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Mi enemigo, mi veela por Mia Phantomhive

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Notas del capitulo:

Hola!! *se inclina* perdon por tardarme mucho, pero esta vez fue culpa de mi computadora ya que se me tildo e hizo que tubiera que empezar otra vez el capitulo casi desde el principio *se pone a llorar al recordarlo* ¡Fue horrible!


Ciel: callate de una maldita vez que lo que ellas quieren es leer el capitulo no tus explicaciones


Mia: *secandose las lagrimas* maldito demonio *le tira un zapato*


*Ciel desmayado*


Mia: bueno *sonrie* que disfruten el capitulo

Miaya miro fijamente a su queridísimo sobrino a sabiendas de que ella tendría que “charlar” con el joven. Ella no sentía nada de vergüenza, todas la personas que la conocían bien la había llamado aunque sea una vez desvergonzada.
Se rio internamente a recordar aquello.

Ella siempre les decía que aquello era un alago a su libertinaje.

-Bueno ya que se fue mi queridísimo Sevie es ahora de que hablemos de ti y tu pareja-dijo Miaya con una pequeña sonrisa y un brillo de picardia.

Draco se sonrojo inconscientemente ante ello.

-¿A qué te refieres?-pregunto Draco.

-Dime como es el, como es tu relación con él. De esa manera podre saber cómo ayudarte- dijo ella.

-San Potter es un maldito insufrible miope cuatro ojos griffindor con complejo de héroe. El tan aclamado héroe que es querido y aclamado por todo el mundo- dijo Draco derrochando sarcasmo en la última oración.

Miaya se empezó a reír descontroladamente ante ello. Sabía que tenía que reprocharlo ya que él estaba insultando a su pareja, lo que era bastante anormal viniendo de un veela, pero decidió dejarlo pasar.

-Hay, diablos, hace mucho que no me reía tanto. Por lo visto tu relacion con tu pareja no es muy buena que digamos ¿Cierto?- dijo Miaya.

Draco ante lo dicho frunció el ceño.

No entendía por qué su tía se refería a Potter como su pareja, después de todo él y Potter no tenían ninguna relación amorosa. …l ni siquiera sabía si sería posible que algún día pudio tener algo con Potter. No le agradaba eso, sentía que su tía le estaba dando falsas esperanzas.

¿En qué mundo Potter saldría con él, su enemigo?

-Cuéntame porque se llevan mal-repitió pacientemente por tercera vez Miaya.

Draco salió de sus pensamientos y empezó a contarle sobre la primera vez que converso esa vez con Potter en la tienda de túnicas y lo que sucedió la vez que se reencontraron en el tren. Dando como resultado el odio de Draco hacia Potter y Weasley.

Draco contuvo las ganas de contarle los sentimientos que tuvo después de aquel incidente. Era un niño confundido, ya que no entendía por qué ese niño lo había rechazado, y además se sentía muy dolido aunque quisiera negarlo.

Recordó que la primera noche en Hogwarts lloro, claro que lo hizo en un lugar donde nadie pudiera ni oírlo ni escucharlo, ya que si no sería el hazmerreir y su padre se sentiría decepcionado de el. Lloro como a un niño al que le negaban su juguete favorito. ¡…l había visto primero a Harry Potter antes que es Weasley! Se supone que el tenía que ser su mejor amigo y confidente.

Draco se rio internamente ante aquello. Le daban ganas de ir a decirle a ese antiguo Draco que las cosan nunca podían ser tan simples.

La voz conciliadora de su tía lo saco de sus pensamientos.

-¡Oh, Draco! Tendrías que aprender a contenerte, además, debes admitir que tu nombre no es muy común y es natural que un niñato cualquiera que no sabe la historia detrás de él se reía. No me mires así, tu nombre es muy bonito, Dragón-dijo Miaya.

Draco sabía que ella lo decía con buenas intenciones, pero igualmente se enojo por ello.

-No pongas esa expresión, harás que te salgan arrugas antes de tiempo en tu bonito rostro-dijo Miaya mientras le acomodaba el cabello a Draco.

Draco se ruborizo ante ello.

-¡Yo no tengo arrugas!-exclamo Draco tocándose la cara verificando de que en verdad no tuviera ninguna arruga.
-Claro que no Pequeño Dragon, un Malfoy no tiene arrugas, al menos no antes del cumplir los sesenta- dijo Miaya para calmar al joven.

-¿Cuándo piensas darme esos concejos?-dijo Draco para cambiar de tema.

-Uff… Se nota que estas urgido. Mi primer concejo es que aprendas a controlarte y escuchar a los demás, las cosas siempre resultan mal si las haces rápido. Si alguien te insulta ignóralo, de esa manera puede demostrar que eres maduro y seguro ganas puntos frente a u pareja- le aconsejo Miaya.

Se escucho el sonido de una aparición dentro de la habitación.

Ambos rubios giraron sus cabezas para observar como un elfo hacia una pronunciada reverencia a pocos pasos de donde estaban ellos.

-El amo Lucius me ordeno que les informara al amito y a la ama que mañana partirán a las nueve de la mañana para ir a una reunión con el director Dumbledore. Grapsy los despertara para que se preparen-dijo elfo para después hacer otra profunda reverencia y desaparecer tan rápidamente como apareció.

Miaya ante esto soltó un bufido de indignación.

-Ya es hora de dormir Pequeño Dragón-dijo Miaya levantando se la mullida cama.

Draco antes esto intento imitar la acción de la mayor, pero Miaya ante esto lo empujo para que se volviera a recostar.
-Buena noches-dijo de malagana Draco guardándose los insultos que quería soltar, ya que lo están tratando como un niño pequeño.

-Dulces sueños, Pequeño Dragón-dijo Miaya saliendo del dormitorio.

*******
Se podía observa a una doncella, que no tenía ni una pizca de doncella, durmiendo bellamente en una cama de grandes doseles. Tenía solamente un camisón negro que apenas tapaba lo necesario y su pecho subía y baja imperceptiblemente.

A unos metros de distancia se podía distinguir una pequeña y temblorosa figura que observaba nerviosamente como dormía la rubia.

Grapsy ya había intentado varias veces levantar a la mujer, pero ella seguía en su profundo sueño imperturbable. El ya se estaba por darse por vencido cuando el bulto de sabanas rojas, que era Miaya, empezó a moverse.

El pequeño elfo ahogo un chillido, ya que la joven rubia lo estaba mirando entre las sabanas con una mirada que aterrorizaría hasta al mismísimo Lord Oscuro.

-Hagamos un trato, tú te largas en este mismo momento y yo dejare pasar esta ofensa tuya- siseo Miaya algo adormilada.
El elfo hizo una pronunciada reverencia y desapareció en ese instante, antes de que la ama cambiara de opinión.
Miaya suspiro y se estiro cuan larga era en su cama como un felino.
Después lentamente empezó a incorporarse y a caminar mirando al piso con cuidado de no tropezarse con nada. Murmuro una serie de hechizos y las cosas que necesitaba para asearse empezaron a seguirla.

Abrió una puerta blanca que suponía que daba al cuarto del baño. Al abrir la puerta un brillo hizo que entrecerrar los ojos. Todo el piso y las paredes tenían azulejos de un blanco inmaculado y una de las paredes estaba hecha completamente de espejo, haciendo que todo se reflejara. Las canillas de los lavabos tenían forma de serpientes y eran plateadas. La mitad del cuarto lo ocupaba una tina-jacuzzi que tenía detalles en plateados.

Miaya reprimió las ganas de maldecir. Ella odiaba ese tipo de espejos.

Si volverá mirar ni una sola vez la pared-espejo empezó a abrir grifos y cuando sintió que ya era suficiente cerró casi todos hasta que solamente quedaron dos abiertos, el del agua común y el que vertía esencia de cítricos.

¿Cómo sabia que contenía cada grifo? Fácil, se trataba de su antigua habitación.

Se saco la única prenda que tenia, que cayó descuidadamente al piso y procedió a introducirse en la enorme tina. Cuando se introdujo totalmente soltó un sonoro suspiro de placer.

Se fregó afanosamente cada parte de su cuerpo y le dio muchas importancia a la limpieza den su rubia cabellera. Cuando se dio por satisfecha cerró las dos canillas que faltaba y salió de la tina con cuidado de no resbalarse.

Agarro una de las esponjosas toallas que había traído para después secarse sus cabellos.

En un pequeño descuido observo su cuerpo en el espejo y vio la cicatriz que tenía en la pelvis.

Sintió ganas de vomitar, pero se contuvo y termino de prepararse.

Cuando termino murmuro unos hechizo par que la cosas se ordenaran y sus pertenencias se volvieran a introducir en su equipaje.

Salio del cuarto de baño y lanzo un baúl locomotor para que su equipaje la siguiera mientras caminaba por el pasillo de la mansión.

A lo lejano distinguió una cabellera rubia por lo cual aumento el paso para estar a la par de Draco.

-¡Hola, Pequeño Dragón!- dijo Miaya entusiasmada dando un gran salto para quedar por fin al lado de Draco, pero tuvo que agarrarse de él para no caerse por culpa de sus botas súper altas.

-Buenos días, tía- murmuro Draco.

Se supone que tendría que estar sorprendido, pero él en ese instante no tenía ganas de nada. Esta muy nervioso y no sabía cómo sería soportar el inminente rechazo del que era su pareja predestinada.

Miaya al ver el rostro ensombrecido de su sobrino no pudo evitar las ganas de pegarle suavemente en la cabeza. No le gustaba el aura que emitía el joven a su alrededor.

Draco siendo el Malfoy que era se sobo su parte dañada y miro enojado a su tia.

-¿Por qué diantres hiciste eso?-pregunto el joven.

-Estabas emitiendo un aura demasiado deprimente-le dijo sonriente.

El joven la miro como si estuviera loca para después seguir caminando.

Esa mujer a veces parecía está mal de la cabeza, pensó Draco.

Aunque que eso era lo que le agradaba de ella, ya que en su casa sus padres siempre se comportaban demasiado serio y ver a alguien de su familia actuando diferente a eso le gustaba.

Llegaron a las escaleras y Draco ayudo a su tía que miraba atentamente cada escalón para no salir rodando cuesta abajo.

A Draco todo esto le hizo mucha gracia ya que parecía una niña.

Cuando terminaron de bajar por el tramo de escaleras se dirigieron al comedor donde los esperaba Lucius y Narcissa. Claro, no sin antes Miaya deshacer el hechizo en su equipaje.

Lucius al ver que venían de la mano frunció el ceño y Miaya al ver la expresión de su hermano arqueo una ceja como toda una Malfoy.

Era obvio el mensaje que transmitía la oji-verde: “tú que dices algo y te mando a volar”

Ambos deshicieron el agarre de manos y se sentaron enfrente de los padres de Draco.

Comieron en silencio, claro que Lucius abría dicho algo si no fuera porque Narcissa anteriormente le había ordenado que se mantuviera callado si no quería dormir en el Salon y Lucius tuvo que obedecerla sino quería ser el hazmerreir de hermana.

Cuando terminaron de desayunar y que los elfos aparecieran para limpiar la mesas, se levantaron de su asientos y fueron a los jardines.

-Dumbledore dijo que iba a enviar un carruaje para que nos llevara-le dijo Lucius a ver la cara de duda de su hermana.
La más joven de los dos hermanos solamente asintió.

Unos segundos después se pudo distinguir a la lejanía como aparecía una carroza voladora entre los cielos que empezó a descender hasta que de una forma abrupta.

Después de eso la puerta del carruaje se abrió estrepitosamente y de ella salió un hombre de avanzada edad con una larga barba plateada y unos ojos azules detrás de unos lentes de media luna.

-Buenos días señores y señoras-dijo jovialmente Dumbledore dando unos pasos hacia ellos.

-Buenos días, director-dijeron de manera reticente Draco, Lucius, y Narcisa.

-¡Hola, Director! Tanto tiempo-soltó Miaya muy risueña.

-¡Que gusto volver a verte, Miaya! Me gustaría saber cómo has estado pero como ya sabras tenemos que discutir cierto asunto-dijo el director.

Miaya asintió dándole la razón.

Draco miro con extrañeza el carruaje, el ya había visto muchos antes, pero este no sabía cómo pero despedía un aroma muy tentador.

Miaya al darse cuenta de esto sonrió divertida y le agarro de la mano para después tironear de ella para que Draco la siguiera.
-Suban, por favor-dijo Dumbledore al ver como los dos rubios se dirigían hacia él.

La primera en subir fue Miaya y luego Draco. El interior del caro era bastante parecido a una habitación con diversos sofás grandes de cuero negro y un escritorio. Estaba iluminado y ya tres seres ocupaban uno de los sillones.

Draco se mostro sorprendido al tener a unos metros de distancia a Potter riéndose sobre algo que le estaba comentando Lupin.
Sentía como su boca se llenaba de saliva y sus latidos se aceleraban.

“Mio, lo quiero solamente para mí. Lo escucho, lo siento, lo huelo, me seduce” susurro un voz gatunamente dentro de su cabeza.
Draco se horrorizo al escuchar eso, ya que sonaba tan parecida a su voz.

El no debía pensar de esa manera, el no sentía nada por Potter, él le repugnaba, lo odiaba, así debía de ser. No entendía como podía ser que esa risa le atrajera tanto.

Miaya le acaricio el dorso de la mano conciliadoramente.

-Bueno, bueno. ¿A qué esperan? Siéntense por favor-dijo el director sentándose en el único sillón individual de la sala.
Miaya tiro del brazo de Draco e hizo que se sentara en un sillón que estaba al lado de donde estaba ubicado Severus que se lo veía muy tenso observado a un perro enorme negro que estaba sentado en el piso al lado de Potter.

Ahora el sillón donde estaban Draco y Miaya estaba enfrentado al de los Griffindor haciendo que los que hace unos segundos estaba riendo se dieran cuenta de su presencia.

Miaya sonrió y saludo efusivamente con la mano a Remus que le devolvió el saludo con un gesto más cortés.

Harry mientras tanto estaba en shock al ver que esta Malfoy a muy poca distancia de él y de manera inmediata empezó a maldecir al director inconsciente del lio en el que se había metido.

Cualquier cosa que tuviera que ver con Malfoy no era buena.

-Como ya estamos todos es hora de que comencemos con la reunión-dijo Dumbledore.

Harry miro extrañado al director. No sabía de qué estaban hablando ni tampoco conocía a la muchacha que se estaba agarrando de la mano con Malfoy. ¿Quién era? Tal vez fuera la prometida de Malfoy, después de todo parecía del tipo que elegiría esa familia.

No le agradaba la idea de no saber de qué se trataba todo aquello. Dumbledore solamente los había sacado de la casa a Sirius, a Remus y a él solamente comunicándoles que tenía que hablar con ellos de una noticia muy gratificante y que tenían unos minutos para enlistarse y acompañarlo al carruaje.

“Espera… ¿Por qué Malfoy no me dice nada?” pensó Harry sobresaltado.

En efecto, recién en ese momento se dio cuenta de que Malfoy lo está mirando fijamente con una expresión extraña en los ojos mientras la chica que estaba al lado le susurraba algo.

No sabía porque pero empezó a sentir como su sangre subía hasta sus mejillas.

-Me alegra oír tu decisión Lucius- escucho Harry decirle a Dumbledore.

En ese instante se dio cuenta de que no solamente estaba el grasiento de Snape, Malfoy y su supuesta pareja sino también los padres de este.

-Oh… verdad tengo que comentarle primero algo Harry y Remus. Sirius ya puedes dejar de ser un perro-dijo Dumblendore.

Sirius algo reticente volvió a su forma de humano.

Solamente la familia Malfoy, sin contar a Miaya, se sobresalto un poco pero rápidamente se puso en guardia.

Miaya se puso a reir estridentemente como si le hubieran contado un buen chiste.

-Hey, Siri’ ¿como la pasaste?- pregunto Mia mientras se recomponía de su pequeño ataque.

-Fue bastante interesante Mia-dijo Sirius sonriente.

Miaya y Sirius se conocieron cuando este último le intento jugar una broma a Severus y al otro día Sirius apareció con el pelo rosa estornudando casa dos segundos. Fue muy gracioso y cuando Sirius le pregunto porque había echo eso ella solamente le sonrió y respondía que a veces le gustaba joderle la vida a alguien más. De esa manera las dos ovejas negras de la familia se convirtieron en unos amigos bastantes retorcidos.

Harry miro algo extrañado esta interacción, ya que si no mal recordaba Sirius jamás le había contado que había conocido a alguien desde que salió de azkaban.

-Miaya creo que resultaría apropiado que empieces vos ya que sos la más informada de todos- dijo Dumbledore a la cual la rubia asintió.

-Bueno primero que todo es necesario que me presente ya que el Señor Potter no me conoce aun-dijo Miaya mirado en dirección a Harry.

“¿Por qué siempre soy el último en enterarme siempre de las cosas?”Pensó Harry deprimido al darse cuenta de que todos dirigían su mirada a su persona.

-¿De qué se trata todo esto Director?-pregunto Harry ya que no podía aguantar más las ganas de seguir sin decir nada.

-Le te explicare, Señor Potter, pero primero me presento, soy la madrina de Draco aquí presente, además de que soy la hermana de Lucius, me llamo Miaya. Estoy completamente segura de que no hace falta decirte cual es mi apellido-dijo Miaya tomando la palabra.

Harry no pudo estar más sorprendido. Si ella era la madrina y además, por lo que había entendido, la tía de Malfoy, significaba que ella tendría que tener más o menos la edad de Remus y Sirius.

Ella parecía que no alcanzaba siquiera lo veinte años. Tal vez fuera una discípula de Flamel. Ya nada le extrañaba.
-Cierra la boca Potter o se te meterá una mosca-mascullo Snape feliz de poder reprocharle algo a Potter.
Draco miro contrariado a su padrino, Potter se veía demasiado adorable con esa cara de confucion y se preguntaba como seria tener esa boca en otras partes de su cuerpo.

Draco al darse cuenta de lo que pensaba se horrorizo de sí mismo.

-Por lo que me he dado cuenta no sabes porque estamos aquí. Te pido que controles tus emociones cuando termine de hablar-dijo Miaya.

Harry solamente asintió.

-Hace muchos siglos cuando la primeras familias de magos se empezaron a constituir, un joven decidió enlazarse con la pequeña criatura, una veela, de eso ha pasado mucho tiempo pero la sangre sigue estando en la sangre de sus descendientes y cada tanto la herencia de esa veela se manifiesta en alguno de los integrantes. Esa familia es la de los Malfoy. Un veela solamente puede tener una pareja de por vida y descubre quien es mediante sueños que tiene cuando ya obtubo la edad de maduración para los veela, los dieciséis-dijo Miaya mirando como Harry procesaba todo y la miraba horrorizado- Draco ha recibido su herencia y han descubierto que tu eres su pareja predestinada.

¿Qué hizo Harry? Bueno digamos que quedo hecho piedra y Draco se quedo mirándolo preocupado al borde de un ataque de nervios.
Notas finales:

Espero que les haya gustado!!! el otro capitulo ya casi lo tengo terminado seguramente lo publicare el viernes, ya que despues no podre publicar hasta diciembre por mis m*lditos examenes de fin de año. Deseenme suerte asi puedo aprobar todo!!! Se despide Mia Ciao.


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