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Spiteful Fate por carina_mew12

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Notas del capitulo:

holo peques!! owo/

Saben? no quería llegar a este episodio pero... fue inevitable TwT no quiero hablar demasiado ahora, así que los espero abajo.

17. Roronoa Sanji

--Tres meses después--

Había un grupo considerable de personas reunidas en la sala de conferencias del Departamento de Policía de Arlong Park; entre ellos estaban la prensa más influyente de la ciudad y los altos mandos de la policía del país. Todas esas miradas estaban concentradas en las tres personas en el centro de la sala; el comandante en Jefe Sengoku y otros dos jóvenes policías frente a él. Tras el juramento de quien sería el nuevo comandante de la ciudad, los dos chicos procedieron a firmar y completar los documentos que daban legalidad a dicha sucesión; era increíble que alguien tan joven fuera a hacerse cargo de la seguridad de Arlong Park.

- ¿está seguro de esto?- el chico de cabello rosado le murmuró al otro tras colocar la última firma y entregar los papeles al juez, quien vería que todo estuviera en orden- era la voluntad de su abuelo

- lo sé y estoy seguro que el viejo se enfadaría- el pecoso prácticamente podía ver el berrinche de su abuelo y su enorme sermón seguido de unos buenos puños de amor, era divertido pensar en cómo serían las cosas si estuviera ahí- pero también sé que comprendería mis razones para ir contra su última petición. Y no es que vaya a dejar de ser policía, sólo estaré siguiendo su legado en otra ciudad

- no sé si esté listo, creo que soy demasiado joven para esto

- mi abuelo te confió mi puesto cuando fui transferido a Whiskey Peak y eras aún más joven. Sé que dejo Arlong Park en buenas manos estando contigo. Además, cuando Luffy esté listo estoy seguro que estará encantado de trabajar contigo.

- todo parece en orden- constató el juez quien entregó el folder con los documentos al oficial de más alto rango entre los tres- ¿haría el honor comandante en jefe?

- por supuesto- el hombre aclaró su garganta y se hizo a un costado junto con el juez para dar protagonismo a los dos jóvenes que realmente lo merecían- ¡dado por terminada la toma de protesta, quiero presentarles al Comandante Zatsuyo Coby! (N/A apellido puesto al azar xD)- se escucharon los aplausos de los participantes y los oficiales sólo saludaban de forma marcial- felicidades chico, dejo la ciudad en tus manos- el pelirrosa tan sólo asintió mientras intentaba en vano contener sus lágrimas; siempre había admirado al comandante Garp y ahora estaba prácticamente en sus zapatos, era un verdadero honor

- ¡Comandante Coby, Comandante! ¿Habrá cambios en el departamento de policía de Arlong Park? ¿cuáles serán sus medidas para mantener la seguridad?- la prensa no tardó en rodear al nuevo comandante de la ciudad aturdiéndole con preguntas y flashes de las cámaras, hambrientos por tener la exclusiva de esa impactante noticia.

- sé que lo harás bien- le murmuró el pecoso alejándose de él, dándole un pequeño empujoncito para sacudirle los nervios e indicarle que siguiera adelante. Aprovechó que nadie le prestaba atención para mirar el reloj en su muñeca- se me hará tarde y aún debo pasar por Luffy- apenas y tendría tiempo para recoger a su hermano en la academia de policía y regresar a Whiskey Peak; él ya estaba vestido para el evento pero el menor seguramente no así que tendría que cambiarse en el camino.

****************************

Whiskey Peak, 3:54pm

Casi todos los invitados ya estaban reunidos en aquel espléndido jardín esperando a que diera inicio la especial ocasión. La escena era digna de un cuadro; el sol brillaba con intensidad y el cielo parecía más azul que nunca. Las hileras de sillas estaban colocadas a cada lado de la alfombra roja, la cual conducía hasta un arco de madera decorado con hermosas rosas blancas, y debajo de éste el clérigo esperaba con biblia en mano a que la feliz pareja arribara. Junto al altar un cuarteto afinaba sus instrumentos musicales mientras esperaban a que la ceremonia diera inicio. Enmarcando la aterciopelada alfombra los adornos hechos con flores blancas separaban a los invitados del camino inmaculado que estaba destinado para los novios.

Junto a ese precioso jardín había un salón de eventos donde más tarde se llevaría a cabo una pequeña fiesta en honor a la pareja; las mesas y la pista de baile ya estaban dispuestas y los meseros terminaban los últimos detalles para cuando diera inicio la recepción. Sin embargo no todo era color de rosa en esos momentos; delante de uno de los cuartos que fungía como vestidor, uno de los novios no dejaba de dar vueltas de un lado a otro, casi comiéndose las uñas por el nerviosismo. Su prometido ya llevaba bastante tiempo a solas con ese medicucho y comenzaba a preocuparse. Pronto el reloj marcó las cuatro de la tarde, la hora fijada para su ceremonia, y él se puso aún más nervioso; no quería ser brusco en un día tan importante pero tendría que derrumbar esa puerta. Mas la puerta pareció escuchar sus intenciones pues enseguida se abrió lentamente, aunque de ella sólo salió aquel médico de piel oscura y ojeras bajo sus ojos con un traje a medida color negro y una camisa color amarillo; no negaba que se veía atractivo pero él no era su amado prometido.

- ¿cómo está el cocinero?- se apresuró a preguntar apenas le vio pues le pareció extraño que fuera el único en salir

- Kuroashi está perfectamente como todos mis pacientes- respondió el médico con cierta prepotencia en su voz- el único problema que no puedo solucionar es el que Kuroashi tiene en su mente

- ¿a qué te refieres con su mente? ¡Dijiste que lo curarías!

- y lo hice. La operación de hace un mes fue exitosa y ha estado asistiendo a rehabilitación; si las manos de Kuroashi no funcionan bien no es por culpa mía. Muchas personas que pasan por este tipo de operaciones no pueden volver a usar sus extremidades correctamente no por un fallo médico, sino porque la persona en sí tiene miedo. Es un pequeño trauma psicológico que les hace creer que no son capaces de volver a ser la persona de antes; si Kuroashi vuelve a usar sus manos o no, dependerá de su voluntad

- ¡a mí no me jodas con eso! ¡Prometiste que le devolverías la movilidad a sus manos!- el peliverde tomó al otro por la solapa del saco, desordenando un poco su vestuario

- chico de la haramaki- le habló alguien justo antes de que un par de manos le hicieran soltar al médico- no, Roronoa- era difícil para Zeff llamarlo  con ese apodo pues se había quitado esa prenda característica sólo por esa ocasión para la ceremonia- Sanji estará bien. Ve afuera que todos están esperando, yo me encargaré de llevarlo hacia el altar

- tks- Zoro pareció dudarlo unos momentos pero no tenía otra opción mas que obedecer- no tarden- no se atrevió a decir otra cosa, tan sólo se dio media vuelta y se dirigió hacia el… ¿jardín?

- no es por allá Roronoa- Law lo alcanzó antes de que se fuera por el camino equivocado y tiró de su corbata para llevarle hacia el jardín.

- joder, eso no era necesario- reclamó el peliverde soltándose del agarre del moreno una vez que llegaron al jardín. Las miradas de los presentes enseguida se posaron en él, provocándole una especie de incomodidad, no estaba acostumbrado a ser el centro de atención. Creyó que si caminaba hacia el altar dejarían de verle pero fue todo lo contrario; todos esos ojos le seguían en su camino, subiendo rápidamente el calor en su rostro.

Trató de distraerse acomodándose la corbata pero en ese momento notó que las manos le temblaban; ¿por qué se sentía tan nervioso? Era sólo una pequeña ceremonia; no era de los que creían en esas cosas pero Sanji había insistido y haría cualquier cosa por su cocinero. Ya se había vestido como pingüino con ese traje negro y zapatos y corbata del mismo color; se había abotonado la camisa blanca que llevaba hasta el cuello a pesar de que odiaba hacerlo e incluso se quitó su haramaki para reemplazarlo con un chaleco color verde botella que destacaba debajo del saco, el cual portaba una rosa blanca en su bolsillo.

Definitivamente haría eso y más por Sanji; si pudiera arrancarse las manos para dárselas lo haría, pero sus manos no eran tan gráciles como las del cejillas, seguramente no le servirían para cocinar. Si tan sólo hubiera estado a su lado en aquella ocasión su amado rubio no tendría que estar pasando por un momento tan difícil; tan sólo bastaba con ver a los subordinados de Law para saber que la habían pasado mal en la mansión de Joker, el pobre peli naranja no tenía ni una semana de haber salido el hospital y de no ser porque Law y su otro subordinado le habían ayudado ni siquiera hubiera podido asistir a la boda… aunque no entendía cómo es que esos ex criminales terminaron asistiendo, seguro Luffy tenía algo que ver. También estaba Smoker y esas profundas cicatrices que ahora atravesaban su rostro y seguramente la mayor parte de su cuerpo debido al accidente que tuvo, aunque se notaba bastante contento con su nueva familia.

Y ahora que los veía bien parecían algo inquietos, ¿cuánto tiempo había pasado ya? miró discretamente el reloj de su muñeca y tragó duro al ver que transcurrieron casi veinte minutos sin darse cuenta, ¿por qué el cocinerucho estaba tardando tanto? Sus manos arrugaron sus pantalones con nerviosismo mientras se auto convencía que todo iba a estar bien, que Sanji se presentaría y que de ninguna forma Zeff le había ayudado a escapar.

- ahí viene- murmuró alguien entre los invitados, haciendo que Zoro volteara en automático hacia atrás al mismo tiempo que el cuarteto iniciaba su interpretación de la marcha nupcial.

Y en ese momento todo pareció congelarse a su alrededor cuando vio a Sanji aproximándose hacia el altar en cámara lenta; el traje color marfil que llevaba puesto parecía resplandecer con los rayos del sol y el perfecto contraste que hacía con la alfombra carmesí. Debajo del saco portaba una camisa del mismo bello tono azul que sus ojos y una corbata negra completaba el conjunto; el peliverde no sabía nada de moda pero todo en Sanji siempre se veía genial. Lo que más le gustaba del atuendo del otro erala rosa roja sujeta a su saco con un broche dorado, le hacía lucir más sobrio y ¿Por qué no decirlo? Atractivo, tremendamente atractivo.

- tardaste demasiado- reclamó en voz baja el peliverde pues el sacerdote ya había comenzado su discurso- si no te sientes bien para hacer esto podemos posponerlo, esperaré todo lo necesario hasta que estés listo

- no seas ridículo marimo. Ya no puedo posponer más esto, te necesito- aquella respuesta del rubio dejó perplejo a Zoro mas no pudo decir nada pues el sacerdote les interrumpió al subir su tono de voz para que lo no sólo la pareja escuchase, sino todos los asistentes.

Y la voz grave del clérigo se escuchó hasta la última fila de los asistentes. Algunas de las chicas que trabajaban en el departamento de policía parecían estar a punto de romper en llanto pero no se sabía si por la felicidad o porque esos dos guapos chicos estuviesen casándose entre ellos. La única chica entre la policía que se notaba sinceramente feliz por ellos era Tashigi; aun recordaba el día en que Zoro había perdido la sonrisa y sus ganas de vivir cuando Kuina murió, siendo la venganza su único motivo para mantenerse de pie. Pero ahora estaba ahí, casándose y siguiendo adelante; la muchacha sonrió ligeramente y retiró las finas lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos, no quería arruinar el maquillaje que tanto le había costado hacerse.

- ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin que nada ni nadie los presione?- después de un largo sermón de casi una hora el padre finalmente llegó al momento más esperado de esa tarde

- sí- respondió uno

- sí- secundó el rubio mientras esbozaba una ligera sonrisa

-  así pues, ya que desean establecer entre ustedes la alianza del matrimonio, unan sus manos - ante las palabras del sacerdote los novios se giraron a verse el uno al otro y lentamente sujetaron las manos contrarias con suavidad; uno por no querer lastimar a su compañero y el otro porque no podía sujetarle con más fuerza. Con una señal silenciosa, el clérigo le pidió al pequeño de traje azul que estaba en primera fila que se acercara con los anillos, los cuales llevaba sobre una mullida almohada de terciopelo rojo- adelante, expresen su consentimiento delante del señor y coloquen el anillo en el dedo anular de la mano izquierda de su pareja

- Yo, Roronoa Zoro, te pido a ti Sanji que seas mi esposo porque te amo y prometo seguir amándote y respetándote todos los días de mi vida- sostuvo su mano con una delicadeza impropia para colocar el anillo en mano del rubio- y te prometo además que mientras siga con vida y aun después de ella, nadie más volverá a hacerte daño- estaba consciente de que se estaba saliendo del discurso establecido pero para él era el mejor momento para expresarle lo que sentía- la primera vez que te vi pensé que no serías más que una molestia, pero me alegra haberme equivocado. No creo que pueda encontrar a alguien mejor que tú para pasar el resto de mis días- acarició la mano ajena con la yema de sus dedos y soltó un suspiro de satisfacción, sintiéndose libre de alguna manera- siempre serás mi casualidad preferida- se atrevió a besar el dorso de sus manos sólo para remarcar lo mucho que le amaba y dejó que el otro prosiguiera con la ceremonia

- Yo, Kuroashi Sanji, te pido a ti Zoro que seas mi esposo porque te amo y prometo seguir amándote y respetándote todos los d…- mas sus palabras se vieron interrumpidas cuando, al intentar sostener el anillo, sus dedos parecieron temblar de forma extraña y sin poder evitarlo lo soltó, dejándole rodar por la alfombra hasta detenerse unos metros más adelante. Enseguida la gente comenzó a murmurar, era bien sabido que si el anillo caía el día de la ceremonia auguraba mala suerte en el matrimonio. Sanji tragó lento; el suelo pareció moverse bajo sus pies obligándole a quedarse quieto para no caer. Una abrumadora sensación le golpeó directo en el rostro y enseguida miró hacia la entrada; sentía que en cualquier momento Mr. 0 o alguno de esos sujetos aparecerían y exterminaría a todos justo como en su sueño

- ellos no están aquí cejillas- la voz del peliverde llegó a sus oídos gracias al silencio a su alrededor. Tal vez el rubio no había dicho ni una sola palabra pero había llegado a comprenderlo tan bien que prácticamente adivinaba sus pensamientos- y aunque ellos vinieran no detendrían esta boda. Nadie va a impedir que me case contigo Sanji, ni siquiera tú- tras esas palabras todo volvió a quedar en silencio hasta que la voz de un niño se levantó entre la abrumadora calma

- ¡yo lo levanto!- el pequeño de traje azul corrió hacia donde estaba el anillo, mas antes de que sus manos lo alcanzaran siquiera, Sanji le detuvo y con una mirada cálida le dio a entender que se haría cargo. Con las mejillas algo acaloradas el niño regresó a su sitio sin dejar de poner el almohadón en alto por si se necesitaba

- hace unos años no hubiese creído que esto era posible- comenzó a hablar el rubio mientras caminaba a paso lento hacia el anillo- pero aquí estamos, dos tontos enamorados casándose. A veces pienso que yo debí morir aquella noche, pero que de alguna forma el destino se apiadó de mí y me dejó tomar un nuevo camino, ¿quién diría que te encontraría a ti por ese sendero?- sonrió ante sus propias palabras y miró el brillo del anillo al sol antes de inclinarse- seguramente estabas tan perdido como yo y no te culpo, tienes un sentido de la orientación pésimo. Y no es el único defecto que tienes; tu carácter es horrible, eres más terco que un niño, duermes demasiado, trabajas muy poco y eres un completo desastre para los quehaceres domésticos. Pero no te preocupes por eso, yo puedo despertarte temprano, la casa estará bajo mi supervisión, puedo llevarte de la mano si no encuentras el camino… puedo hacerte sonreír todos los días- sus manos habían dejado de temblar, permitiéndole finalmente sostener el anillo; ahora se sentía como un completo estúpido al haberlo dejado caer. No tenía que preocuparse por nada, estaba seguro de que si sus manos volvían a dudar, Zoro estaría para apoyarle y de ser necesario las movería por él- ¡no te equivoques marimo!- gritó señalando al espadachín- ¡yo soy un eterno caballero, mi devoción es para mis adoradas damas! Pero sólo hay una persona a quien amo… y esa persona eres tú- regresó a paso lento al altar y se arrodilló de forma romántica frente al peliverde, tomando su mano para colocarle el anillo- han pasado muchas cosas, unas malas y otras peores; mas si todo eso era necesario para llegar a este momento, no podía estar más satisfecho

- tks, siempre poniéndome en vergüenza- y no lo decía sólo porque el rubio había logrado encender sus mejillas sino también porque su discurso fue mucho más largo que el suyo. Bueno, era hombre de pocas palabras y no estaba molesto con él, así que sólo atinó a sujetarle la mano para ayudarle a ponerse de pie- tal vez… el destino sea algo en lo que sí puedo creer

- umm, bueno- el juez se aclaró la garganta para aclarar su voz y dejar que el ligero sonrojo de sus mejillas se disipara- que el señor confirme este consentimiento que han manifestado y cumpla en ustedes su bendición. Lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre- dejó sus bendiciones en la feliz pareja y sonrió con ellos- por el poder que el señor me ha conferido, los declaro oficialmente esposos. Puede besar a…- y el sacerdote calló de golpe al ver que los dos chicos comenzaban a besarse delante suyo sin siquiera darles permiso. Al hombre no le quedó más remedio que alzarse de hombros y aplaudir a los recién casados junto con los demás asistentes.

- ¿me viste?-el pequeño del traje azul corrió hasta donde Ace y Smoker, abrazándose a la pierna del primero con cariño mientras sonreía

- claro que te vi Sabo, lo hiciste muy bien- revolvió sus cabellos dorados con una mano. Se había encantado con el pequeño de nueve años cuando le vio hace unos meses en el orfanato Gray Terminal, tanto que impulsivamente le había pedido a Makino dejarle adoptarlo a cambio de mantener las donaciones al orfanato. Tal vez había sido un gesto impulsivo pero no se arrepentía de nada; gracias al niño al fin había podido darle a Smoker la familia que tanto deseaba

- ven enano- el peligris levantó al pequeño y lo sentó sobre sus hombros para que tuviera mejor vista- no quiero que te aplasten- junto con los recién casados, los invitados se trasladaron al salón para el banquete que ya les esperaba.

****************************

Después de un par de horas comiendo y riendo, finalmente llegó la hora para que la “novia” arrojara el “ramo”. Aunque como era una boda poco tradicional, no fue la novia sino Sanji quien se subió al escenario y se puso de espaldas para arrojar la rosa que llevaba prendada en el saco como símbolo de que quien la atrapara sería la siguiente persona en casarse. Entre las personas que se empujaban y levantaban los brazos para atrapar la codiciada flor estaban mujeres y hombres por igual, muchos de ellos deseosos de encontrar el amor. Sanji desprendió la rosa de su ropa y dejó un delicado beso en uno de los pétalos antes de arrojarla hacia los ansiosos solteros.

Y la rosa pareció flotar en el aire, esquivando las manos que deseaban sujetarla hasta comenzar a caer justo arriba de donde estaba el pecoso. Los ojos de Ace se iluminaron pues a pesar de que él no se había formado para atrapar la rosa parecía que el destino quería que Smoker y él fueran los siguientes en plantarse frente al altar. Levantó su mano por inercia y vio cómo la rosa caía hacia sus manos; la yema de sus dedos rozó ligeramente sus pétalos… y de pronto sintió un empujón antes de que una mano se atravesara entre la suya y la rosa, arrebatándosela junto con la oportunidad de poder casarse.

- ¡mira Torao, la atrapé!- Luffy agitaba emocionado la rosa que tenía entre las manos mientras los demás invitados le dedicaban una mirada de odio y se retiraban derrotados.

- bien hecho Luffy- el cirujano de la muerte se acercó a ellos con la línea de sus labios curveada en una sonrisa burlona, abrazando al menor de los hermanos D. por la espalda- creo que seremos cuñados pronto, ¿no, puños de fuego?

- ¡vete a la mierda Trafalgar!- su mano se cerró en un puño que no tardó en dirigir a aquel sujeto, pero éste lo detuvo con facilidad, y aprovechando que lo tenía bien sujeto, comenzó a tirar de su brazo para que se alejaran del bullicio que se estaba formando a su alrededor- ¡qué demonios intentas?!

- oh, te has vuelto muy mal hablado para haber sido ascendido a comandante, puños de fuego. Y además frente a tu querido hijo- esas palabras fueron suficientes para aplacar un poco el escándalo del pecoso. La música comenzó a sonar invitando a las parejas a bailar en la pista, por lo que Law tuvo que llevarse al oficial a una esquina apartada del salón para poder hablar a gusto- no me agradan mucho los eventos sociales pero si acepté venir fue porque Luffy insistió, eso y porque necesitaba hablar contigo

- ¿qué quieres ahora?- el pecoso se soltó con brusquedad del agarre de Law; si bien estaba comenzando a aceptar la relación que tenía con su hermano menor, aún no estaba listo para aplaudirle a los cuatro vientos- ya tienes la libertad condicional que tanto querías, no hay otra cosa que…- se quedó en silencio cuando la angelical sonrisa de su hermanito apareció en su mente- ¡¡ni se te ocurra idiota!! ¡¡no voy a darte a mi hermano!!

- siempre tan ruidoso- el moreno suspiró profundo para contenerse. Se consideraba una persona paciente mas ese par de hermanos parecían competir para sacarle de quicio- no iba a pedirte eso- porque en sí ya consideraba suyo a ese chiquillo mas no se lo diría o el pecoso armaría un escándalo más grande- creí que, ya que eres comandante de Whiskey Peak, podrías mover algunas de tus influencias para que mi residencia fuera cambiada de Loguetown a Arlong Park- si había algo que le jodía era tener que salir con toda una escolta de policías para poder ver a Luffy

- ¡por supuesto que no!- no era idiota, sus intenciones estaban más que claras y no las permitiría- la libertad condicional establece que tu lugar de residencia es Loguetown y que no te puedes mover de la ciudad sino es con supervisión policiaca- sin mencionar que debía fungir como médico en caso de que la policía lo solicitara, pero eso era punto y aparte

- eres un desagradecido, puños de fuego. Y después de todo lo que hice por ti para sacar tu culo de la mansión de Joker a salvo…- podía distinguir cómo su voluntad flaqueaba, así que prosiguió- hice tanto por ustedes y ni siquiera puedo vivir donde quiero. Si sólo cambiara mi residencia no le daría tantos problemas a la policía, además que podría cuidar a Luffy. Está sin su hermano mayor en esa ciudad, debe sentirse tan solo…

- ¡argh! ¡¡bien!!- odiaba que ese sujeto se saliera con la suya, pero odiaba más cuando tenía la razón. A pesar de que su hermano hacía amigos con facilidad aún tenía la fuerte necesidad de protegerlo, pero ya no podía seguirle a todas partes ahora que tenía nuevas responsabilidades. El trato que proponía Law no era tan descabellado puesto que sabía que el médico lo cuidaría bien aunque se negara a decirlo en voz alta- haré lo que pueda, pero no te prometo nada

- eres un buen hermano, Ace- el que el médico le llamara de esa forma le estremeció de pies a cabeza; de alguna manera le parecía escalofriante- no te preocupes, voy a cuidarlo bien… cuñadito…

- ¡te voy a…!

- ¡Torao!- Luffy llegó a donde estaban, interrumpiendo oportunamente la pelea que estaba a punto de desatarse- ¡Torao, hay postres! ¡vamos a comer algo!- sujetó al nombrado por el brazo y prácticamente lo arrastró hacia la mesa de bufet, la cual tenía tantos y tan variados dulce que Luffy no podía dejar de salivar.

- una pareja peculiar, ¿cierto?- le habló de pronto alguien, logrando que el pecoso quitara la vista de aquellos dos y la dirigiera hacia esa persona; era un hombre bastante alto con un elegante traje gris oscuro y una camisa rosada. Aunque lo que más le llamaba la atención era ese corto cabello rubio y la expresión alegre de su rostro, que además de darle un aire bastante atractivo también le hacían sentir que lo conocía de algún sitio- y pensar que él juraba que nunca se enamoraría

- usted…- una vez que reconoció a voz fue inevitable ocultar su sorpresa- ¡¿Comandante Rocinante?!- Ace tuvo que parpadear unas cuantas veces para asegurarse que lo que veía era real- luce tan… diferente…- sin ese pesado abrigo de plumas negras y ese tenebroso maquillaje, Corazón parecía otra persona, una mucho más elegante y seria- me alegra que haya podido asistir

- sí, bueno, tenía algunas cosas que hacer y no pude llegar antes pero al menos pude traer el obsequio- señaló hacia la mesa de regalos en donde era fácil descubrir que el obsequio con la envoltura quemada era la del rubio- espero que no se haya dañado

- ¿Fue a verlos a prisión?- no era necesario pronunciar nombres pues ambos sabían de quiénes hablaba- los informes llegaron esta mañana pero estuve fuera de la ciudad y no pude revisarlos

- estoy seguro que no te sorprenderías mucho al leerlo. Doffy tiene un enorme expediente delictivo, fácilmente podría ganarse unas ocho cadenas perpetuas pero el estado se niega a mantener a alguien como él en prisión. Están programando su ejecución para dentro de unos meses- Rocinante no pudo ocultar el pesar que cargaba en su corazón; sabía que Doflamingo merecía incluso cosas peores que la muerte, no obstante no dejaba de ser su hermano y la sensación de culpa cada que lo recordaba añadía un peso extra en su pecho.

- no es culpa suya- soltó el pecoso de pronto- lo que ocurrió con Doflamingo no es culpa suya. Él tomó sus propias decisiones y usted sólo detuvo al monstruo en el que se había convertido.

- tal vez… - su mirada se perdió en el recuerdo de su hermano mayor cuando eran pequeños; Doffy solía ser bastante alegre y siempre le protegía, ¿en qué momento se había desvanecido todo?- en fin, no venimos a hablar de trabajo, estamos en una fiesta- tal vez ya no usaba aquel maquillaje que llevó por años pero aun así parecía que se esforzaba por sonreír

- ¿Qué hay de Eustass Kid?- intuía que algo pasaba entre el pelirrojo y Rocinante, y el sonrojo ligero en las mejillas del mayor no hizo más que aumentar sus sospechas- ¿No estaba en el informe?

- ¿eh?- el rostro del rubio era un poema, hace tanto que no sentía esa calidez en su interior que no sabía siquiera cómo reaccionar- él es... uno de los criminales más peligrosos, nadie duda que nos ayudó mucho en caso Joker pero es imposible que le otorguen la libertad condicional. A lo mucho evitará la ejecución… pero… pero es un criminal y…

- no creo que le importe eso, ¿Cierto?- sonrió ligeramente ante el nerviosismo del rubio- seguramente le han prohibido recibir visitas, y aun así intentó verlo

- ¡No es eso! ¡Sólo… sólo estaba preocupado por su brazo y….!

- estoy seguro que se alegraría de verlo- era adorable cómo el otro trataba de justificarse, por lo que el pecoso no pudo evitar sonreír- si algo aprendí de Trafalgar es que…- mas llevar su vista de nuevo hacia el recién mencionado y verle besando descaradamente a su hermanito, toda esa alegría se vio rápidamente opacada con su ira- ¡¡Ese bastardo!!- el pecoso se levantó las mangas del saco y crujió sus nudillos dispuesto a arrancarle los labios a ese sujeto de ser necesario. Mas antes de dar siquiera tres pasos, un fuerte brazo rodeó su cuello para detenerlo

- no tan rápido comandante- Smoker apresaba con suavidad su cuello para detenerle mientras el pequeño junto a él le sujetaba del pantalón- tenemos asuntos pendientes. Rocinante, ¿te importaría cuidarlo un momento?- dijo refiriéndose a su adorable hijo, quien sólo sonreía ampliamente

- tómense su tiempo- sujetó la mano del menor- vamos Sabo, hay que ir por algunos postres antes de que Luffy acabe con todo

- enano- el peliblanco soltó a Ace y se agachó a la altura del chiquillo para murmurarle- asegúrate que no se lastime- Sabo sólo le saludó de forma marcial como afirmación y se marchó junto con Corazón, quien no tardó en cargarle en brazos para ir más a prisa.

- no puedo creer que estés defendiendo a ese sujeto- bufó molesto el pecoso cruzándose de brazos. Quizá le debía mucho a Law y en cierta medida aceptaba su relación con su hermanito, pero a veces sentía que se aprovechaba de su inocencia. Y fue cuando volvió a buscarlos junto al bufet de postres que se dio cuenta que habían desaparecido- ¡¿en dónde están?! ¡ese maldito degenerado!

- shh- el índice del mayor le calló con suavidad antes de que éste lo tomara por la muñeca y lo guiara hacia la pista del salón. Junto a ellos no sólo estaban los recién casados, también algunas parejas bailaban al ritmo de la música de fondo

- ¡pero ese estúpido médico estaba…!- de pronto Smoker había pasado de sujetar su muñeca a tomarle de su mano a la vez que su brazo libre se cernía alrededor de su cintura, juntando más ambos cuerpos. El peliblanco comenzó a guiar los movimientos del pecoso alrededor de la pista, acoplándose con las demás parejas- ¿qué haces?- su rostro rápidamente se encendió mientras sus pies torpemente intentaban ir al compás que le marcaba el mayor- nos están mirando

- esa es la idea- apoyó su mentón en el hombro del contrario y aspiró con fuerza hasta llenar sus fosas nasales con su delicioso aroma- debes ir un poco más lento, incluso Roronoa lo hace menor que tú- y era verdad. Al ver de reojo hacia la pareja principal de la noche era fácil notar que Zoro nunca en su vida había pisado una pista de baile, pero se esforzaba tanto en hacerlo bien que pronto empezó a agarrar el ritmo del rubio

- ¿sólo me trajiste para burlarte de mí? Porque no me parece divertido- el pelinegro hizo un pequeño mohín antes de ver hacia abajo, tratando de imitar los pasos del otro

- no realmente. Quería hablar contigo sobre lo que sucedió hace casi veinte años- el ambiente de pronto se volvió pesado, sofocante. Smoker sintió algo atorándose en su garganta sin embargo quería hablar, lo necesitaba- yo era apenas un oficial recién salido de la academia en su primera misión seria. El comandante Garp…- repentinamente el pecoso le dio un corto beso en los labios para hacerle callar

- no tienes que explicar nada, no les guardo ningún rencor. Ustedes nos salvaron a Luffy y a mí aquella noche, es lo único que necesito saber- recargó su frente en el pecho del mayor, sintiendo sus lentos latidos- no recuerdo el rostro de mis padres pero… te recuerdo muy bien a ti. Lucías tan asustado aquel día, nadie imaginaría que ese temeroso muchacho se convertiría en comandante de policía- el pecoso tragó lento y volvió a levantar la mirada hacia el peliblanco con preocupación- ¿estás seguro de querer renunciar a tu puesto? Trabajaste tanto para llegar a ser comandante, no sé si pueda llegar a ser como tú

- no tienes que ser como yo, basta que seas tú mismo. Lo harás bien Ace. Además no es que esté renunciando a la policía, sólo me moveré de departamento; entrenar a los nuevos reclutas como lo hacía el comandante Garp suena bastante entretenido- sólo recordar su entrenamiento con el viejo Garp le hacía estremecer de la emoción- también alguien necesita ir por Sabo después de la escuela y tú estarás bastante ocupado

- serás una ama de casa muy extraña- dijo con burla aunque sabía que había algo más detrás de su decisión. El que se retirara como comandante no era sólo por el niño, aquel choque en el que estuvo le restó fortaleza a su cuerpo; una misión en campo sería imposible para él

- tampoco es que seamos la familia más convencional- se tomó la libertad de levantar la mano de la cintura del pecoso para recorrer su espalda en sutiles caricias- gracias Ace- le murmuró al oído, sintiendo cómo la piel del menor se erizaba ante sus palabras. Ambos estaban tan sumergidos en su propio mundo que no notaron la mirada recelosa y dolida que los vigilaba de lejos

- nunca tuve oportunidad, ¿cierto?- Marco sonrió con tristeza antes de darle un sorbo al vaso de coñac que tenía entre sus manos. El alcohol no era precisamente el mejor aliado para un corazón roto pero le daba cierto alivio, así que se sirvió un trago más- al menos Ace es feliz, no podría pedir nada más

- has crecido mucho mi pequeño Marco- le habló Akagami quien en esos momentos estaba sentado frente a la misma mesa que el rubio, compartiendo copas con él-  quizá te duela por un tiempo pero ya llegará alguien que te guste mucho más que el pecoso. Quién sabe, quizá un guapo comandante pelirrojo te invite a tomar unos tragos o… o algo así…- se aventuró a decir aun cuando significase que el rubio terminara matándole a golpes. Sin embargo, Marco tan sólo le miró por el rabillo del ojo y le regaló una sincera sonrisa

- eso… no se oye tan desagradable- y esas palabras bastaron para que el corazón de ambos palpitara con fuerza, como si quisieran empujarlos fuera de esa fiesta e ir a cumplir esa petición ahora mismo, ¿o era sólo el alcohol en su sistema?

- mhh espera… espera Shachi…- la música se había cortado de golpe y en cambio una especie de jadeos comenzaron a escucharse a través de la bocina- si el jefe se entera…

- el jefe no está aquí ahora- hubo unos ligeros golpeteos contra los micrófonos, alertando a todos los invitados, quienes con la mirada intentaban buscar alguna explicación de lo que sucedía; otros en cambio habían entendido todo con el primer sonido y no hicieron más que sonrojarse- vamos, he esperado mucho para esto

Al comprender lo que sucedía, Rocinante terminó con el rostro encendido como los demás invitados mientras que con sus manos cubría las castas orejas del pequeño Sabo.

- ahh Shachi… mhh así…

******************************

Momentos antes

- ¿Qué estamos haciendo aquí?- Penguin no alcanzaba a comprender cómo era que el peli naranja lo había convencido de seguirle hasta la cabina de audio. Si bien eran ex criminales que no obedecían a nadie más que a su jefe, eso no significaba que a veces sintiera que estaba haciendo algo indebido.

- quería algo de privacidad contigo y el jefe está encerrado con Luffy en los sanitarios- con una sonrisa maliciosa se acercó al pelinegro y lo acorraló contra el tablero de control- hagámoslo Penguin, aquí y ahora

- el jefe dijo que no debías esforzarte mucho- si bien Penguin era la voz de la razón entre ellos dos, no estaba hecho de piedra. Al tener a Shachi tan cerca su pulso inevitablemente se aceleró y el calor comenzó a recorrer su cuerpo- deberíamos esperar un poco más

- yo ya no puedo esperar- el peli naranja se pegó al cuerpo del contrario y frotó su pelvis sin vergüenza alguna, logrando hacerle jadear de esa manera que tanto le enloquecía- déjame hacerte el amor- fueron sus últimas palabras antes de devorar los labios de su pareja con desespero sin dejar de moverse contra él. La piel del otro parecía quemarle aun a través de la ropa, logrando que el calor en su cuerpo fuera en aumento.

- mhh espera… espera Shachi…- sin darse cuenta el pelinegro se había recargado sobre los botones del tablero, cortando la música y encendiendo los micrófonos de la cabina de audio- si el jefe se entera…

- el jefe no está aquí ahora- le desanudó la corbata al otro y desabrochó los botones de su camisa para dejar expuesto su pecho. Shachi se relamió al ver sus pezones ya duros y sin pensarlo se inclinó a chuparles mientras sus manos apretaban y masajeaban las firmes nalgas del pelinegro

- ahh Shachi… mhh así…- se aferró a los despeinados cabellos de su acompañante, aquellas caricias lo enloquecían a sobremanera. Su relación siempre se había basado en besos y caricias puesto que temía que Shachi sólo estuviese interesado en su cuerpo; mas ahora que sabía que su relación iba más allá de algo físico, estaba desesperado en sentirle- mmhh no muerdas- de haber sabido que eso se sentía tan bien lo hubiese permitido mucho antes. Aunque había algo que comenzaba a inquietarle- ¿Oyes eso?

- …- dejó lo que hacía sólo para prestar más atención a su entorno- yo no escucho nada

- exacto. Todo está muy...

- ¡Penguin, el botón!- una parpadeante luz roja no sólo le indicó que había detenido la música, sino también que los micrófonos estaban encendidos- ¡Quita tu trasero del botón!

- ¡Tú lo pusiste ahí, idiota!- el pelinegro se apartó aterrado preguntándose si alguien allá afuera los había escuchado. Momentos después la puerta de la cabina cayó estrepitosamente, dándole a entender que no sólo los habían escuchado, sino que también los tenían “con las manos en la masa”

- ¡ustedes dos, ¿cómo se atreven?!- los recién casados entraron a la pequeña habitación mientras el rubio bajaba una pierna pues había sido él quien tumbó la puerta- ¡nosotros íbamos a usar esta sala!- gritó sin percatarse de lo que acababa de rebelar hasta segundos después- bueno, era sobre la música y esas cosas…

- eres un idiota cejillas- suspiró el peliverde- largo de aquí, la tradición nupcial dice que nadie folla antes que los novios

- ¡esa tradición no existe!- gritaron los tres al unísono

Mas el pánico regresó a Shachi y Penguin cuando ese peliverde de mirada fiera se acercó a ellos. Por supuesto que el pelinaranja se interpuso para proteger a su amado… pero ellos no eran el objetivo. Zoro pasó calmadamente a su lado y volvió a presionar aquel botón rojo que había delatado a la pareja

- ¿esto funciona?- golpeó el micrófono con un par de sus dedos, y ante el sonido distorsionado del aparato siguió hablando- escuchen. El cocinero y yo tenemos que irnos, ustedes pueden seguir en la fiesta hasta la hora que quieran, no me interesa. Lo único que quiero es estar con mi esposo- y al terminar de hablar, volvió a apagar el micrófono

- ¿q…? ¡¿qué demonios crees que haces marimo idiota?!- decir que el rubio estaba avergonzado era quedarse corto. Si hasta podía sentir que el vapor salía de sus orejas de lo rojo que estaba- ¡¿cómo pudiste decir eso?!

- sólo digo lo que siento- ignorando a los otros dos, el peliverde sujetó la mano de su ahora esposo- eres mi esposo y quiero hacerte mío de todas las maneras posibles

- idiota, no podemos dejar a nuestros invitados así como así. Y nuestro vuelo a París sale mañana por la mañana, acordamos no hacer nada hasta que…

- al viejo Zeff no le importará hacerse cargo de todo. Aún queda mucho tiempo antes del amanecer y yo ya no quiero esperar más. Vamos, Roronoa Sanji- y al pronunciar su nombre no sólo sonrió, sino que sujetó su mano con firmeza.

Al escucharle decir aquello Sanji sintió cada célula de su cuerpo estremecer. El miedo que sentía de usar sus manos simplemente se desvaneció ante su seductora sonrisa y pudo entrelazar sus dedos con los ajenos, apretándole con la misma fuerza. Si esa fuerte conexión se deshizo fue sólo para que Zoro lo levantara en brazos y corriera hacia la salida del lugar mientras los invitados les aplaudían y gritaban animosos.

Era verdad, habían esperado demasiado. Sus pasos no volverían a detenerse por inseguridades, desde ahora seguirían avanzando para formar el camino que recorrerían juntos.

The End

Notas finales:

TTwTT y es así mis peques que no sólo se termina un fic más, también se acaba una saga completa, y no cualquier saga, sino la primera historia de one piece que escribí. En este momento tengo mis sentimientos revueltos entre tristeza y felicidad; gracias a todos los que siguieron esta historia desde el inicio y a todos los que se unieron en el camino; en verdad no saben cómo les agradezco haberme seguido por tantos años.

Ojalá que el final les haya gustado tanto como a mí, y no se preocupen, que después de esto hay algunos mini episodios para terminar de atar cabos con las parejitas, así que no se olviden de comentar qué quisieran leer en ellos xD además del lemon que ese está asegurado, jajaja

y... y... QxQ no puedo, me siento tan triste, es como ver partir un hijo (?) <3 los quiero mucho y de nuevo agradezco por acompañarme en esta historia.

y pues... nos vemos en otros fics QwQ/ hasta pronto!! <3

PD. Aunque quedan algunos capis no puedo evitar llorar, lo siento QwQ pero unos sensuales reviews seguro me animarán (?)


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