Hyoga caminaba con tranquilidad en el enorme jardín de la mansión Kido, pensaba en todo lo que había sucedido después de su pequeño ataque...
***Flashback***
-creo que me estoy volviendo loco-
-no digas eso Hyoga- comentó Seiya mientras le pasaba un brazo por detrás, Hyoga comenzó a llorar con más fuerza prácticamente gritando, comenzó a patear el suelo con fuerza como si de un niño se tratara, Seiya solo lo sostenía para que no hiciera algún destrozo peor del que ya había hecho.
-mi vida... se ha perdido-
***Fin flashback***
Se detuvo a la sombra de un hermoso cerezo. Las hojas rosadas comenzaban a caer lentamente debido al aire que recorría los enormes pasillos de piedra.
-hiciste a mi hermano llorar- habló una voz detrás de el, volteó y observó al chico de cabellos azules salir de la parte trasera de un arbol cercano.
-Ikki- susurró con desdén, las imágenes de el cogiendo a su esposo le llegaban al alma. Se acercó y le propinó un fuerte golpe en la mejilla derecha. El fénix solo recibió el golpe sin demostrar dolor.
-un mugre doncel no me hace daño- comentó mientras se tronaba los dedos y se acercaba a Hyoga. -imagino que te encuentras debil Hyoga, antes por lo menos sentía el golpe- Ikki daba un paso hacia adelante y Hyoga uno hacia atrás. -eso quiere decir, que en este momento debes estar preparado para recibir un esperma masculino que fecunde tu pequeño óvulo y tengas un hijo-
-no es cierto- habló este mientras se detenía. -yo no soy un doncel-
-¿seguro?-
-sí-
-entonces, no te molestará que en este momento yo te viole y lo haga sin condón-
-no te atreverías-
-obsérvame-
Tomó al rubio por los cabellos y estampó su cara contra el suelo.
-¡no Ikki!, por favor- gritaba mientras el otro apartaba los pantalones del cuerpo de Hyoga, -no lo hagas- suplicaba. El otro había apartado la ropa interior y observaba el ano rosado con lascivia. Comenzó a apartar su propia ropa. -¡no!- se comenzó a mover hacia cualquier lado que pudiera pero le era imposible al rubio apartar las manos del moreno. -solo será un rato Hyoga- se acercó a su oreja -disfruta puta- en ese momento lo penetró hasta el fondo, todo el ano del rubio se desgarró sacando sangre al instante.
-¡¡AAAAAAAAAGGGHHHHHH!!- gritó el rubio con todas sus fuerzas, el grito se escuchó hasta el interior de la mansión Kido, donde los caballeros se encontraban.
-Hyoga- dijo Seiya mientras salía corriendo de la cocina siendo seguido por Shiryu. Ambos corrieron por todo el lugar buscando al rubio.
-no Ikki...- decía el rubio mientras era embestido con fuerza por el moreno, su cabeza estaba sobre el pasto mientras que de sus ojos salían lágrimas sin parar. No tenía sentido gritar, nadie lo escucharía, se había desgarrado la garganta en el último grito. Solo sentía el ardor en su interior causándole el dolor más grande que había sentido en toda su vida. El castaño le hacía resguños muy profundos en la espalda al momento de estarlo penetrando causando un ardor extra.
-ayuda- susurró al cielo, esperaba que algún milagro pasara, tan solo que alguien lo viera... esperó, algún sonido... algo. Nada. Escuchó un sonoro gemido por parte de Ikki, entonces lo supo, se había corrido en si interior.
-no eres tan bueno como decía mi hermano- comentó con cinismo mientras se colocaba los pantalones nuevamente sin prestar atención al cuerpo maltratado del rubio. -nos vemos luego Hyoga, espero por tu bien que no termines embarazado- tomó algo de dinero de su billetera y se lo aventó a la cara. -sirve de algo y tómalo- le propinó una patada en el estómago. -eso es por los libros de mi hermano- y se alejó de ahí caminando como la fresca lechuga.
Seiya y Shiryu caminaban por todo el jardín buscando al rubio, no lo encontraban hasta que...
Escucharon un pequeño quejido a lo lejos, ambos corrieron hacia el lugar encontrándose con un rubio tirado en el centro de un charco creciente de sangre, la cual salía de su espalda y de su trasero.
-¡Hyoga!- ambos lo tomaron entre sus brazos y lo cargaron hasta la casa, de ahí se lo llevaron al hospital. Las enfermeras inmediatamente lo pasaron a una habitación para comenzar a hacerle estudios descubriendo que tenía todos los músculos anales desgarrados al igual que una infección en las cortadas de la espalda que podría extenderse.
~~~3 meses después~~~
El rubio se encontraba sentado en la habitación que tenía de la mansión Kido, sus muñecas estaban siendo cubiertas por su amigo castaño ya que este había sido el salvador de su intento de suicidio.
-necesito estar solo- comentó el rubio, Seiya lo comprendió, después de todo, el rubio se encontraba embarazado de un violador, el cual resultaba ser el hermano de su antigua pareja. Salió de la habitación. Las lágrimas desde aquel día no habían parado de salir, a todo momentoy en todo lugar salían. No podía seguir así por lo que tomó medidas extremas.
Sacó una maleta enorme de la parte baja del armario y comenzó a guardar ropa, zapatos y demás artículos necesarios para el. Observó que no hubieran moros en la costa y salió del a habitación dejando una nota en la cama, tomó las llaves del auto y se alejó de la mansión Kido.
Seiya entró a la habitación, no encontró a su amigo ni sus pertenencias. Observó una hoja de papel sobre la almohada que decía.
"necesito tiempo, por favor, no me busquen, volveré cuando pueda sobrevivir yo solo"
-Hyoga- dijo Seiya con los ojos algo húmedos.
El rubio conducía el auto que había comprado, no necesitaba un deportivo como tenía antes así que compró una pequeña camioneta clásica para la familia. Escuchaba en el radio la hora de "viejitas pero bonitas" y sonaba la canción "mr. lee".
Se detuvo en el estacionamiento de un hermoso edificio de ladrillos rojos, era de la época victoriana. Caminó con la maleta arrastrando por el camino de adoquín igualmente rojo y llegó hasta las puertas de cristal que tenían un grabado.
"Centro de Rehabilitación Nerviosa de Tokio"
-buenos días, mi nombre es Hyoga Novikov y quiero internarme-
-¿cuál es su padecimiento?- preguntó la señorita algo regordeta con un chicle en la boca, su cara era de aburrimiento y el humo de cigarro que había en donde estaba ella no permitía respirar bien.
-creo... que voy a tener un colapso nervioso-
Ikki estaba sentado en la sala de la nueva casa de Shun, ambos vivían juntos ahora.
-¡Ikki!, ¡hermano!- gritó el menor mientras corría hacia la sala, saltó sobre el sillón y le dio un beso en la boca a su hermano.
-¿qué pasa Shun?- dijo el otro algo sorprendido.
-mira esto- el pequeño sacó un tubo de plástico con una cinta pintada de azul. -seremos padres-