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Papel por tonny-17

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Notas del capitulo:

Y este es  el segundo capitulo, como su nombre lo dice (?) Dejenme, estoy emocionada, no sé que decir. ;-;

Muy pronto, Soo estara en la escuela. Y sera raro.

 

No sé que decir, we, 

[9:20 a.m.]

 

Un ruido me despierta. Mi consciente me dice que estoy en problemas. Mi subconsciente me dice que duerma. El subconsciente gana esta vez. El subconsciente siempre ganará cuando se trata de dormir.

 

[9:27 a.m.]

Un ruido más me despierta. Proviene de mi buró minimalista, maldito sea el momento en el cual decidí colocar un buró cerca para colocar mis cosas. Oh, maldito celular que suena, oh mil veces maldito hermoso infeliz. Al parecer es un nuevo mensaje, maldita la persona que ha osado a interrumpir mi sueño.

 

De: +82 XXXX XXXX
9:27 a.m.
Estas en problemas

 

A: +82 XXXX XXXX
9:29 a.m.
¿Quién te dio mi número?

 

De: +82 XXXX XXXX
9:30 a.m.
¿Qué ya no puedo hablar con mi hermanito?

De: +82 XXXX XXXX
9:30 a.m.
Te extraño :'(

 

A: +82 XXXX XXXX
9:32 a.m.
Tú no me extrañas. Fuiste el más feliz cuando me fui.

 

De: +82 XXXX XXXX
9:33 a.m.
¡¡Blasfemias!!

De: +82 XXXX XXXX
9:33 a.m.
¡Si te extraño! Y papá está molesto contigo. ¡Tendrás que ir a la universidad con tu hermano favorito! (Ejem…Yo♥)

 

A: +82 XXXX XXXX
9:35 a.m.
¡No! ¡Ellos no saben dónde vivo y mi número lo cambie!

A: +82 XXXX XXXX
9:35 a.m.
Eso me recuerda ¿Quién te dio mi número?

 

De: +82 XXXX XXXX
9:36 a.m.
Se-cre-to.

 

A: +82 XXXX XXXX
9:36 a.m.
¡Responde!

A: +82 XXXX XXXX
9:37 a.m.
¡¡Responde!!

A: +82 XXXX XXXX
9:38 a.m.
¡¡¡Responde!!!

A: +82 XXXX XXXX
9:40 a.m.
¡¡¡¡Responde!!!!

 

♦ ♣ ♦

 

Me recuesto en la cama, cierro mis ojos tratando de conciliar el sueño y nada. No puedo, así de simple, es mucha presión a mi persona para poder descansar. Si solo hubiera comido un poco más en Riveiint, todo sería más precioso.

Son las 9:53 de la mañana, me levanto y dirijo al baño de inmediato, fue casi por inercia; soy un desempleado, sí, pero un desempleado hombre que le gusta la higiene personal y siempre se baña todos los días. Tomo una ducha de 10 minutos, estando dentro comienzo a recordar el fascinante día de ayer. No puedo creer que haya hecho aquello; no, si, si puedo creerlo. Y esa es una de las razones por las que papá siempre está molesto conmigo. Llevo casi 7 empleos los cuales siempre terminan similar, bueno, no similar…simplemente, un poco parecido.

Con este nuevo fracaso, son 8.

Papá —Si, si tengo papá, que no me quiera es otra cosa, no lo puedo negar a estas alturas de la vida—me dio un ultimátum, diciendo que si renunciaba o hacia algún acto irracional, como insultar a: clientes, gerentes, jefes, personas, animales, lombrices e insectos; tendría que regresar a la universidad. Oh, ¿Por qué tuve que recordarlo en este bello momento? No podemos simplemente hacer como si nada pasó y que fluya el salario mínimo por todo el lugar.

Estoy jodido.

De cualquier manera, si es que fuera a la universidad seria tomando una carrera que odio la cual será elegida por mi padre, Administración Empresarial. Y no es que este adivinando, de hecho él mismo lo dijo cuándo le propuse un pequeño —diminuto y pequeño, casi indivisible sin importancia —trato; papá me lo dijo serio, ni siquiera parpadeó.

Esa fue la segunda razón por la que me fui de mi casa al cumplir los 18. La otra principal, fue que soy demasiado impulsivo y por eso lo hice. En fin, la carrera que yo quería tomar era “artes y música”.

Él se negó.

Como que a papá no se le da mucho eso de escuchar que su hijo le gusta cantar, bailar, y ser un donnadie con talento desperdiciado ya que su sueño trunco fue ser un artista de gran alcance. Como que a él no le gustó mucho la idea eso de que quería trabajar en un bar, hasta que mi voz no pueda más y morir como vagabundo.

Ya que ahora no trabajo buscaré la manera de no morir de hambre y la manera fácil de hacer dinero. Quizás vendiendo mi cuerpo.

Salgo de la ducha con una sola toalla en la cabeza—luego me puedo resfriar—, vivo solo, no hay nadie que se incomode el mirarme. Eso es lo único bueno en mis decisiones. Puedo pasar desnudo y admirarme a mí mismo sin sentir a otros juzgándome.

Me cambio, pongo el bóxer, unos vaqueros grises —que entre nos los amo tanto que no salgo sin ellos— una playera en V negra, mis Vans negros. Arreglo mi cabello acomodándolo a un lado. Saco la billetera del pantalón que use ayer y la pongo en el nuevo. Tomo el celular del buró al igual que las llaves. Camino hacia la pequeña sala y me dirijo a la cocina. Tomo un poco de cereal con leche —AMO el cereal con leche, si pudiera casarme con el, lo haría. — al terminar pongo el plato en el fregadero y vuelvo a caminar hacia la sala para poder salir de casa por la puerta. Paso por uno de los sillones en forma de L y después noto algo en el más pequeño de estos.

Noto una masa perdida en el sillón individual y lo que veo me sorprendió hasta tal punto de pensar en mi vida. ¡Lo juro! La vi pasar frente a mi rostro.

 

— ¡Que mierda! — Me caigo y quedo sentado en el suelo. Con los ojos más abiertos de lo normal miro a la persona sentada en aquel espacio. Misma persona que viste con traje gris demasiado ceñido a su cuerpo.

— ¿Así es como recibes a tu padre? —Oh, di-a-blos.

Papá. —lo suelto en un susurro.

—Kyungsoo… Hablemos.

— ¿Cómo supiste de este lugar? ¿Cómo entraste? ¿Quién te dejo entrar? ¿Cómo sabias donde estaba? — Me levanto del piso y sacudo el polvo inexistente, entre histérico y alterado continuo preguntando cosas tan obvias que me sorprendo cada vez más a mí mismo por sacar mi repertorio.

Hola papá, ¿cómo estás? —Comienza a crear una plática inexistente consigo mismo y detengo la paranoia que me creé. — Bien, gracias por preguntar hijo. —Mueve de su cabeza— ¡Me alegro papi! — Sonríe al provocar una voz chillona nada parecida a la mía y falsamente sonrío igual. — Gracias, hijo. —Un semblante frio se apodera de él y mi risa se desvanece. — Kyungsoo, es el octavo. —Suspira en resignación. — Un trato es un trato.

—Pero…

—Pero nada; has renunciado a ocho empleos ya. ¡Y todos por un impulso! —Se toca las sienes, y que ponga hincapié a la palabra “impulso” me hizo sentir un poco mal. En mi defensa, yo no pedí nacer en este mundo.  — El primero fue por un maldito zapato, el segundo fue por que un cliente te nalgueo; el tercero, el gerente te grito y lo golpeaste— ruedo los ojos—, el cuarto fue por una maldita puerta que no habría y la rompiste a patadas; el quinto fue por…—me mira— ¿Por qué fue?

—Me dormí, el jefe me grito y lo golpee…Un diente se le rompió. — Lo digo algo apenado. Mucho, mucho muy apenado. — ¡Pero! Solo fue un pedazo pequeño. —Pagué un tanto por ese diente, aun me sigue doliendo el diente…

—El sexto fue la panadería, ¡Rompiste un horno! ¿Cómo es posible romper uno? —Vuelve a tocar sus sienes. — El séptimo fue en el bar… ¡Por Dios! ¡Golpeaste a un jodido cliente!

— ¡Se me estaba insinuando! —Me defiendo. — Solo actué como debía actuar.

—El octavo les dijiste mierdas a los clientes, le embarraste un pastel a un cliente y de paso al gerente. —Cuenta, levantando sus dedos y ahora si lo pensamos bien, creo que si me pase un poco; yo digo que debí compartir el pastel entre esos dos y quedarme un pedazo para mí.

—Si hubieras visto y escuchado lo que yo en ese momento, habrías hecho lo mismo. —Intento entrar en razón, un padre no debe odiar a su hijo si sabe que ha hecho las cosas bien.

—No más excusas Kyungsoo, renunciaste. El trato era ese. —Y de la nada aparece el silencio más largo del planeta, la palabra renunciaste se planta en mi cabecita y se repite una y otra vez, si bien, es correcto lo que dice, más no todo es cierto. La ventaja está en sus palabras, lo tengo en la punta de la lengua, está a punto de salir, ¿Cuál era? ¿Cómo se llama? Era algo fácil, era algo así como…

—Espera…—sonrió de lado. — Me despidieron.

— ¿Qué? —Pega una mueca medio graciosa y entre incrédula, me mira fijamente y me sonrojo un poco; no me gustaría que mi padre supiera que fue despedido, pero si es necesario, que todo el mundo lo sepa y lo escuche. Yo soy alguien bueno que cumple sus promesas y nunca más renunciaré, eso lo había pactado antes.

—Que antes de hacer algún acto irracional, ya me habían despedido.

—Kyungsoo…

—El trato fue que si yo renunciaba, cosa que no hice, —aclaro— regresaría a casa e iría a la universidad. ¡Pero! —De la forma más diplomática posible, intento dejar en claro ese punto. —como me despidieron, aún tengo una oportunidad más para demostrarte cuan responsable soy.

—Kyungsoo, no puedo. —Niega, pasa sus manos por su rostro y aquel perfecto peinado por poco y se logra destruir. Papá siempre está bien peinado, solo aclarando.

—Papá, una sola oportunidad.

—Kyungsoo…

— ¡No quiero regresar y estudiar una carrera de mierda! —Grito, es la verdad, jamás amaría una carrera que me impongan a la fuerza, sería como un matrimonio forzado, ¡prefiero morir a eso! ¿Para eso nuestros antepasados murieron? ¡Ellos clamaban libertad! No su intento de esclavitud post moderna disfrazada de palabras y condiciones vacías.

—Tu vocabulario, Kyungsoo.

— ¡Ya sé! —Digo entusiasmado, las ideas como el enojo fluyen de la nada en mi cuerpo, Dios, creo que estos ataques de cambios de humor ya son una enfermedad.

— ¡No, Kyungsoo! Regresarás y estudiarás Administración Empresarial como lo teníamos acordado. —Sus palabras son firmes— Y no te opondrás.

—Un trato más. —le suplico.

—Han sido bastantes tratos contigo.

—Uno y ya, el último. ¡Es todo lo que te pido! —Juro que beso sus pies si se sigue negando, estoy a nada de hacerlo. Papá, ¿quieres que tu hijo bese tus pies? Mejor tómalo a la buena.

—No.

—Por favor. —Pongo cara de cachorro, de esas que nadie puede resistir.

—Deja de hacer eso, la respuesta seguirá siendo no. —Los padres nunca entienden a los hijos.

Papi…—modifico mi cara de cachorro y la convierto en la de un cachorro de la calle con hambre. — Por favor.

—…—Suspira— Está bien, tú ganas. ¿Cuál es?

—Iré a la universidad—una sonrisa ladina se me forma—pero, tomaré la carrera que yo quiero.

Kyungsoo.

—Espera lo importante e interesante viene—presta su atención en mi—. Yo seguiré viviendo aparte, no te daré problemas y todo eso. Lo único de lo que te harás responsable será en pagar la carrera, en cuanto a lo de vivir solo, yo…—Trago saliva. — trabajaré y no me darás sustento mensual. Cancela la cuenta de banco para no sacar nada y comenzar a independizarme. —Le miro a los ojos. — Iré a cualquier reunión, evento, fiesta a la que quieras que vaya; no me opondré.

—Está bien, —shock—pero si repruebas alguna materia, la que sea; cambiarás la carrera y regresarás a vivir conmigo de nuevo. —Me quedo en shock. — ¿Trato?

—Trato… — Chocamos las manos cerrando el trato, solo fue como por reflejo, aun no reacciono bien. — En dos días avisaré cual es la universidad.

—En dos días vuelvo.

—Está bien, papá.

—Por cierto Kyungsoo…—levanto mi vista— A la próxima ¿podrías ponerte alguna toalla al salir del baño? No quiero verte desnudo de nuevo.

 

Diablos, ¿Cómo se respira?

 

Ja, te cuidas. — Me da un beso en la frente —Te quiero, hijo. — y lo único que puedo escuchar es el sonido de la puesta cerrándose.

 

Me quedo en shock. Mi papá me vio desnudo. Sigo en shock. ¿Realmente acepto mi propuesta? ¿Aceptó? ¡Aceptó! ¿Es el fin del mundo? ¿Seguiré dormido?

Me pellizco el brazo y un dolor muy punzante en la zona afectada, hace darme cuenta que en realidad todo es verdadero. Acaso, Jung Yunho se ha vuelto loco. ¿Estará enfermo? Creo que es la única razón por la cual aceptaría tal propuesta. Tomo mi celular y llamo a un número en específico +82…

 

 ¿Hola?

— ¿Papá está enfermo? —Cuestiono con susto, esto no puede estar sucediendo, ¿cierto?

—Si yo también te extrañe. ¿Cómo has estado hermanito? —La burlona respuesta sale al instante.

— ¿Papá está enfermo? —Repito la pregunta, un poco asustado por la respuesta. Muerdo mis uñas, camino de lado a lado, muerdo un cojín y me lanzo al piso del susto por lo que pueda responderme; al menos si estoy en el piso ya no me tomará de sorpresa nada.

—Si yo también me encuentro bien, gracias por preguntar. —Palmeo mi frente y niego, suspiro y hago el chisme más ligero y ameno con la burlona persona que intento sacar información.

—Lo siento, Jongdae. ¿Cómo has estado? —Miro fijamente la puerta por la cual papá salió hace no mucho.

—Papá es más sano que tú y yo juntos. — Pero no lo culpo a él, me culpo a mí por preguntarle a él, así de simple.

— ¿No podría haber dicho eso en cuanto te lo pregunte?

—No. ¿Por qué preguntas? —Como me encantas, Jongdae.

—Es el fin del mundo.

 ¿Porque?

—Papá aceptó mi propuesta e iré a la universidad y estudiaré música. —Limo mis uñas imaginariamente, y con susto le comunico. Un grito logro escuchar por el auricular, dejo las uñas y otra vez, un grito más aparece.

Pero que… ¡SE NOS ESTÁ MURIENDO EL VIEJO!

—ja, ja, ja, ja, ja…

 ¿Y no se negó ni nada?

—No, incluso me dejo vivir solo. —Miro mis uñas una vez más, solo yo tengo este poder, no podría desaprovecharlo.

Si pudiste tú, yo también puedo. Adiós hay cosas que tengo que hablar con tú padre.

— ¡Hey! ¡También es el tuyo!

Si pero yo no tengo tantos derechos como tú. Adiós, Soo.

—Adiós, Dae~.

 

Cuelgo la llamada y me dirijo fuera del departamento. Al primer lugar que me dirijo es a un cibercafé a buscar información. Siempre lo he dicho, tener una computadora personal es tener un arma destructora de guerreros como yo. Todo es fácil, mi lógica funciona así:

 

Computadora personal es igual a dependencia

Dependencia es igual a no trabajo

No trabajo es igual a vivir con los padres

Vivir con los padres es igual a Estudiar

Estudiar es igual a Ser triste

Ser triste es igual a Soledad

Soledad es igual a Depresión

Depresión es igual a Muerte

Al rentar la PC comienzo a buscar información sobre universidades de toda Corea, claro está, que tengan arte y música como carrera. Un total de 15 Universidades fueron las que encontré. Imprimo la información de cada una. 29 hojas fueron el resultado. Y yo gastando dinero de a gratis, si ni trabajo tengo, pero bueno, la educación lo amerita.

Al salir de ahí, caminé hacia un pequeño parque cercano a una escuela un poco descuidada —la verdad no sé ni por donde estoy, mis pies simplemente caminaron de la emoción y ni cuenta me di al parar a descansar—. Miro una pequeña banca sola y me siento, comienzo a revisar las universidades. Lo primero que investigo es la ubicación; 7 universidades fuera —verán, donde vivo la renta es muy barata, no me iré a otro lugar donde pague lo triple; y n oes ser tacaño, es ser ahorrador—. Lo siguiente es la curricula que manejan. Aún siguen las 8 y por último la fama y reconocimiento que tengan. Me quedo con solo tres al final.


1.-Universidad Nacional de Seúl.

La universidad pública de Seúl, la matrícula es una de las más altas. Las becas que se pueden dar son de excelencia académica. La escuela más reconocida en toda Corea.


2.-Universidad de Neibor.

Al parecer la universidad-Instituto privado con más reconocimiento en el mundo artístico, aunque también en el empresarial. Su matrícula es la más alta. Su reconocimiento es tanto a nivel nacional como internacional. Las becas son un milagro. Es considerada una escuela de ricos.

Y bueno, yo sería rico, si no fuera por la pobreza que me arrastra desde que nací.


3.-Universidad de Sogang.

Es la segunda Universidad pública reconocida en todo Corea. Su matrícula no es muy elevada a comparación de otras y es casi imposible entrar en esta universidad si tu promedio es menor de 9.5., a esto le agregamos que si deseas entrar, debes pasar el examen con 10 —literal—, no más ni menos, por eso dicen que es imposible entrar, en la de Nacional de Corea o Neibor entrar por palanca es fácil, con Sogang la cosa cambia completamente.

 

No es por presumir, pero puedo manejar los promedios. Saco el celular y le envió un mensaje a Jongdae, del cual no recibo respuesta alguna. De hecho, eso ya me lo esperaba, mi joven hermano es del tipo que caga y no contesta hasta que se le dé la gana, y digo caga porque caga cuando te llama a altas horas de la madrugada solo para darte algún saludo. Esa clase de hermano es Jongdae, tan increíble Jongdae.

Me paro de la banca y sin rumbo fijo, otra vez, comienzo a caminar. Toda mi cabeza estaba en la elección de la Universidad hasta que una pequeña cafetería me roba la atención.

Era una pequeña tienda decorada de forma graciosa. Pequeños muffins, pasteles y demás, la decoran. Los colores café, blanco, gris y amarillo huevo se encuentra la entrada dando su inusual bienvenida. Unos pequeños escalones con alegrías y cocadas pintadas. En la puerta principal el dibujo de una taza de café es lo que se encuentra, simplemente la curiosidad me ganó, y entro a aquel lugar para dar mi punto de vista sobre el lugar. Al primer paso que di para entrar noto el enorme vacío que penumbra en el lugar. Ningún cliente a la vista, al igual que ningún trabajador, el lugar tiene un interior acogedor y hogareño, a comparación del de Riveiint.

Me paro frente al mostrador y toco el pequeño timbre amarillento que hace un ruido un tanto extraño, no era el típico tin al contrario era como ton tun yu, algo bien extraño. De la nada sale un chico raro, alto, tez blanca, alto, cabello castaño, alto, rostro inexpresivo y sobre todo: alto.

 

—Bienvenido a Dulce corazón ¿En qué puedo ayudarle? — Lo dice con la mínima expresión facial. Siento que algo aquí no cuadra. ¿El nombre quizás? ¿Su expresión? ¿Cómo puede decir "Dulce corazón" con esa cara?

—Oh, si… emm, quiero ese. —Señalo uno de las rebanadas de pastel que se encuentran en el exhibidor, siento que si durara más el chico me miraría con esa seria cara suya y me diría algo como Dulce Corazón no  se va a mantener con tus indecisiones, solo elige y ya. — El de chocolate. —Me apuro, bueno, en realidad ya le había echado el ojo desde que entré.

— ¿Para aquí o para llevar? —Wow, cuan serio puede llegar a ser una persona en este mundo. Ni yo cuando visito los funerales soy tan serio. A veces lloro, u otras rio a carcajadas, pero no llego a tal seriedad.

—A-aquí, gracias.

—Si gusta tomar asiento—señala hacia los solitarios sillones, con la misma expresión. Ya hasta me dio miedo. —En un momento le llevo su pedido.

—Claro. — Rápidamente tomo asiento en un pequeño sillón individual rojo, junto está una pequeña mesa del mismo color pero con algunas rayas blancas.

 

Demasiado cómodo ese sillón. Mi estómago gruñe, al parecer la tripa grande se está comiendo a la pequeña; y como no hacerlo, si un simple cereal no quita el hambre por siempre. Ya saben, el proceso natural de los órganos internos de cada cuerpo humano.

Argh, como amo el cereal.

 

—Aquí está. — El chico pone el pastel en la mesita. — ¿Algo más?

—Por el momento no, gracias.

—Si gustas algo más, no dude en avisar. —La sonrisa ninja sale de sus labios y me hace relajarme, no siempre moriré

—Gracias. —Me está dando miedo. Los chicos guapos, sin expresiones dan bastante miedo sus palabras, ya la sonrisa cambia por completo la cosa.  

 

Tomo la cuchara y le doy una pequeña probada aquel chocolatozo pedazo de pan y no está nada mal. El dulce sabor del chocolate y la crema de chocolate que tiene este hacen que mi paladar deguste de algo distinto, algo similar a café. Es dulce y a la vez amargo. Le doy un 9 al que creó esto. Entre mordiscos pequeños mi postre queda a la mitad ya. Es algo adictivo.

Siento que algo vibra en mi bolsillo, es mi celular. Por eso es que Jongdae siempre la caga, apenas que estoy disfrutando y él viene a interrumpir de una u otra manera, nada lo detiene, como me encanta, no hay dos como él.

De: +82 XXXX XXXX
11:43 a.m.

¿Qué es tan importante?

 

A: +82 XXXX XXXX
11:45 a.m.
Tengo tres opciones universitarias.
*Nacional de Seúl
*De Neibor 
*De Sogang

???

 

De: +82 XXXX XXXX
11:49 a.m.
Elige Neighbor

De: +82 XXXX XXXX
11:49 a.m.
Elige Neighbor

De: +82 XXXX XXXX
11:49 a.m.
Elige Neighbor

¡Mandate auto corrector!

 

De: +82 XXXX XXXX
11:50 a.m.
¡¡Elige Neibor!!

¡Listo! ¡Lo puse!

 

A: +82 XXXX XXXX
11:51 a.m.
Jajajajajaja 
¿Por qué Neibor?

 

De: +82 XXXX XXXX
11:51 a.m.
Es la mejor opción

 

A: +82 XXXX XXXX
11:52 a.m.
Te creeré.

 

De: +82 XXXX XXXX
11:53 a.m.
Si es todo. Te cuidas hermanito~.
Tengo cosas IMPORTANTES que hacer.

 

 

Cuando termino de comer mi pastel, trato de hablar con el chico-mesero de hace rato, pero lo único que escucho son ruidos que le pegan a los murmullos.

Me paro y camino hasta el mostrador, asomo un poco mi cabeza y lo único que logro ver son tres puerta entre el casi diminuto pasillo; una puerta está al fondo; algo similar a una puerta trasera, las otras dos están separadas por escasas pulgadas. Trato de tocar el timbre, pero el chico castaño sale de la primera puerta dándome la espalda mientras habla con alguien.

 

Hyung~. No lo haré. —Voz masculina. Ese es el chico-mesero-alto. Mi vista n oes la mejor, de lejos debo cerrar un poco los ojos, pero ni aun así logro verle el rostro a la otra persona con quien habla el mesero.

Debes hacerlo, es tu castigo. —Responde un poco fuerte el otro chico, ¿en que momento alguien más entro? O es que ya estaba dentro y él es quien prepara los deliciosos alimentos que acabo de probar, santo cielo, a veces ser chismoso es malo, la duda te carcome lentamente por saber la verdad y no solo especulaciones. — Ahora ve y dile.

Pero-

—Ahora. —Interrumpe, vaya, la cosa se está poniendo interesante, me gustaría saber más de lo que trata todo esto, tal vez estén regalando postres y uno hambriento tiene la oportunidad de llenar su pancita un poco más, bueno, eso sería bueno.

—Está bien. — El chico alto da la media vuelta y en eso, salgo corriendo hasta llegar al sillón que antes estaba. Toco el pequeño timbre en la mesa. Cruzo las piernas y miro mi celular como si no hubiera visto nada, no puedo arruinar la sorpresa del postre gratis.

— ¿Sí? — Aquel joven mesero pregunta acercándose a pasos rápidos a mi lugar, toma su pequeña libreta para anotar amablemente lo que estoy por decir.

—La cuenta por favor. —Le sonrió.

—Un momento. —Se inclina, recupera su postura y de forma mecánica se va al mismo pasillo por el cual cruce por error.

—Claro. —Suelto cuando ya no lo vi, saco la billetera y en poco tiempo regresa después. —Aquí esta. —Me muestra la nota, 3,000 wons. Le pago con un billete de 10,000 wons. De nada, pobres.

—Así está bien. —Y nada más porque era el más grande que llevaba conmigo o le daba más propina.

 

Porque cuando uno tiene dinero, puede pagar lo que sea, y dar propina a los desahuciados. Aunque ese era el último billete que me acompañaba, no puedo dejar una mala imagen.

Y me marcho, cuando estoy a punto de pasar el mostrador algo —o alguien, para especificar mejor— choca contra mí. Era un chico más alto que yo, pero menos que el mesero, cabello negro y un poco bronceado.

 

—Lo siento—Le digo y ahora sí me marcho.

 

De ahí parto a comprar el periódico. Si es que voy a vivir solo y mantenerme sin la ayuda de nadie, tendría que actuar como la gente normal. Soy un adulto que cumple sus promesas, debo conseguir empleo lo más pronto posible, la comida siempre es necesaria para el desarrollo humano, la necesito para crecer, el cereal no se pagará por sí mismo, necesito mantener mis vicios.

Al llegar a casa —mi departamento es como mi casa— me doy cuenta que alguien ha entrado, y lo digo por el abrigo negro en aquel sillón de L, además de la bufanda tirada en el suelo. Suspiro, ya sé quién es y la frustración llega una vez más sacada en un nuevo suspiro, esto me desquicia, ¡¿Por qué siempre debe tirar la bufanda?! Es decir, permito que cualquier cosa se mantenga en el piso, pero porque siempre la bufanda. Ni siquiera me molesta el hecho de que no se quitó los zapatos para entrar a mi sagrado hogar, no, nada de eso, el señor tiró la bufanda como prueba de su maldad.

Entro a la cocina —por las luces encendidas y el olor que emanaba este lugar ya sabía dónde se encontraba mí no invitado—, y ahí es donde lo veo, de espaldas cocinando algo mientras se olvida que algún asesino puede llegar por detrás cortándole la yugular de un solo cuchillazo. Creo que se le quemó lo que antes había cocinado porque el olor es fuerte además que la prueba negra casi carbonizada estaba en la mesa, justo en el sartén que más caro me costó y que sin reproches, dejaré en claro que es el nuevo.

 

—Hyung~, ¿podrías acomodar las cosas en donde corresponde? —regaño al tomar la sopa negra y lanzarla al contenedor de desperdicios. —Además, ¿Conoces los percheros? Por si no lo notaste tengo uno, y sirven para colocar las ropas que por el momento no ocuparás e inclu-

—También te extrañe Kyungsoo. ¿Cuándo llevamos sin vernos? ¿Siete, ocho años? Y esa es tu forma de saludar a tu hermano. —Se pone triste y unas cuantas lágrimas de cocodrilo salen de sus ojos—Te extrañé y lo primero que hacer al verme es regañarme. —Presiona el tabique de la nariz en forma dramática una vez más. — No merezco esto. —Me mira de reojo y ríe.

—Lo siento Hyung, y solo han sido dos años. —Le doy un largo abrazo después de segundos en los que me quedé mirando con miedo, la verdad, hyung no es el mejor actor. — ¿Qué haces aquí?

—Vine a verte y de paso, avisarte que papá no podrá venir. —Toma mi mejilla, la apachurra con cariño y antes de rebelarme, me suelta mientras sonríe falsamente.— Por lo que estoy aquí para escuchar tu decisión.

—Pero, era dentro de dos días. —Si no mal recuerdo, hoy vi a papá, hoy quedamos en que dentro de dos días hablaríamos de negocios, ¿Por qué tan pronto cambiamos de parecer?

—Sí. —Sonríe haciendo que sus ojos se cierren por completo. Hyung sonríe feo, pero bonito a la vez. Algo bien raro. Es como, ay, no sé cómo explicarlo, es que es mi hermano, no sabría cómo decirlo sin hacerlo sentir mal.   —Pero… Jongdae dijo que ya sabias cuál.

—Maldito…

— ¿Entonces? —Se voltea para mover la comida que estaba preparando. — ¿Cuál es?

—Neibor. —Le suelto y hurto de lo que cocina.

— ¿Seguro? —Ahora deja su comida, me mira, me mira una vez más.

—Sí. —Oh, vamos, soy un adulto, yo también puedo tomar decisiones sin arrepentirme; porque lo repito, soy un adulto.

— ¿No piensas cambiar de elección? — ¿Acaso duda de mi sagrada palabra?

—No, —confirmo— creo que es la que más me ha interesado. —Le miro arquear una ceja y sé que duda de mi palabra. — Es la que he elegido y no habrá cambio alguno. Lo prometo.

—Buena elección—dice mientras apaga la estufa—. Yo estudio ahí.

— ¿Tú? —Vaya, eso no lo vi venir.

—Sí, lo sabrías si hace dos años no te hubieras ido de repente.

—Espera, Jongdae me dijo-

—Ah~ —Sonríe de lado—. Jongdae también estudia ahí.

—Pero… entonces-

—Entonces los hermanos estaremos juntos. —Me da un gran abrazo de oso. — Ahora a comer, que te ves muy flaco. —Me suelta y al separarse, de la nada el plato de comida estaba en mis manos. Bien raro. Digo, hace un segundo él acababa de cocinar y de la nada, ya tenía la comida servida en el plato, ¿acaso es un mago o yo demasiado lento?

—Tú eres el lento. —Suelta una carcajada, creo que acabo de pensar en voz alta o él es un mago que lee las mentes. Diablos, esto ya me está dando bastante miedo. Aunque, quizás si entro a Neibor pueda obtener superponerles como hyung, eso sí sería fabuloso.

 

Tomo asiento en el sillón y Junmyeon me sigue, comenzamos a comer el ramyeon que preparó mientras que vemos la tele. He caído en su  trampa. No volveré a confiar en Jongdae jamás. Creo que de tanto conocerlo, ya debería saber en quien confiar y en quién no. Jongdae y el tío Yoochun no deben ser tomados en cuenta nunca. Y por nunca me refiero a que jamás se les pregunta si no quieres tomar las peores decisiones de la vida.

Hoy por ejemplo, recordé porque no debo confiar en ellos, una vez más. La verdad, nunca aprendo. Siempre caigo en sus trampas.

 

—Entonces… tú y Jongdae, estudian donde yo estudiaré. —Asiente— ¿Y cómo es? Digo la escuela, como es la escuela y eso. —Se me queda mirando y agacho un poco la cabeza. No quiero que sepa que estoy emocionado. Pero si, si estoy emocionado. —Para no meterme en…ya sabes, problemas.

—No te preocupes, la escuela es sencilla en cuanto a su jerarquización; ya sabes lo típico. —Sube su brazo por mis hombros y comienza a hacer mímica con las manos—: Hay un grupo de chicos, los populares lindos ya sabes, aquellos que se creen los más bellos y bellas de la escuela y que en sí, lo son. Después están los populares-populares a los que nunca se te ocurra hablarles, son los más poderosos, ricos y atractivos; son 6 hombres y 3 mujeres. —“Nueve en total, jejeje”, murmura, gracias Junmyeon-hyung, no sabía contar, muchas gracias por dejármelo en claro. — De ahí partimos hacia los chicos y chicas flor, son lindos y lo saben pero no son tan egocéntricos como los populares lindos…—Su cara se ilumina al decirlo. —Y finalmente tenemos a los especiales e inteligentes que casi siempre, o siempre, son los gat-los que hacen los quehaceres de todos los populares, hacen todo lo que estos quieran pues no se pueden negar.

—Lo típico. —Interrumpo, y Hyung me señala con dos de sus dedos. Diciendo un vago "Exacto".

— ¡Ah! Por un segundo lo olvidaba, —se carcajea levemente, cierra sus ojos y suelta un suspiro al mirarme fijamente—también estamos la gente normal…

— ¿Estamos? —enarco la ceja, o al menos lo intento, la verdad no me veo cuando lo hago así que solo lo intento.

—Sí.

—Pero eres Jung Junmyeon, no eres parte de la gente normal. —Recalco su nombre, y lo demás sale con obviedad.

—En la escuela soy Kim Junmyeon.

—Espera…—Proceso la información— ¿Kim?

—Sí.

— ¿Por qué? —De mero asombro pregunto.

—Porque los hermanos Kim, solo son estudiantes normales.

— ¿Hermanos? ¿Kim? ¿También Jongdae es Kim? —La sorpresa jamás termina cuando ellos están cerca. Ese par de hermanos sanguíneos siempre me sorprenden.

—Sí, es solo por aburrimiento. —Se me queda mirando. — ¿Y tú?

— ¿Yo? —Me señalo, volteo a mis lados para ver si no hay nadie más a quien le pregunte, después hyung me zapea con cariño y me repite un “sí, tú”.

—Serás Jung Kyungsoo o serás Do Kyungsoo

— ¿Yo? —Asiente. Le sonrió ladino. — Yo siempre he sido Do Kyung Soo.

 

 

 

Notas finales:

>w<

 

*Besos*


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