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Spiteful Fate por carina_mew12

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Ex 4. Una Cena de París

Para Sanji:

¡No sabía que la Luna de Miel fuera tan divertida! Hoy Torao y yo visitamos lugares muy interesantes y comimos comida deliciosa. Pediré la receta para que puedas preparármelas cuando quiera.

Estaremos de regreso el próximo viernes, por favor no le digas a Ace

Luffy

 

Era lo que venía escrito en el reverso de la postal que acababa de llegarle esa mañana. Después de leerla, Sanji sonrió ampliamente y la guardó con otras postales en un cajón de la alacena; Luffy le enviaba la correspondencia directamente al Baratie pues era el único lugar en el que Ace no revisaría. Por lo que había escrito el menor de los hermanos D., él y Trafalgar llevaban ya una semana fuera en su luna de miel recorriendo diferentes sitios del país. Era una lástima que no hubiesen podido ir más lejos debido a la orden judicial del moreno; estaba seguro que a Luffy le hubiese encantado probar la comida Francesa o Italiana… de hecho cualquier comida le habría encantado.

- ¡Sanji, tenemos otro pedido especial!- le gritó uno de los meseros del restaurante desde la ventanilla, dejando la nota de la orden sobre la barra.

El joven cocinero se acomodó el mandil y revisó la orden para comenzar a cocinar; esa semana el Baratie había implementado un nuevo menú para parejas y estaba volviéndose popular; todos los platillos eran raciones de dos personas pero estaban servidos a modo que la pareja compartiera el mismo platillo, los cubiertos y hasta las bebidas. Le gustaba tanto ese nuevo menú que Sanji constantemente salía a entregar la orden personalmente sólo para ver la expresión de los enamorados ante su comida.

- [[la orden es para la mesa… ¿Cuatro?]]- la expresión del rubio en esos momentos era confusión pura pues la mesa cuatro estaba ocupada por dos hombres… dos hombres que, si bien era cierto que no eran grandes íntimos suyos, los conocía perfectamente- su… orden está lista…

- ¡¿Kuroashi?!- tanto el pelirrojo como su acompañante estaban sorprendidos al verle en ese sitio- ¡no… no sabía que trabajaras aquí, dahahaha!- más que divertido, Shanks sonaba nervioso

- me alegra que la policía no sepa todo de mí- respondió calmadamente mientras montaba la decoración en la mesa que venía con el pedido especial; mantel rojo, cubiertos de plata, porcelana blanca, copas de cristal y una vela blanca que desprendía un dulce aroma floral

- te detesto Akagami- con el rostro completamente rojo, el rubio se puso de pie y salió calmadamente del restaurante, ya habían llamado demasiado la atención.

- ¡Espera Marco! ¡Te juro que no sabía que trabajaba aquí!- el comandante de Rainbase siguió a su subordinado para intentar explicarle el malentendido.

Por supuesto que Sanji se molestó cuando prácticamente desperdiciaron una buena comida pero no podía culpar a Marco; él más que nadie sabía lo difícil que era aceptar que estabas enamorado de un idiota, pero con algo de tiempo seguramente serían una linda pareja y se animarían a volver. Y hablando de idiotas y parejas, mañana sería su primer aniversario de bodas. No quería admitirlo pero estaba entusiasmado; ya tenía planeada una cita romántica con su marimo, nada podía salir mal.

*******************************

A la mañana siguiente

No podía creer que hubiera pasado ya un año completo desde el mejor día de su vida; sin duda era una ocasión que debía conmemorarse. Si había algo de lo que Sanji se enorgullecía era de su caballerosidad y romanticismo, y ese día haría uso de todos sus encantos para complacer a su esposo. Para ese día había planeado un itinerario romántico digno de cualquier película para chicas; primero entrarían a la ducha juntos y le tallaría la espalda entre luces de velas y música suave. A medio día iría a dejarle un almuerzo especial al departamento de la policía, y al final del día verían la película de su luna de miel mientras bebían y se tomaban de las manos.

Ni siquiera esperó a que sonara la alarma; Sanji salió de la cama temprano para ir a preparar el baño. Abrió la llave para dejar que la tina comenzara a llenarse mientras encendía y distribuía las velas por todo el lugar. Una vez que la tina estuvo llena, colocó algunas esencias en el agua, se desnudó y se metió en la tina para esperar a su marimo. Pasaron diez… veinte… cuarenta minutos; las velas estaban a nada de consumirse por completo y el agua ya estaba tibia, ¿En dónde estaba ese idiota?

- ¡Cocinero!- la puerta del baño se abrió tan sorpresivamente que el rubio no atinó a reaccionar- ¡Voy tarde a la oficina, comeré algo allá! ¡Tal vez llegue tarde así que no me esperes!- y de la misma forma repentina en la que había desaparecido, Zoro se marchó.

- ¿Q…?- el cocinero aun estaba aturdido por lo que acababa de pasar; no culpaba a Zoro por estar ocupado pero algo en lo que dijo lo molestaba y era que el peliverde parecía el mismo de todos los días- ¡¿A caso… ese marimo descerebrado lo olvidó?!

*********************************

Sanji estaba tan enfadado cuando llegó al Baratie. Le patearía el trasero a ese cabeza de alga por olvidar su primer aniversario cuando le llevara su almuerzo; y le hubiera dejado sin comer de no ser porque su ética no le permitía dejar con hambre a alguien así como no podía permitirse arruinar sus platillos por su estado de ánimo. Lo único que pudo hacer fue anudarse el mandil y suspirar profundo para calmarse; seguramente no podría animarse en lo que restaba del día

- mocoso- Zeff entró a la cocina e inmediatamente fue a la despensa para sacar algunos ingredientes- tenemos casa llena, espero que estés listo- el menor no le respondió, así que siguió hablando- hoy estamos algo cortos de personal, así que tendrás que atender las mesas. Yo me encargo de todo en la cocina

- ¿Qué? ¡Pero yo soy el chef!- objetó el otro casi de inmediato

- y yo soy el dueño. Si digo que vas a atender las mesas, ¡Lo harás! ¡Ahora largo, los comensales están esperando!

- maldito anciano- el rubio bufó con molestia y se sacó el delantal antes de salir de la cocina. No tenía otra opción que obedecer y hacer de mesero. Ese era el peor día de su vida

- un gusto verte de nuevo, cocinero-kun- la bella Nico Robin le saludó con una sonrisa en cuanto le vio aparecer- hoy he traído a algunas amigas, espero que no sea molestia- Sanji levantó la mirada y escaneó a su alrededor; todas las mesas estaban ocupadas por hermosas chicas en uniforme de policía y otras con cortas faldas de secretaria

- es… el… ¡¡PARAÍSOr52;- le había prometido a su esposo no coquetear con ninguna chica pero en esos momentos estaba tan enfadado con él que se daría el gusto de desobedecerlo, además no podía tratar mal a tan bellas mujeres, debía ser un caballero en todo momento como Zeff le había enseñado- ¡¡No se preocupen, mllorines~r52; ¡¡Las atenderé a todas personalmente~r52;

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La noche llegó casi sin darse cuenta. Al parecer las chicas del departamento de policía habían tenido una especie de reunión y pasaron todo el día en el Baratie, riéndose, comiendo y festejando hasta que el sol se ocultó. De lo único que Sanji se arrepentía era de no haberle llevado el almuerzo a su marimo, pero estaba seguro que se las había ingeniado para comer en su ausencia. Ayudó a Zeff a limpiar y cerrar el restaurante antes de marcharse a casa en taxi. Tal vez necesitaba comprarse un auto propio.

Cuando abrió la puerta de su departamento todo estaba silencioso… claro, Zoro había dicho que trabajaría hasta tarde, era de esperarse que no llegara aún. Suspiró con pesadez y arrastró los pies a la cocina, debía comer algo y…

- ya era hora cejillas- al cruzar por la sala unas luces tenues se encendieron en el suelo formando un caminito hacia el comedor, donde la mesa estaba elegantemente decorada, y frente a ella, un marimo en smoking le sonreía altanero- feliz aniversario Sanji

- marimo, tú…- el cocinero tuvo que parpadear varias veces para asegurarse que no estaba soñando; ese camino de luces, la mesa con un largo mantel blanco que llegaba hasta el suelo, los cubiertos de plata resplandeciendo a la luz de las velas, incluso el ramo de rosas rojas esperando sobre su silla y el aroma de la comida recién preparada en el aire- esto… es como aquella vez en París…-recordaba bien su última noche en aquel lugar de ensueño con su amado, y lo que más le sorprendía era que Zoro lo recordase también- creí que lo habías olvidado…

- ¿Cómo olvidar el día más feliz de mi vida?- se acercó al rubio para tomar con suavidad su mano y besar su torso- tal vez sea un idiota, pero sé apreciar los buenos momentos- aun sujetándole de la mano, lo llevó hasta la mesa y le entregó las rosas antes de besar su mejilla- no se me da mucho este tipo de cosas, pero tampoco soy alguien que se rinda

- eres todo un caso marimo- su corazón estaba tan hinchado de alegría que no le cabía en el pecho y temía que en cualquier momento saltaría hacia afuera- yo estaba preparando algo para ti, pero veo que me superaste totalmente

- no fue sólo cosa mía. El viejo Zeff, Ace, y los demás me ayudaron un poco. ¿Realmente creíste que las chicas del departamento de policía llegaron al Baratie casualmente cuando eras el único ahí?

- entonces fuiste tú….-estaba tan feliz entre sus damas que ni siquiera se detuvo a pensar en lo sospechoso que era que todas estuvieran ahí- vaya, incluso tu cabeza de alga tiene buenas ideas de vez en cuando

- no me provoques cejillas- le invitó a sentarse con un ademán, cosa que el rubio hizo enseguida- yo preparé la ambientación y la cena, y ya que tú no tienes obsequio para mí, espero que al menos te dignes a servirme el postre…

***************************

Después de terminar la cena comenzaron los besos y caricias; todo iba de manera corta y suave, pero conforme pasaba el tiempo el deseo iba incrementando y con ello crecieron las ganas de sentir la piel ajena sobre la propia. Entre suspiros, los amantes avanzaron por el departamento a ciegas, tumbando todo lo que se atrevía a obstaculizar su camino hasta llegar a su habitación. Una vez dentro, el rubio cerró la puerta de una patada y empujó a su pareja sobre la cama para colocarse inmediatamente sobre él y reanudar los besos.

Sus pesados suspiros no tardaron en aparecer, había sido difícil llegar hasta el cuarto pero eso no era nada comparado a las ansias que tuvieron que contener ese día; hubiesen follado desde la primera hora de la mañana de no ser porque Zoro se esmeró en lucir romántico para su esposo. Y finalmente tenía su recompensa. Mientras él sujetaba el rostro de su amante para no romper el beso, Sanji se quitó el saco y comenzó a abrirse los pantalones, dejando que la prenda cayera hasta sus rodillas gracias a la gravedad. Si las manos del espadachín soltaron al rubio fue sólo para desabrochar de forma desastrosa los botones de su camisa; odiaba que los botones fuesen tan pequeños en comparación con sus dedos toscos, él no estaba hecho para ser delicado. Pese a que sabía que le esperaba una tremenda reprimenda de su pareja, Zoro tiró de la camisa hasta hacer volar los botones; sólo así pudo dar tregua a los labios contrarios para enfocarse en ese pálido torso frente a él. Sus manos recorrieron la columna del rubio y lo atrajeron a la altura y la posición idónea para besar y lamer sus tetillas.

- mhh marimo- Sanji podía sentir claramente cómo sus pezones se ponían duros ante el húmedo contacto de los labios del peliverde, quien ya conocía cómo hacer erizar cada centímetro de su piel. Bajó sus manos por los cortos cabellos del otro y luego pasó a su espalda, en donde comenzó a tirar de la camisa del otro para levantarla

- joder cejillas- dejó su labor separándose un poco para quitarse las prendas superiores completamente, arrojando su ropa a alguna parte de la habitación- llevo esperando esto toda la mañana. No tienes idea de lo que provocaste sentado en esa bañera- de sólo recordar esa imagen su miembro punzó excitado- ¿sabes lo vergonzoso que fue que el vice comandante de Whiskey Peak terminara jalándosela en su auto?

- realmente no, pero me hubiera gustado verlo- a diferencia de su pareja, Sanji se tomó el tiempo para sacarse la camisa con lentitud

- lo tengo grabado en el celular por si te interesa- sus manos se posaron enseguida en la cadera del rubio, comenzando a tirar del elástico de su ropa interior

- tal vez en otra ocasión- no sabía si ese video existía o no pero estaba tan caliente que no necesitaba de él en esos momentos. Lo único que deseaba era sentir el rudo tacto del peliverde en él. Las yemas de sus dedos recorrieron el largo de los brazos contrarios hasta llegar a sus manos, las cuales sujetó con las propias mientras mecía sus caderas suavemente para bajar sus interiores, haciendo una especie de baile sensual que se ganó toda la atención de Zoro.

Su ropa interior se deslizó con delicadeza sobre sus piernas con ayuda de ambos; cuando su ropa no pudo bajar más, el rubio tuvo que levantarse para terminar de sacar toda esa molesta ropa de su cuerpo incluyendo los calcetines y zapatos. Esa sola imagen de su rubio completamente desnudo bastó para terminar de encender al espadachín; se levantó de un movimiento para sujetar a Sanji y arrojarlo contra el colchón, poniéndose enseguida sobre él para besarlo nuevamente. Sus agitadas respiraciones hacían que sus pectorales golpearan el uno contra el otro, dejándoles sentir la calidez del cuerpo ajeno. Con las manos entre ambos, Sanji abrió el cierre del pantalón del peliverde y coló su diestra comenzando a masajear ese duro falo oculto entre sus prendas.

El peliverde soltó un ronco gruñido al sentir cómo el rubio le masturbaba, sus manos eran tan delgadas, tan suaves y ágiles; seguramente porque se habían dedicado una vida entera a la cocina. Sentía sus dedos subiendo y bajando, apretando sus testículos, hurgar en la punta del glande; todo para brindarle el más delicioso y tortuoso placer que sólo él podía provocarle. Pronto las manos de Zoro tampoco pudieron estarse quietas, una de ellas jugaba con sus pezones mientras la otra se perdía, al igual que las del cocinero, entre ambos cuerpos, pero él estaba enfocado en otra parte de su anatomía. Sus dígitos palparon desde la base del pene del rubio y bajaron hasta encontrar un hundimiento entre sus nalgas. Sonrió internamente antes de meter uno de sus dedos en esa fruncida entrada, haciendo jadear a su pareja entre el beso.

Un segundo dígito acompañó al primero y enseguida los movió a la par, embistiendo lentamente a la vez que se juntaban y separaban como tijeras, estirando lo más posible sus paredes. Sanji no pudo seguir con el beso pues se le estaba complicando el respirar, por lo que separó sus labios y dejó que la habitación se inundara con sus jadeos sin dejar que sus manos desatendieran a su marimo.

- ahh pareces bastante ansioso- el peliverde ya podía sentir sus dedos humedeciéndose con los fluidos contrarios y sus entrañas apretándole arrítmicamente los dedos, como buscando algo más que lo complaciese

- lo estoy Zoro- ya esas alturas no podía negarlo y ver el rostro sorprendido de Zoro no hacía más que animarle a seguir ese juego- ¿vas a darme lo que quiero?

- jodido cocinero- le regaló un corto beso en los labios y sacó sus dedos mientras se levantaba un poco, mojando su polla con los jugos del contrario- mañana no vas a poder ni sentarte

- espero que esa sea una promesa- el rubio le sonrió altanero y con sus manos se sostuvo por el interior de sus muslos; abriendo el compás de sus piernas lo más que pudo- anda marimo, mételo ya… se está muy bien adentro…

- que aproveche- se relamió antes de colocar la punta sobre la entrada contraria, y empujando lento pero firme hasta entrar por completo; sus cuerpos estaban perfectamente acoplados el uno al otro, por lo que el peliverde no se contuvo cuando comenzó el vaivén. Con sus manos sujetó los tobillos del rubio bien en alto mientras su mirada permanecía abajo, viendo cómo su pene desaparecía en las entrañas del cocinero, humedeciéndose más con cada embestida que daba.

- ahhh Zoro… mhhh…- la posición en que sostenía sus piernas le impedía ver a su pareja a la cara, por lo que movió sus piernas pidiendo al espadachín que las soltara, y cuando lo hizo, las bajó a las caderas del otro y lo abrazó con ellas, obligándole a entrar más profundo en él- ¡¡Ahh!!- esos gemidos no mentían, Zoro acababa de encontrar su punto erógeno, haciendo que cualquier otra cosa que no fuera ese momento saliera de su mente

- nghh- ese último movimiento había hecho que las paredes internas del rubio le apretaran de una manera tan deliciosa que un choque eléctrico escaló por su espina dorsal, haciéndole arquearse de placer- aprietas tan rico cook- sin pensarlo dos veces buscó los labios contrarios sin dejar de embestir con fuerza.

El rubio se sujetó a él con ambos brazos y Zoro tampoco perdió oportunidad para estrecharlo en brazos, obligando a sus cuerpos a sentir lo caliente y sudado que estaba la piel del otro y haciendo fricción con cada brusco movimiento que el peliverde realizaba. Sus lenguas chocaban y se empujaban entre sí, robándose cada suspiro, cada palabra mal pronunciada que pudiera escapar entre la inmensa oleada de placer que desbordaban por cada uno de sus poros. Llevaron sus cuerpos hasta el punto en que en verdad no podían más; se abrazaron con fuerza, y entre jadeos y palabras de amor, se entregaron al exquisito orgasmo que los sacudió de pies a cabeza. Zoro no dejó de embestir hasta que cada gota de su ser se vació en las entrañas del rubio y el semen de Sanji se coló entre cada relieve de sus músculos, perdiéndose hasta llegar a las sábanas.

Sus cuerpos quedaron exhaustos sobre la cama, pero sólo bastaron unos cuantos minutos para recuperarse y seguir con un par de rondas más.

****************************

El suave ronquido del peliverde le despertó. Sanji descansaba sobre el pecho de su pareja después de una intensa sesión de sexo, y por el entumecimiento que sentía en sus caderas, sabía que el dolor sería muy grande y duraría al menos unos días pero bien había valido la pena. Se sentó en el colchón haciendo una mueca de incomodidad pero la ignoró y estiró su brazo hacia el buró a un costado suyo, en donde estaban sus cigarros y su encendedor. Miró las letras grabadas en el encendedor y sonrió; antes solamente tenía “KS” ya que eran las iniciales de su nombre, pero ahora también, entrelazadas con un fino garabato simulando un hilo, estaban las iniciales “RZ”.

Colocó un cigarro en sus finos labios y lo encendió con calma, aspiró profundo aquel agradable humo y lentamente lo fue soltando mientras miraba a su pareja dormir. Pese a todo, Sanji estaba seguro que había hecho su mejor elección al quedarse con Zoro.

- El destino hizo un buen trabajo al ponerte en mi camino- dijo al aire sin dejar de sonreír de esa forma tan cálida. De pronto sintió algo moverse en la cama, y al bajar su mirada, vio cómo la mano del peliverde sujetaba y se entrelazaba contra la suya, dejando el anillo que llevaba en la mano izquierda quedara justo en el medio-

No sabía cómo, pero su anillo de bodas pareció resplandecer bellamente en esos momentos, justo como aquella noche en París.

 

--The End--

Notas finales:

TT-TT y así es mis peques, como esta historia llega a su fin oficialmente. De nuevo me siento con un revoltijo en mi pecho; amo cada parte de mi historia y lo que más me hace feliz es que me hayan dejado compartirla con ustedes

de verdad muchas gracias por esas lágrimas, risas y jalones sde oreja que sé que me merecía

espero que me puedan dejar sus últimos comentarios sobre qué les pareció la historia; creo que no dejé caabos sueltos salvo lode Kid y Corazón porque... pues ellos apenas van empezando

ojalá lo hayan disfrutado tanto como yo, y no lo olviden, los estaré esperando en mis demás fics

 


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