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El amor no mide el tiempo por Fchibi

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Notas del capitulo:

Lamento el atraso, tuve problemas con el internet.

Aquí el tercer capítulo.

Agradezco a mis dos fieles lectores (as) y sus hermosos reviewa <3

 

Habían pasado dos días desde que Draco Malfoy le había besado y los encuentros se habían repetido a lo largo de esos días después de compartir un tímido “me gustas” que solo dio rienda suelta a los sentimientos reprimidos que ambos habían mantenido por el otro. Dylan continuaba con su manía de permanecer solo en las horas de comida y solo hablar cuando era estrictamente necesario, y esa actitud preocupaba demasiado a Draco porque él conocía al chico y sabía que su personalidad no era así. Intentaba cuidarlo a la distancia, pues si los demás compañeros de casa de Dylan se enteraban que mantenía una relación con un Slytherin, lo tratarían peor de lo que ya lo hacían.

Pero Draco también se había dado cuenta de otro detalle demasiado importante, Harry Potter no dejaba de mirar a Dylan, podía estar el ojiazul comiendo o repasando la materia antes de las clases mientras la mirada del niño elegido  permanecía sobre él. Eso era algo que le molestaba de sobremanera, no le gustaba sentir celos y presentía que no tardaría en aclararle al Gryffindor que Dylan ya tenía a alguien que le cuidara. El ojiazul no pudo contener la risa cuando se dio cuenta de los celos del Slytherin, no era tan despistado y había notado la intensa mirada de Harry sobre él, cosa que se había vuelto mucho más regular después de ese pequeño encuentro que tuvieron en la habitación común.

-No entiendo porqué te mira tanto.-Comentó con cierto tono de molestia en su voz el chico rubio mientras se encontraban en la sala de los menesteres.

-Creo que está preocupado.-

-¿Preocupado? ¿Por qué el cara rajada estaría preocupado por ti? No son amigos.-

-No lo somos, lo sé. Pero Potter me encontró ese día en mi habitación cuando Umbrigde me castigó, ¿recuerdas? Además, es el único que no me ha juzgado por ser sobrino de la Suprema Inquisidora.-Dijo Dylan al tiempo en que apoyaba su cabeza en uno de los hombros del Slytherin en busca de un abrazo que no tardó en llegar.

-Lo sé, Potter no es de los que juzga sin conocer. No es una mala persona pero no me gusta que tenga tanto interés en ti.-Admitió el rubio con voz cansada, la verdad es que el miedo de perder a la única persona buena de su vida era demasiado grande.

-¿Celoso, Draco?-Preguntó con tono juguetón el pelinegro mientras se inclinaba hacia el rostro ajeno y depositaba un suave beso en una de sus mejillas.

-Sí. ¿Tienes algún problema con eso? Potter es mejor persona que yo, te puedes enamorar de él en cualquier momento.-

Las palabras de Draco siguieron rondando la cabeza de Dylan por el resto del día. Después de oírle decir aquello solo había besado al chico para hacerle olvidar esas locas ideas y al parecer había funcionado. Podía entender el temor del Slytherin porque él también lo tenía, pero sabía que lo que ambos sentían no era un simple capricho de adolescentes y lucharía por esa relación.

La hora de cenar ya había pasado y Dylan, como ya acostumbraba a hacer, no había bajado al gran comedor. No tenía apetito y además, no deseaba ver a su tía más de lo estrictamente necesario. Suspiró pesadamente al tiempo en que cerraba el libro que había intentado leer desde que llegó a la habitación, no lograba concentrarse y eso le frustraba. El sonido de la puerta al abrirse llamó su atención y no pudo evitar sonrojarse al encontrarse directamente con la verde mirada de Harry Potter, quien le sonrió en cuanto notó su presencia en la habitación.

-Dylan, hola. No te vi en el gran comedor.-

El saludo tan ordinario y común de Harry le hizo reír suavemente, nadie le había tratado con tanta familiaridad sin siquiera conocerlo antes y eso era algo que le hacía sentir muy cómodo. Harry, por otra parte, terminó con un ligero rubor cubriendo sus mejillas al darse cuenta de lo tontas que habían sido sus palabras. Era obvio que el ojiazul no había bajado a cenar porque él precisamente había llegado a la torre de Gryffindor con la intención de buscarle.

Las cosas no habían cambiado demasiado dentro de la sala común de Gryffindor, pero ahora Harry le saludaba siempre que le veía y eso había generado varios rumores entre sus compañeros, aunque a él eso no le importaba demasiado y parece que a Harry tampoco. El ojiverde se acercó hasta quedar sentado sobre su cama, la cual se encontraba al lado de la de Dylan y mantuvo la mirada sobre el pelinegro.

-Harry… Me pones nervioso.-Murmuró Dylan al notar la insistente mirada del chico sobre él, era como si el ojiverde pudiera comprenderle y saber todo lo que le pasaba solo con una mirada.

-Yo… Lo siento. Es que… Me preocupas. ¿Por qué nunca bajas a cenar?-

-¿Eh?-Dylan abrió sus ojos con sorpresa al escuchar la pregunta de Harry, no se esperaba comprobar que el chico se encontraba preocupado por él.-No tengo apetito, eso es todo.-

-Puede que no tengas apetito uno que otro día pero no todos. Sé que hay algo más que intentas evitar, Dylan. Puedes confiar en mí.-

-No es que no confíe en ti. La verdad es que no suelo tener apetito y no quiero soportar la mirada de todos a esta hora del día.-

Esas palabras hicieron que Harry comprendiera lo que pasaba con el chico ojiazul, él sabía lo que era sentirse rechazado por sus compañeros. Lo había experimentado a principios de año cuando todos creían que estaba loco por decir que Lord Voldemort había regresado, aunque estaba seguro de que muchos seguían creyendo que lo estaba pero la llegada de Dylan y su parentesco con Dolores Umbrigde habían provocado que se olvidaran un poco de ese asunto.

-Dylan, sabes que la mayoría de nuestros compañeros solo se dejan influenciar y en estos momentos todos creen que eres un espía de Umbrigde.-Le aclaró Harry con tono suave, intentando que el chico comprendiera lo que en verdad pasaba.

-No están equivocados. Umbrigde quiere que sea su espía.-Respondió Dylan mientras desviaba su mirada, no quería ver la reacción que el ojiverde tendría al enterarse de la verdad. Por alguna razón no se sentía capaz de soportar el rechazo de Harry Potter.

-Dylan…-No sabía cómo reaccionar ante aquella confesión, pues el saber aquello significaba que no podría confiar del todo en el ojiazul y una extraña fuerza le incitaba a acercarse a Dylan, a conocerle y dejarse llevar por las sensaciones que provocaba en él.

-Ella quiere que le mantenga informado de todo lo que ustedes hacen porque sospecha que están organizando algo en su contra.-

-¿Eh? ¿Por qué me estás diciendo todo esto?-

-Porque me pediste que confiara en ti. Es simple. Todo el mundo sabes quién eres Harry o por lo menos, eso es lo que creen pero pude darme cuenta de que no eres una mala persona. Tu esencia es muy luminosa.-La sonrisa que se formó en los labios de Dylan al terminar de hablar provocó que Harry se sonrojara.

-Espera, entonces… ¿Tú no estás del lado de Umbrigde?-La sorpresa que expresaba el rostro de Harry tras comprender lo dicho por Dylan solo causó que una suave risa se escapara de la boca del ojiazul.

-No. No estoy a favor de todo lo que ha hecho Umbrigde. Ella sigue siendo mi tía y tiene cierta autoridad sobre mí, pero no sigo sus ideales de pureza de sangre ni creo que tú o Dumbledore estén fuera de sí al creer que Voldemort regresó.-

-Lo llamaste… Por su nombre. No conocía a nadie que lo hiciera.- Harry lo miró con los ojos más abiertos y no pudo evitar inclinarse un poco hacia el contrario.

-Luces muy sorprendido… ¿Es algo malo que lo llame por su nombre?-

-No, bueno… Depende de lo que pienses al respecto. La mayoría no dice su nombre por temor o respeto, depende de qué lado estés.-

-¿Y tú no le tienes miedo?-

-Yo…-Harry no pudo continuar hablando, la intensa mirada que Dylan le dedicaba le hizo perderse en sus pensamientos, en unos recuerdos que no parecían ser suyos. Él había escuchado esas palabras en otro momento y en otro lugar aparentemente.

Se encontraba frente al chico ojiazul en esa familiar habitación, ambos permanecían abrazados o eso parecía, pues sus manos rodeaban firmemente la cintura del cuerpo ajeno. Dylan tenía los ojos llorosos como si estuviera sufriendo un gran dolor en esos momentos y esa imagen le partía el corazón, él no quería que el chico entre sus brazos sufriera sino que deseaba hacerle feliz y amarlo hasta el fin de los tiempos.

-Dylan…-Le había llamado en aquella ocasión con una voz suave y conciliadora, lo que menos quería en esos momentos era discutir con el ojiazul.

-¿Y tú no le tienes miedo?- El ojiazul lo estaba mirando con determinación en espera de una respuesta a pesar de que sus ojos delataran el dolor que sentía.

-Prefiero que tú te mantengas a salvo. Solo es una cena. El tiempo pasará y me tendrás de regreso a tu lado.-

-Las cosas no son tan sencillas. No quiero perderte, Glen.-

Esas palabras le robaron una sonrisa, el ojiazul siempre se preocupaba demasiado cuando se trataba de él y eso solo provocaba que se enamorara más. No quería pensar demasiado en lo que pasaría en esa absurda cena de negocios donde se discutirían las reformas que se deseaban establecer para mantener la pureza de la sangre, pues para él, Glen, era algo que carecía de importancia. Un mago era digno de serlo sin importar la sangre que poseyera, pero en aquellos tiempos su visión parecía ser revolucionaria y debían mantener sus pensamientos al margen.

Llevó una de sus manos a acariciar una de las pálidas mejillas de Dylan, el chico cerró sus ojos de inmediato debido a que adoraba esas dulces caricias y aprovechó la oportunidad para besar esos rosados labios que tanto le habían tentado desde que lo conoció. El beso llevó un suave ritmo, los belfos de ambos se rozaban y se dejaban llevar por el latir de sus corazones, demostrando con esas caricias todo el amor que sentían por el otro.

Los ojos de Harry se abrieron con sorpresa, confundido al no comprender lo que había pasado hace unos segundos. Su mirada buscó a Dylan a través de la habitación y lo encontró a solo unos centímetros lejos de él. El ojiazul tenía los ojos abiertos más de lo normal y la mirada perdida, su boca ligeramente abierta mientras uno de sus dedos acariciaba su labio inferior, parecía estar tan confundido como él.-

-Dylan.-

-Me besaste, Harry.-Susurró Dylan al tiempo en que su mirada se encontraba con la de Harry, no estaba molesto sino muy confundido por todo lo que había pasado. En un momento estaban hablando y dos segundos después, Harry se había acercado y besado con una dulzura que solo había encontrado entre los brazos de Draco.

Eso no podía ser cierto, él solo había tenido una extraña visión o eso pensaba Harry, pero parecía que ese recuerdo había sido más real de lo que imaginó.

-Dylan, yo…-

-No digas nada. Está bien, no hay problema.-

-Pero, Dylan…-

El ruido proveniente de las escaleras le hizo dejar de hablar, sus compañeros entraron como un tornado a la habitación y le arrebataron ese momento con Dylan, quien se escondió debajo de las sábanas de su cama. Ron no tardó en acercarse a él y preguntarle por qué había abandonado el gran comedor cuando aún no comían el postre de la cena, Harry no quiso hablar y se excusó diciendo que se encontraba cansado. El ojiverde se metió debajo de las sábanas de su cama e intentó dormir, cosa que fue en vano porque no podía dejar de pensar en Dylan, en el beso que le había dado y en ese recuerdo que parecía tan real como si de verdad él hubiese estado ahí. Pero eso era imposible o eso quería creer. Al parecer Harry Potter buscaba los problemas por su propia voluntad, de seguro Dylan ahora le odiaba por haberle besado cuando apenas se conocían, mas él se encargaría de solucionar las cosas, por alguna extraña razón no podía permitir que el ojiazul se alejara de su lado.

Notas finales:

Muchas gracias por leer~

Nos vemos en el siguiente capítulo.


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