Las cosas se habían tornado un poco extrañas dentro de Hogwarts en las últimas semanas. La navidad se acercaba y con ello había gran revuelo dentro del castillo. La Suprema Inquisidora ya había prohibido las reuniones grupales como los grupos de estudio o los equipos de quidditch, por lo que Harry junto a sus amigos había organizado lo que se llamó “El ejército de Dumbledore”.
Las reuniones del “ED” marchaban bien, Harry en verdad se estaba divirtiendo al enseñarle a sus amigos y compañeros todos sus conocimientos sobre defensa y ataque en magia, y le agradaba ver el progreso en cada uno de ellos. Lo único que lamentaba de esas reuniones clandestinas que se realizaban una o dos veces por semana, era que tenía menos tiempo para estudiar y para ver a Dylan, cosa que comenzaba a molestarle pues siempre que le veía era a una distancia prudente y no lograba cruzar más que el saludo con él. Ron y Hermione notaron ese cambio en la actitud de su amigo y decidieron ayudarle, pues se daban cuenta que a ambos chicos les afectaba el no verse.
Solo quedaba una semana para navidad y para el comienzo de las vacaciones, por lo que la mayoría de los estudiantes se encontraban perdidos en sus pensamientos y panoramas para las vacaciones. Harry, Ron y Hermione se irían a Grimmauld Place junto a los otros miembros de la familia Weasley, por lo que el ojiverde se encontraba muy emocionado por volver a ver a su padrino en esas fiestas. Las clases habían terminado por ese día y Harry se encontraba en su habitación, ordenando sus cosas antes de su última reunión con el ED. Ron y Hermione le esperaban en la sala común para bajar a cenar juntos, por lo que no esperaba que nadie más subiera a la habitación pero se equivocó.
El sonido de la puerta al abrirse le sorprendió, por lo que se giró para ver al intruso que entraba a su habitación y abrió sus ojos con sorpresa cuando Dylan apareció frente a él con una tímida sonrisa. Su reacción fue impulsiva, pero no se iba a reprimir cuando tenía al chico que le gustaba por fin junto a él y a solas. Acortó la distancia que los separaba, rodeando el cuerpo del ojiazul con sus brazos y empujándolo suavemente sobre su cama. Los dos chicos quedaron recostados mientras sus miradas se conectaban.
-Harry…-
-No digas nada, te he extrañado muchísimo en estos días… Lamento estar tan ocupado.-Se disculpó el ojiverde, sonriendo al poder acariciar la pequeña cintura de su chico.
-Lo sé, me imagino que el ED te mantiene bastante ocupado. No te preocupes, estás haciendo grandes cosas por tus amigos, Harry.-La sincera sonrisa que el joven Price le regaló hizo que por un segundo el ojiverde se olvidara de un pequeño detalle.
-Espera, ¿tú sabes sobre el ED? ¿Cómo?-
-Hermione me invitó a participar, pero no creí conveniente el involucrarme. No quiero que mi tía intervenga con tus planes y además, no creo que los demás se sientan cómodos con mi presencia.-Respondió con calma el pelinegro antes de cerrar sus ojos y acurrucarse entre los brazos de Harry.-La verdad es que yo también te he extrañado…-
-Pero podrías venir cuando quieras, yo te protegeré si alguien se atreve a decirte algo.-
-Harry, no insistas… Realmente no quiero ocasionarte más problemas. Umbrigde ya te tiene en la mira.-
-Está bien, pero quisiera que hoy vinieras y veas lo que hacemos. No dudo de tus capacidades en magia defensiva, pues te he visto en clase y sé que eres tan bueno como Hermione. Solo quisiera pasar más tiempo contigo. Puedes usar la capa de invisibilidad para que nadie te vea.-Lo intentó convencer Harry antes de depositar un corto beso sobre los labios ajenos.
-Está bien, iré hoy.-
La cena transcurrió con normalidad para Harry mientras que Dylan corrió a refugiarse en las mazmorras para encontrarse con Draco. Ese era el lugar más seguro para verse, pues Umbrigde no llegaba a esos dominios y eran pocos los alumnos que pasaban por esa zona del castillo. El pelinegro no tardó en llegar a esa aula vacía donde un chico rubio ya le esperaba.
-Draco…-
-Hoy llegas temprano, Dylan.-Comentó el ojigris con una sonrisa arrogante en su rostro al mismo tiempo en que caminaba hasta el otro chico.- ¿Todo bien?-
-Todo bien aunque eso es raro, ¿no? Temo que mi tía me preparará un castigo para las fiestas.-Murmuró el ojiazul antes de rodear el cuello ajeno con sus brazos.- Hoy hablé con Harry, lo veré después de la cena.-
-¿Así que Potter por fin te pidió una cita?-Preguntó el Slytherin, intentando bromear aunque aún le costara asumir la situación.-
-Draco, no lo hagas. Te cuento estas cosas porque no quiero tener secretos contigo.-
-Lo sé, pero es difícil no sentir celos de mi enemigo, ¿no? Aún es complicado saber que debo compartir tu amor con Potter.-
-Draco, sabes que…-
-Tranquilo, sé que no planeaste que las cosas fueran así y te quiero, ¿vale?-Susurró el rubio antes de dejar un beso sobre la frente del pelinegro.
-Pero te hago daño de todas formas, nos es justo.-Susurró el pelinegro, suspirando levemente.
-¡Hey! Escúchame, ¿de acuerdo? Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Eres lo único verdadero que tengo, Dylan.-Las palabras del Slytherin fueron extremadamente sinceras, por lo que terminó con un ligero rubor en sus mejillas.
-No me dejes nunca, Draco. Por muy egoísta que me haga parecer esta petición… Quédate conmigo.-Susurró el Gryffindor casi al borde del llanto, esa situación comenzaba a angustiarle y el no poder estar sin ninguno de los dos chicos le hacía sentir como la peor de las personas.
Draco simplemente le mantuvo entre sus brazos, sabía que la situación era complicada y el hecho de que uno de los involucrados aún no comprendiera la naturaleza de su vínculo, solo dificultaba más las cosas. Estaba decidido a quedarse junto a Dylan todo el tiempo que el chico le quisiera a su lado y le ayudaría a enfrentar todo lo que se interponga entre ellos.
Cenaron en calma, las conversaciones entre ellos fluían con facilidad, pues Dylan no era como la mayoría de los Gryffindor, no era muy ruidoso y era bastante inteligente, o eso era lo que opinaba el joven Slytherin. Dylan podía ser bastante tímido y a Draco le encantaba poner al chico nervioso, le gustaba la forma en que ambos podían hablar libremente. Dylan sabía todo sobre la familia Malfoy y al mismo tiempo, Draco se había enterado de varios secretos de los Price. La relación entre ellos cada día estaba mejor, pero el ojigris se daba cuenta de que Dylan también necesitaba a Harry Potter a su lado.
Eran cerca de las once de la noche cuando ambos chicos decidieron que era hora de irse, Draco debía realizar su ronda como prefecto y Dylan tenía pensado ir a visitar a Harry al lugar de sus reuniones del ED. Caminaban tomados de la mano por uno de los pasillos de la escuela, hablaban en voz baja y agradecían que fuera tan tarde pues así no se encontraban con ninguno de sus compañeros.
-Entonces, es cierto que Potter está organizando algo en contra de Umbrigde.-Comentó Draco, no faltaba mucho para llegar a la torre Gryffindor y el rubio se había empeñado en acompañar a su pareja.
-Ya lo sabías, pero no encuentro prudente que me acompañes hasta el lugar de reunión. No quiero poner a nadie en peligro.-
-Lo sé, de todas formas no lo delataría. Sé que al hacerle daño a Potter te hago daño a ti y eso es lo que menos quiero en este mundo. Pero debes saber que tu tía ya sospecha sobre él, no faltará mucho tiempo para que descubra dónde se reúne Potter y sus amigos.-
-Tienes razón, por algo reclutó a la brigada inquisitorial.-Murmuró Dylan con cierto reproche en su voz, frunciendo sus labios levemente.-
-Sabes que tuve que hacerlo, si no me involucraba todos iban a sospechar y no sería bueno que mi padre metiera sus narices en este asunto.-
-Lo sé, amor… Lo siento. No es tu culpa, es solo que la forma en que mi tía hace las cosas me enferma.-
-A todos, pero no pienses más en ella. Solo piensa en mí y vuelve a llamarme “amor”.-Susurró el Slytherin antes de acorralar el cuerpo de Dylan contra la pared y besarle con intensidad. La forma en que el ojiazul le había llamado había despertado la esperanza en su corazón y no estaba dispuesto a abandonar al chico que estaba entre sus brazos.
Después de unos cuantos besos más, Dylan pudo por fin subir a su habitación. No se encontró con ninguno de sus compañeros y sonrió cuando sobre su cama encontró la capa de invisibilidad de Harry junto a una nota escrita por él. En ella le indicaba cómo llegar a la sala de los menesteres. Dylan cogió la capa y bajó a la sala común, todo estaba demasiado silencioso y tranquilo, y eso le inquietó. Tuvo un mal presentimiento, pero decidió ignorarlo porque iba a encontrarse con Harry y nada malo podía pasar a esas horas.
El camino a través del castillo fue muy tranquilo y solo tuvo que evitar a Filch en una ocasión antes de llegar a la muralla, pasó tres veces frente a ella y esperó a que la puerta se materializara. La reunión debía haber concluido porque varios de los chicos comenzaron a salir, por lo que Dylan aprovechó para ingresar a la sala sin que nadie se diera cuenta de su presencia. En cuento entró pudo distinguir a Harry y quiso acercarse a él, mas prefirió esperar a que todos se fueran.
Ron y Hermione se despidieron del ojiverde, fueron los penúltimos en irse y Dylan solo esperaba que aquella chica de rasgos asiáticos dejara de ver aquellos viejos recortes de periódico y se marchara. Vio como Harry se acercaba a ella y la consolaba, pero nada había preparado a Dylan para lo que sucedió a continuación. De un momento a otro, una rama de muérdago apareció sobre la pareja y la chica se inclinó sobre Harry, el chico pareció confundido por unos segundos antes de tomar la iniciativa y terminar de juntar sus labios con los de ella.
Dylan no podía creer lo que sus ojos presenciaban, retrocedió unos cuantos pasos mientras esperaba que Harry rechazara a la chica. Ellos solo se alejaron cuando la falta de aire se hizo presente y la chica asiática mostró una radiante sonrisa, estaba claro que a ella le gustaba Harry y Dylan sospechaba que al ojiverde también le atraía la chica. Quiso huir en ese momento, inconscientemente continuaba retrocediendo hasta que tropezó con una armadura y terminó en el suelo, rápidamente se cubrió con la capa y alcanzó a ver como la chica abandonaba la sala tras despedirse del Gryffindor.
Harry Potter se maldecía a sí mismo por ser tan estúpido, ¿cómo había podido dejarse seducir por una de sus compañeras? Cho Chang le había coqueteado durante todo el año escolar y si bien, es cierto que el año anterior se sentía atraído por la chica, todo sentimiento hacia ella se había desvanecido en el momento en que conoció a Dylan. El mismo joven que era sobrino de Umbrigde y que ahora le miraba con tanto dolor. Harry quiso acercarse, pero Dylan se levantó rápidamente del suelo.
-¿Para eso querías que viniera? Si ya no quieres nada conmigo, creo que hubiese sido más humano que me lo dijeras.-Las palabras de Dylan reflejaron todo el dolor que sentía, no iba a contenerse porque la tristeza y los celos se apoderaban de él.
-No, yo… Dylan. No planee que esto pasara. Cho, ella simplemente me besó y ya… No sé por qué lo hizo.-
-¡No digas mentiras! Tú no te negaste al beso… Y ella claramente lo hizo porque le gustas, es demasiado notorio, Harry.-La voz del ojiazul iba haciéndose cada vez más baja, estaba dolido y Harry no sabía cómo calmarlo.
-Está bien, la besé pero tú estás saliendo con Malfoy. No tienes derecho a reclamarme nada. Hay rumores sobre ustedes dos juntos por toda la escuela.-Las palabras de Harry fueron demasiado hirientes para Dylan, sus ojos reflejaron las lágrimas que luchaban por salir.
-Entiendo que estés molesto por los rumores, pero tú sabes que Draco y yo estamos juntos…-
-¡Lo sé y aun así, estoy luchando por ti!-
-¿Luchando por mí? ¿Y por qué besas a Cho Chang si estás luchando por mí? Eso no tiene sentido.-
-¡Tal vez ella me guste, ¿de acuerdo?! También tengo derecho a estar con alguien que solo tenga ojos para mí.-
-Está bien, Harry. Si eso es lo que deseas… Yo no te molestaré más.-Dylan mantenía su triste expresión, pero sabía que todo había terminado. Lentamente comenzó a caminar hacia la salida, entregándole la capa a Harry en el camino y antes de abrir la puerta se detuvo.-No te puedo obligar a soportar todo esto. Sé que parece una locura aun cuando yo siempre he sido sincero contigo. Adiós, Harry y felices fiestas.-