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El fuego en mí por Daggett

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Notas del capitulo:

¡¡Últimos capítulos!!

 Episodio 18

 

Promesas y venganzas 

-por favor, Diana…mátalos, mátalos a los dos…pero acaba con Alex primero y has que Max lo vea.

 

 

Diana sonrió de forma maligna…- por supuesto, te lo prometo.

 

 

Diana se lanzaba al vacío dejando a  su suerte al atractivo modelo.

 

 

 

Dante veía las llamas apoderarse de todo el lugar, estaba sentado abrazándose a si mismo, tosiendo por el espeso humo.

 

 

-hey, Dante…

 

 

El chico dio un respingo al escuchar aquella voz tan conocida, se levantó con mucho trabajo, el humo estaba nublándole el sentido. La voz provenía del pasillo…Dante lo cruzó, algunas escombros comenzaron a caer tapando el pasillo con Dante adentro.

 

-baja las escaleras…

 

 

El chico obedecía, se adentró por el pasillo, con un brazo se cubría la cara del espeso humo. No tardó en darse cuenta que la misteriosa voz lo estaba guiando hacía el sótano, donde él había herido horas antes aquel chiquillo.

Bajó las escaleras,… a ese lugar todavía no llegaba el fuego.

 

 

-bien… estas a punto de salvar la vida.

 

-¿Marina?…cof cof cof

 

 

 

La chica lucía  bella, como el siempre la recordaría.  Estaba vestida tal cual el día que Dante la había victimado.

 

 

-yo de nuevo…

 

-cof cof… los fantasmas no existen…un cof cof muerto…revive por medio del hechizo de los polvos rojos, pero es una cosa andante cof cof…pero tú no eres eso.

 

 

El humo comenzaba a llegar, era una clara señal que el fuego no tardaría en llegar al sótano. Dante comenzó a asustarse de nuevo.

 

 

-te lo dije, Dante…que escogieras bien tú bando o lo pagarías…

 

-ya es un poco tarde para un “te lo dije” cof cof

 

 

-escucha…ya viene el fuego, el que dejó Max. Puedo ayudarte a salir si prometes ayudar a Max en contra de Diana. Tú sabes muchos secretos de ella, sabes sus puntos débiles, sabes como se desenvuelve, asististe a muchos de sus crímenes.

 

-haré…lo…que sea…¡¡sácame de aquí ya!!

 

 

 

La chica fantasmal se movió hacia unas cajas, las miró con una sonrisa…-quita esas cajas, ahí esta un pequeño ascensor para la ropa sucia. El fuego aún no lo daña, pero tienes poco tiempo.

 

 

Dante corrió y quitó las cajas, en efecto. Muy escondido estaba dicho elevador. Era muy pequeño, apenas y cabía poniéndose sentado.

La chica se acercó a él con una rara sonrisa…-espero cumplas tu promesa.

 

 

Dante estaba apunto de apretar el botón para descender. Iba a vivir, en verdad estaba escapando de las llamas cuando ya se había dado por vencido. Entonces miró a la chica con su clásica sonrisa cínica.

 

-Marina…yo no prometí nada. Y en todo caso, sabes muy bien que no cumplo mis promesas.

 

 

 

La chica entornó las cejas y desapareció entre el espeso humo. Mientras Dante bajaba por el pequeño ascensor que lo conducía a la lavandería del edificio. Se había salvado…tenía una nueva oportunidad y no la desperdiciaría.

 

 

 

 

********************   

 

 

 

 

 

Diana se miraba en el espejo. Había desarrollado una extraña fijación por mirarse. Había pasado mucho tiempo, ella ya no debía lucir tan joven. Más sin embargo, siendo tan famosa no podía mostrarse ante los demás para que admiraran su belleza. No era normal permanecer tanto tiempo joven.

 

 

-¿Diana?

 

 

La chica volteó, ahí estaba aquel chico que era su nueva mano derecha…

 

 

-¿que quieres, Rocky?

 

-traigo las fotos con los nuevos modelos, tú siempre das la última palabra…allá abajo los necesitan ya.

 

 

La chica se sentó en su escritorio. Su oficina estaba en último piso de aquellas amplias oficinas dedicadas al mundo de la pasarela. Todos los diseñadores de alto prestigio se morían por contratar los modelos de Diana. Ella misma fue una joya en ese mundo.

Rocky entregó las fotos y se sentó a esperar el veredicto, cuando el teléfono sonó, ella nunca lo contestaba, para eso estaba su asistente, Rocky.

La pelirroja miraba las fotos detenidamente y anotaba en una pequeña libreta, cuando escuchó el molesto grito de Rocky.

 

 

-¿¿COMO ES POSIBLE??

 

-no grites, Rocky…

 

 

El chico la miró con un poco de miedo en los ojos…-es…es…Dante…esta ahí abajo, quiere subir.

 

 

Diana sonrió y Rocky enfureció por ello, no creía que a estas alturas ella se alegrara de ver a ese traidor.

 

 

-calma, Rocky…Dante esta perdido, esta jugando su última carta…dile que suba.

 

 

Rocky apenas masculló entre dientes la orden de Diana. En dos minutos Dante entraba por la puerta corrediza de aquel ascensor.

Rocky le miraba con odio y Diana tenía el rostro sin ninguna emoción…ante eso Dante sonrió de la única forma conocida por él.

 

 

-déjanos, Rocky

 

-pero, Diana…

 

-ya la escuchaste- terció un muy orgulloso Dante…- lárgate, eres un reemplazo muy barato.

 

 

Rocky salió dando grandes zancadas y al pasar junto a Dante lo atropelló con un hombro. Dante sonrió por su triunfo y se sentó frente Diana, levantó los pies y los acomodó en el escritorio maltratando algunas fotos.

La pelirroja entornó las cejas…-Dante, tienes exactamente un minuto para convencerme de no matarte.

 

 

-primero que nada…estoy desilusionado, no muestras sorpresas por descubrirme vivo.

 

-¿acaso eres imbecil? Los bomberos no encontraron ningún cadáver. Yo solo estaba esperando a que aparecieras.

 

 

Dante bajó los pies del escritorio, tenía que echar manos de toda su labia o en verdad no saldría vivo de ahí.

 

 

-¿por que no tomaste el regalito que te mande a la cabaña?

 

 

Diana sonrió, ahora confirmaba que Dante era el que había tendido la trampa a Alex, el había enviado esas fotos. Él era el que había espiado a la parejita.

 

 

-Haré las cosas a mi modo, no necesito tus regalos…

 

-quiero congraciarme contigo, cometí un grave error…

 

-jajá jajá….Dante eres patético…antes confiaría en una cucaracha que en ti.

 

-no puedo creer que me hayas cambiado por el imbecil de Rocky.

 

-tú me cambiaste por Max…

 

-Max me…deslumbró, pero créeme, ya se me pasó.

 

 

Diana se acercó al rostro de Dante, recargando los brazos en el escritorio…

 

 

-NO…es cierto…me mandaste a aquel chiquillo, Alexander. Para que yo lo matara y Max quedara solo para ti. Sigues trabajando para ti mismo.

 

Dante no titubeó y también se acercó a la pelirroja en la misma posición…

 

 

-estoy herido en mi orgullo, quiero venganza…quiero ayudarte por venganza. No me importa que le suceda a Max. Quiero hacerle pagar.

 

 

Diana volvió a tomar su lugar en el asiento, Dante hizo lo mismo. La pelirroja ahora esbozaba una sonrisa inquietante.

 

 

-eso suena más convincente…

 

-cuando termines con Max me pondré en tus manos, puedes hacer conmigo lo que quieras.

 

-una cosas más, Dante…la promesa que te hice de matar a Alexander delante de Max queda anulada, solo lo prometí por que pensé que estabas a punto de morir.

 

Dante no pudo ocultar una mirada de odio que no paso desapercibida para Diana.

 

-Esta  vez se hará todo como quieras, Diana.

 

-trato hecho.

 

 

Diana sonrió elegantemente, mientras Dante no podía creer que había sido tan fácil. Devolvió la sonrisa  y luego ambos se carcajearon a coro. Ambos, por diferentes motivos. En la mente de Diana había un final diferente a la mente de Dante. Era un pacto de serpientes, Diana no confiaba en él, pero le interesaba jugar un poco, ver a hasta donde sería capaz de llegar Dante.

Y en efecto, Dante quería venganza, pero quería hacer caer a todos…a todos.

 

 

 

Había pasado un rato de la salida de Dante, cuando Rocky subió de nuevo. La pelirroja estaba parada junto a  su escritorio. Su mirada colocada en ningún lugar. -Este…Diana…las fotos, las necesitan allá abajo-. Diana señalo un punto en el escritorio y Rocky tomó las fotos. Ya estaba saliendo cuando la voz de la chica le detuvo.

 

-No te preocupes, yo no confió en Dante. Estaría loca si lo hiciera.

 

-pero… ¿entonces por que…?

 

-no tengo que darte explicaciones.

 

Rocky chascó los labios en forma molesta. Diana rodó los ojos con impaciencia. –Esta bien…te diré. Mi pequeño Dante esta enamorado, quiere quitar del camino a Alexander para quedarse con Max, pero…también esta herido y quiere venganza. Y en cuanto a mi, seguro quiere verme muerta.

 

-¿como sabes todo eso?

 

La chica sonrió con suficiencia para responder…-simple, yo lo crié.

 

 

-de cualquier modo, no  debes permitir que siga con vida. Es un peligro para ti…

 

-no digas tonterías. No ha nacido nadie que represente un peligro para mí.

 

 

 

Diana se acercó al espejo. Se pasaba las manos por aquellas cortinas pelirrojas que tenía por cabello. Sus ojos azules centelleaban de forma divertida. – ¿sabes, Rocky? Para alguien como yo no hay muchas diversiones. Se acerca el segundo asalto de esta contienda. Será algo muy…divertido.

 

 

 

********************    

 

 

 

 

Dante vagaba por la solitaria calle, siempre iba ahí. Vigilar esa enorme casa, a veces, con un poco de suerte conseguía entrar. Recordaba el momento que tomó aquellas fotografías, lo llenaban de celos el ver a la feliz pareja yendo y viniendo, sonriendo como el par de enamorados que eran.

Se detuvo frente a la casa, estaba comenzando el atardecer. Entonces lo vio, Max salía de la casa pero no en su auto. Le siguió con la mirada, el castaño  apenas y se alejó de la casa. Dante sonrió burlón.-no se aleja mucho para proteger al niño…patético

 

 

 

Pensaba que tenía mucho en común con Max. Ambos eran huérfanos y Diana les había fastidiado la niñez de alguna u otra forma.-no comprendo por que no me quiere. Yo tengo el carácter fuerte, no soy un niño al que se le tenga que estar cuidando. Max, yo te haría vivir la vida de una forma diferente. Pero ya no importa, el hubiera no existe…tu lo has querido así.

 

 

Dante decidió acercarse, sabiendo que era un error mostrarse, pero no pudo resistirlo.

 

 

-¿pensando en mi?

 

 

Max lo miró con sorpresa…-Dante, estas vivo

 

 

 

-si…no soy ningún ridículo fantasmas de esos que aparecen hoy en día

 

 

Max volteó hacía la casa, esperando encontrar a alguien más. Dante notó la desconfianza y se apresuró a confirmar.- vengo solo, tu niño esta a salvo… Tú ya sabes que Diana solo te quiere a ti.

 

 

-¿como fue que…?

 

-¿sobreviví?...ah pues… por un ridículo fantasma.

 

 

Por un momento Max pensaba que Dante le estaba tomando el pelo, pero luego recordó a su propio fantasma y al mismo relato de Alex, donde le contó que vio a su madre.

 

 

-pero Max, no te dejes engañar. Los fantasmas no existen, un muerto no regresa de esa forma. Créeme, un verdadero muerto que regresa es una cosa asquerosa.

 

 

Max negó con la cabeza, estaba confundido. Dante sonrió y se acercó al castaño, ahora sus cabezas y sus cuerpos estaban muy cerca. Uno podía escuchar la respiración del otro.

 

-¿quieres un prueba de que tan vivo estoy? Ronroneó Dante de forma sugestiva, muy cerca de los labios de Max

 

-apártate

 

-no.

 

El insistente chico pasaba sus manos traviesas por el pecho de Dante, necesitaba un segundo encuentro con el castaño. Lo soñaba todas las noches. Flexionó la rodilla para rozar la entrepierna de Max. Al mismo tiempo que ahora le acariciaba la mejilla. Ya no podía más… se acercó al rostro de Max con mucho cuidado. Quería probar esos labios, nunca había besado a Max, este se lo había negado la única noche que estuvieron juntos. Dante ya estaba cerca, podía percibir esos labios, quería probarlos, pero entonces miró a los ojos de Max, estos estaban totalmente negros.

De inmediato, una fuerza invisible lo alejó del deseado cuerpo y cayó al suelo de espaldas

 

 

 

-¡¡te dije que te alejaras!! ¿No aprecias tu existencia? Tengo muchos motivos para no dejarte ir.

 

 

-¿uno de ellos es por que quieres revolcarte conmigo otra vez?-.  Sonriendo, mientras se ponía de pie.

 

 

Los ojos de Max no cambiaban, eran de un negro infernal. –muchas veces me lamentaba no haberte ayudado a salir, pero ahora que te veo, yo sería capaz de volver a dejarte morir.

 

 

-vamos, Max… tú no eres un asesino, eres un chico bueno.

 

 

-alguna vez, consideré tú amistad, te dije cosas…cosas acerca de mi, me hiciste confiar en ti.

 

-tú también dejaste huella en mí-. En este punto de la conversación, la cínica sonrisa abandonó los labios de Dante.

 

 

-no te confundas, jamás hubiera tenido algo contigo…he estado por mucho tiempo atrás enamorado de Alex.

 

-más sin embargo…aquella noche no te importó.

 

-no soy perfecto, te lo dije antes, tomé aquello que se me regalaba.

 

 

Dante volvió a sonreír, era evidente que aquello le estaba doliendo, pero no lo demostraría. Muy pronto Max se arrepentiría de rechazarlo.

 

 

-no vine a hablar de eso, realmente…es sobre Diana, ella cree que le soy fiel de nuevo, podemos aprovechar y…

 

 

De nuevo, la fuerza invisible lo incrustó de espaldas al frío pavimento. –¡¡auch, Max!!  Amor, tienes que controlarte…

 

 

-¡¡no soy tú amor!!...ahora lárgate, no me interesa si estas con ella o no, más bien creo que vienes a que te proteja de ella.

 

 

Dante intentó levantarse pero no pudo, aquella fuerza lo mantenía firme al piso, entonces observó con miedo como la mano derecha de Max comenzó a flamear, parecía como si la mano de Max se quemara, pero esto no le provocaba algún daño. Dante lo sabía, Max estaba debatiéndose entre hacerle daño o no.

 

 

-¡¡espera, Max!!

 

 

-te odio-. Fueron las palabras de Max. Dante miró hacía otro lado, no quería verlo, no quería escuchar, pero Max prosiguió. –allá adentro esta el chico que amo, todas las noches le hago el amor y tengo que ver esa cicatriz que le quedo por tú ataque, estuvo en hospital mucho tiempo, debatiéndose entre la vida y la muerte. Todo eso es tú culpa…¡¡MALDITA RATA, AHORA LARGATE SI QUIERES VIVIR!!

 

 

 

 

Dante pudo moverse, se levantó, dio una última mirada a los oscurecidos ojos de Max, giró sobre sus pasos y corrió. Corrió como nunca en su vida, su garganta era un nudo asfixiante. Sus ojos se aguaron pero él no quería llorar. Dobló por una esquina y siguió corriendo, quería agitarse, cansarse para no llorar, no le gustaba, nunca lo hacía. De pronto ya no pudo más, terminaba la carrera. Se apoyó en un faro de luz y se derrumbo al piso.

Dejó las lágrimas correr, comenzó a sollozar. Su llanto era amargo, temblaba y se agitaba en el frío suelo. Nunca había llorado así, nunca nadie lo hizo sentir así. Se sentía tan solo, nunca nadie lo amo, ni sus padres, ni Diana, tampoco Max…solo Marina lo amó y el la había matado.

La luna que comenzaba a mostrarse fue el único testigo del llanto de Dante. Por hoy se permitió ser débil…Mañana todos pagarían caro su sufrimiento.

 

 

 

 

 

 

-Yo no tengo que sufrir solo…malditos sean todos…¡¡malditos!!

 

 

 

continuará...

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