Capitulo seis.
Absolutamente nada.
En una hoja de papel reciclable, un día Sasuke escribió un secreto. Trazó delicadamente las palabras con su crayón azul, porque para el niño de siete años eso era importante. Escondió la hoja bajo el colchón de su cama y, ahora, nueve años después, no se atreve a sacarla por temor a saber que era aquello que inocentemente quería esconder.
—… ¿Sasuke? —Volteó a mirar a Haku interrogante— Te he estado hablando.
—Ajá. —Dijo solamente eso, la verdad ese día no tenía ánimos de absolutamente nada.
—Ese muchacho de allá te está llamando.
Sasuke giró su rostro siguiendo la dirección a la que con descaro el dedo de Haku apuntaba. Levantó la mano y con un gesto saludó a Suigetsu que movía efusivamente sus manos y le llamaba mientras esperaba que el semáforo peatonal se pusiera en azul. El muchacho cruzó corriendo la cebra y, una vez estuvo a su lado, le abrazó por el hombro.
—¡Sasuke! ¿Cómo está mi pequeña princesa? —Le dijo melosamente mientras con su otra mano le pinchaba la mejilla.
—No seas idiota. —Se soltó algo rudo del agarre.
—¡Hola! —Dijo efusivo Haku. Sasuke le miró con reproche.
—Hola nena. —Y Suigetsu como siempre haciendo galante de su necesidad de atención, se acercó insinuante a Haku en lo que pretendía ser “su actitud para ligar” o más bien su pose chula. Sasuke aún no se podía creer que se sintiera guapo e irresistible actuando de esa manera.
Por su parte Haku se rio un poco y, bajando un poco su cabeza para ejercer presión sobre su garganta y su voz sonara más grave, le dijo:
—Soy un chico.
Sasuke sonrió un tanto divertido y el chico de los triángulos que estaba un poco más cerca de ellos también rio. La cara de Suigetsu era todo un poema, compungida y desencajada a más no poder, mientras sus mejillas se sonrojaban un tanto.
Hasta que estalló en risas.
—No trates de tomarme el pelo, joder. —Exclamó en tono jocoso.
—Es cierto. —Dijo Sasuke un tanto serio, todo esto le dejaba un sabor amargo. ¿Qué sucedería si él hiciera lo mismo que Haku?
—Puedo demostrártelo. —Le terció Haku.
—Bien, cariño. Hay un hotel a unas tantas cuadras. —Le guiño coquetamente un ojo y le regaló una sonrisita. Sasuke rodó los ojos.
—Estoy casado. —Respondió un poco tímido escondiendo ligeramente su cuerpo tras el de Sasuke.
—Te dice la verdad, hermano. —Agregó el chico de los triángulos, tratando de dar por sentado el tema.
—No jueguen conmigo —Suigetsu suspiró resignado—. Sasuke, amor…
—¡Sasuke! —Eso sí que no se esperaba, era Naruto quien le llamaba— Apresúrate, puedes hablar con tu novio otro día.
—No soy su novio. —Agregó rápidamente Suigetsu percatándose de la presencia de la novia de Naruto. La verdad, la chica era bastante atrayente, tenía una cara dulce e inocente, al igual que su presunta personalidad y un cuerpo de zorra. Perfecta para muchos hombres.
Naruto se acercó a él y le haló del brazo.
—Hablemos —Le exigió alejándolo. Sasuke blandió su brazo y se soltó con brusquedad del agarre—. Te lo puedes tirar luego, no me hagas seguir perdiendo el tiempo. —La verdad Naruto quería decirle algo como eso desde que lo vio en el supermercado con aquel chico. Desconocía como y porque era la relación de su padre con Sasuke, pero, Naruto conocía a su padre, o al menos hace poco menos de una semana creía conocerlo, de igual forma no permitiría que Sasuke jugara con su papá de esa manera.
Realmente quería odiar a Sasuke, echarle la culpa de todo y pensar que sí simplemente Sasuke desaparecía de su vida todo sería perfecto. Pero sabía que no era así. Sasuke no tenía la culpa, como tampoco la tenía su madre y como de cierta forma no la tenía su padre, solamente eran los protagonistas de una serie de hechos que desataron aquel acontecimiento. Que Sasuke era el amante de su padre, bueno, de la palabra amante se desprendía la palabra amor y por muy ingenuo que sonara él prefería creer que su padre estaba confundido y creía amar a Sasuke, lo cual –para Naruto- no era cierto. Pero, aún así, Naruto no sólo era señor optimismo, no señor, cabe también la posibilidad de que ellos se acuesten por mero morbo y placer y, ahí, es donde decae aún más la imagen que tiene sobre su progenitor.
¿Esa había sido la primera vez que se revolcaban?
Como era de esperarse la mano de Sasuke impactó sobre su rostro, rápida y ágil como sólo puede ser alguien con experiencia, y, en su efecto, le dolió y mucho.
—No permitiré que sigas haciendo comentarios como esos —Le espetó bastante cabreado. Había sobrepasado su límite, pero es que aunque Sasuke le había dicho que no quería hablar de ello, Naruto sí. Lo necesitaba, lo anhelaba, explotaría si no lo hiciera. Simplemente no se quedaría callado sin hacer nada—. Lo que yo haga con mi cuerpo es mi problema.
Y ese era el jodido problema. ¿Por qué Sasuke no decía si lo hacía o no? Maldita sea la intriga. Él quería respuestas, más bien, quería saberlo todo y por una jodida vez saber que pensar.
Sasuke suspiró quedadamente mientras observaba a Naruto, tenía los ojos fijos en ninguna parte y parecía inmerso en sus pensamientos. Le tuve un poco de pesar. La verdad él nunca quiso inmiscuirse en medio de un matrimonio ni esquebrajar una familia, simplemente se enamoró de Minato y si fuese su decisión aseguraría que no lo estaría. Pero los sentimientos van en sentido contrario a la razón y, por más que Sasuke quisiera no sentir nada por Minato la realidad era otra, así de sencillo y todos, incluso él y Naruto, tendrían que aprender a vivir con eso.
—Esto me supera, Sasuke. —Le confesó luego de unos segundos en mutismo. Sasuke le miró y Naruto hizo lo mismo, cohibiendo a ambos, esa acción se había vuelto tan suya que técnicamente, al final del día, lo único que recordarían sería los ojos cargados de sentimientos del otro—. Esto no es para mí, la cabeza me va estallar. Dime pues, ¿qué hago? ¿Qué harías tú en mi lugar?
Y es que fue inevitable. Aquel remilgo de simpatía parecía estar escrito, Naruto aún no conseguía odiar a Sasuke y Sasuke no consideraba a Naruto un problema en su resquebrajada relación.
—No lo sé. —Le contestó con la voz cargada de sensibilidad. Tenía tantos sentimientos a flor de piel que se permitió ser débil, se dejó llevar al igual que aquella vez en la playa. Pero no, no podía, simpatizar no estaba en sus genes. Sasuke recobró la compostura, porque, tal vez, hubiera sido más fácil para Naruto si ellos fueran nada más que simples desconocidos, pero así no era, eran desconocidos que se había estado besuqueando nada más conocerse.
Naruto apretó los puños y cerró los ojos con fuerza. Parecía débil, le pareció a Sasuke, como alguien que fuera a llorar, pero no lo hizo. Naruto abrió los ojos, golpeó la pared a su lado y suspiró.
—¿Podemos hablar? —Dejó salir sus palabras suavemente, como si el no fuera el chico alto y fornido que imponía su figura frente al delicado cuerpo de Sasuke, si no al revés.
Sasuke le lanzó una mirada interrogante.
—Ya lo estamos haciendo. —Se resignó a responder.
Naruto soltó una, sólo una, carcajada hueca que en teoría a Sasuke le tradujo un alarido de dolor.
—En otro lugar. —Le dijo señalando a su alrededor. Estaban apegados a la pared de una tienda que en su lujoso aparador exhibía todo tipo de nuevas tecnologías.
Sasuke frunció los labios y giró a mirar a Haku que parecía haber olvidado su timidez inicial y reía con Suigetsu.
—Es el cumpleaños de tu novia. —Le evidenció.
Naruto se encogió de hombros.
—He pasado muchos cumpleaños con Hinata, por medio que me pierda no morirá.
Sasuke asintió levemente y con un gesto de manos le indicó que prosiguiera. Sus excusas fueron escuetas y por sumo sospechosas, era evidente que se había ignorado todo el tiempo, luego sospechosamente cuchichean solos en un rincón y luego se van juntos. Era imposible no pensar mal, o al menos lo era para Sasuke.
Caminaron en silencio y sin mirarse, tan solo manteniéndose cerca del otro para recordar que se encuentran en compañía. A mitad del verano el calor era insoportable, Sasuke sentía su cuerpo pegajoso de sudor y su manía por permanecer limpio comenzaba a desesperarlo. Miró el perfil de Naruto algo impaciente, ya llevaban cuatro cuadras de caminata y el rubio aquel no parecía dar señales de detenerse.
—Hay un parque a una cuadra más. —Le dijo sin siquiera voltear a mirarle.
Sasuke asintió y siguió caminando a su lado, se palpó un poco sus piernas descubiertas y dejó salir un suspiro de alivio al ver por fin el mencionado parque. Pero el alivio se le fue un segundo después de sentirlo, habían muchas personas en ese lugar y seguro aquel idiota le armaría una escena.
—Escucha, por qué no mejor superas que me acuesto con Minato y listo.
—Te odio por momentos, sabes. Más que todo cuando dejas salir tan lindas palabras de tu boca.
—Es amor —Le guiñó coquetamente un ojo y agregó:—. Ahora que soy tu nueva mamá debes amarme.
—¡Oh por todos los santos! Calla toda esa herejía, Sasuke.
Siguieron caminando hasta apartarse un tanto de los niños revoltosos que corrían y jugaban en el lugar. Se sentaron en medio de la bajada hacía la ciclovía buscando un poco de privacidad. Sasuke miró a su alrededor, ese lugar no tenía nada de especial, no era más que un gran espacio verde, decorado con frondosos árboles y una zona de juegos para los mocosos impertinentes se mantuvieran ocupados. Pero de igual modo ese lugar tenía un ambiente familiar que le hacía anhelar aquellos viejos momentos en los que guardaba un pedacito de felicidad.
—Entonces… —Le era sumamente extraño estar con Naruto en aquel lugar sin decirse nada y pretendiendo que nada pasaba.
—Hagamos una cosa —Le dijo volteándose para mirarle de frente— Juguemos a ese juego danés de las preguntas.
—Lo que callamos los corderos. —Le dijo Sasuke.
—Sí ese, yo te haré una pregunta y serás honesto. Prometo hacer lo mismo.
Ya suponía de que iba todo eso, pero de igual forma se permitió seguir con aquel juego absurdo.
—Empieza tú.
—¿Cómo conociste a mi padre? —Sasuke le miró en silencio por unos segundos, responder a esa pregunta implicaría revelar muchos aspectos de su vida— Prometiste ser sincero.
—Nunca dije algo como eso.
—Vamos Sasuke, si haces esto prometo no seguir molestándote ni haciéndote reclamos. Creo que tengo derecho a saber cómo fue todo, quizás así pueda entenderte o entender a mi padre. ¿Acaso pido algo injusto?
Maldito bastardo, pensó Sasuke, estaba apelando por el lado sensible.
—Fue hace siete meses, mi hermano estaba planeando su viaje para Italia, mi padre estaba muy ocupado con su trabajo y ambos pensaban que estaba pasando por la época de la rebeldía. Me habían arrestado hacía una semana y mi padre consideró que el ejemplo de un buen hombre cristiano enderezaría mi camino. —Sasuke se sonrió con sarcasmo.
—¿Por qué te arrestaron?
—Es mi turno de preguntar.
—Seguro que no tienes nada que preguntarme.
—Te equivocas… ¿Qué sentiste cuando supiste que era hombre?
Naruto se dejó caer sobre el pasto y se puso una mano sobre la frente.
—Aún lo estoy asimilando. Me sentí doblemente engañado, por todo.
—Yo nunca te mentí. —Se defendió.
—¿Pero, por qué lo haces? ¿No te gusta tu cuerpo?
—No tengo porque darte explicaciones sobre mi vida y mientras tanga un buen trasero me vestiré como quiera. —Le respondió indignado haciendo amago de levantarse.
—Espera —Naruto se apresuró a halarle del brazo— Lo siento, lo siento. ¿Por qué te arrestaron?
Sasuke le miró mal y volvió a acomodarse.
—Por destrucción a la propiedad pública. —Le respondió hosco y sin dar más detalles.
—Ajá… —Musitó suavemente.
—Haz tú otra pregunta me haz enfadado.
Naruto se sonrió, Sasuke actuaba como un niño.
—No, es tu turno. —Le dijo con autosuficiencia.
Sasuke soltó un ligero bufido y dejó caer su cuerpo sobre el pasto.
—¿Por qué haces todo esto, Naruto?
—¿Qué por qué lo hago? —Se giró sobre sí mismo apoyándose en su costado para poder ver a Sasuke— No lo sé, quizás así pueda comprenderte aunque sea un poco.
Sasuke se quedó en silencio sintiendo como su respiración se aquejumbraba y Naruto tampoco dijo nada por ese momento.
—Okay —Dijo un minuto más tarde—. Hace siete meses que conoces a mi padre porque tu padre quería que él influenciara tus problemas de actitud. ¿No es cierto?
—Sí.
—¿Entonces cómo fue que se volvieron amantes?
—Ya hiciste tu pregunta, rubio. —Y por instinto, Sasuke empujó la frente de Naruto con su dedo índice.
—Pero yo quería…
—Nada. —Le interrumpió.
—Sasuke…
—Es mi turno, rubio tonto.
—Eres insufrible. —Se quejó haciendo pequeño un puchero.
—Gracias, me esfuerzo mucho todos los días.
—Haz tu maldita pregunta capullo. —Terminó diciendo azorado, cada vez que Sasuke abría la maldita boca le provocaba un nuevo disgusto.
—No te parece extraño que estemos aquí hablando tan tranquilamente, me sabe a mera hipocresía.
—No creo que sea justamente hipocresía —Naruto levanto un poco su torso— Desde que nos conocimos nos hemos caído en gracia, como cuando por más que quieras no te puedes enojar con alguien o al menos ese es la conclusión a la que llegué —Cerró los ojos por un segundo y luego volvió a fijar su vista en Sasuke—. No sabes cuánto quisiera odiarte. —Le confesó con tanta sinceridad que Sasuke se removió un tanto incómodo.
—Tú tampoco eres de mi completo agrado.
—Eras mucho más agradable borracha, o borracho, lo que sea —Naruto se llevó la mano al puente de la nariz y se dejó caer nuevamente sobre la manga—. Ahora sí, responde ¿Cómo te enredaste con mi padre?
—Él me gustaba, yo le gustaba, simplemente vi la oportunidad y la tomé —Sasuke levantó su torso y siendo un tanto más osado dijo:—. Eres demasiado ingenuo, el hecho de que te agrade no debería hacerte olvidar lo que te he hecho.
—Eh ahí porque no puedo odiarte, Sasuke. Es que la verdad no creo que cuando te involucraste con mi papá pensaste o tuviste la intención de hacerme daño… Es un sentimiento ambiguo, aún no sé qué pensar.
—Minato nunca se quitó el anillo de matrimonio, yo siempre supe que estaba casado.
—¿Tú sabías que él era mi padre?
—No, pero era obvio que debía de tener hijos.
—Esto es demasiado confuso para mí —La voz de Naruto dejó de parecer serena. Sasuke pensó que tal vez todas las cosas que le había dicho anteriormente ya las había meditado—. ¿Qué habría hecho si no fueras tú y fuera otra persona?
—Empiezo a hartarme de todo esto, Naruto. ¿Qué es lo que pretendes?
—Ya te lo dije, sólo quiero comprenderte. —Respondió un poco alterado por la forma en que Sasuke le había hablado.
—Sabes que es lo que quieres —Le espetó Sasuke arrinconándolo al sentarse sobre su vientre—, lo único que quieres es sentirte bien contigo mismo. ¿Qué pretendes al ser tan moralista y tan abierto? Que actúes de esta forma no te hace mejor persona, sólo estas siendo egoísta.
Naruto impulsó su cuerpo con piernas y cadera invirtiendo las posiciones y, como era de esperarse, viendo las intenciones de Sasuke le tomó ambas manos apresándoselas sobre el pecho para evitar que le golpeara.
—¡Cómo puedes ser tan malagradecido!¡Me preocupo por ti! —Naruto respiró hondo y prosiguió— Lamento destruir tus ilusiones de niña bonita, pero cuando mi mamá termine con su trabajo y este más constantemente en casa, mi padre dejara de sentirse sólo y se dará cuenta de que no te necesita —Sasuke removió sus brazos con fuerza, estaba dolido, él también pensaba lo mismo—. Él solamente está confundido, a la final sufrirás tú si sigues empeñándote en seguir con algo tan absurdo.
—¿Y si así fuera eso que tiene que ver contigo? Yo no necesito que me consueles, y, sí tanto quieres acostarte con un hombre vete a un maldito burdel.
—No es por eso, Sasuke —Naruto soltó sus manos y bajó la mirada—. Esto es lo que haría un amigo.
—Deja de decir estupideces, nosotros no somos amigos.
Naruto levantó la mirada y con algo de duda confesó aquello que venía rondándole la mente.
—Los amigos siempre se miran a los ojos para compartir el dolor.
—¿Ah sí? Los amigos no se acuestan con los padres de sus amigos. No seas tan imbécil e idealista. Yo me seguiré acostando con Minato si eso es lo que quiero y no me importa lo que tú digas, si es tu padre es tu problema, sí engaña a tu madre es su culpa por no darle lo que desea. Así que aléjate de mí y deja de molestarme con tus ideas estúpidas.
—Haz lo que se te de la puta gana —Estalló—. Follen todo lo que quieran, ese no es mi maldito problema. Estoy harto de preocuparme tanto por esto, tratar de entenderte, tratar de entender a mi padre. Ya no me inmiscuiré en su maldita vida. Sabes qué, tienes razón, esto no tiene nada que ver conmigo.
Ninguno de los dos se movió, ni tampoco agregaron nada más, tratando de medir cómo reaccionaría el otro. Quizás todo esto afectaba a Naruto más allá de lo que Sasuke se imaginaba. Tanteándose un poco el corazón, Sasuke tuvo que aceptar que el entendía como Naruto se sentía, descubrir de golpe algo que todos te ocultaban, saberte ignorante sobre una parte de tu propia vida y además el hecho de que nadie haga algo para cambiar la situación. No pudo evitar sentirse identificado con la posición de Naruto en este asunto, entendía como se sentía. Aquella mezcla de impotencia, rabia e incertidumbre, el desosiego de la mentira y cierto grado de rencor, podía ver todo eso en los claros ojos de Naruto como si fueran el reflejo de los suyos mismos.
Y como la primera vez Sasuke levantó su mano y acarició la mejilla de Naruto.
—Desearía que no me gradaras tanto.
—No lo digas como si yo no sintiera lo mismo —Le dijo Naruto mucho más relajado—. Y es aquí cuando nos besamos. —Rompió Naruto el silencio con sus palabras jocosas, y ninguno de los dos supo si cuanto de aquellas palabras eran en serio y cuanto fueron soltadas en juego.
Y Sasuke maldijo porque era eso lo que necesitaba, eso o un par de cigarrillos. Porque aunque había tenido sexo con la persona que amaba, no podía si quiera afirmar que había recibido un poco del amor que tanto codiciaba.
Quiso preguntarle que si él también encontraba sosiego en sus sentimientos lacerados cuando unían sus labios. Que por esos segundos sentía que podría resistir un poco más inmerso en aquella cúspide de sentimientos que le aquejaba. Quiso preguntarle a Naruto si él también encontraba calma.
Porque dos personas deprimidas a causa de un mismo ente no pueden siquiera enrabiarse si no compadecerse.
Porque años después, Sasuke se dio cuenta de que aquello que un día escribió con crayón azul en una hoja de papel reciclable cuando solía ser un niño de siete años, no eran palabras y se sintió tonto al haber temido a aquellas palabras inexistentes. En papel reciclable con color azul cuando tan sólo era un niño de siete años, Sasuke Uchiha hizo un dibujo, y ahora, ya no siendo un niño, se siente tonto por no entender lo que aquellos trazos a los que antes temía y quería esconder.