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El fuego en mí por Daggett

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Episodio 15




Fotografías


¿Cuántos días habían pasado desde esa noche cualquiera? Ni Alex ni Max lo sabían, solo sabían que estaban viviendo en una burbuja. que, desgraciadamente, estaba por romperse.

Max estaba al pie de la cama, miraba con adoración el perfecto cuerpo tendido sobre el colchón. Alex descansaba boca abajo, las sabanas apenas y cubrían parte de su cuerpo, una pierna colgaba ligeramente, podría verse parte de su espalda. Sin duda, era la escena más erótica que Max había visto, entonces decidió continuar con su plan, sacó la cámara y comenzó a tomar fotografías, quería conservar todos esos recuerdos, no pensaba mostrárselas a Alex, sabía que se enojaría, ya de por si nunca le gustaba posar ante la cámara. Por eso lo hacía mientras dormía, esas fotos serían para él. Nunca nadie podría admirar la belleza que ellas escondían.


Alex se removió y Max con un rápido movimiento guardó la cámara en su mochila, en ese instante, Alex se giró y le sonrió.


-buenos días

-muy buenos



Max arrojó la mochila aún lado y se acomodó en la cama junto al chico.



-ah no es justo, ya estas completamente vestido mientras yo sigo desnudo

-eso me hace recordar una fantasía que tuve el otro día

-espero ser yo el chico de la fantasía

-siempre lo serás



Max besó de forma lenta al chico bajo las sabanas, pero pronto Alex se incomodó



-¿Max, vas a ir a algún lado?


El aludido bajó un poco la mirada, maldiciéndose por no planear alguna mentira


-este…veras…

-solo dilo…

-Alex, todo ha sido genial estos días, demasiado bien, pero sabes…aún no estamos fuera de peligro.

-tenías que arruinarlo todo


El menor se levantó de la cama directo a la ducha, realmente no estaba molesto con Max, pero si con esa situación de ser casi felices…casi, eso era lo que molestaba, todo el tiempo tratar de ignorar lo que los perseguía, sobre todo a Max. Esperaba que el mayor lo acompañase, pero nunca sucedió.–-seguramente quiere darme mi espacio-. Pensaba… Escuchó un pequeño ruido, era la puerta de su habitación, el menor no le dio importancia y siguió con su refrescante baño.

Salió de la ducha con la toalla enrollada en sus caderas, ya no estaba Max, en su lugar había una nota sobre la cama.
Alex sonrió y fue hasta la nota, la leyó demasiado aprisa, pronto aquella sonrisa se esfumo de sus labios. El corazón se le agitó violentamente, sus manos temblaban y dejo caer la nota, junto a ella estaban unas fotografías, el chico las tomó con mucho miedo, se llevó la mano a la boca con horror, un sollozó escapaba de su garganta.
Se dejó caer abatido sobre la cama, quería contener el llanto, la desesperación…pero, Alex, a pesar de su lado tierno y sensible, tenía otra personalidad que salía a flote cuando era necesaria, el lado que envolvía su corazón haciéndolo de hielo.

Se levantó de la cama, limpió las lágrimas de sus ojos y se dirigió al closet para sacar la ropa que se pondría, ya había tomado una decisión.



********************



Max paseaba por el centro comercial con la cámara en mano, buscaba el local donde trabajaba su amiga, cuando la vio, este le sonrió desde afuera y procedió a entrar al local.


-hey, B… ¿Qué tal los negocios?

-muy bien, aunque a veces quisiera pasearme los fines de semana en vez de estar encerrada aquí.



Ambos chicos se sonrieron, Max dejaba la cámara tímidamente sobre el mostrador.


-bueno, quiero revelar estas fotografías, la cosa es que…mmm bueno, y solo confió en ti, ya sabes.


La chica sonrió de forma burlona, B era una chica de color con el cabello rizado que le caía hasta los hombros.


-Max, existen las camaras digitales, así nadie tiene que enterarse de que hay en ellas.

-si, no se me ocurrió (bajando la mirada avergonzado)

-no te preocupes, yo misma me encargo, nadie las verá y gracias por llamarme B, sabes que odio mi nombre.


Max sonrió

-vendré por ellas en un par de horas.



El chico castaño salió del local, antes de ir de nuevo con Alex, tenía que hacer sus rondas, esas misma que molestaban tanto a su pareja.



Condujo hasta llegar a esos departamentos de lujo, los recuerdos de aquella noche volvían, el incendio, la pelea, el saber quien era su tía, saber de la cruel muerte de sus padres biológicos.


Esta vez decidió bajar del automóvil y se acercó, después tuvo una idea más peligrosa, subir de nuevo a aquel lugar.


Paso por las puertas corredizas pero el conserje del edificio lo detuvo…


-joven, no se puede entrar aquí hasta que se identifique o me diga a quien viene a visitar.

-eeh bueno…vengo a ver el último piso

-a vaya, al fin se vendió…parece que la extraña dama que vivía ahí encontró un comprador.


Max decidió continuar el juego…


-antes de hacer mi oferta final, quiero ver que no este muy destruida, ya sabe…por el incendio.

-los bomberos llegaron pronto, la joven logró escapar milagrosamente, pero la ultima vez que subí me di cuenta que el ventanal ya fue reparado, será cosa de limpiar y pintarla nuevamente.


Max no ya no estaba tan seguro de querer subir, con la información del conserje sabía que Diana ya no estaba ahí y además pensaba vender el lugar.
Por otro lado, no quería que su “tía “le sorprendiera de nuevo, no estaba en sus planes lanzar el primer ataque, pero tampoco dejarse sorprender. Decidió subir, a pesar de no saber exactamente que resolvería aquello.


-¿puedo subir?

-por supuesto, déjeme terminar…

-quisiera hacerlo solo (interrumpiendo)

-Oh, bueno, entonces tome la llave-. El anciano le extendió la llave, una copia exacta que antes había visto utilizar a Dante.


Max la tomó y sonrió con agradecimiento al amable conserje, acto seguido se encamino al elevador.
Las puertas se abrieron, introdujo la llave que lo llevaría al exclusivo lugar. Ahora las puertas se abrieron de nuevo y Max estaba frente aquel lugar, el chico entraba con cuidado, aguzando todos sus sentidos, en efecto, el lugar aún guardaba las huellas de la pelea que había tenido con Diana.

Los muebles quemados, las paredes negras por el paso de las llamas, algunos escombros, lo único que resplandecía como nuevo era el ventanal.-por ahí escapaste-

Un pensamiento le taladró la mente.-Dante- este no había corrido con tanta suerte, sabía que Diana no le ayudaría y a él no le importó dejarlo, ¡había herido a su Alex! Aún así no podía evitar un dejo de remordimiento. Sin embargo, estaba seguro que de repetirse la historia…volvería dejarlo morir.

Avanzó por el pasillo, esta vez se dirigió al cuarto que suponía debió ocupar Diana. No sabía que buscar, pero entró. El cuarto era muy grande, este no tenia ningún rasguño, incluso parecía que todavía alguien lo ocupaba.
La cama en el centro era enorme, a la izquierda estaba un gran closet, fácilmente podía vivir una familia en el, estaba vacío, con lo cual confirmó que definitivamente, ya nadie vivía ahí.

Se sintió inútil, pero aún así decidió abrir algunos cajones y no encontró nada. Miró debajo de la cama y encontró una hoja suelta, pertenecía a una guía telefónica.




La sonrisa del Diablo


Tienda de magia…visítenos bajo su propio riesgo.



Max arrugó el papel y lo tiró, ni siquiera le tomó importancia el saber la dirección. Se llevó ambas manos a la cabeza y decidió salir de ahí.-no se que espero encontrar, ¿su extraño cristal? Soy un idiota por haber venido.

Con estos pensamientos, el chico se introdujo al elevador, miraba su reloj, era hora de ir por las fotografías.






********************


Una hora después, ya con las fotos en mano, Max conducía rumbo a la mansión, tenía una charla pendiente con el chico, sobre todo por que no había terminado de hablar por la mañana.

Estaba intranquilo y no sabía por que, no tenía nada que ver que no haya encontrado nada útil en el departamento, era otra cosa…

Ya estaba llegando. El jardinero, amablemente le abrió el portón. –Gracias- . Sonriendo al
amable jardinero.


-de nada, joven…por cierto, el joven Alexander no esta,

Max, salió del automóvil dejándole apenas dentro del jardín…



-no me dijo que iba salir.

-bueno, yo le iba a preguntar, pero le vi muy raro y decidí no hacerlo.

-¿raro?

-si, como aquellos días cuando ustedes no se hablaban.



El castaño contuvo un suspiró, no sabía bien por que, pero tenía el mismo presentimiento que aquella noche que no le encontró.

-bueno, gracias…entraré en la casa, debo estacionar el auto.


Entonces Max se le ocurrió preguntar…

-ah una cosa más, ¿pidió un taxi? , ¿Alguien del servicio lo llevó? ¿Vino su amiga Lucy?

-oh no, nada de eso joven, pude ver que cuando salió, otro jovencito lo estaba esperando en una motocicleta.

-¿una moto? Se… ¿se fueron juntos?

-si, el joven Alexander se trepó en esa cosa con el otro chico.


Max entrecerró los ojos, ahora de la preocupación pasó a la molestia…mucha.


Entró en la casa, subió las escaleras y sin otra cosa en mente, entró en el cuarto de Alex… el cuarto de ambos.
Todo limpio y acomodado, el perfume del chico aún rondando la habitación, en la cama había un papel maltrecho, Max lo cogió y comenzó a leer.





Ah, los días felices, llenos de amor al lado de Max, seguro debes sentirte pleno, pero sabes, Alex…esas cosas no tienden a durar. Recuerda que aún tienen que resolver algo conmigo.
Alexander, ha sido muy tonto de parte de ustedes seguir viviendo en la mansión, cuando ya saben que conozco el lugar. ¿Acaso no les inspiro miedo? Es muy frustrante para mí.
¡¡oh, debo apurarme!! Estoy escuchando el agua, en este momento estas dándote un rico baño. Así es pequeño, cuando leas esto sabrás que estuve muy cerca de ti y viviste para contarlo, más sin embargo espero que no lo hagas.
Muy bien, iré al punto…Max no va a conservar sus poderes, eso es seguro, pero ambos pueden conservar la vida, creo que es un trato justo, pero…antes de eso, debemos vernos, sin Max y sin nadie, solos tú y yo. Junto a este papel encontraras un mapa de donde localizarme, te esperaré ahí en un par de horas, no más, no menos.

También te dejo estas hermosas fotos, los grandes protagonistas de ellas son tú y Max…abrazados por la noche, tu en la escuela junto a tus amigos, Max en la escuela. Como podrás darte cuenta e ido y venido por tu gran mansión y por sus vidas, realmente nunca han estado a salvo de mí, aunque mi ausencia les haya hecho creer lo contrario.

Resumiendo, te espero en un par de horas donde te dice el mapa, varas que es una cabaña muy bonita. Ve solo y entonces podrás salvar la vida de Max y la tuya.


Firma: D.




La carta se quemó en la manos de Max y este la dejó caer al suelo hecha cenizas, sabía que Alex había leído eso en la mañana, ¡¡de eso casi ya eran mas de 5 horas!! Un nudo cubrió su garganta, para este tiempo que habría sido de su Alex.
Tomó las fotos que igualmente había visto Alex, en efecto…pudo verse en la noche dormido junto a Alex. ¡¡Dios, ella los estuvo espiando!! Los acechó y en el momento oportuno atacó, ahora tenía a Alex… otra vez.

No había tiempo para pensar algo, el mapa que mencionaba la carta no estaba. Él no necesitaba un mapa, sabía de sobra cual era la cabaña, aquella que conoció gracias a Dante, tenía que ser la misma.


De nuevo salía de la casa, aún sin asimilar todo, estaba ese asunto del chico de la motocicleta, ¿otro enviado de Diana? No lo sabía.
Ya estando conduciendo por la calle, sus ojos aguados, pero paró violentamente el auto, golpeó el volante desesperadamente para calmarse. –no puedo ser débil, no ahora…


Ya más calmado, se limpió los ojos con la manga de su camisa, el auto de nuevo estaba en marcha rumbo a aquella cabaña.





continuará...

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