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Pursuit Of Happiness. por PCD19

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Notas del capitulo:

!!!!!!!!! Meses sin escribir nada, y lo siento muchísimo, he estado colgado, terminaba el semestre en la universidad y estaba en el aire, pero tengo buenas ideas este año nuevo y espero todos estén bien y no me odien.


Antes que nada ¡feliz año! Les deseo un año lleno de grandes cosas, y que les vaya muy bien. Me he propuesto metas que quiero llevar a cabo y espero ustedes también.

Quiero decirles que tengo buenas ideas para el fanfic y que va dar para mucho, espero escribir más seguido ahora, pero conociéndomo no prometo nada.

Este capítulo es algo aburrido, pero el otro tendrá... chan chan... ya sabrán ustedes. Pero no, no es sexo Sterek, es algo genial igual.

Espero no se confundan, pues como he tardado tanto y como soy algo extraño escribiendo... pero bueno, espero les guste.

Recuerden que estos personajes no me pertenecen a mí, sino a Jeff Davis y la MTV, si me pertenecieran a mí habría Sterek (;_;)

Dejen sus reviews, por favor y gracias a quienes han escrito, aprecio vuestros comentarios y espero críticas también. Me alegra que les guste, y lamento los errores, repito: no leo lo que escribo sino días después de subirlo.

Lamento eso, pero ya. Lean y dejen más reviews, come on fellas!

PD: Hay un poco de violencia en este capítulo, espero no perturbar a nadie, aunque no veo que sea la gran cosa.

 

Canción del capítulo: Magic by Coldplay.

     

     

   El polígono industrial en el que estaba el piso de Derek estaba sumido en silencio y la noche comenzaba a caer lenta y cadenciosamente, hacía calor y Stiles seguía con su uniforme del hospital, pues tenía media hora de haber llegado, media hora sentado en el sofá, con Cora revoloteando por aquí y por allá y Scott, que había estado esperándolo, sentado a su lado, mirándolo entre divertido y ansioso.

                ─Entonces has besado a Derek… ─dijo el muchacho de rasgos latinos.

                ─Se han besado. ─lanzó Cora.

                ─Se fue desde la mañana y no ha vuelto, no responde llamadas ni mensajes…─murmuró Stiles, ignorando a los otros dos. ─ Lo he arruinado.

   Stiles no había admitido ante su mejor amigo y la hermana de Derek que había besado al hombre porque realmente lo deseaba, porque se moría por sentir esos labios, el calor del cuerpo del otro e incluso la espesa barba de tres días del mayor. No, no podía decir eso frente a ellos, para ese par Stiles lo había besado para callar a Effy y tener puntos a su favor en la adopción.

   Y lo había arruinado, Derek había sentido quizá asco con aquello, repelús u odio, fuera lo que fuera, no había vuelto, no había respondido llamadas o mensajes de Cora, pues el joven enfermero había decidido que él no le tocaría las narices más, iba a dejarlo en paz, aunque no quería, quería pedirle perdón y decirle que perdiera cuidado, que no debía odiarle o sentir asco, que él sólo lo había hecho por Liam. Una mentira, claro estaba, pero a veces es mejor vivir la mentira que la verdad.

                ─Ya volverá. ─dijo Scott, echándose hacia atrás en el sofá y mirando su teléfono móvil, y aunque Stiles no había estado del todo atento, había notado que su amigo no soltaba el aparato.

                ─ ¿Tú has hecho algo al respecto con lo de Alison? ─cuestionó Stiles, tratando de sacarse de la cabeza el tema de Derek.

                ─No, de hecho mañana se marcha a Francia… ─Scott suspiró. ─ Pero qué más da, no tengo derecho a decir nada…─se encogió de hombros.

                ─Vale… ─Stiles asintió y vio a Cora mirando el reloj de pulso, luego mordiéndose el labio. ─ Tú eres una perra mala… ─gruñó él. ─ Derek me debe estar odiando en este momento…

                ─A ambos. ─Cora bufó. ─ Stiles… estoy embarazada, no podría haber adoptado aunque quisiera…

                ─Igualmente, has armado una grande, y todo el marrón me lo quedo yo. ─Stilinski colocó los ojos en blanco, pero decidió dejar de sentirse afectado por aquello, igual lo había disfrutado y sin Cora no habría pasado nada, de cierto modo había sido lo mejor. ─Por cierto… ¿de quién es el crío?

                ─ ¿No estás muy joven y buena para embarazarte? ─dijo Scott.

   Cora se los quedó mirando y se sentó en el borde del sofá frente a ellos.

                —Stiles tiene 23 años, o 24, y quiere ser padre… —Cora suspiró. — Es complicado…

—     ¿Por qué? —Stiles se la quedó mirando, ignorando su primer comentario.

                —Joder… no sé quién es el padre. —Scott silbó al escuchar aquello y Stiles casi rió, pero evitó tal cosa. — No es que sea una golfa… bueno… soy joven, y estoy buena… como ha dicho Scott, vamos, soy libre de hacer lo que me plazca… pero fui a una fiesta en un loft en el Upper West Side y bueno… no sé cómo terminé probando drogas… iba con un par de chicos, muy amigos ellos… desperté en la cama con ambos…

                —Te has montado un trío… —Scott soltó una carcajada. — Serás guarra…

                —Oye…

  Stiles se quedó mirando a Cora. Los accidentes pasaban, pero aquello no era del todo un accidente, había sido una gran metida de pata, una épica, y se preguntó qué haría ella con el bebé, tenerlo era lo mejor, pues el aborto seguía siendo ilegal, por lo menos en los Estados Unidos, y algo le decía a él que la joven Hale no tenía corazón para matar a la creatura que crecía en su vientre.

   Viendo a Cora, y con Scott a su lado Stiles cayó en cuenta que parecía que su vida hubiera terminado en las manos de algún escritor de series televisivas, un drama comedia extraño, y todo inició con su ruptura con Malia. Como una serie, nada había sucedido en la vida de los personajes hasta que la serie inició, y nada había sido lo suficientemente fuerte hasta ahora en la vida de Stiles, sólo la ruptura con Malia, claro, la muerte de Claudia, su madre, sin duda alguna había sido traumático, pero aquel que escribiera su vida, ese guion extraño, prefería el drama amoroso, por ello había sentimientos homosexuales en él, Scott tenía un amor secreto, con quien había puestos los cuernos a Alison, por ello Cora estaba embarazada y Jennifer quería la cabeza de Stiles. Sin duda alguna merecían un Emmy y un Globo de Oro.

   Como solía suceder cuando estaba ansioso, pensaba de más, cosas estúpidas, y por lo menos no seguía dándole vueltas al tema de Derek, quién parecía no iba a aparecer, y aquello trastornaba de una manera u otra al enfermero.

   Pero en el fondo no le dolía tanto, Derek podía odiarle y él amarlo, y eso no afectaría del todo a Stiles, porque si la adopción salía bien, si todo se lograba, él tendría a Liam, o parte del niño sería suya, y sería feliz con un hijo, aunque compartiera la custodia con un padre que le detestara.

                —Tengo hambre. —dijo Scott.

                —Y yo. —soltó Cora.

                —Yo estoy molido, tengo sueño. —confesó Stiles, queriendo acostarse a dormir rápido.

                —Deberías comer algo y descansar entonces. —dijo Cora en tono conciliador.

                —Ya… tomaré un poco de jugo, creo que me enfermaré. —mintió Stiles, sabía qué era lo que le afectaba.

   El único que parecía notar algo lo suficientemente raro era Scott, pero Stiles no le comentaría nada a su mejor amigo, no cuando este no le quería decir con quien le había sido infiel a Alison y parecía distante, aunque fuera él mismo quien estuviera tomando distancias.

   Stiles se colocó de pie y fue a la cocina, siendo seguido por los otros dos que iban hablando de algún tema que al enfermero le importaba un comino. Una vez frente al frigorífico, sacó la jarra con zumo de naranja del desayuno y se sirvió un vaso, recordando el detalle de Derek con él al prepararle el desayuno. Así como recordó todo lo que habían hablado la noche pasada cuando el menor llegó ebrio.  Maldición ¿y si Derek sentía algo por él? En la mañana el mayor le podía haber dicho que era heterosexual porque estaba confundido, incluso más que Stiles, pero la noche pasada Derek había sido dulce, incluso tierno.

   Pero no, no podía ser aquello, porque Derek antes de irse, después del beso, le había visto como Cora debió haber visto al espejo cuando descubrió que estaba esperando un bebé de Dios sabría quién: como un error, con desdén, sin ninguna clase de brillo especial en los ojos porque, en el fondo, era bueno tener un hijo o saber que alguien te besaba y correspondías porque era genial y querías hacerlo.

   Así que Stiles decidió dejar sus cavilaciones, bebió su jugo y no dudó en marcharse a la habitación, ignorando a Scott que se despedía de él.

  Stiles de antemano sabía que dormir cuando había algún problema era una forma de escapar de ello, una tendencia suicida pues el dormir representaba la muerte, y no sólo física, sino de cualquier vicisitud, y le daba igual aquello, él quería dormir, sacarse de la mente toda aquella novela dramática en la que estaba viviendo y estar tranquilo, como lo estuvo durante años cuando estuvo de novio con Malia.

  Echando de menos aquellos días en los que se sentía cómodo y bien, tranquilo y sin problemas, se acostó, abrazando su almohada como solía hacer, deseando dormir para salir de aquello o soñar para mentirse a sí mismo.

 

   Stiles durmió tranquilamente, demasiado bien, pero entrada la madrugada y después de no haber comido mucho durante el día, su estómago rugió, pidiendo ser llenado, además, su hiperactividad jamás le había dejado dormir demasiado, por ello cuando despertó se encontraba descansado y listo para estar así durante, por lo menos, las próximas doce horas.

   Tan sólo con el pantalón del pijama salió de su alcoba, y al pasar frente a la puerta de la habitación de Derek tragó saliva y siguió su camino sin pensar en él o todo lo que había ocurrido.                      Una vez estuvo en la cocina buscó alitas de pollo en el refrigerador y las puso a descongelar en el horno de microondas, así como preparó un plato con pan rallado y cilantro con orégano. En cuanto el microondas sonó anunciando que las alitas ya estaban descongeladas, las sacó y las pasó por las hierbas para darles sabor y luego por el pan rallado, metiéndolas en la sartén que previamente había puesto con aceite.

   Estuvo preparando alitas, papas a la francesa y ensalada durante un poco más de media hora, y una vez tuvo todo hecho, que era por lo menos para tres personas, se sentó a deleitarse, comiendo como si fuera un animal. Fue mientras tenía casi vacío cada plato, que escuchó un ruido, en principio se asustó un poco, con un puñado de papas en su boca que tragó a prisa, y después su corazón latió con brío cuando escuchó la puerta, ese sonido metálico era difícil de ignorar.

   Stiles miró la hora en el reloj de su celular y suspiró al ver que eran las tres menos un cuarto, Derek apenas llegaba y eso tan sólo hizo sentir miserable de una manera u otra al enfermero, quien sintió nauseas de tanto que había comido o de la rabia que lo embargó.

   Se mantuvo en la cocina, escuchando como Derek caminaba por la sala de estar, esperando escuchar sus pisadas por la escalera en caracol al segundo piso, pero aquello no ocurrió, de hecho se dirigía a la cocina, y Stiles se maldijo por haber dejado la luz encendida. Así que para evitar problemas, bajó la mirada e hizo como si no estuviera allí, comiendo lentamente, esperando que Derek se marchara pronto.

   Aunque quiso, no pudo evitar mirarle de reojo, y el mayor le miraba, Derek parecía sonrojado y los ojos estaban puestos en el menor de una forma un tanto extraña, parecían vacíos y duros a su vez. Y cuando Stiles lo notó tambaleante, supo que estaba ebrio.

   “No eres hombre de esas cosas, no recurras al licor cuando estés mal.” La voz del mayor recurrió a su mente en ese momento, la noche pasada a esas horas había llegado Stiles, acompañado por Jo y bastante ido por todas las cervezas que se bebió con Scott, Derek había sido comprensivo, incluso tierno, se había abierto a él y todo aquello, en ese momento, a Stiles le pareció lejano.

   Derek caminó hacía el refrigerador, tratando de abrirlo, pero al parecer no era capaz y Stiles, suspirando, se acercó a él con un poco de nervios.

                —Déjame ayudarte. —murmuró, abriendo la nevera.

                —Gracias…—masculló el pelinegro cuando la luz del frigorífico dio a su cara.

                —Sé que quizá no esté bien que diga nada… ni me meta en tus cosas, pero no bebas… si tienes algún lío mejor le das la cara…—decía Stiles, mientras Derek revolvía el refrigerador.

                — ¿Te has bebido mis cervezas? —Derek ignoró al enfermero y miró desde tras la puerta de la nevera al muchacho.

   Stiles tragó saliva al ver la mirada llena de recelo del mayor y negó, incapaz de articular palabra.

                —Pues no las encuentro… —gruñó Hale.

                —No creo que debas seguir bebiendo, Derek…

                — ¿Quién te crees que eres? —Derek volvió a mirarle tras el refrigerador, con los ojos verdes inyectados en sangre y los dientes apretados.

   Stiles, que no era violento ni le gustaba la violencia, dio un paso atrás, y cuando Derek lanzó un bramido y cerró de un portazo se quedó helado, luego todo fue muy rápido, pues el mayor dio un par de zancadas y terminó frente a él, agarrándole del cuello con fuerza y llevándole contra la mesada de la cocina, haciendo que Stiles se golpeara la cintura con el granito y lanzara un gemido de dolor.

                —Suéltame, Derek, me haces daño. —dijo, tratando de sonar claro, pero su garganta siendo oprimida no dejaba salir las palabras claramente.

                —Te voy a romper el cuello, así deba hacerlo con mis dientes, maricón. —la voz de Derek era dura, fría, llena de odio y rabia. — No me vuelvas a tocar, mirar o decirme qué hacer, Stiles Stilinski nunca más, te mataré… lo aseguro.

   Stiles quería llorar, pero era incapaz, el shock que sentía le dejó helado, y apenas podía respirar, tan sólo supo que Derek le odiaba y que cualquier esperanza se había ido por la borda, pero eso no le importaba, lo que le importaba era saber que aquel era un hombre inestable, dañino y peligroso, y era mejor alejarse de él.

  Pero Derek no parecía querer dejar ir a Stiles, de hecho lo miraba como si fuera un animal, respiraba entre dientes y el hedor a alcohol golpeaba el rostro del menor.

                —Debería matarte ahora mismo…—la voz de Derek aterró a Stiles. — Me has hecho mentir… me has besado… tú, pedazo de maricón… es que te mato.

   El corazón de Stiles iba a salirle junto con los ojos, su piel se tornaba violácea y quedó sin más aire cuando Derek tomó el cuchillo de la mesada, el mismo que él había usado para cortar los tomates para la ensalada. Si no había podido llorar hacía unos minutos, las lágrimas acudieron, no sollozaba pero las lágrimas escurrían una tras de otra.

                —Derek… por favor. —estaba aterrado, incapaz de creer aquello, Derek no podía estar haciéndole eso.

   Pero el mayor no parecía capaz de reaccionar, así que Stiles se movió con las fuerzas que aún tenía, logrando hacer que Derek trastabillara y soltara un poco el agarre de su cuello, así que Stiles sin dudarlo, en ese momento, agarró la tabla de picar y dio un golpazo en la cabeza del mayor, haciendo que este lanzara un alarido y terminara separándose de él, pero llenándose de mayor rabia y alzando el cuchillo, listo para blandirlo.

   Stiles trató de salir de su paso, pero terminó esta vez en el espacio entre el refrigerador y la pared, mirando como Derek, cuchillo en mano, se aproximaba a él.

 

                —La cocina no es para dormir. —la voz de Derek sacó a Stiles de su sueño.

   Cuando los ojos castaños, húmedos y asustados, se alzaron, Stiles se quedó pasmado, mirando a Derek que si bien no le veía directamente, no le miraba con odio o trataba de matarlo. El muchacho tomó aire, tratando de recobrar la respiración, ¿se había dormido?

   Sí, al parecer eso había pasado, y en ese momento notó que el horno de microondas lanzaba el maldito sonido de cuando algo estaba listo. Stiles tragó saliva y se acercó al aparato, mirando las alitas apenas descongelarse. Se había dormido, todo había sido un sueño. Y lo corroboró al ver a Derek en sus cinco sentidos, bebiendo un vaso de agua sin mirarle, parecía no querer estar allí.

                —Derek…

                —Buenas noches, Stilinski. —la voz gruesa del hombre, llena de frialdad y dureza, le recordó al psicópata de su pesadilla.

   Stiles no dijo nada, temiendo en ese momento, imaginando que quizá Derek sí pudiera ser un salvaje como su mente lo pintó. Cuando el mayor salió de la cocina quiso no dejarlo ir, dispuesto a hablar con él, pero prefirió no hacerlo, sobre todo cuando escuchó su móvil sonar y responder enseguida.

                —Sí Jenn, he llegado sano y salvo…—Derek pareció bajar un poco la voz pero Stiles escuchó de todos modos, con el corazón apretándose en su pecho. — Sí… vale… en unas horas nos vemos… está bien… adiós.

   Eso explicaba dónde había estado Derek todo el maldito día, había estado con Jennifer. A Stiles se le quitó el hambre, de hecho de lo único que tenía ganas era de irse cagando leches de allí y dejar a Derek con su relación tóxica de mierda y él vivir tranquilo, en paz.

 

   La guardia en el hospital estaba aburrida, lo único que tenía distraído a Stiles era Liam, había pasado a verlo y estaba receptivo, aunque quizá fueran imaginaciones suyas, el bebé le sonreía y parecía quedárselo mirando, quizá reconocía a Stiles.

   El muchacho le había terminado contando a Marlin lo que había pasado el día anterior y ella mantuvo silencio durante unos largos minutos. Al parecer no le había creído del todo a Melissa, quién sabía todo aquello por Scott, qué bocazas eran todos. Lo que era cierto es que a la morena aquello le tomó por sorpresa, y dijo a Stiles que estaba haciendo demasiado por Liam, que en cuanto al bebé era obvio que le quería, pero que no sabía que pensar sobre Derek, pero que era mejor tratar de no hacer aquello.

   Stiles tampoco le iba a contar a ella que había besado a Derek porque realmente quería y no sólo por la adopción.

   Fue antes de salir del hospital que Stiles recibió una visita inesperada, era el sheriff Stilinski, su padre, que estaba con las mejillas y la frente rojas y los puños apretados.

                — ¿Qué pasa? —la voz de Stiles sonó preocupada.

                —Eres gay y sales con Derek Hale… joder ¿por qué no me dijiste nada? —gruñó él, tomando a Stiles por la manga del uniforme y alejándolo del pasillo donde habían un par de personas.

   El enfermero se quedó mirando a su padre, con los ojos muy abiertos y tragando saliva.

                —No…—balbuceó. — ¿Quién te ha dicho eso?

                —Eso le he entendido a Kira, al parecer Scott…

                —Joder, desde cuándo es tan idiota... —Stiles masculló, mirando a su padre. — No… besé a Derek por la adopción…

                —Aun no entiendo esa parte… ¿me explicarías? —el sheriff se movía de un lado a otro, mirando a Stiles con dureza y un deje de preocupación.

   Él explicó todo tan bien como pudo, y John pareció comprender de buena manera, así que al final maldijo a Scott por no contar las cosas bien a Kira, e incluso a la joven por bocazas. Fuera como fuera, al sheriff no le hacía mucha gracia que su hijo mintiera como un bendito para adoptar a un bebé, lo sentía y veía demasiado joven para tal responsabilidad.

                —Igual no creo que se logre. —admitió él, sentado en las sillas del pasillo. — No creo que Derek siga con la mentira.

                —Sé que quieres al pequeño, pero estás demasiado joven y no está bien que mientas sobre algo así…—su padre se pasó una mano por los cabellos llenos de canas. — Por lo menos hubieras buscado una chica…

                —Fue más complicado de lo que pensé, papá. —Stiles apenas le miró.

                —Vale… sea como sea, si logran adoptarlo, te apoyaré… serías un gran padre. —El sheriff palmeó la espalda de su hijo.

                —Lo aprendí del mejor.

 

   Dos días pasaron desde la entrevista con Effy, y justo antes del mediodía Stiles recibió un mensaje de la mujer, diciéndole que le citaba a él y a Derek a un centro comercial, necesitaba hablar urgentemente con ambos.

                —Iré sólo para dejarle claro todo a Effy. —le dijo Stiles a Cora, quién seguía en el piso de Derek, aunque pertenecía a ambos.

   Derek no había vuelto a hablar con Stiles desde aquel beso, de hecho no se había pasado mucho por el departamento, sólo para sacar una bolsa llena de ropa, al parecer quería estar con Jennifer y Stiles tan sólo podía sentir como su corazón se rompía, aunque no era un hombre dramático y estúpido, lo sentía así y no tenía forma de remediarlo. La pesadilla que había tenido le mantenía con un cierto miedo hacía Derek, así que por su parte tampoco le buscaba, además temía al rechazo, o a enfrentar la situación.

   Ya él comenzaba a afrontar el hecho de que Liam no sería su hijo, y que Derek no volvería a acercarse a él, aquello era doloroso para Stiles así que la noche pasada había enviado hojas de vida a varios hospitales en Los Ángeles, San Francisco e incluso Nueva York, no sabía si le llamarían, pues era un enfermero relativamente nuevo y aunque había tenido altas calificaciones en la universidad y había realizado una especialización en hemoterapia, habían mejores en el área. Él quería que por lo menos aquello resultara bien, tenía esperanzas en eso, pues por primera vez le resultaba una gran idea dejar Beacon Hills atrás.

                —Bueno… ¿quieres que vaya contigo? —Cora se mordió el labio. — He sido yo quién te metió en esto…

                —No, iré solo. —Stiles se encogió de hombros.

   Una hora más tarde Stiles dejaba aparcado su jeep en el estacionamiento del centro comercial, dirigiéndose a la zona de los restaurantes buscó un café francés y al ver a una mujer con el cabello muy rubio y ropas de colores extravagantes, se acercó.

  Effy hablaba con Sam y Dean, los hombres que parecían seguirla a todas partes y a Stiles le entró la duda de si aquellos eran sus guardaespaldas ¿para qué una mujer de los servicios sociales necesitaría dos seguratas?

                —Hola, Stiles. —la mujer sonrió ampliamente al ver al joven y se levantó de su lugar, dando dos besos al muchacho y dejando la marca del labial violeta en sus mejillas.

   Stiles se sentó en una silla libre, mirando con los labios apretados a Effy y tomando aire, sería difícil decir aquello, pues estaría renunciado a Liam.

                —Effy, necesito decirte algo…

                —Espera unos segundos, cariño. —la mujer miraba a sus espaldas. — Allí viene Derek, me trae mi café. ¿Es descafeinado y sin azúcar?

   Derek apareció llevando una taza de porcelana con humeante café, al mirar a Stiles ambos se quedaron mirando a los ojos y Effy no lo notó, más preocupada por su bebida caliente.

                — ¿Qué haces aquí? —Stiles, que no sabía cómo hablarle a Derek, soltó de repente, pálido.

                —Effy me ha enviado un mensaje…

                —Stiles, tontito… ¿estás bien? —intervino la mujer, bebiendo un poco de café. —Gracias Derek, está muy bueno. Me encanta esté lugar…

                — ¿Nos das un momento? —pidió Stiles a Effy, levantándose y mirando a Derek.

   Sin esperar respuesta de ella, Stiles se retiró de las mesas y fue seguido por Derek hasta el otro lado del café, ambos se quedaron mirando y la tensión era más que obvia entre los dos.

                —He venido a decirle la verdad a Effy, dejar la farsa y seguir con todo como antes. —soltó Stiles, sin mirar a Derek y con voz firme.

                — ¿Ya no quieres a Liam? —la voz de Derek parecía dudosa.

   Stiles alzó los castaños ojos, mirando a Derek que lo miraba confundido y ¿nervioso?

                —Lo quiero, pero no quiero darte más problemas, además esto se nos saldrá de las manos…

                —Stiles… —Escuchar a Derek mencionar su nombre una vez más hizo vibrar al menor. — Mira, me vale cinco centavos si me das problemas o no… ya nos lanzamos a esto y no estoy dispuesto a dar vuelta. No sé tú, pero soy un hombre de palabra, además, soy mayor que tú y quiero un hijo…

                —Tienes poco más de veintisiete años…

                —Me da igual, Liam es el bebé que quiero como hijo. —la voz de Derek fue contundente y los ojos de él se mantuvieron en los de Stiles.

                —Pero… —nervioso, tragó saliva ¿iba a comenzar a sacar a relucir lo que pasaba? —Me has ignorado todos estos días… —sí, iba a hacerlo. — Pasaste de mí… Derek… sé qué pasó…

                — ¿Qué pasó? —el pelinegro parecía divertido.

                —Nos hemos besado…—Stiles comenzaba a cabrearse y movía sus manos, ansioso. — Y sé que estuvo mal, muy mal… y… entonces pasaste de mí todos estos días…

                —Bueno, te quejas como una tía cuando no la llamas después de una cita, eh… —rió Derek.

   Aquello sobrepasó los niveles de paciencia del joven Stilinski que con toda la rabia del mundo se quedó mirando a Derek, rojo como un tomate, con los ojos ardiendo en ira. ¿Quién se creía aquel imbécil para tocarle las narices tan descaradamente? Le había arruinado los últimos días y ahora venía a burlarse de él, en su cara, era un gilipollas, un mierda con todo y ropa. Y aquello a Stiles le desesperaba, le hacía hervir la sangre.

                —Que te den…—exclamó Stiles, dirigiéndose hacia la mesa donde Effy y sus seguratas estaban.

                —Stiles…—Derek llamó al muchacho, pero este no se detuvo.

                — ¿Pasa algo, cielo? —Effy miró con el ceño fruncido a Stiles.

                —Pasa que Derek y yo…

                —Estamos felices con lo que haces por nosotros. —Derek apareció y se sentó al lado de Stiles, rodeándole los hombros con uno de sus brazos y mirándole con los dientes ligeramente apretados, señal clara que debía hacer lo que él quisiera. — Y que estamos felices… ¿verdad, Stiles, cariño?

   Qué morro tenía aquel hombre, la forma en que jugaba sus cartas era la peor y sin embargo parecía ganar, incluso hacía flaquear a Stiles en esos momentos y él no quería sentirse así por él, porque lo que era para él amor, para Derek no era más que una fachada, y si bien Liam estaba de por medio, Derek estaba siendo egoísta, porque usaba al muchacho. Quizá ambos se usaban, y después de todo Derek no sabía lo que Stiles sentía, pero fuera como fuera, eso a él no le gustaba, le estaba dañando.

   Sin embargo estaba allí, cambiando su expresión y sonriendo, notando en ese momento que el hombre rubio, Dean, lo miraba con el ceño fruncido, parecía divertido y a su vez molesto, y Stiles tragó saliva ¿estaría notando algo? Parecía que Sam y Effy no se enteraban de nada, pero aquel tío era otra historia.

                —Oh, eso me alegra tanto… —sonrió Effy y aplaudió, qué eufórica era. — ¿Han visto la foto que ayer les tomé?

   Derek y Stiles compartieron una mirada, y el mayor tragó saliva, notablemente incómodo.

                 —No…

                —Pues es hermosa, es popular en Instagram… y en Twitter ha sido retwitteada casi un millón de veces…

   Stiles y Derek se volvieron a mirar. Maldición, aquello sí se salía de sus manos y a ninguno le gustaba, primero porque Derek no era homosexual y segundo porque a Stiles no le gustaba sentirse en el ojo público.

                —Quieres decir… ¿Qué somos una pareja homosexual delante de cientos de personas? —masculló Derek, tragando saliva.

                —Miles, millones incluso. —Effy sonrió aún más y sacó su móvil, mostrando entonces una foto de Hale y Stilinski dándose el lote. — Son encantadores.

                — ¿Viste, cariño? —Derek miró nada divertido a Stiles. — Somos una pareja gay relativamente famosa…

   Stiles ahora era el que parecía divertido, aunque en el fondo aquello no le gustaba del todo.

                — ¿Para qué nos has citado? —dijo Stiles, volviéndose hacía Effy.

                —Deben llenar unas formas… —la rubia se volvió hacía Sam entonces. — Querido, las carpetas de mis chicos.

   Lanzando un bufido, Sam alzó un portafolios y lo abrió, sacando dos carpetas con el grueso de la quinta parte de Harry Potter y colocándola ante Stiles y Derek.

                —Joder…—exclamaron Derek y Stiles al unísono.

                —No es mucho… —rió Effy. — Esto quiere decir que han pasado la primera fase de la adopción… una vez llenen estos formularios, y sean revisados, podrán pasar a la tercera fase o no. Aunque confío en ambos...

                — ¿Hay que llenarlos ahora mismo? —soltó el pelinegro, mirando el grueso de su carpeta.

   Dean y Sam soltaron una carcajada a la que se le unió Effy, cosa que no le hizo gracia a Derek.

                —Para nada, tienen hasta pasado mañana.

                —Pues peor es nada…—Stiles miró a Derek.

                — ¿Es todo? —dijo el mayor, mirando a los de servicios sociales. —Porque creo que tenemos cosas qué hacer…

                —Darse amor…—Todos miraron a Effy ¿cómo sabían cuando bromeaba o hablaba en serio aquella mujer? —Lo comprendemos. Y es todo, mis chicos, espero verles pasado mañana.

 

   Stiles y Derek caminaron uno al lado del otro hacía el estacionamiento, parecían cohibidos, cargando esos formularios que pesaban como mínimo un kilo y eso recordó al menor que Derek había dicho que tal vez no usaban tanto papel ahora. Patrañas, aquello era una biblia.

   Ambos apenas y se miraban, por parte de Derek todo se mantenía tenso y Stiles no quería decir nada, no sabía cómo, aunque le reconfortaba saber que el mayor quería seguir con aquello, si bien no era por él sino por Liam, era algo que le gustaba, le daba una pequeñísima luz de esperanza a la que, sin embargo, no se aferraba.

   Sin embargo había un problema que Stiles no parecía ignorar: Jennifer. Derek se había estado viendo con ella, quedándose con ella, y aunque los celos le mataban eso no era lo único que preocupaba al enfermero, sino también por Liam y su propia vida, ella le había amenazado y no sabía cómo Derek había terminado de nuevo tras de ella. Si supuestamente le había creído a Stiles todo.

                — ¿Has vuelto con Jennifer? —lanzó Stiles, como si fuera casualidad.

                — ¿Estás demente? —Derek se volvió hacía Stiles, con los ojos fríos. — Claro que no…

                —Te escuché hablando con… —trató de decir el más joven, con tono confuso.

                — ¿Me escuchaste mencionar a una Jenn? —Derek rió. — Es una amiga del instituto… le ayudaba a su sobrino en unas cosas de la universidad… Los padres de Jeremy y Elena murieron hace algunos años y Jenna se hizo cargo de ambos… Joder, Stiles, estás loco si crees que volvería a meterme con Jennifer.

   La pequeña llama en su interior ardió con mayor fuerza y Stiles sintió que cualquier cosa podía suceder, de nuevo parecía podrían haber esperanzas, pero esta vez no se hacía ilusiones, era algo tentativo, que veía posible, pero que ciertamente sabía probablemente no sucedería, así que le gustaba saber que estaba allí, aunque no sucediera. Algo era algo, se decía.

   Y no dijo nada, y tampoco era como si pudiera decir mucho, pues cuando miró su jeep, alguien le tomó del hombre y Stiles casi saltó de la sorpresa.

                —Calma. —la voz de Dean tomó por sorpresa a Stiles.

                —Hey… —el muchacho trató de tomar aire, mirando al fornido rubio. — ¿Qué pasa?

   Derek se los quedó mirando, con el ceño fruncido.

                — ¿Acaso nos darás otro formulario? —bramó Derek, señalando su carpeta.

                —Nada de eso. —Dean miró con recelo a Derek y se volvió hacía Stiles. — Necesito hablar contigo… ¿te parece si nos vemos esta noche?

   Stiles miró a Dean y después a Derek, quién miraba con los ojos abiertos y la mandíbula tensa al rubio. A Stiles le dio un vuelco el corazón aquello.

                —Yo… ¿por qué? —dijo mirando aún a Derek.

                —Voy al coche. —Derek tomó aire y se dio vuelta, sin mirar a Stiles, y este le siguió con la mirada.

                —Tú ven esta noche a esta dirección. —Dean le dio un papel con unas palabras escritas. — Te espero allí, Stiles… y amarra al perro.

   Dean señaló a Derek con la quijada, quien les miraba con dureza desde su Camaro. Una vez el rubio se fue, Stiles se quedó mirando a Derek que no entraba al coche, parecía molesto, su piel estaba ligeramente enrojecida y aunque no podía verle, Stiles presentía que tenía los puños apretados ¿estaba celoso?

   Quiso preguntar, pero un minuto después Derek se fue en el coche. En ese momento supo que Dean, el posible segurata de Effy, se había mosqueado y al parecer quería una cita. Joder, lo iba a chantajear, tenía pinta de cínico y malicioso y Stiles comenzaba a ponerse de los nervios. Maldita sea.

     

     
Notas finales:

Gracias.

    Espero volver pronto con el octavo capítulo.

     

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