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Pursuit Of Happiness. por PCD19

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Notas del capitulo:

Bueno, el principio será por algo futuro, pero nada sobrenatural como tal, sólo quería darles un regalo de Halloween, aunque no es mucho¿? y es tarde, lo lamento, pude haber subido el capítulo antes, pero he estado con problemas técnicos (electricidad y WiFi.) pero bueno, aquí está el capítulo.

Cosas a saber: Van a sorprenderse, he mezclado varios otros personajes de series e incluso películas (Jo, Dean, Sam de Supernatural. Kol de The Vampire Diaries y Effy de The Hunger Games.) pero sólo meteré sus personalidades y demás, es decir, esto no es un crossover, porque los personajes distaran de ser lo que son en sus respectivas series y o películas, serán más OC (original character.) que otra cosa, sólo que quería sus nombres porque... I don't know ¿?.


¿Qué más puedo decir? Ah, Ripper (ya sabrán a qué me refiero.) es el nombre de mi gato, irónico porque comparto el sentimiento de Stiles y Derek y no soy tan dado a los felinos.

Cabe resaltar algo importante: Moví la historia a un AU futurista, en el 2020, no habrán coches boladores ni robots ni nada de los Supersónicos, es que debía hacerlo y ya verán el por qué, de haber sido por mí lo dejaba en el presente año, pero no puedo, no me sale hacer las cosas por hacerlas, soy un tanto perfeccionista y cuando lean entenderán por qué hice esto, y espero que de aquí al 2020 la gente sea más comprensiva y no hayan tantos líos para ciertas cosas. Esperemos que esto sea profético (?). 


Y con respecto a las fechas, doy asco con números e hice lo mejor que pude (?).


Gracias por leerme e insisto, dejen reviews y demás.

Les recuerdo que los personajes no me pertenecen, pertenecen a MTV y Jeff Davis y todo eso, yo sólo escribo algo very gay de algo que no pasará nunca ni en un universo alternativo.

Ah y disculpen errores y que sea muy repetitivo con ciertas palabras y acciones, escribo rápido y no soy tan awesome como quisiera.

¡LEAN Y AMEN ESTA COSA, JODER!

 

Canción del capítulo: Latch by Kodaline.

   

   En mitad de la noche, Stiles caminaba por la calle en la que vivió su infancia y adolescencia, la camisa a cuadros se removía con la brisa, al igual que su cabello. En lo alto, en ese cielo como de terciopelo negro, brillaba con el color de la plata la luna llena. Aquel era un Stiles de diecisiete años, mirando las casas con las luces apagadas, sintiendo su piel ligeramente erizada y su pulso acelerando.

   Él se mordió el labio y apresuró el paso, manteniendo firme la caminata, sin demostrar que estaba asustado, deseando encontrarse con la casa de Scott para meterse allí y esconderse, porque sentía que le perseguían, pero tal vez fuera simple impresión suya.

   Pero entre más caminaba, Stiles cayó en cuenta de que las casas parecían repetirse, diez veces cada una, y el camino no se acortaba, sus pulmones quemaban y el aire parecía hacerse más fuerte, mientras espesas nubes se colocaban frente a la luna, ocultándola, haciendo que la noche se viera más lúgubre y Stiles tiritara de nervios y frío, tropezando con baches en la calle.

   Una risa traviesa a sus espaldas le hizo tensar y detenerse un segundo, mirando una y otra vez las casas, esperando encontrarse con la de Scott, pero nunca llegaba a esa, siempre eran las mismas y quien le siguiera comenzó a reír más fuerte, los zapatos golpeaban la calle, un sonido seco, firme, frívolo.

   Stiles, sintiendo la proximidad de quien le siguiera, echó a correr ahora, las casas se difuminaban tras de él, el aire se hacía denso y le costaba respirar, y a pesar de correr tanto como podía, quien le seguía le pisaba los talones.

   Pero como un trueno en la noche, un aullido hizo que él se detuviera y sin saber por qué, notando ahora que las casas no se repetían, se sentó más seguro, por lo que tomó aire y luego se preguntó si seguía tras de él quién le siguiera. La risa, ahora nerviosa, le hizo apretar los dientes y luego una bestia bramó, los aullidos y ladridos llenaron la noche y al frente de él, un par de ojos rojos aparecían en la oscuridad de la noche. Y Stiles miró aquello, sin temer.

 

   Cuando golpearon la puerta de su alcoba, el enfermero despertó, el corazón acelerado y la cara sudada y con saliva en la comisura de los labios. La cabeza le dolía y se maldijo por haber estado bebiendo, recordando imagines difusas de la noche pasada, aunque en su mente se mantenía plenamente la conversación con Derek y se sonrojó por aquello.

                ─Stiles, despierta. ─la voz de Derek le hizo sonreír, aunque quería seguir durmiendo.

                ─Ya estoy despierto. ─anunció. ─ Y me siento peor que después de un partido de lacrosse del instituto.

   Una risa de parte de Derek fue lo que Stiles recibió y esto provocó una sensación extraña en el abdomen bajo del enfermero.

                ─Dúchate y vístete, tenemos que pensar algo para los servicios sociales, estarán aquí pronto. ─ fue todo lo que Derek dijo antes de Stiles escuchar las pisadas alejándose.

   Aquello se veía peliagudo, y es que a Stiles, con su mente llena de ideas e hiperactiva, nada se le ocurría, su única opción era Jo, y no estaba allí y pensó en llamar a Malia, pero sería más que extraño todo aquello ¿cómo iba a pedirle a ella que fuera la madre de Liam? Madre sustituta, claro. Malia podría malinterpretar todo y ver como un demente a Stiles, o querer volver con él, lo que tampoco alegraba mucho al castaño. Así que Malia estaba fuera, junto Jennifer y Jo, porque a esta última no la conocía y le avergonzaba pedirle semejante favor.

   Mientras se metía al baño pensó en Allison, pero con lo de Scott, no iba a hacer tal cosa. Kira no, tenían un lazo familiar que podrían tomar como raro. Lydia no pasaba por la cabeza de Stiles ni de coña y Melissa McCall era mayor para ser su pareja. Erika… ella no, claro que no, Marlin tenía novio y a Stiles se le acababan las opciones.

   Por lo menos Stiles agradecía que las leyes hubieran cambiado con el paso de los años. Desde el 2015 que los gobiernos supieron que la sobrepoblación estaba haciendo estragos en el planeta y que los índices de natalidad iban en aumento, por ende varios países, para el 2018, aprobaron una ley donde para adoptar no había necesidad de estar casado, pero sí todo lo demás que se pedía para adoptar (trabajo estable, casa propia, salud mental, referencias personales buenas…) y un mínimo de cinco años de relación que Stiles y cualquier chica podían actuar. No era difícil, aunque tenían un par de horas encima.

   Era el año 2020 y aunque cualquiera pensara que el mundo había cambiado con autos voladores y robots, seguía tal cual Stiles lo recordaba del instituto, con excepción de que Apple y Samsung dejaron de hacer crecer sus móviles hace unos tres años y todo era absolutamente digital, cosa a la que no se acostumbraban muchos, como el Sheriff. Stiles agradecía que el intento de tercera guerra mundial del 2016 no hubiera ocurrido, después de aquello muchos gobiernos parecieron tomar más conciencia y el mundo, sin nadie esperarlo, parecía más preocupado, la gente parecía preocuparse más los unos por los otros. Aunque siempre había excepciones, como Jennifer, claro estaba. Así como se encontraron curas para algunas enfermedades, pero nuevas azotaban el planeta, por lo menos el ébola ya no era un problema.

   Era el año 2020 y Stiles no sabía cómo vestirse para algo importante aún, además de que no tenía idea de cómo lidiar con los servicios sociales sin una chica a su lado.

   Pero Stiles no tenía la culpa, de hecho se sentía metido de cabeza en tal embrollo sin saber cómo, pues había sido todo idea de Derek ¿quién diría que el bebé tocaría tan hondo en él? Aunque el enfermero tampoco se molestaba por aquello, él también buscaba la forma de quedarse con Liam, fuera como fuera.

   Pronto salía de la habitación, vistiendo un jean y una camisa de lino blanca que se veía bastante bien en su cuerpo delgado pero de músculos firmes. Cuando bajó, vio a Derek, vestido de forma similar, pero su camisa era gris y sus pantalones negros y un tanto ajustados, lo suficiente para hacer que Stiles, por pura curiosidad, bajara sus ojos al sur de esa potente anatomía ataviada en esas ropas. Y por curioso terminó hiperventilando en la entrada de la cocina, con las mejillas rojas y la boca seca. Que bulto se formaban en los pantalones de Hale, y no era por su teléfono móvil.

                ─Joder, ¿no te has tomado nada? ─las cejas de Derek se fruncieron de forma despectiva. ─ Stiles, ¿tienes calor o es por haber estado bebiendo?

   El menor se mordió el labio y se encogió de hombros, aun embotado con sus pensamientos poco decorosos. Comenzaba a comprender a Scott y su afán por ver y pensar siempre en las tetas de Allison, aunque Stiles no miraba ni pensaba en tetas, estaba lejos de aquello.

                ─Yo… ─casi balbuceó.

                ─Ten. ─Pero Derek, con una sonrisa se acercó a él y le dio un vaso de agua y dos pastillas. ─No soy enfermero, pero el paracetamol hace bien.

   Las mejillas del joven se encendieron aún más y buscó un área de mayor ventilación en la cocina, bebiéndose las pastillas y diciéndose que Derek hacía aquello para que Stiles diera una buena primera impresión.

                ─Estoy nervioso. ─confesó Stiles, mirando como Derek sacaba dos tostadas de la tostadora.

                ─No es como si todos los días se adoptara, eh. ─Derek se encogió de hombros.

   Mientras Derek se movía por la cocina, Stiles reparó en las tostadas, el tocino, la tortilla que parecía tener trozos de salchicha de pollo, el café y también el zumo de naranja.

                ─Vaya… tienes hambre. ─comentó el castaño. ─ O nervios y comes como león cuando tienes nervios.

                ─Stilinski, cállate. ─reprendió Derek. ─ Otra cosa buena después de una borrachera, es un buen desayuno, por lo menos para mí…

   Stiles quería golpear a Derek, ¿por qué tenía que hacerle sonrojar así? Y ni siquiera se daba cuenta de aquello, lo que hacía todo peor, porque el enfermero se sentía jodidamente gay, y no es que ser homosexual fuera malo ¡era el 2020! Los Estados Unidos permitían el matrimonio igualitario en prácticamente todos los estados, todos tenían pequeños perros afeminados y Justin Bieber tenía un novio afroamericano de dos metros ¡Viva la homosexualidad!

   En realidad Stiles no lo veía tan animadamente, no porque fuera malo, es que su vida jamás había girado en torno a los hombres o siquiera al deseo carnal por uno, siempre había deseado a escondidas, y hasta allí llegaba, con tonteos en los que él no reparaba que flirteaba hasta que le pedían ir a un lugar más tranquila y nada más, porque Derek era el primer hombre que realmente revolvía todo en Stiles y le sacaba de su parlamento, de ese guión heterosexual que seguía.

   No era malo, pero ver que no podía ser correspondido y que su vida cambiaba tan drásticamente era realmente particular. Pero qué más daba, por ahora tenía cosas más importantes que pensar.

                ─Vale, gracias. ─Stiles sonrió a Derek y se sentó cuando el pelinegro colocó los platos en la mesa y sirvió.

                ─Pensemos. ─dijo Derek, sirviéndose una taza de café y viendo su reloj de pulso. ─ Tenemos menos de una hora… Pensé en Cora como opción. Te conoce, tiene tu edad o es un año menor y parte de este departamento es de ella.

                ─Joder, Derek. ─Stiles masticó su tocino. ─ Esto es un delito, es un fraude…

                ─Venga, que no vamos a usar a Liam para hacer salchichas. ─Derek bufó.

                ─No, pero es igual. ─el más joven echó tres cucharadas pequeñas de azúcar a su café y dudó unos segundos. ─ Hace unos ocho años, sólo para la visita ya tenías que haber invertido unos diez mil dólares, llenado diez carpetas de documentos y eso no te aseguraba nada.

                ─Se llama desarrollo… ─Hale se encogió de hombros y se llevó una tostada a la boca. ─ Desarrollo y ayuda al ambiente, tanto papel…

                ─ ¡Derek! ─Stiles lo miró entre sorprendido y divertido.

   El mayor iba a decir algo, pero en ese momento golpearon la puerta, el sonido metálico repicó en el abdomen de Stiles y le hizo soltar su tostada, mordiéndose el labio con fuerza, mirando a Derek con las cejas enarcadas, notablemente nervioso. Pero Hale tan sólo negó y fue a abrir. Un minuto más tarde, venía acompañado por una joven de piel pálida, grandes ojos marrones y largo cabello negro.

                ─Joder, qué bien, desayuno. ─dijo la muchacha, sentándose en el lugar de Derek y tomando sus alimentos. ─ Hola, hola. Soy Cora. ─la joven alzó los ojos hacía Stiles y le sonrió, pero luego prefirió atiborrarse de comida.

                ─Es Cora… ─dijo Derek.

   Stiles había estudiado uno o dos años con la Hale más joven y se sorprendió al verla, ahora parecía otra: alta y de curvas pronunciadas, con esos labios gruesos y vestida con chaqueta negra, blusa de encaje gris y ajustados pantalones negros y esos zapatos de taco que podían sacarle un ojo a cualquiera. Él no la recordaba tan… atractiva, casi irradiando sensualidad, pero aún con la inocencia de la post-adolescencia e sus facciones ligeramente aniñadas. Maldición, sería una madre perfecta para Liam, aunque Stiles imaginaba a otro Hale como su pareja en ese momento.

                ─Tienes hambre…─murmuró Stiles.

                ─Últimamente. ─la joven se encogió de hombros. ─ Como sea… ¿Es él? ─miró a Derek y señaló con el tenedor a Stiles. ─ Bien… ¿qué excusa hay para adoptar?

                ─ ¿Excusa? ─dijeron al unísono Derek y Stiles.

                ─Joder. ─Cora colocó los ojos en blanco y se limpió con una servilleta. ─ Si quieren adoptar… o queremos adoptar, necesitamos una excusa. Que Stiles tiene muertos todos sus espermatozoides, que yo soy infértil o que él tiene un gen retardado que no quiere transmitir… lo de siempre.

   Derek y Stiles compartieron una mirada, y aunque Cora había tratado de sonar divertida, tenía razón y no habían tenido en cuenta esa parte. No es que las adopciones fueran precisamente fáciles ahora, y la “excusa” o razón para adoptar siempre era importante. Porque eso de ayudar al planeta o a un pequeño, era cosa que decían los famosos, pero Hale y Stilinski no eran tal cosa.

   Cora los miró, con una sonrisa en los labios, y Stiles la odió por un segundo. Había pensado que Derek y ella tenían problemas pero al parecer era cosa del pasado, porque ella estaba allí, bastante animada.

                ─Pueden decir que tú tienes un gen retardado…─Derek se sentó frente a Cora, con una amplia sonrisa en los labios.

                ─Sí…─la muchacha miró a Stiles. ─ ¿No ves lo imbécil que es?

   Stiles casi escupió el zumo y miró a Derek que sonreía ante aquello, prefirió no decir nada, aunque sus labios se movieron en un silencioso: Lo veo.

                ─No tengo nada en mente. ─dijo Stiles. ─ ¿Y si doy como razón el hecho de que conozco a Liam desde que nació y le quiero?

                ─Dulce, dulce. ─murmuró Cora, cortando tocino con el tenedor y el cuchillo. ─ Demasiado… Pero puedes intentarlo, digo, dirán que eres un dependiente que le toma cariño a cualquier pequeño bebé y quiere adoptarlo, pero puedes intentarlo.

                ─Oye. ─el semblante de Derek se oscureció. ─ También le he tomado cariño…

                ─Vosotros dos…─Cora dejó los cubiertos y se levantó, mirándolos divertida. ─ Par de enfermos… ¡No han llegado a los treinta y ya quieren un crío!

                ─No es  un crío, es Liam. ─el hermano mayor de Cora bufó, colocando los ojos en blanco.

                ─Además no tiene hogar…─susurró Stiles.

                ─Laura, Derek o yo no lo tuvimos. ─dijo Cora con dureza.

   Aquello hizo a Stiles atragantarse, y a Derek enojar. El puño de Derek chocando con la mesa exaltó a Stiles y le puso nervioso. Había sido una mala idea llamar a Cora, no era de mucha ayuda y con esa forma de responder podría matar las esperanzas de Stiles y Derek como hablara con los de servicios sociales.

   Pero, de cierto modo, Stiles le daba la razón a ella. No todos los niños del mundo tenían hogar, Liam no era el primer que nacía y luego su madre moría, ni tampoco iba a ser el último. Y Stiles, preocupándose sólo por él, restaba importancia a tantas otras vidas que apenas empezaban. Aunque, tomarse la situación mundial como personal era algo exagerado, él tampoco quería hacer a un lado tal punto.

                ─Yo… ─masculló Cora al ver como Stiles mantenía su mirada abajo. ─ Estoy… no sé… últimamente mi humor es raro.

                ─Descuida. ─dijo Stiles.

   Y en ese momento, de nuevo golpearon la puerta, estaba vez el sonido metálico hizo a Stiles estremecerse y querer matar a alguien por llenar su cabeza con tal ruido, pero el ruido no tenía la culpa, era el motivo del ruido.

   Cuando Derek fue a abrir, Cora salió corriendo al baño, con las manos en la boca y los ojos casi fuera de las cuencas. Sin saber qué hacer, Stiles se levantó, moviéndose hacía la sala, y luego hacía el baño. Temiendo a ver los de servicios sociales, prefirió ir tras Cora.

   Ella vomitaba, inclinada sobre el retrete y respirando agitada, sin dudarlo Stiles se acercó y le quitó el cabello de la cara.

                ─Maldición… ─farfulló Cora, dejando salir todo el contenido del estómago. ─ Tengo dos semanas así…

                ─ ¿Con vómitos? ─Stiles alzó las cejas. ─Joder, tienes que ir al médico.

                ─No quiero… ─Cora se separó de Stiles y se dirigió al lavabo, echándose agua en la cara. ─ No puedo… es decir…

   Afuera se escuchaba la voz de Derek y algunas otras personas y Stiles se impacientó, sobretodo cuando vio a Cora mirándose al espejo, con los ojos llenos de lágrimas y los labios apretados. Y no necesitó preguntar nada para sumar uno más uno. Hambre, cambios de humor y nauseas.

                ─Estás…

                ─ ¡Stiles! ─Cora lo miró con dureza.

                ─Oh Dios mío… ─aquello era de locos. ─ Pero… Oh Dios mío…

                ─No quiero ir al médico… no quiero que me diga lo obvio.

   En ese momento, Derek y tres personas se movieron hacía el baño, Stiles y Cora se miraron y esta última se limpió la cara y sonrió, mirando a su hermano.

                ─… Y estos son Cora y Stiles. ─dijo Derek a la mujer y los dos hombres. ─ Son los que…

                ─Los que se preocupan por la higiene del baño. ─agregó Cora sin pensarlo y Derek la miró anonadado. ─ Debo… limpiar… Parejita, ¿por qué no hablan ustedes con los señores?

   En ese preciso momento, Stiles quiso que la tierra se lo comiera, sobre todo cuando vio a Derek con las mejillas ardiendo y a la alta mujer de servicios sociales abriendo los ojos como platos.

                ─ ¡Son homosexuales!

 

   Effy era la mujer de servicios sociales, vestía ropas de colores demasiado brillantes y el cabello rubio con horquillas de mismos colores, el maquillaje recordó a Stiles payasos y los zapatos eran tan altos que parecía ir en sancos.

   Stiles nunca se imaginó que estaría en una situación como aquella, sentado en el sofá del departamento de Derek Hale, con Derek Hale a su lado, muy a su lado, y con una mujer de servicios sociales que hablaba como cotorra con voz ligeramente chillona, un bolígrafo con plumas rozadas en la parte de arriba y dos hombres en traje negro que parecían ajenos a tal escena, como las plumas del bolígrafo, eran simples adornos.

                ─Una pareja homosexual. ─repitió Effy por milésima vez. ─ Tengo un año en esto de las adopciones y siempre quise este reto ¡Son los primeros! Mis ángeles.

                ─Pero…─decía Derek por lo bajo.

                ─Pero no es fácil de asimilar, lo sé. ─Effy se movió por el salón. ─ Además, se ven muy bien juntos… Tienen la imagen perfecta de un activo duro y un pasivo…

                ─ Oh Dios mío. ─Stiles abrió los ojos, no sabía si sorprendido por la falta de profesionalismo o la cara que Derek puso en ese momento. ─ Nosotros…

                ─Están felices, lo sé. ─rió Effy. ─ ¡Yo también lo estoy! Ayer cuando Sam… ─la rubia señaló al más alto de los hombres en traje negro. ─ me dijo que un joven quería una visita… nunca pensé esto, de hecho creí que había dicho que era para su mejor amigo y novia… Bah, Sam tiene mucho de alto, pero poco de cerebro.

                ─Hey…─murmuró Sam.

                ─Estoy tan… ─aplaudió Effy. ─ Tenemos que hacernos una foto… Mis seguidores de Instagram tienen que saber la buena nueva… ¿saben las pocas adopciones por parejas homosexuales que se dan al año?

                ─Nosotros no…─trató de decir Derek.  

                ─No saben, es obvio. ─Effy suspiró. ─ Alrededor de dos por mes, mientras que por parejas heterosexuales con una diaria… en, alrededor, de las cinco ciudades más grandes… de cada estado. Hagan cuenta, pequeños.

                ─ ¿Se suma? ─el hombre de traje, de cabello casi rapado y castaño claro dijo.

                ─Dean, cállate. ─Effy colocó los ojos en blanco y se sentó en un sofá frente a Derek y Stiles, con una Tablet que colocó derecha sobre sus rodillas, después de desdoblarla. ─ Bueno, ahora tengo que hacerles las preguntas de siempre… ya saben… cosas de papeleo, no se preocupen.

   Stiles y Derek se miraron, ambos tragaron saliva y el corazón del menor parecía querer salir de su pecho. Cora los había metido en ese tremendo embrollo y se debía estar riendo en el baño, o vomitando.

   Él se había imaginado la adopción de Liam, pero no con Derek a su lado, porque lo veía imposible y mucho menos con una mujer como Effy en frente. ¿Cómo iban a adoptar ellos dos a un bebé? Derek no lo soportaba, porque a pesar de la noche pasada haber sido agradable y dulce, Stiles sabía que esa fase no duraría mucho, y ahora menos, con aquel balde de agua helada que se le había echado a ambos en sus caras.

   Liam había nacido sin padre y su madre, Caitlin, había muerto después de darle a luz, y desde ese momento Stiles quiso ser su padre, pero no había pensado a Derek como su otro padre, de hecho no quiso pensar en adopción mucho porque no tenía una pareja para tal cosa. Y ahora parecía tenerla, y era Derek y eso, a Effy, la mujer de los servicios sociales, no le molestaba en lo absoluto, de hecho parecía más feliz que ellos, ignorándolos e imaginándose un mundo color de rosa.

   Aquella primera visita no era nada, sólo harían preguntas de rutina y llevarían eso a documentación para comenzar a investigar para ver si Derek Hale y Stiles Stilinski tenían la capacidad y estaban en condiciones de adoptar un pequeño. Por ahora no tendrían más que sonreír y responder pero ¿y después cómo iban a hacer con todo aquello? Cuando se mostraran tan toscos y heterosexuales como eran entre ellos, lejos de ser una pareja gay, sin besos, caricias o siquiera un abrazo. Ni siquiera tenían una foto juntos.

   Maldita sea Cora Hale, pero Stiles no la culpaba del todo, estaba asustada y embarazada. Además, en tal estado nunca podría haber adoptado. Así que ella supo no perder el viaje al piso de Derek, sin necesidad de mostrarse como pareja de Stiles, había hecho que la adopción, al parecer, sí se diera.

                ─ ¿Nos puede dar unos minutos? ─dijo Derek, y Effy sonrió. ─ Ven Stiles… tengo que decirte algo.

   Sam y Dean los siguieron con la mirada, mientras Effy sonreía y asentía, anotando cosas en su Tablet.

   En la cocina no estaba Cora y Derek se dio la vuelta, encarando a Stiles en ese momento.

                ─ Lamento esto. ─dijo. ─ Cora se ha vuelto loca… no sé… y… Joder, Stiles, esto sí que es fraude… ni siquiera somos homosexuales… bueno, yo no lo soy.

   Stiles tragó saliva y sonrió con desgana, era obvio que Derek no era homosexual, y es que ni Stiles sabía qué era, pero heterosexual ya no estaba en sus pensamientos.

                ─Lo sé… ─murmuró Stiles. ─ Aunque no creo que se dé la adopción…

                ─Effy está muy emocionada, no sé si lo notaste. ─Derek colocó los ojos en blanco. ─Maldición… mataré a Cora, ella debía estar en mi lugar. Ahora seré…

                ─La madre. ─rió Stiles y se cayó una vez Derek gruñó.

                ─Stiles, no es gracioso. ─Derek miró el suelo unos segundos. ─ Quiero a Liam… quería que tú y alguna chica fueran los padres porque es justo, pero yo no quiero ser menos padre. Y sé que suena apresurado y todo eso, pero lo quiero, y no es un capricho o algo por el estilo. Quiero ser su padre, pero esto… de esta forma se me sale de las manos.

   Derek tenía razón al decir aquello, así como había matado cualquier esperanza que Stiles pudiera guardar. Quizá para Hale fuera un balde de agua fría todo aquello, una especie de broma del destino para mostrarle que era la única forma de tener a Liam, pero para Stiles aquello era un golpe directo al pecho, que le dejaba sin aire unos segundos y sin darse cuenta se sentía como esos personajes de las novelas románticas y estúpidas, personajes dependientes y cuyo corazón se rompía al recibir palabras de esa clase de parte de su amado. Pero Stiles no iba a llorar, aunque tampoco se iba a sentir bien, porque aquello, saber que no tenía oportunidad con Derek, también se le salía de las manos.

                ─Hey… ─murmuró Derek al notar el silencio de Stiles.

                ─Quiero tener a Liam. ─las palabras salieron por sí solas de Stiles. ─ Quiero ser su padre… y sin ti, justo ahora, no lo haré.

   Aquello parecía una forma de chantaje, Stiles parecía dar lástima para conseguir que Derek tuviera algo que lo relacionara a él. Probablemente, de correr con la suerte de poder adoptar a Liam, Derek y Stiles nunca tuvieran que tener una relación de pareja, sólo ser los padres del pequeño. Pero para Stiles eso era suficiente, porque no necesitaban estar casados para tal cosa, no necesitaba dormir en la misma cama, pero Liam tendría ambos apellidos, sería de ambos y eso a Stiles le gustaba, porque sería tener con él un pedazo, aunque mínimo de Derek.

                ─Lo sé, Stiles. ─el tono del pelinegro fue duro. ─ Pero… maldición.

   Stiles asintió, comprendiendo que aquello no sucedería, no iba a ser el padre de Liam, por lo menos no con Derek como pareja, así que Effy se podía sacar la idea estúpida de ser la encargada de una adopción por una pareja gay en Beacon Hills.

   Mientras pensaba cómo salir de Effy y todo aquello, se alejó de Derek, caminando a paso lento hacía la sala de estar, sintiendo los ojos del pelinegro sobre él. Stiles no podía culparlo, no cuando aquello realmente era extraño para ambos, cuando los unía de tal manera que podía arruinarles parte de su vida.

   Al llegar a la sala de estar, con Derek a sus espaldas, miró a Cora que hablaba entre risas con Effy.

                ─Mi hermano adora a los niños, ya te digo. ─ decía Cora. ─ Y ¿no ves la pareja tan mona que hace con Stiles?

   A pesar de sentirse apesadumbrado, las mejillas de Stiles ardieron de vergüenza y se mordió el labio al ver de reojo a Derek, en mismas condiciones.

                ─Pero no veo ninguna foto de ellos… ─Effy miró a su alrededor, y luego a Cora, con el ceño ligeramente fruncido.

                ─Es que… ─la muchacha miró a ambos hombres y luego a Sam y Dean que arqueaban las cejas. ─ Verás, Effy… Oye, me encanta tu lapicera, te la robaré… ─sonrió Cora y Stiles, al notar que Derek resoplaba, supo que aquello era puro teatro. ─Y bueno, Derek odia las fotos, además, el primer año de relación de ese par… porque tienen…

                ─Cinco… ─exclamó Derek.

                ─Seis. ─dijo a su vez Stiles.

                ─Tienen seis, pero el primer año Derek vivió en New York y Stiles aquí en Beacon Hills. ─Cora parecía conmovida con sus palabras y Effy la miró interrogante. ─ Tenían una relación a distancia y se amaron desde siempre… Son mi ejemplo a seguir.

   Derek apretó los labios y miró a Stiles y este quiso acercarse a Effy y decirle que Cora sólo hablaba basura y que mentía como una condenada, pero no le nacía hacerlo, no podía ni quería hacer tal cosa. Y en el fondo sabía que Derek debía pensar igual, porque estaba allí, escuchando esa tanda de estupideces y no decía nada.

                ─Es totalmente cierto. ─ para sorpresa de Stiles, dijo Derek, mirándole a los ojos y luego a los presentes, extendiendo una mano hacia el castaño enfermero. ─ Estás conmigo en esto. ─le susurró.

   Stiles tragó saliva y sus ojos lanzaron un brillo de pura felicidad, y sin dudarlo tomó la mano del mayor, y esos largos dedos, cálidos y masculinos le hicieron estremecer, y se quedó mirando al pelinegro, así como él le miraba.

                ─Estoy contigo. ─susurró Stiles, sintiendo como Derek entonces apretaba con firmeza su mano.

   ¿Quién iba a decir que Stiles y Derek iban a estar así? Aparentaban ser una pareja homosexual y no por una tontería, sino para adoptar un bebé. Ambos iban a ser padres si la adopción se lograba y Liam les uniría siempre, iba a llevar ambos apellidos y ellos serían sus padres ante la ley y el mundo. Y Stiles iba a explotar por dentro, porque parecía que su vida tomaba un camino extraño, en espiral, en zigzag, de arriba abajo, pero de ninguna forma, recto. Y eso hacía todo más interesante, de tal manera que podría resultar dañado o en un destino final grandioso, y eso era lo bueno de aquello, no sabía cómo terminaría y aunque quería que terminara bien, no quería pensar en tal cosa. Quería correr un riesgo de verdad por vez primera en su vida.

                ─Entonces… cinco años. ─dijo Effy, haciendo que Stiles dejara de mirar directamente a Derek, quién le correspondía, ambos ensimismados el uno con el otro. ─ Son realmente lindos… porque los veo y parecen una pareja reciente, es decir… no es que no les crea todo esto…─rió ella. ─ es que se ven enamorados como el primer día.

   Derek tomó aire y Stiles apretó su mano sin querer, sintiendo el calor aumentar en su cuello y rostro, mordiéndose el labio, sintiendo su corazón ir a toda prisa. Aquello era más de lo que podía pensar, y aunque no se había planteado tal cosa se preguntó si estaba enamorado de Derek Hale, aunque apenas le conociera, aunque ahora tuvieran algo en común, no como hacía años cuando apenas y se veían o cuando Stiles acababa de llegar a su departamento hacía menos de un mes.

   Una vez leyó un estudio sobre las miradas y el amor en un hombre, cuando un hombre mira a una chica (y quizá a un chico si es gay.) durante un poco más de ocho segundos, con eso basta para saber que siente algo fuerte, que es amor a primera vista. Stiles había visto aquello como ridículo, pero lo cierto es que se vio mirando más atrás en su mente, cuando vio a Derek la primera vez y no fue cuando se mudó a su piso, no, claro que no. Mucho antes.

 

   Danny sacaba a pasear a Deucalión, su gato de angora, o en realidad lo sacaba para que todos sus amigos vieran al bonito felino que maullaba obstinado cuando se le acercaron Stiles, Scott y Cora. El gato parecía mirarlos con dureza, afanándose por subirse en el pecho de Danny.

                ─Yo quiero un perro. ─dijo un Stiles de once años. ─ Pero mi padre dice que no…

                ─Yo ayudo a veces en el centro de adopción de animales de Beacon Hills. ─Scott sonrió. ─ Mi madre prefiere no tener bichos, como les dice, así que allí les veo, son geniales… sobretodo Rex, el perro más viejo…

                ─No me agradan los perros viejos. ─Danny acarició el lomo de su gato.

                ─A mí me encantan los perros en general. ─Cora sonrió ampliamente. ─ Deberíamos adoptar entre todos uno… ¿no les parece?

   Stiles y Scott sonrieron animados y aunque este último poco se llevaba con la joven Hale, le gustó la idea, ella podría quedarse con el can cuando los padres de ellos no lo permitieran, aquello sería genial.

                ─Es una buena idea. ─ Stiles casi saltó de felicidad. ─ Y prefiero los perros que los gatos. ─ aquello lo soltó mirando detenidamente a Deucalión.

   El gato maulló amargamente una vez más y comenzó a removerse inquieto entre los brazos de su joven dueño.

   Estaban cerca de la mansión Hale, así que los árboles les rodeaban y el aroma a naturaleza, incluso, si escuchaban en silencio y con cuidado, se podía oír el riachuelo más allá del bosque que rodeaba aquella inmensa casa.

   Pero a Deucalión no parecía gustarle aquel lugar y después de estar tanto tiempo entre brazos de Danny, obstinado por el encierro de las barras de carne, dio un zarpazo y salió corriendo hacía el bosque.

                ─ ¡Deucalión! ─gritó Danny. ─ Joder… gato idiota.

   Todos se miraron y parecían nerviosos, sobretodo Danny que no quería perder a su nueva mascota.

                ─Vamos a buscarle. ─gritó Scott.

   Y todos echaron a correr cuando el joven de raíces latinas salió corriendo hacía el bosque. Los cuatro pequeños se separaron y corrieron juntos un largo tramo, hasta que tomaron caminos diferentes sin pensarlo.

   Los pasos de Stiles sobre la hojarasca seca eran rápidos, estaba hiperactivo o más de lo normal, así que no se detenía, con los ojos puestos por cada lugar que pisaba, buscando el felino, gritándole, tratando de encontrar alguna señal de él.

   Pero los minutos pasaron y luego las horas y no encontraba al felino, y entonces se encontró perdido, a pesar de conocer el área sentía que no sabía dónde estaba y el oscuro ocaso de aquella tarde no ayudaba. Cuando Stiles escuchó ramas rompiéndose saltó en su lugar, apretando los labios para no gritar.

                ─Hey…

   La voz masculina de un chico de unos dieciséis años, o quizá menos, le asaltó, haciéndole que diera la vuelta y lo viera por vez primera. Era alto, más que él, de cabello negro y no llevaba camiseta, tenía el torso desnudo y sudado y los ojos claros parecían mirarle entre divertido y curioso. Stiles se lo quedó mirando, y el adolescente a él, una mirada larga, quizá Stiles pensaba qué decir, quizá el chico estaba en las mismas, pero lo cierto es que por varios segundos ninguno dijo nada.

                ─Soy Stiles. ─fue el más joven quién rompió el silencio, avergonzándose sin saber por qué. ─ Yo… busco a Deucalión, el gato de mi amigo Danny… le ha arañado y salido corriendo… pero creo que me he perdido.

                ─Soy Derek…

                ─ ¿Hale? ─Las cejas del delgado niño se alzaron. ─ ¡Soy amigo de Cora!

   Derek frunció el ceño unos segundos y luego colocó los ojos en blanco.

                ─Creo que Cora ha hablado de ti, dice que nunca paras de hablar. ─rió Derek.

                ─Oye…─el niño se sintió ofendido. ─ Pero… creo que tiene razón… Da igual. En fin… ¿sabes dónde estoy? Y ¿qué haces tú? ¿Buscabas al minino de Danny también? ¿Por qué no llevabas camisa?

                ─Estamos cerca del instituto, en realidad. ─Derek caminó hacía Stiles. ─ Y estaba jugando basquetbol en el gimnasio del insti, y no, no me agradan los gatos… y no llevo camiseta… ─el pelinegro alzó la mano con la camiseta enroscada en ella. ─ Porque tengo calor. Joder, niño, has andado bastante si perdieron el gato desde mi casa…

                ─Más o menos. ─ Ambos comenzaron a caminar, o Stiles siguiendo a Derek. ─ Y a mí tampoco me agradan los gatos, quiero un perro pero mi padre no me deja tener uno…

                ─Si tuviera un perro, le llamaría Ripper. ─el mayor se encogió de hombros.

   Stiles lo miró de soslayo y se echó a reír ¿por qué alguien llamaría así a un perro? Debía ser un perro agresivo en todo caso.

   Fue mientras caminaban, después en silencio, que escucharon un maullido cerca de las grandes raíces de un amplio tallo cortado, y Stiles, acercándose, encontró a Deucalión entre ramas, con una pata enredada allí.

                ─ ¿Ese es? ─dijo Derek, inclinándose y tomando él al gato que pareció agradecer aquello porque maulló suavemente. ─Pues no es tan feo… ─murmuró acariciando la bola de pelos.

   Stiles se sonrió y pensó en Derek como un héroe, aunque fuera de un gato, por eso se preguntó si podrían ser amigos, quería aprender a jugar al basquetbol y conocer el bosque como él, pero se quedó callado, pensando, divagando todo el camino.

                ─… Un perro sería más fácil de encontrar. ─decía Scott en la carretera que llevaba a casa de los Hale.

                ─Cállate, McCall… mi gato se ha perdido y no quería tal cosa. ─farfullaba Danny.

   Entonces Derek y Stiles salieron de entre los árboles, Cora alzó las cejas al ver a su hermano cargando el gato y después sonrió, todos entonces rodearon a los recién llegados, Danny estaba feliz cuando tuvo el gato de nuevo entre sus brazos.

                ─Stiles lo ha encontrado. ─dijo Derek.

                ─Y tú me encontraste a mí. ─masculló Stiles, sonriendo y alegrándose de ver feliz a Danny.

   Los ojos de Stiles estaban opacados cuando dejó a un  lado el recuerdo de su infancia, el recuerdo de la primera vez que vio a Derek. Se quedó mirando al pelinegro y este volvió la mirada hacía él, frunciendo el ceño y apretando su mano. Ambos tenían aún las manos juntas y Stiles se sonrió nostálgico por tal recuerdo metido en el baúl de su mente, allí donde no le gustaba hurgar porque se encontraba con el recuerdo de Claudia, su madre.

                ─ ¿Qué pasa? ─murmuró Derek.

                ─Yo…

                ─Bueno, chicos ¿y si empiezo a hacer las preguntas? ─Effy se acercó, toda sonrisas, con los ojos azules brillando tanto como su collar y anillos.

   Ambos asintieron y miraron entonces sus manos unidas, soltándolas a la vez, y los dos se ruborizaron más si se podía, sobretodo Stiles. Se dirigieron al sofá y Stiles comenzó a sentirse nervioso ¿qué preguntarían? Se mordió el labio, notando la mirada de Dean y Sam sobre ellos, preguntándose por qué ellos no decían mucho y no se movían de su lugar, parecían guardaespaldas.

                ─Primero quiero saber los nombres completos de cada uno. ─dijo Effy. ─ Fechas de nacimiento, fecha en que se conocieron, fecha en que comenzaron la relación… número de DNI, lugar de nacimiento…─ojeaba su Tablet mientras hablaba. ─ Cantidad de familiares… datos sobre padres… lugar de viviendas de los mismos… fecha de compra del hogar propio de uno o de ambos… lugar de trabajo, salario… referencias personales no familiares…

   Las preguntas fueron algunas más, o en realidad varias más, y ambos las respondieron respectivamente, con soltura y dilaciones, aunque al final descubrieron que faltaban dos respuestas.

                ─No me han dicho la fecha en que se conocieron y cuando han comenzado la relación. ─Effy los miró un tanto dura.

   Ambos hombres se vieron y cuando Stiles notó la duda en el rostro de Derek, se vio obligado a hablar.

                ─Nos conocimos cuando él era adolescente y yo un niño. ─ Cora, que miraba a Effy, volvió la mirada hacía Stiles, frunciendo el ceño. ─ Sí… Cora ha dicho que nuestra relación fue virtual al principio, pero nos conocimos antes de que Derek se fuera a New York… cerca al instituto, el gato de mi amigo Danny se había perdido y lo encontramos juntos.

   Sin mirar a Derek, Stiles sintió la mirada del pelinegro sobre él, sintiéndose un tanto nervioso por aquello, pues el mayor parecía traspasarlo con la mirada ¿no se acordaba él de aquello?

                ─Pero ¿y la fecha? ─insistió Effy.

                ─Fue antes de… ─Stiles tragó saliva. ─ Fue alrededor del 2007… 25 de noviembre de 2007. ─ mentía en la fecha exacta, pero qué más daba. ─ Lo recuerdo porque al otro día me dio sarampión. ─mintió una vez más.

                ─La fecha de relación fue el 24 de Agosto de 2014. ─dijo Derek. ─ Desde ese día estamos juntos…

                ─Oh ¡hace poco han cumplido los seis años! ─sonrió Effy, anotando.

                ─Sí, y han decidido adoptar. ─soltó Cora, recibiendo una mirada llena de reproche de parte de su hermano.

   Effy se levantó y caminó por el salón, a la vez que Derek y Stiles se colocaban de pie, sonriéndoles a ambos hombres, los abrazó a la vez, con más fuerza de la que imaginaron.

                ─Vosotros dos seréis unos padres grandiosos. ─rió ella.

                ─Pero… ¿acaso es todo? ─dijo con ingenuidad Derek.

                ─Claro que no, tonto. ─golpeó un brazo del pelinegro. ─ Uh, eres fuerte… ─le guiñó un ojo a Stiles, y este casi bramó de vergüenza. ─ Lo que faltan son banalidades, y en los próximos días nos estaremos viendo… así que… no importa. Los veo como los futuros padres de Larry.

                ─Liam. ─dijeron Stiles y Derek al unísono.

                ─Liam… eso. ─la rubia se reprendió dándose un golpe en la cabeza con la cómica lapicera. ─ El pequeño Liam es hermoso… y es la primera vez que un futuro padre adoptivo estuvo en su nacimiento… creo que por ello han decidido adoptarlo, por lo que me siento muy honrada de ser la encargada de vuestra adopción… es muy humilde de vuestra parte.

   Recordar la muerte de Caitlin para Stiles era algo un tanto traumante, pero se aferraba a Liam, al recuerdo del bebé llorando al nacer que le hizo sentir alegre, casi relajado, porque sin darse cuenta ese bebé era capaz de tranquilizarle.

                ─Muchas gracias. ─dijo Derek. ─ Entonces nos mantenemos en contacto.

                ─Claro que sí. ─sonrió ampliamente Effy. ─ Sois hermosos y verles me hacen sentir llena de vida, y con ganas de tener un nuevo esposo.

   Sam, el alto hombre en traje, se secó la garganta y la rubia resopló.

                ─Debemos irnos ya. ─dijo Sam. ─ Dean tiene hambre.

                ─Oye… ─el rubio de anchas espaldas exclamó pero luego bufo, asintiendo. ─ Este pelmazo tiene razón.

   Derek, Stiles y Cora acompañaron a los peculiares encargados de la adopción hacía la puerta, pero en mitad del camino Effy se volvió hacia ellos.

                ─ Había olvidado pediros una foto besándose. ─exclamó con tono solemne.

   Stiles y Derek dieron un paso atrás, con los ojos casi saliendo de sus cuencas y el corazón latiendo sin dilaciones en sus pechos. Maldición, creían que por fin podrían descansar de aquella farsa y la maldita rubia pedía tal cosa.

                ─Pero… pero…─murmuró Derek.

   Y Cora a su lado casi rió, pero contenía las carcajadas por respeto o por no hacer que les descubrieran.

   Stiles se maldijo. Había querido besar a Derek, oh, sí que había querido o quería, pero en ese momento se sintió incapaz de mover un músculo, con la cabeza doliéndole y el recuerdo del pelinegro cuando se conocieron en el bosque hacía tantos años. Derek se volvió a mirarlo, con la mirada un tanto compungida, parecía nervioso y asustado, y Stiles lo lamentó por él, que debía estarlo pasando fatal cuando él disfrutaba de cierto modo con aquello, a sabiendas de que cuando Derek explotara, su felicidad se iría a la borda.

                ─Venga ya. ─dijo entonces Effy.

   Y gracias a Cora, que empujó a Derek, ambos terminaron frente a frente, sus ojos mantenían la dudosa mirada del otro, Stiles se sentía morir y cuando Derek se inclinó, su respiración se hizo errante, temiendo tener un ataque de pánico llevó sus manos a la nuca de él y hundí sus dedos en el suave cabello negro.

                ─Derek…─murmuró Stiles.

   Pero Derek cerró los ojos y frunció los labios, sin darse cuenta, Stiles hizo igual y se besaron. Un roce apenas, pero suficiente para encender todo en Stiles, que se tambaleó y sintió las manos de Derek rodearle, su corazón se aceleró y quiso morirse de gusto, de miedo, quiso gritar que era feliz, o quiso despertar de aquel sueño, porque él siempre prefería la cruda realidad.

   Lo cierto es que cuando ambos abrieron los ojos, todos le miraban y Effy sonreía, sin embargo sus palabras los dejaron anonadados:

                ─Joder, así beso yo a mi madre. ─bufó la rubia. ─ Un beso gay de verdad o voy a irme muy molesta, eh, chicos.

   Sam y Dean ahogaron una carcajada y Cora apretó los dientes cuando vio como Derek se tensaba, aquello no le gustaba al Hale mayor.

   Pero Stiles, pletórico y sintiendo la adrenalina correr por sus venas, sintiendo aún los brazos fuertes de Derek agarrándole, decidió tentar su suerte y se agarró con fuerza a los cabellos del mayor, haciendo que le viera a los ojos. Ambos se miraron una vez más y el menor casi sintió su corazón a punto salir de su pecho, los ojos se humedecieron del repentino miedo y sus labios se sintieron secos. Lo peor fue cuando notó como el pecho de Derek subía y bajaba sin contemplaciones y los ojos de él se movían de un lado a otro en el rostro de Stiles.

                ─Stiles…─susurró Derek.

   Pero esta vez fue el enfermero el que no le dejó hablar, porque a pesar de ser un poco más bajo que él, logró llegar a su boca. Los labios de ambos se unieron y los ojos de ambos se cerraron. Derek entonces agarró con más dureza a Stiles y este casi jadeó contra su boca al notar que le apretaba con tal fuerza              que le dejaba sin aire, así que él no se quedó atrás, agarrándose a sus cabellos, jalándolo entre sus dedos, sintiendo como su cuerpo convulsionaba por aquello, como todo su mundo caía abajo cuando la boca de Derek correspondió por fin, cuando sus labios se abrieron, cuando un mundo nuevo se alzó, un mundo en el que sólo estaban ellos dos…

   Ellos dos y sus labios que se movieron armoniosamente, pero con tal intensidad que Stiles casi desfalleció de placer, de gusto, de miedo al saber que Derek, con los ojos cerrados pensaría en alguna chica, mientras él, en ese momento, recordó al par de chicos hacía tantos años, cuando ambos se vieron por vez primera y se dijeron algo, cuando Stiles se quedó mirándolo varios segundos, y si ese estudio del que él leyó tenía razón, el joven Stilinski se enamoró de Darek Hale en ese momento, desde niño, cuando no pensaba aún en esas cosas y creía que admiraba a ese chico que tanto había cambiado. Se había enamorado sin darse cuenta, llevado el sentimiento durante años dentro, sin realmente estar al tanto de él.

   Y allí estaba Derek, haciéndole recordar, cambiándole desde ese momento, uniéndole de una forma u otra a él, haciéndole suyo con el rozar de sus bocas, con el calor de ambos cuerpos mezclándose, con sus salivas compartiéndose. Derek quizá estaba pensando en alguna chica, pero Stiles se estaba entregando a él como a nadie por vez primera con ese beso.

   Pero aunque Stiles sentía que apenas degustaba realmente aquello, alguien se secó la garganta y ambos se separaron, aún con los ojos cerrados y cuando Derek dejó de tomar con fuerza a Stiles, este creyó que era un sueño y temió abrir los ojos, porque no quería darse un golpe con la realidad.

                ─Vaya. ─murmuró Cora.

                ─Es… ¡Lo más hermoso de esta vida! ─Effy los aplaudió y se limpió una lagrima de felicidad. ─ Ha sido un gusto conocerlos y nos vemos pronto.

Fue en ese momento que Stiles abrió los ojos y Derek lo hizo casi a la vez, ambos se miraron unos segundos y cuando Derek apretó los labios y dejó caer los brazos a los lados, la mirada de Stiles fue a dar al suelo. Maldición.

                ─Nos vemos luego. ─dijo Derek con sequedad.

   Stiles se mordió el labio y alzó la mirada, viendo como Effy y sus acompañantes se marchaban y para sorpresa suya, Derek les siguió.

                ─ ¿A dónde vas? ─dijo Cora.

                ─Tengo algo qué hacer. ─la voz seca de Derek hizo que Stiles se maldijera una vez más. ─ Vuelvo luego.

   Y el enfermero trató de buscar su mirada, pero Derek rehuyó de tal cosa y cerró la puerta rápidamente, con el sonido metálico haciendo eco en la dolorida cabeza del castaño. Lo había arruinado.

   
Notas finales:

Beso Sterek, ya sé, ya sé, me aman. (?) O me quieren matar. Jé.

   

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