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Escapando de la realidad por Onodera Jack

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Notas del capitulo:

Hola! ¿Cómo están? espero que bien, bueno vengo con lo prometido, pero antes quiero agradecer a las personas que leyeron el aviso que para mí fue de suma importancia comunicárselos.

ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULLO PRESENTA LEMON Y UN LENGUAJE UN POCO FUERTE. POR LO QUE SE LE RECOMIENDA ALEJARLO DE LA VISTA DE CUALQUIER PERSONA QUE NO LE GUSTA EL YAOI.

Que lo disfruten!

Al darse por terminada la cena Ritsu se dirigió a su habitación, hasta que alguien, mejor dicho Masamune lo acorraló contra la pared, pensando que estaban solos, pero no era así ya que Haitani Shin los vigilaba atentamente de donde estaba escondido.
-¡¿qué crees que hace?!- dijo Ritsu sorprendido
-esto- se acercó a él y lo beso con amor y nada de lujuria. Ese amor era todo el amor que Masamune le podía entregar
-¿p-por qué hace eso? ¿n-no se da cuenta que esto no corresponde?

-          Porque me gustas- respondió el mayor de manera tajante mientras miraba aquellos ojos que siempre lo debilitaban y que lo tentaban a probar el fruto prohibido.

-          ¡¿qué?!- articuló el menor perplejo  ante la confesión, por lo que sólo logró desviar la vista – es una broma ¿cierto? Jajaja… usted señor saga es todo un comediante- dijo abrazando su propio abdomen, pero en realidad lo único que deseaba era ser tragado por la tierra y no salir jamás.

Sin duda era una escena tan peculiar; por un lado se encontraba el amor que confesaba el doctor y por el otro la manera que en que el doncel reaccionó, sin embargo esto para Masamune no era un chiste y Ritsu lo sabía muy bien, pero ¿qué podía hacer? Su vida ya estaba planificada. Se casaría con Haitani, tendrían a un heredero, el cual sería el responsable de seguir las tradiciones familiares al igual que él. Durante todo el tiempo que el menor se encontraba haciendo su monologo con el mismo, el mayor lo miraba de forma fría y calculadora como lo hacía con el común de la gente.

-          Eres de lo peor- fue lo último que le dijo para luego dirigirse a su habitación.

-          Espere señor Sa-

-          Ritsu mi amor- dijo Haitani acercándose al oji verde con una forzada sonrisa observando cómo se iba el azabache.

-          ¿¡S- Shin?! ¿qué haces aquí?

-          ¿No es obvio? Vine a darle las buenas noches a mi querido prometido- expresó el mayor alzando un poco la voz para que el otro lo oyera y luego besarlo.

-          S- Shin- musitó el menor recriminándolo.

-          Buenas noches mi amor, te veo mañana.

-          Claro.

Luego de que Haitani se fuera a su habitación, Ritsu entró rápidamente a la suya para luego recostarse en su amplia cama para poder descansar de tan agotadora jornada. Pasaron una, dos, hasta tres horas, sin embargo no podía dormir, o mejor dicho no quería hacerlo por miedo a soñar con el azabache. Al igual que Ritsu, Masamune tampoco lograba conciliar el sueño; repasando una y otra vez lo sucedido, hasta que luego de dos horas consiguió caer en los brazos de Morfeo quien lo atrapó en un buen bello sueño. Se encontraba sentado en la sala de estar leyendo tranquilamente un libro, sin tribulaciones de su vida diaria. La sala de estar estaba muy iluminada para esa esa hora y muy espaciosa, logrando crear un ambiente propicio para él y su esposo, aunque no había muchos muebles todavía, faltaban algunos que llegarían en el embarque siguiente, tenían lo necesario.

-          Masamune amor- dijo Ritsu acercándose donde se encontraba el mayor, para luego con sus delicados brazos rodearlo por el cuello- está bello el día ¿no crees? ¿por qué no salimos de paseo al bosque?

-          Y… ¿por qué mejor nos damos unas horas de sólo tú y yo?- preguntó de manera insinuante mientras se acercaba a donde estaba su esposo y posar su mano en la pequeña cintura del menor, juntando aún más sus cuerpos.

-          Sí, hace mucho que no lo hacemos- susurrándole al oído, después mordisquearla sacándole más de un suspiro al menor y al no poder controlarse más lo tomó al estilo princesa para irse a la habitación. Al llegar el mayor con sumo cuidado como si de un valioso jarrón se tratara lo recostó en la mullida cama. Sus vistas se posaron en la otra persona pudiendo sentir lo que el otro sentía.

-          Te amo- susurró el mayor para luego darle un fogoso beso, en el que sus lenguas danzaban de una manera que sólo sus lenguas lograban hacer y luego de unos minutos se separaron para poder retomar oxígeno suficiente y volver a besarse mientras lentamente se desprendían de sus ropas y al poco tiempo los gemidos comenzaron a resonar en el cuarto, al igual que una inusual lluvia que caía afuera, creando el ambiente propicio.

-          M-Masamune ah- gimió el castaño sintiendo como el mayor succionaba sus excitantes tetillas que tenía- ah mmm… ah Masamune-retorciéndose  debajo del menor.

El mayor haciendo el intento de controlarse desde lo más profundo de su ser, recorría su cuerpo besando, lamiendo y dejando marcas que quedarían como evidencia de esa noche de amor y pasión. En el interior del menor no era muy diferente el panorama; su cuerpo estaba exquisitamente caliente, tanto que si no paraban se derretiría en cualquier momento, Sin embargo esto no era novedad para el oji verde, el pelinegro era el único que lograba que cayera en la lujuria.

-mmm… que interesante; el que no te haya hecho el amor sí que te afectó- dijo mientras su mano se dirigía al miembro del otro, el cual estaba bastante duro- wow no te he tocado nada y ya estás duro Ritsu.

- I-idiota yo no estoy d-duro.

-Mentiroso- acusó con una traviesa sonrisa que hacía sonrojar al menor mientras tanto comenzaba a masturbarlo como el solo lograba hacerlo. Luego de unos minutos el menor ya estaba gritando, pero esto no era suficiente para Masamune. Necesitaba estar dentro de su adoración, por lo que le dio tres dedos que el menor comenzó a succionarlos con una gran dedicación, obteniendo a Masamune  hasta el punto máximo de control.

-Ma-ah-Masamune…ah…mmm…de-déjame tocarte- pidió el más bajo separándose para colocarse arriba del otro quedando en la posición “69” y luego de esto comenzó a succionar y besar la hombría del más alto.

-R-Ritsu- gruñó mientras preparaba la entrada del menor para que no le doliera al día siguiente –s-sigue así- la situación se le escapaba de las manos y el placer lo hacía sentir como un animal, sin embargo el menor ya no lo soportaba más; necesitaba que el mayor estuviera dentro suyo como de lugar.

-Masamune ahhh mmm… por favor ahh h-hazme tuyo ahh- era tanto el placer que sentía en ese momento que no lograba hablar coherentemente.

-¿seguro?

-S-sí… por favor… te necesito

El azabache vio con suma atención como su adoración le pedía ser tomado por él de manera tan provocativa y lujuriosa. Al ver que no podía contenerse más separó las piernas del castaño para luego llevar su miembro a su entrada, penetrándolo de una sola estocada. Espero unos momentos para que el otro se acostumbrara a su intromisión mientras miraba esas grandes esmeraldas que adornaban la cara del menor y que hacían que cayera en un mar de sensaciones que sólo él menor lograba hacer.

-Te amo Masamune- declaró Ritsu enroscando sus piernas a la espalda del mayor y sus brazos al cuello de su esposo. De a poco fue acortando la distancia entre ellos para regalarle un casto beso mientras el mayor comenzó con unas lentas y largas estocadas que luego dieron a pasar a unas rápidas y certeras logrando tocar el punto que lo hacía delirar-mgh…ahh Ma ahh samune – gritó  lleno de placer- ahh ahí Masa ahh Masamune m-más fuerte ahh ah ahh.

-Así que ngh di en un buen p-punto ngh- dijo mientras le dedicaba una mirada lasciva.

-I-Idiota ahh dios m-me vengo… mmm ahh- miró fijamente al mayor que esos momentos se veía como un dios griego con su muy bien marcado abdomen y sus singulares rasgos que tanto lo hacía destacar en las tertulias. Por parte del mayor, no podía concebir que fuera el doncel más bello del mundo con sus ojos llenos de lujuria y lágrimas, pero sobre todo el bello rojo carmín que siempre al hacer el amor adornaba su delicado rostro de porcelana.

-V-Vengámonos juntos ngh – dijo mientras aumentaba aún más la intensidad de las embestidas hasta que el menor se corrió entre sus vientres y el mayor adentro de Ritsu, luego Masamune con sumo cuidado salió de Ritsu para acomodarlo en su pecho tratando de calmar su respiración.

-Te amo Ritsu – besó sus cabellos y a la vez lo abrazaba con gran intensidad, pero a la vez con mucha delicadeza- descansa.

                                                                            ***

 De un momento a otro Masamune abrió sus ojos encontrándose con la oscuridad misma rodeándolo y dándole a entender que todo lo sucedido había sido un sueño.

En otro lado de la mansión Onodera se encontraba un oji verde dirigiéndose a la cocina para poder beber un poco de leche, pero eso no era exactamente lo que quería hacer. Todo eso lo hacía por una cosa: bloquear sus pensamientos y para eso lo mejor que había (según él) era tomar un vaso de leche. Sin embargo desconocía que todo saldría diferente a lo planeado…

Escondido detrás de la pared, Masamune observaba a Ritsu con el sigilo de un gato se fue acercando de a poco a donde estaba el menor tratando de relajar su mente, sin embargo eso no era posible.

-¿Onodera?- preguntó el azabache fingiendo sorpresa, mientras se acerba.

-¿señor Saga?- girándose hacía él- ¿qué hace usted aquí?

-Eso mismo me pregunto ¿qué no debería estar durmiendo junto con su querido esposo?

-¿ha? ¿Por qué debería hacerlo? Para su información soy sólo su prometido, recuerde que todavía soy Onodera- sin duda el señor Saga no le agradaba. Ya sea por su forma de ser como por lo entrometido que puede ser con su vida privada y aunque esto le molestaba bastante, muy en el fondo le dejaba una sensación de calidez que antes nunca había sentido- además esto no es de su incumbencia, por lo que le agradecería que no se entrometa.

- claro que me entrometo y lo seguiré haciendo si se trata de la persona que me gusta- dijo acercándose hasta que sus rostros fueron separados por unos escasos centímetros- y aún más si hace que este jodido mundo de dinero, poder y lujuria lo cambie por uno de sinceridad, amor y esperanza de que toda esta mierda de jerarquía se acabe.

 -¿Por qué está tan encaprichado conmigo? ¡¿p-por qué le gusto tanto?!- murmuró sin despegar su vista del piso ya que sentía que si dejaba de hacerlo su corazón se saldría de su pecho.

-Porque eres sincero, amable y no te interesa el dinero como a la mayoría- confesó mientras colocaba sus manos en el rostro del castaño para ser luego acunado por estas- tu inocencia, timidez, pero sobre todo por esas maravillosas gemas esmeraldas dignas de un rey.

El castaño miraba incrédulo al azabache, mientras tanto el otro también lo miraba, viendo su alma y analizándola, pero a la vez calculaba bien sus próximos pasos. El menor entreabrió sus labios y cerrando sus ojos mientras el mayor caía lentamente a la tentación de probar esos apetecibles y carnosos labios, creando un casto beso que a los pocos minutos terminó dejando a un castaño convertido en un lindo tomate.

-sabes… yo siempre supe lo que sientes por mí- se fue acercando lentamente hasta quedar cerca de su oído-todo sería más fácil si lo admitieras, por eso he ideado un plan- su respiración chocaba en la piel del otro haciendo que se tensara.

-¿un plan?- preguntó al otro incrédulo.

-exactamente, en dos meses haré que tú mi pequeño Ritsu me confieses el amor que sientes por mí- dijo esbozando una sonrisa socarrona, logrando que se sonrojara.

-olvídalo, no lo haré- dijo yéndose de la cocina, pero el mayor lo detuvo –si lo harás.

-no lo haré y es lo último que diré al respecto, con permiso- necesitaba salir de esta menuda escena, huir de esa realidad que tantas veces lo atormentaba por semanas, incluso meses, en que sólo quería morir, desaparecer de esa vida llena de codicia, lujuria e hipocresía que lo hacía tanto sufrir, pero todo esto fue en vano para el joven Ritsu que fue interceptado por el brazo del mayor y después girado a la dirección opuesta, logrando ver esos ojos avellanas que siempre lo escudriñaban y lo hacían estar muy nervioso.

-Ritsu… tú no sabes lo que sabes para mí esto y aunque no nos conocemos bien, desde la primera vez que te vi supe que me necesitabas tanto como yo a ti y a la vez una extraña sensación de que ya te conocía de siempre. Por esto es tan importante para mí, pero si no lo logro me aseguraré de que no me veas más y que todo esto sólo un sueño para ti.

-… ¿dos meses?- preguntó mientras trataba de tomar un poco de distancia entre ellos dos.

-dos meses

-bien, hazlo, pero antes tengo algunas condiciones-caminó hacia la pequeña mesa parados que había allí e le indicó al otro que también lo hiciera.

- claro, lo que quieras- dijo emocionado mientras se sentaba

-primero: no me acosarás o espiarás y no se lo dirás a nadie ¿está claro?- se paró y se dirigió a la salida para al fin poder tener un merecido descanso, seguido por el mayor.

-sí, pero ¿y las demás condiciones?- preguntó a lo que el menor girando sobre sus talones y con una sonrisa triunfante- las demás las haré en la marcha- otra vez fue seguido por el otro, pero esta vez subiendo las escaleras y al llegar al último peldaño fue obstaculizado por el otro dejándolo entre la pared y el cuerpo del mismo.

-buenas noches Ritsu- musitó.

Notas finales:

Espero que le haya gustado y nos vemos la próxima semana!!

bye


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