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FUYU NO KAZE por desire nemesis

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16—¡Revelaos!

 

El ninja no le siguió porque sabía que necesitaba tiempo para tranquilizarse. Le había presionado demasiado, supuso. Pero es que era demasiado importante lo que el otro se guardaba y además dejaba tácito algo. Él no era digno de tanta confianza a los ojos del castaño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yukito aprovechó la pelea para desaparecer por la parte de atrás mientras sentía que Yue se asomaba a la superficie. Hoy había luna llena por lo que el cazador estaba ansioso de respirar el invernal aire y ver su hermosa cara.

 

Kinomoto al darse cuenta de que el otro no estaba salió en pos de él. Jouno le tomó del brazo al pasar--¡No le presionéis demasiado! Él está a punto de quebrarse—le dijo. El pelinegro le miró seriamente y asintió antes de irse.

 

Le encontró al pie de los cerezos y le pidió--¡Esperad! ¡Necesito…!—entonces el otro le miró sorprendido y asustado--¿Qué sucede?—trató de nuevo de tocarle pero el otro volvió a evitar el contacto.

 

¡Eso que hemos hecho! Ese acto… grotesco—la palabra se le atascó en el paladar al sacerdote. Le costaba tanto lo que iba a hacer pero era necesario. Pensó en la situación de la posada para darle veracidad a sus palabras porque ante ese terrible acto todas ellas sonaban ciertas.

 

El corazón de Touya se detuvo y su mano permaneció en el aire extendida donde una vez estuviera el brazo del otro que él intentara tocar. El peligris miraba el suelo a un lado y su cara demostraba más desazón que asco.

 

Por un segundo le creyó pero algo en su interior le indicó que sus palabras no eran ciertas. Tal vez fue su corazón comenzando a latir de nuevo.

 

¡No mintáis!—son las palabras que susurró el pelinegro pero resonaron en los oídos del otro como un grito. Yukito lo miró con ojos sorprendidos, su corazón deseando decirle la verdad al ver el sufrimiento y la fe en los ojos negros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yue le miró tan frío como siempre. Apareció de pronto. Sin aviso.

 

¡Decidme! ¿Qué es lo que esconde que lo turba de tal manera?—exigió el samurai.

 

Yue sonrió socarronamente—Hay algo que os esconde pero es su deber, no el mío deciros lo que sucedió en esa posada—

 

Entonces tengo razón. ¡Algo pasó allí!—dijo inquieto Touya.

 

Será mejor que lo averigües por ti mismo. Si es que lo deseáis. La posada no está tan lejos—dijo el pelilargo.

 

Touya lo pensó un momento. El otro podía estarlo tentando por algún oscuro motivo pero también era cierto que el monje se hallaba rodeado de sus amigos y esa casa que parecía de lo más segura. Tardaría un día y medio en volver si se apresuraba ya que de venida habían ido despacio. Y…

 

…tenía que saberlo.

 

Tenía que saber que le había ocurrido a su amado monje que lo había trastocado de tal manera.

 

Después de ese momento el samurai decidió partir.

 

Desesperado el monje gritaba en el interior de Yue--¿Por qué? ¿Por qué lo habéis conducido allí? Si yo os dije que quería despedirme de él. ¡Tengo un día más!—luego de unos segundos comprendió el sucio truco—Es para que yo no se lo dijera ¿Verdad? Teméis que él me haga cambiar de opinión. ¡Conociéndole sabéis que lo intentará!—nadie respondió pero sabía que estaba en lo cierto—Yo no pensaba contarle nada. Iba a inventar una excusa lógica—

 

¡No os hubiese creído! Un hombre como él no es fácil de engañar y vos sois francamente un mal mentiroso aunque admito que lo hicisteis bastante bien al inicio—dijo el perverso peliplateado.

 

Además temía algo. En el momento en que se librara del monje se debilitaría un poco y esos idiotas aún conservaban esas flechas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto estaba junto al pozo del jardín apartado, encerrado por un cerco de madera, junto al pozo estaban unas flores rojas que salían de tallos aparentemente cercos lo que las hacía parecer artificiales, luego había un terreno arenoso y ondulado con  tres piedras grandes colocadas equisdistantemente.

 

Los ojos azules las miraban como se mira un lugar que otrora fue testigo de algo.

 

¿Repasando mejores épocas?—dijo de pronto Jounichi desde encima del cerco.

 

¡Dejadme solo! ¡No quiero veros!—dijo el enojado samurai.

 

¡Entonces cerrad los ojos!—contestó Katsuya saltando.

 

¿Pensáis que es momento para bromas?—preguntó Seto después de inspirar hondo para aquietar sus sentidos. Había logrado calmarse pero como siempre el otro lograba inquietarle. Se enfocó en el sonido del bambú que golpeaba la roca en el estanque de la esquina para traer de vuelta su zen.

 

Cualquiera lo es si estáis vivo—le respondió el otro entrando en su visual.

 

Molesto Kaiba se volteó intentando irse cuando una pregunta inconcebida partió de los labios del otro y lo hizo detenerse.

 

¿Cómo se escribe? ¿El niño, el sol y el invierno?—preguntó Jounichi—Suena bastante poético. ¡Os queda!—

 

El castaño gritó muy fuerte mientras se volvía y corriendo hacia él desenvainaba su espada. Jouno lo esperaba y lo evadió con la rapidez que le caracterizaba. Curado como estaba de sus heridas le era sencillo hacerlo.

 

¡Por más que queráis no lograréis apartaros! ¡Está en vos mismo! No podréis dejarlo atrás—agregó mientras el otro blandía agresivamente su katana con un fuego azul en sus ojos zafíricos—Un samurai debiera saber que esta no es la forma. Si en verdad deseáis matarme no debéis ceder a tus instintos, debéis actuar midiendo a vuestro adversario—le dijo antes de en un simple movimiento pasar su guardia y colocar un kunai en su garganta.

 

Miel y azul se observaron muy de cerca bajo los rayos lunares.

 

Es lo que siempre hacéis vos. ¿No es cierto?—preguntó con cierta rabia y desprecio contenidos el castaño, pensó el rubio pero en verdad lo que sentía el otro era rabia porque sentía que no podía alcanzarlo ni como guerrero ni como hombre. Tenía miedo de jamás lograr hacerlo suyo completamente aunque comprendía lo ilógico que eso era en los momentos que estaba viviendo Japón.

 

Es lo correcto si deseáis seguir con vida—dijo Jouno serio.

 

Es la forma en que actúan los seres egoístas y fríos—retrucó Seto.

 

El otro dio dos pasos atrás abandonando la pelea. Bajando su kunai pero no la vista--Si creéis que esas palabras molestarían a un ninja, niño rico, sois más inmaduro de lo que pensáis—

 

Kaiba comprendió su error quizás un poco tarde. Si, el se comportaba como un “niño rico” en todo caso pero vio que las palabras que habían dicho habían logrado quebrar algo en la mirada del otro. Había cierta repentina frialdad y había puesto distancia entre ambos.

 

La intención de Katsuya era clara cuando volteó, y Kaiba temió que no solo se fuera del jardín, sino de su casa--¡Deteneos!—le gritó.

 

¿Para qué queréis que lo haga? Es muy claro que mi presencia te molesta—le respondió Jounichi mirando hacia atrás—Será mejor que cada uno siga su propio camino desde ahora. Fue grato conoceros pero ya es tiempo…--se detuvo cuando el otro corrió hacia él y le dejó jalarle el brazo para saber que pretendía aunque sus ojos eran claros.

 

¡No dejaré que os vayais!—dijo el castaño con voz ronca mientras con su otra mano acariciaba el pelo a un lado de la cabeza del otro y le miraba fijamente a los ojos.

 

¡No os confundáis! ¡Vos no tenéis ningún poder sobre mí!—le dijo el otro como una estatua de piedra.

 

Eso le cabreaba. Sentir que no podía tenerlo completamente por más que lo deseara. Sin prólogos lo besó y el otro muy en contra de su instinto primario se lo permitió. El beso se alargó hasta que las partes empezaron a ceder en su empeño de dominar y revelarse y empezaron a comunicarse en la más elemental de las maneras.

 

Seto colocó la espalda del otro contra el cerco mientras los brazos del ojos mieles pasaban por sobre sus hombros. Las manos del castaño exploraron su espalda mientras sus bajovientres se erizaban ante la cercanía mutua. Era evidente lo que iba a pasar pues sus sentidos ahora comandaban y ellos, fieles sirvientes, les seguían.

 

Se amaron rápido, con ansias, con la misma voracidad con que habían estado peleando. Sus mentes veían en el otro al opuesto. Y sus cuerpos al que los completaba.

 

 

Notas finales:

 

Zen: Es como la paz interior o equilibrio interno para varias religiones como la budista y la shinto.

 

Jouno pregunta que kanjis, ideogramas japoneses, se usan para formar el nombre Fuyuhiko ya que puede haber varias combinaciones. (Yo solo sé esa)

 

espero os guste

q^^p

mata ne


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