Near abrió los ojos suavemente, sintiendo un ardor más bien molesto en ambos, como si el aire los secara al rozarlos. Miró a su alrededor, recordando la situación en la que estaba, observó la cabecera de la cama, descubriendo por qué sus brazos se mantenían en aquella posición, sintió la molesta sensación tirante en su boca e intentó acercar sus manos a ellas para librarse de tan molesto material, haciéndole caer de golpe a la cama nuevamente.
Se sentía débil y con sueño, como si hubiese hecho alguna actividad extenuante por muchas horas, los brazos pesados, las piernas adormecidas, la cabeza adolorida y una respiración entre cortada. Recordó entonces lo que Mello le había dicho antes de caer en la inconsciencia, recordaba haberle dado las gracias «Todos tenemos sentimientos…» Pensó « ¿También podría actuar como él si las siguiera? » Near hubiera seguido en sus pensamientos de no ser por un escalofrío.
Súbitamente sintió un fuerte calor subir a su rostro, ¿Por qué no tenía pantalones? Y segundo, ¿Por qué no tenía la misma ropa que antes? Imprimiendo un poco más de fuerza, logró sentarse un tanto incómodo en la cama, soltó un ligero sonido en contra de la cinta cuando notó algo más «E-Esta no es mi ropa interior…» ¿Qué había hecho Mello? ¿Por qué no tenía la misma ropa? Intentando detener su mente que comenzaba a divagar en cosas que no venían al caso, decidió concentrarse en encontrar una explicación lógica y razonable «Mello me… bañó…» Pensó, sintiendo una calidez en su pecho «Cuidó de mí»
Esas dos palabras no habían sido puestas juntas desde hacía mucho tiempo, la última persona en haber cuidado de él había sido Watari, cuando llegó siendo un niño de tres años a Wammy’s, de ahí, nadie había cuidado de él, sólo se habían encargado. Dos palabras que eran muy diferentes entre sí, cuidar significaba hacerlo por cariño o de buena voluntad, encargarse era un compromiso o algo que se debía de hacer.
« ¿No había dicho que me odiaba? » Se preguntó, recordando aquellas dos palabras que Mello le había dicho en un inicio y el extraño dolor que le había causado escucharlas. Dejando esos sentimentalismos de lado, sus acciones no tenían explicación o razón de ser, cuando odias a alguien, sólo quieres que sufra, que desaparezca o le sucedan cosas que le duelan y lastimen, no cuidas de él, no lo bañas, no lo cambias de ropa…
Levantó la cabeza cuando escuchó el ruido de la puerta abriéndose, Mello entró, con una bolsa en una mano y una caja con pastillas en la otra — Has despertado, me ahorraste la molestia de hacerlo — Dijo, dejando la bolsa en el sillón y la caja en la pequeña mesa — Supongo que has de sentirte mal — Se acercó a él y soltó las cuerda de la cabecera, haciendo suspirar de alivio a Near al poder poner sus brazos en una posición más cómoda — Quitaré esto.
Near apretó los ojos mientras la cinta se llevaba parte de su piel, sin embargo era un alivio que Mello no tirara de ella con fuerza, que en cambio estuviera haciéndolo hasta cierto punto delicado y lento. Cuando por fin cayó, pasó su lengua por sus labios para mermar la sensación.
—Idiota — Mello murmuró, desviando la mirada de él — No te lamas los labios.
—¿Por qué no?
—Porque no — Contestó, dejando la bolsa en la cama — Hs pasado dormido demasiado tiempo, son las diez de la mañana.
— ¿Anoche que hora era? — Near recordaba que era de noche, pero no tenía una idea clara de la hora.
—Las diez, traduciendo, has estado doce dormido, flojo — Se sentó frente a él, sacando los contenidos de la bolsa — La verdad, no tengo idea de lo que comas normalmente pero esto es lo que hay y tendrás que aguantarte.
El albino observó las cosas que fue dejando en la cama, era una especie de ensalada, una botella de agua y lo que parecía ser, un sándwich aplastado — ¿Por qué, Mello? — Preguntó sin levantar la mirada — ¿Por qué cuidas de mí?
Mello deseo no escucharlo, esa era la misma pregunta que se había estado haciendo desde un tiempo atrás — Porque el único con derecho a hacerte miserable, soy yo — Agradeció tener un momento de lucidez en su confusa mente — Ahora cállate o te dejaré sin comer — Abrió las cosas y se aseguró de que Near pudiera comer por sí solo.
— ¿De verdad me odias? — Preguntó de nuevo, mientras pasaba el bocado de ensalada que se había llevado con mucho trabajo, realmente era difícil comer con las manos así.
—Sí… Nunca te callas — Mello desvió la mirada de nuevo, hasta él mismo comenzaba a dudar de sus propias palabras — Siempre sales con tus cosas de lo malo que son las emociones, lo impulsivo que soy y el cómo debería de ser, según tú.
Aquello sonaba como si Near fuera una despreciable persona, muy probablemente así lo era para todos — Las emociones y sentimientos… nublan nuestro juicio, nos impiden pensar con claridad, ahora lo he comprobado de primera instancia. Estaba tan asustado que no pude moverme bien ni reaccionar apropiadamente.
—No seas idiota, si el miedo no existiera irías a abrazar leones o meterte en lugares llenos de convictos sólo por ignorar tus sentimientos.
—La valentía también es un sentimiento.
—Entonces dime, Near, ¿Cómo has vivido tú? ¿Acaso la apatía y el egoísmo no son una manera de sentimiento?
Near no supo que contestar, no se había puesto a pensar en eso exactamente, nunca nadie le hacía dicho “eres un apático” o “eres un egoísta” no, la mayoría se limitaba a tratarlo como alguien extraño y de cierta manera parecían tenerle lástima, menos Lidner, que parecía ser la única que mostraba algo que no fuera lo antes mencionado.
— ¿No lo había pensado, verdad? También tienes sentimientos, sólo que no los tomas demasiado en cuenta — Mello sonrió triunfante, era obvio que le había hecho caer en cuenta en algo que no había pensado antes.
—Estoy consciente de que todos no me ven más allá que alguien extraño con quien se ven forzados a trabajar, un insensible que es capaz de ver la muerte de muchas personas sin mostrar culpa o sorpresa, un chico raro en forma de pensar y aspecto — Near bajó la cabeza mientras se llevaba a la boca otro trozo del sándwich.
« ¿Te duele? » Mello no se atrevió a preguntar en voz alta, lo veía más o menos claro en su rostro.
— ¿Cómo te tratan a ti, Mello?
Mello no contestó de inmediato, era curioso la manera en que ese enano podía voltearle las cosas con tanta facilidad — Me toleran, por así decirlo — Suspiró — Me tienen miedo, algunos, se ven forzados… a estar conmigo — ¿Acababa de decir lo mismo que Near? — Es diferente.
El rubio se levantó rápidamente mientras caminaba hacia la mesa, sacó una pastilla y se la dio a Near — ¿Para qué es esto? — Near preguntó, dudando en si tomarla o no.
—Para la cabeza, ahora tómala rápido — Contestó, pasándole la botella abierta de agua.
Suspirando de resignación, tomó la pastilla y bebió más de la mitad del líquido, su boca aún no se recuperaba de haber estado tanto tiempo seca.
—Ahora tengo que encargarme de algunas cosas — Mello volvió a acercarse a él, con la cinta en manos.
—No hagas eso, no es necesario — Near estaba empezando a hartarse de eso.
—No lo hago porque sea necesario, sino porque quiero, no quiero que salgas siempre con tus cosas — A pesar de lo que dijo, se detuvo, había un deje de culpa que no le permitió seguir — A ti no te soportan por insensible, a mí, por ser demasiado impulsivo — Murmuró, no entendiendo el por qué «Somos opuestos…»
«La naturaleza está llena de opuestos y en todos los casos»
«Los opuestos se atraen»