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Compensación por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola
Se lo que prometí, actualizar los fics que debo pero bueno, este capítulo tuvo mis dolores de cabeza, borrar cosas, agregar otras, leer un poco en Wikipedia, no quería decepcionarlos con el capítulo anterior, quería darles algo mejor de lo normal y he aquí el cap final...espero. Jugué horas interminables en el Gta San Andreas para poder hacer el lemon, quería el lugar perfecto, poder localizar todo (Angel Pine es a donde fueron, al parque de remolques donde Cj se refugia después de que fue “expulsado” de Los santos)

Mire a mi alrededor con cierto temor, comencé a pensar que la idea de compensar a Aioros por el pasado había sido una muy mala idea, vi la sonrisa tranquila de Aioros y aun así no me tranquilizaba del todo, no sabía que estaba pasando por su cabeza en ese momento, pero definitivamente no era algo bueno.  Aioros me tomo de la mano llevándome con lentitud, guiando por dentro de la casa a la que acabábamos de entrar después de casi dos horas de viaje desde el santuario hasta un pueblo abandonado.

La noche anterior pensé que quizás Aioros pensaría alguna compensación no muy brusca o humillante, se trataba del gran Aioros de Sagitario, el santo que sacrifico su vida por Athena, noble, bondadoso, en resumen un santo ejemplar, llegue a pensar que sería su sirviente un par de meses hasta que me sienta mejor por el pasado que cargaba en mis hombros, hasta que sintiera que realmente tenía ganado el perdón de Aioros y no solo de palabra, que era el que tenía desde que abrí los ojos nuevamente tras sacrificarme frente al muro de los lamentos en pos de Athena, sino que sería un perdón justo, ganado con sangre y sudor, literalmente.

Aioros me había dicho en la mañana, después de pensar toda la noche sobre mi oferta de reparar mi error con actos, me explico que quería llevarme fuera del santuario a un lugar especial donde esperaba que lo que me pidiera hacer, yo aceptara, le asegure que iba a hacer cualquier cosa que me pidiera, no iba a negarme, si eso lograba reparar el error que cometí trece años atrás.  Después de eso el propio Aioros imploro a Athena y al patriarca un permiso para salir de las doce casas por veinticuatro horas, y que regresaríamos más tardar al mediodía del día siguiente, tanto  la diosa como el sabio patriarca no estaban muy de acuerdo en acceder a ello, veinticuatro horas nosotros sin armaduras sería peligroso si nos atacaban de imprevisto, pero Aioros rogo tanto terminaron por dar su permiso y así a las dos de la tarde ya estábamos bajando las doce casas a una localización desconocida.

A pie llegamos a un pueblo aledaño al santuario, donde vivía gente bastante carenciada pero feliz, al menos eso vi, Aioros me pidió ayuda para hacer algunos trabajos en el pueblo, sencillos,  así lo hicimos, ayudamos en la recolección de agua, conseguir leña y también a algunos negocios, llevando encargos, como la panadería y la farmacia. Estuvimos bastantes horas en el pueblo que no me fije cuando el sol estaba por ocultarse tras las montañas, pensé que esos serian todo y que mañana proseguiríamos con el trabajo, pero Aioros tenía otros planes. De la mano Aioros me llevo al centro de Atenas, donde rento un auto, bastante viejo,  y comenzó a conducir, no hablamos en todo el camino, Aioros estaba muy concentrado lo que me llamo la atención, pero decidí no decir nada, no tenía porque.

 Después de dos horas de viaje vi a donde Aioros me estaba llevando, un pueblo en medio de la nada, rodeado de bosque, un pueblo casi abandonado pero que aún tenía presencia de gente. Un pueblo abandonado por el tiempo, con algunas que otras calles asfaltadas y calles de tierra, había casas construidas con buenos materiales y algunas con materiales pobres, como madera y chapas viejas.  Aioros estaciono en un lugar al sur, casi totalmente apartado, un parquin de remolques. Se bajó del auto y busco un azulejo que estaba escondido debajo de la tierra y maleza, cuando encontró el azulejo lo levanto con cuidado y saco una pequeña caja de metal, oxidada.

-¿Aioros?- le pregunte al verlo, después de bajar del auto.

Aioros no me respondió, abrió la caja con sumo cuidado, como si se tratara de una caja de cristal, y saco una llave bastante vieja, no tenía llavero y estaba totalmente oxidada, abrió la puerta,  golpeando con fuerza, ya que parecía haberse atascado y entramos a aquel remolque. Aioros cerró la puerta detrás de mí y coloco unos pasadores que estaban oxidados.

-¿Qué es este lugar?- le pregunte.

-En este lugar, Aioria y yo crecimos, hasta que el patriarca Shion nos vino a buscar, yo tenía diez años, Aioria unos tres, mi madre acababa de fallecer…este viejo remolque nos vio crecer- me explico sereno.

-¿a qué me has traído aquí?- le pregunte sin entender- Nos has estado aquí en más de veinte años.

-Diecisiete años abandonada en el tiempo…- exclamo mirándome- ¿sabes que soñaba cuando tenía catorce años?- me pregunto tranquilo.

-Sueños típicos, supongo, vivir en paz, sin guerras- respondí, esperando fuera correcto.

-Todos los días- exclamo sonriendo- pero en realidad, hay muchos, veras Shura,  a los catorce años estaba en la edad de saber que me gustaba ¿hombres o mujeres? ¿Tú qué crees?- me pregunto mientras comenzaba a agarrar cada parte de lo que podía tocar.

-Mujeres…sé que Aioria le gustan las mujeres.

-Te equivocas- me sonrió acercándose a mí y paso su mano por mi  mejilla, lo que me tenso- tenía sueños con hombres.

-Ya veo- susurre haciéndome hacia atrás.

-Pero, mis sueños  húmedos no eran como la mayoría tiene, de una cama, sabanas y sexo, eran algo más pervertidos- cambio su sonrisa, ahora un poco más siniestra, lo cual me causo temor- por supuesto, con lo que paso hace trece años no pude cumplir con aquellos sueños, al menos experimentar que se sintiera.

-Aioros- exclame retrocediendo al verlo.

-Shura, tu dijiste que harías todo lo que yo quisiera, no ibas a negarte- se me acerco mirándome intrigante- ¿recuerdas tus palabras?

-Dije que haría lo que fuera para compensarte pero…

-A mi edad, veintisiete años, la edad que los dioses decidieron darme al revivir, perdí trece años de mi vida, ¿Qué podía hacer en esos trece años? La actividad sexual sería una de ellas ¿no lo crees?

-Aioros-  no puede hacer más que tragar saliva, ya no podía retroceder, estaba contra la pared.

-He buscado en los pueblos a alguien que cumpla con lo que quiero ¿adivina qué? Solo hay mujeres- me dijo mirándome con esa sonrisa que estaba comenzando a atemorizarme, no estaba delante de aquel que para mí fuera un gran santo- ¿quieres compensarme Shura?

-Si pero…

-¿entonces Shura?

-Aioros yo no puedo…

-¿Por qué? ¿Por tu honor? ¿Por ser el santo más fiel a Athena?- me pregunto indignado.

-No…claro que no…sabes que ya no tengo honor, los santos más fieles a Athena son los de bronce y…

-¿Entonces Shura?- me tomo la barbilla- dime cual es el problema.

-Yo no…

-¿tú no que?- me pregunto mirándome intrigado.

-Yo nunca he tenido mi primera experiencia- exclame bajando la mirada, no quería decirlo, supongo que soy el único casto en el santuario a mi edad, Saga como el mayor ya tenía una pareja activa, Death Mask, hasta los santos de bronce, Shun como el más chico, con solo trece años, ya había tenido su primera experiencia, más yo era el único santo que conocía que no había tenido una sola relación en años.

-¿ese es el problema?- me pregunto y lanzo una carcajada- estamos en las mismas Shura, mi diferencia es que yo me salte esa etapa de primeras experiencias…- sin darme cuenta él se desprendió el cinturón- ¿no has soñado si quiera en eso?

-Aioros yo no…

-No me digas que nunca has tenido esos deseos- me susurro al oído, sentía su respiración sobre mí, su mano derecha aferrándose a mi cintura- ¿no has tenido esos sueños húmedos donde tienes que usar tus manos para calmar sus deseos?

-Yo…no…- susurre.

-¿No me digas que no has metido tu mano por las noches entre tus pijamas y después sentir ese tibio liquido salir de ti manchando tu cama?- me susurro insinuante.

-Pero yo no…no he….

-Tú me prometiste una compensación ¿no es así?- volvió a susúrrame, mientras su mano izquierda se ocupaba de la cremallera de su pantalón.

-Si te lo prometí, pero…Aioros.

-Entonces, cumple con lo que prometiste.

Me mire impotente, no podía escapar, me había prometido a mí mismo no lastimar de nuevo a Aioros, no solo por el cariño que sentía por él y la culpa de haber sido su asesino. El me miro triunfante con una mirada fría, una que jamás había visto de él.

-Aioros- susurre bajando la mirada- yo no sé…por dónde empezar-mi mirada expreso temor, pensaba que quizás con eso Aioros desistiría, pero en cambio su sonrisa macabra se ilumino.

-Quítate la ropa…te guiare como en los sueños- volvió a acercarse a mí, luego lamio mi cuello, lo que me hizo tensarme.

Temeroso del proceder de Aioros accedí, fue cuando me di cuenta de su cremallera abierta y como una erección comenzaba a  notarse tras la tela. Quede desnudo, temeroso de lo que Aioros me obligaría a hacer, el me tomo de la barbilla y sonrió con cinismo. Solo quede en ropa interior, lo que causo la desaprobación de Aioros, quien metió su mano dentro de la única prenda que tenía puesta.

-Date la vuelta- me dijo serio, por lo que obedecí quedando de espaldas a él, sentí como me bajo, el tintineo de su ropa interior fue lo que siguió, cerré los ojos sabiendo lo que seguía,  Aioros me penetro lentamente, lo que me causo más dolor,  pero pese a lo que pensé, rápidamente saco su miembro e introdujo algo más pequeño en su lugar- Solo sentirás una pequeña molestia por un par de minutos y luego Aioros me dio vuelta para estar frente a él.

-Aioros- dije con temor.

-Arrodíllate- me ordeno serio, a lo que obedecí quedando frente  a frente con su entrepierna erguida- ahora lámelo como si fuera un helado. Di una pequeña lamida, lo que frustro a Aioros, tomo mi cabeza con fuerza y la acerco más a su miembro- continua, desde la base a la punta, sin parar.

Cerré mis ojos con fuerza y temor,  para comenzar a obedecer con lo que me pedía Aioros, mi lengua se ocupaba de cada centímetro de la entrepierna, desde la base hasta la punta. Con su mano me fue guiando,  al punto que también estaba lamiendo sus testículos. Sentía sus gemidos de placer demasiado alto, mis ojos comenzaron a derramar lágrimas, no me gustaba lo que hacía, pero era la manera de compensar a Aioros, según él.

-Métetelo a la boca- exclamo excitado, a lo que obedecí- chúpalo como a una paleta, solo el glande, no te detengas- continúe obedeciendo- succiona-Obedecí ciegamente hasta que sentí un líquido salado que tuve que tragarme, mire al suelo después de eso, esperando que fuera lo que Aioros quería, se agacho a mi altura y me sonrió- tenemos toda la noche  ¿no me digas que estás cansado?

- Yo…-exclame temeroso.

-te contare algo, ven- me tomo de la mano, levantadme lentamente, me llevo a donde había un sofá pequeño, el cual limpio sacándose su camisa y usándola como trapo, luego se sentó con las piernas abiertas-date la vuelta- obedecí sin saber que era lo que quería hacer, sentí como introducía sus dedos y sacaba aquello que había colocado dentro de mi antes de comenzar y luego me volvió a el- ven, siéntate- me invito, yo me quede tieso al ver su entrepiernas aun erguida. Quería salir corriendo de allí, pero Aioros me tomo de la mano y me fue guiando hasta que ya no podía acercarme más- ¿entiendes lo que tienes que hacer?

Asentí con la mirada, no me quedaba más opción, me subí al apoyándome en los brazos del sillón y lentamente fui bajando, introduciendo dentro de mi aquella entrepierna palpitante, abriendo mis pues a cada lado.  Me termine de sentar sobre Aioros, el cual me acaricio lentamente y me beso en los labios.

-Sientes mucho dolor- me dijo en susurro- mira, te contare un secreto, no le digas a nadie, ¿me lo prometes?

-Si- asentí intentando no llorar ante el terrible dolor que sentía- Duele.

-Quédate quieto, te dolerá más- me aseguro- la noche apenas empieza, querido Shura, faltan muchos lugares, está la mesada de la cocina, el escritorio, este sillón, y claro falta llegar a la cama ¿no me digas que no resistirás?

-No creo- exclame aterrado.

-¿Sabes de que era la diosa Afrodita? ¿Qué culto se le daba?- me pregunto.

-Al amor- dije sin entender.

-No, Afrodita era la diosa de la sexualidad, lujuria, belleza y la reproducción, ¿sabes algo de sus hijos?

-Fobos y Deimos…hijos de Ares, del terror…- susurre.

-No- exclamo mientras movió su cadera, de atrás a adelante, lo que me causo gran dolor, cerré mis ojos ante eso, respire agitado hasta que el dolor lentamente desapareció.

-Afrodita tuvo hijos que representaban el deseo sexual, como Eros, responsable del sexo y la atracción, Himero, de la lujuria y el deseo sexual.

-¿A dónde va todo esto?-pregunte con temor, por lo que Aioros logro hacer otra estocada- Aioros, duele…por favor…

-Tranquilo, lo sé, lo sé, aun no estás preparado ¿sabes qué era eso que te introduje? Te contare, Eros es el dios primordial, responsable de la pederastia en la antigua Grecia, el amor entre hombres, en la antigüedad era una relación entre un soldado más joven, o un joven y un hombre ya en edad adulta, no perteneciente a la familia próxima del joven, según la tradición, esto se hacía por muchas razones, mi favorita es el amor entre un hombre mayor con experiencia que le trasmite la propia al joven.

-no entiendo a donde va todo- exclame con duda, sintiendo otra estocada dolorosa.

-No hables o será peor- me advirtió y saco algo del bolsillo de su pantalón, lo mire, era como una pequeña vara de color rojiza, que poco a poco tomo una forma más alargada con una punta- esto es un instrumento creado por Eros, al igual que el brazalete que llevo puesto, pero este es el importante, el brazalete te explicare después…

-¿Por qué tienes eso?- pregunte alarmado, como respuesta a ello, no recibí una sola estocada, sino varias consecutivamente hasta que gruesas lágrimas comenzaron a salir, Aioros se detuvo y luego  me miro.

-Esto es…bueno, el nombre genérico, no así el nombre con el que se nombra porque no lo sé, lo encontré cuando en la biblioteca me puse a husmear, según leí, esta vara, según los viejos libros, se usa como un consolador de dos usos,  primeramente según los libros debe introducirse antes del sexo oral y sacarse antes de la penetración, dependiendo del color que tome se sabe dos cosas ¿quieres saber?- me pregunto, a lo que me aferre sabiendo lo que podría venir si preguntaba, así que me quede en silencio, Aioros en contra comenzó otra vez a mover sus caderas de manera rítmica.

-Basta, detente…si quiero saber- exclame en llanto, no soportaba el dolor.

-Buen chico- sonrió- deja de ponerte tenso, existen tres colores posibles, verde, amarillo y rojo, como los semáforos, pero el color solo expresa lo contrario, el color verde expresa que la persona con quien se mantendrá la relación sexual o es muy joven o no tiene interés alguno en hacerlo con quien porta el consolador, el amarillo significa que hay curiosidad e inseguridad, sentimientos encontrados que no se explican, el rojo significa que hay un deseo existente, si sale verde entonces la persona no quiere tener relaciones, si sale amarillo o rojo significa lo contrario, aunque el rojo es más seguro que el amarillo- me explico y me mostro aquella vara- tu color, como vez, es el rojo, tienes el deseo ¿Por qué estas tenso Shura?

-¿tengo el deseo?- pregunte sin entender- pero yo…

-Shura, no puedes negarlo, el consolador fue hecho para dos propósitos, el primero generar la seguridad al adulto si su joven pupilo, aprendiz o protegido realmente quiere consumar el acto- me explico sonriendo de manera amable, su sonrisa, lo cual me calmo, me deje caer sobre el mientras me abrazaba, ya no sentía dolor a pesar de todo, su sonrisa había vuelto y eso me confortaba, puso su mano en mi cabeza y me aferro contra su pecho- ¿ves que no se equivocó? Si quieres hacerlo, pero ¿Qué te detiene? Dímelo, no quiero lastimarte.

-Lo estás haciendo- exclame dejando mis lágrimas salir, ya no me importaba nada en lo absoluto, solo llore.

-Es porque estas tenso, nervioso e inseguro, tus sentimientos están alineados no así con tu razón, sabes lo que quieres pero algo te impide que  tu cuerpo reaccione a tu deseo.

-¿Algo me lo impide?- me pregunte a mí mismo aunque Aioros escucho.

Sentí las manos de Aioros tomando mi rostro suavemente y poniéndolo frente al suyo, mire con intriga, no entendía que quería que hiciera y al ver su sonrisa me tranquilice, y ante mis ojos de sorpresa Aioros me beso, primero unió sus labios en un tierno beso, después nos separó por escasos segundos para el segundo, el cual fue más apasionado, nos separó por unos segundos, lo vi tomar aire muy profundamente inflando su pecho y luego volvió a besarme, más apasionadamente, introduciendo su lengua dentro de mi boca, por un momento no supe que hacer, más que dejarlo que explorara, cerré los ojos y disfrute de aquel beso hasta que nos separamos por falta de aire.

-Me amas- dijo sonriendo- Shura me amas ¿Por qué dudas entonces?

-No lo sé- respondí bajando la cabeza- por pena, por temor, remordimiento.

-¿Remordimiento? ¿Por qué? Yo te he perdona, todos te hemos perdonado- me interrumpió.

-No es tan así Aioros, no es como cuando éramos niños y si uno ofendía a otro solo bastaba con pedir disculpas y todo se arreglaba, te asesine, te lastime, te llame traidor y Aioria salió lastimado- expuse mirando serio- no puedo amar a quien asesine, porque…está mal.

-Yo te amo, amo a mi asesino, eso no está mal- sonrió mirándome- yo te amo desde que te vi, tenías diez años y aun así ya te amaba, a pesar de todo te sigo amando…al revivir sabía que quería estar contigo solamente, rechacé a todos quienes se me acercaron por ello, hasta Afrodita, y mira que él es guapo, pero solo te tengo a ti, por eso te traje, este lugar es importante para mí como lo eres- me explico sereno- deja de culparte por el pasado, no puedes hacer nada para cambiarlo, pero vive el presente a pleno, yo te amo Shura.

-No entiendo ¿para qué me trajiste? ¿No era para cumplir con tus deseos?- pregunte sin entender, ahora si estaba muy confundido, mucho más que antes.

-Además de eso, quiero hacerlo contigo en el lugar que me vio crecer antes de ser caballero, tiene un gran valor sentimental para mí, este lugar me vio nacer y ahora quiero que este lugar me vea convertirme en hombre.

-Ya lo eres, eres un gran hombre- lo abrace sin más- al menos para mí.

-Eso es lo que quería saber- me susurro al oído y cambio su mirada de pronto, me miro con lujuria- ahora viene lo interesante, ¿quieres saber para qué es este brazalete?

-¿Para qué es?- mire con intriga, no por nada Aioros ponía esa cara.

-Himero creo este brazalete para expresar la lujuria y el deseo sexual, una vez que se cumpla las fantasías de la persona que lo usa su efecto se anulara, por lo tanto solo en ese momento se llegara el éxtasis- me contesto- tenemos una noche muy larga Shura.

-¿y la segunda función del consolador?- pregunte aterrado, si Aioros no cumplía con todos sus deseos no quería imaginarme para que más se usaba el consolador de Eros, aunque tenía una idea.

-Buena pregunta, si la persona con la que se mantendrá relaciones, expresa su consentimiento, antes de la penetración - respondió y luego me lamio el cuello, lo que extrañamente me dio cosquillas- debe tener el consolador dentro, como vez tiene un tamaño bastante pequeño, pero poco a poco, va tomando la forma, no así el tamaño total, cuando termine de cumplir su función, se reemplaza, es un dilatador…

-Te saltaste eso- le reclame sonrojado.

-No, quería respuestas, ya las tengo y creo que las obtuve, de no haberlo hecho así, no las habría tenido-me beso dulcemente mientras ponía sus manos en mi cadera, para luego levantarme lentamente, luego me guio para que me levantara, sentí mis piernas temblar en ese momento, en ese momento Aioros me tomo de las manos y me guio hasta la mesa de la cocina, antes de subirme en ella introdujo el pequeño consolador y me subió- te voy a enseñar a dar sexo oral- exclamo mirándome con lujuria- pero después te toca a ti de nuevo.

Las palabras de mi castaño adorado, creo que es la forma más correcta de llamarlo ahora, se hicieron hechos y comenzó la felación, primero dando besos a mi entrepierna, luego comenzó a lamer, mire atentamente en un principio, para aprender si después tendría que demostrar que lo aprendí. Poco a poco me vi obligado a cerrar los ojos mientras mi espalda se arqueaba de placer, Aioros lo hacía bastante bien, daba pequeñas mordidas en mi glande y también usaba su lengua con maestría, por un momento pensé que estaba en el paraíso detrás del placer, hasta que no tuve más opción que dejarme llevar y así Aioros bebió mi esencia. No satisfecho con eso comenzó a besarme apasionadamente atrayéndome más a él, sentí cuando me quitaba el consolador lentamente para sustituirlo por su ombría y a pesar de eso sentí pacer, me abrace a él y deje que todo fluyera.

El brazalete al parecer no me dejaría dormir a pesar de todo, pero no me importaba, realmente sentía gran alivio y placer con cumplir los deseos de Aioros, quien lleno mi interior con su esencia después de varios minutos de penetrarme. Sentía algo de dolor, una molestia insignificante, pero a la vista de Aioros debería resistir toda la noche, en ese momento maldecí a Himero por crear ese brazalete. La siguiente fantasía de Aioros era en la ducha del remolque, me llevo entre sus brazos hasta allá donde se paró en seco, prendió el agua, la cual primero salió de un color marrón, y luego de aclaro, para salir fría y se lavó detalladamente, al igual que a mí para poder continuar.  Esta vez era mi turno de demostrarle lo que había aprendido en la cocina, así que cuando todo el jabón salió de su cuerpo me dedique a jugar en su entrepierna, a pesar del frio que me carcomía los huesos por el agua continúe hasta volver a beber aquello que Aioros me daba con placer, luego fui a besarlo en los labios, el me dio media vuelta, quedando de espaldas a él, fue cuando sentí que entro nuevamente, esta vez de una manera más salvaje, sus estocadas eran rápidas, parecían no detenerse, yo me aferraba a la pared de metal y las llaves de la ducha para mantenerme en pie, hasta que Aioros termino dentro de mi nuevamente.

-Aioros, tus trece años de inactividad los tenías bien guardados- exclame al sentir nuevamente la esencia de Aioros.

-No es tan así- me sonrió- te contare después que es lo que pasa- volvió a besarme, esta vez mas dulcemente, apago los grifos del agua y me tomo de la cintura para llevarme a la habitación, que era la puerta seguida del baño.

En el cuarto vi a otro Aioros, era aquel que alguna vez quise, el sonriente y amable, algo pícaro, que le gusta hacerse el chistoso. Me besaba con dulzura mientras terminara de quitarse las únicas prendas que le quedaban, la camisa blanca que nunca se sacó y ahora estaba totalmente empapada, sus bóxer, también mojados pero ahora estaban enredados en sus rodillas y las medias, que nunca vi que se las sacara o intentara hacerlo. Sentado en aquella cama al principio y luego recostado solo me atine a sentir las caricias de Aioros mientras me besaba. Sus manos se movían con maestría, comenzó besando mi cuello y lamiéndolo también, para después bajar lentamente por mi pecho, se detuvo a besar, lamer y succionar mis pezones, causando que gimiera casi gritando, sentí como se enrojecían mientras Aioros los seguía excitando, finalmente termino después de un largo tiempo paso a mi abdomen y finalmente a su meta final, mi entrepierna donde estuvo bastante tiempo entretenido entre besos, lamidas y succionando desde el glande.

No recuerdo el momento exacto en que Aioros comenzó a penetrarme nuevamente, pero lo hizo de una manera sutil, con lentitud, mientras me besaba en los labios, con el pasar de los minutos las estocadas se hicieron más rápidas, salvajes, no pude evitar moverme al compás del ritmo que tenía Aioros moviendo sus caderas para maximizar aquello que sentía. Llegamos a ese momento cumbre juntos, yo tenía temor de que fuese yo primero y el  después de mucho tiempo,  pero finalmente llegamos a ese punto juntos, besándonos con el amor que nos teníamos. Aioros salió de mí lentamente y se recostó a mi lado, para luego dormir abrazados.

Desperté a la mañana siguiente, sintiendo el sonido típico de una vecindad, mujeres gritando a los niños, perros ladrando y como poco algún que otro grito de una pareja que acababa de amanecer, culpando a un recién llegado de borracho. Mire la muñeca de Aioros al recordar la noche anterior, me alivie que no la tuviera, porque de lo contrario en ese mismo momento volveríamos a empezar a cumplir con lo que fuera que Aioros soñó.  Para mi mala suerte o quizás suerte, Aioros de sagitario despertó poco después y me beso en los labios.

-Buenos días ¿Cómo amaneciste?

-Con dolor-respondí algo avergonzado.

-No te preocupes- acoto abrazándome- tendrás que acostumbrarte, todas las noches vas a compensarme Shura.

-Supongo que es mi castigo- sonríe- pero no uses ese brazalete…hablando de eso, me pareció extraño que tu…

-El brazalete- me interrumpió tomándolo- mira, este pequeño objeto puede causar tanta daño como felicidad al mismo tiempo, en épocas de poca natalidad se les daba por un periodo de tiempo el brazalete a aquellos hombres que quisieran tener hijos pero no se habrían concebido, dando más posibilidades de que estos lograran llegar al mundo, en malas manos es otra historia.

-¿otra historia?

-Según los registros que encontré, para poder usarlo adecuadamente- me explico sereno- un hombre tuvo este brazalete por muchos años, nunca se lo quito, al punto que se dejó dominar por el deseo- se interrumpió pensante y luego continuo- violo a miles de hombres, mujeres y niños, hasta que fue encontrado por los santos de Athena, por sus crímenes el hombre fue sentenciado a muerte en el santuario, ya que daño muchas vidas, un día después de que se declaró la pena que debería ser llevada a cabo la mañana siguiente, se lo encontró muerto por una vara de la propia celda que el mismo se incrusto, fue suicidio, al parecer no podía vivir con sus demonios.

-Entiendo, entonces eso pasó anoche, el brazalete permitió todo-

-De lo contrario no hubiera cumplido con mis deseos y aun estaría haciéndote mío- exclamo en un tono de burla, lo cual me molesto- Pero aún falta una fantasía por cumplir y espero que la cumplas.

-¿una fantasía? ¿Dónde ahora? ¿En el auto que rentaste? ¿En un baño público? ¿El baño de un avión?- comencé a lanzar preguntas al azar.

-No precisamente- sonrió- si, la primera, quiero algo de acción en un auto, las demás no, pero mi verdadero deseo eres tú, Shura… ¿Serias mi erómeno?

-¿Eso qué es?- pregunte sin entender sonrojado ¿me estaba pidiendo lo que en realidad pensaba?

-De lo que hablamos anoche.

-¿De otros dioses?- pregunte, luego llego a mi mente lo que me hablo acerca de las relaciones entre hombres en la Grecia antigua y fue en ese momento cuando note que Aioros ya estaba sobre mí, a punto de abrirme las piernas- lo de los pederastas…

-Así es- exclamo tranquilo- tu serás mi joven amado  a quien yo adoctrinare.

- ¿Tú serás el viejo barbudo a quien debo de obedecer?- pregunte sin entender, recordé haber visto pinturas antiguas y cuando había dos hombres en la misma vasija, siempre uno era joven y esbelto y el otro un viejo con larga barba- está bien, pero…no te dejes crecer la barba…te quedaría mal.

Aioros me sonrió y me beso, creo que está de más agregar que tardamos más de quince minutos en levantarnos después de uniros nuevamente. Después de desayunar nos subimos al auto, Aioros dejo la casa tal cual la encontró y escondió la llave nuevamente, según el cada tanto volveríamos al tráiler para no acostúmbranos entre nosotros a  solo tener intimidad en nuestros templos.  Cuando llegamos al santuario cada quien iba a ir a su templo, pero decidimos quedarnos juntos en el templo de sagitario. Camino a la novena casa pasamos a saludar a cada guardián, hasta llegar  a la séptima, donde el sabio maestro se me acerco para saludarme, Aioros siguió su paso, diciéndome que me esperaría en la salida.

-¿difícil misión?- me pregunto sonriendo.

-Bastante- respondió sonriendo de igual manera.

-¿Compensaste a Aioros por el pasado?- me pregunto sin dejar de sonreír, pero esta vez me miraba de una manera como si leyera mis ojos.

-¿Qué sabe usted?- pregunte alzando una ceja.

-Doscientos años de sabiduría Capricornio, no lo olvides- me respondió sonriendo, llevo sus manos detrás de su espalda y luego se dio media vuelta para alejarse de mi vista mientras caminaba- procura que Aioros regrese todo a su lugar.

Lo mire alejarse, al parecer él sabía todo, no pude dejar de sorprenderme ante eso, ahora me pregunto si el también habría usado esos amuletos antiguos alguna vez, pero decidí pensar eso luego, corrí a alcanzar a Aioros, el cual me esperaba con esa sonrisa tan única que tiene, amable, feliz, llena de vida, me tomo la mano y comenzamos a subir, pasar por un templo vacío de escorpio y en el templo de sagitario encerrarnos con una sonrisa, dejando las culpas del pasado en donde deben estar, en el pasado.

Fin.

Notas finales:

Espero les allá gustado, Amantes de la pareja Aioros x Shura ¿les gusto el lemon? Es el primero que hago tan a pleno, creo que nunca les dedique tanto escrito, si ven alguna incongruencia, como el desenfreno de Aioros, la explicación está en el cap, el brazalete. Si les gusto el fic en sí, la temática (la angustia, el drama, relato de parte de uno de los personajes) y quieren más fics así, háganmelo saber, comencé a trabajar en nuevos fics con bastantes tramas parecidas, no retorcidas, pero algo es algo.

Los vere pronto en el próximo fic que actualice o el próximo proyecto que comience y para que se rian un poco…
Camus: TERMINA LA LUCHA DEL AMOR, quiero saber si me quedo con mi hermano o no, termina algo antes de comenzar otra cosa!!!
Shura: Yo quiero Abuso Policial, “__” ¿Cuánto mas debes jugar a ese juego de pandillas para actualizar?
Afrodita: Ella quiere llegar a los 100 *__* ¿podrías hacer un fic para mi y Death? Podrías llegar a los 50 fics en esta cuenta, somos muy populares.
Hyoga: a un lado dorados, el patonejo manda.
Shun: pero ella solamente ha usado parejas de oro, creo que pides mucho.
Milo: claro que no, nosotros mandamos, Bicho y su amado cubito.
Saga: Aconséjenle de mis parejas, conmigo está perdida.
Dohko: tigre y oveja, somos una pareja milenaria, la mejor.
Kardia: a un lado, experimenta con nosotros, Degel y yo somos los más que nuestros sucesores.


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