Pov MinSeok
Tres semanas han pasado desde que me mudé a casa de mi madre. Mi rutina es la misma, día tras de día: Despertar una vez que alarma suena, correr al baño y devolver el poco contenido de mí estómago y quedarme encerrado en mi habitación. Es muy poco el alimento que estoy ingiriendo, muchos ahora me descomponen.
Hoy es un día soleado, y como tantas mañanas debo levantarme y correr al baño.
¡Es suerte que mi habitación tenga baño propio!
Me inclino sobre el inodoro y dejo que mis rodillas peguen contra la dura cerámica del piso. Siento el sabor del jugo de naranja de ayer mezclado con bilis. Mi cuello se humedece en sudor. Me afirmo fuerte y trato de respirar una vez que las nauseas han cesado.
Cuando siento que estoy estable me pongo de pie y me enjuago la boca. Tomo una respiración profunda a la vez que me miro al espejo. Mi aspecto se ha deteriorado demasiado. Estoy delgado, pálido. Tengo miedo. No soy idiota, sospecho lo que me sucede, pero comprobarlo sería demostrarme lo que internamente me niego a creer.
Siento que las piernas me tiemblan, pero debo sacarme esta duda de la cabeza. Hace dos días fui a la farmacia y compré un test, lo tengo guardado en la cajonera, a un lado de la cama. Me acerco y lo busco, luego regreso al baño. Programo mi reloj para que suene dentro de cinco minutos y hago lo que tengo hacer.
Mientras transcurren los 5 minutos, leo cuidadosamente (una vez más) las instrucciones: Una raya rosa significaba negativo, dos rayas rosas positivo... La alarma de mi reloj empieza a sonar. Es el momento de la verdad. Cierro mis ojos mientras me acerco al aparato, respiro hondo y los abro, lentamente.
_Mierda… –Digo con apenas un hilo de voz.
Salgo. Desesperado busco mi teléfono móvil. Tengo que llamar a alguien, tengo que llamar a ChanYeol. Es mi único amigo ahora. Marco su número con mis manos temblorosas. Quiero llorar, pensar que esto no es verdad, que yo no estoy…
_ChanYeol –digo, sin siquiera un hola – ¿Estas solo en tu casa? Necesito hablar contigo… Eres mi único amigo –Me encuentro llorando, al borde de la desesperación. Mi amigo lo nota y me dice que vaya.
>Tienes que calmarte, Min< me digo mientras busco algunas prendas que ponerme. Mi corazón late desenfrenadamente.
***
Una vez que llego a casa de ChanYeol, le cuento lo que está pasando. Desde lo mal que me he estado sintiendo, mis sospechas y hasta los resultados de hace unos minutos atrás: “Positivo, ChanYeol me dio positivo” Mi amigo, mi único amigo, se cruza de brazos, pensando. Luego me mira. Su semblante es serio y decidido.
_ Tienes que decírselo a Lu Han. Es su hijo después de todo. –Me dice, aún con los brazos cruzados sobre su pecho.
No son las palabras que esperaba escuchar exactamente. Lo que yo quiero son frases como “Seguro esa cosa está mal” “Necesitamos una segunda opinión” o algo por el estilo. Además, no quiero tener que decírselo a Lu Han.
_ No, eso sí que no… Le costó mucho que SeHun lo perdonara –Refuto, sabiendo que son solo estúpidas escusas para no tener que enfrentarlo.
_ ¿Y? Él es el padre ¡Es su hijo MinSeok! Tiene derecho a saberlo.
ChanYeol es padre, y por supuesto que lo ve así. Aunque debo admitir que lo que dice es verdad. Yo no puedo negarle a mi hijo el derecho de conocer a su padre. Sin embargo, Lu Han no tiene porque acompañarme en mi desgracia. Su pareja lo ha perdonado, la mía no. Nosotros pasaríamos a ser un obstáculo en su relación.
_ Y ¿Si terminan por mi culpa? –Pregunto. Por alguna razón, ver a Lu Han a sufriendo no me gusta.
_ ¡MinSeok! Eso no debe importarte –No digo nada –Tú hijo es lo que importa.
_Lo sé… Lo sé. Pero tengo miedo, Chan… Y ¿si no me cree? Y ¿si no cree que hasta ese momento yo era virgen? Llevaba un año con… – me callo, incapaz de pronunciar el nombre de mi ex, JongDae –No me va a creer, ChanYeol –Digo con firmeza. Nadie en esta época me creería.
_Tú debes cumplir con decírselo, si él no te cree hay muchas maneras de comprobar que tú le dices la verdad, y si se niega, al menos habrás cumplido con el deber de avisarle…
Pov Lu Han
El profesor se mantiene hablando, pero realmente no lo escucho. Las cosas no están siendo perfectas para mí. Luego de lo que sucedió, mis peleas con SeHun van en aumento, y no es como si no tuviera justificación. Después de todo, yo me había portado de la peor manera.
Cierro los ojos y apoyo mi cabeza sobre la mesa. Desde que aquellas fotos mías con MinSeok salieron por todos lados, mostrando algo que ni siquiera recuerdo, SeHun prácticamente controla mi horario. Traté de explicarle que no lo recordaba, que no sería capaz de volver a hacer algo así, pero… creo que su confianza está muerta.
La clase termina y respiro aliviado. Camino por los pasillos hasta el sector donde había quedado encontrarme con SeHun. Si bien habíamos acordado que nos haríamos más fuerte como pareja, las cosas no estaban sucediendo así. Nuestro encuentro resulta en pelea, como tantos otros días, porque el día de ayer me vio en la biblioteca con otro chico.
_Ya te lo he dicho. Ese chico es compañero de clases. Nos tocó hacer un trabajo práctico juntos –evito suspirar, frustrado, porque eso sólo estropearía todo –SeHun –“Por favor, confía en mí” son las palabras que quiero decirle pero ¿Cómo hacerlo? si yo fui una basura, una basura que por un par de copas de más me fui a la cama con el que tenía enfrente.
_Está bien, te creo…. Me cuesta pero te creo –Dice finalmente, luego se acerca y me da un beso. Yo aún no dejo de sentirme una basura.
Escucho pasos acercarse, sé quiénes son, todos las conocen. Son el grupo de las “Divas”: Yuri, Taeyeon y Jessica. La primera, que es la líder, nos mira con desdén.
_Por favor, SeHun –dice, con su voz chillona y falsa – ¿Aún sigues con esta perra? –Me apunta con su dedo, adornado con una uña postiza digna de una bruja –Ya todo el mundo vio la evidencia…
_Cállate y deja a mi novio en paz, Yuri –Le suelta SeHun. Sonrío., porque pese a todo, me siento protegido por él.
Nuestros horarios han terminado, así que aprovechando que no tenemos otros planes nos dirigimos a mi casa. En el camino compramos varias bolsas de papas fritas y algunas gaseosas. Al llegar, nos acostamos sobre mi cama. Mi habitación cuenta con un baño propio y una tele. SeHun ignora la película que he puesto y se arrastra hasta mi lado, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. Sus labios buscan los míos.
_SeHun… yo…-No quiero parar. Quiero seguir. No hemos estado juntos desde que…
_Shhhh –él pone un dedo sobre mis labios, silenciándome –Lu Han… Te amo... ¿Me haces el amor?
No puedo resistirme, lo amo, y amo cada vez que estamos juntos. Mis manos se posan sobre su cintura. Empiezo a besarlo con desenfreno mientras deslizo mis manos hacia arriba, sujetando su remera en el camino y la hago pasar por su cuello para luego arrojarla a alguna esquina de la habitación. En poco tiempo la película y la comida quedan olvidadas.
SeHun está tan ansioso como yo así que me ayuda a desvestirme, mientras yo termino de sacar sus jeans. Estoy ansioso. Lo deseo. Lo quiero.
Cuando estamos completamente desnudos, estiro mi mano hacia el cajón, a la derecha de la cama, lo abro y saco un pequeño paquete, un condón. Estoy a punto de dejarlo sobre la cama, quiero prepararlo primero, pero él me abraza y me pide que no. Quiere que me apure.
_Te necesito, ahora…. – ¿Cómo negarme? No puedo, por ello me pongo el condón y me hundo en él de una sola vez.
En respuesta, siento sus uñas hundirse en la piel de mi espalda. Me quedo quieto por unos segundos, esperando alguna señal que me indique que puedo continuar. Siento su cuerpo tenso. Trato de observarlo, y veo que le duele.
_Salgo… -digo, decidido. Lo que menos quiero es lastimarlo. Pero no me lo permite.
_No… Sólo, espera un momento, por favor.
Tengo una idea para distraerlo del dolor. Llevo mi mano a su miembro, y empiezo a masajearlo. SeHun se relaja y me dice que puedo empezar a moverme. Lo hago, despacio al principio. Después de unos minutos, él rodea mi cintura con sus piernas, gime, jadea mientras me hundo una y otra vez en su interior, así que empiezo a acelerar mis embestidas. Sus manos se deslizan hasta llegar a mi trasero y lo aprieta, como si con ese gesto fuera a lograr que me hunda más profundo.
El sudor empieza a caer por mi frente.
_Así, así… -susurra en mi oído.
Dejo caer mi rostro en su hombro y busco su cuello, lo beso, le digo que lo amo mientras mi miembro entra una y otra vez a su interior. Él es perfecto, y es mío. Siento como su respiración empieza a acelerar al igual que sus jadeos se hacen más fuertes y sus piernas tiemblan. Busco sus labios, los muerdo, los saboreo. El placer se apodera de mí y cierro mis ojos, dejando que el escalofrío que recorre mi cuerpo se extienda.
Algo tibio se derrama contra mi abdomen a la vez que escucho como profiere un grito. Me dejo llevar, dejando escapar todo el aire de mis pulmones mientras me corro dentro del pedazo de látex.
_ Lu… te amo… -Dice con los ojos aún en blanco.
_Yo a ti Hunnie…– Observo cómo va cerrando sus ojos – Gracias… gracias por no dejarme… Te amo –Beso su frente, pero él ya está dormido.