7. La última vez que nos vimos
- Monkey D. Garp
- ¡¡Presente!!
- Monkey D. Garp
- ¡¡Presente!!
- ¡¡Presente!!
Los oficiales nombraban a su compañero caído a todo pulmón, haciendo eco entre las tumbas del cementerio. Permanecían en saludo marcial mientras el ataúd donde moraba ahora comandante de Arlong Park era cuidadosamente bajado a la zanja que sería su último lugar de descanso. Alrededor, vestidos con trajes negros, su nieto, sus colegas y amigos del oficial se despedían, unos de forma más limpia y decente que otros… mas el único que no decía nada, el único que no había derramado ni una sola lágrima ni se había lamentado una sola vez, era el nieto del comandante, su única familia. La mente de Portgas estaba perdida en algún sitio; parecía tan sólo un cascarón que permanecía de pie junto a la tumba de su abuelo… aun cuando se esforzara en no mostrarlo, era fácil darse cuenta, estaba roto por dentro.
Smoker estaba de pie a unos metros del pecoso, mirándole de reojo… ¿si se acercaba a consolarle, rompería su palabra de alejarse de él? Ahora que lo pensaba con detenimiento, era una petición imposible, nunca podría mantenerse al margen; después de todo, su vida había girado en torno a Ace desde hace años… y siempre sería así… no importaba que faltara a su palabra, debía ayudar a su amado en ese momento tan amargo de su vida. Sus pies se movieron ligeramente hacia donde estaba el pecoso, sin embargo, antes de dar un paso siquiera, vio que alguien más se acercaba a Ace, y sin pedirle permiso, lo abrazaba con cariño.
- déjame adivinar, ¿vienes a darme tus condolencias?- más que dolido, el pecoso sonaba enojado, a la defensiva- no te molestes, no las necesito…- miró con desprecio la mano que tenía sobre su hombro y trató de empujarla, pero Marco le sostenía firme, impidiendo que se deshiciera de él tan fácilmente
- el comandante Garp era un buen hombre; siempre fue el mejor en su trabajo… y sus puños… vaya, muchos oficiales fuimos víctimas de su “amor” mientras nos entrenaba…- Marco, el comandante de Rainbase, sonrió melancólicamente, ganándose un gesto de sorpresa por parte del menor; Marco siempre había sido serio, demasiado- era una persona por la que valía la pena llorar… vamos a extrañarle… -miró de reojo al pelinegro y lo abrazó un poco más hacia él- Ace… realmente no sé cómo debes sentirte, pero… si necesitas algo, cualquier cosa, ahí estaré- acarició la espalda del menor y se atrevió a besar su oscura cabellera.
- eso no va a traerlo de vuelta…- se separó bruscamente del rubio y lo encaró- ¡Estoy solo Marco, y todo es por mi culpa! ¡Todos lo saben, ¿cierto?!- se giró hacia todos lados, gritando y señalando a los presentes, incluso los enterradores dejaron su labor para ver al frenético muchacho que de pronto había estallado en ira- ¡¡Todos piensan que fue mi culpa!! ¡¡Pero no soy un adivino!! ¡¡De haber sabido que esto pasaría, no lo habría llamado… y todo sería igual que siempre!! ¡¡Díganmelo de una vez, díganme que esto pasó por…!!
- ¡¡Ace!!- Marco cortó su discurso con un grito, y una vez callado, abrazó al pecoso contra su pecho- nadie piensa que es tu culpa… deja de torturarte, todos estamos contigo- en ese momento las lágrimas bajaron a raudales por las mejillas de Ace mientras sollozaba a todo pulmón. Marco sólo atinó a abrazarle con más fuerza, y Smoker… por supuesto, estaba hecho una furia, pero no era ni el lugar ni el momento para hacer un escándalo, mucho menos después del que el pelinegro había hecho; lo único que podía hacer era mirar de lejos y esperar, ya encontraría la situación adecuada para delimitarle SU territorio a ese rubio.
El ambiente se volvió más pesado y deprimente cuando el nieto de Garp comenzó a llorar; a los ojos de muchos, Ace era un oficial inquebrantable, pero verlo sufrir de esa manera… simplemente nadie podía soportarlo. Algunos acompañaron al pecoso en el llanto por un largo rato junto al ruido de la tierra cayendo y cubriendo lentamente el ataúd de madera. Cuando la tumba quedó finalmente cubierta, se colocó la lápida de piedra en su sitio mientras las flores caían desde todas partes como despedida al oficial, llenando el aire de un aroma dulce y nostálgico
“En memoria de Monkey D. Garp, Comandante de la Ciudad de Arlong Park.
Abuelo. Amigo. Colega. Tu alma y recuerdo siempre permanecerá con nosotros. ”
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Sus ojos se sentían hinchados y pesados; pero por más que se esforzaba, las lágrimas no paraban de brotar de sus orbes… y pensar que hace unos días todo parecía ir mejorando para él y su hermano… quizá si no hubiese llamado a su abuelo para que se llevara a Luffy, los dos aun estarían con él… quizá no estaría solo en esos momentos; no importaba cuánto se lo negasen los demás, en el fondo estaba convencido que él había provocado la muerte de su abuelo. Ace sintió el brazo de Marco rodeándole cálidamente, agradecía que alguien se tomara la molestia de estar a su lado, pero… no era el abrazo que deseaba sentir…
- vice comandante Portgas- una voz trajo lo de vuelta a la realidad; frente al pecoso, un chico de curioso cabello rosa, con gafas y un paliacate verde sobre la cabeza trataba de sonreírle- soy el vice comandante de Arlong Park, Coby- se presentó con un saludo marcial… lucía bastante joven, quizá de la edad de Luffy- yo… lamento mucho lo del comandante…
- todos lo hacemos...- las palabras del pecoso apenas y se escucharon, tenía la garganta cerrada y le costaba bastante hablar
- sé que no debe tener humor para más trámites, pero he venido a hablar con usted sobre el testamento que dejó su abuelo
- no sabía que tuviese un testamento
- todos los oficiales deben tener uno; ya sabe, por si… algo no sale bien durante algún operativo. El Comandante Garp ha tenido su testamento desde hace años, y ya que no lo cambió, se ha tomado como su testamento oficial
- entiendo… ¿y qué es lo que dice el testamento?
- no lo sabemos. La ley estipula que será leído sólo cuando todos los herederos que se mencionan en él estén presentes, y ya que su hermano sigue desaparecido, pues…
- sí… no podemos leer el testamento… ¿y de qué se supone que venías a hablarme entonces?
- ah, eso. Lo único que sabemos es que uno de los deseos del Comandante era que… usted tomara su puesto si algo le pasaba…
-….- el silencio se cernió alrededor de ellos por unos segundos que parecieron convertirse en horas-… ¿qué?- fue lo único que Ace atinó a decir
- usted fue elegido para ser el comandante de Arlong Park…
- pero… ya tengo un puesto…- sin ser realmente consciente de ello, sus ojos se desviaron hacia alrededor, buscando con desespero a Smoker; sin embargo, el cementerio ya estaba casi vacío, y entre los pocos que quedaban, su comandante no estaba
- de todas formas, no puede tomar el puesto hasta que se pueda dar lectura al testamento del comandante Garp. Yo seré quien dirija temporalmente la comandancia de Arlong Park hasta que el asunto del testamento se resuelva; mientras, procure pensar en lo que desea hacer- con otro saludo marcial, Coby se despidió del oficial y se dio media vuelta para salir de ese sitio con un sujeto alto y rubio, quizá uno de sus oficiales.
El pecoso suspiró desganado y volvió a mirar a los alrededores… nada, no había rastros de su comandante. Odiaba admitirlo, pero le extrañaba más de lo que imaginó; de alguna forma sentía que lo había perdido también… ¿qué debía hacer para tener al menos un abrazo de ese hombre? Estaba tan arrepentido de haberle alejado de aquella forma… si… ¿si se disculpaba, bastaría para tener a Smoker de vuelta? ¿podría ganarse al menos un abrazo de él?
- Ace- la voz de Marco, quien había estado a su lado todo ese tiempo, le sobresaltó- comienza a anochecer- el rubio se quitó la chaqueta y la colocó sobre los hombros del pecoso, cubriéndole del frío- ¿tienes dónde pasar la noche? El comandante Akagami y yo estamos quedándonos en un hotel, si quieres acompañarnos, eres bienvenido
- mi apartamento sigue cerrado por las investigaciones, así que…- miró de reojo al otro oficial, Marco realmente no le quitaba la vista de encima; quizá, sólo por esa noche, podría dejarse consentir por él- no… no quiero ser una molestia…
- no lo eres. Anda, necesitas descansar un poco- con sólo ver al chico se podía notar que no había dormido nada. Lo abrazó por la espalda de nuevo, y lentamente, lo llevó hacia su auto.
- gracias- no se había percatado en qué momento habían comenzado a caminar, pero cuando fue consciente, ya estaba frente al auto azul del rubio, y no teniendo más opción, subió con él al vehículo
El transcurso hacia el hotel fue bastante tranquilo; no hubo palabras, tan sólo estaban uno cerca del otro, haciéndose compañía. Ace no tuvo noción del tiempo que había pasado, pero cuando llegaron a su destino, la noche ya había caído completamente. Bajaron del auto, y aun sin separarse, entraron al edificio y subieron al departamento donde Marco y Shanks estaban alojándose. Sin embargo, lo primero que Ace notó al entrar no fue lo lujoso del departamento, sino que, de hecho, no había nadie más ahí.
- ¿en dónde está el comandante Akagami?- preguntó el pelinegro sólo para cerciorarse
- él y otros oficiales están en una reunión sobre el caso del comandante Garp, no sé cuánto tiempo se tarden, pero estoy seguro que no le importará que te quedes con nosotros
- ¿no deberíamos estar en esa reunión también?
- los superiores decidieron que era mejor que tú no te involucraras más en el caso por tu propio bien… ellos creen que, esta vez no podrás trabajar de forma objetiva, así que te han sacado del caso. Y me han encargado cuidar de ti…- el menor bajó su mirada al suelo- ¿por qué no vas a ducharte mientras yo preparo la cena?
- bien- el pecoso se alejó de él rápidamente, el que creyeran que no era apto para realizar su trabajo era lo último que deseaba; ahora, además de estar solo, se sentía como un inútil. Con el ánimo a los suelos, caminó por el departamento hasta encontrar el baño. Entró, aseguró la puerta y comenzó a desnudarse… iba a sacarse los pantalones cuando su teléfono timbró repentinamente. Ace sacó el aparato de su bolsillo y se detuvo a mirar la pantalla… era un número desconocido; aun así, respondió la llamada- ¿hola?
- fufufu, lamento no haber ido al funeral del viejo, Ace-chan~- pronunció una burlona y molesta voz del otro lado de la línea- Luffy-chan también lo lamenta…
- ¡¿Q…?!
- shh shh shh. Nada de hablar, mocoso. Si haces o dices algo que delate esta llamada, le volaré el cráneo a tu querido hermanito. Sólo limítate a escuchar y haz todo lo que te diga- el extraño hizo una pequeña pausa- la primera de las reglas de mi juego es que mantengas la boca cerrada… no hables con nadie a partir de ahora, porque si lo haces, lo sabré… ¿está claro o tengo que repetirte lo que le sucederá a tu hermano?-se escuchó una leve interferencia en la línea-
- ¡¡Ace!! ¡¡Ace!!- la piel del pelinegro se erizó por completo, esa era la voz de Luffy sin duda; estaba bastante alterado- ¡Ace, el abuelo…!- el chico se calló abruptamente, y de nuevo el hombre tomó la llamada
- hagamos un intercambio… tu pequeño hermano a cambio del increíble puños de fuego… así es, te quiero a ti, Ace-chan. Te estaré esperando a las afueras de Whiskey Peak dentro de una hora exactamente al terminar esta llamada… ven solo, desarmado y no le hables a nadie de nuestra pequeña conversación… si desobedeces alguna de mis reglas o intentas algún truco… fufufufu, será mejor que le consigas una tumba a tu hermano cerca de su abuelo…- el hombre colgó el teléfono sin decir nada más, dejando ese molesto sonido tras finalizar una llamada
El rostro de Ace palideció… debió imaginar que lo de su hermano era un secuestro, aunque las demandas del delincuente eran bastante extrañas... ¿y que importaban las demandas ahora? Todo lo que deseaba era salvar a su hermano, y si se trataba de su vida, estaba más que dispuesto a dar la suya a cambio por mantener a salvo a Luffy. Miró el reloj en la pantalla de su teléfono, ahora tenía sólo 59 minutos, no tenía tiempo ni para pensar. Tomó su ropa y volvió a colocarse la ropa más rápido que pudo; debía encontrar un auto o de lo contrario no llegaría a tiempo.
- ya voy Luffy- tras vestirse, Ace salió a hurtadillas del baño, tomó las llaves del auto de Marco, y sin hacer sonido alguno, salió del apartamento.
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Los oficiales seguían reunidos en el salón de juntas, repasando el incidente del Comandante Garp una y otra vez… las pistas, los testimonios, las fotografías del cuerpo, absolutamente todos los elementos que pudieran arrojar alguna información que llevara al perpetrador de aquel horrible crimen
- el objetivo del sujeto no era el asesinato- hablaba uno de los oficiales mientras pasaba las fotografías una por una en el proyector, todas ellas sobre el crimen en cuestión- dudo mucho que el sujeto supiera siquiera que el comandante estaba ahí… el asesinato se efectuó porque el criminal no tuvo otra opción…
- ¿entonces por qué lo hizo?- preguntó otro finalmente, pues muchos de los presentes se cuestionaban lo mismo
- Monkey D. Luffy, el nieto del comandante- un breve silencio se cernió en la sala antes de que el oficial siguiera con su hipótesis- no se encontraron rastros de él en ninguna parte… el sujeto quería hacerse de Monkey D. Luffy, pero seguramente el comandante quiso detenerle… así es como terminó siendo la víctima…
- hace poco los bajos fondos se enteraron de la existencia de Monkey D. Luffy, el nieto del Comandante de Arlong Park
- ¿una venganza contra el comandante?- las voces de los oficiales se cruzaban e interrumpían unos a otros
- no. De ser así, hubiera asesinado a los dos en ese sitio, pero eso no ocurrió, o no hay pruebas de ello hasta este momento
- ¿cuál era su objetivo entonces?
- sólo hay dos opciones… Monkey D. Luffy o…. Portgas D. Ace… por ahora, debemos mantener al vice comandante Portgas vigilado 24/7, si lo buscan a él, no tardarán en contactarlo…
- el vice comandante Fénix está cuidando de él, no hay que preocuparse por él de momento- aseguró Akagami, confiaba plenamente en su subordinado- si me permite, oficial, yo tengo otra teoría. ¿Podemos ver las cintas de seguridad del edificio?
- no las hay. Alguien alteró el sistema de vigilancia del edificio departamental una hora antes de que se perpetrara el crimen. Tenemos a varios oficiales revisando las cintas de seguridad que tenemos para buscar a alguien sospechoso en ellas…
- entiendo. Y si no recuerdo mal, el ilícito se llevó a cabo aproximadamente a la misma hora que el atentado en el departamento de policía de Whikey Peak, ¿no es verdad?
- ve al punto Akagami
- bueno, lo que yo creo es que… quien asesinó al comandante Garp no fue otro más que el cirujano de la muerte, Trafalgar Law
- ¡¿de qué hablas?!- uno de ellos se levantó alterado, golpeando la mesa con sus puños- ¡¡El cirujano de la muerte estaba encarcelado en esos momentos!!
- eso mismo pensamos de Eustass Kid y estuvo ahí, ¿no es así?... no digo que el asesino sea Trafalgar, mas bien fue el autor intelectual… los dos delitos están relacionados, no tengo ninguna duda. El trabajo de Eustass era liberar a su jefe y servir como distracción para que los oficiales no ayudaran al pequeño Luffy, sobre todo para mantener a Ace lejos… una tercer persona se encargó de capturar a Luffy y una cuarta, y tal vez hasta una quinta persona, borró las huellas…
- suena bastante lógico. Además, está el ataque al oficial Usopp… definitivamente había alguien más colaborando
- para que esa teoría tenga sentido, se necesita que alguien estuviese colaborando desde adentro… alguien que desactivara la seguridad, y que además, haya colaborado con Eustass Kid…
- ¿un Judas entre los oficiales?- los presentes se miraron unos a otros, ¿quién de sus compañeros podría hacer semejante cosa? Era una cosa simplemente impensable
- si me permiten, creo que la primer sospechosa es la comandante Hina- las miradas se giraron hacia la pelirrosa automáticamente- ella estaba a cargo de Trafalgar Law, pero siempre se escapaba… además, ¿cómo es que Eustass Kid terminó en Whiskey Peak? Ella debe estar detrás de todo esto
- ¡Hina jamás haría algo así!- la mujer, indignada, miró con furia a aquel oficial que la culpaba de tal abominación- Hina lo vio con sus propios ojos, Eustass Kid fue asesinado en prisión… Hina tiene las pruebas suficientes…
- ¿y fue un fantasma el que atacó Whiskey Peak? No lo creo… ¡ese era Eustass Kid!
- ¡es imposible!
- de hecho, es bastante posible. Existen ciertas drogas en el mercado negro que inhiben toda función del cuerpo por unos minutos, haciendo que la persona que las consuma parezca muerta…
- ¿dices que lo han drogado para fingir su muerte?
- pero Hina vio heridas en su cuerpo… murió en una pelea…
- viste heridas en su cuerpo, pero eso no asegura que esas heridas fueron la causa de su muerte. El cirujano de la muerte conoce bien la anatomía humana, no sería difícil para él conseguir la droga y además infringir heridas en puntos vitales sin poner en riesgo la vida de Eustass Kid…
- hay otra cosa que me intriga…-volvió a interrumpir Akagami- ¿por qué Trafalgar Law escapaba constantemente?
- él… buscaba a Monkey D. Luffy…- la revelación que hizo Tashigi sorprendió a todos; ahora la teoría del pelirrojo comenzaba a tomar forma
- no podemos concluir nada hasta que analicemos todo el material con el que contamos- interrumpió el comandante en jefe Sengoku, el hombre de más alto rango en ese sitio y que, por consecuencia, mandaba a todos los que estaban ahí reunidos- movilizaré a las fuerzas especiales para que nos ayuden en este caso… debe haber algo que estamos olvidando…
- no nos concentremos en lo que no sabemos, sino en lo que tenemos a la vista- Smoker, que hasta ese momento había estado en silencio, finalmente habló- revisemos de nuevo la evidencia…
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Tras un largo rato de teorías y averiguaciones, los oficiales salieron finalmente de aquella reunión, tomando cada quien su propio camino, con sus instrucciones ya dadas. Smoker, en cambio, quería hacer su investigación propia… iba en contra de su código profesional mezclar sentimientos propios en un caso, mas no podía evitarlo… estaban hablando de Ace y de su familia después de todo. Regresó al departamento de policía de Whikey Peak, o lo que quedaba de él… el edificio estaba hecho un caos y muchos de sus oficiales estaban hospitalizados, sólo un puñado seguía trabajando en aquellas ruinas, tratando de recuperar toda la información, archivos y objetos que podían.
Comenzaría con el punto que más le intrigó en aquella reunión… un traidor dentro de sus filas. Estaba seguro que Hina no era; la conocía desde hace años; Hina era una de las personas con más sentido del deber que conocía, era incapaz de algo así… sin embargo, la idea de un Judas entre las filas de la policía no era del todo descabellada… alguien que alteró todo desde adentro para que saliese a su favor… ¿quién podría ser? Estaba seguro de conocer a todos sus subordinados a la perfección y no se imaginaba a ninguno de ellos como traidor
- [[debo revisar los registros de todos]]- pensó dirigiéndose al sitio donde tenían almacenados todos y cada uno de los expedientes de los oficiales; si alguien les hubiese traicionado, debería tener algún motivo… y eso sin duda se reflejaría en su expediente. Entró al cuarto de archivo y comenzó a buscar; todo estaba hecho un verdadero caos, por lo que no sería fácil- [[debo empezar con los más recientes…]]- de pronto una idea saltó a su mente; hace meses que no reclutaban a nadie, a excepción de aquella secretaria- Monet…- claro, ¿por qué no lo había pensado antes? Esa mujer estaba desaparecida desde el incidente, quizá tenía algo que ver. Sin esperar más, buscó el archivo de la chica… no logró hacer mucho pues no encontró nada de ella, la sección en donde estaba ese archivo y muchos más habían sido destruidos durante el atentado, pero una corazonada le decía que esa mujer estaba involucrada. Salió de ahí y regresó a su oficina, en donde se encontraba el reporte del atentado en Whiskey Peak junto con el reporte del asesinato del Comandante Garp. Abrió ambos expedientes y los miró con detenimiento- sé que están conectados, lo sé…- sus ojos iban de un archivo al otro tratando de comprender. El timbre de su celular se escuchó en su bolsillo, por lo que rápidamente se apresuró a responder- ¿diga?- aun cuando hablaba, su mirada no dejaba de buscar alguna conexión entre ambos casos
- Smoker, soy Marco…- la voz del rubio se escuchaba algo alterada, lo que era extraño, el fénix era conocido por ser una persona tranquila- por favor, dime que Ace está contigo…
- ¿de qué hablas?- al escuchar nombrar a su pecoso, dejó todo lo que hacía y concentró su atención en aquella llamada- creí que lo habían dejado a tu cargo
- así fue, estaba conmigo a mi apartamento. Iba a tomar una ducha mientras yo le preparaba la cena, pero cuando fui a revisarlo… no estaba…
- ¡¿no estaba?!- eso era alarmante, Ace no se perdería una cena gratis- ¡¿qué tan imbécil necesitas ser para perderlo de vista?! ¡¡Ve y búscalo ahora mismo!!
- mis más sinceras disculpas, no creí que estuviese tan mal… iba a ir a buscarlo ahora pero también se ha llevado mi auto. Pensé que quizá habría ido a buscarte, pero dada tu reacción, es obvio que no está ahí… he intentado llamar a su teléfono pero no responde…
- ¡¡joder!! ¡¡JODER!! ¡¡VE Y BÚSCALO!!- las cosas no podrían ir peor, seguramente los secuestradores habían contactado con el pecoso, o tal vez, como había dicho el rubio, había ido a buscarlo… mas no podía de darse el lujo de esperar a que un milagro pasase- ¡¡radiaré a los oficiales disponibles y les daré aviso, yo buscaré también!! - no esperó a que el rubio dijera algo más, simplemente colgó. Corrió a su auto y llamó por radio a sus oficiales mientras ponía el vehículo en marcha… si realmente se trataba de un secuestro, deberían haber pedido una recompensa, pero estaba seguro que el pecoso no tenía suficiente efectivo para pagar un rescate, ¿qué podrían querer de él?- Ace…- la idea de que estuviesen buscando al pelinegro le heló la sangre; llamó al celular del menor. En ese momento, recordó algo de improviso, algo que le había mencionado Garp en alguna ocasión
“Ace es un completo idiota, siempre debo mantenerle vigilado o termina metiéndose en problemas, por eso le instalé un rastreador en el celular… no sé mucho de tecnología, pero Franky me ha ayudado a instalarlo. Puedo saber dónde está con sólo presionar un botón… no importa a dónde vaya, siempre le protegeré…”
Detuvo el auto en seco. El celular y todas las demás pertenencias de Garp estaban resguardados como evidencia en las cajas que había dejado en la estación de policía.
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Ace acababa de llegar al lugar de encuentro hace apenas un par de minutos. Había dejado el auto de Marco en un estacionamiento público para que no le rastrearan, por lo que tuvo que llegar pidiendo aventón, por suerte había encontrado quien le llevase. Miró a su alrededor, aún no había indicios del secuestrador, quizá porque faltaba para la hora acordada… ¿y si le estaban engañando? ¿si no le devolvían a su hermano? No, salvaría a Luffy aunque eso le costara la vida.
Vio un auto acercarse lentamente a él; hasta el momento habían pasado algunos autos, incluido el que le llevó hasta allá, pero ese destacaba de alguna manera; para él fue bastante obvio que era el auto que esperaba. El auto negro se estacionó muy cerca de él y de éste descendieron dos personas; a la primera la reconoció enseguida, era Donquixote Doflamingo, uno de los jefes más poderosos en el bajo mundo en esos momentos, pero al otro sujeto no lo reconoció, seguramente era un simple subordinado del rubio.
- fufufu, ha pasado tiempo, Ace-chan- la amplia y macabra sonrisa del rubio era tan intimidante como su estatura; era de esas personas que callaba un bullicio en cuanto entraba a un lugar- me alegra saber que decidiste aceptar mi trato, y como hombre de palabra, cumpliré con mi parte- le hizo una señal a su acompañante, quien enseguida regresó al auto y abrió la parte trasera para sacar un bulto que enseguida bajó ante el oficial. Al verlo, el pecoso se sorprendió… ¡era Luffy, estaba seguro! Estaba atado y llevaba un saco sobre la cabeza, pero era su adorado hermano pequeño- aquí está, el pequeño Luffy por Puños de Fuego Ace- Doflamingo le quitó el saco de la cabeza, descubriendo el rostro del pequeño; se notaba bastante asustado e iba amordazado, pero estaba ileso- ya no podrá acompañarnos a donde iremos, así que despídete de él
- Luffy- Ace no pudo contener sus lágrimas, estaba tan contento de ver a su hermano a salvo. Se puso en cuclillas y lo abrazó con fuerza contra su pecho- Luffy, perdóname. No pude protegerte- se separó ligeramente de él para verle el rostro, y con sus manos, limpiar sus mejillas- pero ya todo está bien, ¿de acuerdo?... aunque… tal vez no pueda verte más- intentaba sonreír para su hermano; si de verdad esa era la última vez que se verían, quería que lo recordara sonriendo- ¡pero no estarás solo! Zoro te cuidará y Sanji seguirá preparándote deliciosa comida, y Shanks y Smoker también te cuidarán… así que, no te preocupes por mí… sé un buen chico…- limpió las nuevas lágrimas que comenzaban a brotar de los ojos del menor y besó su frente- te amo Luffy- le murmuró antes de alejarse de él, dejando su teléfono en sus ataduras haciendo una llamada; quizá su hermano no podía hablar, pero alguno de los oficiales rastrearía la llamada y podrían encontrarlo sin problemas.
Después de despedirse, el hombre regresó a Luffy a la parte trasera del auto de donde lo había sacado. Momentos después, un segundo automóvil se acercó a ellos, al parecer había estado escondido todo ese tiempo, vigilándoles desde algún sitio. Doflamingo y su subordinado subieron enseguida y Ace no tardó en hacerlo también; quedó sentado en medio de los dos hombres mientras el auto se ponía en marcha… adiós a su hermano, adiós a Smoker, adiós a sus amigos y a su vida… Ace estaba ahora a manos de uno de los criminales más buscados y sabía perfectamente que no le deparaba nada bueno…
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Tan sólo algunos minutos más tarde, otro par de autos pasó por aquel camino. En el primero venía Smoker junto con Franky, siguiendo la señal que el teléfono de puños de fuego. Shanks y Marco los seguían de cerca, estaban igualmente preocupados y estaban dispuestos a servir de apoyo en lo que se necesitara.
- es ahí- el peliazul señaló hacia adelante, en donde se podía ver un auto estacionado al lado del camino principal de Whiskey Peak que llevaba hacia la siguiente ciudad. Ambos vehículos se detuvieron detrás del que estaba aparentemente abandonado, y con arma en mano, los cuatro oficiales bajaron y se acercaron a éste desde diferentes ángulos
- ¡¡es Luffy!!- exclamó de pronto el pelirrojo, guardó su arma y abrió la puerta para sacar al chico que estaba atado y amordazado en la parte trasera del auto. Lo abrazó contra él y comenzó a llorar dramáticamente sin soltarlo
- ¡No sea imprudente comandante! ¡puede ser una trampa!- le regañó Marco, aunque también se sentía aliviado de ver al pequeño a salvo- ¿qué es eso?- vio algo resplandeciente entre las cuerdas que limitaban al chico, y al tomar el objeto, se dio cuenta de que era un teléfono y que estaba marcando
- eso es de Ace- el comandante de Whiskey Peak le arrebató el aparato de las manos del rubio y apagó la llamada- entonces estuvo aquí. Luffy…- miró al menor, quien parecía bastante alterado. Quitó el trozo de tela que tenía en su boca mientras Akagami lo desataba- sé que estás asustado, pero necesito que me digas qué pasó con…
- ¡¡Ace!! ¡¡Se llevaron a Ace!!- gritó el muchacho de oscuros cabellos, tratando de soltarse del agarre de Shanks- ¡¡tenemos que ir a buscarlo!! ¡¡Iban en un auto negro!!
- no te preocupes, eso haremos pero necesitamos más datos. ¿hay algo del auto que recuerdes?
- las placas… vi las placas- su abuelo se lo había dicho, no debía dejar que nadie supiese su secreto, pero sabía que podía confiar en ellos- era 50FF-Y1, ¡yo la vi!
- eso es suficiente
- comandante, creo que tenemos un SUPER problema aquí- Franky, quien había estado investigando el auto todo ese rato, acababa de abrir el portaequipaje, en donde se encontró una sorpresa no muy grata. Los presentes se acercaron para ver qué era a lo que se refería el peliazul… y al verlo, el color se les fue del rostro
- mierda…- una gota de sudor frío resbaló por la frente de Akagami- una bomba…- pero lo que más asustaba era ese pitido que sonaba a cada segundo, anunciando la cuenta regresiva; en ese momento sólo quedaban 57 segundos en el marcador digital
- Akagami, Fénix, llévense a Luffy y alejen a todo auto que se acerque a esta dirección- ordenó inmediatamente Smoker; no podían darse el lujo de desperdiciar más tiempo- Franky, ¿puedes hacerte cargo de esto?
- SÚPER déjamelo a mí- el peliazul sonrió acomodándose las gafas oscuras que llevaba
- ¡¡pero yo quiero buscar a Ace, suéltenme!!- gritaba Luffy, luchando contra el rubio para no subir al auto- ¡¡ACE!!
- yo voy a buscar a Ace. Si sucede algo, llámenme- fue lo último que dijo antes de subir a su auto y ponerse en marcha, mirando por el retrovisor que Shanks y los otros hacían lo acordado; el comandante de Logue Town, su subordinado y Luffy subieron al otro auto (Luffy en contra de su voluntad) mientras Franky se acercaba a la bomba para desmantelarla; en cuestión de tecnología, no había nadie mejor que Franky para el trabajo, sólo esperaba que tuviera el tiempo suficiente para desactivar la bomba- confío en ustedes…
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- ¿qué es lo que quieren conmigo?- preguntó directamente Ace; si iban a hacerle algo, al menos quería saber qué- no es una venganza, ¿cierto? No recuerdo haberle hecho algo a la familia Donquixote, no está bajo mi jurisdicción…- como respuesta sólo obtuvo una aguda carcajada por parte del rubio a su lado- ¡¿qué demonios quieren conmigo?! ¡¡si buscan dinero, no lo tengo!! ¡¡Si quieren matarme, háganlo de una maldita vez!!- la incertidumbre de no saber qué ocurriría lo estaba carcomiendo por dentro, no estaba seguro de poder resistir mucho así
- fufufufu, más impaciente de lo que esperaba- Doflamingo pasó sus brazos en el respaldo del asiento, estirándose cual largo era- e igual de impulsivo que tu padre
- ¿qué?- su tono de voz bajó considerablemente- ¿conocías a mi padre?- no, no había forma de que ese hombre conociera a su padre; había muerto hace mucho tiempo… era un niño cuando sus padres fueron asesinados, apenas y podía recordarles, ¿qué podría saber ese tipo de ellos? seguramente se trataba de un truco
- y también estúpido- el rubio sonrió de medio lado, y sin previo aviso, rodeó al muchacho con el brazo que discretamente había pasado detrás de él y le plantó un beso. Pero lejos de ser un roce de labios, fue un contacto más profundo que Ace no pudo ver venir; cuando fue consciente la lengua del mayor había profanado su boca, explorándola impaciente mientras bebía su saliva.
- ¡¡bastardo!!- en cuanto pudo reaccionar, el pecoso se apartó deprisa y con el rostro completamente sonrojado, cubriéndose la boca- ¡no vuelvas a hacer eso o te mato!
- no estás en posición de decidir eso, Ace-chan…- el otro sujeto que les acompañaba en el asiento trasero sujetó al pelinegro por las muñecas, pegándolo a su pecho; no lo parecía, pero el otro sujeto era lo suficientemente fuerte como para retenerlo en esa posición, a completa merced del rubio- aquí y en todas partes, se hace lo que yo desee…- las manos del mayor se pasearon por su torso, apretando sus pectorales con fuerza como si se tratasen de los pechos de una mujer
- Doffy- de pronto, el hombre que venía conduciendo habló, interrumpiendo el momento y ganándose una mirada de odio por parte del mencionado- alguien nos está siguiendo
-…- una prominente vena apareció en la sien del rubio, quien enseguida miró hacia atrás; efectivamente, un auto se acercaba a ellos a toda velocidad- tú…- su mirada furiosa recayó sobre el pecoso- ¡¡te ordené venir solo!!
- ¡¡venía solo, lo…!!- al momento de responder, Ace logró levantarse un poco y miró hacia atrás, reconociendo enseguida el auto- ¿Smoker?
- lo sabía. Pediste refuerzos… fufufu, bien… nuestro trato se cancela. Da a tu hermanito por muerto- seguramente el muchacho ya debía estar deshecho y en llamas junto con el auto que habían dejado atrás; nunca tuvo la intención de dejar vivo al muchacho, sabía demasiado, y el que los estuvieran siguiendo no era mas que una excusa para lo que ya había hecho
- ¡¡No puedes!! ¡¡yo no llamé a nadie, lo juro!!
- encárguense de él primero- le ordenó a sus subordinados mientras él sujetaba a Ace, pero sin impedirle ver el espectáculo que estaba por iniciar.
El conductor aceleró, obligando al oficial a hacer lo mismo o los perdería de vista. Las llantas rechinaban contra el pavimento y el olor a caucho quemado estaba en el aire; los demás autos se apartaban de su camino, por puro instinto sabían que no debían entrometerse. El segundo hombre se inclinó, y de debajo del asiento sacó un arma; abrió la ventana de su lado y comenzó a disparar hacia atrás, aunque sus tiros no parecían muy certeros… ninguna de las balas alcanzó al peliblanco, tan sólo destrozaron el vidrio del parabrisas al punto de casi caerse.
Los dos sujetos se miraron por el retrovisor, hablándose sin mediar palabra… planeando su siguiente movimiento. El auto dio una vuelta brusca y cambió de dirección hacia su izquierda… Smoker derrapó, pero logró mantener su vehículo bajo control y seguir detrás de ellos. Conforme avanzaban, el camino se hizo más estrecho, quedando tan sólo dos caminos limitados por cercas metálicas de contención. Sin embargo, aunque su espacio estaba limitado, ninguno de los conductores parecía querer ceder; uno estaba empeñado en no dejarse atrapar, el otro a atraparlo a toda costa… parecían acercarse a una montaña, puesto que los árboles comenzaron a aparecer a un lado del camino junto con altos peñascos, dificultando la visión en las curvas.
En los letreros del camino advertían varias veces que era una zona de riesgo, mas ninguno los volteaba a ver al menos, era como si no estuviesen ahí. Smoker se desvió por la parte interior de una curva, ganando el suficiente espacio como para emparejarse con el otro auto. El conductor de la familia Donquixote giró el volante bruscamente, golpeando al otro vehículo con fuerza, y finalmente, haciendo el parabrisas caer de su sitio… los trozos de vidrio cayeron sobre el peliblanco, impidiéndole la vista por unos segundos… segundos que aprovechó el enemigo para golpearlo una vez más.
Smoker perdió el control, golpeándose contra la viga de contención… su mente no podía procesar con la misma rapidez con la que ocurrían las cosas; estaba herido y bañado en su propia sangre, por lo que apenas y podía ver. Y de pronto, la poca vista que tenía fue obstaculizada por una intensa luz… un camión de carga venía de frente hacia él, el cual no vio en parte por sus heridas y en parte por la curva… el auto de Doflamingo volvió a empujarle, impidiéndole esquivar el camión… lo último que sus ojos alcanzaron a distinguir fue el rostro horrorizado de su amado Ace antes de que la luz le dejase completamente ciego…
El estruendo de los autos chocando hizo cimbrar el suelo; la parte trasera del camión dio vuelta en “U”, alcanzando apenas a rozar el otro auto. El conductor de la familia Donquixote sonó la bocina en señal de victoria y siguió su camino como si nada hubiese pasado; dejando atrás el montón de vidrios rotos y metales retorcidos en medio de la carretera…
- ¡¡¡SMOKER!!!
Continued…