calzo sus zapatillas y salió con su yami flotando a su lado en dirección al parque.
El lugar era precioso, una amplia zona verde llena de robles y bellas flores que daban color al lugar, unos cuantos niños correteando y jugando por aquí y por allá. La suave brisa primaveral completaba la escena. El menor de los albino sonrió y guio a su yami a una pequeña zona tras los arboles más densos del lugar, al poco tiempo salieron a un pequeño claro que tenía una fuentecita que formaba una lago en el centro, unos cuantos arboles ya más dispersos brindaban sombra y frescura al lugar.
Ryou se sentó bajo la sombra de uno de eso árboles, Bakura sin ningún miramiento, se recostó a su lado, dejando su cabeza descansando en el regazo de su luz, y allí se pusieron a conversar, hablando de ningún tema en particular, bromeando, riendo y contestando a las dudas del espíritu sobre su mundo Ryou se sintió más pleno y feliz que nunca.
A su vida había llegado alguien especial, alguien a quien le importaba y que se preocupaba por él -aunque no lo expresara abiertamente sabía que así era- alguien con quien compartir todo lo que era y todo lo que él representaba, que estaría con él y cuyo vinculo era inigualable e irrompible, no porque fueran yami y hikari, no por la magia de un artículo egipcio de 5 mil años de existencia -al cual le debía mucho, se aseguraría de conseguirle una bonita cadena- sino porque eran dos almas destinadas a conocerse, destinadas a complementarse y equilibrarse juntas, destinadas a darle a la otra motivos para afrontar la vida sin importar lo que esta les pusieran en frente. Atravesarían los obstáculos juntos, porque juntos, estaban en casa.
Cuando el sol empezó a bajar Ryou juzgo que ya era tiempo de regresar a casa y así se lo hizo saber a Bakura
─Podrías dejarme a mi caminar de regreso?
─Eh? Claro, si es lo que quieres, no tengo problema─ consintió con una sonrisa─ siempre y cuando no me dejes inconsciente.
En ese instante la sortija que colgaba de su cuello brillo intensamente y Ryou se sintió mucho más ligero, abrió los ojos y se vio a sí mismo en las piernas de Bakura, el mencionado ocupaba el lugar en que estaba a este poco y le miraba con una sonrisa. El menor de los albinos se levantó, muy a su pesar, del regazo del mayor, así ambos ya en pie, emprendieron el camino de regreso a casa, Ryou hacia comentarios respecto a la sensación de ser un espíritu y flotar, mientras Bakura se reía de sus ocurrencias, se sentían muy bien en compañía del otro.
A mitad del camino empezó a caer una repentina llovizna primaveral que empapo a Bakura así que Ryou lo insto a que se apresurara a llegar a casa por lo que el mayor acelero el paso hasta llegar al departamento, una vez en el ascensor Ryou no puedo evitar soltar una risita puesto que, a su parecer Bakura se veía muy gracioso, su alborotado cabello ahora empapado le cubría en su mayoría los ojos y destilaba bastante agua, el mayor respondió con un gruñido mientras se exprimía el pelo y se quitaba la chaqueta azul para hacer lo mismo.
Una vez dentro de la habitación Ryou tomo una toalla y se la ofreció a su yami para que terminara de secarse y se acercó a la ventana seguido de cerca por él, afuera la llovizna estaba terminando y con el atardecer en el horizonte el paisaje era bastante hermoso, Bakura volvió a abrazarle por la cintura y recostó el mentón en el hombro ajeno. A lo lejos un precioso arco de 7 colores se extendía por el cielo completando el panorama.
─Bakura
─Mmmm?
─ La- la pase muy bien hoy contigo… yo-yo estoy feliz de que seas mi yami─ dijo en un tono bastante tímido y muy sonrojado evitando la mirada violácea de su compañero.
─Y yo… estoy feliz de que tú seas mi hikari─ dijo extrañamente serio y sincero, tomando con mano el mentón del menor adorando el brillo en sus ojos esmeraldas.
Ryou sonrió, sabía que ese fin de semana sería muy especial ahora que Bakura estaba con él y también sabía que sería el primero de muchos.