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¿NYCTOPHOBIA? por Harcet

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Notas del capitulo:

Hola a todos.

Muchísimas gracias a TamashiChiheisen♥ Stefy22 y un lindo Anónimo♥ que se tomaron la molestia de compartir su opinión conmigo♥

Lamento si demoré demasiado en actualizar. Han habido problemas que tal vez luego aclare con calma aunque podría resultar innecesario. Pero lo importante es que aquí traigo un nuevo capítulo el cual espero sea de su agrado. Desde ya les agradezco!

Las cosas habían resultado así. Y cuántas ganas tenía de cumplir, sin más preámbulos, las más temibles y horrendas fantasías del anciano. Pero, por más que aquello se encuentre dentro de sus más profundos deseos, de aquellas fantasías oníricas que tanto anhelaba plasmar en la cruda realidad; no podía simplemente tirársele encima y deshacer por completo aquella existencia que, según él, era la razón de su desdicha, de sus desgracias, de su mala suerte, ¿o sí?

¿Qué sucedería si de una vez por todas experimentara la satisfactoria acción de tener al pequeño individuo entre sus manos? Ya se veía carcajeándose gustoso por todas las maneras de asfixia y desnucamiento que podría mostrarle. "¿De cuántas maneras se puede matar a una persona?" solía preguntarse. Y es que él ya se sentía muerto de por sí. Enfermizo.

Estiró un poco el brazo, totalmente fastidiado, resignado de no poder disfrutar como era costumbre su delicioso chocolate - porque ya no era delicioso para él - depositando dicha barra asquerosa sobre la superficie plana de lo que era su mesa de noche. ¿Cuánto poder tenía sobre él, el pequeño albino? ¿Era lo suficientemente poderoso como para arrebatarle los sentidos? No podía tolerar dicha idea, debía buscar más posibilidades, debía cavar más hondo para así, lograr encontrarle el sentido a todo.
Pero no había más profundidad. Aquella no existía. Por lo tanto, su demencia se veía acompañada de total oposición, carente de lo que deseaba con todas sus fuerzas, sea la posibilidad de que algo andaba mal en él.


Alzó el rostro hacia su lado izquierdo, sintiendo a su vez el oleaje tedioso e invisible presente hasta en la atmósfera, recorriéndole el rostro dentro de una presión que iba y venía y que le hacía sentir incómodo; pero que parecía afectarle única y exclusivamente a su persona. Sus ojos le pesaban, rojos como consecuencia de la fatiga ocular que empezaba a hacerse ahora visible; el posible sueño o cansancio que su cuerpo le manifestaba.

Con notable esfuerzo fijó la vista en el reloj de su habitación, recobrándose de pronto al notar aquellas manecillas indicando tan altas horas de la noche. Reaccionó entonces.

-¿Terminaste, Near?

Más que una pregunta cordial, aquella frase parecía haber salido de algún terrorífico punto, uno que Mello ni se molestaba ocultar en la normalidad o simplemente, intentar no sonase tan repulsivo.
Le había dirigido palabra. Simplemente las había soltado como un rayo ex profeso de intimidación o hacerle llegar que no disfrutaba para nada aquel panorama; sin embargo, pareció ser incapaz de interrumpirle en lo absoluto.

Esperó entonces entre aquel silencio que el menor siempre le ofrecía por cada frase que él mismo se molestaba en dedicarle, dejando pequeños ecos en su mente de lo que podría tratarse de una respuesta; tan simples y malditamente precisas. Pero las veces en que aquello sucedía, resultaba innegable el hecho de que el mayor lograba descifrar, en ocasiones, la jugada de sus palabras, reteniéndolas en su mente segundos antes de que lograsen salir tranquilamente por aquellos labios de porcelana. ¿Por qué? Pues, aunque la idea no le pareciese digna de su reconocimiento, debía dar por hecho que le conocía. ¿En realidad era así?

Y como era de esperarse, aquel pensamiento le había sido como un golpe, muy doloroso y punzante en la boca del estómago. Deseaba escupir.

Desde su ángulo, el pequeño cuerpo que yacía sobre el suelo no mostraba seña alguna de movimiento, ni si quiera una habitual disposición a hacerlo. ¿Le había escuchado al menos? Y qué experto era en cuanto a descarrilar al rubio se trataba. Una tarea realmente sencilla y a su vez, suicida. ¿Algo inexplicable? Completamente raro y totalmente escondido en algún lado, en donde nadie sería capaz de asimilarlo, ni él mismo. Imposible.
No lograba saciarse con sus expresiones; entonces, se podría decir que el enano también poseía la capacidad de demostrar su picardía, en varias oportunidades.

-Aún no, Mello.

Y en un fugaz movimiento, unos pies descalzos habían golpeado la fría madera del suelo. El pequeño dolor que sintió en ellos se asemejaba a punzadas frías en sus plantas, como el pisar las finas espinas de una flor venenosa, discretas al momento de aferrarse bajo sus pies ardientes. Había estado acostumbrado a tenerlos siempre fríos, la única parte de su cuerpo tan frígida debido a la manía que tenía de andar descalzo. Pero, al sentir un fuego inigualable bajo éstos, notó lo elevada que se encontraría su temperatura. Sofocante. Como un aura momentánea que abrazaba su cuerpo de vez en cuando y que solo aparecía al rebosar sus confines personales.

Pero poca importancia le dio realmente, pues no dudó en dedicarse a aplastar con fiereza todo aquello que se encontraba en su camino, provocando pequeños crujidos de madera vieja como un eco de sus pisadas.

Para Near, la idea de percibir visualmente la exasperada figura le resultó sumamente innecesaria. Pudo sentir la vibración de los pies de Mello bajo su estómago, notando una disminución instantánea en la cuarta o quinta pisada descalza. No había que ser un genio para deducir sus intenciones, ¿o sí? Una frase un tanto ridícula, puesto que él lo era realmente. Y siendo esto tan claro como el agua, una diaria intuición involuntaria, se limitó a ponerse de pie.

La poca cercanía de ambos cuerpos había desaparecido, siendo remplazada ahora por el gran alejamiento que era evidenciado por el posicionamiento de éstos en los extremos de la habitación. Cada uno por su lado.
El roce de los dedos del rubio contra el interruptor provocó su estremecimiento, ladeando la cabeza hacia su adversario antes de presionar con rudeza. Y sí que se llevó una sorpresa al encontrar el lugar ahora vacío, sin manifestaciones de que alguien realmente pudo haberse encontrado allí. ¿Cómo era posible? Ladeó un poco más, desconcertado por la rapidez en la que había resultado todo, notando por el rabillo del ojo la figura del menor situada al lado de la pequeña mesita de noche, al otro extremo de su habitación.

Cuando sus dedos hicieron por fin una rápida presión contra el interruptor, la presuntuosa oscuridad que pensó inundaría las cuatro paredes de su cuarto jamás se vio presente, de hecho, una cálida iluminación- de menor intensidad a la anterior- apareció en su remplazo, una que se había originado a partir de las pálidas manitos en el pequeño interruptor de aquel objeto que se encontraba sobre la mesa. Una lámpara. Su lámpara.

Jamás en su vida había estado tan sorprendido. Y es que todo había resultado tan rápido, sin darle la oportunidad ni el tiempo para asimilarlo. Descubrir la velocidad que aquel niño poseía era, nuevamente, desconcertante.

El contacto visual desapareció en el momento en que el albino ladeó el rostro hacia un lado, fijando su vista sobre cualquier objeto cercano que no sea aquel rostro enfurecido. Mostrándose malditamente indiferente como era lo usual. Calmado. Pero aquello no bastó para apartar la asesina mirada que el rubio intentaba incrustar en lo más profundo de su pequeño y detestable ser. Es más, solo lograba intensificar aquellas profundas heridas que, si sus ojos fuesen cuchillos, ya le hubiera concedido a un Dios de la muerte su frágil cuerpo y posible alma.

El estómago le ardía con fiereza. Cómo adoraba sacarle de quicio, ¿verdad? Pero debía calmarse. Un consejo increíblemente desgastado.

Relajó la mandíbula que desde un principio había mostrado tensa y suspiró disimuladamente, intentando liberar la ira reprimida en el momento de exhalación. Pero él sabía lo imposible que le resultaba hacerlo, después de todo, se trataba de Near.

-¿Por qué haces esto?

El menor fijó entonces la mirada nuevamente en Mello. Observándolo, contemplando su notorio esfuerzo por conservar calma. Y podía decir que ésta vez, extraña e inexplicablemente…

No le hacía gracia.

Near decidió cerrar la boca; esquivándolo como ya tantas veces, consciente de que aquello solo lograría llevarle de golpe a la desesperación.

Y comprobó dicha ideal al oír el crujir de madera contra sus pies, notando como aquella figura lejana se acercaba felinamente hacia su cuerpo inmóvil. Peligroso.

 

Era el rostro de aquel rubio desquiciado lo único que ocupaban sus ojos ahora, sintiendo a su vez un cálido aroma a chocolate recorrerle las fosas nasales. Sintió los cabellos de Mello picarle en las mejillas, despertando lo que se sentían como pequeños espasmos recorrerle el cuerpo, haciéndole llegar la necesidad que tenía de apartarlos, o tal vez, de no hacerlo.

El humeante aliento de Mello en su rostro le hacían descuidar el hecho de que la pared fría le rozaba la espalda; sin embargo, no le molestaba. Después de todo había estado tan acostumbrado a esas ordinarias situaciones que, para ser honestos, resultaban ser lo opuesto a la primicia. Tanto que ni se molestaba en distinguir lo que era dolor o alguna otra cosa que no fuera Mello cada vez que esto sucedía.

-Échate.

Rugió Mihael. Y cuánto odiaba la manera en que lo tomaba todo. ¿Acaso existía posibilidad de que padeciera algún tipo de retraso auditivo? No. Es que él deseaba enloquecerlo más y más con su maldito silencio. Llevarlo al borde de la perdición o simplemente hacerle cometer algún acto que luego provocase en él un posible remordimiento o condena de por vida, pero que en el momento, vaya que lo disfrutaría amargamente.

Y una pequeña mano cogió aquello que sobre la mesa se encontraba.

Y otra mano aventó con rudeza lo que ésta había cogido, dejando ahora que el libro de Humanidades los mirase a ambos desde el suelo, desde el poco espacio que ocupaba sobre éste. Expectante.

-Échate.

Ni una maldita señal de movimiento. No, no se lo repetiría una tercera vez. Le sería el colmo.
Entonces, el cuerpo del menor se sintió ligero de pronto, siendo éste elevado rápidamente desde la camisa y aterrizando con brusquedad sobre el colchón.

Una chispa de dolor se adueñó de su rostro instintivamente ante el contacto pero que desapareció de inmediato al sentir el ardiente cuerpo de Mello aplastarle momentáneamente las costillas. Y aun así, no dejó de mirarle a los ojos.

El calor sofocante de sus respiraciones se combinaba, provocando la agitación de ambos al sentir la falta de aire presente entre sus rostros. Exagerado.
Pero una sensación extraña. Algo nuevo. Algo… que le había hecho caer tan bajo al sentir, debajo de su cuerpo, aquella respiración que podía controlar como se le diera la gana, pues allí entre sus manos lo tenía. Como siempre había deseado y una que otra vez logrado, en oportunidades mínimas. Pero no había comparación. Realmente no la había.

Sonrió entonces ante su dominio. Ante el poder que confiaba tener y que intentaba estampar en el rostro de Near. Le demostraría a toda costa que se trataba de su habitación. Y él haría lo que se le antojase en su habitación.

Estiró el brazo con lentitud sin despegar la vista de aquel niño bajo su cuerpo, intentando alcanzar lo que yacía sobre su mesa de noche. ¿Buscaba el libro que había tirado? No. Sino aquella lámpara que descaradamente había sido encendida frente a su terrible cansancio.

Un dedo, dos, rozaron el interruptor con cuidado y una paciencia increíble, ignorando el hecho de que unos dedos más pequeños se habían posado sobre la tela negra con una brusquedad única, haciendo presión sobre su brazo estirado.

Fijó la mirada en su delgada extremidad, sintiendo aquella presión cada vez más fuerte y la pequeña mano de Near, reteniéndole…
El rubio abrió la boca con intenciones de soltar lo usual.
Aquel niño estaba jugando con fuego, definitivamente. Y qué insólito había resultado aquello, pensó Mello. El haber notado sin esfuerzo sus tendencias masoquistas. Aunque no tan sorpresivo, se podría decir. Pero sí, extraño.

Y sin más, reaccionó, simplemente.

Notas finales:

Espero les haya gustado. La verdad yo aún sigo buscándole el punto que me haga sentir satisfecha. Éstos días han sido terribles. Pero realmente espero les agrade y si hay alguna pregunta, sugerencia, crítica ya saben que... con confianza noma'! Nos leemos♥

Esta demente los quiere y se retira
Cambio y fuera♥


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