Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Otra historia más. por Gurimen

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holas, muchas gracias por leer y comentar el primer cap de esta historia. 

Espero que os siga gustando.

Se había desmayado. Lo intente incorporar un poco. Estaba completamente pálido y frío. Con un temor horrible y las manos temblando tome el móvil y llame a Sucrette.




 




-Castiel ¿lo has encontrado?-




 




-Si...pe...pero se ha desmayado.. ayuda joder!- Dije totalmente desesperado.




 




-¿¡Qué? ¿Dónde estas¿ vamos para allá.




 




-En el parque de siempre.. date prisa!-




 




-Cerré el móvil y seguí intentando desperar al rubio el cual se veía muy mal.




 




-Aguanta Nathaniel...-




 




Acariciaba su mejilla, intentando calentar su cuerpo pegándolo al mio. Mis ojos se estaban humedeciendo. Ya no podía mas. ¿Por qué le tenia que pasar todo a él? No había derecho.




 




En esas no me había dado cuenta de que Sucrette había dicho "vamos". Cuando vi que a lo lejos un cumulo de gente se acercaba a nosotros me quede boquiabierto. Estaban todos. Sucrette, Lysandro, Kentin, los gemelos, todas las otras chicas, sin contar con Amber ni sus amigas pero loa demás si, incluso los profesores y la directora




 




¿Qué habías hecho Sucrette?




 




Los profesores se dieron paso entre todos los chicos y empezaron a revisar a Nathaniel.




Entre los chicos había otro hombre. ¿Un vianante curioso? No pude evitar en mirarlo mal, pero él pareció importarle muy poco. Parecía preocupado también.




Sucrette también termino por acercarse y me miro pareciendo por un momento más preocupada por mi que por el rubio.




 




-Hemos llamado una ambulancia, no creo que tarden mucho.¿Estás bien..?-




 




No sabia como me debía ver. Aun me sentía algo nublado por haber llorado unos minutos antes.




 




-No te preocupes por mi en estos momentos..-




 




-Tranquilo, todo va ir bien ahora.- Sonrió satisfecha.




 




De alguna manera su sonrisa me conforto. Al cabo de unos minutos llego la ambulancia. Enseguida trasladaron a Nathaniel en la ambulancia. Solo podían subir dos personas en el coche. Quise subir yo pero el señor Farrés me paro.




 




-Ya has hecho suficiente por hoy. Mañana podrías ir a ver al hospital.-




 




Arrugue el entrecejo.




 




-¡¿Por qué? Quiero subir. ¿Quien mas a va a parte de la directora?-




 




Y sin mas vi como ese hombre que antes me pareció molesto se subía a la ambulancia junto a la directora, con la cual parecía que tenían cosas que hablar. Pudieron ver como miraba con rabia a ese hombre, con lo que me dijeron lo que aprecia que estaba preguntando con los ojos.




 




-Ese hombre es el tío de Nathianel.- Soltó de repente Sucrette.-




 




-No entiendo nada.¿Qué has hecho?-




 




La chica suspiro. Tengo que contarte muchas cosas...




 




-No me hiciste caso pedazo de cabezota.-




 




El señor Farrés se volvió a  su casa y la ambulancia se fue hacia el hospital. Por supuesto estaba muy preocupado pero los enfermeros ya aclararon que se había desmayado a causa una bajada de presión muy fuerte y que con reposo y un poco de suero se estabilizaría.




Los demás nos quedamos en el parque para hablar.




 




Sucrette me había mentido.




En verdad, era de esperar. En esos momentos no caí en ello porque no me importaba y solo quería encontrarlo. Fue a hablar con los profesores y reunió a todos los chicos para contarles lo que estaba pasando con Nathaniel.




 




Los profesores no sabían nada. No habían prestado atención a las ausencias de Nathaniel. Confiaban demasiado en él y prácticamente ya no lo consideraban un alumno, sino un ayudante. Alguien que parecía imposible que detrás de esos informes perfectos y sin ninguna falta hubiera una verdad tan horrible.




 




Enseguida llamaron a su casa y se encontraron con que la familia del propio Nathaniel ya había movido algunos hilos.




De buena fe el tío de Nathaniel fue a darles ayuda económica y apoyo moral después de enterarse del encarcelamiento de su hermano. Pero al encontrarse con la noticia de que habían echado a su ahijado, enfureció, pero en esas el colegio ya se había puesto en contacto y quedaron ambos hasta el momento actual.




 




-¿Entonces ahora Nathaniel vivirá con su tío?-




 




Pregunto Armin, el cual aun seguía sin acabar de entender nada.




 




-Si él quiere así sera.- Contesto Sucrette con una sonrisa. Se notaba que estaba satisfecha.




 




Me miró de reojo, como diciéndome que ella tenia razón desde un principio.




 




Suspire y ladee la mirada, mirando la nada.




 




-Vive muy cerca del instituto así que sera como siempre o mejor.- Siguió diciendo.




 




Estuvimos un rato hablando. Quedando para ir todos juntos a visitarlo.




 




***




 




A la mañana siguiente, después de clases fui el primero en llegar al punto de queda. Estaba muy nervioso y ansioso. Tenia muchas ganas de ver como estaba y saber cual era su opinión respecto a la idea de ir a vivir con su tío.




 




¿Qué pasaría si se negaba?




 




Apreté los puños con rabia y frustración. Como hiciera semejante tontería... le partiría la cara.




 




Suspire.




 




-¿En que estás pensando?-




 




De repente una voz femenina me saco de mi trance. Era Sucrrete, una vez mas.




 




-Nada que te importe...- Murmure cruzándome de brazos a la vez que me apoyaba un poco mas cómodamente en la pared.




 




-Um.. vaya, parece ser que necesitas irte a la camita ya.. que humor...- Me contesto con el ceño fruncido aunque poco a poco fue acercándose y se apoyo a mi lado en la pared.




 




-¿En serio que estás bien?- Preguntó con una dulce voz.- Ayer... fue la primera vez que te vi llorar...- Murmuro.




 




Abrió los ojos y la mire. Sentí como las mejillas me empanzaban a arder. No sabia si me daba mas vergüenza avergonzarme por eso o el simple hecho de que ella hubiera conseguido avergonzarme.




 




-¡Ya te dije que no te preocuparas por mi!-Dije algo molesto, girando enseguida la cabeza.




 




En esos momentos Sucrette sonrió y seguidamente se mordió el labio, aunque yo no lo vi.




 




-No preocuparse por ti.. es un poco difícil para mi...-




 




-¿Hum? Habla mas alto, no te entiendo- Replique, mirándola, ya con la cara normal, o eso creía.




 




-No... nada.-




 




A partir de ese momento empezaron a llegar todos y sin mas nos fuimos al hospital en bus. Si lo pensaba esa era la primera "quedada" que hacíamos todos juntos en muchísimos años. Era patético pensar que la causa de nuestro reencuentro fuera ir ver a uno de nuestros amigos al hospital, y encima que fuera nuestra culpa, o parte de ella, que el estuviera allí.




 




**




 




Una vez allí nos encontramos con su tío, el cual se encontraba en las puertas del hospital, fumándose un cigarro. Aprecía muy nervioso.




Sucrette, la cual no podía evitar preguntar, se paró y le saludo para saber que hacia en la entrada, pudiendo estar con Nathaniel.




 




-Aun no lo he visto...-Respondió, contestado así a su manera. -Tengo miedo de que me rechace...pero aun más si prefiere quedarse en la calle...- Dijo exhalando el humo del tabaco.




 




-Si se queda aquí fuera nunca lo sabrá.- Dijo enseguida Sucrette. -Nosotros vamos a verlo. Si quiere puede venir y le ayudaremos.-




 




Nos quedamos en silencio unos momentos, esperando la respuesta de aquel hombre. ¿D verdad iba a cuidar de Nathaniel? Necesitaba muchos cuidados y no se veía nada preparado para ello aunque al menos le quería, cosa que ya era mucho en esas circunstancias.




 




-¿Qué decide?- Siguió la chica, tal vez algo ansiosa. Sucrette  estaba siendo un poco plasta. Le debía mucho, pero también debía de tener paciencia.




 




Fuera cual fuera su decisión yo me encargaría de que fuera a vivir con él. No permitiría que se quedase en la calle, no después de ver su resultado después de pasar únicamente dos días en la intemperie.




 




La verdad es que moría por verlo. Tenia una ansiedad en el pecho que sabia que no se marcharía hasta que no lo viera y supiera que estaba bien. Me sentía muy extraño, ansioso...aunque yo no lo mostraba como cierta chica de pechos planos...




 




Tardo en reaccionar pero al final se despego de la pared y con una sonrisa algo forzada asintió.




 




Todos untos fuimos a ver a Nathaniel.




 




Por cada paso que daba la ansiedad y nerviosismo aumentaban. ¿Por qué? Solo sabía que no sabría como reaccionaria al verle. Sudaba a mares y me dolía el pecho. No me reconocía. No sabia si me sentía así porque era consciente de sus sentimientos, porque estaba preocupado por su futuro o porque yo era el que no sabia definir mis propios sentimientos y estaba hecho un manojo de emociones y nervios.




O tal vez,  simplemente tal vez, era porque sabia que lo que estábamos haciendo no estaba bien. Era incorrecto. No podíamos entrar de golpe. Íbamos a causarle un shock ya que no sabía nada.. Su último recuerdo era el mío...abrazándole.




 




Me adelante a todos y me pare delante de la puerta cerrada de su habitación, la que marcaba 115.




 




-¿Qué pasa?- Preguntó Sucrette, con los ojos enormemente abiertos.




-¿Es que no habéis pensado?- Dije bastante borde. -No tiene ni idea de que todos sabemos su situación y mucho menos de que su tío va a llevárselo a su casa. Se va a poner histérico si entramos todos a la vez.-




 




Todos se quedaron callados, dándome la razón con ese silencio.




 




-¿Entonces que propones?- Volvió a preguntar Sucrette.




 




-Debería de entrar únicamente una persona con la cual tuviera confianza y la cual ya supiera que se encontraba en la calle.




 




No sabía si me había explicado bien pero en esos momentos estaba nervioso.




 




-Solo podemos ser tu o yo, Castiel y....creo que el mas indicado para entrar eres tu...ya que me dijo que no quería ni que le hablara...-Bajó levemente su cabeza.




 




Tenia razón. Una intensa punzada me atravesó el estomago.




 




El tío de Nathaniel me miro y asintió. Parecía estar de acuerdo.




 




-Bueno, pues voy a entrar...-




 




-Ánimo, Castiel.- Dijo Lysandro desde el fondo. No hablaba casi nunca pero siempre sabía cuando hacían falta unas palabras. Le sonreí y levemente tomé el pomo de la puerta. Inhalé y exhalé una bocana de aire, la cual me dio la fuerza para abrir la puerta y entré dejándolos atrás.




 




Miré en frente, encontrándome con una luz cegadora. Era la del ventanal. La habitación era blanca,  de dos pacientes aunque en esos momentos Nathaniel estaba solo. Di unos pasos y lo vi. Esta despierto, quieto, mirando el techo. Parecía asustado y tenso.




 




-Hey...- Dije de la nada, asustándole. -Tranquilo.- Murmuré.




 




-¿Qu...qué ha pasado?-




 




Solo de verme empezó a llorar, acercándose con cuidado al borde de la cama,  porque llevaba un gotero.




 




-No llores...- Susurré.




 




De alguna manera no me salio la voz. Me parecía tan triste la vida de Nathaniel, pero le sonreí, pues por fin, alguien le iba a contar la parte final de su historia, una con un final feliz. Lentamente le  limpie la mejilla de esas pequeñas y cálidas lágrimas.




 




-Ayer te desmayaste...-




 




Nathaniel al escucharme separo su cuerpo del mio, volviendo a ponerse boca arriba en esa cama, girando su cabeza, algo avergonzado.




 




-Lo siento...- Terminó por decirme.




 




-No tienes porque disculparte, no fui yo quien te llevo al hospital.




 




El rubio pestañeo.




 




-¿Entonces?- Pregunto con algo de miedo.




 




Inspire profundamente. No sabia muy bien por donde empezar para que no se alterara. Le sonreí de nuevo.




 




-¿Sabes porque sonrío?-




 




 -¿Porque por fin te has librado de mi?- Dijo mientras sus ojos se humedecían un poco. Parecía que se estaba montando una pequeña historia a base de suposiciones.




 




-Hey...hey...- Tomé sus mejillas para que parase, y sin mas, casi acerque mi frente junto a la de él. Esas acciones me salían solas. Era raro, ni me daba cuenta de como me estaba viendo. -No te montes películas...Estoy feliz porque todo va a salir bien, no vas a quedarte en la calle, si tu no quieres.-




 




-¿Qué?- Dejó escapar en un hilo de voz. Podía sentir su calor y como su cuerpo temblaba muy suavemente.




-No entiendo nada.-




 




-Recuerdas que te dije que no estabas solo?- Susurré mirando sus ojos dorados. -No estaba equivocado... Tu tío... fue a ver a tu familia y se entero de todo y enseguida.. empezó a buscarte...aunque la verdad..- Sonreí mas.- Nosotros habíamos sido incluso más rápidos que él...bueno..en realidad Sucrette fue más rápida... y se lo dijo a todos en el instituto.




 




Mientras iba hablando unas enormes lágrimas bajan por sus mejillas. Negaba suavemente con la cabeza, como diciéndome que no se lo podía creer.




 




-Nathaniel ¿qué debo hacer para que te lo creas? ¿Qué  mas me queda para hacerte entender de que la gente te quiere tal y como eres a pesar de todo?-




 




-...- No supo que contestarme.




 




Lentamente fui dejando sus mejillas, aun húmedas.




 




-¿Qué tal si te los muestro?-




 




Me levante y abrí la puerta, dejándolos pasar a todos. Nathaniel se puso rojo hasta la punta de sus orejas, llorando mas fuerte.




 




-Yo... lo siento...-




 




No sabía porque se estaba disculpando porque no tenía nada de que disculparse pero allí estaba. Pidiendo disculpas por algo que no haba hecho ni dicho. Sino simplemente por ser quien era.




 




-Nathaniel...- Su tío dio unos pasos en frente. -Disculparme tu a mi por no hacer nada antes...- Se acercó a él y le abrazó con fuerza, alborotando su pelo. -¿Querrás venir a vivir conmigo? -Le pregunto besando su frente, dejando escapar unas pequeñas lágrimas.




Nathaniel aun sin poder parar las suyas asintió y volvió a abrazarlo.




 




Tal vez aquella era la escena mas emotiva que había visto en mi vida. Trague duro y mire a mi alrededor, sintiendo que no era el único que se sentía de esa manera.




 




-Quizás deberíamos irnos...- Comento de la nada Lysandro el cual se frotaba un poco uno de sus ojos heterocromáticos.




 




-Oh.. no, quedaros. Nosotros tenemos mucho tiempo para hablar, ya que me quedare aquí todo el día y la noche, vosotros supongo que pronto tendréis que iros.-Volvió a alborotar el pelo de su ahijado.-Nos vemos luego.-




 




Nathaniel volvió a asentir.




 




Su tío salio y nos dejo a solas en la habitación.




 




Se formo un silencio. Tal vez algo incomodo, suponía que para todos era algo difícil empezar una conversación.




 




El hospitalizado suspiro y tomó un pañuelo para sonarse.




 




-Yo...siento haberos causado molestias y preocupaciones...mi intención no era para nada esta...-




 




-Realmente eres como un muñeco de repetición.- Le mire con enfado.




 




-Nosotros somos los que nos tenemos que disculpar...- Me corto Sucrete.- Especialmente yo...aunque en verdad no me arrepiento de nada de lo que hice, solo que siento haberte hecho enfadar tanto...-




 




Alexys acaricio la cabeza de la chica para consolarla un poco, pues parecía encogerse a medida de iba hablando.




 




-Puedes confiar en nosotros para lo que necesites.- Dijo mientras le sonreía como solo él sabia hacer. Demasiado bien y todo. Enarque una ceja.




 




-Opino lo mismo.- Siguió Lysandro.




 




Y así lentamente fuimos rompiendo el hielo que se había formado entre nosotros al igual que el frío de aquella tarde de otoño que seguramente todos recordaríamos de por vida, pues apretamos ese lazo que se había aflojado entre nosotros. Lo triste era pensar que había tenido que pasar eso para hacerlo.




 




Se mantuvo callado casi todo el rato. Solo sonreía de vez en cuando y asentía. Sus mejillas estaban algo rojas y sus ojos vidriosos, debía de ir limpiándose la nariz ya que no paraba de moquear. No sabia si se sentía como si le estuvieran riñendo o si estaba feliz de todo el apoyo que le estaban brindando, aunque este fuera de golpe y a deshora.




 




Al caso terminar la hora de visita Sucrette se acercó a él.




 




-Entonces..¿somos amigos?- Preguntó con los labios tensos y apretados.




 




-Me pase.. y realmente no quise decir lo que dije. Nunca dejamos de serlo.. o así lo quería sentir, Scurette...-




 




-Nathaniel...- Sus ojos se humedecieron un poco y se abalanzo para abrazarlo. El chico, algo tímido le correspondió el abrazo.




 




-Perdóname...- Siguió el rubio.




 




La  chica negó. -Todo esta bien ahora. Solo recuperate.. el instituto se va a caer sin ti..- Dijo para hacerlo reír.




 




-No te creas.. seguro que Melody lo esta llevando muy bien.- Dijo a la vez que la miraba. Ella les miraba con algo de celos pero se acerco y tomo su mano.




 




-Igualmente te quiero, no, te queremos de vuelta.- Le sonrió dulce. No tardes.-




 




Nathaniel algo sorprendido asintió.




 




Todo aquello me estaba dando la oportunidad de aprender y darme cuenta de muchas cosas y de lo estúpido que fui al comportarme durante todo ese tiempo de esa forma con Nathaniel y seguramente yo no era el único que se sentía asi y tampoco el que no iba a intentar compensarlo por tanta falta de atención y compañerismo.




 




***




 




La luz cegadora del ventanal había desaparecido y en el cielo solo se podía ver una terrible oscuridad que daba paso al jardín de ese hospital. No debían ser mas de las 6 o así pero el hospital estaba un poco lejos de la zona residencial. Debíamos irnos pronto. Aunque yo no seria el anunciador, nadie parecía querer irse y yo no era la excepción. Me encontraba sentado en uno de las pequeños asientos de aquel lugar. Le miraba cuando él no lo hacia.




Cada vez se notaba más suelto y animado. Eso me reconfortaba mucho. La verdad era que...su sonrisa me hacia sentir bien. Tal vez nunca le había visto una sonrisa tan sincera. ¿A caso esa la primera que se nos mostraba en mucho tiempo? Sin darme cuenta suspire.




 




-¿Estas bien?-Me pregunto Lysandro el cual se había dado cuenta, ya que casi lo tenía a mi lado. Permanecía apoyado en la pared.




 




-Si, todo bien...-




 




-¿Seguro?-




 




-Por supuesto, no seas pesado.-




 




-Debiste de informarme de lo que sabias.. tal vez te podría haber ayudado...o..¿a caso solo querías saberlo tu?-




 




Puso sus manos en su mentón, tomando una posición de reflexión, bastante típica en él. Me sonroje y arrugue mi entrecejo.




 




-¿Qué insinúas?- Intente no gritar, no quería que nadie nos oyera.




 




-Nada...¿qué piensas tu?-




 




Me miró de reojo y después sonrió débilmente, dando seguidamente unos pasos al frente, dejando la conversación por finalizada y a al vez intentando conseguir la atención de los demás.




 




-Chicos.. deberíamos irnos ya. Nathaniel, espero que te recuperes muy pronto.- Le sonrió gentil  a la vez que se acercaba y abrazaba.




 




A partir de ese momentos nos despedimos. Uno tras del otro fueron dando sus últimas palabras antes de irse. Nathaniel seguía igual de tímido, y tal vez algo asustadizo pero eso era normal.




 




Me quede sentado, siguiendo mirándolo hasta que solo quede yo. No pude evitar en sentir como el corazón se exaltaba al pensar que iba a tocarlo...o simplemente por tener que despedirme.




 




Me quede parado en frente de él. Estaba nervioso.




 




-Bueno...recuperare pronto...-




 




Me mordí levemente el labio. No estaba haciendo lo que en verdad quería pero no podía moverme.




 




-Gracias, de verdad, gracias..-




 




Me miro y sonrió y esa sonrisa, únicamente esa sonrisa, fue triste.




 




-Nos vemos..-




 




Con la cabeza algo descolocada salí de allí.




 




-Adiós...- Dijo Nathaniel moviendo a la vez su la mano.




 




No fui a verlo más. En realidad no quise saber nada mas del tema por muchas veces que los chicos me invitar a ir con ellos a visitarlo al hospital. No podía arriesgarme a volver a ver esa sonrisa. No podría soportarlo.




 




¿Y por qué las cosas eran así?




 




No lo sabia. Solo que dolía cada vez que pensaba en él y no quería sentirme de esa manera, aquel sentimiento era parecido a cuando Debrah me dejo.




 




***




 




Nunca pensé que el regreso de Nathaniel fuera tan sencillo.




Solo podía sudar al pensar en él y en como me miraría sin dejar de lado sus palabras. Me aterraban. Pero me equivoque. Me ignoró por completo, tanto como yo le ignoré a él. Ni siquiera me moleste en chincharle como solía hacer antes, cosa que los demás pudieron notar. Parecía que el mundo se hubiera puestos al revés. Ahora que ignoraba completamente a Nathaniel los otros intentaban hacerle más caso que nunca.




 




Nunca sabría si por pena, para hacerse un favor a ellos mismos al haber estado tan poco considerados o realmente habían abierto los ojos ante su, no, nuestro error. Si, parecía ser que yo era el único malvado, el borde y frío Castiel, el cual seguía dejando de lado al pobrecito de Nathaniel, el cual había sufrido violencia domestica.




Solo de pensar en esos pensamientos me daban ganas de romperlo todo. No podía soportar la idea de que los otros sintieran pena por Nathaniel y por eso mismo no quería saber la verdad de sus pensamientos y actos.




 




Pero la verdad es que únicamente había una persona que no había cambiado en nada. No le había hecho falta. Y esa era Sucrette.




 




-¡¿Otra vez haciendo campana?!-




 




Alce mis ojos viendo su semblante arrugado por el enfado. Todos se dirigían al gimnasio y ella se había desviado para hablarme.




 




-¿Otra vez siendo tan preguntona?-




 




Cerré mis ojos y sin mas me dispuse a seguir durmiendo, realmente no podía dormir bien desde ese día...




 




-Vas a repetir si sigues de esta manera...-




 




Siguió molestándome después de unos segundos de haberse hecho un silencio.




 




-¿Y crees que me importa?- Dije realmente borde, Me empezaba cabrear de verdad.




 




-¡Tal vez a ti no pero a mi si!-




 




Enarque una ceja aun con los ojos cerrados, aunque enseguida los abrí, encontrándome con su cara, mirándome intensamente.




 




-¿Y por que debería de importarte?- Seguí, preguntándole curiosa y picaramente. Quería hacerla sonrojar. Me gustaba ver la cara de tonta que ponía.




 




-Bueno...-Se sonrojo.




 




Objetivo conseguido.




 




- ¡Seria una molestia ver como te atrasaras! Y además.. dejaríamos de ir todos juntos...- Su voz sonó triste. Lo decía de verdad.




 




Alce mis manos y toque sus mejillas, simulando que se la iba a acariciar aunque la terminé pellizcando.




 




-¿Qué clase de cara es esta? ¿Eh? ¿Eh?-




 




-¡Ahh me duele, Castiel!- Puso sus manos encima de las mías aunque en vez de intentar apartarme me acaricio las manos.




 




-En serío...no faltes a clase...-




 




Me sorprendí. ¿Qué era eso? Me aparte enseguida y me incorpore, sentándome en el banco que había sido mi cama de remplazo. Mire a nuestro alrededor. Ya no había nadie. Todos habían entrado en el gimnasio.




 




-Te van a poner una falta como no vayas corriendo al gimnasio.-




 




La chica se tenso levemente.




 




-No.-




 




¿Qué?- La mire sin entender que le pasaba.




 




-No me iré hasta que no vengas conmigo, sino yo también me quedare aquí.-




 




Se sentó a mi lado y miro al suelo, seguía roja.




 




-Haz lo que quieras...-




 




La mire de reojo, pues se cambio de lado a la hora de sentarse. En verdad me daba igual si faltaba o no. Era su culpa, no mía. Aunque, de reojo, podía ver su rostro algo angustiado. Parecía que esa falta le iba a doler si realmente la cometía. Y eso me ponía nervioso. Empezó a golpear el pie contra el suelo.




 




-Escucha... ¿se puede saber porque COÑO no vas a clase?




 




Y ella con los ojos húmedos por las lágrimas que empujaban por salir de sus ojos me miro.




 




-¿Es qué aun no te das cuenta?- Bajo su mirada y haciendo en su rostro el mayor esfuerzo que había viste en mi vida me dejo helado con solo dos palabras.- ¡Te quiero!-




 




Una serie de doloroso recuerdos abrumaron y ahogaron mi cuerpo, el cual quedo congelado, al igual que mi cerebro. ¿Iba en serio? ¿Realmente todas aquellas caras y aquellas palabras iban en serio? No sabía como sentirme. Si idiota por haber jugado con ella o  subnormal por no haberme dado cuenta antes.




 




-....¿Castiel?-




 




La mire aun con la boca abierta. Se miraba las manos y sus mejillas y horas estaban completamente rojas.




Y esas orejas....tan carmesíes como sus mejillas me recordaron a alguien. Nathaniel, el también se me declaro.




 




Me lleve la mano en la cabeza. Me estaba entrado una jaqueca algo importante.




 




-Yo...no se que decirte.. me tomas de sopetón...-




 




Solo por esas palabras los ojos de Sucrette empezaron a aguarse.




 




-¡No es un no! ¿Vale? Solo que..estoy sorprendido...-




 




-Si te gustase de verdad no tendrías que pensarlo. ¿Aun estas enamorado de Debrah?- Pregunto con un hilo de voz.




 




-No...-




 




-¿Entonces?-




 




-No lo se...- Mentí. Si que lo sabía. No me veía capaz de decir que si porque pensar en una atadura me aterraba. No quería sufrir mas, ni tampoco hacer sufrir a los demás a parte de que...




 




-Esta bien...- La chica se esforzó a sonreír.- Esperare y ahora..iré a clase...-




 




Sin mas se levanto y se fue corriendo al gimnasio.




 




La observe mientras se iba hasta que desapareció por completo. Suspirando y una vez mas me deje caer por el banco hasta quedar totalmente tumbado. Mire el cielo escondido por las ramas peladas de los arboles.




 




-.¿Sucrette eh?- Me dije a mi mismo.




 




Pensando en lo que acababa de pasar. La verdad era que nunca había pensando en ella como tal. Siempre la había visto como una mosquita que daba vueltas alrededor de mi pero que tampoco era tan molesta como para tenerla que apartar. Pero ahora que se la verdad... No era una chica fea, a pesar de que estuviera plana, y sobretodo era buena persona. Pero.. igualmente por mas que pensara en sus cosas buenas mi corazón y mi cuerpo... no sentían nada.




Cerré mis ojos e intente recordar cual era esa sensación. La primera persona que intente visualizar fue Debrah pero solo de imaginar su cara mi corazón dolía, y mucho. Si alguna vez sentí amor por esa chica, se había desvanecido por completo. Suspire de nuevo. Me había hecho tanto daño, pensar que todo lo que paso surgió por ese mal entendido con Nathaniel...




 




Nathaniel.




 




Mi corazón dio un salto. Arrugue el entrecejo. ¿Por qué con el si?




Visualice su rostro. Sus ojos tristes y cansando aunque adornados con esa sonrisa que nunca solía faltar, ,almeno delante de los demás, y ese pelo rubio y vestuario que tanto le caracterizaba. Suspire nuevamente y me tape la cara con las manos. Me sentía raro. Recordé sus palabras, su confesión aun aun sin rechazar ni aceptar...




Tenia que hacer algo al respecto. Al igual que con Sucrette pero aun no sabía el que ni que decir a ninguno de los dos. Estaba muy confundido y aterrado.




 




Tenía miedo de no hacer lo correcto y sobretodo de que me volviera a hacer daño.




 




Todo estaba resultado muy difícil y complicado. Odiaba sentirme presionado. Es mas, sentía que nadie tenia el derecho de hacerme sentir mal ni sufrir. Por eso vivía solo, y por eso pasaba de ir a la mayoría de clases.




Dependía de mis decisiones para hacerme la vida mas fácil o menos. Y sabia muy bien cual camino llegaba a casa cosa.




 




No era engañarme. En el fondo sentía mucho cariño por esa chica. Solo que nunca trate de profundizar mi relación con ella, pues tampoco quería causarle problemas ni nada por el estilo. Además.. él me ignoraba. Tal vez había cambiado de opinión respecto a lo que sentía por mi aunque esto ya daba igual.




Suspiré y mire una vez mas al cielo. Estaba cansado y los ojos me dolían de tenerlos abiertos. Termine por quedarme dormido una vez mas.




 




 




***




 




-Que si...- Murmuré.




-¿Uh?- Sucrette me miro sin entender. -¿Qué si qué?




 




Trague duro y arrugue un poco el entrecejo mientras me acercaba a ella, mirándola con vergüenza y una extraña sensación en mi estomago.




 




-¡Que quiero salir contigo!- 


 


Continuará

Notas finales:

Como siempre digo, gracias por llegar hasta aquí.

 

Cualquier comentario es bien recibido siempre que no sea destructivo.

 

:* 

 

Nos leemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).