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FUYU NO KAZE por desire nemesis

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17-Despedida

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto sintió como el otro se alejaba de sus brazos ya laxos mientras permanecían medio recostados en la pared y sentados en el suelo. Katsuya sobre él, este se paró y acomodó su ropa mientras el otro lo observaba y después seguía su ejemplo.

 

Jouno dio unos pasos antes de hablar de nuevo--¡Bueno! Es hora de irme—

 

¿De que estáis hablando?—preguntó el castaño sorprendido.

 

¿Creísteis que había cambiado de opinión? ¡Llamadlo una despedida!—le dijo el rubio con sus ojos opacos.

 

¡Escuchad, esto no…!—dijo Kaiba.

 

¡Hai! Esto no tiene ningún futuro. Como dije hace rato es mejor separar nuestros caminos. ¡Despedidme de Yukito san y Kinomoto san por favor!—dijo el ojos mieles saltando y quedando sobre la cerca--¡Adiós Seto Kaiba! Algún día volveremos a vernos—agregó antes de desaparecer en la oscura noche.

 

El ojos azules no intentó darle alcance. ¿Para qué? Era imposible alcanzar a ese hijo de su madre, tan astuto y tan eficaz.

 

Volvió a la casa y ahí halló solo al sacerdote--¿Dónde está Kinomoto senpai?—preguntó pues debía darle las noticias.

 

¡No está!—respondió el otro simplemente y entonces Seto vio que pasaba algo extraño.

 

¿Qué queréis decir? ¿A dónde ha ido?—preguntó el castaño.

 

¡Ha vuelto a la posada!—dijo el peligris.

 

¿A la posada? ¿Por qué?—preguntó aturdido Kaiba. Eso no tenía lógica alguna.

 

¡Eso ya no importa!—dijo con desánimo el de ojos grises.

 

¿Cómo que no importa? ¿No entendéis? Katsuya san también se ha ido. Debemos irnos de aquí y encontrar un lugar más apropiado y decidirlo todos. ¡Ahora decidme porque Kinomoto san se ha ido!—le dijo el ojos azules.

 

¿Katsuya san?—preguntó sorprendido el monje.

 

¡Si! Ahora decidme que pasa—le exigió el otro.

 

Fue a buscar algo. Espero que no se entere—casi susurro Yukito tomando desapercibido al otro que le miró perplejo.

 

¿Qué no se entere?—preguntó Seto mientras le sacudía--¡Decidme ya de que se trata todo este acertijo!—añadió.

 

¡Matadme si queréis, no me importa! ¡El no llegará a tiempo!—dijo con intención de irse el ojos grises pero el otro lo detuvo, sus ojos estaban como ausentes y la desesperanza en su voz indicaba que algo muy malo estaba pasando pero el castaño supo que en ese estado no hablaría entonces se le ocurrió.

 

Si vos no queréis hablar sé quien lo hará—dijo sacando su katana y poniéndola sobre el cuello del otro, ya clareaba la mañana por lo que Yukito era más fuerte pero en casos de vida o muerte como ese el espíritu siempre lograba imponerse desde que el sello se rompiera. Sus ojos fríos apuntaron a los de Kaiba desde el otro lado del filo--¡Hablad!—solo dijo este.

 

¿Y creéis que vos lograréis intimidarme con esta…--dijo tocando el arma diseñada para matar mortales con su habitual desdén y entonces el ojos azules de dentro de su manga dejó deslizar una de las finas flechas de Yue y la colocó de tal manera que su punta tocaba la garganta del otro mientras su Katana aún se cruzaba sobre su cuello.

 

Solo un poco de presión es lo único que necesito para librarnos de vos y estoy seguro de que el sacerdote me perdonaría. Al fin que como decís vos él ya está muerto—le amenazó el samurai.

 

El pelilargo examinó la situación y pensó que no era necesario peligrar así por algo del monje. Después de todo, todo estaba en su lugar para él--¡Algo muy malo le pasó al sacerdote en la posada! Yo se lo dije a Kinomoto san y este fue a averiguar qué y quién. ¡Como ves no tenéis que preocuparos tanto por la vida de vuestro amigo!—dijo con naturalidad.

 

Seto no bajó el impulso un segundo--¿Por qué lo habéis hecho! No creo en vuestras buenas intenciones—dijo.

 

Yo nunca he aseverado tenerlas. ¿No es cierto? Vuestro amigo es quien me presionó al ver tan mal al monje como vos lo estáis haciendo ahora. Yo solo le señalé el camino a seguir. Él se encarga de su propio destino. Supuso que vos y el ninja os encargaríais de proteger a su amado Yukito pero ustedes como perro y gato que son no duraron demasiado. De hecho me sorprende que durarais tanto siendo tan opuestos—dijo con una pequeña risita al final el pelo plateado que instigó los instintos asesinos de Kaiba—Vuestro senpai se sentiría muy triste si al volver descubre que habéis matado al sacerdote—le mencionó.

 

Sin dudar un segundo el otro respondió—Le diría que fue en defensa propia—

 

Tenéis un gran futuro en la política—aseveró el espíritu con ojos astutos.

 

¡Desapareced si no deseáis que ceda a mis instintos!—le amenazó el samurai y a regañadientes el otro dejó el exterior y volvió Yukito.

 

Este se dejó caer con la espalda en la pared.

 

¿Por qué no habéis dicho nada?—preguntó con pesar Seto.

 

No era oportuno. Sabía como reaccionaría y nuestro deber es no llamar la atención. Alguien dará la alarma si él se pone a pelear y podrían…--al monje se le quebró la voz y Seto comprendió que el otro solo estaba pensando en el bien de todos, en especial de Kinomoto senpai.

 

¡Él estará bien!—le confió mientras se sentaba a su lado y los ojos grises le miraron mientras él le sonreía lo más tranquilizadoramente posible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Había dos paredes de papel de arroz destrozadas mientras la dueña gritaba horrorizada. El samurai que viniera antes estaba de pie en medio del salón de té de la posada con cara impasible y con una katana desenvainada que ya había roto parte de la habitación.

 

¿Qué le habéis hecho?—sus palabras fueron ásperas como una lija dando a entender que no había lugar para tonterías.

 

¿De que habláis?—preguntó horrorizada y confundida la dueña.

 

¡Algo le pasó a Yukito san aquí y vengo a saber qué!—respondió con pocos ánimos de ser amable Touya que normalmente se preciaba de ser cerebral y de no tomar la iniciativa en una pelea pero esto… esto era totalmente diferente. Recordó la mirada que el otro tenía al llegar a ese sitio cuando se ofreció a ayudar y la que tenía desde la mañana en que partieran. Le partía el corazón saber que alguien le había hecho algo tan malo al otro y que este no le hubiera dicho nada. Soportándolo solo. ¿Por qué? Para no molestarlos con sus asuntos. Eso estaba claro. Estaba molesto porque debía haber reaccionado ni bien vio esa mirada. Debió percibir lo que pasaba y más que nada porque no estuvo ahí para impedir lo que fuera, aunque tenía idea de lo que podía ser por su silencio.

 

Un mueble fue partido a la mitad y la dueña gritó.

 

¡Que hable el que sea porque la próxima vez no me contendré y no estoy seguro a quien podría herir!—gritó el furioso Kinomoto con una tranquilidad que contrastaba con su mundo interno.

 

¡Matsuo san!—gritó una mujer--¡Debió ser él!—era una empleada que conocía a ese hombre que le desagradaba desde hacía tiempo.

 

¡Callad!—ordenó la dueña a su empleada.

 

Touya no le hizo caso--¿Por qué él?—

 

La castaña le miró desde el suelo donde estaba recogida por el miedo a la katana y le contestó—Él es malo. Le gusta dañar a la gente y le gustan… los jóvenes como su amigo, tímidos y… lindos—balbuceó ella y entonces el pelinegro comprendió que tenía razón.

 

¡Os dije que os callaras!—regañó la histérica dueña a la empleada y entonces su tocado se cayó. Un momento después comprendió que la katana había partido su pelo justo por encima de su cabeza.

 

¿Vos permitisteis esto?—preguntó el de ojos negros mirándola fijo.

 

¡No! Yo no…--trató de responder ella pero la empleada adujo.

 

Si, lo hace para mantener contento a Matsuo san y que la proteja—

 

¡Tenéis suerte de que no mate mujeres como muchos otros pero despediros de vuestra posada!—dijo el samurai antes de romper una lámpara de aceite, la estera, la madera y el papel con que estaba hecho el edificio empezó a tomar fuego enseguida mientras todos corrían despavoridos del edificio y Touya buscaba a su contrincante.

 

Lo encontró en medio del patio posterior donde caminaba hacia el edificio con la ropa algo desarreglada, había estado en las dependencias posteriores donde dormían los empleados y se guardaba la alacena y la cocina.

 

Cuando Kinomoto lo halló vio que desde la puerta por la que antes saliera el otro asomaba un joven castaño un poco temeroso que se agarraba parte de su ropa de forma que quedara más o menos normal lo que le indujo a pensar en Yukito y lo imaginó. Debió verse así al salir de las garras de ese depredador.

 

¿Vos qué queréis?—preguntó Matsuo con ansias de pelear. Era un ex luchador de sumo y su fortaleza inaudita le daba mucha confianza. Sostenía un bok pero le fue inútil porque la velocidad del pelinegro rivalizaba contra la de cierto rubio. En un segundo pasó por su lado y girando seccionó sus piernas por la altura de los muslos.

 

El otro cayó sin poder creer en lo que estaba pasando y antes de terminar de caer con los brazos en aspavientos pudo observar como estos se separaban de él de igual manera que lo hicieran  sus extremidades inferiores.

 

En el suelo mientras se desangraba miró al samurai parado a su lado con una mirada llena de odio—No voy a mataros—dijo el otro—La muerte sería un reposo digno que no merecéis. Lo único que obtendréis de mí es una vida penosa y llena de desesperación que es lo que os merecéis—dijo antes de elevar su katana otra vez y para horror descargarla horizontalmente contra el único miembro que conservaba intacto.

 

 

 

 

 

 

 

Era el atardecer cuando Touya llegó cansado y pudo ver a los ojos del joven sacerdote en la sala de la mansión dejada por los Tokugawa.

 

¡Kinomoto san!—dijo Yukito mientras este se adelantaba a él y antes de que su última palabra enmudeciera sus labios y sus brazos le rodeaban.

 

Seto que también estaba en la habitación se retiró al ver lo sucedido.

 

Cuando el beso se acabó Touya hizo la pregunta de la cual sabía la respuesta--¿Por qué?—

 

¿Qué caso tenía? No podíais resolverlo y la venganza es algo que solo envilece. No quería que pasara por vuestras manos algo tan malévolo pero supongo que ya no puedo convenceros—dijo el otro mientras se alejaba y al final se volvió para observar la ropa de Touya que en varias partes tenía gotas rojas que el peligris sabía que no le pertenecían—Acabar con una vida no es…--

 

¡No le maté!—dijo el ojos negros sorprendiendo al otro que aunque sabía que debía alegrarse por el otro una parte de su espíritu se sentía algo triste. Tal vez era la sensación de no ser tan importante para el otro. Sabía que era egoísta pero…

 

La vida en este mundo puede ser más cruel que mil muertes pero no le he dejado sin castigo. Su vida será miserable desde ahora y no podrá hacer a nadie más lo que os hizo. Me aseguré de ello—dijo con tono lúgubre el ojinegro para despejar cualquier duda de la mente del otro.

 

¿Qué le habéis hecho? Necesito saberlo—le indicó el otro.

 

Touya había querido evitarle los detalles pero ante el pedido sentía que el otro merecía saber—Ya no cuenta con manos ni piernas que le auxilien en sus desmanes, tampoco nada más con que lograr sus cometidos depravados—

 

El monje le miró de hito en hito para asegurarse de haber entendido bien.

 

Cuando le hallé le había hecho eso a otro muchacho—le refirió el samurai y el otro se sintió apenado. Si él se lo hubiera dicho a Touya tal vez ese chico no hubiera pasado por eso.

 

Ya no queda mucho—dijo mirando a los ojos a Kinomoto—Fui débil. Debí decíroslo pero temí que si os enzarzabas en otra pelea…--

 

Lo sé pero eso no es debilidad—intentó calmarlo el otro mientras se acercaba para tomarlo en sus brazos pero esta vez el otro no le dejó dando un paso atrás, el semblante confundido del otro le dijo que era hora de la verdad por más dolorosa que esta fuera. Al fin que era su despedida.

 

¡Hai! Pero el egoísmo si. Yo quería estar este tiempo con vos porque deseaba… deseaba…--dijo el peligris mientras sentía como las palabras le quemaban la garganta--…deseaba despedirme—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bok especie de barra de madera o hierro usada en artes marciales como arma. Suele ser de las más efectivas porque sirve tanto a corta distancia como cuerpo a cuerpo, su largo impide que el contrincante se acerque mucho.

Notas finales:

^^

el prox es el final

prox manga

muy romantico y con final feliz

puppy por supuesto

aun no decido el nombre

ja ne

y arigatou

 


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