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Delirio. por Seiken

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Notas del fanfic:

Esta historia es una continuación de Pesadilla, está dedicada a SEENAE como regalo de cumpleaños y es Slash, Yaoi, etc.

Notas del capitulo:

Esta historia es una continuación de Pesadilla, está dedicada a SEENAE como regalo de cumpleaños y es Slash, Yaoi, etc.

Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

Avisos:

Esta historia es una continuación de Pesadilla, está dedicada a SEENAE como regalo de cumpleaños y es Slash, Yaoi, etc.

Resumen: Vasara ha logrado capturar a Zenki, el orgulloso guerrero que comenzara a comprender la magnitud de su obsesión por él, sin embargo, qué más da su necedad cuando es lo único que le queda y por fin lo tiene justo donde siempre lo ha deseado. Contiene: Vasara/Zenki.

Delirio.

Vasara deposito el cuerpo de Zenki en el suelo sin mucha ceremonia, dejándolo caer, escuchando como se quejaba entre sueños, era un insulto verlo convertido en un demonio de aquel tamaño por culpa de un sello impuesto por un moje cuya línea familiar no existía más.

Había oscurecido de nuevo cuando logro encontrar un lugar seguro, alejado de los humanos y de los intrusos, Vasara no estaba seguro de quienes aun seguían con vida, pero Goki era uno de ellos, esa despreciable criatura que decía ser un señor demonio.

Quien podría tratar de seguirlos en el momento en que visitara el templo, seguramente esa misma noche, después de todo no era cosa de todos los días que un sitio como ese fuera derruido en unas cuantas horas.

Vasara observo fijamente el cuerpo del demonio de cabello rojo, debía buscar algo de comer, miasma para él, para su sirviente algunas semillas, no quería que perdiera toda su energía cuando aun tenía muchas cosas que enseñarle.

Zenki era una criatura escurridiza y con ese tamaño tan despreciable podría perderse de su vista con mucha facilidad, algo que Vasara no permitiría, por lo que sin mucho cuidado coloco una pequeña cuerda roja en el cuello del demonio inconsciente.

Había convencido a un monje del último templo que visito para que le construyera una forma de inmovilizar a Zenki, la cual era una pequeña cuerda roja, casi del tamaño de un listón, que no se soltaría hasta que el mismo se la quitara.

Vasara aun debía amarrar esa cuerda a un lugar seguro, no podía arrastrar a Zenki todo el camino, por lo que amarrándolo a una de las rocas, una que bien podría pesar una tonelada, partió esperando poder ver la expresión de su sirviente al ver su obsequio.

Zenki despertó varias horas después, casi estaba amaneciendo y no recordaba muy bien que había pasado, los sueños se mezclaban con su realidad, de tal forma que por un momento creyó que el golpe de Vasara sólo era una pesadilla más.

Eso fue hasta sentir la cuerda que colgaba de su cuello, un listón de color rojo con algunos sellos de papel tejidos en él, del cual tiro completamente furioso, apretando los dientes, notando que la cuerda no cedía a pesar de ser tan delicada y como esta parecía estar amarrada a una roca de gran tamaño.

De la cual siguió tirando sujetándola con ambas manos, tratando de utilizar su peso, que no era mucho, encajando sus talones en el suelo, notando que la cuerda no se movía ni un ápice.

Quien fuera que creo esa cuerda era un ser poderoso, aunque no lo suficiente, porque de serlo podría controlar sus sellos sin necesidad de un objeto para canalizar su energía, lo que le hizo recordar a Chiaki, su brazalete manchado de sangre seca.

No estaba por ningún lado, tampoco el demonio de armadura negra, por lo que trato de liberarse con aun más fuerza, tratando de romper el sello a voluntad, sin lograrlo realmente, sólo lastimando su cuello y sus débiles manos.

De pronto resbalo cayendo al suelo, recordando cada uno de los acontecimientos del último día en que estuvo despierto, sus pesadillas, la perversión de Vasara, sintiendo que su enojo se modificaba por miedo.

Uno que nunca había sentido, recordando lleno de pesar las palabras de Vasara, el brazalete ensangrentado, ese demonio mato a su ama, ya no existían más descendientes de Ozuno, por lo que estaba condenado a pasar el resto de su eternidad con esa ridícula apariencia, indefenso de cualquier humano o demonio que quisiera destruirlo.

Zenki entonces trato de tirar de la cuerda utilizando la misma roca como soporte, pero era inútil, Vasara había encontrado una forma de mantenerlo amarrado, como si se tratase de un perro o una mascota.

Su sangre comenzó a hervir, recordando la forma en que lo había tocado, como lo humillo tratándolo como si no fuera un guerrero, haciéndolo sentir indefenso, suplicándole por piedad, por que se detuviera.

El demonio de cabello rojo llevo sus manos a su cabeza, con la cuerda roja colgando de su cuello, mordiéndose el labio, gritando a causa de su enojo, destruyendo el sello en un abrir y cerrar de ojos, sintiendo que algo de su fuerza regresaba a su cuerpo.

Tirando con fuerza renovada de la cuerda, moviendo la roca que se estrello contra una serie de arboles, destruyéndolos a causa de su peso, sin embargo, la cuerda aun seguía amarrada a su cuello, como si fuera irrompible, causándole daño con sus hilos benditos por algún monje lo suficiente estúpido para brindarle ayuda a Vasara.

Zenki levantándose volvió a tirar de la cuerda, llevando sus manos a su cuello, plantándose en el suelo al mismo tiempo que tiraba, sin resultado alguno, después utilizando una de sus piernas para tener más apoyo.

Sintiendo como la roca se desmoronaba pero la cuerda colgando de su cuello seguía intacta, parecía una correa, uno de los artículos que los humanos usaban en sus mascotas, pero al menos, ya estaba libre de la roca, ya podía moverse.

— Esa cuerda es indestructible para un demonio.

Le informaron a sus espaldas, una voz que sonaba divertida, demasiado entretenida para su gusto, Zenki volteo aun con esa cuerda colgando de su cuello, la que le llegaba casi a los tobillos.

— ¡Quítame esta maldita basura del cuello!

Le ordeno jalando de la cuerda, casi como si estuviera mostrándosela por primera vez, recibiendo una negativa de Vasara, quien dejando caer varias semillas al suelo, se preparo para inmovilizarlo, si acaso decidía atacarlo.

— No, me gusta cómo se ve.

Zenki trato de quitársela con su fuerza, pero era inútil, así que enredándola en su mano derecha trato de atacar a Vasara, como siempre su enojo podía más que su sentido común y su inteligencia.

— ¡En ese caso póntela tu!

Respondió propinándole un cabezazo, tratando de rodear su cuello con la cuerda de color rojo y ahorcarlo con ella, sin embargo, Vasara logro esquivar el siguiente golpe del demonio de cabellera roja, retrocediendo varios pasos para después utilizar la propia cuerda contra Zenki, tirando de ella, derribándolo al suelo.

— Ya te lo dije, me gusta cómo se te ve puesta a ti.

Zenki respondió jalando de la cuerda, tratando de alejarse de Vasara o mantenerse en el mismo sitio, quien siguió usando la cuerda en contra suya, enredándola en una de sus manos, obligándolo a acercarse a él, sonriendo cuando por fin quedo a unos cuantos centímetros de su cuerpo.

Vasara entonces enredando la cuerda en su otra mano, acerco su rostro al suyo para besarlo, introduciendo su lengua en su boca, recibiendo un quejido del demonio de cabellera rojiza cuando utilizo su sorpresa para derribarlo al suelo.

Zenki logro alejarse un poco, pateando su costado, jalando de la cuerda, liberando un poco de ella, pero no lo suficiente para poder moverse con facilidad, su enojo mantenía su cuerpo con la forma que Vasara apreciaba.

Alto, fuerte y peligroso, cuyos colmillos afilados brillaban bajo la luz de los primeros rayos de sol, haciendo que Vasara recordara un tiempo lejano, cuando posó sus ojos por primera vez en esta magnífica criatura que se retorcía como un animal salvaje tratando de liberarse de su nuevo amo.

— ¡Te hare pagar por esto!

La respuesta de Vasara fue un fuerte tirón de la cuerda, jalándolo en su dirección, logrando que chocara contra su cuerpo perdiendo el aire y el equilibrio, momento que el demonio de armadura negra utilizo para amarrar sus muñecas detrás de su espalda con la misma cuerda que colgaba en su cuello.

— Mucho mejor.

Pronuncio aspirando su cabello, ese color era una mezcla de las sombras y el fuego, demasiado hermoso para evitar tocarlo con las puntas de sus dedos, maravillándose con su suavidad.

— Probablemente lo hagas, pero hoy no Zenki.

Aunque Zenki era un Señor Demonio su belleza era extraordinaria y a pesar de ser casi tan fuerte como él, a comparación suya era delgado, un poco más bajo, así como de facciones finas, tal vez al momento de ser capturado era demasiado joven o simplemente era una representación de las sombras así como del fuego del que estaba creado.

— No lo ves, tú no tienes otro lugar a donde ir.

El silencio de aquel bosque fue la única respuesta que recibió, Zenki parecía no comprender aquella verdad o tal vez si lo hacía, por eso no pudo decir nada, los humanos que hasta ese momento considero sus amigos ya no existían, la descendencia de Ozuno tampoco, su amo murió, el último de ellos también, dejando solo un sello del que no podría ser liberado jamás, dejando un cuerpo delicado e indefenso, un ser que no podría protegerse a sí mismo y por primera vez en toda su existencia, el demonio de fuego comprendió la terrible realidad.

— ¡Prefiero estar muerto a servirte!

Respondió Zenki, inmóvil, furioso, desesperado, pero suyo y eso era lo único que le importaba al gigantesco demonio de armadura negra, el que estaba formado de luz, que lentamente llevo su mano en dirección de su cintura, tratando de pegarse a su cuerpo, sentir más de este furioso ser, cuya mirada lo hubiera asesinado si acaso el odio fuera un arma.

— Pero yo te prefiero sirviéndome Zenki, tarde o temprano… tú también lo harás.

Zenki respondió alejando su rostro cuando Vasara se acercó a él para besarlo e inmediatamente impacto su cabeza contra su captor, tratando de usar su tocado así como toda su fuerza para provocarle todo el daño que pudiera.

Vasara retrocedió un paso sintiendo que sus labios eran cortados por sus propios dientes, que sangre brotaba de su nariz, y que Zenki utilizaba esa oportunidad para propinarle varias patadas en el costado, usando la propia cuerda como punto de apoyo.

Consiguiendo que lo soltara al caer al suelo, Zenki se levanto de un salto apretando los dientes, entrecerrando los ojos, mirándolo con un deseo asesino que hubiera hecho retroceder a cualquiera presa de pánico.

La cuerda seguía en su cuello, pero esta vez la ato de tal forma que no le estorbaría en un combate, pero por alguna razón, permanecía quieto, leyendo sus movimientos con detenimiento, una actitud que no le quedaba al guerrero de cabellera rojiza.

Vasara dio un paso en su dirección esperando que Zenki perdiera esa relativa calma, pero permaneció quieto, midiendo sus movimientos, esperando por que realizara el que esperaba lo contuviera en ese bosque.

Pasaron algunos minutos mirándose fijamente, los rayos de sol ya iluminaban el cielo y la cabellera de fuego brillaba junto a su armadura, dándole un aire casi divino para ser un demonio, Vasara cansándose de aquella quietud y silencio, de aquel suspenso que le hacía dudar cuales eran los pensamientos de Zenki, decidió realizar el primer movimiento.

Vasara salto en su dirección, dándole un codazo a Zenki, quien sostuvo su brazo con esfuerzo e inmediatamente después le propino un rodillazo en el estomago, así como una serie de golpes en el cuello con su puño cerrado, del que crecía un cuerno de color rojo, haciéndole varios agujeros de los cuales comenzó a brotar sangre.

Zenki al ver que Vasara caía de rodillas, entrelazo sus dedos para unir sus manos en forma de mazo, atacando nuevamente el cuello del demonio de armadura negra, escuchando con una sonrisa como se quejaba su enemigo.

Vasara tuvo que sostenerse del suelo al mismo tiempo que llevaba una de sus manos a su cuello, empezando a cerrar las heridas provocadas por el demonio de cabellera rojiza, Zenki no se detuvo y volvió a golpearlo, esperando derribarlo.

Zenki al ver que las heridas de Vasara comenzaban a cerrarse pateo su rostro con el dorso de su pie varias veces e inmediatamente convoco el hacha de deba y el cuerno de diamante, los cuales dieron de lleno en su enemigo, quien yacía inmóvil en el suelo.

Vasara parecía derrotado al fin, pero Zenki sabía que no sería tan fácil, no había recibido la mitad del daño que la última vez que se enfrentaron, dentro de poco volvería a levantarse, de eso estaba seguro.

Así que dando varios pasos en dirección del demonio de armadura negra lo sostuvo del cabello, creía que la única forma de derrotarle era regresarle el favor, le arrancaría los cuernos y esperaba que fuera tan doloroso como lo fue para él.

Vasara seguía inmóvil, sus ojos estaban cerrados, su respiración era controlada y su cuerpo estaba lleno de sangre, al fin era su sangre, pensó Zenki, rodeando los cuernos de su enemigo con una de sus manos.

Una sonrisa se dibujo en su rostro, sus ojos fijos en el cuerno plateado de su enemigo, era el momento de vengarse y comenzó a tirar de él con fuerza, pisando el torso de Vasara para darse apoyo, sintiendo, más bien esperando que dentro de poco cedieran bajo la presión.

Esa humillación valdría por todas las que esta miserable criatura le había hecho pasar, se suponía que era uno de los demonios guardianes del gran Ozuno, pero nunca le obedecía, era infalible y cruel, demasiado peligroso para que su amo lo dejara libre, pero los humanos querían destruirlo a él, no a Vasara.

Vasara seguía recuperándose sintiendo que Zenki trataba de arrancarle uno de sus cuernos, trataba de restarle poder al darse cuenta que estaba en desventaja, un movimiento que no permitiría.

Zenki sintió que Vasara sostenía su tobillo con fuerza, encajando las uñas en su piel por encima de la tela, por un momento se quedo quieto pero inmediatamente redoblo sus esfuerzos por arrebatarle al menos uno de sus cuernos a su enemigo.

Vasara llevo su otra mano libre a la muñeca de Zenki, lanzándolo en dirección de unos cuantos arboles, escuchando el estrepitoso crujir de la madera al mismo tiempo que una nube de humo se formaba en ese bosque.

Había perdido de vista a Zenki pero sabía que nunca escaparía, nunca aceptaría una derrota, por lo que como lo supuso volvió a atacarlo, de nuevo con las navajas que crecían en sus puños, dándole varios golpes certeros, recibiendo otros tantos.

Vasara permitió entonces que una de las manos de Zenki atravesara su costado, sosteniendo entonces su muñeca con ambas manos, dejándolo inmóvil, el collar seguía en su cuello, su sorpresa era deliciosa por lo que tuvo que besarlo, aunque sentía dolor ese demonio siempre lo había enloquecido con deseo.

Zenki se alejo inmediatamente, manchando el suelo con su sangre, llevando sus dedos a su boca con asco, ese beso había sido tan repulsivo para él lo mismo que placentero para Vasara, cuyo pecho volvió a cerrarse, apenas estaban comenzando.

Vasara se levanto, no era la primera vez que Zenki notaba su estatura, al menos lo superaba por dos o tres cabezas, era mucho más fuerte físicamente, sus garras eran negras como su cabello, sus ojos plateados estaban fijos en su cuerpo y tras comprender la razón de aquella mirada, sabía que estaba plagada de lujuria

— No te acerques más…

Le advirtió Zenki, preparado para defenderse si es que deseaba repetir lo que le había hecho la ultima vez, no obstante, aunque esa idea era placentera para Vasara, el demonio de armadura negra lo único que deseaba en ese momento era alimentarlo, ya tendría tiempo suficiente para recordarle su lugar al demonio de cabellera de fuego cuando llegaran a su siguiente destino.

— ¿Tienes miedo?

Aquella pregunta fue suficiente para que Zenki cometiera un error y lo atacara sin pensarlo, recibiendo el golpe de fénix, el cual lo derribo al suelo, sintiendo casi inmediatamente como Vasara se lanzaba contra su cuerpo, sentándose sobre él, llevando sus manos a la altura de su cabeza.

De momento Zenki se petrifico al sentir a Vasara sobre su cuerpo, el que aprovecho esa oportunidad para enredar las muñecas del que consideraba su sirviente con la cuerda que había preparado para esa ocasión detrás de su espalda, disfrutando de ese maravilloso cuerpo revolcándose debajo de él, excitándolo cuando el odio que sentía poco a poco se convertía en temor.

Vasara no se alejo de Zenki esta vez, permaneciendo sentado sobre el demonio de cabello rojo, quien comenzó a respirar hondo apretando los dientes, encogiéndose cuando acaricio su mejilla con algo que podría llamarse delicadeza, para después arrebatarle otro delicioso beso, saboreando esa cueva húmeda, imaginándose de momento lo que sentiría si su sirviente aceptara darle placer con ella.

— Delicioso, pero no tenemos tiempo para jugar.

Zenki no dijo nada, su mirada era una respuesta suficiente, así como sus renovados intentos por derribarlo de su cuerpo, esperando que con esos simples movimientos pudiera soltarse, así sin más.

Vasara noto entonces que las semillas habían quedado a su alcance, por lo que las tomo todas con sus enormes manos, mirando una de ellas primero con una expresión distraída, aquellas eran suficientes para que su sirviente recuperara la energía perdida durante los dos combates, no quería que perdiera su forma original solo porque nunca aceptaría su ayuda.

— Abre grande…

Zenki arqueo una ceja sin comprender que era lo que decía Vasara, pero al ver que acercaba una de las semillas que recolecto a su boca la cerró con fuerza, esquivándolo con un movimiento brusco al principio, girando el rostro apretando los dientes, furioso por ese atrevimiento, no necesitaba de esa odiosa criatura para alimentarse de las deliciosas semillas.

Así que Zenki quería rechazarlo pensó Vasara con una mueca furiosa e inmediatamente le propino una bofetada que casi entumió su mano, recibiendo la respuesta que esperaba cuando su sirviente abrió la boca de la cual goteaba un poco de sangre y sosteniéndolo por el cabello le obligo a tragar la primera de las semillas, prácticamente asfixiándolo con ella.

Zenki trago la deliciosa semilla para después toser tratando de recuperar el aire, sintiendo que Vasara lamia la sangre de su barbilla así como su mejilla y oreja, provocando que se estremeciera.

Vasara nuevamente tomo una semilla entre sus dedos, esperando a ver su respuesta, Zenki por un momento quiso repetir su rechazo, sin embargo, debía recuperar su energía, la única forma de hacerlo era alimentarse, por lo que furioso como estaba, cerrando los ojos, abrió la boca para recibir el alimento mágico de las semillas que él mismo podía conseguir.

Aquel fue un tortuoso martirio, seguía apretando sus ojos, tratando de no mirar la satisfacción en el demonio de mayor tamaño, quien le daba semilla tras semilla acompañada de un posesivo beso que estaba dejando adoloridos sus labios, recibiendo en las últimas un ligero gemido como recompensa.

Zenki cuando finalizo esa pesadilla se recostó de medio lado, aun con Vasara sentado en su cuerpo, observando el bosque, aun era de día y el sol calentaba sus cuerpos, la cuerda aun sostenía sus brazos que comenzaban a dormírsele.

— Harás lo que yo te diga cuando te lo diga Zenki, de lo contrario los dos sabemos que tu nueva servidumbre será muy dolorosa.

Zenki trato de resistirse con cada uno de los besos esperando que solo le diera las semillas y lo dejara tranquilo pero no fue así, Vasara quería humillarlo a como fuera lugar, someterlo a sus sucios deseos.

Sintiendo que Vasara se alejaba de su cuerpo al principio no se movió, tratando de ordenar sus pensamientos, sus instintos le decían que debía vengarse, atacar hasta que ya no quedara más energía en su cuerpo, pero su sentido común, uno que nunca escuchaba le decía que lo único que lograría sería que lo alimentara otra vez.

Al ver que Zenki aun permanecía en el suelo, sin moverse, sin hacer nada sonrió creyendo que había logrado enseñarle una lección, no podía derrotarlo y no dejaría que perdiera su energía.

Por lo que al resistirse solamente incrementaba su placer, Zenki debía notar que no era ajeno a su cercanía ni a su comportamiento, tal vez por eso trato de parecer dócil, para que no lo tocara como tanto le había gustado, preguntándose si acaso ese demonio de fuego comprendía la intensidad de sus deseos o como de costumbre trataba de ignorar aquello en lo que no le apetecía pensar.

— Levántate.

Le ordeno, Zenki no hizo caso al principio, volteándose un poco más tratando de ignorarlo, sus brazos estaban detrás de su espalda, sus ojos cerrados y su frente recargada en el suelo, temblaba por culpa de la furia que sentía, de lo humillante de su situación, preguntándose porque nunca entendió la verdadera naturaleza de Vasara hasta ese momento.

Escuchándolo moverse a sus espaldas, desamarrando sus muñecas para poder tirar de su correa, Zenki se recargo en el suelo sintiendo como trataban de obligarlo a moverse, sosteniendo entonces la cuerda, posando su mirada en la de Vasara, quien solamente sonreía complacido, amarrando esa cosa a su muñeca.

— No tenemos tiempo que perder, pero si estas tan ansioso podemos repetir las actividades de la última ocasión, al final solo tendría que conseguirte más semillas que se, disfrutas tanto como la lujuria.

Zenki se levanto con lentitud, sintiéndose humillado como nunca, siguiendo a Vasara, quien comenzó a moverse tan rápido como siempre, momento en el cual hubiera podido alejarse si es que no existiera esa cuerda roja, que lo ataba a su enemigo.

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Al mismo tiempo Goki observaba el templo con horror y furia contenida, sin comprender como había podido pasar eso con Zenki encargado del cuidado de Chiaki, así como de su familia.

No había señales de ningún demonio, humano o ente que pudiera haber realizado semejante destrucción, lo único que sabía era que ya no sentía la energía vital de su señora, que el piso estaba bañado con la sangre del demonio de fuego, y que no había rastro de los humanos que habitaban ese lugar.

Zenki fue destruido, lo que ese dragón milenario no pudo realizar lo hizo otra fuerza, dejándolo solo con su rabia, preguntándose que había ocurrido, como fue posible que atacaran sin que nadie se diera cuenta hasta ese momento.

Jurando venganza una vez que diera con los responsables, sintiendo que sólo un demonio pudo realizar un acto como ese contra su señora, ese era Vasara, el que les ayudo en el pasado, pero que seguía libre de cualquier atadura o lealtad.

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Llegaron al sitio que buscaba Vasara a eso de la media noche, Zenki al notar que era un templo al principio se petrifico, preguntándose que estaban haciendo en ese lugar, porque este demonio buscaría otro sitio parecido al que destruyo en el pasado, con qué sentido.

— Espérame aquí Zenki o ayúdame con estos humanos, como tú quieras.

Zenki al comprender que mataría a los monjes trato de evitarlo, empujando a Vasara contra uno de los pilares, quien sonrió al sentir ese movimiento, desamarrando la cuerda de su muñeca.

— Para los humanos no eres más que una mascota, Zenki, no sé porque los proteges tanto.

Zenki al escuchar que los monjes guerreros de ese monasterio se habían dado cuenta de su presencia, trato de mantener a Vasara inmovilizado, quien simplemente azoto su cabeza contra el suelo con suficiente fuerza para aturdirlo momentáneamente sin que perdiera el sentido, amarrándolo poco después contra un pilar, cuyos sellos parecían ser lo suficiente poderosos para mantenerlo en ese sitio los minutos que se tardara en destruir a los monjes de aquel templo.

— O algo que debe ser destruido.

Vasara inmediatamente ataco a los monjes que trataron de destruirlos a ambos inútilmente, Zenki comenzó a levantarse, escuchando los alaridos, notando que su captor primero los convertía en bestias para después alimentarse con ellos.

Como por reflejo trato de liberarlos, de brindarles ayuda como lo hacía cuando Chiaki estaba viva, sin embargo, esa cuerda más ese pilar con esos sellos lo sostuvieron el tiempo suficiente para que no pudiera hacer más que presenciar la furia de Vasara.

Quien al final comenzó a guardar las semillas en un pequeño costal que colgó en su cintura, relamiéndose los labios, quitándose un poco de la sangre que seguía manchando sus manos y su rostro.

Notando el desagrado de Zenki, su furia al ver que había asesinado a todos los humanos de ese templo en un abrir y cerrar de ojos, parecía que amaba a esas débiles criaturas, de pronto se moría de ganas por tenerlo, por lo que avanzando en su dirección intento inmovilizarlo para arrebatarle un beso.

Zenki respondió con furia, destrozando el pilar, hiriendo su cuello en el proceso, siendo recibido en los brazos de Vasara, quien lo llevo al interior del templo, lanzándolo al suelo.

El demonio de armadura negra buscaría lo que necesitaba una vez que le diera una lección a Zenki, quien se levanto casi inmediatamente, retrocediendo algunos pasos notando que Vasara esperaba que no se resistiera.

— Te juro que si te acercas mas…

En respuesta Vasara se lanzo en su contra, logrando sujetar la cuerda roja que colgaba de su cuello, tirando en su dirección, Zenki trato de utilizar el propio impulso de su enemigo para propinarle un puñetazo, no obstante, sintió que lo tomaban de la muñeca girando su brazo.

El grito de Zenki podría haberse escuchado en los confines de ese templo, sin embargo, el único que logro disfrutarlo fue Vasara, quien de nueva cuenta utilizaba el dolor como medio de control de su sirviente.

Vasara al ver como el brazo de Zenki se reacomodaba se lamio los labios, tratando de sostenerlo colocando sus brazos a la altura de su cabeza, sintiendo como el cuerpo del demonio de cabellera rojiza se tensaba al sentir sus manos recorrer su espalda, buscando una forma de abrir su armadura, esta vez sin destruirla por completo.

— ¿Hay alguna forma de quitarla sin que la destruya?

Esa pregunta provoco que Zenki volviera a retorcerse, estaba en un error si creía que permitiría que volviera a tocarlo así sin más, pero Vasara seguía buscando la forma de quietarle la ropa.

— ¡Púdrete!

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