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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Ehhh

Creyeron que demoraría otros casi dos meses en actulizar... ¡A que si! Pues ya ven que no.

Iba a actulizar el domingo, pero terminé hoy, así que recien terminadito. Quería actulizra dos veces la semana pasada, pero en la tablet no se puede avanzar mucho... siento que escrbí un monton y cuanod voy a ver como 5.700 y algo más de palabras, pero buesno.

Con mucho amor para ustedes, esta vez decidi arriesgrame más porque me lo pidieron mucho en versiones anteriores y ya que esta es la definitiva. Pos yo los complazo mis amores.

Creo que esta lo más decente y sensualoso que pude hacer. 

ToT Neceisto gafas y ya empeze la universidad, así que actulizare cada dos semanas... Lo siento, pero si termino antes, pues antes.

Ahh... se me olvidaba, espero sus revs ¬¬ Yo se que estan leyendo ;-; Demen su amor en un comentario.

Capítulo 3.

Muñeca de trapo.

 

Itachi observó a lo lejos a su hermano y de inmediato sus instintos le indicaron que debía ir con él, su razón le decía que lo consolara mientras su irracional línea de pensamientos se empeñaba en hacerle creer que todos eran culpables de su desdicha y que la vida era injusta con él -en parte aquella connotación era cierta- y, que luego de que ahogara su frustración entre sus brazos lo reprendería suavemente. Lo que menos necesitaba Sasuke en ese momento era sentir que todo el mundo estaba en su contra. Eso iba hacer Itachi, estaba decidido, hasta que la voz grave y profunda de su padre lo interrumpió.

-Espera a que se le enfríe la cabeza -Fugaku se sobó el puente de la nariz-. Ya sabes cómo es de terco.

Itachi miró las escalares por donde se había ido Sasuke, luego miró a su padre y asintió. Fugaku tenía razón, hablar con Sasuke en ese momento sería el equivalente a hablar con una pared, aunque, claro, una pared no te respondería con hirientes palabras provenientes de su insipiente molestia.

 

***

 

 

El agua caliente laceraba suavemente sobre su piel, afuera hacían por lo menos 30º pero no le importó, consideraba que el agua caliente le haría sentir mejor y, que el sofocante calor, le desconcentraría lo suficiente como para no pensar. Sasuke no querí pensar en nada, ni en su padre, ni en Minato y tampoco en su rota relación con Itachi. Su vida nunca sería como antes, no era buena, tampoco era tan mala y, aunque le  costara acoplarse a la idea, tenía que acostumbrarse.

Se levantó del piso de la ducha y se echó el cabello mojado hacia atrás. Llevaba más de media hora ahí sentado pretendiendo hacerse el muerto. Cerró la ducha y recordó a Naruto, sus beses suaves y desacompasado, besos que de ambas partes sabían a despecho; se apoyó en la mampara y tomó su toalla “¿En qué demonios había estado pasando?” Se preguntó aturdido, aquello había sido bastante tonto. “No estabas pensando en nada” Se dijo a sí mismo.

La cabeza le dolía bastante y ahí fue que se dio cuenta que en la vida todo tenía un precio y que nada podía ser tan bueno. A cambio unas horas de inhibición y euforia, estaba instalado en su cuerpo aquel malestar, todo ese cansancio y un insoportable dolor de cabeza. Se recostó en el lavamanos mientras pretendía lavarse los dientes. La sensación de deja vu sometió a su mente… Karin, Naruto ambos tenían el mismo apellido y ambos habían sido utilizados para lo mismo. Un infructuoso intento de acallar sus sentimientos y aplacarse a un amor más infructuoso y doloroso que el amor no correspondido.

Se enjuagó su boca y se quitó la toalla para intentar secar su cabello, ansiaba acostarse en su cama y dormir hasta la mañana siguiente. Poniéndose un albornoz abrió la puerta y entró a su habitación.

—¿Qué haces aquí? —Su voz salió pastosa y denotaba cansancio.

—¿Quería saber cómo estabas? —Dijo Itachi tendido en su cama. Sasuke se acercó con cautela, no quería hablar con nadie— Te traje esto para la resaca. —Itachi echó dos pastillas de Alka Seltser en un vaso con agua y se lo tendió.

—Gracias —Bebió el contenido en varios tragos y miró fijamente a Itachi—. Ya estoy mejor.

Itachi le miró de vuelta y sonrió, Sasuke era muy predecible. Se acomodó mejor entre los almohadones y suspiró con cierta nostalgia.

—Cuando eras pequeño siempre ibas a mi cuarta a dormir conmigo —Le dijo aun mirándolo—. Con el tiempo me acostumbré y te dejaba siempre un espacio en mi cama porque sabía que tú vendrías en cualquier momento a acostarte conmigo… Aún lo hago ¿Sabes? Siempre duermo juntó a la pared para que en la noche si estoy dormido tengas espacio donde acostarte, es algo inconsciente, sé que no iras a dormir conmigo pero aun así término haciéndolo —Itachi levantó un poco el cuello—. Me arrincono en mi propia cama para que estés cómodo. Ni yo mismo logro entenderme.

Sasuke bajó la mirada y se tomó las manos. Itachi sonrió, Sasuke siempre hacía eso cuando le daba timidez decir algo.

—No quiero seguir dependiendo emocionalmente de ti —Le dijo a bocajarro, lo más rápido y fuerte que pudo—. Te volverás a ir y quizás no vuelvas, amaras a otras personas y te olvidaras de mi —No era capaz de sostenerle la mirada—… seré un segundo plano en tu vida.

—Ven aquí —Itachi le haló del brazo para abrazarlo y acariciarle el cabello—. Tú siempre serás mi gran amor ¿Entiendes? Yo siempre voy amarte, sin importar lo que suceda —Se separó un poco y le miró a los ojos—. Eres lo más especial para mí.

Sasuke asintió y se dejó abrazar por su hermano, se sentía un poco más tranquilo, otro tanto más querido. Itachi lo amaba porque era su hermano, pero, si no lo fuera…

 

 

*

 

Despertó horas después entre la suavidad de sus sabanas. Abrió los ojos lentamente dejándose embargar por el confort que le proporcionaba el haber descansado. Ya no le dolía la cabeza, la abrupta sensación de martilleo había sido reemplazada por un dócil e incómodo murmullo, nada que no se pasara en poco tiempo. Levantó su cuerpo para buscar a su hermano, pero Itachi no estaba.

—¿Itachi? —Dijo a la nada. No sabía qué hora era, las cortinas estaban cerradas. Levantó el torso y encontró a su padre sentado en la mesa de su escritorio.

—Itachi fue al autoservicio ya vuelve.

Sasuke asintió y se dejó caer nuevamente sobre el mullido colchón.

—Me hiciste quedar en vergüenza ante mis subordinados. —Dijo Fugaku sentándose en el borde de su cama.

—Yo no hice tal cosa, usted mismo se lo ha provocado. —Le respondió con cansancio.

Fugaku inhaló fuertemente, estaba cansado de caer en los juegos de Sasuke, no se iba a poner a discutir con él. Tenía que comportarse como un adulto y ejercer su autoridad como padre.

—Dime Sasuke, ¿Por qué razón de fuiste a no sé qué fiesta cuando yo expresamente te había dicho que estabas castigado todo el fin de semana?

—No era algo justo —Alegó en su defensa—. Una persona que hace respetar la ley debería versar la justicia. Yo ya le había dicho que iba a salir, usted sólo exageró todo como siempre lo hace.

Fugaku se sobó el puente de la nariz, otra vez a lo mismo.

—Sasuke… ya hablamos de eso —Dijo frustrado, pero antes de que se repitiera la misma historia agregó:— No es sólo eso, te busqué en la casa y no te encontré, te llamé y no me contestaste. Tú ni siquiera te imaginas que se siente no saber dónde está tu hijo, si está bien, si está mal… tú no sabes sobre eso.

—No me paso nada. —Resopló.

—No te entiendo Sasuke. Soy tu padre y ni siquiera me imaginó que pasa por tu mente.

—Exacto, no me conoces. —No pudo evitar que sus palabras fueran tintadas por la amargura.

—¿Cómo conocerte si tú ya no sabes nada de ti mismo? —Acotó Fugaku luego de reflexionarlo por un momento.

—… —De cierta forma no entendía lo que quería decirle su padre, pero se sentía incapaz de refutar aquellas palabras.

—Dejaste de hacer las cosas que te gustaban. Hace seis meses que no vas al Doujo a practicar Kendo, aún cuando lo hacías para pasar tiempo con Haku, dejaste de hacerlo. Hace dos años que dejaste las lecciones de piano y canto. Haz tenido dos agravios policiales. Ya no te gusta pasar tiempo con tu hermano, ya ni me toleras… Creí que la visión cristiana de Minato te ayudaría, pero ahora te notó más perdido —Fugaku se calló por unos segundos—. Deberías intentar organizar tus ideas.

—Lo siento. —Agregó Sasuke para romper su mutismo.

—Tomate tu tiempo, pequeño. —Su padre le acarició el cabello y se levantó— Baja a comer, te hice sopa de miso.

Sasuke asintió y esperó a que su padre saliera para poder vestirse. No tenía muchas ganas de arreglarse, se recogió con una liga el cabello sin peinar, se puso ropa interior y se vistió con un viejo jersey que Itachi había dejado y que él había tomado como pijama.

Con su celular en la mano atravesó el pasillo y bajó las escaleras. Se quedó de pie en medio del comedor, su papá sostenía una conversación telefónica sospechosa, sabía que estaba mal escuchar las conversaciones de los demás, pero si lo descubrían igual podía aparentar que tan sólo iba pasando.

«Aún no se los digo, deja de presionarme… Tú no lo entiendes, Sasuke es una chica complicada —Fugaku bufó exasperado— ¡No me pongas condiciones! Son mis hijos y yo decido… …Puede que Itachi lo haga, pero que hay de… Sí, sí, pero para mí siempre será mi pequeño bebe»

—¿Con quién hablas? —Tuvo el descaro de preguntar.

Fugaku dio un suave respingo y cortó la llamada.

—Con una amiga del trabajo —Caminó hacia su hijo—. Ven, vamos a comer.

—¿Qué no puede decirme? —Se aventuró aún más. Era bastante curioso.

—Yo creo que ya te enseñe que escuchar conversaciones es de mal educados.

Sasuke frunció los labios y se sentó en uno de los bancos de la isla de la cocina.

—Su voz sonaba sospechosa, iba caminando y escuché por mera casualidad mi nombre. Si es sobre mí, creo que debería saber.

Fugaku chasqueó la lengua y sirvió sopa en un viejo tazón con dibujos desgastados de algunos de los personajes de la liga de la justicia.

—No era nada importante —Dijo posando el plato frente a él, Sasuke sonrió levemente, muy a su manera y Fugaku le correspondió—. No puedo creer que ya tengas 16 años, puedo recordar claramente cuando podía sostener tu cuerpo en mi mano.

—El tiempo pasa rápido. —Dijo más para afuera que para sí mismo.

 

 

*

 

La noche llegó presurosa y calurosa, Itachi no quería encender el aire acondicionado alegando que así no tendría sentido el verano. Sasuke suspiró, Itachi como siempre siendo Itachi, aunque sea aún las temperaturas no eran tan altas. Estiró los brazos y se levantó del sofá que compartía con su hermano, el tazón de la Liga de la justicia había hecho mella en sus recuerdos por lo que pasaron la tarde viendo algunos episodios de aquel viejo cartoon, su padre trabajaba en su estudio, últimamente pasaba mucho tiempo trabajando para por fin jubilarse, llevaba 20 años trabajando en la policía y ya era tiempo de que se retirara.

—Te toca lavar los platos. —Le recordó Itachi al verlo de pie.

Chasqueó la lengua, hacía ya tres días que la maquina lavaplatos se había descompuesto y Sasuke, una vez al día, debía de lavar la loza. Era una actividad que le desagradaba notoriamente, de cierta forma le relajaba, empleaba aquello minutos para aclarar sus pensamientos. Caminó hasta la cocina, se puso los guantes y dejó la música reproducirse.

—Si haces esa cara los platos se lavaran solos. —Susurró Itachi a sus espaldas.

—Hump… —Fue lo único que quiso responderle.

Itachi bufó suavemente y se paró a su lado.

—Tú lavas, yo seco y los acomodo, así terminaremos más rápido.

Sasuke asintió y así hicieron. Fue mucho más rápido y menos tedioso hacerlo de esa manera, pero con Itachi a su lado no se permitió el divagar entre sus pensamientos, más bien estuvo atento todo al tiempo a la letra de las canciones.

—I see trees of green, red roses too —Comenzó a balbucear Itachi, Sasuke le miró y no pudo evitar sonreir, hacía mucho que no hacía nada con Itachi— I see them bloom for me and you

—And I think to myself… what a wonderfull world… —Decidió unirse a la tonada. Itachi le sonrió de vuelta y Sasuke dejó que aquella sensación agradable que le embargaba cuando estaba con su hermano volviera.

Fue un momento agradable, le gustaba estar así con su hermano, sólo siendo Sasuke e Itachi, sin que sus problemas le influenciaran, simplemente hermanos.

El resto de la noche paso tranquila y agradable. Decidió cambiarse de ropa para dormir, no es que hubiera gran cambio, en verano utilizaba playeras largas y holgadas como pijama. Decidió desenredarse el cabello y caminó hasta la habitación de Itachi. Su hermano estaba recostado sobre la cabecera de su cama mientras leía un libro.

—Con esas gafas si pareces un genio e intelectual.

—Deberías ir al oftalmólogo por tu vista cansada. —Itachi no despegó su vista del libro.

Se sentó junto a su hermano y trató de leer sobre sobre su hombro.

—No hagas eso —Itachi empujó su cara con la palma de su mano—. Es incómodo.

—¿Qué? ¿Acaso es pornografía? —Sasuke se dejó deslizar por el respaldo hasta quedar completamente tendido sobre el colchón.

—No, no lo es —Dijo cerrando el libro y tendiéndoselo. “El beso de la mujer araña” leyó en la portada y le resultó vagamente familiar—. Lo encontré en tu cuarto, no me gusta que solo sean diálogos.

Sasuke estrechó los ojos.

—¿Por qué? ¿Ya llegaste a la mejor parte y quieres más acción?

Itachi le miró a los ojos con un gesto serio.

—Aunque no me creas me sentí incomodo al pensar que tu habías leído eso y obviamente dedujiste lo mismo.

Sasuke hizo aquel gesto malicioso que acompañaba su rostro la mayor parte del tiempo al hablar.

—¿Por qué? Crees que tu hermanito no sabe sobre sexo… gay —Rió suavemente para perturbar más a su hermano—. Itachi, tengo 16 y la internet está repleta de porno, el que lo pienses me ofende.

Itachi le miró fijo y le acarició el cabello en silencio.

—¿Este es mi lugar en tu cama? —Preguntó Sasuke con malicia.

Itachi suspiró y se acomodó en la cama.

—No trates de evitar lo inevitable, Sasuke. Tarde o temprano llegara el momento.

Como toda respuesta se abrazó al cuerpo de su hermano, a Itachi nunca se le escapaba nada. La sensación de que algo estaba roto entre ellos permanecía, pero con el pasar de los días fue creciendo en ambos otra sensación, aquella sensación que describirían como el sanar de las heridas. Quizás la grieta en su relación pronto se sellaría.

 

 

***

 

 

Seguía estando castigado y su padre se había ocupado en asegurarse de que no saliera de su casa. Lo trataba como uno de los reos de la cárcel. Dejó salir su frustración en un suspiró, era miércoles e iría a su consulta semanal con Hashirama.

El sonido chirriante del tren deteniéndose fue acompañado de una leve sacudida que desacomodo a Sasuke de su asiento, pretender ser una chica bonita tenía sus beneficios. Su padre como siempre y era de esperarse estaba muy ocupado con su trabajo e Itachi había salido con Sasori horas antes, así que su papá no tuvo otra opción de dejarle ir en metro confiando en que no abusaría de la confianza dada, tal vez si abusaría, pero sólo dependiendo de las circunstancias.

Las puertas se abrieron y como era de esperarse varias personas salieron y pocas entraron. El tren continuó su rumbo dando un fuerte jalón que esta vez no sólo movió a Sasuke, sino que lanzó a uno de los recién llegados a la persona que se sentaba a su lado.

—Lo siento mucho-ttebayo.

Sasuke conocía esa voz, giró su rostro y como había previsto observó a Naruto deshaciéndose en disculpas ante un señor mayor, un viejo, en sus propios términos.

—Naruto, creó que él ya entendió. —Le dijo para que dejara de sofocar al hombre.

Naruto lento y algo corto, giró su cuerpo y miró a Sasuke unos segundos.

—¡Sasuke! —Exclamó sonriente— Qué gusto verte.

Dejandose llevar por la euforia del chico Sasuke le correspondió con un gesto amable y un asentimiento.

—Eres el primer tío que le doy mi número y no me llama. —Naruto era el primer desconocido al que le daba su número.

—Sonará ridículo —Dijo acomodándose frente a él—, pero cada vez que quería escribirte por what’sapp me acojonaba —Rió nerviosamente y se rasco la nuca—, no sabía que decirte.

—“Hola” es una buena forma de comenzar una conversación. —Le picó. Naruto trastabilló, el tren había vuelto a parar.

—Si… —El anciano se levantó para salir del tren y presuroso, Naruto tomó el asiento— Sasuke tú y yo nos besamos —Dijo suavemente en tono cómplice—, eres muy guapa y estas buenísima, pero… —Hizo una pausa y suspiró.

—Estábamos borrachos. —Le quitó importancia al asunto. Claro que Sasuke le había dado muchas vueltas al caso y, de alguna manera, no era el parecido físico que tenía con Minato lo que le atraía de Naruto, era algo más.

Sasuke giró el rostro para verle a los ojos, como la primera vez estaban bastante cerca.

—Pero yo… tengo novia y no quiero que me mal entiendas —La voz de Naruto había bajado por lo menos una décima.

—¿Qué te hace pensar qué yo no lo hice por la misma razón que tú lo hiciste? —Se levantó, esa era su parada. El tren frenó, Sasuke se puso sus lentes de sol y con esa sonrisa tan propia de él y un movimiento de manos se despidió para salir del tren.

—¡¡Sasuke!! —«Oh no» Resonó en la cabeza del aludido, Naruto lo había seguido— Sasuke… —Naruto lo tomó del brazo y lo giró hacia él.

El cuerpo de Sasuke comenzó a hormiguear desde adentro, la mano de Naruto era caliente y de firme tacto. Se quedó quieto mirándolo fijamente tratando de adivinar que iba a suceder, estaban tan cerca que podía oler su colonia, pero lo suficientemente lejos para que no pudiera sentir el calor de su cuerpo.

Comenzaba a impacientarse y, justo cuando decidió tomar él la iniciativa, Naruto lo besó. Lenta y suavemente, sin juntar sus cuerpos más allá del agarré en su antebrazo y el incipiente roce de sus labios. Podía sentir la mirada de las demás personas sobre su cuerpo, Naruto afianzó el beso introduciendo sin previo aviso su lengua entre sus labios. Sasuke se removió un poco pero le correspondió. Cinco segundos se separó. Lentamente. Con cierto desconsuelo.

No le gustaba ser el centro de atención, no exactamente así, más bien detestaba que las personas se le quedaran viendo de esa manera, con sus ojos fijos en su cuerpo.

—Ya me tengo que ir Naruto. —Dijo deshaciéndose de su agarre, tenía muchas cosas que hablar con Hashirama y, 50 minutos no serían suficientes.

Naruto le miró a los ojos y le acarició la mejilla, no era la primera vez que lo hacía así que Sasuke dedujo que era una persona cariñosa.

—¿Sasuke podemos ser amigos? —Sasuke arqueó una ceja, aquella pregunta había sido bastante tonta, pero, acomedido por el tono inocente de Naruto decidió que gastaría algunos segundos de su tiempo en responder.

—No —Fue rotundo—, los amigos no se besan.

Y, en contra de todo pronóstico, Naruto le sonrió.

 

 

***

 

—¿Qué haces aquí Sasuke? Hoy es martes. —Hashirama le miró dudoso manteniendo la sospechosa caja en sus manos. AL parecer, estaba vaciando la consulta. Sasuke frunció el ceño.

—Hoy es miércoles —Miró el espacioso lugar y luego posó nuevamente su mirada acechante sobre el hombre—. ¿Pensabas irte sin decirme nada?

—No exactamente, tenía pensado hoy a tu casa. —Hashirama soltó la caja que sostenía en sus manos y con un gesto de manos le indicó que se sentara en el diván.

—¿Para dónde vas? —Soltó un tanto más tranquilo.

—Iré a Inglaterra con tu abuelo. —Le dijo con una sonrisa tonta en el rostro.

Sasuke frunció el ceño confuso.

—¿Cuándo vuelves?

Hashirama sonrió condescendiente.

—Sabes que nuestra relación va en contra de mi ética profesional y que hace mucho debí dejar de ser tu psicólogo, ¿cierto?

Sasuke asintió.

—¿Cuándo vuelves? —Repitió nuevamente con la mirada fija en un punto inconcluso de la pared, él ya sabía la respuesta. Su abuelo Madara era inversionista de una fábrica de muebles de madera y había sido seleccionado como el más apto para encargarse de la sucursal europea.

—Me voy a quedar con Madara.

En ese momento, tras esas palabras, todo lo que tenía que decir se borró de su mente. Se levantó del diván e hizo una reverencia.

—Nos vemos en la noche —Giró sobre sus pies—, dile al abuelo que llevé pie. —Concluyó antes de salir de ahí.

Se sentía abandonado, un objeto sin importancia, todos seguían con sus vidas sin tenerlo en cuenta, como si simplemente no fuera nada. Primero su padre, luego Itachi, después Minato y ahora Hashirama. Corrió por el hall ignorando a Kimimaro que le saludó a lo lejos. Sentía su cuerpo vacío, como si sus sentimientos negativos se comiesen todo lo que tenía por dentro haciéndole perder su valía. Llegó al pisó inferior y se detuvo, comenzaba a sentir su respiración bloquearse y el aire escasear en sus pulmones.

—¿Sasuke? —Escuchó una voz muy conocida llamándole, pero se mantuvo con la cabeza baja intentando insistentemente recobrar el aliento— Levanta la cabeza, si no lo haces sólo conseguirás desesperarte.

Sasuke negó suavemente y posó sus manos sobre sus rodillas maldiciendo sus pulmones insuficientes. Minato lo tomó del rostro y, posando una mano en su espalda, trató de enderezar su postura. Sasuke siguió respirando agitadamente, pero ya no sentía aquella angustiante presión en sus pulmones cada vez que trataba de inhalar.

—¿Qué te sucedió? —Le preguntó suavemente esperando que regulara su respiración.

—Estaba corriendo —Hizo una pausa para dejar escapar un tenue jadeo—, y como ya sabes mis pulmones son estúpidos.

—No deberías decir eso.

—¿Acaso tú vas a prohibírmelo? —Le respondió cortante.

—Sasuke —Siseó como quien regaña a un hijo. Y por supuesto, Sasuke al notar esto dio media vuelta enojado y se alejó de Minato— ¡Sasuke! —Le llamó pero el muchacho siguió caminado como si nada.

—No necesito esto. —Exclamó al sentir a Minato tras sí.

—¿Qué sucede contigo? —Dijo exasperado, tomándolo del hombro y conduciéndolo de nuevo al edificio.

—Dímelo tú. —Respondió sacudiéndose del agarre.

Minato le quedo mirando como quien busca una respuesta pero a los pocos segundos suspiró resignado. Sasuke era un libro con su contenido asegurado bajo llave, dentro de una caja fuerte en el núcleo de la tierra.

—Ven —Le tomó de la mano pero al instante le soltó para tomarle la muñeca—. Vamos por un helado.

—No tengo cinco años, Minato —Dijo con voz dura tentando lo cruel—. No puedes contentarme con un helado.

Minato calló y le sostuvo la puerta para que pasara. Una vez en el estacionamiento podrían hablar con tranquilidad. Lástima que Sasuke no pensaba lo mismo, una vez solos en el ascensor siguió escupiendo veneno con sus palabras.

—Ya no dices nada, cariño —Le sonrió de forma sarcástica y fingió una mirada inocente—. ¿Tu esposa te comió la lengua?

—Podrías dejar de mencionar a Kushina. —Minato levantó la voz la actitud de Sasuke le exasperaba.

—¡No quería saber su nombre! —Le volvió en el mismo tono.

—De todas maneras, esto es entre tú y yo.

—Lo siento mi amor —Sasuke puso su dedo índice en su pecho—, esto es asunto de tres. Entre tu esposa, su puta y yo.

Minato ya no soportó más tanta insolencia, moviendo su cuerpo arrinconó a Sasuke en la pared del ascensor. Aunque, para bien o para mal, las puertas se abrieron para darles paso a su destino.

—No sé cómo lo haces, Sasuke —Minato dejó salir un suspiro y comenzó a caminar en círculos tratando de calmarse—. Me haces perder la paciencia, pequeño.

—El sentimiento es mutuo. —Se encaminó así el auto aunque una vez frente a él se detuvo recordando la última vez que había estado en ese lugar junto con Minato.

—¿Qué sucede? Ya quité el seguro. —Le dijo Minato desde el interior.

Sasuke abrió la puerta y se sentó sin abrocharse el cinturón. Bajó la mirada e inconscientemente apretó sus muslos con sus manos.

—¿Este es el final? —No pudo evitar que su voz sonara débil. Sonrió a su pesar, creyó que él y Minato siempre se amarían y quizás algún día Minato dejaría a su esposa para así poder estar juntos sin aquel peso en sus hombros, pero no. Estaba siendo un niñito iluso al pensar eso.

—¿A qué te refieres?

—¿Vas a terminar conmigo no es así? —Sasuke levantó la mirada, había conseguido guardarse gran parte de sus emociones.

—¿Eso es lo que quieres que haga? —Respondió Minato con una pregunta nuevamente, con la vista fija en el parabrisas y las llaves danzando en su mano.

—¿Qué quieres que te diga? Llevas casi tres semanas evitándome.

—¿Eso es lo que piensas? —Sasuke frunció el ceño con enojo, ¿Ese hombre era estúpido o sólo sabía hacer preguntas.

—Eso es lo que me has demostrado con tu indiferencia. —Sasuke calló, había imaginado ese momento ciento de veces, y cada una de ellas, la discusión era bastante violenta.

Minato dejó salir una carcajada cargada de ira.

—Después de todo lo que me dijiste, creí que lo menos que querías era estar conmigo.

—No hiciste nada, me dejaste sólo.

—¿Pero que querías que hiciera, eh? Te pusiste como loco y te fuiste.

—Un lo siento estaría bien. —Respondió con obviedad.

—Tú no te conformarías sólo con eso.

—No hiciste nada —Le reprochó nuevamente—. Yo no te importo ni un carajo. Esto —Señaló a ambos— es sólo una farsa, sólo querías sexo porque a tu perfecta esposa ya no se le moja.

Minato bufó y golpeó el volante, no le gustaba que Sasuke hablara de Kushina.

—Tú no sabes lo que dices.

—Tú nunca me das respuestas.

—¿Quieres la verdad Sasuke? —Minato no le dejó responder— La verdad es que tenía miedo, creía que no querías saber nada de mí, que ya te habías hartado de alguien como yo y prefería que no tuvieras la oportunidad de decírmelo en mi cara.

Sasuke se quedó en silencio meditando aquellas palabras.

—¿Y el jueves? ¿Por qué no quisiste hablar conmigo?

—Creía que querías terminar conmigo. —Respondió rápidamente.

Ambos guardaron silencio, todo aquello resultaba estúpido. Sasuke pasó sus manos por su cara llevándose los cabellos que enarcaban su rostro hacia atrás, había pasado por tanto, sólo por algo como eso, por un tonto mal entendido.

—Sasuke, eres muy joven aún. Un niño —Minato volteó a mirarle a los ojos por primera vez desde que subieron al auto—, no deberías desperdiciar tu tiempo con alguien como yo…

—No soy un niño —Le interrumpió, Sasuke conocía de sobra ese discurso, Minato se lo había recitado con aquel mismo tono culpable unas diez veces—, tú más que nadie lo sabes. —Continuó coqueto, mientras con dificultad se sentaba en el regazo de Minato manteniendo sus piernas en una posición extraña e incómoda.

Sasuke no conocía otra forma de intimar con alguien, sólo a través del sexo.

—¿Qué haces? —Hizo la pregunta más tonta que podía hacer.

—Ya sabes —Utilizó aquel tono grave y sexy mientras le comenzaba a desabrochar los botones de la camisa—, cuando dos personas que se quieren mucho, mucho se pelean y luego se reconcilian —Sasuke se detuvo para mirarle al rostro—, ellos… ya sabes.

—Tienen sexo —Culminó Minato corriendo el asiento hacia atrás para acomodar mejor las piernas desnudas de Sasuke—. No puedo creer que te de timidez ahora, sabiendo que tú te la pasas hablando de sexo.

Sasuke desvió la mirada y continuó con su tarea.

—Tu pene está muy cerca del mío. —Se excusó. Minato le sonrió y le atrajo más a él.

—¿Lo has hecho con tu esposa en el auto?

Minato bufó y se removió un poco. Aún así, Sasuke le miró a los ojos, sabía que de esa manera le obligaría a responderle.

—No en este auto. —Respondió con un gesto parco.

—¿Oh, se te quitaron las ganas?

—¿Tu qué crees?

Sasuke desabotonó el pantalón de Minato y con sus manos comenzó a acariciar su miembro. Se levantó un poco con sus rodillas y estrechó su pecho contra el de Minato dejando que el caliente vaho de sus exhalaciones arremetiera contra su rostro.

—¿Esto ayuda? —Preguntó muy cerca de sus labios, tentándolo a que lo besasen. Podía sentir el corazón de Minato latir imperioso contra su pecho, su respiración húmeda y su miembro caliente, a Sasuke encantaba sentir aquel calor entre sus manos.

No paso mucho tiempo cundo sintió los labios de Minato sobre los suyos, atrapándolos para succionarlos suavemente, porque aquel hombre era una persona paciente y le gustaba llevar las cosas con calma. Sasuke sabiéndose impaciente y más presuroso, sacó su lengua para delinearle los labios, lamiéndolos lentamente para luego adentrar aquel musculo a su boca, húmedo y candente, como el miembro que masajeaba con sus manos. Sacó una de sus manos y con sus dedos suavemente acarició su pecho, tanteando suavemente sus pezones.

Minato bajó el rostro y cerró los ojos. Sasuke dejaba suaves besitos húmedos por todo su cuerpo, succionando cada tanto su piel y construyendo caminos con su lengua. Afianzó sus manos sobre los muslos de Sasuke, cerca, muy cerca de su entrepierna; levantó un poco la falda y sonrió al ver aquellas braguitas negras, acarició cerca de la pelvis y sintió a Sasuke respingar sobre su cuerpo, era sensible en aquel lugar. Tomó su rostro entre sus manos y, acariciando su mejilla, le besó los labios, está vez más cadente, moviendo a Sasuke en su cadera porque la mano dentro de sus pantalones había dejado de moverse.

Sus cuerpos comenzaban a humedecerse con el sudor. Sasuke por iniciativa propia, movía sus caderas contra el pelvis de Minato, dejando que su entrepierna fuera acariciada por el vientre de éste. Sus labios se movían presurosos, las manos grades y expertas habían migrado para masajear su trasero, incitándolo al separar sus langas y rozar sobre la tela cerca de aquel lugar que solo ese hombre había profanado.

Guió la mano de Minato hacia su miembro y suspiró, separando sus labios, besó dócilmente su oreja y le susurró.

—Tócame. —Sólo, tan sólo en esas palabras y en cuestión de segundos ya estaba gimiendo descohibidamente al son de aquella mano que rodeaba su pene.

Bajó el cierre del pantalón de Minato, tenía el pulso acelerado y comenzaba a costarle respirar rítmicamente. Posó una de sus manos en la ventanilla y con la otra rodeó el cuello de Minato para seguir friccionado sus caderas. Dejó que sus labios se unieran nuevamente. Más rápido. Más salvaje. Sasuke se separó nuevamente de sus labios, quería decirle a Minato que le apretara, que moviera su mano con fuerza, pero en cambio dejó reposar su miembro sobre su hombro. Sabía que Minato no lo haría y que seguiría acariciando y masajeando suavemente su pene.

Cerró su mano sobre el cristal dejándola semiempuñada a la vez que cerraba los ojos. Es curiosa esa extraña sensación punzante que se originaba en tu nuca cuando alguien te estaba mirando, como si un sexto sentido se activase para ponerte alerta. Miró su mano sobre la ventanilla y la bajó lentamente dejando su mirada fija en esos ojos que le miraban decepcionados, heridos. Fue como si la sangre de repente se le fuera enfriado. Sus movimientos cesaron y antes de que Minato pudiera decirle algo, susurró imitando aquella voz sexy que hacía cuando estaba excitado:

—Sigamos en tu apartamento. —Pero, Sasuke no bajó del regazo de Minato, porque, por alguna razón no podía quitar su mirada de Naruto, quien estaba parado a unos diez metros, estáticos con el celular furiosamente apretado en su mano.

Los ojos de Naruto se desviaron del cuerpo de Sasuke para posarse en el perfil de Minato. Pero, Sasuke siguió mirándolo, no a los ojos, ni al rostro, simplemente se quedó mirando a Naruto, diciéndose que quizás Naruto no había bajado del tren para seguirlo, que tal vez esa también era su parada y que, al parecer, tenían el mismo destino.

Notas finales:

El procimo capitulo sera así bien pinche dramatico.

Entontre mi cuaderno de escritos, y resulto que no era el actual sino el primero que hice y fue donde planee la historia... Cuando pense esta historia Naruto y Sasu eran amigos, aunque este no sabia que era hombre y de una manera mas o menos similar se da cuenta que su amigo se lia con su papà.

Si tienen ideas o les gustaria algo puden decirmelo, por lo general las cosas se me ocurren mientras escribo.


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