5. El Asalto de Whiskey Peak
Meses atrás…
Eran muy extrañas las ocasiones en que asistía a ese tipo de reuniones, pero esta vez no se pudo dar el lujo de perdérsela, pues finalmente obtendría los frutos de todo el trabajo que había hecho hasta entonces… finalmente podría apoderarse de las ciudades más codiciadas en el bajo mundo, podía llenarse de dinero, droga y sexo como si no hubiese un mañana… podía controlar completamente el mercado negro y controlar a la policía a su antojo… finalmente tendría al mundo a sus pies y se convertiría en el rey absoluto del bajo mundo.
Esa enorme y burlona sonrisa que le había ganado su apodo no abandonaba su rostro, incluso se había dado el lujo de reír bajito mientras se dirigía al sitio acordado; la alegría de Donquixote Doflamingo, también conocido como Joker, era más que evidente. Se había puesto sus mejores ropas, pero sin dejar de lado su voluminoso abrigo rosado de plumas, el cual colgaba de sus hombros de forma sutil, casi como si flotara detrás de él.
- Doffy, ya llegamos- le avisó su acompañante y mano derecha cuando detuvo el auto
- fufufufu, ya era hora- el rubio estiró sus largas piernas y abrió la puerta, saliendo lentamente del auto y cerrando la puerta mientras contemplaba el edificio donde las “familias” del bajo mundo se reunirían esa noche; quizá nunca se veían en el mismo sitio, pero eso no significaba que debían perder la elegancia… esa noche, la reunión se llevaría a cabo en un lujoso casino en la ciudad de Anabaru.
Detrás del suyo, varios autos lujosos comenzaron a llegar y de ellos descendieron los líderes de las familias del bajo mundo forrados en joyas, pieles y demás artículos fastuosos que incrementaran su presencia ante los demás. Algunos guardias del casino llegaron a recibirles y les dirigieron hacia el sitio en donde se llevaría a cabo su reunión, una habitación en la parte superior del casino de la cual sólo unos pocos podían hacer uso… dentro de ella se podían apreciar magníficas obras de arte adornando el sitio, y en su centro, una pesada mesa redonda de ébano puro, rodeada de sillas del mismo material, con el respaldo, el asiento y los soportes del brazo forrados en el más fino terciopelo rojo, aguardaba a los invitados junto con la platería y cristalería más fina. Cada líder se acomodó en una silla, dejando a sus acompañantes de pie justo detrás de ellos; no había más que un acompañante por cada líder para mantener el orden entre ellos. Una vez que todas las sillas estuvieron ocupadas, la reunión dio comienzo.
- seguramente deben tener una idea del por qué estamos aquí- habló el mayor de ellos- Sir Crocodile ha muerto, por lo que uno de nosotros tiene el derecho de tomar su lugar como Rey del Bajo Mundo…- los presentes se miraron entre sí, todos querían ese puesto- ya que Sir Crocodile no dejó descendencia, podríamos hacerlo a la antigua usanza y matar a los oponentes hasta que último quede de pie, pero eso sólo es un desperdicio de recursos y de personal. Igualmente, podríamos votar sobre quién merece ese puesto, sin embargo…
- sin embargo, el puesto ya está otorgado- ansioso, Doflamingo se aventuró a interrumpir a quien hablaba- como es la vieja tradición, el que asesinó al Rey tiene derecho a ocupar su puesto, y ya que he sido yo…
- no tan rápido, Doflamingo- le interrumpió el otro como el rubio lo había hecho- como has dicho, el puesto ya está dado, pero no a ti…- el sujeto extendió un brazo hacia atrás y enseguida su subordinado le entregó un sobre- antes de disolverse, los agente más importantes del Baroque Works nos hicieron llegar una carta de su jefe… su última voluntad, por decirlo de alguna manera…- el sujeto abrió el sobre y extendió la hoja que había en su interior- su carta ni siquiera alcanza las diez palabras, pero dice mucho más de lo que está escrito…- miró a los presentes, y prosiguió a leer en voz alta- …”Gold Roger tuvo dos hijos”...-hubo un murmullo de expectación ante tan reveladoras palabras- Sir Crocodile fue quien asesinó al antiguo Rey, por lo que se le concedió su título… esa regla se debería aplicar para esta situación, Doflamingo debería ser el Rey… pero, a la luz de esta información, y respetando las reglas que nosotros hemos establecido, el nuevo Rey del Bajo Mundo es el primogénito de Gold Roger…
- ¿hijo de Roger?- las venas en la frente de Doflamingo se marcaron considerablemente, palpitando con furia- eso es imposible, Roger no tuvo hijos, ni siquiera tuvo una amante. Esa carta debe ser una farsa…
- también lo creímos, así que sometimos la carta a algunas pruebas, y sin duda, es una carta escrita por Sir Crocodile. El sello que la cerraba estaba hecho con la sangre de él… el Baroque Works dijo que, si algo llegaba a pasarle a su jefe, ellos tenían la orden de entregarnos la carta… también había escuchado rumores de que Gold Roger había tenido descendencia, pero nunca se tuvo una prueba concreta… hasta ahora… aunque nada se sabe de esos niños, ya han pasado casi veinte años desde entonces, quizá ni siquiera estén vivos, pero no podemos nombrar a un nuevo Rey hasta saber qué fue de los hijos de Roger
- fufufufu…- el rubio de pronto había comenzado a reír de la nada, por lo que los presentes lo miraron sin comprender- sólo hay que encontrar a sus hijos, ¿cierto? Fufufufu…- a pesar de que estaba siete metros bajo tierra, Crocodile se las ingeniaba para joderle, pero no se iba a dejar vencer- entonces hay que buscarles, fufufufu, y darle a su primogénito el lugar que se merece…
--End Flash Back--
- buena jugada Crocodile, buena jugada… fufufu…- el rubio miraba por el enorme ventanal de su oficina hacia el jardín de su enorme y lujosa mansión- supongo que ya es hora, no quiero llegar tarde- su gesto se torció en una sonrisa burlona y siniestra mientras abría la ventana y literalmente saltaba hacia afuera, cayendo de pie sobre el césped del jardín, como si fuese una especie de felino. Al verle, algunos sus empleados se movilizaron; ya tenían en claro sus órdenes, así que nadie hizo preguntas o comentarios. Doflamingo caminó sin prisa a la entrada, en donde su auto ya le estaba aguardando...
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En otro sitio…
Por más que quisiera, no podía siquiera ponerse de pie; sus piernas permanecían flexionadas sobre su abdomen y sus manos apretaban el sitio en donde aquel hombre le había golpeado… por mucho tiempo creyó que no había puño más fuerte que el de su abuelo, pero ese día supo que se había equivocado. Su voz no era más que un hilillo de murmullos y quejidos de dolor, y sus ojos, aunque abiertos, no lograban focalizar bien lo que sucedía a su alrededor; todo era manchas y sombras confusas que, de vez en cuando, se hacían claras, pero pronto volvían a distorsionarse a causa de que sus sentidos estaban más concentrados en el horrible dolor que aquejaba su cuerpo.
- a… bue… lo…- logró articular Luffy en un rasposo quejido; en uno de sus momentos de lucidez, pudo distinguir a Garp, quien peleaba con el intruso haciendo uso de todas sus fuerzas- abue… lo.... no lo…- el pequeño, aunque adolorido, intentaba moverse al menos un centímetro sobre el suelo para, de alguna forma, ayudarlo, pues el panorama no lucía bien para el comandante… a pesar de todos los golpes hacia su oponente, éste los había detenido sin mayor dificultad, y lo peor era que se los regresaba con diez veces más potencia, hiriéndole de gravedad y dejándolo sin fuerzas.
El cuerpo maltrecho de Garp tenía los huesos de un brazo completamente desquebrajados al igual que varias de sus costillas y sus piernas comenzaban a flaquear ante su propio peso… la sangre que brotaba de las heridas, la boca e incluso los oídos del anciano, estaba por todas partes; en el suelo, en los muebles, en las paredes, en el cuerpo herido de Luffy… con cada golpe, una nueva mancha carmesí salpicaba el cuarto, tiñéndole rápidamente de ese color… lo único que permanecía igual de pulcro era ese traje blanco que el atacante de Garp llevaba puesto.
- esto comienza a ser aburrido- se quejó el hombre de blanco, mirando a su oponente- sólo quiero al chico, Garp. Hazte a un lado y deja de ridiculizarte a ti mismo
- no vas a poner… una mano sobre mi nieto…- la respiración del anciano se escuchaba tan dolorosa, seguramente alguna de sus costillas sueltas había perforado uno de sus pulmones; pero aun así, el anciano no dejaba de sonreír, y eso molestaba demasiado al pelinegro
- tks, odio perder mi tiempo- el hombre movió su cabeza hacia ambos lados hasta que su cuello crujió y caminó hacia el sanguinolento hombre. Levantó una de sus piernas y derribó al anciano con una potente patada, estrellándole contra uno de los muebles que enseguida se hizo añicos por el impacto. Cuando se preparaba para el siguiente golpe, un dolor en su tobillo izquierdo le hizo tambalearse y mirar hacia abajo… Luffy se las había ingeniado para arrastrarse por el suelo y morderle con todas las fuerzas que su mandíbula le dejaba ejercer; sus dientes lograron penetrar su carne, haciendo que la sangre brotara y manchara su traje- mocoso imbécil…- iba a propinarle un nuevo golpe al chico cuando algo se encajó en su cara, tirándole por el fuerte impacto que había recibido. En algún momento, Garp se había puesto de pie, y con su único brazo sano, lo golpeó
- abuelo…- el pequeño sonrió débilmente y miró por el rabillo del ojo, pues no podía levantar la cabeza del suelo, aún estaba agotado- ¿estás… bien?
- tú estás peor que yo, mocoso- Garp se agachó a la altura de su nieto y le revolvió los cabellos con ternura; era la primera vez que hacía algo así, por lo que el menor se alegró bastante- lo hiciste bien, Luffy. Serás un excelente oficial…- sujetó a Luffy de uno de sus brazos e intentó levantarlo del piso- debemos irnos antes d…- sus palabras se vieron abruptamente interrumpidas; de sus labios sólo salió un pequeño quejido junto con un hilo de sangre tan abundante que bajó con rapidez y salpicó el rostro del menor
-… ¿abuelo?...- de pronto el anciano se había levantado, y no sólo eso, sino que también estaba… ¿flotando en el aire?... los ojos del pequeño bailaron sobre sus cuencas, intentando mirar hacia arriba para ver por qué o cómo era que el mayor podía hacer eso. Tras un par de segundos, finalmente logró enfocar su mirada hacia arriba, mirando con horror cómo una mano se encajaba en el cuello de Garp, atravesando su piel con suma facilidad; las perladas gotas de líquido carmesí amenazaban con fluir en cualquier instante junto con todo el aire que podían guardar los pulmones del anciano, quien no hacía más que pelear por su vida
- intenté hacerlo sencillo, comandante Garp- el intruso ahora se escuchaba incluso más enfadado que antes- pero a usted jamás le ha gustado el camino fácil- el menor escuchó un chasquido antes de que el cañón de una pistola apareciera en su rango de visión, recargándose con suavidad en el pecho del comandante
- ¡¡ABUELO!!
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- Luffy…- Ace levantó la mirada y detuvo su silencioso llanto cuando tuvo un presentimiento que le golpeó directo en el pecho con tal fuerza que se le escapó el aliento. Parpadeó algo confundido, se puso de pie, limpió las lágrimas que bajaban por su rostro y fue hacia su escritorio para tomar su celular; debía llamar a su abuelo sólo para asegurarse de que ese sentimiento sólo fue una exageración de su mente. Encendió el aparato e ignoró las llamadas perdidas que tenía de Smoker para comenzar a buscar el número de su abuelo en su lista de contactos
- ¡vice comandante, es una emergencia!- gritó aterrada una chica que entró de pronto a la oficina del pelinegro- recibimos una denuncia anónima sobre una pelea en un edificio departamental; algunos residentes escucharon una pelea y gritos y el conserje encontró rastros de sangre en uno de los pisos…
- busca a alguien más, estoy ocupado- Ace respondió directo, no tenía ánimos para hacer su trabajo, mucho menos involucrarse en problemas ajenos, tenía suficiente con los propios
- pero vice comandante…- su voz tembló, estaba demasiado nerviosa y temerosa de cómo su superior reaccionaría ante la noticia-… la denuncia es del… del edificio donde vive…
- ¿qué has dicho?- en ese momento juraría que su corazón había dejado de latir, y en cambio, un terrible dolor le estrujaba con fuerza, evitándole expandirse. Con las manos temblando por el miedo, marcó al teléfono de su abuelo y luego al de su casa, pero en ninguno de los recibió respuesta, haciendo que su desesperación se hiciera más grande, debía ir a buscarles en ese mismo momento- ¡¡manda una ambulancia y dos patrullas a mi apartamento, ahora!!- ordenó a la chica antes de salir corriendo de la oficina, todo lo que deseaba era llegar a casa y cerciorarse que su hermano y su abuelo estuviesen bien, mas su carrera se vio obstaculizada por un tumulto de policías que iban y venían por la estación de policía- ¡¿qué ocurre ahora?!
- ¡vice comandante, hubo un accidente de autos justo enfrente!- le explicó uno de los oficiales- ¡el comandante y otros salieron a ver, pero… hay una pelea ahí! ¡es Roronoa! ¡Roronoa está peleando!- mientras hablaba, el característico sonido del caos estaba de fondo, definitivamente pasaba algo grave allá afuera
- ¿cuántos son?- no tenía tiempo para eso, debía salir de ahí e ir a ver a su hermano y su abuelo
- sólo es uno comandante… ¡todo el alboroto lo está causando sólo un hombre!
- imposible- recargó sus dos armas y salió con ellas hacia la calle; los civiles corrían despavoridos a un lugar seguro mientras los oficiales trataban de flanquear al hombre usando los autos chocados como escudo, acercándose lentamente hacia el sitio donde el sujeto y Zoro peleaban con una abrumadora fuerza
- ¡no disparen, pueden herir a Roronoa!- Smoker daba las órdenes por un altavoz- ¡el grupo A, ayude a sacar a los heridos de los autos y que alguien llame una maldita ambulancia!- a pesar de que todos parecían ir de un lado a otro, tenían todo en relativo control; los heridos ya estaban siendo trasladados hacia adentro de la comandancia para su seguridad mientras otro grupo se encargaba de mantener a los civiles lejos de aquel caos para evitar más víctimas- ¿dónde está nuestro francotirador?- le preguntó el peligris a uno de sus oficiales
- Usopp va en camino al último piso, comandante. Necesita de un buen ángulo para disparar…
- ¿ese es Eustass?- el pecoso se había acercado a la escena sólo para comprobar lo obvio, aquel fornido y furioso pelirrojo era nada más y nada menos que Eustass Kid- creí que estaba en la prisión de Loguetown, ¿qué hace aquí?
- Hina no dio aviso de que había escapado- Smoker le respondió parco, casi sin sentimientos- Portgas, ve adentro y encárgate de poner orden allá, yo me encargaré de la captura de este sujeto…
- no puedo, tengo que ir a donde Luffy y mi abuelo… recibimos una denuncia, algo pasó en el edificio donde vivo- se sentía tan extraño hablar con Smoker de esa forma tan formal, tan fría- déjame ir a verlos…
- no, te he dicho que te necesito aquí. Es una orden- le hablaba sin mirarle- enviaré a alguien que vaya a revisar su apartamento, no te preocupes
- ¡¡pero ellos…!!
- ¡¡Portgas!!- le gritó finalmente, harto de su obstinación- ¡¡Eustass Kid está aquí, Eustass Kid!! ¡¿se te ha olvidado a quién tenemos allá adentro?!
- Smoker…- las palabras de su superior habían sido rudas, pero lograron hacerle ver un punto muy importante… Trafalgar, el antiguo jefe del pelirrojo, estaba dentro de la estación de policía- enseguida Smo… comandante…- sí, era mejor hacerse a la idea de que ya no había lazos afectivos entre ellos, sólo eran compañeros de trabajo ahora. El pecoso se golpeó un par de veces en las mejillas para despejarse y regresó adentro.
- [[adentro estarás a salvo…]]- se dijo a sí mismo- que un grupo de hombres vaya a la casa de Portgas- le ordenó a uno de sus oficiales, quien enseguida se cuadró para dar su afirmación y salir corriendo a reunir la gente necesaria- ¡¡Roronoa, retrocede!!- gritó de nuevo por el altavoz; la única razón por la que no podían hacer nada para detener a ese criminal era porque el peliverde se atravesaba constantemente en la mira de las armas- ¡¡No podemos disparar contigo estorbando!!
- ¡no se metan!- aun cuando fuesen órdenes de su superior, se negaba a dar un paso atrás; todavía tenía una cuenta pendiente con ese hombre y no iba a perder la oportunidad que tenía enfrente- ¡yo me encargo de este bastardo…!
- no me hagas reír, Roronoa- el pelirrojo le miró con burla- la última vez casi mueres, será mejor que le hagas caso a tu jefe y te apartes como el cobarde que eres…
- …- Zoro estuvo a punto de lanzársele encima, sin embargo, sonrió de la misma forma que el otro lo hacía y se ató el pañuelo negro que llevaba en su brazo a la cabeza- al menos mi jefe no me cambia por un niño…- se notaba enseguida que el pelirrojo era igual de irascible que él, y no se equivocó. En menos de dos segundos, tenía a Kid atacándole con ferocidad; lanzaba golpes en todas direcciones, tratando de alcanzarle.
Zoro detenía los puñetazos con sus espadas aun enfundadas; lo sabía desde un principio, Eustass tenía una fuerza física colosal, casi inhumana, por lo que sus espadas resbalaban de sus manos cada vez que chocaban contra la fuerza de Kid, haciéndole más difícil la pelea. No tenía tiempo para dudar, de un rápido movimiento se deshizo de la funda de sus tres espadas y comenzó a atacar en serio… los sablazos del espadachín se volvieron más rápidos, más constantes… a Eustass le costaba trabajo esquivarlos, incluso fue alcanzado por varios de ellos, mas las heridas eran tan menores que no parecía preocupado por ellas… o quizá, era porque tenía un plan en mente.
Cuando la pelea fue llevada cerca de uno de los autos chocados que les rodeaban, Kid llevó una de sus manos hacia atrás, y de un sólo tirón arrancó la puerta maltrecha del vehículo y la utilizó para protegerse de las espadas del peliverde, deteniendo sus ataques lo suficiente como para ganarse unos cuantos segundos de ventaja; segundos que utilizó para golpear al peliverde con la misma puerta, estrellando el vidrio de la ventana sobre su cabeza. Zoro se tambaleó por el impacto y dio unos cuantos pasos atrás para no perder el equilibrio.
- ¡Está lejos de Roronoa, fuego a discreción!- ordenó el comandante de Whiskey Peak, y enseguida todos los cañones apuntaron hacia el pelirrojo. Usando la puerta como escudo, Kid se refugió de los disparos y se introdujo en el auto, poniéndose debajo del tablero para no ser alcanzado por las balas- Usopp, ¿puedes dispararle?- le hablaba Smoker a su mejor francotirador con ayuda de una radio
- estoy en eso- desde lo alto del edificio, Usopp cargó su arma y dirigió la mira hacia el interior del auto; para un tirador cualquiera, hubiese sido imposible siquiera poder apuntar a alguien dentro de un auto, pero él fácilmente podría disparar al pelirrojo aun cuando éste se estuviese escondiendo entre el asiento y el tablero. Cuando recibió la orden de iniciar el fuego, el narizón sonrió con superioridad- caerás ante el gran Usopp, Eus…- un fuerte golpe en su nuca le hizo perder la consciencia al instante, desviando el arma y haciendo que la bala fuera disparada en otra dirección
- fufufu, eso estuvo cerca- Monet sonrió amplio y guardó el arma que había utilizado para golpearlo en la caja que llevaba consigo. Tiró de los tobillos del narizón y lo hizo a un lado para agacharse y asomarse por la orilla del edificio, debía ver cómo avanzaba la pelea.
Los oficiales seguían disparando hacia el auto en donde Eustass Kid estaba refugiado mientras Roronoa, que ya se había recuperado del golpe, y aun con la sangre bajando por su frente, se subía en el cofre del auto, buscando un mejor ángulo para atacarle. El fuerte ruido del motor hizo temblar el auto y las llantas rechinaron contra el pavimento… de alguna forma, el pelirrojo había logrado encender el auto desde su posición, y aun a ciegas, puso el auto en marcha. Zoro rodó por el parabrisas y la parte superior del auto hasta caer en la parte de atrás, chocando contra el piso. Kid asomó la cabeza, y al ver su perfecta oportunidad, se levantó y puso el auto en reversa.
El peliverde acababa de ponerse de pie cuando la parte trasera del auto le impactó de lleno, arrastrándolo hacia atrás hasta que su cuerpo quedó prensado entre el auto que conducía Kid y otro que estaba justo detrás de ellos… el metal de ambos vehículos se retorció por el impacto y los cristales volaron en el aire, alcanzando al oficial en varias partes de su cuerpo
La risa maniática de Kid se escuchó justo antes de que pisara el acelerador… el auto dio un otro golpe hacia el auto de atrás, machacando una última vez al oficial en medio de ambos y luego aceleró hacia enfrente, arrollando a policías y autos por igual hasta llegar a la estación de policía… el auto atravesó la entrada principal, rematando a algunos heridos que estaban ahí, y de paso, hiriendo a los oficiales que se encontraban adentro.
- te gusta trabajar sucio, Eustass- la chica peliverde se relamió los labios y regresó adentro, debía seguir con la otra parte del plan.
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- ¡pero vice comandante, usted no puede…!
- ¡cállate y abre la puta puerta!- le ordenó Ace al guardia que vigilaba las celdas, apuntándole con una pistola- ¡ábrela ya!
- ¡de… de inmediato!- el hombre abrió la puerta donde estaban reclusos el cirujano de la muerte y sus subordinados y salió corriendo despavorido, no quería involucrarse más en el asunto.
Apenas las rejas se abrieron, Ace entró a la celda y le propinó un golpe limpio en la cara de Law con la culata de su pistola. El rostro del moreno giró contra su voluntad y escupió sangre por el golpe, pero antes de que siquiera regresara la vista enfrente, el pecoso usó su antebrazo para estamparle contra la pared, aplastando su tráquea con su brazo.
- ¡¡jefe!!- Penguin y Shachi intentaron ayudar, mas la otra arma de puños de fuego no tardó en apuntarles, obligándolos a quedarse quietos
- ¡sucio medicucho de mierda!- con toda el odio que tenía acumulado en su ser, Ace ejerció más presión sobre la garganta del médico, impidiendo que el aire entrara a sus pulmones- todo este tiempo estuviste engañando a Luffy… debería matarte aquí mismo…
- no sé… de qué… hablas…- logró articular el moreno a costa de quedarse sin aire
- no finjas bastardo, estoy harto de tus malditas mentiras… ¿cómo es que contactaste a Eustass?- lo golpeó una vez más contra la pared, haciendo chocar sus dientes. Law levantó sus manos a duras penas para intentar quitar el brazo del pecoso, el cual ejercía cada vez más presión sobre su garganta
- ¿Eustass?- Penguin se atrevió a entrometerse- ¡es imposible, ese sujeto está…!
- ¡¡ustedes no se metan!!- puños de fuego lanzó un disparo de emergencia hacia los otros dos, que no pudieron hacer más que abrazarse entre ellos y retroceder de nueva cuenta- y tú, habla de una vez, ¿cómo contactaste a Eustass? ¡¿Utilizaste a Luffy para llamarlo, no es así?!- le dejó caer al piso con violencia sólo para apuntarle directo en el entrecejo- miserable, sólo jugaste con sus sentimientos para tu propio beneficio… ¡¡Es sólo un niño!!- cargó el revólver, sólo bastaba que apretase el gatillo y los sesos del médico terminarían desperdigados por la pared
- ¡¡Jefe!!
- …- a pesar de todo, Law seguía en relativa calma, y con un ademán, les hizo entender a sus subordinados que no interfirieran- yo no he llamado a Eustass…- su voz apenas y se escuchaba y le costaba trabajo respirar. Se llevó una mano al cuello y masajeó suavemente, intentando calmar el dolor, y a la vez, aclarar su garganta
- ¡¿y entonces por qué está afuera?! ¡¡Es claro que está aquí por tu culpa!!
- Eustass… ¿está aquí?- no pudo contener un gesto de impresión, gesto que el pecoso no pasó por alto- eso es imposible, está en prisión… no hay forma de que saliera… a menos que… alguien le ayudase…
- ¡no te hagas el iluso, fuiste tú!
- ¡¡fui yo quien le envió a la cárcel, ¿por qué lo sacaría de nuevo?!!...- la voz le había regresado- ya te dije, no sé qué hace Eustass aquí, sólo sé que Luffy puede estar en peligro, ¿o es que olvidaste lo que le hizo a tu hermano?
- ¡lo hizo porque tú se lo ordenaste…!
- ¡no seas ridículo! ¡Yo amo a Luffy, jamás le haría daño!
- ¡¡Deja de mentir!!
- ¡No estoy mintiendo!- gritó, mirando directamente a los ojos a Ace- ¡Amo a Luffy! ¡Si testifiqué en contra de Eustass y los demás fue por el bien de él!- algo en la mirada de Law hizo dudar al pecoso… podía darse cuenta que decía la verdad- Luffy está en peligro… créeme… por favor…
- Luffy está con mi abuelo, no le pasará nada…- sus manos comenzaban a temblar, ¿por qué estaba dudando ahora? Ese sujeto no merecía su compasión, sólo estaba utilizando a Luffy, pero… sus ojos eran tan serenos, tan brillantes… no parecía que quisiese engañarlo…
Las luces parpadearon antes de que la energía se fuera en todo el edificio, apagando el sistema de seguridad, las cámaras y las luces en general, dejándolos en una parcial penumbra. Se escucharon algunos gritos de pánico segundos antes de que un fuerte estruendo sacudiera el edificio entero, desquebrajando parte de la estructura
- ¡¿qué diablos fue eso?!- con sus ojos cegados momentáneamente, Law utilizó sus manos para buscar la pared e intentar ponerse de pie
- ninguno de los tres se mueva o los mato- Ace tampoco veía bien, pero al menos tenía una ligera idea de dónde estaban considerando su ubicación antes de que se fuesen las luces. Law no tuvo más remedio que regresar al piso, ya tenía más que claro que no debía hacer enojar a puños de fuego- permanezcan adentro de la celda, voy a averiguar qué pasa…
- drahahaha…- una siniestra risa hizo eco por los pasillos junto con unas fuertes pisadas. Ace estaba confundido, aunque, como Law y los otros, no pudo evitar un fuerte escalofrío al escucharla- te encontré… Law…
Continued…