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Sorpresa, sorpresa. por Mely Wolfy

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Notas del capitulo:

Y como lo prometí…

Les traigo el segundo capitulo por el cumpleaños de nuestro querido Takao! :D
Espero lo disfruten y muchas gracias por los reviews en Segundas Oportunidades, pronto los estaré contestando (es que ando haciendo tarea de Maestría T_T)

Que estén muy bien ;3
Los loveo!

Su secretaria no ha dejado de llamarle.

A la decima vez que pronuncia su nombre se rinde, soltando un suspiro de resignación.

No quiere alzarle la voz, se le hace una falta de respeto, sobre todo tratándose del sucesor del presidente de las cadenas de hospitales Midorima.

No sabe que puede tener tan distraído al vice-presidente. Tan concentrado, que no ha despegado su mirada de la computadora las ultimas 5 hrs. Ni siquiera, le ha dado un sorbo a su café de las 8 de la mañana.

Lo único que se puede reflejar en sus lentes (por el brillo de la computadora) son arreglos florales, peluches, corazones y demás objetos melosos que pasa rápidamente, al parecer, arto de no encontrar nada útil, chasquea con la lengua y abre una nueva ventana del buscador, tecleando quien sabe que cosa.

Muerde su labio inferior, necesita informarle que la junta se realizará en 20 minutos (o menos) en la sala de conferencias, pero parece que después de 10 minutos de seguir parada ahí, no ha notado su presencia.

Observa toda la oficina, buscando con la vista algún objeto, papel o lo que fuese, que le pudiera regresar a la realidad.

Y entonces lo recuerda, cuando alza la mirada y ve protegido por un marco negro sobre el escritorio, la foto de su esposo sonriente.

El cumpleaños de Midorima Kazunari es pasado mañana.

Momoi sonríe, ahora ya sabe de que va todo el asunto. Lo más probable es que su jefe, no tiene idea de que regalarle.

Por un momento se queda pensativa, ya sabe como llamar su atención y ayudarlo aunque sea un poquito.

Midorin, Kazunari esta aquí.

Institivamente Midorima ya la observa cuando escucha ese nombre llegar a sus oídos. Momoi no puede evitar soltar una risita. Shintarou es de la personas que a pesar de los años, no ha cambiado mucho, sigue ignorando a toda la humanidad salvo dos prioridades que tiene, Oha Asa y por supuesto, Kazunari.

-¿Y donde esta? –pregunta Midorima, cuando no ve que nadie le saltado a los brazos con el típico "Shin-chan" dándole el respectivo beso que se merece.

-Te mentí- le saca la lengua, guiñiendole un ojo, a lo que el peliverde se le resalta una pequeña venita.

-Siempre juegas con mis sentimientos. –le reprocha y Momoi vuelve a reír.

-Es el ultimo recurso que me dejas cada vez que me ignoras Midorin. -Shintaro solo la mira, esbozando una ligera sonrisa.

-¿Qué se te ofrece?

-La junta con los benefactores es en 5 minutos. y Akashi-kun esta aquí. –le entrega los documentos con la información bimestral del hospital.

-Muchas gracias Momoi. –lo toma, dándole una breve ojeada, pero luego de algunos segundos nota que su amiga sigue parada frente a él. -¿Sucede algo?- se acomoda los lentes con la punta de sus dedos.

-Creo que necesitas ayuda.

-¿Cómo? –alza una ceja, pero Momoi señalada con su dedo pulgar el retrato de Takao.

-Ok, me atrapaste. –suspira- No tengo nada, no se me ocurre absolutamente nada, nos casamos hace 2 meses y digamos que todas las buenas ideas que tenia se fueron con la pedida de mano y la boda.

-Pedida de mano a la que yo no pude ir. –reprocha, cruzándose de brazos inflando los mofletes-

-Te recuerdo que estabas de luna de miel, con Riko. – le aprieta la nariz con los dedos pulgar y gordo.

-¡Midorin! –grita sonrojada. Desde que estaba en Teiko y con los años, se han vuelto mejores amigos, queriéndolo tanto como a su Dai-chan. –Porque no solo lo llevas a cenar y le dices lo muy enamorado que sigues de él.

-No. –se sonroja de manera vergonzosa, aprontándole más la nariz como venganza, a lo que Momoi se queja de nuevo.

-Y entonces… ¿qué piensas hacer? –habla como si estuviera congestionada a causa del agarre.

-No lo se. –se frota el cuello, claramente tenso por el problema en el que se encuentra, aunque sabe que Takao es alguien fácil de complacer, no desea regalarle algo tan común ni banal, porque Kazunari no es alguien común; él es especial…

La junta ha sido larga, más larga de lo que hubiese esperado. Lo que tenia que ser una reunión común bimestral acerca de en que se han gastado los recursos económicos, termino con la idea de crear un nuevo hospital en una zona retirada de Japón, que al mismo tiempo, sea accesible para las personas de bajos recursos. No es mala la idea, como doctor, una persona humanitaria que es, se le hace algo fabuloso, pero no era momento para discutirlo.

Y lo peor de todo, es que sigue sin ideas sobre que regalarle a su esposo.

Se detiene en un semáforo, observando alrededor alguna tienda departamental que pueda darle aunque sea una ligera idea de que poder regalarle. Mueve con suavidad la mano sobre el volante, provocando que el sol, haga brillar su anillo destellándole brevemente sobre el cristal de los lentes.

Mira atentamente el pequeño aro de oro blanco, esbozando una sonrisa inmediata. Apenas tienen dos meses de casados, siete años juntos, y aun se siente igual de feliz como el primer día en el que él acepto ser su novio.

Estar así de enamorado, no debía ser normal.

Pero Kazunari se ha ganado su corazón completamente.

Él no creía en el amor, ni en esas cosas tan triviales como el casamiento, para él, un papel no significaba nada, pues no te mantendría atado a una persona para siempre, por algo, las personas se divorcian.

Tampoco fue de palabras ni frases cursis, incluso, llego a mofarse de Kagami cuando le escuchaba decirle a Kuroko que estarían juntos para siempre. "¡Ay por dios!, ni siquiera sabes si te van a atropellar mañana como para asegurar algo así". Ríe ante su propio recuerdo, realmente había sonado como el ser más amargo y maldito de todo el mundo al destrozarles de esa manera su momento mágico.

Pero bien dicen… "Nunca digas de esta agua no he de beber, porque en el camino te puede dar sed", por eso, jamás pudo reclamarle ni decirle nada a Taiga cuando fue objeto de su burla días después de haberle pedido matrimonio a Kazunari, de eso pasado mañana, un año.

El semáforo cambio nuevamente a verde, permitiéndole avanzar. Quería llegar pronto a casa, donde seguramente su chico ya estaría esperándolo con una deliciosa comida, para luego sentarse en la sala dándose un rato mimitos, o jugar, a cualquier cosa que a su chico se le ocurriera.

Su celular suena una, dos, tres veces. A la quita se estaciona para atender el llamado, espera que no sea una emergencia o ya no tendrá posibilidad alguna de planear algo bonito, y anticipándose a las predicciones que le ha hecho Oha Asa en la ultima semana, -cuya suerte no ha podido subir del cuarto lugar- podría darse oficialmente por perdido.

-Midorima al habla.

-¡Midoriiiiin! ¿Por qué no me contestabas?

-Ahg…¿Qué paso Momoi? –no puede evitar que un tono de amargura salga de sus labios, sabe perfectamente que si su amiga le habla al celular del trabajo es porque deberá regresar.

-Cuidadito con tratar mal a la que acaba de salvar tu día. –sonríe al otro lado de la línea.

-¿A que te refieres? –le cuestiona realmente curioso.

-A que conseguí aquello a lo que tanto Taka-chin ha querido ir.

Midorima retiene la respiración, abriendo los ojos hasta el limite de lo permitido. Puede imaginarse perfectamente su sonrisa victoriosa, aquella, que conlleva a darle las gracias dándole un día libre en el spa.

-xxXxx-

Se ha despertado media hora antes de que la alarma suene.

Kazunari, continua dormido sobre su brazo, con el rostro colocado entre su hombro y cuello. Su respiración le provoca un ligero cosquilleo, mientras le mira dormir, con su pecho subiendo y bajando de manera tranquila.

Aun puede ver la sonrisa dibujada en su rostro de la noche anterior, cuando le escucho gritar de pura felicidad, al darle la noticia de que por fin podrían irse juntos de vacaciones a tener la luna de miel que su mala suerte –y el exceso de trabajo de ambos- les habían negado.

Takao siempre había querido viajar a Venora, Italia sobre todo desde que había leído Romeo y Julieta cuando aun cursaba su carrera en literatura.

Estaba tan rebosante de alegría, que no dudo en comérselo a besos, y recompensarlo –de manera erótica- en el baño.

Porque Kazunari es así, puro romanticismo.

El pelinegro su remueve entre sus brazos, aferrándose más a él en un apretado abrazo que luego aligera, acariciando con la nariz el cuello de su esposo, dejando que su aroma tan característico le impregne las fosas nasales.

Besa su cuello, subiendo por la barbilla hasta la mejilla, para finalizar en sus labios, ligeramente resecos por el clima fresco de las 7 de la mañana.

-Buenos días hermoso. –musita Midorima, acariciándole la mejilla una vez que lo tiene completamente encima de él.

-Buenos días mi guapo doctor. –sonríe sobre sus labios, llevando todo el cabello de Midorima hacia atrás con sus manos.

-¿Ya estas listo? A las 11 de la mañana sale nuestro vuelo.

-Si, deje las maletas listas anoche mientras terminabas de hacer el papeleo.

-¿No habrá problema con tu trabajo? –junto nuevamente sus labios.

-Para nada, ya hable con Sakurai sobre eso, dijo que hablaría con el editor, para que me diera 3 semanas de descanso.

-¿Sabes porque sucedió eso?

-¿La Osa Maja con sus poderes místicos se apiado de mi alma y me dejo en un buen lugar? – Midorima frunce el ceño, y Takao suelta la carcajada, cambiarle el nombre a Oha Asa es como insultar a su mamá.

-Estas en el puesto numero uno como el año pasado. –le muerde el labio en ligera venganza, a lo que Kazu se queja.

-¿Y tu?

-Estoy en el puesto dos. –acaricia su rostro con ambas manos.

-Wooow este año tu mamá se apiado de mi, no voy a morir envenenado. –ríe de nuevo, cuando Midorima se tapa el rostro con el brazo.

-Ya ni me lo recuerdes. Ese día absolutamente nada me salió bien.

-Claro que si… -toma su mano, haciendo que ambos anillos choquen cuando entrelazan sus dedos. –Gracias a eso ahora estamos casados.

Midorima se sienta, colocando a Takao encima de sus piernas, atrapa su cintura con ambos brazos, besándolo de manera suave, sin prisas, saboreando sus labios, disfrutando del sonido de sus besos.

Se separan, sin la necesidad de que les falte el aire. Midorima se da el lujo de perderse unos minutos en esos ojos color azul que lo conquisto desde un principio. Kazunari se coibe un poco ante aquella mirada, desviando la suya; su cuerpo siempre tiembla cada vez que lo mira así, con infinito amor, con intensidad, tanto, que puede sentir como aquellos sentimientos le queman la piel.

Kazunari nunca había tenido ese tipo de seguridad en esta vida. Le había tocado romper y que le rompieran el corazón, a tal punto, que incluso había pensando que jamás podría volverse a enamorar en esta vida, hasta que llego él, con ese aire de prepotencia, que no era más que un escudo para alejar a las masas. Escudo, que fácilmente pudo romper con tiempo y paciencia, llevándose así, con la grata sorpresa de haberse encontrado a su alma gemela.

Ahora entiende muy bien porque son pocas las personas que pueden afirmar a viva voz "Mi pareja me ama". Por lo que no puede estar más agradecido con esta vida.

-Vamos, ya es tiempo, debemos bañarnos y desayunar. En los vuelos internacionales te piden llegar 3 horas antes. –se levanta, dirigiéndose al baño.

-¿Cuánto tiempo estaremos en el avión?.

-Un aproximado de 12 horas.

-¿QUEEE? ¿TANTO? Prácticamente pasare mi cumpleaños viajando. –se queja, inflando los mofletes.

-Pero iras a Italia.

-Si pero nos quedaremos todo el día ahí comiendo comida de avión que es prácticamente incomible. – se queja, siguiéndolo al baño. Midorima rueda los ojos, ignorando el pequeño berrinche de su esposo.

-¡Al menos ten la dignidad de cumplir mi fantasía y hagámoslo en el baño del avión!

-¡TAKAO!

-xxXxx-

Luego de doce horas de vuelo más dos horas arrestados en un país extranjero, - porque la azafata los encontró teniendo sexo- pudieron llegar al hotel.

Kazunari igual se encontraba feliz, bajo la escusa de que era su cumpleaños, Midorima no tenía ningún derecho a estar enojado con él, además, tampoco hubo mayor escándalo, para la policía italiana no era novedad -aunque ellos si estaban sorprendidos con la cantidad de personas que han tenido esa fantasía y la han llevado acabo.-

Una noche reparadora acostumbrándose al cambio de horario, y buen desayuno en el hotel dio inicio a la perfecta luna de miel.

Eso hasta que…

-¡Mira Shin chan! Esta es la piazza delle erbe… -pronuncio Takao moviendo sus labios de manera extraña.

-Tu italiano suena del asco.

-¡Uuuy discúlpame señor todo lo puedo! ¡Hablo cinco idiomas! ¡Paracetamol!

-¡Takao! -

-Jajajajajajaja, gomen gomen Shin chan. –lo toma del brazo. –¡Quiero ir a los puestos!, necesitamos comprar souvenirs, ¡Y comer pizza! Las verdaderas, las originales –Midorima sonríe cuando lo escucha como comercial de tv de paga- también quiero ir a la torre de Lamberti, y ¡Waaa mira eso Shin chan, espectáculo callejero! –lo toma de la mano arrastrándolo unos cuantos metros hacia la gente que se reunía alrededor de un grupo de jóvenes.

Los chicos daban un pequeño concierto al ritmo del saxofón, violín, violonchelo, guitarra y tambor. La música era tan movida y llamativa, que más de un espectador se encontraba bailando al ritmo de la misma, mientras que algunas chicas, miraban embobadas al grupo de músicos que reflejaban en sus rostros la belleza de Italia.

Kazunari movía su cuerpo, mirando a su esposo que se encontraba estático y con los brazos cruzados escuchando atentamente la música, sin percatarse que uno de los chicos –el de la guitarra- ya le había puesto los ojos encima.

El moreno no dejaba de bailar, moviendo sus brazos y caderas al ritmo de la canción, rozando ligeramente sus cuerpos, caminando alrededor de su esposo que no hacia más que observarlo con un ligero sonrojo; no quería caer en su juego con esos seductores movimientos, o seria capaz de regresarlo al hotel exclusivamente a hacerle el amor.

-Hey guapo… -dijo el alto italiano blanco de ojos azules, tomándole de la barbilla acercando su rostro al de Kazunari –Si aquí tu amigo no te hace caso, yo con gusto podría llevarte aun lugar más divertido y si quieres privado. –menciona, pasando su lengua por el labio superior.

De un momento a otro, el joven se encuentra sobándose la cabeza, no sabe en que momento a caído al suelo, llevándose algunos golpes, pero puede sentir esa aura asesina que despedía Midorima –que bien podría fácilmente invocar a los malos espíritus-, las vibras negativas a su alrededor hacen que los presentes e incluso sus amigos den un paso hacía atrás.

-¡Pero que diablos te… - se calla cubriendo su rostro, cuando el peli-verde alza su mano, esperando otro golpe.

-ES HOMBRE CASADO, Y CASADO CONMIGO. –alza la mano izquierda de Kazunari mostrando el anillo. –¡Así que, si me disculpas, te agradecería que jamás en esta vida ni en ninguna otra te atrevas a tocar a lo que es mío! –carga a Kazunari, llevándoselo como un costal.

-¡SHIN CHAN! ¿¡Pero que acabas de hacer!? ¿¡Acaso quieres que nos vuelvan a arrestar!? –cubre su rostro totalmente sonrojado por la vergüenza. Adora escuchar a su esposo así de posesivo.

-xxXxx-

Basílica de San Zenon.

El edificio religioso más conocido y famoso de Verona por ser el lugar donde se unieron en matrimonio Romeo y Julieta.

Los esposos entran al edificio observando con detenimiento cada detalle del edificio. Sus enormes arcos, el piso de mármol cuadriculado al igual que su techo. Las formas, las texturas, los colores neutros que te atrapan brindándote un aire de tranquilidad.

Midorima lo toma de la mano cuando se acercan al altar, acariciando con su izquierda, el rostro de su moreno.

-Aun no puedo creer que hace dos meses, no encontrábamos en un lugar parecido dándonos el sí. – el azabache suelta una pequeña risita.

-Hasta parece como si hubiera sido apenas ayer… -susurra, mirando con ojos soñadores a su peli-verde. -¿Por qué al final decidiste proponerme matrimonio? Es decir, ni tu ni yo queríamos casarnos, pero al final… me sorprendiste con ese hermoso anillo en el pastel.

-Por exactamente la misma razón en la que tu, en lugar de rechazarme, me aceptaste. –se acerca tomando su rostro con ambas manos, juntando sus frentes. –No quería que nadie más te encontrara y supiera lo maravilloso que eres, así que mejor te ate a mi…

Kazunari sonríe, aun más enamorado. Con los años descubrió que el tsunderismo de Midorima, era una de las tantas facetas de su encantadora personalidad, pero que, con agrado, descubrió que es capaz de dejarla a un lado en la intimidad, para dar paso a esa persona cariñosa y romántica que, en realidad, siempre ha sido.

Un beso, suave y superficial sin llegar a más -pues no están en el lugar correcto- para siguen su camino.

Llegan a una nueva sección, en donde unas estatuas se alzan frente al azabache, Midorima toma fotos y lee las descripciones de lo que parecen ser, los antiguos sacerdotes que brindaron su servicio a ese recinto.

Takao se acerca más, llamándole la atención la escultura, los detalles tan finos y delicados con los que esta lograda, cuestionándose, como podrían alcanzar semejantes facciones.

-¡Kazunari! –Midorima le llama la atención- por favor no toques eso… -susurra, señalándole el letrero que dice prohibido tocar.

-Ohh vamos Shin chan, -susurra igual.- es que me da curiosidad sentir sus texturas… además ¿que es lo peor que podría pasar? – posa su mano sobre la estatua, la cual se tambalea al frente cayendo y rompiéndose en varios pedazos. –¡PUTA MADRE!

-TAKAO, ¡ACABAS DE DARLE EN LA MADRE A 700 AÑOS DE HISTORIA!

-¡CORRE SHIN-CHAN CORRE! –lo toma del brazo, sacándolo del lugar cuando observa al guardia al otro lado del edificio.

Pese a lo ocurrido –y porque gracias a Oha Asa la estatua solo era una replica de la original- Midorima y Takao tuvieron la fortuna de solo ser vetados del lugar… de por vida.

-xxXxx-

-¡Shin chan! ¿Podrías decirme donde diablos estamos? –grito histérico Kazunari. El lugar donde se encontraban parecía retirado de la ciudad y para colmo tampoco se veía alguna alma a la vista que pudiera indicarles como regresar.

-Se supone que es el puente de castelvecchio… -Midorima voltea el mapa de diferentes maneras.

-Pues a menos que los arquitectos de aquí vengan de Hogwarts y hayan hecho un puente invisible, porque aquí no veo ninguno. –Shintaro lo mira molesto, resaltándole la venita de la frente.

–¿Quieres calmarte?, no va a pasarnos nada si nos quedamos aquí.

-¡Pero Shin-chan!, también quiero llegar al hotel, cenar, bañarme, tener sexo, irnos a la cama y tener más sexo.

-¡Bakao! –sonrie cuando escucha la risa estridente de su chico.

-Vale lo siento…. –lo abraza por la espalda- es solo que me pone un poco nervioso que estemos tu y yo aquí solos en un lugar desconocido. Aunque… si me pierdo contigo tampoco veo el problema. –Besa su hombro sin poder ver el enorme sonrojo que ha provocado en Midorima.

-En realidad… no estamos perdidos. –lo toma de la mano, alejándolo del rio cerca de ahí. Kazunari mira extrañado a su esposo sin saber a donde lo lleva. Recorren algunos metros hasta detenerse frente aun señor que yace recargado en una carroza jalado por un caballo. El azabache mira la conversación que tiene su esposo con el señor, la conversación en italiano suena tan fluida que por un momento piensa que el peli-verde podría fácilmente confundirse con otro habitante de ese país.

Midorima le toma la mano izquierda, indicándole con un movimiento de cabeza que suba al carruaje. Kazu obedece sin hacer preguntas. Confía en su esposo, y lo que sea que le tenga preparado, esta ansioso por verlo.

Pasado 20 minutos, llegan a otro edificio que no es ni por mucho diferente a los demás, eso, hasta que cruzan todo el interior del edificio hasta llegar a la parte trasera, reconociendo el lugar al instante.

Las paredes de piedra están llenas de posits son la clara imagen del lugar más famoso del lugar. La casa de los Caputelos, donde vivió Julieta.

-Shin-chan… -su voz comenzó a temblar cuando observo que justo en el balcón donde se dedicaron muchas palabras de amor, había una mesa con dos sillas, velas y una elegante cena a la espera de sus comensales.

-¿Me harías el honor de cenar esta noche conmigo? –hizo una breve reverencia, ofreciéndole su mano.

-C-Claro que si…

Ambos subieron al balcón, donde la vista era por demás preciosa, con las luces del lugar brindándoles un ambiente cálido.

Midorima observo la hora del reloj de su muñeca, esbozando una sonrisa.

-Oficialmente… Feliz cumpleaños amor mío… -pronuncio sobre sus labios, antes de besarlo con suma calma y amor….

-Shin-chan…-susurro Takao con el cuerpo tembloroso. –Todo esto es bellísimo… en serio, no se como lo lograste… -lo abraza acariciando su rostro en su pecho.-Muchas gracias… -lo abraza más fuerte. –¡Eres el mejor esposo de todo el mundo!

Midorima sonríe victorioso, permitiéndose quedarse unos minutos así abrazados.

Solo cuando el estomago de Takao ruge –y que este se sonroja apenado- sabe que es hora de cenar.

-¿Champagne? –pregunta dándole un beso a su mano izquierda, ayudándole a sentarse.

-Me encantaría pero…

-¿Qué pasa? ¿Acaso te sientes mal? – tomo su rostro, observándolo detenidamente por si hay alguna señal de enfermedad.

-Jajaja, no amor… tranquilo, es solo que yo también te tengo una sorpresa… -Kazunari saca de su abrigo una pequeña cajita que es el doble de grande que una normal para poner un anillo. Midorima alza una ceja extrañado. –Pero… si el del cumpleaños eres tu… no yo. –Mira curioso la caja verde con el listón naranja.

-Ábrelo… -menciona de manera pastosa.

Shintaro obedece, sacando de ella lo parece ser una nota adherida a un pequeño pedazo de tela, que desenvuelve con sumo cuidado leyendo el contenido.

-¿Para el mejor papá del mundo…? – observa la tela, dándose cuenta que son pequeñas calcetitas… los segundos pasan hasta que el cerebro de Midorima conecta todas las pistas. Takao ríe cuando ve la expresión de su esposo, casi al punto del llanto.

-¡UN HIJO, TENDREMOS UN HIJO! –Midorima lo carga más alto que él, dándole vueltas comiéndoselo a besos, mientras su morenito se aferra a él. –Kazunari… -solloza una vez quietos, abrazándolo con fuerzas, siente tanta alegría que se le desborda por medio de lagrimas. –Muchas gracias Kazu… Muchas gracias amor… por hacerme la persona más feliz del mundo…. Te amo… -lo besa, para luego susurrar nuevamente sobre sus labios. –Te amo…

-Al contrario Shin-chan… Muchas gracias a ti, por hacerme muy feliz…Te amo…-le besa de vuelta- y Feliz Cumpleaños…

Notas finales:

Tan tan! xD
Espero les haya gustado y ps…

No se que más decir… salvo… bonito sábado-domingo xDDD

Nos leemos en la próxima historia!
y Muchas Gracias siempre por sus sensuales comentarios y apoyo!!! :D En serio me inspiran!!

Abrazos y Mordidas…

Mely Wolf ~ ♥


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